Disclaimer: Naminé y Axel no son de mi propiedad, al igual que los personajes de la O. XIII sino de SquareEnix&Disney. La idea del Drabbe si es mia.
Comentarios: Adoro esta pareja desde hace un tiempo y no pude resistirme a no escribir sobre ella, así que, aquí está mi primer drabbe. Lo más seguro es que continue haciendo drabbes de ellos, ya que esto será un conjunto de drabbes sobre ellos y quizás añada algunos miembros de la O. XIII. Espero que os guste.
Title: Strange
Pairing: Naminé/Axel
Summary: —Demasiado extraño, Axel —susurró mientras una sonrisa suracaba su rostro al observar el dibujo.
I: Strange
Naminé/Axel
Sus manos se detuvieron sobre el papel vacío. Siempre había sido capaz de plasmas sus sentimientos en las blanquecinas hojas de papel que había en su cuaderno de dibujo, pero esta vez era especial, no sabía que era y que no era lo que debía dibujar. No sabía que era lo correcto y que no.
Arrugó su nariz mientras levantaba su mirada del cuaderno para posarla en las paredes blancas de la habitación. Su mano alzó el vuelo sin que ella llegase a pensarlo siquiera y la dejó delante de sus ojos, comparándola con la pared. Su piel era tan pálida que podía llegarse a camuflar perfectamente.
Cerró sus azulados ojos mientras dejaba que un conocido calor recorriera su cuerpo.
Axel estaba ahí y lo sabía.
—¿Que sucede, pequeña? — preguntó el pelirrojo mientras observaba a Naminé.
Ella estaba sentada en el suelo, dándole la espalda al muchacho. Era el único a quien le confiaba las cosas y a la vez, el único que lograba volver locas sus emociones. Axel se acercó con paso lento pero decidido, hasta quedar justamente detrás de la rubia, sus ojos descendieron para posarse en la cabeza de Naminé, quien no se había movido prácticamente y seguía con la vista fija en la pared.
—Pensaba—respondió ella simplemente.
—¿En que exactamente? —inquirió él mientras la seguía observando, una pregunta inundó su mente.
—En todo —contestó—. Un poco en eso, un poco en lo otro…
Axel se agachó para quedar al nivel de la muchacha. Desde hacía algún tiempo Naminé le inspiraba algo más que confianza, pero no sabía exactamente que era. Era una sensación agradable, una sensación de plenitud y de sentirse completo, pero la razón le era desconocida. Esa sensación se veía incrementada cuando estaba cerca de la muchacha y se veía obligado a sentirla a su alrededor.
Naminé desvió la mirada y la posó en los verdes ojos de su acompañante. Una dulce sonrisa se posó en sus labios.
—¿Tenía algo que ver yo en esos pensamientos? —se atrevió a preguntar el numero VIII de la organización.
—No lo se… —contestó no muy segura.
Axel sonrió mientras alargaba sus manos para coger el cuaderno de Naminé y uno de sus lápices de colores. No era el mejor dibujante del mundo, estaba claro que no le llegaba al nivel a la muchacha, pero algo sabía defenderse. Sus manos se movieron por encima de la hoja en blanco mientras dejaba que su imaginación hiciera el resto.
Le tendió la libreta a Naminé al terminar.
—Eres extraña —le dijo mientras se levantaba y colocaba la palma de su mano sobre la cabeza de la rubia.
Una leve mirada y salió con rapidez de la habitación.
Naminé suspiró con frustración mientras miraba su cuaderno. Axel había dibujado un corazón con una forma muy extraña, bastante peculiar.
Lo veía cada día, y día a día esa sensación de calor inundaba la estancia si él estaba presente, sin que ella supiera exactamente a que era debido eso. Acarició las hojas de su cuaderno y cogió el lápiz para escribir en él. Miles de formas sin sentido vagaron por su mente, y empezó a garabatear alrededor del extraño corazón que le había dibujado Axel.
—Demasiado extraño, Axel —susurró mientras una sonrisa surcaba su rostro al observar el dibujo.
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