Misaki estaba enojado con Usagi-san. No, no enojado, FURIOSO. ¿¡Por qué el hombre no hacía nada más que volverlo loco!?
Durante todo el día no había hecho otra cosa más que estarle encima: a la mañana, después del desayuno, había comenzado a manosearlo y a propasarse como siempre. Luego lo obligó a que lo dejase llevarlo hasta la universidad, donde, justo durante la clase de Oni no Kamijô, comenzó a mandarle una interminable cantidad de mensajes de texto. El profesor, por supuesto, notó que Misaki los leía a escondidas y le arrebató su móvil a forma de castigo (aunque por alguna extraña razón Kamijô se lo devolvió al terminar la clase y para colmo estaba todo sonrojado). A la hora de la salida, Usami apareció frente a las puertas de Mitsuhashi, sin hacer el más mínimo esfuerzo de pasar desapercibido con su auto deportivo rojo. Finalmente, en el momento en que llegaron a su hogar continuó lo que había comenzado a la mañana, y cuando ya Misaki había admitido derrota y se había dejado dominar por su amante, el teléfono sonó y yéndose, lo dejó con ganas.
Takahashi Misaki, 20 años de edad, estudiante de economías en la Universidad Mitsuhashi, no iba a tolerar más eso.
– Ah, perdóname Misaki, era de parte de la editorial... –entró el hombre en la habitación tranquilamente, no esperando que el joven lo agarrase de la camisa desabotonada y lo tirase sobre la cama – ¿¡Misaki!?
– ¡¡Ya me tienes harto!! –le gritó al mismo tiempo que se sentaba sobre el abdomen inferior de su amante –. Todos los días, todos los días es lo mismo –se sacó de una el chaleco y la camisa y los arrojó con furia al piso –. Me levanto todas las mañanas con la mejor voluntad a hacer el desayuno y realizar otras tareas, ¡pero no! Usagi-san tiene que empezar a tocarme –obligó al hombre a sacarse la camisa, quien lo miró sin entender lo que sucedía –. Después, ¡¡sabes muy bien que ODIO que aparezcas frente a la universidad con tu auto deportivo!! Aún así, el señor tiene que seguir haciéndolo ¡porque es un caprichoso! –se desabotonó los pantalones y se los sacó –. Y por último, cuando llegamos a casa empiezas a hacerme esto –señaló el bulto que se le notaba detrás de sus boxers –, ¡para interrumpirnos en el mejor momento cuando empieza a sonar el teléfono!
– Misaki, tranquilízate –Usami acarició el rostro del joven con una de sus manos –. No sabía que dejarte te ponía ansioso… pero ahora que lo sé –lo empujó gentilmente de costado para poder girarlo y ahora quedar él sobre el universitario, que lo seguía mirando enojado – no volverá a ocurrir, ¿está bien?
– Sí, está bien –se cruzó de brazos y aún con el seño fruncido miró para otro lado, hasta que empezó a notar cómo las grandes manos de su amante acariciaban sus piernas –. ¿U-Usagi-san?
– Nnn, sabes, ¿Misaki? –dejó de acariciarlo para inclinarse hacia delante y susurrarle al cuello –. Verte enojado, apurado y necesitado me enloquece –juguetonamente lo lamió.
Takahashi Misaki, 20 años de edad, estudiante de economías en la Universidad Mitsuhashi, cabó su propia tumba al dejarse llevar por su rabia.
* * * * *
– Bienvenido a casa, Hiro-san… ¿Sucede algo? –le tuvo que preguntar al ver su cara pensativa.
– No es nada, es sólo que… Descubrí que Akihiko tiene… –miró a su amante y levantando una ceja continuó – un extraño y repugnante fetiche por los Takahashi…