Aquí viene la tercera viñeta! Siento la tardanza pero he pasado un largo periodo de exámenes y trabajos (y aún no acabé). Esta vez no está centrada en Dumbledore, de hecho creo que ni lo menciono (qué raro xp) Los protagonistas son los gemelos Prewett, Dorcas Meadows y Benjy Fenwik (junto con Marlene son mi grupo predilecto de la primera Orden). Hay un poco de acción y es más larga que las otras viñetas, y un poco extraña pero fue lo que me surgirió el titulo "Vidas furtivas" (uno de los retos de la tabla de cine y literatura que estoy escribiendo). Ojalá os guste!


0.o THE RISING o.0

3. Vidas furtivas

(Gacela)

—Eh, Gacela.

Dorcas alzó una ceja, o eso supuso Fabian porque no podía verle la cara. Sólo su figura negra y diminuta, apoyada contra la pared del edificio grisáceo que rondaban. Llevaba una larga túnica negra, con capucha, y el emblema de la Orden, un Fénix dorado, estampado en el pecho.

Como era habitual, habían tomado la precaución de desilusionarse antes de partir hacia su misión. De ese modo, sus rostros eran irreconocibles, sólo oscuridad que se fusionaba con el fondo de sus capuchas.

Todo era una estratagema para salvaguardar su identidad. Si ya era peligroso manifestarse abiertamente contra el poder que estaba surgiendo, pelearlo en secreto, al margen de la justicia mágica (y con más éxito, cabe añadir) lo era aún más.

Si los mortífagos conocían la identidad de los miembros de la Orden, los cazarían uno a uno. En sus casas, a la salida del trabajo o dando un paseo con sus familias, y ni los hechizos de protección más sofisticados ni la ¡alerta permanente! de Moody podrían mantenerles a salvo por mucho tiempo.

A Dorcas Meadows no le gustaba demasiado eso de "esconderse". Entre las muchas cosas que despreciaba de los mortífagos, estaba el que ocultaran sus rostros tras un antifaz plateado. Por el día, cívicos y poderosos ciudadanos del mundo mágico, por la noche asesinos. Nunca se quitaban la máscara, incluso aunque a veces ésta no se pudiera ver.

No es que a Fabian Prewett le divirtiera desilusionarse –la sensación fría resbalándole por la nuca tardaba horas en borrársele de la piel –pero sentía que ser encapuchados invisibles tenía su atractivo. Le hacía sentir como si fuera una especie de superhéroe al margen de la Ley.

—No me llames así, idiota —siseó la joven mujer.

Fabian se aguantó una risilla. Había decidido que ya que sus identidades debían mantenerse en secreto, podrían llamarse entre ellos por nombres en clave. Como nunca fue cosa de Prewetts eso de romperse la cabeza poniendo sobrenombres, Gideon y él llegaron a la conclusión de que lo más efectivo sería llamar a cada uno por la forma que adoptara su Patronus. Así ellos eran Tigre (Gideon) y León (Fabian). El único miembro de la Orden que no tenía Patronus era Hagrid (en teoría no podía usar la magia) así que decidieron llamarle simplemente "Big".

—¿Sabes qué es lo que más me gusta de ti? —Fabian echó una rápida ojeada al perímetro para asegurarse de que los mortífagos que probablemente se reunirían en el cementerio que había tras la Iglesia que estaban vigilando, aún no habían hecho acto de presencia —Que siempre tienes una palabra amable, Gacela.

Dorcas ni siquiera se movió. Estaba alerta, con la varita fuertemente sujeta en la mano y el rostro encapuchado vuelto hacia el cementerio.

—¿Y tú sabes qué es lo que más me gusta de ti? —le replicó, sin molestarse en mirarle —Nada.

Gideon, que había estado observando a la pareja junto con un inquieto Benjy Fenwick, decidió que era hora de intervenir. De lo contrario, su hermano y Dorcas podrían enzarzarse en una discusión que duraría horas y que alertaría a los mortífagos de su presencia a varios kilómetros de distancia.

—Gacela, no le vueles la cabeza a mi hermano o Molly se disgustará. Hay gente en nuestra familia que aún le quiere —dijo.

Fabian hizo una mueca irónica que nadie pudo ver pero Gideon se la supuso a la perfección. Dorcas Meadows, por su parte, emitió una especie de gruñido bajo como toda respuesta. Seguía vigilando fijamente el cementerio, oculta por la fachada de la Iglesia.

Fabian miró su reloj de muñeca, irritado. Llevaban más de una allí y si no podía mortificar un poco a Meadows, la misión se planteaba aburrida.

—¿Cuándo demonios piensan venir esos cabrones? —farfulló por lo bajini —¿Estáis seguros de que era aquí?

—Sí. Sé que es aburrido esperar pero ya conoces las órdenes —intervino Benjy. Estaba agachado junto a un pozo de piedra, a un par de metros de la Iglesia. Se movía tan poco que si uno no se fijaba con atención, en la oscuridad de la noche pasaba desapercibido.

Justo cuando Fabian iba a quejarse por enésima vez, escucharon, o más bien, sintieron algo. Como una vibración en el aire, una onda expansiva llegando hasta ellos desde la lejanía. Todos se tensaron en el acto, preparados para atacar, pero en lugar de hacerlo, se asomaron lentamente desde sus escondites.

De pronto lo sintieron, esa pequeña sacudida de miedo y excitación en el pecho. Los mortífagos habían llegado. Había tres cuando miraron, pero luego dos sombras negras se materializaron junto a ellos con un suave "plop". Parecían cinco figuras de muerte dispuestas a llevar a cabo un acto macabro en aquel suelo sagrado.

Benjy Fenwick, les hizo un gesto con la mano y todos empezaron a moverse sigilosamente, para acercarse hasta los mortífagos sin ser vistos. Sus órdenes eran claras: si los mortífagos les superaban en número, debían limitarse a espiarles y recoger información. En caso contrario atacarían y capturarían a cuántos pudieran.

Todo salió mal desde el principio. Los mortífagos les vieron antes de que les tuvieran en un buen ángulo de tiro, echando por tierra sus pretensiones de espiarles o atacarles por sorpresa.

Al comprender que eran superiores en número, iniciaron el ataque y de pronto la quietud de la iglesia en ruinas se tornó en caos, explosiones y ráfagas de colores rompiendo el negro del cielo nocturno.

Hirieron a Benjy en el segundo intercambio de hechizos. No lograron darle, pero un Bombarda impactó contra el campanario de la Iglesia y de pronto un montón de piedras se le vinieron encima.

—¡Aresto Momentum! —bramó Gideon. Logró frenar la caída de los proyectiles pétreos pero aún así una enorme piedra derribó a Benjy, dejándole atrapado bajo su peso. Gideon quiso llegar a él, sin embargo un mortífago que no cejaba en su intento de separarle la cabeza del cuello se lo impidió. Fabian y Dorcas mantenían a raya a otros tres magos oscuros entre los dos, pero un quinto brujo consiguió llegar hasta el caído. Le retiró la capucha del rostro de un tirón y masculló algo entre dientes al descubrir su rostro invisible. La cabeza de Benjy era traslucida, de modo que el mortífago podía ver a través de ella como si fuera un cristal. Era imposible reconocerle.

Le soltó con rabia y le apuntó con la varita, dispuesto a descargar sobre él una maldición imperdonable. Su señor les había castigado recientemente después de que la semana anterior ese grupo de misteriosos encapuchados hubiera frustrado el asesinato del Jefe del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, luego de que éste hubiera negado a unírseles. No sabían quiénes eran y al Lord Tenebroso no le gustaba enfrentarse a un enemigo invisible.

—¿Quién eres? —gruñó y su voz sonó con un tinte metálico, filtrándose a través de las rendijas de la máscara. Benjy le miró, anticipando lo que sucedería si no respondía. Aunque se encontraba consciente gracias al penetrante dolor que le atravesaba la pierna aplastada por la piedra, en la caída había perdido su varita y no lograba encontrarla. Tampoco se atrevía a palpar el suelo en su busca bajo los atentos ojos oscuros del mortífago: la única parte de su rostro que podía ver. No obstante, se mantuvo en un obstinado silencio.

—¡Habla, miserable! —le exigió el mortífago, ignorando el rayo azul que pasó peligrosamente cerca de su cabeza. Tenía la sensación de que conocía a ese capullo invisible y no pensaba parar hasta que averiguara su identidad, así que le aplicó un poderoso Cruciatus.

Benjy comenzó a retorcerse, en medio de gemidos atragantados y toses roncas de puro dolor. Sus brazos se agitaban en el aire como los de insecto puesto del revés.

—¿Quién eres? —repitió el enmascarado, aumentando la intensidad de su maldición.

—¡Relaskio! —gritó una voz. De pronto un luminoso rayo naranja atravesó el aire, veloz como una flecha, y golpeó al mortífago que le torturaba, arrojándole contra la fachada de la iglesia como si fuera un muñeco de trapo.

Dorcas Meadows apareció de pronto en el ángulo de visión de Benjy y apartó la ropa que le aprisionaba con un Carpe Retractum. Después corrió hasta el mortífago que se levantaba trabajosamente del suelo y lo petrificó antes de que pudiera siquiera erguirse.

—Si tanto te interesa saberlo, puedes llamarle Lagarto —dijo, señalando a Benjy con una leve inclinación de cabeza.

Benjy se dio cuenta de pronto de que los sonidos de la batalla se habían apagado. Dos mortífagos yacían inconscientes o amordazados en el suelo, los otros dos habían logrado huir. Los gemelos Prewett se acercaron hasta ellos, uno de ellos cojeando. Aunque sus rostros eran invisibles, Benjy estaba seguro de que sonreían. Una buena pelea con mortífagos era su idea de diversión.

—Creí que dijiste que lo de los nombres en clave era una tontería—se burló Fabian.

—Cállate, León.

Los gemelos y Benjy hubieran jurado que Dorcas Meadows sonrió en ese momento, pero Gacela siempre lo negaría.


Me pareció lógico que los miembros de la Orden del Fenix protegieran su identidad. Si los mortífagos supieran quiénes eran, irían a por ellos sin piedad, o al menos eso pienso, teniendo en cuenta que se dedicaron a ponerles las cosas más difíciles que el propio ministerio y que eran la primera versión del ejercito de Dumbledore y Voldemort odiaba a nuestro director preferido. Como llevar máscaras era demasiado oscuro y más propio de los mortífagos y en la Orden del Fénix Moody desilusiona a Harry, pensé que podría ser buena idea que usaran ese encantamiento para ocultarse. Lo de los nombres en clave vino sólo, más con lo payasos que son Fabian y Gideon en mi imaginación :P

Mi idea es ir presentando o tocando un poco a todos los personajes de la Orden. Creo que la próxima viñeta será sobre Moody, el amo (me encanta ese hombre).

Muchisimas gracias a todas por leerme :) Mil gracias a Maria, que como firma en anónimo, no pude contestarle personalmente. Y como imagino que la mayoría estaréis de exámenes, ¡muchísima suerte y ánimo!

Con cariño, Dry.