Dedicado a Pik B. Baccara

Bitácora de una Obsesión.

N°2

"Petite Morte"

Alguna vez había escuchado decir que en la cúspide del placer la mente se tornaba blanca. Era como si en el preciso instante en el que el gemido mudo era soltado, el alma se escapara por la garganta y subiera al limbo, disfrutando del efímero goce que causaba la liberación del pensamiento.

Astoria recordaba eso mientras se miraba en el espejo. El babydoll acentuaba su naturaleza femenina, haciendo juego con sus labios rosa y las sábanas que Narcissa Malfoy había dispuesto para la ocasión.

Su pequeña mano pálida se detuvo sobre su cadera, acariciando las formas del encaje de su pantaleta. Y luego abarcó su bajo vientre, sintiendo el cosquilleo que antecede el saber que se está haciendo algo prohibido. Aunque nunca nadie le haya dicho que tocarse estuviera mal.

- Usa tu dedo índice- escuchó que decía la voz de su suegra.

Astoria se volteó y puedo ver a Narcissa entrando en la habitación.

- ¿De- de qué habla?- preguntó avergonzada, dejando caer sus manos a un lado de su cuerpo como si estuvieran malditas.

- Hablo de lo que debes hacer para lograr el mayor de los orgasmos- contestó la mujer caminando hacia su nuera y deteniéndose a su lado-. Si hay algo que siempre dejará a tu hombre feliz es enseñarle a darte placer, y para ello debes saber darte placer a ti misma- explicó-. Hazme caso-.

Con la elegancia propia de su carácter, Narcissa se movió tras Astoria y acercó su boca al oído de la muchacha. Sabía que en sus manos estaba una vez más la alegría de su hijo, y tal como muchas veces antes, ella no le iba a fallar.

- Entromete tu dedo en tu centro, y busca ahí el botón que significará una corriente eléctrica- susurró.

Sin negarse, Astoria movió su mano por su vello púbico hasta llegar al lugar indicado. Mirando su reflejo en el espejo hizo caso a las instrucciones, temblando con el primer roce de su piel.

- Sólo de ti depende ser una buena amante. Y ser buena no consiste sólo en darle el mayor placer al hombre… si no en sentir tú misma como mueres y revives cada vez que comparten el lecho-.

Astoria asintió y movió su dedo con lentitud. La sangre fluía rápidamente hacia sus mejillas, acompañando su acción con una respiración acelerada y el temblor inicial de sus piernas.

- Si puedes llegar al orgasmo cada vez que te acuestes con él, entonces serás la esposa perfecta- susurró alejándose unos pasos mientras veía como Astoria mordía sus labios mientras su mano indagaba qué era llegar al climax-. Eso nunca lo olvides-.

~*~*~

- Deja tu dedo aquí-.

Ordenaba Astoria a Draco acomodándose sobre él. Sin miramientos guió la mano de su esposo hacia su clítoris y acomodó su dedo pulgar sobre él.

- ¿Te gusta así?- le preguntó Draco acariciando esa zona en círculos, sorprendido por el desenvolvimiento de su esposa en la Noche de Bodas. Hasta donde él sabía ella jamás había intentado algo así con él.

- Así mismo…- gimió Astoria acercando su entrada al miembro de su esposo que se alzaba firme hacia el cielo-… y no te detengas, mon amour, que sólo tú sabes llevarme a sentir la petite morte-.

Le confesó, cerrando los ojos y disfrutando del intenso placer de saberse excitar por un hombre.

&

Segundo drabble de esta historia.

La obsesión por sentir la muerte en el placer absoluto.

Ya veremos qué otra perversidad se me ocurre, mientas tanto… feliz recibo ideas de su parte.

Nos leemos en Nunca Jamás.

Ember