Disclaimer: Twilight ni sus personajes me pertenecen :(

Ok, esta fue una repentina idea que me llegó a la cabeza luego de ver la película 'Una novia para dos' (está basado en esa idea) y simplemente tuve que escribirla. No estoy segura de seguirla, si les gusta la idea, lo haré ^^ aunque tal vez me tarde un poco por Amores Eternos. Espero que les guste! ^^

Capítulo 1: Rutina laboral.

Me desperté con el molesto ruido de mi móvil sonando. Miré a mi alrededor y noté que una chica se encontraba durmiendo en mi cama. Reí silenciosamente. No me acordaba nada de la noche pasada, como siempre ocurría.
Sería gracioso sacarla de aquí. Siempre lo era.

Me senté en la cama y busqué mi teléfono en la mesa de noche. Ví el ID de la llamada y noté que era el molesto de Mike de nuevo. Dios mío, con cuántas mujeres más me pediría acabar? Atendí la llamada, quería acabar con esto de una vez.


—Qué quieres Mike? no me digas que me vas a pedir hacerlo de nuevo. Quién es ahora? —pregunté, exasperado.

Ya sé que terminé con Jessica y Ángela, pero esta vale la pena. Ya verás. Se llama Lauren y está buenísima. Estás? Te pago el doble amigo.

Rodé los ojos.

—El doble? Vale.

Gracias Ed!— chilló Mike como una pequeña niña. Aunque eso es lo que era.

—Y una cosa Mike, no me vuelvas a decir Ed, ni menos amigo. —y con eso, colgué.

En eso, sentí unos brazos rodeando mi cintura. Hice una mueca.

—Hola guapo..—empezó, con una voz que ella creía seductora, pero que en realidad era terriblemente chillona. Le corté.

—Me gustaría estar solo. Hablamos después. Puedes irte. —dije para después quitar sus brazos de mi cintura. Volteé y vi la cara de shock de la chica de la que no sabía el nombre. Suprimí una risa. Desvié mi mirada de la suya y me dirigí en dirección al baño.

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Me monté en mi querido Volvo plateado y lo prendí para luego sacar el papel arrugado de mi bolsillo.

'Lauren Mallory.
Odia el fútbol y las pizzas. Vegetariana...
'

Nada más necesité leer esa información y ya tenía planeado a donde llevar a la chica. Sonreí maliciosamente. Esto iba a ser divertido.

El día de ayer había hecho mi mágica aparición ante Lauren. Era una chica bimbo. Rubia, bronceada, y sin cerebro. Igual que las anteriores de Mike. Más mujeriego no podía ser. Aunque nadie te supera, dijo una vocecita en mi mente. Debo admitir que era así.

Como siempre pasaba, la deslumbré y literalmente se lanzó contra mí. La invité a una cita para el día de hoy. Como siempre, nada fue mal, ni nada irá mal. Bueno, para mí. Para ella será todo lo contrario. Sonreí ante mi pensamiento.

Finalmente, llegué a la entrada de su casa, y la pillé viendo por la ventana. Reí.

Me bajé del coche con una caja de chocolates de la semana pasada y me dirigí hacia el porche. Antes de que pudiera tocar la puerta, Mallory la abrió y se lanzó en mis brazos, pero yo la esquivé y cayó al suelo. Me mordí la lengua.

Se serio, Edward.
Bah! Ni serio ni una mierda.

Ella se levantó, con una mueca de desconcierto pero la emoción volvió a su cara cuando me vio.

—Hey. Que tal. —saludé y levanté mi mano para chocarla con la suya.
Ella miró la mano con los ojos abiertos como platos y una mueca se formó en sus labios. Me quedé unos segundos con la mano en el aire, y como vi que no la chocaba, la bajé y le entregué la caja de chocolates.

—Uh, toma. Lo encontré debajo de mi cama y pensé que te gustaría.

La boca de Lauren formó una 'O' pero aún así volvió a sonreír.

—Gracias Eddie!—chilló, y cuando abrió la caja, vio que la mitad estaba vacía. Me miró y yo sólo me encogí de hombros.

—Vamos. —le dije y me dirigí hacia mi coche sin mirar hacia atrás.

Entramos en mi preciado Volvo y en el camino hacia nuestra cita perfecta sólo sonó rap a todo volumen. Vi por el rabillo del ojo la cara aterrada de Lauren. Me reí fuertemente.

—De que te ríes?

—De ti —respondí descaradamente.
Lauren abrió y cerró la boca varias veces, pero no dijo nada.


Finalmente llegamos al sitio de nuestra cita. El bar John Graff, donde lo único que se hacía era ver partidos de fútbol y tomar cerveza. Perfecto.

Cuando Lauren vio el lugar, rió irónicamente.

—Qué hacemos aquí Eddie? pensé que me llevarías a un restaurante romántico y tendríamos una..—pero dejé de escucharla ya que salí del coche y cerré la puerta estrepitosamente. Me dirigí hacia el bar y volteé para ver a Lauren corriendo hacia mí.

—Eddie! Eddie! No puedo creerlo. Cómo me pudiste traer al John Graff? Pensé que eras más..

—Oh vamos Lauren, esto es lo más romántico que puedo hacer. No te quejes —le di mi sonrisa torcida y entré, dejando a un lado mis modales, como cada vez que hacía mi trabajo.
Adentro sólo habían un par de hombres ebrios gritándole a la pantalla donde ponían el partido de fútbol, y una especie de prostituta en la esquina. Directamente me dirigí al bar.

—Dame dos de lo más fuerte que tengas. Y algo de carne para mí y para esta flaca —repliqué señalando a Lauren, que se encontraba sentada a mi lado. Lauren dio un grito ahogado pero no dijo nada. El hombre detrás de la barra asintió y luego llegó con dos bebidas y dos hamburguesas terriblemente asquerosas. Pero éste era mi trabajo, no?

Me tomé la bebida de un solo trago e inmediatamente empecé a comerme la asquerosa hamburguesa. Con la boca llena, hablé.

—Por qué no comes Mallory? está delicioso. Vamos, que no te traje aquí para que desperdicies la comida. —dije mientras pedazos de carne salían de mi boca y caían en la camisa de Lauren. Estaba muriéndome de la risa por dentro.

—Eddie! eres un cerdo! —chilló.
Yo simplemente sonreí y seguí comiendo.
Cuando terminé vi que Lauren tenía la mitad de la bebida entera y sólo había dado un mordisco. Vi su cara y observé que estaba levemente verde.

—Pero que estómago tan débil Mallory. Y todavía no hemos terminado preciosa! —pasé un brazo por su hombro. Ya me encontraba borracho. Mucho mejor.
Estuve un rato viendo el partido y gritándole a no sé que equipo, gritando palabras que mejor sería no volver a decir. Lauren se encontraba tan aterrorizada que llegó al punto que vomitó encima de mi regazo. Me levanté precipitadamente y le grité.

—Mierda Mallory! qué asco. Anda, busca algo con qué limpiarme.

Lauren fue corriendo al baño y cuando salió de este con unas toallas en la mano, me encontró besuqueándome descaradamente con la mujer de la esquina. Abrí un ojo para asegurarme que Mallory estuviera viendo, y en efecto, estaba ahí, totalmente roja, la furia notable en su rostro. Me separé de la mujer para verla.
Al parecer esperaba una explicación de mi parte, porque se me quedó viendo por unos instantes. Yo sólo la miré con la ceja alzada.

—CUÁL ES TU PROBLEMA?! —chilló y me lanzó las toallas, para luego salir corriendo hacia afuera del bar. Luego de limpiarme, la seguí y vi que estaba apoyada en mi coche. Reí.

—No eres capaz de dejarme. Soy muy irresistible, a que no es cierto? —le dije mientras la acorralaba entre mi cuerpo y el Volvo.

—Asqueroso! —gritó mientras trataba de alejarse de mí. Volví a reír y me dirigí al lado del conductor. Mallory se montó en el asiento del copiloto. Coloqué una canción explícita a todo volumen mientras la llevaba a su casa. Cuando llegamos, ni siquiera se giró en mi dirección, simplemente se bajó y fue hasta su puerta. Inmediatamente me bajé del Volvo y la seguí. Cuando llegué a donde ella estaba, vi que estaba buscando nerviosamente las llaves de su casa. Aproveché la situación y la tomé por los hombros para voltearla y besarla toscamente. Lauren trató de separarse de mí, pero no la dejé. Luego de un rato, me separé.

—Vamos Mallory, sé que quieres, vamos a tu habitación. —dije seductivamente mientras la agarraba por la cintura.

—Suéltame! Bastardo!! —chilló Mallory para luego abrir la puerta y cerrarla en mi cara.

—Sé que me quieres, preciosa! no te hagas la dura! Te esperaré! —grité para luego reír y alejarme lo más pronto de allí. Cuando me adentré al Volvo, inmediatamente llamé a Mike.

Todo listo? —preguntó.

—Todo listo. —aseguré— quedó espantada. Aunque la mejor reacción fue la de Jessica. Avísame cuando te llame la bimbo.

Jaja. Vale. Adiós Edward. Te debo una.

—Me debes tres.—y luego colgué.


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Me dirigí a mi casa. Estaba exhausto, necesitaba una ducha caliente e irme inmediatamente a la cama.

Cuando me recosté en la cama, empecé a pensar en el día de hoy. La cara de Lauren.. era indescriptible. Reí.

De esto básicamente trataba mi trabajo. Chicos tontos me pagaban para darles una cita de mierda a sus ex novias, y así estas regresarán a sus ex novios rogándoles que vuelvan. Se me daba estupendamente bien tratar mal a las chicas, aunque mi madre me haya enseñado buenos modales de por vida. Pero ya tengo 25 años, y no necesito seguir esas tontas reglas. Además, me ganaba la vida haciendo esto. Y sí que era vida. Sólo espero que nada se interponga en mi trabajo.


Espero que les haya gustado, fue muy divertido escribirlo xD

Si quieren que continúe, ya saben! (pista: review! xD)

-Mariale.