Respuesta al Desafío: Draco y Harry ¿Hermanos?

Idea original por Dish

Disclaimer: Nup, definitivamente Harry Potter no es mío...

Capítulo 8 FINAL

Ojalá las opciones fueran para mí.

No tengo muchas. Ninguna, diría yo. Sin embargo la pasión con la que deseas encarar al destino me hizo desear hacer lo mismo.

Voy a aumentar las opciones para poder verte vencer al destino.

Voy a hacerlo.

El amanecer resultaba peculiarmente interesante. Era sorprendente que el bullicioso cielo de la ciudad permitiera esa bonita combinación de colores; tan increíble como el hecho de que el rubio estuviese ahí, sentado sobre el tejado, tamboreando distraídamente sobre sus rodillas con una mano y jugueteando con una bola de papel en la otra.

Increíble. Bastaron unas cuantas horas para que Draco se convirtiera en huérfano. Otras tantas para ser despreciado por ilustres familias y sentirse profundamente humillado. Y sólo unos minutos para estar con él: Sirius Black, su único pariente con vida, padrino de la persona que Draco más odiaba y a quien le jodería la vida con gusto.

El problema era que, como Potter había demostrado en escasos 15 minutos, la situación podía cambiar. Y no existía cosa más peligrosa que los cambios, especialmente los inesperados.

Draco suspiró. Se recostó sobre el ruidoso tejado y sacó su varita. Lanzó la bola de papel y la mantuvo levitando antes de prenderle fuego y mirar las chispas negras que alcanzaban a salir, antes de que se consumiera por completo.

Odiaba a Harry Potter, al menos lo había odiado con la suficiente convicción hasta hace un mes. Ahora comprendía que no sólo la situación había cambiado.

El detalle era que el rubio tenía clara visión de lo que debería ocurrir en el futuro. Algo que necesitaría de toda su astucia, si es que quería tener oportunidad de platicar al respecto a sus futuras generaciones.

Draco se incorporó y bajó al interior de la casa, caminó por el pasillo y se detuvo frente a la puerta de su habitación para empujarla y entrar, Potter seguía dormido.

El rubio torció los labios mientras golpeaba la punta de su varita en la palma de su otra mano. Ese desastroso moreno, acomodado de forma horrible en la cama, con el ombligo expuesto, era el autor de la más patética, incipiente e interesante situación sexual que hubiese tenido. Es decir, pese a lo desastroso de la experiencia, resultó bastante relajante, cosa de la que el rubio no había podido gozar, desde que todo eso inició. Así que no era raro que lo permitiera, ¿verdad? Además facilitaba enormemente las cosas.

Draco hizo una mueca y comenzó a quitarse la ropa para tomar la bata y caminar al cuarto de baño. Que hubiese sido un poco complaciente no significaba que fuese a esperar a que Potter despertara.

Eso era muy sospechoso.

* * *

Harry despertó con una novedosa sensación de mareo que le hizo sentir bastante incómodo. ¿Por qué demonios se movía la cama?

El moreno tragó con dificultad y se esforzó por no moverse demasiado. Tenia un dolor de cabeza que aumentaba gradualmente y no pensaba que fuera a ser una buena combinación con el malestar anterior. Lamentablemente ambos males se mezclaron, convenciendo al moreno de ponerse de pie.

Lamentó no recordar que la maldita habitación estaba bastante alejada del sanitario y pensó rápidamente si valdría la pena ir hasta el lugar, especialmente cuando cabía la posibilidad de que ese desconsiderado rubio estuviese en el interior por tiempo indefinido. Así que Harry volvió a acomodarse en la cama y suspiró esperando a que el malestar aminorara.

Entonces lo notó. ¿Qué estaba haciendo en la habitación de Malfoy?

Harry suspiro, apretando la única almohada a su alcance. Observó el lugar detenidamente y evitó bufar al apreciar el ligero orden que había. Para tratarse de un riquillo mimado, dependiente de un elfo gruñón, Draco Malfoy tenía todo muy bien acomodado.

Jodido Malfoy. Desde que llegó a casa, se había encargado de derrumbar la imagen que Harry tenía de él; obligando a que tambaleara la sana enemistad a la que ambos estaban acostumbrados. Y ahora resultaba que el moreno comenzaba a dudar que esa enemistad aún existiera. Lo que era inquietante, para ser honesto, ya que cabía la posibilidad de que sólo Harry estuviese sufriendo ese cambio. La idea de manifestar esa inquietud y evidenciarse era tan preocupante como el hecho de descubrirse ahí, en la habitación equivocada.

Vaya problema.

El ruido de la puerta provocó un doloroso brinco en el estómago del moreno, quien se escondió más, bajo las cobijas. Harry escuchó los pasos que se fueron acercando a la cama y sintió el peso que hundió el colchón, cerca de donde se encontraba el chico.

-Weasley ha comenzado a maldecir allá abajo- informó Draco-. Espero que sea capaz de arrastrarse a la chimenea sin ayuda. No pienso ir a ayudarlo.

Que raro era Malfoy. Acababa de entrar a su habitación, para encontrarse con su espacio invadido y le interesaba más señalar su aumentada capacidad para ser cabrón.

Harry torció los labios y sintió que el malestar regresaba. Se le ocurrió asomarse un poco, sólo para observar la espalda desnuda del rubio, quien se puso una playera a tiempo y cubrió la gloriosa imagen.

Que injusticia. Cuando Harry soñó con tener un hermano o hermana, jamás imaginó que resultaría ser tan descuidado con su persona. Mucho menos que le fuera a gustar de una forma que su padrino no aceptaría.

-¿Potter?- el moreno sintió que le tocaba el hombro y levantó la mirada para encontrarse con la sonrisa burlona del rubio- ¿Por qué tienes esa cara?

-Tu habitación...- musitó el chico. No estaba seguro de lo que debería decir.

Draco enarcó una ceja. Resultaba evidente que se estaba burlando de Harry, pero el moreno no pudo hacer otra cosa que preguntarse lo que estaba pasando.

-Oh- el rubio pareció darse cuenta de algo que no se molestó en hacer saber a Harry y se pasó una mano por el cabello, llamando poderosamente la atención del chico-. No eres precisamente el hermano menor por el que uno se pelearía para tener, ¿Sabes Potter?

Harry apretó los labios comenzando a odiar la palabra 'hermano'.

-No quiero ser tu hermano menor... -gruñó el moreno.

-Sí - Malfoy se puso de pie-, eso mismo dijiste anoche.

¿Anoche?

Una nubosidad parecía invadir la mente de Harry. Las palabras del rubio se lo confirmaron. Entonces pasó: una lluvia de veloces imágenes golpearon la mente del moreno, haciendo que el malestar volviera y lo obligara a moverse violentamente para vomitar en el suelo, al lado opuesto de la cama.

-Sabía que no podrías olvidarlo permanentemente, Potter -se regodeó el rubio-. Después de todo soy irresistible -tomó una túnica y se la puso-. Más vale que limpies eso; mientras iré a echar a Weasley.

Cuando Harry terminó de vomitar tuvo que sostenerse con fuerza para volver a la cama. Se limpió con el dorso de la mano y decidió caminar al cuarto de baño donde se lavó la cara con furia.

Cielos, no. El moreno golpeó su frente contra el espejo emitiendo un gemido de sincera frustración, cosa que aumentó al notar una ridícula incomodidad bajo su vientre en cuanto volvió a analizar las pocas imágenes que había recordado.

Bueno ¿Y, por qué Malfoy había reaccionado de esa extraña manera?

La mirada de Harry se posó sobre su reflejo. Alcanzó a entender que la expresión en su rosto no sólo era de reproche y maldijo interiormente al admitir que lo había arruinado.

El chico caminó hacia la sala y miró al tranquilo rubio sentado en el sofá, mirando la entrada de la chimenea.

-¿Por qué lo permitiste?- susurró molesto.

Malfoy no volteó. Sólo suspiró.

-Me parece que tomas el comportamiento equivocado, Potter- dijo con serenidad-. No fui yo quien te forzó, después de todo.

-¡Debiste negarte!

-¡Estás siendo innecesariamente idiota!- rugió el rubio- ¿Ya te diste cuenta de que no somos de la misma estatura? Podría haber salido herido.

-¿Vas a dejarte violar sólo porque tu atacante es más grande?

Draco enarcó ambas cejas. Parecía no poder creer lo que estaba escuchando. De pronto Harry no pareció comprender lo que acababa de decir y se dejó caer en el sofá.

¿Y ahora que pasaría? Acababa de romper el precario equilibrio al que su familia se había acercado.

¿Qué diría Sirius cuando se diera cuenta? ¡Merlín!

-Claro que no voy a permitirlo, imbécil- murmuró el rubio y caminó hacia las escaleras-. De haber sabido que reaccionarías así tampoco te lo hubiese permitido a ti.

* * *

-¿Que hiciste qué?- susurró exclamó Hermione con sorpresa. Llegó acompañada de los Weasley, quienes se preparaban para salir a realizar las compras para ir al colegio bajo precauciones que parecían un tanto exageradas, luego de permitir que un montón de alocados jóvenes saliera de casa para ir a celebrar un cumpleaños.- Cielos, Harry, eso fue más pronto de lo que imaginaba.

-¿Lo imaginabas?- el moreno la vio menear la cabeza- ¿Y cuando ibas a advertirme?

-Jamás me das tiempo para advertirte- ella chasqueó la lengua.

-¿Y por qué estás tan tranquila? Sólo falta que Ron llegue y me felicite.

-¿Yo qué...?- el pelirrojo eligió ese momento para entrar y se apoderó de un vaso para servirse agua-. Cielos, hoy he pasado muy mala mañana.

-Lo mereces por beber tanto. ¿Quién imaginaría que terminarías consumiendo todo lo que Malfoy te ofreciera?

-Yo también estoy sorprendido- admitió Ron.

-Y tranquilo- señaló Harry- ¿Qué demonios pasa con ustedes?

-¿Uh?

-Estás exagerando, Harry -suspiró la muchacha.

-¡Claro que no exagero! De pronto Malfoy se ha convertido en algo común entre nosotros.

-Quizá tenga relación con el hecho de que ahora sea tu "hermano mayor"- ironizó el pelirrojo.

-No es mi hermano mayor, maldita sea.

Ron miró a su amiga en busca de respuesta y la vio sonreír.

-Creo que su relación ya no es de hermanos- concedió ella-. Ron, sobre aquello que charlamos...

-¡Un momento! - interrumpió Harry- ¿Ya han hablado de esto?

-¿"Esto"?- murmuró el pelirrojo confundido.- ¿De qué hablamos?

-¿Preferías que Ron se enterara de forma inadecuada?- la muchacha ignoró al confundido pelirrojo-. Te aseguró que a nadie nos habría gustado su reacción. Era mejor prepararlo.

-Oh, "eso"- Ron frunció el ceño antes de sobresaltarse - ¿Ya pasó "eso"? ¡Cómo pudiste Harry!

- ¡Ron! - regañó la morena.

-Hacen mal al ocultarme información- reprochó Harry.

-Creí que tardaría más en dejar de odiar a Malfoy- continuó el pelirrojo- ¡Es demasiado pronto!

-¿Dejarlo de odiar?- preguntaron Harry y Hermione al mismo tiempo.

-¿Qué?- el pelirrojo los miró confundido.

-Creí que se lo habías explicado- murmuró Harry- ¿Cómo voy a quejarme con mi mejor amigo, sabiendo que es más riesgoso?

-¡Oye!- protestó Ron.

-Deja de hacerlo- recomendó la muchacha y suspiró-. Ron, debemos hablar... de nuevo.

-Me están haciendo enfadar- advirtió el pelirrojo-. Si no es lo que estoy pensando, ¿de qué se trata? - cruzó los brazos - ¡Y no quiero que empiecen con sus insinuaciones! Díganlo claramente.

Hermione suspiró. Cuando empezó a explicar a Ron, Harry tuvo la idea de que sería mejor no seguir en la misma habitación, sin embargo su plan de escape se le ocurrió muy tarde, y lo comprendió al ser presa del primer reclamo.

Joder con su mejor amigo. En momentos como esos parecía que ninguna manera de hacerle saber las cosas era la adecuada.

* * *

Salir de casa era una bocanada de aire fresco para Draco quien se había sentido algo recluido en casa. Era verdad que la vigilancia resultaba un tanto asfixiante y la compañía no era precisamente lo más grato, pero el hecho de estar fuera de la propiedad Black lograba que el rubio olvidara parte de eso para intentar disfrutar.

El día era oscuro y nublado, pero la comodidad de auto que los transportó resultaba reconfortable a cualquier estado de ánimo, especialmente el de Draco, quien se sintió mejor al observar el moretón en la barbilla de Potter y el terco silencio que se extendía entre el trío dorado.

Era un lindo y oscuro día. Hasta el momento había sido suficiente para compensar la horrible sensación que Potter le hizo pasar por la mañana.

¿Qué se creía el muy cretino? Casi lo viola y se atrevía a echarle la culpa.

-Hemos llegado -anunció el señor Weasley, llamando la atención del rubio-. Nos esperan en el Caldero Chorreante. Hoy sí tendrás protección, Harry.

Potter no dijo nada, pero lucía algo incómodo con la información. Draco se limitó a enarcar una ceja. Internamente se había mordido la lengua para no comentar algo hiriente así que sólo caminó con el patriarca Weasley, sintiendo que algunas miradas se clavaban en su espalda.

-¿Pero es en serio?- gruñó Weasley con mal humor.

-Shh, Ron- regañó Hermione.

Era interesante el esfuerzo por no hablar mal de él que esos dos realizaban, a opinión de Draco; y podría derrochar toda la sorpresa que sentía si no fuera porque estaba seguro de que ese par había consumido de su poción caduca en esos emparedados que el rubio se obligó a servirles.

-Vamos niños- urgió la señora Weasley quien se adelantó tocando el hombro del rubio, sobresaltándolo un poco -. Quiero que regresemos lo mas pronto posible.

Lucía nerviosa. Nada a lo que Draco estuviese acostumbrado. De hecho, todo era extraño.

El chico suspiró y se dispuso a seguir a la mujer, pero un golpe en su hombro le hizo voltear para encontrarse con el gesto de advertencia que le dedicó ese odioso Weasley.

- Cuidado con lo que le dices a mi madre, idiota.

-Cuidado con lo que descuidas, Weasley- siseó el rubio y sonrió con encanto-. Ahora que no tengo una madre, podría desear la tuya.

-¡Pedazo de...!

-¡¿Estás peleando, Ronald Weasley?!- se escuchó la amenazadora voz de Molly- ; espero que no.

-Sólo charlo con el nuevo hermano de mi mejor amigo, mamá- ironizó el chico y avanzó por delante-. Claro que si esta absurda situación sigue, dejaremos de ser amigos -gruñó entre dientes.

-¿Te has enfadado con Potter?- se sorprendió Draco-. Oh, cierto. Ese moretón en la barbilla debió de ser obsequio tuyo.

-Lo que fue enteramente culpa tuya, Malfoy.

Draco volteó hacia atrás. Potter y Granger charlaban a susurros.

-¿Mi culpa?- volvió a mirar hacia el frente- No soy yo quien está por robarte a la novia, Weasley.

-¡No es mi novia!- chilló totalmente rojo.

-¿Y qué esperas para pedírselo, idiota?- el rubio sonrió-. Mi "hermanito" se ve con una ligera ventaja.

-¡Ron! ¡Draco!- llamó la señora Weasley- ¡Apresúrense o los hechizaré para que avancen pegados a mi sombra!

Draco se sobresaltó al percatarse de que Potter y Granger los habían adelantado. Cielos.

-¡Mamá, no tienes que hablar tan familiarmente con este hurón!- se quejó el chico.

-¡No seas ridículo, Ron! Ahora él es familiar de tu mejor amigo, así que no te atrevas a ser grosero.

Una incómoda sensación se instaló en el pecho de Draco. Se obligó a ignorarla y alcanzó al patriarca Weasley, quien le dedicó una cordial sonrisa.

Para Draco era curioso pensar respecto a lo que había detrás de esa sonrisa. Después de todo había sido origen de insultos y desprecios hacia los Weasley, cosa que realizó sin remordimiento alguno. Ahora cuando todos ellos podían devolver cada ofensa, le trataban de esa manera tan desconcertante; quitándole toda reacción.

Draco se limitó a seguir caminando para notar lo presurosa que la gente entraba y salía de la mayoría de los establecimientos. La sensación tensa en el ambiente parecía afectar a todos, y no era de extrañar, después de la irrefutable noticia acerca del regreso del señor oscuro.

Justo cuando estaban por llegar al primer establecimiento donde realizarían la primer compra se alcanzó a ver un sonriente mago recargado en el marco de la puerta que se acercó. Draco lo reconoció enseguida.

-¡Lucen maravillosos!- fue el saludo de Mathew y atrapó a Draco por el hombro- Señora Weasley, se ve cada vez mas bella.

-No seas adulador, Mathew- ella se puso roja.- ¿Dejaste el trabajo? Deberías estar en la oficina.

-Estoy trabajando- aseguró el hombre y apretó un poco al rubio, antes de liberarlo y atrapar a Harry-. Ya sabes... es mi importante trabajo de asuntos familiares, dentro de la oficina de Servicio Social. Por cierto- levantó la barbilla del moreno-, ¿tu padrino no te cuida suficiente?¿De dónde salió ese golpe?

-Es una muestra de "amistad" - dijo Draco de inmediato, notando la sorpresa en rostro de Mathew.

-Hey- Andrew sonrió-, empiezas a desarrollar encanto real. Me gusta.

-Parece que terminará gustando a toda la maldita comunidad mágica- ironizó Ron, adelantándose y asegurándose de golpear contra el hombro a Harry.

Draco enarcó una ceja y posó la mirada en Potter antes de sonreír. Así que lo suyo ya no era un "pequeño secreto".

Eso explicaba el mal humor de Weasley. Aunque no terminaba de ayudar al rubio a comprender la causa de esa sensación agridulce en su pecho.

- Espero que no tengas demasiadas muestras de "amistad" de este tipo, chico - Mathew le revolvió el cabello a Potter, lo que pareció innecesario a Draco, quien evaluó el desastroso resultado -. A mi departamento no le gustará.

- Potter es quien menos desventaja tiene, de cualquier manera - opinó Draco y notó que Mathew le miraba con curiosidad -. Oh, el departamento no se interesa en mí, ¿cierto?

- Claro que lo hace - replicó el mago un tanto incómodo.

- Bastante tienes con que nosotros nos preocupemos "sinceramente" por ti, Malfoy - intervino Harry con molestia y tomó al rubio de la mano para alejarlo de la evaluadora mirada del mago - ¿Ahora el departamento de Servicio Social me vigila? ¡Deberían hacer algo útil con su tiempo! - gruñó bajito.

Draco sonrió burlonamente y se dejó arrastrar por el moreno. Cosa que acentuó el color insano en el rostro de Weasley y causó una boba sonrisa en el de Granger, quien agitó la cabeza negativamente.

-Potter, Mathew ya no nos mira, no tienes que actuar como el protector "hermanito menor" que no eres.

-No soy tu hermano, maldita sea - bufó el moreno con algo de cansancio y soltó al chico para adentrarse en la tienda.

Draco frunció un ceño. Su rival comenzaba a dar muestras de agotamiento ante la idea de una "familia feliz". Cuando posó sus ojos en Weasley, lo notó con una expresión evaluadora dirigida a Harry, como si luchara por comprender rápidamente lo que estaba ocurriendo. Finalmente suspiró con la misma resignación y caminó hacia el rubio, quien se tensó de inmediato, a la defensiva.

- Si te atreves a hacerle daño, te matare, jodido hurón.

¿Qué...?

El rubio volvió a tener la idea de que las cosas se le estaban escapando de las manos con terrible ridiculez. La idea se acentuó cuando la mano de Granger se posó en su hombro y la vio caminar al interior, sin decirle nada.

El regreso a la mansión fue un poco más ruidoso que la partida. Potter aún no recibía palabra de su supuesto mejor amigo, pero lucía un poco más tranquilo.

La señora Weasley se encargó de acomodar las compras mientras parloteaba un montón de recomendaciones a los chicos. Draco pensó que todas serían inútiles ya que Potter estaría tan tenso que no podría siquiera ponerse en peligro. Lo que era un alivio, sinceramente.

Finalmente Molly terminó de acomodar y abrazó a Potter para llenarle el rostro de besos. Se veía preocupada.

Ella se apartó y caminó a la chimenea. Cuando pasó cerca de Draco, se detuvo. Lo que pasó entonces fue inesperado.

Molly abrazó al rubio y le besó la frente.

-Sé un buen chico- rogó con anhelo.

Draco miró a la mujer sin saber que responder. Tenía miles de palabras que hubiera querido decir; ninguna adecuada; todas ofensivas.

En cambio hubo una frase que emanó de su garganta.

Fácil, sencillo... Sincero...

-Lo intentaré...

* * *

Snape no tenía tiempo para pensar en otra cosa que no fuera intentar remediar un poco la situación. Estaba molesto. Siempre supo que Albus Dumbledore no era alguien que compartiera mucha información con los demás, pero él hubiera pensado que había demostrado su lealtad lo suficiente como para merecer lo contrario.

Hasta ahora no era así.

La situación actual, sin embargo, era un tanto inesperada, Severus hubiera pensado que el anciano mostraría un poco más de aprecio hacia su propia persona, pero ahora veía que se había equivocado.

Dumbledore parpadeó y despertó. La verdad es que no fue suficiente para que Severus recobrara la tranquilidad. Ya que sabía que la situación no se solucionaría con eso, aunque debía admitir que mejoraba un poco.

- ¿Por qué? -preguntó a Albus -. Ese anillo lleva una poderosa maldición. ¿Por qué se lo ha puesto? Es imposible que no lo notara. No debió tocar ese anillo siquiera.

Demonios, ese anillo pudo haber causado mayor estrago al ya visible en la mano derecha del anciano mago. Snape sentía que podía perder la serenidad en cualquier momento. Era tanta la frustración que sentía que deseaba gritar al anciano debilitado por su imprudencia, sin embargo era más importante atenderle debidamente, para salvar su vida.

- Fui... estúpido. Me sentí tentado...

Severus levantó la mirada hacia el escritorio para mirar el anillo. Estaba partido. La espada de Gryffindor reposaba a su lado.

¿Tentado?

- ¿De qué? - Snape se exasperó al no recibir respuesta - ¡Es un milagro que haya podido regresar aquí! A lo único que podemos aspirar es a detener la maldición. Sólo he logrado impedir que se extienda por el brazo.

Severus lo vio levantar el brazo para mirarlo. ¿Cómo podía permanecer tan tranquilo sabiendo lo que acababa de ocurrir; lo que pudo ocurrir?

-¿Cuánto tiempo me queda?

Qué ridículo parecía escuchar a Albus con esa calma, cuando sabía que el tiempo era valioso en la situación que estaban viviendo.

- No sabría decirlo. Quizá un año. La maldición acabará extendiéndose ¿por el resto del cuerpo?; se fortalecerá con el paso del tiempo.

Albus sonrió. Eso exasperó más a Snape quien volvió a mirar la joya partida.

- ¿Acaso creyó que rompiendo el anillo anularía la maldición?

- Algo así... - Albus se enderezó. Lo hizo con notable esfuerzo - Así que un año... Habrá que preparar todo de la mejor manera posible - miró su mano marchita.

Severus volvió a pensar en toda esa información que no tenía y la que seguramente no recibiría. Un futuro incierto se levantaba ante sus ojos y nada parecía desear que fuera de otra manera.

* * *

Cuando Draco Malfoy leyó el escueto mensaje que le llegó esa mañana, pensó que las cosas no podían ser más irreales y bizarras. Tal como el autor le pidió, quemó el mensaje con un discreto hechizo y caminó hacia el cuarto de baño para asearse, como era su costumbre.

Ahí, metido en la tina, pudo observar las distintas escenas en lo que se convertiría su vida si permanecía del lado en el que estaba. Ninguna era favorable.

¿Qué era lo que madre decía entonces? "Ten siempre un plan B, incluso un C".

La puerta del baño se abrió. Draco bufó al ver sus reflexiones interrumpidas y se dedicó a fulminar a Potter con la mirada, pese a que el rostro del chico estaba convenientemente rojo.

- Largo, Potter.

- Tenemos que hablar.

- ¿Sobre tu notable deseo por no ser mi hermano? - se burfló el rubio -. Vamos, oírlo tanto cansa, ¿sabes?

- Pues te vas a cansar más - gruñó el moreno y entró. Parecía decidido, pero Draco vio con satisfacción que se detenía a la primera insinuación de desnudez, sumergida en la tina -¡Demonios!

-Bienvenido a la hormonal adolescencia - se burló el rubio.

- Mi padrino y Remus regresan hoy.

- ¿Y?

-... sobre lo que pasó...

- Ah, aquello que "permití" por no "resistirme adecuadamente" - suspiró - ¿Qué pasa con eso?

- Si alguien se entera, podríamos causar problemas a mi padrino...

Draco lo sabía. El tal Mathew no estaría nada complacido si se enteraba que había ocurrido una pseudo-violación en casa de Sirius Black, tutor inadecuado para dos jóvenes hormonales.

Y de todos modos no se amoldaba al plan A.

- ¿Sugieres que guarde silencio como el perfecto chico sumiso que soy? - ironizó -. No lo sé, Potter. Quien lo intenta una vez, podría hacerlo de nuevo. Y no me apetece ser la "puta" de un chico, aún cuando sea el gran Harry Potter.

El moreno frunció el ceño.

- No era la idea que tenía - dijo Harry -. A decir verdad pensaba en otra cosa.

- ¿Una que no puede esperar a que me vista para que me la digas?

- Me gustas - soltó el chico -. Quizá sea más que eso, aún no lo sé, pero quiero que nos llevemos bien, que... llegue a gustarte también.

Romántico y tonto chico dorado.

- Las cosas no funcionan así, Potter - dijo el rubio con serenidad. De hecho su mundo futuro no parecía tener lugar para el amor.

-Haré que funcionen - dijo Potter con un tono de voz que llamó la atención del rubio -. Voy a trabajar mucho por esto, porque no he querido algo con tantas ganas - frunció el ceño -. Entonces voy a gustarte y vas a quererme.

- Cambiarás de opinión en cuanto entremos al colegio. Ahí hay más chicos. Más opciones.

-¡No! ¡No quiero más opciones! ¡Esta es perfecta para mí!

Harry Potter, el niño que vivió, por fin daba muestras de ambicionar algo. Draco debería estar admirado, pero se sentía asustado, ya que descubrió que quería ver el momento en que ese chico lograra su cometido.

Por eso no dijo nada cuando el moreno salió del cuarto de baño. Ni cuando ambos recibieron a Sirius y a Remus.

No dijo nada, ni le dio oportunidad a decir nada. Draco sólo podía pensar en las opciones que Potter se atrevía a rechazar, cuando él no tenía una sola. Era cierto que no se trataba de lo mismo, pero el rubio tenía la necesidad de pensar que debía relacionarlo.

La llegada de un mensaje convenció a Draco que debía crear su propia opción. Quemó el mensaje como los anteriores y caminó descalzo hacia la habitación del moreno, para empujar la puerta y mirarlo allí, jugueteando con sus manos.

- Dejaré que lo hagas - informó -. Haz que me enamore de ti, Potter.

El chico se puso rojo.

- ¿En serio?

- Pero no será fácil - advirtió el rubio.

- ¿Hay algo fácil contigo, Malfoy?

No.

- Si te atreves a cambiar de opinión…

-¡No lo haré!

Si Potter llegaba a cambiar de opinión. Todos los esfuerzos de Draco podrían ser inútiles.

- Bien - el rubio sonrió y giró para volver a su habitación -. Estoy ansioso por ver los resultados.

Una familia reunida en el comedor, disfrutaba de un almuerzo algo accidentado. Ninguno compartía lazos sanguíneos, no directos, al menos.

El tutor estuvo preso en Azkaban, pero había demostrado su inocencia. Actualmente había destapado una relación sodomita con un antiguo amigo del colegio, a quien no le gustaba que le recordaran roles maternales, pese a que los hacía.

Los dos jóvenes habían sido rivales, pero ahora se llevaban mejor. Uno de ellos era el mismísimo Harry Potter, quien venció una vez a quien-no-debe-ser-nombrado y en quien la Comunidad Mágica volvía a poner sus esperanzas. El otro era el único heredero Malfoy.

Eran una familia curiosa, pero no importaba. Habían logrado vencer los inconvenientes para convertirse en eso. Ahora debían prepararse para conservar el lazo familiar, pese a lo dificil que pintaba el futuro.

20 de diciembre de 2009

Un fic de convivencia. Eso fue lo que dijo mi beta cuando le comenté que había aceptado el desafío. Y la verdad es que tenía razón, es extraño que haga narraciones tan libres de... tensiones xD.

Luego del capítulo 3, volví a replantear la idea con ella. Su negativa vino acompañada de explicaciones sencillas (y ciertas), el fic no se prestaba para mi estilo de historia.

Quería, pero no podía.

Entonces ella me mostró la luz XD

Es justo por eso que le he dado el fin adecuado a mi fic de convivencia. Personalmente estoy muy satisfecha por los resultados, especialmente para lo que me servirán en un futuro.

El final lo tenía muy claro, gracias al cielo XD por lo que no fue dificil llegar a él, pese a que tardó más de lo que imaginé.

De todos modos ustedes me han tenido mucha paciencia.

Gracias por leer. Más aún por comentar, eso levanta el animo muchisimo.

Akiko Koori