Bella POV
Hoy, es viernes y hoy es precisamente la cena en casa de Edward. Me levanté de la cama temblando de miedo. Esa noche Edward y yo tendríamos que actuar como si en realidad fuéramos pareja, la pareja que habíamos sido hace cuatro años, sabía que tendríamos que sonreír y actuar como una pareja de enamorados, cosa que sabía que podría hacer con facilidad, porque yo seguía enamorada de él. Total, completa e incondicionalmente enamorada de Edward Cullen, por eso cuando había mencionado el divorcio, me sentí morir. Una cosa era estar separados, pero divorciados indicaba que jamás volveríamos a estar juntos, aunque eso fuera lo que deseara con toda mi alma, vivir y hacerme vieja a su lado.
Me bañé, me vestí y me hice un café mientras buscaba la ropa que me pondría esa noche. Me decidí por un vestido sencillo, azul oscuro, el favorito de Edward. Había pensado en el rosa que había usado el día de nuestra boda, pero eso sólo nos lastimaría a ambos.
Llegué a la oficina, saludé a la secretaria y entré. Edward aún no llegaba y me alegraba no encontrármelo, aunque sabía que no podía aplazar mucho nuestro encuentro, tendríamos que hablar antes de la farsa. Me senté en mi silla y comencé a hacer mis cosas.
- Hola Bella – oí la voz de Edward en la puerta e inevitablemente, me caí de la silla
- ¡¡Edward!! Me asustaste – le reclamé mientras él me ayudaba a levantarme
- Lo lamento Bella, no era mi intención espantarte – al ayudarme, Edward quedó muy cerca de mí, podía sentir su respiración y nuestras manos habían quedado entrelazadas entre nuestros cuerpos
- No…no te preocupes, estoy bien – le respondí alejándome un poco
- Bueno, oye sobre la cena de hoy…¿tienes alguna idea de lo que vamos a decir?
Muy buena pregunta. Todos los socios sabían que yo había vivido cuatro años en Londres, ¿cómo explicaríamos que una pareja de recién casados se separó cuatro años poco después de casarse?
- Lo único que se me ocurre es que me fui porque me ofrecieron un buen empleo y nosotros necesitábamos el dinero para poder seguir con nuestra vida juntos – le respondí
- No creo que esa funcione, ¿recuerdas que mi papá tiene una gran fortuna? – cierto, eso no funcionaría – tengo una idea, tú tenías que irte para allá porque una de tus tías estaba muriendo y deseaba tenerte a ti de compañía
- ¿Y por qué no fuiste conmigo? – le pregunté
- Porque…porque no podía perder mi trabajo – respondió él poco convincente
Ambos nos quedamos callados, cualquier explicación sería ridícula. Estar separados cuatro años no era posible para una pareja que en realidad se amaba. Edward no se movía de donde estaba y yo lo miraba con algo de incomodidad mientras me envolvía mi cintura con los brazos, protegiéndome de decir algo de lo que luego me arrepintiera.
- Bueno, espero que no nos pregunten eso – Edward por fin rompió el silencio y yo asentí lentamente - ¿ a qué hora vas a llegar?
- No lo sé, como a las cinco, saliendo de aquí iré a comprar las cosas que necesito para preparar la cena y de ahí voy a tu casa – respondí tristemente, ¿cuándo había dejado de ser nuestra casa?
- Muy bien, entonces…te veré luego Bella – Edward se despidió de mí y salió de la oficina.
Yo me quedé ahí, parada mirando la puerta por donde él había salido. ¡¡Cómo extrañaba estar a su lado!! Perderme en el verde de sus ojos, sentirme protegida entre sus brazos, estremecerme cuando sus labios tocaban los míos…todas esas sensaciones que viví a su lado. Todos esos hermosos recuerdos que aún conservo en mi memoria.
Acabando mi trabajo, fui al supermercado a comprar algunas cosas que necesitaba para la cena. Pagué las cosas, las metí al auto y me dirigí a la casa de Edward. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver que no había cambiado mucho, no había nada diferente. Salí del auto y abrí la cajuela para sacar las bolsas. Cuando me di la vuelta, Edward ya estaba detrás de mí sacando las bolsas restantes.
Entré a la casa y todo me sobrecogió, ver el piano donde siempre, los muebles de la sala no se habían movido ni un ápice, todas nuestras fotos estaban colocadas en la mesita del pasillo (aunque tal vez Edward las haya puesto sólo para esta ocasión) el espejo junto a la puerta ahí seguía. El comedor tenía el mismo aspecto refinado y había un ramo de rosas en el centro. Los cuadros que habíamos comprado en uno de nuestros viajes seguían en su mismo lugar, todo era lo mismo.
Fui hasta la cocina con Edward siguiéndome los talones. Me quedé helada al ver el refrigerador…todas y cada una de las notas estaban aún pegadas a él, y sabía que Edward jamás habría podido acomodarlas del mismo modo, ésas habían permanecido esos cuatro años ahí. Mis ojos se humedecieron y decidí sacar las cosas de las bolsas, Edward me ayudó en silencio.
- ¿Necesitas que te ayude? – me preguntó
- No, deja la cena en mis manos, tú tal vez tengas cosas que hacer
- Bueno, iré acomodando la mesa y escogeré el vino.
Edward salió y yo me quedé ahí parada. Me di la vuelta y al ver mi delantal colgado junto al refrigerador, me eché a llorar sin poder evitarlo, Edward había bajado y no subiría en un buen rato así que no me vería. Mientras me metía el delantal por la cabeza, lloré aún más, yo quería volver a pertenecer a esta casa, quería volver a los brazos de Edward, quería que todo fuera igual que cuando éramos recién casados.
Comencé a preparar la salsa mientras el spaghetti se cocía y empapelé el pescado para luego cocinarlo. Me llevó más de dos horas, pero la cena ya estaba lista. Me quité el delantal y salí de la cocina. Edward estaba terminando de arreglar la mesa.
- La cena está lista – le dije y él volteó a verme
- Genial, supongo que querrás arreglarte – Edward se dio la vuelta
- Pues sí, espero que no te moleste
- Para nada, ya sabes donde está todo…tus cosas siguen donde las dejaste
El nudo en mi garganta se hizo aún más fuerte y subí las escaleras corriendo. Entré a la habitación principal y temerosa abrí el clóset, mis cosas seguían ahí, efectivamente. Abrí la puerta del baño y también vi que Edward no había movido nada. Eso insufló esperanzas a mi corazón, quizá no todo estaba perdido.
Edward POV
Arreglé la casa lo mejor que pude antes de que Bella llegara, no quería que sintiera que todo lo tendría que hacer ella. Cuando vi su auto estacionarse, salí a ayudarla con las bolsas y la dejé en la cocina mientras yo iba por otras cosas al sótano.
Mientras escogía el vino, podía imaginarme a Bella preparando la cena y tuve que poner todo mi empeño en no subir como loco para llevarla a nuestra recámara. Sabía que esa noche no podríamos estar solos, pero creo que ya era hora de hablar. Quería a Bella dentro o fuera de mi vida, no la quería con un pie dentro y el otro fuera.
Subí y dejé el vino en el minibar del comedor y comencé a poner la mesa, justo como a ella le gustaba que estuviera mientras la escuchaba ir y venir en la cocina. Por toda la casa ya se percibía el delicioso olor de sus platillos. A veces me preguntaba por qué jamás quiso estudiar gastronomía.
- La cena está lista – oí la voz de Bella a mis espaldas y la miré
- Genial, supongo que querrás arreglarte – volví mi mirada porque no era capaz de verla más
- Pues sí, espero que no te moleste
- Para nada, ya sabes donde está todo…tus cosas siguen donde las dejaste
Oí las rápidas pisadas de Bella en las escaleras y poco después oí como cerraba una puerta y luego oí la regadera. Subí a mi habitación y vi que la ropa que Bella llevaba puesta ese día estaba en la cama. Imaginármela bajo el chorro de agua en la regadera donde tantas veces nos habíamos bañado juntos hizo que el deseo impregnara toda mi sangre.
Decidí que lo mejor que podía hacer esa desaparecer de arriba hasta que Bella estuviera lista. Bajé al estudio y me puse a leer uno de los libros de medicina que papá había dejado ahí. Eso funcionó como yo deseaba, me enfrasqué en la lectura intentando descifrar algo, y me olvidé por completo de Bella.
- Sabía que te encontraría aquí – oí la dulce voz de Bella y alcé la mirada
Me quedé atónito, Bella sí que lucía hermosa, divina, preciosa. El vestido azul que llevaba puesto lo había usado el día que mis padres vinieron a cenar cuando nosotros estábamos recién casados. Su figura seguía siendo estilizada y fina, sus piernas se veían hermosas y se había puesto unos zapatos negros de tacón bajo. Volví mi mirada a su rostro y no pude evitar que la boca se me abriera ligeramente. Su cabello estaba rizado, adornando su rostro angelical, mientras que sus ojos destacaban más por el delineador y sus labios invitaban a besarlos con ese tono rosa.
- Te ves hermosa – le dije mientras caminaba hacia ella
- Gracias – sus mejillas se tiñeron de un hermoso rubor y luego sonrió - ¿ahora lees medicina?
- Eso intento, no es tan fácil como leer literatura – le respondí sonriendo también – pero lo bueno es que los libros de medicina casi no tienen errores.
Bella me miró feo y yo reí al ver su ceño fruncido. Después ella también rió conmigo y en ese momento mis ganas de besarla fueron aún más grandes. Afortunada o desafortunadamente, el timbre sonó en ese momento y los dos nos miramos por unos momentos, la farsa acababa de comenzar. Pero había algo bueno en ello, podría besar a Bella y todos creerían que estábamos casados y ella jamás se enteraría de lo que sentía aún por ella.
Bella POV
El timbre sonó, ahora sí todo daba inicio. Miré a Edward y él me tendió su mano.
- ¿Sabes? Estos tacones podrían matarme antes de que termine la cena– le advertí
- No te preocupes, mi amor, no dejaré que te pase nada – él me respondió y bajó rápidamente para abrir
Yo me quedé ahí parada como tonta ¿es qué había dicho mi amor por lo de la farsa? ¿ o por otra cosa? Supuse que era por la farsa y comencé a bajar las escaleras mientras los invitados le daban la mano a Edward. Al verme bajar, todos ellos me miraron, yo sonreí ampliamente y fui a colocarme junto a mi esposo, quien me devolvió la sonrisa y me pasó un brazo por la cintura.
- Señores, permítanme presentarles a mi esposa, Bella – Edward me presentó y yo sonreí aún más (si se podía)
- Es un placer – dije y estreché las manos de todos mientras oía puros comentarios de aceptación
- Mucho gusto Bella, Edward jamás nos dijo que tenía una esposa tan hermosa
- Edward sin duda tienes un gusto exquisito, te felicito
- Muchas felicidades chicos, hacen una hermosa pareja.
Edward y yo tuvimos que sonreír en todo momento, y yo no lo hacía fingidamente, yo sonreía en serio porque volvía a estar entre los brazos de mi amor. Nos sentamos en la sala a platicar un poco y Edward me mantuvo abrazada y yo acomodé mi cabeza en su pecho. Cuando nos veían los socios él me besaba en el cabello, en la mejilla o acariciaba mis cabellos y mis mejillas mientras yo lo miraba sonriente.
Y a pesar de todo, yo no podía negar que toda esta farsa me salía de lo más natural. Porque yo no necesitaba fingir que lo amaba, yo lo amaba de verdad.
¡¡¡Hola gente linda!!! aquí les traigo un capítulo un tanto corto pero muy significativo y les tengo una pregunta ¿harán algo Bella y Edward esa noche? ¿algo que no sea dormir? jajaja lo someteré a votación y espero recibir muchos votos.
Besos
Anya