15. Epílogo: De aquí en adelante / Tabula rasa (Es una locución latina que significa "tabla rasa" (es decir, una tablilla sin inscribir) y que se aplica a algo que está exento de cuestiones o asuntos anteriores. También se utiliza la expresión "Hacer tabula rasa" para expresar la acción de no tener en cuenta hechos pasados, similar a la expresión más moderna de "hacer borrón y cuenta nueva".)
[4 minutos desde la muerte de Skynet]
1.
John Connor se acercó finalmente a Sarah. Ella aún estaba abrazando a Sven, sin soltarlo. Parecía desconsolada.
-Sarah. –John llamó su atención. La mujer se fue apartando lentamente de Sven y se acercó a él, hasta que quedaron el uno frente al otro.
-Gracias. –Dijo él. Luego, con duda, extendió las manos hacia ella y le agarró por los hombros con suavidad. Ella se quedó inmóvil, sorprendida. Entonces, siguiendo un impulso, John la atrajo hacia sí y la abrazó con calidez.
-Gracias por salvarnos, Sarah… –Murmuró en su oído, mientras lloraba, sintiéndose libre por primera vez en su vida. -¡Gracias por salvarme!
[37 minutos desde la muerte de Skynet]
2.
Tras salir de la celda sin mirar atrás, John, Kate, Sven y Sarah se encontraron con que la base entera estaba, aún, recuperando la cordura.
Los hombres y mujeres que habían sobrevivido al ataque, se abrazaban en silencio o prorrumpían en estridentes carcajadas. Algunos lloraban, otros aplaudían. La mayoría tan sólo miraban a su alrededor dubitativos, sintiendo de repente con cegadora claridad, que lo que habían considerado con un sueño inalcanzable estaba finalmente ante ellos. Y todos tenían miedo, miedo a perder ese sueño en cualquier instante, sin haber podido disfrutarlo ni un sólo segundo. ¿Qué iba a pasar a partir de ahora?
Así que todos miraron a John cuando entró en la sala. Porque todos, en mayor o menor medida, necesitaban que les siguiera guiando. Que siguiera dándoles fe en el futuro incierto… Aunque ese futuro pareciera esperanzador.
3.
Esa misma noche, el cadáver de Noah fue enterrado junto con los que habían muerto en el postrer enfrentamiento contra las máquinas de Skynet. John Connor en persona, se ocupó de ello.
Mientras, Pierre contemplaba el puro pensativo, pasándoselo de una mano a otra con duda.
-¿Te lo vas a fumar de una vez? – Sven sonrió, mientras él y Sarah se acercaban a su taciturno amigo. Ella parecía tremendamente cansada. Era la primera vez que el francés la veía así. Tan débil, tan humana...
-La verdad es me he acostumbrado a llevarlo al cuello. -Respondió con gravedad, mientras se lo guardaba en la bolsita sonriendo con ironía. –Además, parece que la guerra ha terminado y estoy vivo. –Hizo un leve gesto para señalar a su alrededor. - Definitivamente es un buen amuleto… Así que sería una pena fumárselo. ¿Quién sabe cuándo volveré a necesitar buena suerte, después de todo?
Miró directamente a Sarah, hasta que ella le sonrió. Lo peor de la tormenta había pasado.
[6 días desde la muerte de Skynet]
4.
Poco a poco, se empezaron a recibir noticias desde otras bases. Primero fueron por medio de pájaros mensajeros y ratas. Luego empezaron a venir supervivientes en persona. Exploradores que caminaron tan lejos como pudieron, para comprobar esperanzados que todo estaba igual en tierras más distantes, que allí también habían dejado de funcionar las máquinas. Finalmente, cuando tuvieron eso claro (que las máquinas habían sido derrotadas definitivamente) se montaron radios de emergencia, para conseguir comunicar con puntos aún más lejanos.
Más o menos, esto ocurrió así a lo largo y ancho del planeta.
De esta manera fue como, antes de que terminase la primera semana desde victoria de los humanos, casi todos sabían que Skynet había dejado de existir y que los humanos eran libres: Después de años de luchar por ella, al fin había paz.
Y entretanto, los seres humanos cuyos cerebros Skynet había manipulado, fueron puestos en libertad. Ya no había órdenes de destrucción que temían que siguiesen.
[3 semanas desde la muerte de Skynet]
5.
Tal como Skynet planeó, la población mundial había sido drásticamente reducida. Los que habían sobrevivido a esa guerra eterna contra las máquinas, empezaron a ser conscientes de que había que adaptarse a la nueva situación.
La humanidad, poco a poco, recogía sus pedazos y empezaba a reconstruirse, a sanarse y a encarar el futuro con ilusiones y esperanzas renovadas. Todos habían aprendido valiosas (y caras) lecciones. Todos se sentían mejores personas, más fuertes, más sabias y más comprensivas…
Las familias, poco a poco, volvieron a reunirse. Los amigos se estrecharon las manos con calidez... Y las heridas, poco a poco, fueron cicatrizando.
[8 meses desde la muerte de Skynet]
6.
Después del segundo mes de paz, se habían reanudado las comunicaciones con la vieja Europa.
Aunque allí había habido numerosas bajas humanas, los distintos grupos que habían quedado con vida, se iban reuniendo y organizando poco a poco. Los escasos T-1000 supervivientes al conflicto, que (como Sarah) aún permanecían en activo, se declararon pertenecientes al Movimiento. La mayoría de ellos se habían unido antes de que acabase la guerra a los grupos de humanos, para ayudarles a sobrevivir y, al acabar el conflicto, se ofrecieron como voluntarios para manipular los deslizadores que no habían sido destruidos en la guerra y utilizarlos para el transporte de víveres, medicinas, herramientas y humanos a otros lugares.
-Entonces, ¿te marchas a Europa otra vez?
Pierre asintió, mientras torcía los labios en una mueca irónica:
-Si no te conociese, Sven… ¡diría que vas a echarme de menos!
Ambos sonrieron con complicidad, y continuaron bebiendo su café. Pierre siguió hablando de sus planes, mientras Sarah se acercaba a ellos. La muñeca tenía un aspecto magnífico con ese pantalón ceñido, hubo de reconocer Pierre, sonriendo para sí.
-He oído decir que te vas esta semana, Pierre. –La voz de ella no reflejaba exactamente qué sentía. Tal vez pena, ¿o sería alivio?…El francés no estaba seguro de querer averiguarlo.
-Frank llega hoy. Se vendrá conmigo. Quiere volver a Alemania, a buscar a sus padres y hermanos, si es que sobrevivieron a todos estos años de guerra. Nunca se sabe, ya conocéis el dicho: "La esperanza, es lo último que se pierde"
Sarah sonrió y luego hizo algo que dejó de piedra a Pierre. Se agachó ligeramente y le abrazó.
-Gracias por todo, maldito francés… ¡Cuídate! -Susurró en su oído.
Pierre sonrió de oreja a oreja y, simplemente, respondió a su abrazo y decidió que, ¡qué demonios!... También él iba a echar de menos a esa condenada mujer.
7.
Esa noche, reunidos en torno a la misma mesa, los que se habían despedido antes del enfrentamiento final, volvieron a brindar por el futuro. Y esta vez la esperanza no era un anhelo, sino una realidad tangible y preciosa. Pierre les sorprendió a todos sacando, de nadie sabía dónde, una lujosa botella de vino español. Incluso Eva se mojó los labios con él, para celebrar que habían vuelto a juntarse, que estaban vivos y que tenían una nueva existencia por delante, todos ellos.
-¿De dónde has sacado este vino? –Preguntó Sven, mirando con sorpresa hacia Pierre. –Es delicioso…
-¡Nada que ver con lo que nos hiciste beber la vez anterior! –Completó Jorge, apreciativamente.
El francés sonrió misterioso, mientras les guiñaba el ojo con picardía.
-Tengo mis contactos… -Dijo simplemente.
Alguien había encontrado la botella hacía más de un año, en una ronda de vigilancia, y se la había regalado a Kate, que había atendido el parto de su hijo en uno de los nidos. Y ella la había guardado, para celebrar una ocasión especial, si es que alguna vez se presentaba… Esa misma mañana, cuando supo que todo el "grupo europeo" se iba a volver a reunir después de tanto tiempo, había buscado a Pierre y se la había entregado.
-Creo que merecéis brindar con esto. –Le dijo simplemente, antes de volver a la enfermería.
[Más de 1 año desde la muerte de Skynet]
8.
Se habían ido formando algunas ciudades, lejos de las ruinas de las anteriores. Los esperanzados humanos querían comenzar de nuevo, lejos de los recuerdos y los malos sueños que les habían perseguido durante años. Y ya que tenían que empezar de cero, querían hacer las cosas bien.
Así que las ciudades ahora eran pequeñas y tranquilas. Más parecidas a los pueblos grandes de antes de la guerra, con casas unifamiliares y cuidados jardines. La mayoría de los humanos echaban de menos algo de esa paz idílica con la que habían soñado durante la anterior etapa de destrucción. Además, no había tanta población como para tener que hacinarse en interminables rascacielos rodeados de asfalto. Era más práctico que cada uno dispusiera de su propio espacio para ser feliz: Las familias numerosas tenían casas más grandes, las personas solas vivían en otras más pequeñas… La lógica imperaba por encima de lo demás.
El dinero no existía como tal. La economía era básicamente de trueque.
Como durante el periodo de la guerra, en estas pequeñas comunidades, cada cual ponía su granito de arena, aportando lo que sabía: El que tenía conocimientos de medicina, era médico. El que durante la guerra había trabajado como programador, empezó a reprogramar máquinas, para que ayudaran a los humanos en los trabajos más pesados...
La gran mayoría, que habían sido soldados, se reciclaron en diversas ocupaciones: carpinteros, jardineros… Cada cual en lo que mejor se le daba o lo que más le gustaba. Había muchas cosas que hacer para reconstruir la sociedad.
John Connor no había dejado de ser líder en este nuevo mundo. Él fue uno de los que empezó a unir los pedazos de humanidad para lograr reconstruirla. Enseñó a todos la cinta que habían grabado de Skynet, durante su confesión en la celda. Necesitaba que los humanos conocieran la verdad: Que ellos mismos habían desencadenado su propia destrucción.
Aunque borró el final, porque nadie necesitaba saber quién le había disparado a Noah. Además, Sarah se lo había pedido. Sólo ella, Kate y Sven llegaron a saber la verdad de lo que había pasado allí. De todas maneras, nadie preguntó. La guerra había terminado y para los supervivientes, bastaba con eso.
"Con eso y con que los humanos no volvieran a tropezar con la misma piedra", pensaba a menudo John Connor
9.
Kate se miró en el espejo con detenimiento. De repente se sentía vieja. Lib y su hijo Kyle la habían hecho abuela hacía dos meses escasos. Ella misma asistió a su nuera en el parto y fue la primera en coger entre sus brazos a la pequeña Sarah Lee. Y hoy, su otro hijo, Robert, se iba a casar.
-Estas preciosa, madrina… -John se acercó a ella, contemplándola con admiración. Kate sonrió. Los piropos de su marido siempre conseguían animarla. Después de tantos y tan difíciles años, se sentían como dos adolescentes que iban a su baile de graduación… Ese baile que ninguno de los dos había tenido.
-¿Preparada?... Tu hijo está nervioso y creo que deberías ir con él. Te necesita. –Le guiñó un ojo con picardía. Ella asintió, cogiendo aire. Y luego se volvió hacia él, le estampó un beso apasionado y se fue, dejándole con ganas de más.
La boda fue sencilla y emotiva. Todos estaban allí, sus hijos y sus amigos. También Sven y Sarah, aunque John no estaba seguro de que fueran a venir. Al final, poco tiempo después de que Pierre y Frank se fuesen a Europa, ellos decidieron acompañar a Eva, Jorge y Luz de vuelta a España. Apenas habían hablado con ellos desde entonces, aunque sabían que Sarah estaba colaborando activamente con la recuperación de los supervivientes de la guerra allí, junto con otros T-1000 pertenecientes al Movimiento.
Cuando terminó la celebración, los cansados y felices invitados se fueron marchando. Entonces John se acercó a Sarah y a Sven, que permanecían aún sentados, en un banco alejado del jardín charlando con Ross. Le sorprendió que Sarah pareciera más vieja de lo que la recordaba y más cansada. Sus ojos estaban rodeados de pequeñas arruguillas y tenía un brillo algo triste.
-Os agradezco que halláis venido... Para nosotros, para Kate y para mi, era importante. Esta boda, no habría podido celebrarse sin vosotros. -Dijo con voz grave mientras se sentaba junto a Sarah en el banco. Ella sonrió. Sven se puso en pie, seguido de Ross.
-Nosotros vamos adentro... Para ayudar a Kate. -Dijo el rubio, apretando la mano de Sarah antes de marcharse lentamente hacia la casa junto a Ross. John y Sarah se quedaron en silencio unos instantes. Fue Sarah la que habló primero.
-¿Sabes? Hemos decidido casarnos... Sven me lo pidió una y otra vez, hasta que... yo acepté. -Sarah levantó la mano para mostrarle un fino aro de oro en su dedo. John sonrió con sinceridad.
-¡Es una excelente noticia, Sarah!
Ella hizo un gesto de gratitud y bajó la mano.
-Es un cabezota. Le insistí en que formamos una extraña pareja, que no soy humana. Que jamás podré dormir, soñar... Ni llegar a ser madre. -Alzó los ojos hacia John, repentinamente cohibida, como intentando adivinar qué pensaría de ella por esas confesiones. Pero el hombre se limitó a asentir con tranquilidad. Sarah bajó los ojos y sonrió para sí. -Pero él respondió que ya sabía de sobra todo eso, pero que yo era un reto para él...Y también un regalo. Entonces se puso de rodillas para ponerme el anillo en el dedo. Así que al final, no he encontrado más razones para negarme...
-Esto no es un error, Sarah... Tú... -John guardó silencio unos momento, hasta encontrar las palabras que buscaba. -Eres más humana que algunos de nosotros, ¿sabes?
-Gracias. -Fue todo lo que consiguió decir ella, mirando fijamente a John a los ojos. Él sonrió tristemente, cogiéndole las manos con suavidad.
-Nuestra existencia, Sarah... ha sido difícil. Hemos sido siempre piezas en un tablero y Skynet nos ha movido hacia delante, incluso contra nuestra voluntad. Pero ahora, somos libres de tener nuestro destino, Sarah... Libres para vivir nuestras propias vidas como mejor nos parezca.
Sarah tragó saliva:
-Y yo… sólo tuve que matar a un niño para conseguirlo. -Murmuró. - Me alegro de no poder soñar, porque tendría pesadillas... Aunque, en realidad, recordarlo ya es una pesadilla por sí misma.
John la atrajo hacia sí y la abrazó. Sentía un nudo en la garganta, pero se obligó a hablar. Ella necesitaba oírlo.
-No eres una asesina, Sarah. Sólo hiciste lo que debía hacerse. Lo que yo no fui capaz... - Una pausa, mientras recuperaba el aliento. -En realidad, siempre lo hicimos todos. Incluso Skynet... Él también hizo lo que debía hacerse.
[Más de 20 años desde la muerte de Skynet]
10.
Una generación entera había crecido en libertad, con la guerra contra las máquinas como un recuerdo lejano o una historia contada por sus padres. Pronto, (¿Qué son varias decenas de años en un plantea que lleva tanto tiempo existiendo?) no quedaría nadie vivo que hubiese participado en la batalla.
Desde luego, la tierra había cambiado mucho, en la mayoría de las cosas para mejor. Skynet había conseguido su objetivo. Los que habían sobrevivido al enfrentamiento con él, habían aprendido a valorar el planeta y sus recursos. Y también, a los humanos como raza. Y todo eso, se lo habían transmitido a las nuevas generaciones.
11.
-Estoy muy orgullosa de ti. -Dijo Sarah mirando a su ahijada con una sonrisa. Luz se estaba convirtiendo en una de las mejores programadoras del planeta. Claro que había tenido un gran profesor, William Leeds, el héroe de guerra, le había enseñado personalmente todo lo que sabía. Y, claro, su madrina también. Y aprender de la fuente, es una gran ventaja...
-Gracias, tía... - Luz miró de reojo desde su posición frente a la pantalla del ordenador y sonrió encantada. Luego tragó saliva y se puso seria. - Espero que el tío esté mejor.
Ella sonrió con tristeza, mientras negaba con la cabeza: Sven se estaba muriendo y nadie podía cambiar eso. Luz se levantó y se fue a sentar junto a Sarah en silencio. Después, le cogió las manos con suavidad.
-Lo siento mucho, tía...
-En realidad, Luz... he venido por eso.
La joven se quedó mirándola con duda, mientras Sarah carraspeaba. La T-1000 no ocultaba su condición. Pero desde que se había casado con Sven, había tomado la decisión de ir cambiando su aspecto con los años, de manera que este reflejase el paso del tiempo. Así que, realmente, Sarah había envejecido. Y también, se sentía más vieja de espíritu que antes.
-Luz, quiero poder morir. Siento que ya ha llegado mi momento...
La joven volvió hacia ella los ojos espantados. Pero la tristeza cansada de la mirada que le devolvió Sarah, detuvo la negativa instantánea que había saltado a sus labios. Su madrina habló, antes de que ella pudiese hacerlo.
-No voy a discutirlo contigo, Luz. Yo misma podría diseñar un programa para esto, pero quiero que me ayudes. ¿Lo harás?... Por favor.
Durante unos instantes que parecieron eternos, ambas mujeres se miraron fijamente en silencio, cada una con sus propios pensamientos y dudas.
-¿Estás segura? -Dijo finalmente la chica. Sarah asintió, suspirando profundamente. La decisión estaba tomada.
11.
Un mes después, Sven murió. Sarah y Luz estaban preparadas.
Sarah dejó de existir tres días después, tan pronto como todo estuvo en orden y se despidió de los amigos que aún le quedaban con vida.
La mayoría de la humanidad jamás supo de su existencia. Y tan sólo un puñado de seres humanos fueron conscientes de que ella había hecho posible el final de la guerra contra las máquinas. Pero todos los que la habían conocido lloraron por su pérdida.
Al fin y al cabo, Sarah había sido una máquina muy humana, incluso en su necesidad de dejar de vivir.
FIN
16. DESPEDIDA Y CIERRE: Ab imo pectore (En sentido literal significa "desde lo profundo de mi corazón"." Con todo mi corazón, con toda franqueza")
Como ya os he dicho, esta historia ha sido muy especial para mí.
He disfrutado mucho escribiéndola, releyéndola, corrigiéndola y compartiéndola con todos vosotros. Y además, me ha acompañado en una fase de mi vida algo agitada, pero bastante fundamental de cara a mi futuro.
Y ahora, ¿qué pasa cuando una historia se acaba?... La respuesta más fácil (y más esperanzadora) es que ahora vendrán otras historias. Pero no podemos evitar una sensación de vacío, aunque sea un vacío agradable, porque trae la conclusión de un esfuerzo: Ya sea el de leer o escribir la historia. Al menos, a mí siempre me pasa… Te da pena que se acabe y sabes que echarás de menos a los personajes. Al fin y al cabo, te han acompañado durante mucho tiempo y se les termina por coger cariño...
Pero toda historia ha de tener un final. Y espero que a todos os haya gustado este.
Y finalmente, no puedo despedirme definitivamente sin dar la gracias, una vez más, a todos los que me habéis acompañado hasta aquí: a los que os he conocido (Ginevre, LMC BRAVO, Valdemar, aural17...) y a los que no. Esta historia la he escrito por mí misma, pero también, por vosotros.
Cirze