EL FINAL DE LA HISTORIA…ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO LEERLA COMO ME HA GUSTADO ESCRIBIRLA. AGRADEZCO EN ESPECIAL A: LAYLA RYU, CAFANEL, INUGOMEL Y LORENA. MUCHAS GRACIAS POR LOS REVIEWS SON DE MUCHO APOYO. GRACIAS ASÍ MISMO POR LA PACIENCIA…Y POR TENER TIEMPO PARA LEER ESTE FIC

KaZe KuRoI

Capítulo 20: Destino: Una nueva historia

Los últimos meses fueron insoportables. No pude dormir bien. No pude comer bien. No pude casi ni vivir bien. Mi vientre creció tanto en tan poco tiempo que parecía mentira.

Inuyasha solo pasaba en casa y muy seguido me preguntaba sobre mis molestias.

Creo que jamás había soportado tanto. Su paciencia no es muy extensa, pero esos últimos días fue el hombre más paciente del mundo, dentro de sus límites.

Ahora me duele hasta el último ápice de mi cuerpo. No siento nada que no sea el insoportable dolor de mis caderas. Es como si desgarraran todas mis entrañas. En mi habitación cuelga del techo una sábana gruesa. Me encuentro recostada en la cama. Kaede me sujeta la mano, mientras Kanna corre de un lado hacia otro trayendo y llevando cosas que son tan inútiles…al menos para mí.

En los escasos estados de conciencia, de cese de dolor, escucho los pasos de Taisho fuera. Está nervioso. Todos están nerviosos. Pero parece que mi marido no soporta más. Pareciera que va a salir corriendo. Inuyasha es como un enorme león desesperado por salir de la jaula donde lo han encerrado.

El dolor vuelve. Duele…duele tanto…Oigo voces que hablan fuerte, que me dicen cosas, que me explican algo, que intentan tranquilizarme…pero nada tiene sentido. Lo único que quiero es que cese ya. Por favor…que pare ya este dolor…Siento que mis órganos van a estallar.

-Mi niña…vamos…rápido…ya...levántate…toma, agarra esto fuerte…Muerde…muerde fuerte.

Aturdida me incorporo y agarro con todas mis fueras la sábana. Mis rodillas se apoyan en la cama, y me dan algo que no reconozco para que lo muerda.

Creo que voy a morir…no quiero morir. Quiero ver a Inuyasha cuando Kaede…

La siguiente contracción es tan fuerte, tan certera que mi vista se nubla…las lágrimas no saben cómo salir y se amontonan en mis ojos. Mi voz se vuelve grave, alta y desesperada. El sonido que sale de mi boca es un chillido desesperado…increíblemente fuerte, cuando penas siento fuerzas.

-Kaede…

-Quédate donde estás Inuyasha Taisho…no puedes hacer nada…Sal…sal ya.

Creo que los minutos siguientes son como una tortura lenta y mortífera, pero de pronto escucho un débil quejido de Kaede, y a continuación un lloriqueo potente.

Kanna me ha contado hasta ahora 4 veces cómo sufrió porque parecía que iba a desmayarme. Me ha repetido 15 veces que Inuyasha parecía estar más enfadado que nunca y que no hacía sonido alguno. Me ha dicho que mi marido al ver a Kaede con la pequeña sintió tanto alivio que se dejó caer sobre el sillón con un sonido seco, y que no quería coger a la niña porque era muy pequeña y parecía que podría dejarla caer, que se escurriría en sus brazos. Y al fin me ha explicado la cara atónita de mi marido cuando la ha visto salir con otro pequeño bulto.

-Creo que la sorpresa del niño no se le pasó hasta después de un buen rato.

Sonrío, mientras juego con las manitos diminutas del pequeño que me mira con sus enormes ojos dorados.

-¿Sabes lo más gracioso? Cuando salí a verlo. Me juró que en su vida te volvería a tocar.

-¿En serio? Es una promesa muy valiente. Me han dicho que los instintos masculinos son más difíciles que controlar que los de la mujer…

-Sin embargo, lo dudo mucho. Esa promesa no vale nada.

Mi cuerpo aún se siente pesado, pero mi corazón es hoy más ligero que nunca. Vuelvo a mirar sus diminutos puñitos. Su cabello negro como la noche, parecido al mío, se revuelve incesante. Inutaisho es igual a su padre, excepto en el color del cabello. Sus enormes ojos dorados lo ven todo, lo observan todo, lo analizan todo.

Yuuna duerme junto a mí. Su cabello de un color suave, castaño, parecido al de su padre, cae en diminutos mechones, y sus mejillas son tan rosadas que parece tener mucho calor.

-El que te desmayaras al terminar el parto nos asustó a todos. Incluso el médico se puso blanco. Creímos que tendrías una hemorragia, pero por suerte eres muy fuerte.

-Jamás he visto algo tan bonito.

-Son muy distintos ¿verdad? Ella con el cabello claro y los ojos azules, y él con el cabello negro y los ojos de ese color tan peculiar de los Taisho. Es como si hubiesen sido dibujados a propósito…

-¿Dónde está Inuyasha?

Antes de terminar mi pregunta, el aludido entra por la puerta mandando y corrigiendo. Los pobres hombres no saben por dónde ir.

-No, no…así no…tienen que estar juntas.

Es la segunda cuna. Al dejar los pobres hombres una cuna junto a la otra, mi marido se recuesta a mi lado, totalmente cansado, como si el laborioso trabajo de regañar a los mozos fuera demasiado agotador.

-Esto es increíble. Apenas tienen dos semanas y ya este castillo está patas arriba.

-Si quieres podemos ir donde mi padre, seguro y le encanta la idea de recibir a su hija y a sus nietos.

-No seas ridícula…no me refería a eso.

Sonrío al ver que mi comentario lo ha enfadado de verdad. Kaede nos mira y antes de decir que no debemos discutir delante de los niños sale riendo por la puerta debido al sonrojo que ha estallado en las mejillas de Inuyasha.

-Me has hecho hablar.

-Pues tú no deberías decir ese tipo de cosas.

-No creí que lo tomarás de esa manera, a lo que me refiero es a que esas dos cositas pronto me volverán tan loco o más que tú.

-Estoy segura que los consentirás mucho.

-Por supuesto…eso es inevitable, sin lugar a dudas. Soy su padre.

La puerta es golpeada suavemente y antes de que alguno pueda decir algo, Kanna pasa y sonriendo deposita un hermoso adorno floral en la mesita cerca de mi cama.

-Esto es para usted.

-Vaya…son muy bonitas, ¿quién las envía?

Inuyasha ha tomado la pequeña tarjeta. Su ceño está fruncido y sus labios apenas y son una finísima línea blanca. Primero revisa lo escrito para después mirarme con ojos asesinos y leer en voz alta, en un tono demasiado irritado.

-"Imagino que ahora más que nunca el brillo de vuestros hermosos ojos es inusual, maravilloso. Mi corazón se llena de gozo por vos, mi lady, porque vuestra belleza debe rebasar lo increíble con tanta felicidad" NO.

-Me han comentado que su hijo tiene los mismos ojos color cobrizo del lord Onigumo anterior.

-Sí, es cierto. La mancha de los Onigumo también la ha heredado.

No le pregunto cómo sabe algo del hijo de lady Kikyo. No le pregunto desde cuando sabe algo…Inuyasha está decidido, sabe que no es hijo suyo, sabe que me ama…Ha elegido una vida conmigo. Y eso es lo único que me importa.

Puede que si hubiese gente que conociera esta historia, que conociera su traición, me diría que así no me puede amar. Que amar no es traicionar a la persona amada. No defiendo lo que hizo, no defiendo su engaño…sus mentiras, su daño. Pero sé que amar también es perdonar. Y si yo estoy dispuesta a perdonar, a disculpar, a olvidar lo pasado, a darle una segunda oportunidad porque creo en su palabra ¿por qué debo atender a comentarios ajenos a mi amor?

Sé que lo amo. Creo en su palabra. Creo en su amor. Y creo en mí. Creo que puedo ser feliz. Quiero ser feliz. Quiero arriesgarme y concederle una segunda oportunidad, no a él, sino a nuestro amor.

-¿Qué mancha?

-Una mancha rara en la espalda. Según los rumores tiene forma de araña. Pero creo que son tonterías…

-Tu familia también tiene una marca.

-¿Qué marca? ¿Cuál?

-Esos ojos dorados…no hay muchas personas que tengan esos ojos…creo que solo los Taisho.

-No es lo mismo.

-Claro que sí. Eso los diferencia a las demás familias.

-Bueno ese no es el tema. ¿Por qué Naraku te sigue escribiendo? ¡No se cansa de molestarme!

-Inuyasha no todo gira en torno a ti…es a mí a la que le escribe.

-Por eso mismo, eres mi mujer…no tiene por qué escribir y peor mandar flores…

-Inuyasha, lord Naraku es un hombre casado y felizmente enamorado de su mujer…

-Me da igual…no quiero que te mande flores…Me hace poner de mal humor.

Parece que lo dice en serio…es gracioso como su ceño se frunce y al ver a los pequeños vuelve a sonreír como si nada hubiese pasado.

-Y ahora, ustedes dos, ¿qué se creen al quitarme toda la atención de su madre?

-Odio hacer esto… ¿por qué no podía acompañarte Kaede?

-Porque Kaede está cuidando de los pequeños…

-Y ¿qué más necesitas?

-Sólo me hacen falta los sobreritos…Inutaisho y Yuuna van a recibir a su abuelo en sus mejores galas…

Al salir de la casa de la modista, el sol nos pega de frente. La mañana es suave. A lo lejos los árboles de la plaza parecen caballeros orgullosos, mientras de sus ramas caen miles de mariposas doradas. Y al descansar las hojas en el suelo forman mares y mares de recuerdos en mi cabeza.

Empezamos a caminar, pero mis piernas están cansadas ya…todavía estoy débil. El médico dice que me he recuperado muy bien, que estoy perfecta. Sin embargo, las palabras "su mujer estuvo a punto de tener una hemorragia" son lo único que penetró esa cabeza tan dura de lord Taisho…No podré salir en tres meses más, siquiera…aunque no sé cómo he hecho para que me permitiera salir un poco a tomar el aire.

De lejos se acerca una pareja también, solo que lleva el padre a un niño en brazos. Lord Naraku se ve realmente orgulloso y lady Kikyo está más bonita que nunca. Su belleza serena y fría la hacen una mujer realmente interesante a la vista de cualquiera. El pequeño apenas visible por la mantita color azul pastel, mueve su manito, mientras lady Kikyo lo mira atentamente. La nana del bebé los sigue de cerca.

-Lady Higurashi…Taisho…

-Buenas tardes, lord Naraku…Lady Kikyo…

-Onigumo, lady Onigumo…

Ella sonríe apenas y toma a su hijo en brazos…mira de reojo a Inuyasha, pero éste parece inmerso en una pelea visual con el lord frente a él.

-Felicidades.

-Igualemente.

La tención es algo tan incómodo…sobre todo para los que observamos.

-Inuyasha aún nos faltan ver los sombreritos…

-Sí, sí…es cierto.

-Lady Onigumo…Onigumo…que pasen bien.

Inuyasha me toma de la mano y hala…Yo sonrío a lord Naraku pero antes de que pueda decir adiós mi marido empieza a caminar deprisa, como si el de la idea de irse hubiese sido él.

-Adiós, lady Higurashi…

-Taisho…

Me despido con la mano y me giro hacia mi marido.

-¿Decías algo?

- Taisho…

-¿Cómo?

-Eres lady Tasiho.

Solo lo miró…pero no me detengo, y mientras más acelero el paso, él más deprisa va.

-Inuyasha…vas muy rápido, no puedo seguirte.

-Oh…lo siento, amor…discúlpame.

Y ríe…ríe tan alto y claro que es imposible no sonreír ante su alegría. Sus ojos brillan ahora con una luz exquisita…y me enamoró hoy más de él.

Quizá el comprobar que la sombra que hacía dudar su corazón ya no le afecta, lo hace ahora estar en paz.

-Te amo, Kagome…

Sonrío. Mi corazón sonríe. Mi alma sonríe.

-¿Crees que podamos comprarle un cepillo nuevo a Kaji?

-Claro que sí, pero no podrás montarlo hasta mucho tiempo después.

-¿Cuánto es mucho tiempo después?

-Mucho… mucho tiempo después.

-Que respuesta…¿Qué voy a hacer contigo?

-Te amo, Inuyasha…no sé por qué te amo tanto…no lo sé…

El ríe de nuevo y aprieta más mi mano.

-Quizá por la misma razón que yo.

-¿Y cuál es?

-¿Cuál va a ser? Pues la razón más lógica. Que te amo. ¿O acaso hay otra razón para amar?

… FIN …