Gracias a Lore, quién me dijo que si lo publicara. Estaba a punto de no hacerlo.

Death Note no es mío.

Escrito para pervertdays.


Esa noche no podías dormir, lo cual era algo típico desde hacía mucho tiempo. Como cada noche, habías salido a caminar y, al tiempo que pasabas bajo las viejas farolas, intentabas planear cada movimiento de Kira.

Sin embargo, esta noche era diferente, esta noche era el aniversario de la muerte de L. Y eso no te dejaba pensar con calma. Sin poder evitarlo, volvías a los recuerdos de los días pasados. A recordar los pasteles de fresa, las sospechas y los porcentajes, los acertijos y pistas, el sexo y la charla.

Evocabas las noches cuando sentías su contacto, tan simple y preciso. Era tan fácil que te tocara y perdieras el control. Era igual de fácil que ni siquiera te mirara y, de igual forma, te alteraras. De una u otra forma nunca estabas tranquilo.

Ahora reías, no podías evitarlo, ante el patetismo de lo que habías sido en esos días. El simple toque de alguien descontrolándote, algo vergonzoso.

Hasta ahora, había sido fácil impedir sentir algo, lo que fuera. Pero este día era inevitable sentir el abandono y todo aquello que provocaba el recuerdo de L. La victoria había sido deliciosa, sublime, pero, muy a tu pesar, tenías que admitir que había sido algo cara. Cara en el aspecto de que la competencia se había ido y todo había vuelto a ser aburrido.

Sabías que cuando L había muerto, una parte de ti, probablemente la parte más oculta y pequeña, había sentido la oscuridad cubrirla poco a poco, había sentido el despertar completo de Kira. Y con la muerte de L, la muerte de lo poco que quedaba de Light había sido inminente.

Seguías con un camino que no conducía a ningún lugar, mientras que en la calle no había otro sonido aparte del que producían tus propios pensamientos. Los cuales eran tan estruendosos como un trueno en la mitad de la noche.

Y, mientras andabas, seguías recordando. Cada lucha, cada risa, cada golpe y todas las heridas. Las heridas, tanto físicas como mentales, después de cada enfrentamiento, no importando cual fuera la naturaleza del encuentro, siempre habían sido una constante. El cansancio que producía el tener que lidiar con tu enemigo mortal las veinticuatro horas del día. El enemigo que era más que un simple adversario.

Pero no importa. Él se ha ido, recordarlo ya no tiene ningún sentido.

La hora de volver a casa, y de ser Kira una vez más, ha llegado. El momento de inútil sentimentalismo termina en el momento en el que las farolas se apagan, el amanecer llega y la noche se desvanece y su recuerdo se une rápidamente al resto de tus memorias.


Gracias por leer, comentarios y sugerencias bienvenidos.