Animal, le había dicho animal, esa zorra de Neliel. Tomo su arma y arremetió contra ella, inútilmente ya que esta bloqueo su ataque, siguió con su discurso agregando que era un monstruo que se dejaba llevar por sus instintos. La ataco de nuevo pero como otras veces ambos detuvieron sus ataques antes de dar un golpe fatal, reflejo lo llamaba él –objetado que se había acostumbrado a sus luchas-, piedad lo llamaba ella –ya que él era mas débil-.
Ambos sabían que era mentira, que a través del odio que él le había profesado por años, el deseo hacia ella y a su cuerpo crecía cada día. Y ella lo seguía a todas partes no solo para protegerlo por que era más débil, sino por que muy a su pesar las conductas animales, de Nnoitra la habían hechizado.
Apartaron sus armas y se examinaron mutuamente, recorriendo con miradas desvergonzadas el cuerpo del otro, sabían que era imposible, él la odiaba, ella no soportaba su forma de pesar, él no podía permitir que una mujer fuera mejor en batalla y ella no quería ser un monstruo como él.
Nnoitra dio un paso hacia ella, que lo miraba expectante, tiro su arma al suelo y dio otro paso hacia ella, mientras la incredulidad y la confusión se apoderaron de ella. Llego hasta ella y poso su mano sobre la de Neliel y le quito su arma arrojándola lejos también.
No dejaba de mirarlo sorprendida, vio como él puso una de sus manos en su mejilla y la otra en su cuello y luego como rozaba sus labios con los de ella, para dar inicio al beso mas intenso de toda su existencia, cargado de sentimientos completamente opuesto, ella coloco sus manos alrededor de el cuello de Nnoitra, mientras una de las manos de él bajaba por su espalda.
Que te quede claro – dijo Nnoitra mientras se separaba bruscamente de ella – Esto pasara solo una vez, solo va a ser sexo por odio. Y no va a cambiar nada.
No esperaba menos de un animal –dijo Nel mientras se apoderaba de sus labios