Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, son de Meyer. Si por mí fuera, Jasper aparecería mucho más y con ropa muuuuy Sexy. Sólo Elizabeth y Evan son de mi propiedad.
Pairings: Edward/Bella, Rosalie/Emmett, Alice/Jasper, Esme/Carlisle.
Warning: +17, puede haber leguaje adulto y escenas de sexo.
Summary: Bella y Edward acaban de graduarse. La noche de la fiesta, ambos tienen su primera vez. Pero ninguno de los dos puede imaginarse que esa noche podría cambiar su vida. Edward abandona a Bella, dejándola a su suerte. Seis años después, el destino quiere reencontrarlos.
Capítulo dedicado a: TODOS
Epílogo II: No te vayas lejos de mí
Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, es una buena forma de acabar. Incluso noble. Eso debería contar algo. (…) Cuando la vida te ofrece un sueño que supera con creces cualquiera de tus expectativas, no es razonable lamentarse de su conclusión.
Carlisle se dirigió a la puerta y se giró para observarme unos breves segundos antes de salir. Decidí no quedarme en shock, más bien se lo imploré a mi mente, y corrí detrás de él. Sus pasos eran rápidos, daba grandes zancadas. La preocupación pareció haberle bloqueado el sentido del oído, puesto que recién notó mi presencia cuando detuve el ascensor con mi mano para entrar.
Me paré a su lado, y escuché unos momentos el golpeteo frenético de su pie contra el suelo del elevador.
- ¡Vamos maldita sea! – masculló.
- Carlisle… dime qué es lo que pasa – pedí.
El aludido me miró a los ojos y negó con la cabeza, mientras se tomaba el puente de la nariz, tal cual lo hacía Edward.
- No lo sé, Bella – contestó con sinceridad-. ¡Ya me gustaría saberlo! Estaba bien hasta hace unos momentos… ¡No debió descompensarse!
De un momento para el otro, Carlisle golpeó la pared metálica, provocando que el espejo adyacente se tambaleara. Iba a seguir cuestionándole, pero el ascensor se detuvo. Ambos nos bajamos apresuradamente y caminamos hacia el cuarto de Edward. Fuera, en la sala de espera, se encontraba toda nuestra familia.
Alice se echó a mis brazos y me abrazó fuertemente. No supe con exactitud, quién estaba consolado a quién, puesto que ambas llorábamos a lágrima tendida. Tiempo después, Esme se nos unió en nuestro silencioso lamento, junto a Rosalie. Incluso mis padres estaban tristes.
No supe cuánto tiempo después salió Carlisle del cuarto. Parecía abatido y tenía miedo de las noticias que traería. Él se acercó a nosotros, e instantáneamente su mujer se colocó a su lado, abrazándolo. Emmett fue el primero y único que tuvo la valentía de preguntar lo que todos pensábamos, así como romper el sepulcral silencio.
- Papá, ¿cómo esta?
Carlisle suspiro y se llevó una mano a la cabeza, desordenando su cabello.
- Tenemos que trasladarlo a la Unidad de Cuidados Intensivos.
- Pero, ¿qué fue lo que sucedió? – preguntó Jasper, con su tono tan tranquilizador.
- Recibió un disparo a la pierna, en donde está localizada la vena femoral, la cual es uno de los puntos donde más fluye la sangre. Debemos de hacerle una operación de urgencia para quitarle la bala, puesto que aún no la pudimos desalojar – explicó-. Pero, lamentablemente no podemos hacer nada hasta que no haya un donante de sangre…
- Pero papá, ¿no podemos ir Emmett o yo? – cuestionó Alice, con la voz quebrada.
- En realidad no, su hermano tiene el mismo tipo que sangre que yo, es decir O-. Mientras que ustedes, al igual que su madre, poseen AB-. Es por ello que no pueden, siquiera yo, puesto que seré el que asista la cirugía, y encontrar donadores de ese tipo de sangre es demasiado difícil…
- ¿Quieres decir que ya todo está perdido?
- No hijo, pero necesitamos ya un donante, Edward no podrá aguantar mucho tiempo más. La hemorragia está cortada, pero…
Estaba tan absorta escuchando las explicaciones de Carlisle sobre el tipo de sangre de Edward, que dejé de prestarle atención al resto de la plática. Comencé a pensar acerca de ese tipo de sangre y, casi como si hubiera tenido un resorte en mi, interrumpí a quien quiera que estuviera hablando.
- Mamá, corrígeme si no estoy en lo cierto, pero yo pude donarte sangre a ti, a pesar de no ser del mismo que tú – hablé atropellándome con las palabras.
Reneé me miró confusa por mi reacción, pero se recompuso y me contestó.
- Claro Bella, eres donadora universal y…
- Ahí lo tienes, Carlisle. Yo soy apta, por favor, dime que puedo hacerlo – interrumpí, mirándolo.
El interpelado me observó unos momentos y asintió con la cabeza.
- Pediré que te hagan el test para corroborarlo, tardará tan sólo unos momentos. Si todo marcha como pensamos, solicitaré el quirófano, le haremos una transfusión sanguínea a Edward y lo operaremos.
Carlisle hablaba con energía, ya no estaba devastado. Tenía una ligera sonrisa en sus labios y sus ojos brillaban llenos de esperanza. Verlo a él, debía de ser ver mi reflejo.
- Podrá salir de ésta, lo sé – murmuró-. Bella, prepárate en un minuto volveré a por ti, ¿de acuerdo?
Asentí levemente y él salió pitando, dejándonos atrás.
Y tal como habían venido mis fuerzas y mi coraje, ambas se fueron. Me dejé caer en una silla y tomé mi rostro entre mis manos, enterrándolo allí. Las lágrimas volvieron a salir.
Debía de ser fuerte. Era la única esperanza que tenía Edward. Sin mi, su familia se quedaría sin él, al igual que sus hijos y yo… No podía permitirme perderlo de nuevo, no ahora que la reconciliación me sabía tan dulce, que estábamos formando una familia, que me había vuelto el alma al cuerpo, que se había llevado mi corazón consigo.
El aroma de Esme inundó mis fosas nasales, y sentí sus brazos rodearme los hombros dándome un abrazo afectivo. La oí sorberse la nariz y sollozar, antes de escuchar su voz.
- Gracias, Bella. Muchas gracias – dijo y me abrazó más fuerte.
Levanté la cabeza y miré sus ojos, tan iguales a los de Edward. Esas esmeraldas verdes que te veían hasta el alma.
- De nada – susurré como respuesta.
Esme me sonrió y volvió a abrazarme. Todos procuraron no romper nuestro momento afectivo, el de las condolecías. Lamentablemente, Carlisle volvió más rápido de lo que hubiera deseado y me paré frente a él. El sólo pensar en la aguja, hizo que el estómago me diera un vuelco y sintiera flaquear mis piernas.
- ¿Quieres que te acompañe, Bells? – preguntó Alice, tendiéndome su brazo para que no cayera.
- Por favor – supliqué.
Alice sonrió de lado y me tomó de mi brazo, acompañándonos hasta una salita. Era blanca, como todo el lugar. Había una silla, a su lado un apoya brazos y enfrente un armario con un escritorio. Me senté en la silla, sin que siquiera Carlisle me lo ordenara. Apoyé mi brazo izquierdo en la superficie y escondí la cabeza en el torso de Alice, quien me acariciaba los cabellos.
Carlisle tomó la cinta de goma y la ató sobre mi antebrazo.
- Cierra la mano en un puño y aprieta – pidió.
Accedí a su orden y él se dirigió hasta el armario y comenzó a sacar las cosas que necesitaba, incluyendo la jeringa con la aguja.
- Sé que no sólo lo haces por nosotros, Bella. Debes de saber que eres lo más importante para Edward, sé que se sentirá en deuda contigo el resto de su vida – comentó para distraerme.
Agradecí mentalmente la maniobra, puesto que Carlisle había vuelto a mi lado y me desinfectaba la zona. Inspiré hondo cuando me lo pidió y sentí el pinchazo en mi brazo. Aún así, me obligué a contestar para mantener apartada mi mente del accionar.
- Lo hago porque quiero, Allie. Él también es lo más importante para mí, junto a nuestros hijos. Lo que estoy haciendo, es por ustedes, mis hijos y por mí. Me dolería demasiado perderlo nuevamente.
- Listo, Bella – dijo Carlisle.
Sentí mi brazo liberado de la presión de la goma. Me pidió que sostuviera el algodón hasta que encontrara una cinta y cuando lo hizo, se dedicó a pasar mi sangre al tuvo de ensayo.
- Puedes quedarte aquí hasta que recuperes el color, no te recomiendo que te levantes. Ahora le diré a alguien que te traiga algo con azúcar. Cuídala, Alice – pidió el patriarca.
- Claro, papá. No me alejaré de ella.
- Solicitaré que sean lo más rápido que puedan. Quizás en quince minutos, con suerte, están los resultados y podemos poner manos a la obra.
Se dirigió a la puerta y, antes de marcharse, me dirigió una mirada de agradecimiento. No dijo palabras, puesto que no eran necesarias. Le sonreí y luego se marchó.
Cinco minutos después, Rosalie entraba a la salita con un refresco en sus manos. Me lo tendió y ocupó mi flanco izquierdo, siendo como mi otra guardaespaldas. Tomé un sorbo del líquido, y la frescura me recorrió el cuerpo, provocándome escalofríos.
Mis amigas rieron musicalmente, distendidas, felices. Si no hubiera sido por mi estrés por las agujas, probablemente estaría como ellas.
- Eli se ha despertado – comentó Rosalie.
- ¿Ha preguntado por mí? – quise saber.
Rose asintió.
- Claro que si, pero cuando Esme le dijo de ir a visitar a Evan, no lo dudó dos segundos y ambas se fueron, junto a tus pabres – explicó y, como si leyera mi mente, agregó-. Está bien, tiene una habitación para él sólo en el pabellón pediátrico. Tiene la habitación ciento ocho, Carlisle dijo que luego de la transfusión, si te sientes bien, podrías ir. Eso sí, en sillas de ruedas, por las dudas.
- Gracias, Rose. A ti también, pequeña duende – les sonreí a ambas.
Las tres nos quedamos en silencio. Miré a Rose, quien se estaba poniendo gigante por el embarazo, y decidí hablar.
- Creo que sería mejor que fueras a descansar, Rose. Sé bien que esto no te va a hacer bien a ti, ni al bebé.
Rose suspiró.
- Lo sé, pero no quiero dejarlos, ni obligar a Emmett que me acompañe, separándolo de ustedes.
- Mi hermano entenderá. Él está preocupado por Edeward, si, pero más le preocupa su futuro hijo. Ten por seguro, que no dudará ni dos segundo en acompañarte – terció Alice.
- Tienes razón, gracias, Alice. Entonces me marcharé, adiós chicas, a la noche volveremos. Le dan mis saludos a Carlisle, Esme y a mi hermano.
- Serán dados – contesté, ya con más lucidez.
Rosalie se despidió con un gesto de su mano y se marchó. Momentos después, Alice y yo abandonamos la pequeña salita y nos trasladamos a la sala de espera de la Unidad de Cuidados Intensivos. Allí, nos encontramos sólo con Jasper. Alice se sentó junto a su prometido y yo al lado de ella. Los tres permanecimos en silencio, puesto que no había nada que decir.
Veinte interminables minutos después, Carlisle volvió a aparecer. Esta vez, su sonrisa estaba más definida. Eso significaba sólo una cosa: yo era apta.
Me paré inmediatamente y él se situó frente a mí.
- El test ha salido positivo, eres donante para Edward – comentó lo que ya todos sabíamos-. Vamos Bella, él ya está siendo llevado al quirófano, ahora debes de ir tú a sacarte sangre.
- Carlisle, ¿sucedería algo si solicito aunque sea un poco de anestesia? Dudo que pueda soportar nuevamente ver una aguja sin perder el conocimiento.
Él rió.
- Claro, no hay problema alguno – miró a los chicos-. Pueden ir a la cafetería si quieren. Supongo que la operación se extenderá por, al menos, unas tres o cuatro horas.
Mis amigos asintieron, me saludaron y se dirigieron a ver a Evan.
- Será más mimado aún – murmuré negando con la cabeza.
- Sobre todo por su hermana. Así como Edward lo será por ti.
- Tienes razón – concedí.
Me llevó a una sala donde sólo había una camilla. Me recosté sobre ella, y Carlisle me introdujo una vía, por donde pasó la anestesia. Lo siguiente que sentí fueron los parpados pesados y luego, todo se volvió negro.
Aquel día, desperté justo dos horas antes de que terminara la operación de Edward. Tuve que esperar una hora más en esa camilla y luego visité a mi hijo. Evan estaba en perfectas condiciones y se quejaba por estar internado, ya que debía quedarse allí un día más. Contactos de Carlisle, sino tendría que haber sido mucho más tiempo.
La operación de Edward había salido todo un éxito. La bala la habían sacado limpia, es decir, sin haber desgarrado el músculo, lo cual era beneficioso para su recuperación. Así mismo, la transfusión también había sido estupenda y lo ayudo mucho.
Ahora ya habían pasado dos días desde el accidente y aún Edward no se despertaba. Carlisle decía que era normal, que no hubo riesgos, pero que el cuerpo debía de recobrar fuerzas. Hacía turnos de vigilia junto a Esme, entre las dos, estábamos las veinticuatro horas del día junto a él. Las doce que no estaba en el hospital, las pasaba con mis hijos, en casa de los Cullen. Durante mis turnos, Evan y Eli iban a la casa de mis padres, como era en ese momento.
Yo me encontraba sentada en la silla contigua a la cama de Edward. Estaba mirando la televisión, pero no le prestaba atención a nada más que el holter.
De golpe, escuché un bajo gemido de molestia e inmediatamente me giré a verlo. Tenía el ceño fruncido, y su boca formaba una fina línea. Mas aún no abría los ojos. No pude evitar llevar mi dedo índice a su ceño, acariciándolo levemente, provocando así que dejara de estar tensado.
- Vamos amor, despierta. Tu familia, nuestros hijos, yo, todos esperamos por ti. Deseamos pasar navidad contigo despierto, has un esfuerzo para despertar, ya podrás descansar, pero no ahora – murmuré.
En ese momento entró Carlisle y, tras inspeccionar su archivo médico, es decir, sus avances, se giró a mirarme.
- ¿Ha sucedido algo? – inquirió.
- Se ha quejado, y hasta recién tenía sus facciones tensas.
Carlisle sonrió.
- No debe de tardar mucho más para que despierte. Tengo que seguir vigilando a otros pacientes, pero ya volveré. Cualquier cosa, aprietas ese botón…
- Y llegará la enfermera. Lo sé, Carlisle, lo sé.
Él se rió y luego se marchó.
- A veces pienso que tu padre tiene demasiado miedo de mi condición mental – farfullé.
- ¿Y quién no la tendría? – repuso una voz pastosa.
Me giré y me encontré con mi Dios griego despierto. Su boca formaba una sonrisa, un tanto lastimera, y sus ojos brillaban con firmeza. Me eché a su cuello, lo abracé y sus brazos capturaron mi cintura.
- Vaya, debería de dormir más seguido – comentó.
- No seas tonto – lo reté-. Dormiste durante dos días seguidos, ¡y nos hiciste llevar un susto de muerte!
Su cantarina risa, logró desenfadarme.
- No intentes nunca más hacerte el superhéroe, Edward Anthony Cullen. No eres Superman – repliqué.
- Deja de retarme, Bella. Estoy aquí contigo y con nuestros, hoy, y siempre.
- Para toda la eternidad.
La felicidad que me embargó la nueva oportunidad que le concedieron a Edward es inexplicable. No sólo era su nueva oportunidad en la vida, sino nuestra oportunidad como familia, pareja, como padres. Él saldría adelante y formaríamos una familia. Viviríamos juntos siempre y veríamos a nuestros hijos crecer, envejeceríamos juntos, felices, para toda la eternidad.
En mi estado de ánimo más oscuros
Estoy lleno de desesperación
Cuando intento cerrar los ojos
Su voz es todo lo que escucho
Voy a pensar en ti esta noche
Voy a detener todas mis lágrimas
He esperado todos estos años
Por favor, no te vayas
Estás cometiendo un error
Tú y yo estábamos destinados a ser
Abriste mis ojos
Y me hiciste darme cuenta
Ahora es el cambio de todo
Es una locura cómo me siento de esta manera
Yo no lo puedo explicar, no te vayas
Veo su sombra todo el tiempo
Veo su cara en mi espejo
Al igual que una puesta de sol en el cielo
Que me distraiga de mis temores
Sigo dentro de la celebración
Y deseo que estuvieras cerca
Es mejor cuando estás aquí
Por favor, no te vayas
Estás cometiendo un error
Tú y yo estábamos destinados a ser
Abriste mis ojos
Y me hiciste darme cuenta
Ahora es el cambio de todo
Es una locura cómo me siento de esta manera
Yo no lo puedo explicar, no te vayas
Todas las cosas que dices
Y todos los juegos que hemos jugado
Volveré a ti
Ver la mirada en tus ojos
¡Oh, no te vayas!
Por favor, no te vayas
Estás cometiendo un error
Tú y yo estábamos destinados a ser
Por favor, no te vayas
Estás cometiendo un error
Tú y yo estábamos destinados a ser
Abriste mis ojos
Y me hiciste darme cuenta
Ahora es el cambio de todo
Es una locura cómo me siento de esta manera
No puedo explicar por qué me siento de esta manera
Es difícil decir
Quiero hacerte ver
Lo que significas para mí
No te vayas(*)
(*) Don't go away - Buckcherry.
Capítulo final!
Bueno, aquí está para tods los que pedían el final feliz y color de rosas. A mi parecer, me gustó más el trágico, no sé, para mí este me quedó medio soso, en comparación del otro. Pero bueno, como siempre ustedes deciden.
Qué decirles!? Casi ocho meses con esta historia, junto a ustedes, llorando, riendo, odiando, queriendo. Fue casi un embarazo! y si así hubiera sido, estaría orgullosa de lo que salió. A mitad de camino creí que esto se iba a terminar, no me creía lo suficientemente buena. Pero gracias a ustedes salí adelante. No tengo mucho que decirles, se me traban las ideas y sólo me sale un simple "GRACIAS!". Disculpen si nunca contesté un RR (que dicho sea de paso, pasamos los 300!), no se me da hacer eso, además nunca tengo mucho tiempo. Pero me sentía siempre mal por no contestárselos y, probablemente, mas de una vez quisieron matarme por ello. Pero bueno, mis agradecimientos totales a todos los lectores anonimos, los que dejaron su comentario, a mi mejor Amiga y a mi novio. Este capítulo va dedicado a todos ustedes, por ahcer realidad este fic :)
Fic en general dedicado a Roh, mi mejor amiga. El próximo capi lo dedico a quien dé el primer comentario ;)
Espero que les haya agradado, irá tomando forma con el tiempo, de eso no se preocupen.
Comentarios, críticas, rosas, tomates, todo por el GO!
PD: Estén atentos en mis otros fics (Snow y If i were a girl) puesto que allí pondré sobre las futuras secuelas de esta historia y you will be loved :) No me olvido de ellas. Gracias Totales! (Como diria SodaEstereo)