Disclaimer: Ghost Hunt pertenece a Fuyumi Ono, yo no hago esto con animo de lucro ni nada por el estilo, así que, no me demandéis. xD.
Comentarios: Primer capitulo del fic, que consta de dos capis. Soy nueva en el fandom de Ghost Hunt así que no seáis muy duros por fis, ¿si?
Dedicación: Este fic está dedicado a mi amiga Len, quien lleva tiempo buscando fics en español de GH y no hay casi, y la comprendo, así que, este va para ella.
We Need Each Other
I: I Don't Want To Be Alone
I don't know why it doesn't come easy
No se por que esto no resulta facil
But I know that we could be happy
Pero se que podemos ser felices
If we'd only learn to love
Solo si aprendemos a amar
Oh oh we need each other
Oh, Oh, nos necesitamos.
(14 de Febrero, San Valentín)
La clara luz de la mañana se proyectaba a través de las rendijas de la ventana, iluminando tenuemente la habitación. Se trataba de una habitación bastante espaciosa, con las paredes en un tono pastel y un puf bastante grande y recubierto de cojines en una equina. Había una gran variedad de peluches de todos los tamaños y formas. Un escritorio con un par de libretas y folios sueltos esparcidos se encontraba en la esquina opuesta al puf. El toque final se lo daban un estante con muchísimas fotografías sobre él y una cama de proporciones bastante considerables donde había una muchacha cubierta por las suaves y cálidas mantas que había sobre la cama.
Los parpados de la muchacha se abrieron perezosamente, mostrando unos hermosos ojos de color chocolate. Un bostezo exhaló de sus labios a medida que iba incorporándose sobre la cama. Se quedó estática en el lugar mientras y mente se despejaba e iba aclarando su entorno. Sus ojos color chocolate vagaron desde el frente de su habitación en donde se encontraba la puerta, hasta la mesilla de noche, donde había un reloj digital en el cual se podía leer la hora: 09:30.
La muchacha desvió su mirada de nuevo para posarla en la puerta de una manera casi mecánica. Parpadeó dos veces y sus ojos casi se salen de las orbitas.
¡Las nueve y media! Fue casi un movimiento automático cuando se levantó de la cama de un salto y corrió hacia el baño, estampándose casi contra la puerta de entrada que permanecía, justo en ese instante, cerrada. Entró en el baño sobándose el hombro que había golpeado contra el marco de la puerta al frenar.
Se le había pasado completamente la hora. Había planeado completamente su mañana, y todo se había ido por la borda por que le maldito despertador no sonó cuando debería de haber sonado. Estaban a 14 de febrero, por lo tanto San Valentín, por eso quería levantarse temprano, para prepararles chocolate para sus compañeros del trabajo, pero ahora solo le daría tiempo para hacer para una sola persona los demás debería comprarlos en una panadería. Encima llegaría tarde al trabajo.
Salió de la casa tras haber preparado los chocolates y ordenado toda la cocina. Empezó andando pero terminó corriendo por que sino, no iba allegar ni a la hora de la comida al trabajo. Sus pies se movían a una velocidad vertiginosa, si hubiera algo que supiera hacer bien era cocinar y correr, y bueno resolver misterios para el SPR por eso trabajaba allí. Pasó por una panadería antes de ir hacia la oficina, tal y como había planeado, así iban a tener todos los chocolates por San Valentín.
Abrió la puerta de la oficina de golpe mientras gritaba:
—¡Ya estoy aqu…! —pero el grito se vio ahogado—. Lo siento —susurró.
La habitación estaba ocupada por una pareja que venía para pedir los servicios de SPR, o eso supuso Mai, y los había interrumpido en medio de la reunión con Naru.
—Mai, prepara algo de té —pidió Naru mientras la observaba.
—Hai —asintió la muchacha mientras sonreía y se dirigía hacia la cocina.
Preparó el té con una maestría digna de una chica y al poco tiempo salió con tres tazas de té cargándolas en una bandeja. Las sirvió y se perdió de nuevo hacia la cocina, para sentarse en una silla que había.
Su pensamiento vagó lejos, mientras pensaba en como haría para darle los chocolates a sus amigos de trabajo y a su jefe, no estaba totalmente seguro de ello, pero quizás era la única oportunidad que tendría para algo así, quien sabe.
La puerta se abrió haciendo que la muchacha levantara la cabeza hacia allí y dirigió la mirada hacia ella. Dos de sus compañeros de trabajo acababan de entrar por la puerta, uno con cara de no saber que hacía allí y el otro riéndose. Una sonrisa se formó en el rostro de la muchacha y se levantó de la silla con rapidez.
—¡Bou-san, John! —exclamó mientras una sonrisa surcaba su rostro.
—Buenos días, Mai —saludó John con una sonrisa en el rostro.
—Hola, pequeñaja —sonrió Takigawa.
—¿También os echó Naru-chan? —preguntó Mai mientras se dirigía hacia su bolsa.
—No que va —contestó irónicamente Takigawa—. Nos dijo que estabas aquí y blablabla…
Mai rió.
—¿Quiénes son los que están con él? —preguntó John con interés mientras se sentaba en la silla donde había estado Mai hacía unos minutos.
—No lo se —se encogió de hombros la castaña—, cuando llegué aquí ya estaban.
Takigawa bufó con resignación.
—Llegando tarde, mal Mai mal, muy mal —la regañó el hombre mientras sonreía. Mai le sacó la lengua.
Se acercó a ambos con dos cajitas en las manos y una sonrisa pintada en al cara. Extendió sus manos y les dio a ambos hombres las cajitas mientras John dibujaba una mueca de confusión en su cara y Takigawa una amplia sonrisa en su rostro. Se acercó a Mai y la cogió en brazos, abrazándola con demasiado fuerza.
—¡Mai me regaló chocolates! —exclamó mientras fingía llorar.
—Bou-san, vas a asfixiarme —consiguió decir Mai entre risas e intentando reunir todo el aire posible para articular la frase.
Una vez el moreno hubo soltado a Mai y esta hubo recuperado el aliento, John pudo darle también las gracias por los chocolates. Estuvieron charlando durante un rato, mientras ambos muchachos comían el chocolate y Mai se tomaba una taza de té, sobre Lin y Naru, y sobre que era lo que podía suceder con la pareja que había fuera. Se habían quedado un momento pensativos, momento que Takigawa aprovechó para hablar.
—¿Vas a regalarle chocolates al fin a Shibuya? —preguntó el hombre.
Los ojos de Mai se abrieron por la sorpresa y sus mejillas se tiñeron rápidamente de un color rosado, más bien rojo, a lo cual el monje respondió con una carcajada y John con una sonrisa divertida.
—¡Vamos mujer, ni que fuera para tanto! —exclamó el hombre mientras seguía riendo.
—No es gracioso —susurró Mai mientras su mejillas se teñían todavía más de color rosado.
—¡Si lo es! —volvió a exclamar Takigawa entre risas.
No sabía exactamente que era lo que hacer. Tras haber estado regañando a Takigawa por haberse reído de ella y a John por no haber echo nada por defenderla, Naru había aparecido por la puerta pidiéndole a Mai que le hiciera una taza de té, provocando que el castaño de cabello largo dibujara una maliciosa sonrisa y por ello se ganara una fulminante mirada de parte de Mai.
Así que ahí estaba, parada delante de la puerta del despacho de Naru, con una taza de té en una mano y en la otra la cajita de chocolates que ella misma había preparado, sabiendo que Takigawa y John la estaban espiando desde la puerta de la cocina. Tragó saliva intentando reunir todo el valor para entrar hacia el despacho de Naru, pero antes de que pudiera tomar una decisión la puerta del despacho se abrió, mientras ella estaba casi a milímetros de ella, y apareció la cara de Naru.
—¡Mai! —exclamó mientras abría la puerta—. Ah, estás aquí, gracias —dijo mientras le arrebataba la taza de té y volvía a cerrar la puerta del despacho de nuevo.
Mai se quedó parada mientras observaba la madera que había delante de sus ojos. ¡Como había podido cerrarle la puerta en las narices! ¡Maldito narcisista! Siendo consciente e que Takigawa se había reído seguro de lo que le había sucedido, reunió todo el valor que había en cada parte de su cuerpo y levantó la mano para tocar con los nudillos contra la madera de la puerta. La voz de Naru sonó distante desde dentro, y una exclamación salió desde la cocina.
—Adelante.
Soltando un largo suspiró se decidió a abrir la puerta.
—Naru-chan, soy Mai.
La cabeza del muchacho se levantó mientras dirigía la mirada hacia Mai. Aquellos minutos parecieron los más largos de su vida, parecía que la manecilla del reloj se había detenido de golpe y no quería avanzar, como si se hubiera puesto en su contra y quisiera hacerle pasar más vergüenza de la que ya estaba pasando (—maldito reloj—). Dio un paso, y otro, y otro... Hasta que llegó delante de la mesa de Naru. Él tenía la mirada fija en ella y no la había desviado ni un milímetro.
—¿Sucede algo, Mai? —preguntó mientras la analizaba con la mirada.
El pulso de Mai se aceleró y por un momento pensó que le iba a dar un ataque cardíaco. Sus nervios empezaron a aparecer con más intensidad, sabía que era lo que estaba a punto de hacer. Estaba apunto de decirle a Naru que le había echo unos chocolates solamente para él, estaba apunto de demostrarle lo que sentía por él.
Alargó sus manos de forma automática y las dejó extendidas delante del rostro de Naru mientras tomaba todo el valor que le quedaba para articular alguna palabra.
—Los hice para ti, Naru-chan.
Por fin lo había dicho, al fin lo había echo. Sintió como un gran peso salía de su cuerpo y como sus nervios se relajaban hasta llegar al límite de desaparecer, casi estuvo apunto de emitir un suspiro de alivio, pero no fue así. Naru la observó y cogió los chocolates que Mai le había extendido para que los tomara. Observó la cajita, de un color rojo con un lazo de color negro alrededor como adorno, mientras una tarjetita en la cual había dibujado un osito sonriente le devolvía la mirada. La depositó encima de la mesa y volvió su vista hacia los papeles.
Mai se quedó ahí, quizás le estuviera escribiendo algo o estaba esperando para encontrar las palabras que decir, pero no fue así. La mirada de Naru volvió a posarse en ella con un tono interrogativo.
—Ya puedes irte, Mai —contestó con tono neutro.
Los ojos de la muchacha se abrieron de golpe y sintió como un pinchazo entre su pecho y el estómago. De nada había servido todo el valor que había estado intentando reunir para entregarle los chocolates a Naru, de nada había servido demostrarle que era lo que sentía por él, que ella de verdad lo quería, que lo amaba. Pero él ni siquiera se había inmutado, ni una palabra, ni una sonrisa —aunque él no sonreía nunca—, nada.
Sus ojos se humedecieron y se dio la vuelta con rapidez. No iba a permitir que Naru la viera llorar, no iba a darle el lujo a ese narcisista de comprobar como habían quedado sus sentimientos y su corazón. Nunca, jamás.
Salió del despacho casi corriendo y esquivó las preguntas de Takigawa y de John, quienes se alarmaron al verla al borde de las lágrimas. Pero ella corrió hasta el baño y se encerró allí, mientras las lágrimas inundaban su hermoso rostro y ella se cubría la cara, intentando que nadie comprobara que estaba llorando.
Mai se había ido hacía apenas unos minutos y él había levantado la mirada de sus documentos para posarla en la espalda de ella a medida que salía. Después bajó hasta posarse en la cajita que Mai le había regalado, mientras extendía su mano para cogerla. La observó durante unos instantes hasta que decidió sacar el lacito que la envolvía. Abrió la cajita y cogió uno de los bombones para llevárselo hacia la boca y deleitarse con el sabor del dulce chocolate que Mai le había preparado, solo para él.
Se dio la vuelta en su silla de escritorio y se quedó observando por la ventana el sol como en esos momentos se estaba escondiendo, tal como él hacía con sus sentimientos, mientras jugueteaba con el lazo de color negro que estaba atado en la cajita.
Era un narcisista y un egocéntrico, ¿que le iba a hacer?
Él sabía que estaba mal, que había echo mal tratando a Mai de esa forma tan cruel, pero no podía decirle la verdad, no podía, era demasiado orgulloso como para admitir que le gustaba alguien, que le importaba alguien más aparte de él. Y eso le iba a traer muchos problemas...
—Si tú supieras, Mai... —susurró mientras cerraba los ojos y se llevaba otro chocolate hacia su boca, para disfrutar de nuevo de aquello que había cocinado Mai con sus propias manos.
Hai!
Bueno, espero que os haya gustado este capitulo. El lunes o mañana subiré el último. Sorry si hay algún fallo, pero como dije soy new en el fandom. No os preocupeis.
¿Reviews? ^^