Título Original: Twisted Hearts.

Título Traducido: Corazones Atormentados.

Autor: Eternal fire1.

Traductor:Marijo216.

Corrección: Albreyck.

Corazones Atormentados

Cap. 29: Adioses Indichos

Y te vas sin una palabra de consuelo, sin darme consejos, y ¿que se supone que hare si tu no estas a mi lado?


Vieron cuerpos mientras se dirigían hacia la casa.

Cuerpo sobre cuerpo, y ¡oh, sorpresa! más cuerpos.

Eran signos claros de que Inuyasha y Sesshomaru habían pasado. Cuando se acercaban a la casa de Naraku, vieron más cuerpos, y Koga notaba los youkai muertos que pasaron que parecían más fuertes a medida que seguian. No habían sido suficientes para detener a los hermanos. Koga se preguntó exactamente cuántos cuerpos vería. Por último, la casa se empezó a ver. Koga no tuvo que mirar dos veces para saber que algo había salido tremendamente mal. A su lado, Sango observó la escena con mirada helada. Ambos volaron del coche tan pronto como se detuvo.

"Tú", Koga dijo el primer hombre que se le presento. "Envía a alguien a recoger los cuerpos que están en el camino. Quiero cada uno de ellos." El hombre asintió y se fue a hacer lo que le dijo. Koga olfateo, miró la casa. "Todavía hay algunos youkai adentro." Informó a sus hombres. "Arréstenlos a todos. Si se ponen difíciles, usen más fuerza. Si se vuelven peligrosos, mátenlos." Koga no se preocupaba por los demonios, excepto para interrogarlos, y estaba seguro de que todos sabían sobre las mismas cosas. Mientras ninguno se escapara, a Koga no le importaba lo que les sucediera.

Aome era su objetivo, y no pudo detectarla en el interior de la casa. Rápidamente escaneo los alrededores.

"Busquen alrededor de la casa." Le dijo a otro equipo.

"¿Dónde está ella?" Preguntó Sango, a su lado.

"No lo sé todavía." Koga respondió con un poco de fuerza. Si Sango lo noto, era lo suficientemente inteligente como para dejarlo pasar. Ella también estaba preocupada, y el hecho de que Koga no había encontrado a Aome aún no la hacía sentir mejor.

"Rebisa la casa. Quiero que todo sea tomado como prueba." Koga ordenó de nuevo.

"¡Señor!" Alguien llamó. Koga se volvió hacia la voz.

"Es mejor que sea importante." Gruñó. "¿Dónde está Aome? Ya debería haberla encontrado. Tiene que estar cerca. ¿Es demasiado tarde?" Nunca se perdonaría si era demasiado tarde.

"Lo es."

Koga se acercó al youkai que le llamó, pasando por los arbustos, y entonces vio lo que era tan importante.

Sangre y youkais muertos contaminando el suelo. Era obvio para Koga que Inuyasha y Sesshomaru lo habían hecho. "Tengo que reconocerlo,saben cómo luchar". Echo un vistazo a los cuerpos. "Lo que ellos no conocen es la misericordia."

Estaba bien para Koga. En lo que sabía, alguno de ellos podría haber herido a su Aome.

"Limpien esto. Envíen los cuerpos al forense."

No es que no quedaba mucho.

"Sí, señor."

Koga no sabía donde estaba Aome, y le molestaba. Aparte de los cadáveres, nadie mas parecía estar allí. No había ninguna señal de Inuyasha, Sesshomaru, Kikyo.

No era justo.

Koga entró en la casa, con Sango carca detrás.

"Vamos a tener que mantener en secreto lo que sucedió aquí." Ella le dijo. "Si los humanos saben sobre esta... masacre, tendrán miedo y exigirán protección contra los youkai. El vínculo entre ambos de por sí es frágil. Esto no tiene que saberse."

"Hablas como si no fueras uno de ellos."

"Mi trabajo requiere ser ninguno. Soy neutral, y tengo que pensar como ambos."

Koga asintió. Cuando llegara el momento, sería una excelente embajadora. "Solo hay youkai muertos aquí. No veo cómo debería afectar a los humanos."

Ella dio una pequeña sonrisa. "Tú obviamente no. Las personas se sienten amenazadas por este tipo de cosas, y, además, Aome y Kikyo son humanas."

"Ellas están casadas con demonios."

"Entonces va a ser peor, porque se sentirán traicionados. Manten esto en silencio y habla con tus hombres para asegurar esto. Nadie habla con la prensa. De hecho, nadie hablara de esto con nadie. Nadie debe ver los cuerpos, excepto el forense en que más confíes. Cada foto tomada debe ser destruida una vez que sean inútiles."

"¿Cómo vamos a enviarlos a la cárcel? El mundo ya sabe que fueron secuestradas las esposas de los Taisho. "

"No tenemos que cambiar toda la historia, sólo tenemos que ocultar algunos hechos."

"Va a ser difícil."

"Vamos a hacer que suceda."

Koga suspiró. "Ayame..." Él dijo a la youkai lobo que caminaba en silencio junto a él. "Asegúrate de que esta no salga."

Ayame se aseguraría de eso.

Por último, llegaron al sótano. Koga ni siquiera tubo que oler para saber lo que pasó. Gruñó, y por un momento, la ira lo poseyó.

"¡Esos hijos de puta!" Susurró con los dientes apretados.

"¿Qué pasa?"

"Aome estaba aquí. Ellos..." Dios, ni siquiera quería saber lo que le habían hecho a ella. Por el olor de ello, fue algo horrible.

"¿Qué le hicieron a Aome?"

"La torturaron. Gravemente."

Sango maldijo.

"Tal vez deberías dejarle los sobrevivientes a Sesshomaru e Inuyasha. Es legal que alguien se ocupe de quien daña a su pareja."

"Aome no es pareja de Sesshomaru." Deseaba que Aome fuera su pareja. Con gusto les haría pagar por ello.

"Podemos pasar por alto eso." Sango le dijo, con la voz llena de odio frío.

Koga estaba a punto de responder cuando una voz lo interrumpió.

"Señor, hemos encontrado a los Taishos y una de las víctimas!"

Koga miró a Sango. "¿Dónde? "

"Cerca de los acantilados."

Koga no podía perder el tiempo y se dirigió tan rápido como pudo.

Se detuvo cuando llegó allí.

Inuyasha estaba inconsciente. A pocos metros de él, había un cuerpo ensangrentado. Koga supuso que era de Kagura. Entonces... Sesshomaru estaba cerca de los acantilados, manteniendo a Aome cerca de su cuerpo. La sangre de Aome estaba en el aire, y allí, en sus brazos, Koga podía ver que ella seguía sangrando. Se dirigió a ellos con cuidado.

Usó su radio. "¿Dónde está la ambulancia?"

"Debería estar allí en menos de un minuto".

"Mándala sobre los acantilados tan pronto como llegue."

Koga levantó sus manos cuando Sesshomaru, con ojos brillantes y rojos, le gruñó.

"Soy yo, Koga." Le dijo al Inu-Youkai. "Mira, Aome está perdiendo una gran cantidad de sangre. Déjame verla." Gruñó otra vez. Koga se acercó de todos modos. Esperaba que Sesshomaru decidiera permanecer al lado de Aome en lugar de intentar matarlo. Si no... bueno, él ya había vivido mucho tiempo. "Sesshomaru", dijo con voz autoritaria, "Recupérate y se útil o Aome morirá".

Eso pareció funcionar. Los ojos de Sesshomaru perdieron su borde rojo y, lentamente, parecía recuperar el control. Koga se quedó donde estaba. Era inútil enfadarlo cuando volvía a sus sentidos.

"Ella está sangrando mucho." Sesshomaru le dijo. Koga se sorprendió al escuchar un borde de pánico. "Yo no sé qué hacer."

"La ambulancia está llegando."

Sesshomaru asintió.

"Dime qué pasó."

"Inuyasha perdió el control. Mató a Kagura. Kikyo y Naraku calleron al acantilado, pero Naraku apuñalo a Aome. Ella... ella casi se cae, pero la atrape. Yo no... "

Koga puso una mano sobre el hombro de Sesshomaru. "Ella va a estar bien." Dijo esto para tranquilizar al youkai, pero también a sí mismo porque Aome estaba sangrando mucho, y había sido torturada, y era solo una humana.

Sólo humana.

Koga daría todo para cambiar de lugar con ella.

"Atraparemos a todos los que le hicieron daño."

Koga sintió la necesidad de venganza disiparse sólo por su necesidad de saber que Aome saldría de esto.


Sesshomaru trató de respirar, pero encontró que hacerlo era mucho más difícil de lo que pensaba. El oxígeno se negó a pasar a través de sus pulmones, y se encontró a sí mismo, conteniendo la respiración en lugar de respirar.

No podía evitarlo.

Se sentó junto a Aome en la ambulancia, mientras que los paramédicos trataban de hacer todo lo posible por salvarla y mirándolo de vez en cuando, como si temieran que el youkai de pelo blanco rompería sus cuellos si el corazón de su paciente se detenia.

No estaban lejos de la verdad.

Al Inu-Youkai no le gusto ver sus manos sobre lo que era suyo, pero Koga había razonado con él y le dijo que si los hería, Aome podía morir. Le dijo a Sesshomaru que dejara que los hombres hagan su trabajo. Sesshomaru sintió que no se esforzaban lo suficiente, y no estaban definitivamente haciendo bien su trabajo.

El corazón de Aome ya se había detenido una vez. La maldita máquina comenzó a sonar, y Sesshomaru la había mirado, alarmado, exigiendo saber qué estaba sucediendo. El paramédico masculino tropezó con sus propias palabras. La mujer paramédico lo ignoro y lanzo su atención a Aome, gritandole a su compañero que se concentrara.

Al menos uno de ellos estaba cerca de ser eficiente.

La ambulancia se abrió paso entre el tráfico, y de vez en cuando el conductor se desvió, enviándolos volando a un lado. A Sesshomaru le gustaría mucho matar al conductor. Era obvio que nadie le dijo cómo conducir bien, rápido y de forma segura. Además, él podía oler que era humano, y ¿poner un hombre para conducir una ambulancia? Los seres humanos no tienen el instinto que los youkai tenian, y Sesshomaru sabía que ya estarían en el hospital si él estuviera manejando. No lo estaba y se negó a cambiar eso porque lo que realmente importaba era la mujer delante de él, y Sesshomaru deseaba permanecer a su lado. Podía ver que la vida escapaba de su cuerpo, y en su mente le ordenó aferrarse a ella, porque si ella moría el se pondría realmente furioso, y...

En silencio, le dijo que lo escuchara sólo esta vez. Incluso si era sólo por esta vez ella tenía que seguir su orden. No le importaría si nunca lo escuchaba de nuevo, sólo necesitaba que lo hiciera ahora. Sólo ahora.

No le pediría hacer nada nuevo, si ella vivía.

"Ya casi estamos allí." La paramédico le dijo. Sesshomaru no la miro. Sus ojos estaban fijos en Aome.

"¿Cuánto más?"

"Deberíamos estar allí en diez minutos."

La cara de Sesshomaru se mantuvo en blanco, pero mentalmente maldijo. Aome había perdido demasiada sangre. Sesshomaru la había checado, y ella sólo tenía un agujero en su cuerpo. Si Naraku no hubiera caído por el acantilado, Sesshomaru felizmente lo hubiera empujado. No podía creer que el hanyou no se había tomado la molestia de usar un arma mejor.

Ella iba a necesitar cirugía. Además de eso, la espalda de Aome estaba cubierta de cuchilladas y quemaduras. Sesshomaru casi había perdido el control cuando vio las lesiones. Había un desagradable moretón en su mejilla, y ella tenía algunas costillas rotas. Todo parecía mal.

Ella estaba quebrada y vulnerable, y esto era lo que hacia sentir ira a Sesshomaru. Le hacía sentir… miserable.

También quería matar a los youkais que le habían hecho esto a ella.

Sesshomaru podía olerlos en ella. Podía imaginarlos riéndose, mientras que lentamente la torturaban. Podía ver la satisfacción en sus ojos cuando ella gritaba. Podía ver sus caras frustradas cuando ella luchó contra el dolor que sentía en cada parte de su cuerpo.

Koga lo llamó hace diez minutos. La policía había encerrado a todas los youkai, y Koga había asegurado que ninguno de ellos huiría. Los pocos que casi habían escapado habían sido perseguidos por el mismo Koga. Le prometió que ellos pagarían, y Sesshomaru capto la ira en la voz del lobo youkai. Si Sesshomaru lo pedía Koga le permitiría tenerlos. Cualquier persona que dañara a la pareja de un youkai podría ser castigado por la ley o por el youkai mismo. Aome no era su pareja, pero estaba seguro de que Koga estaba dispuesto a pasarlo por alto.

Y si no... no era que él siempre se preocupara por las normas que eran inconvenientes para él.

Sesshomaru no dejaría escapar la oportunidad de sus manos. Los youkai sentirían su furia. Los haría desear nunca haber puesto una mano en lo que le pertenecía.

Ella siempre parecía fuerte. Las únicas veces que la había visto débil fue cuando se había emborrachado y después de su conversación con Inuyasha en el hospital... pero incluso entonces todavía tenía fuego en ella. Era torpe y lucia triste cuando estaba borracha, pero aún luchaba. Estaba esquiva y deprimida después de hablar con su idiota medio hermano, pero el brillo en sus ojos no la había abandonado por completo.

Ella sufrió con todo lo que tenía. Estaba enojada con cada parte de su alma. Era feliz con cada fibra de su cuerpo. Gritaba con todo lo que tenía adentro. Amaba desde su lo profundo de su ser, algo que Sesshomaru encontró molesto al principio, y luego encontró divertido.

Ella siempre parecía estar llena de vida.

Él se entretenía observando los cambios en el estado de ánimo de Aome. En un momento estaba enojada, al próxima tímida, y luego se reía, y luego de volvía a estar enojada. Uno siempre podía mirar su cara para y saber lo que sentía, y ahora mismo, afrontar que estaba pálida y quieta y sin vida. A Sesshomaru no le gustó esto en lo absoluto. Si la cara de Aome siempre mostró cómo estaba, entonces no quería verla ahora.

Excepto que no podía ver a ningún otro lugar.

Deseaba que abriera sus ojos azules, sonriera o le mordiera. Quería pelear con ella. Quería besarla. Quería estar con ella.

Sesshomaru ya no se preocupaba más de lo mal que estuvo preocuparse por un humano. Dejó de importarle en el momento que Aome fue arrancada de su lado. Una pequeña voz en su cabeza le dijo que su padre estaría muy orgulloso de él. Se permitió preocuparse por un humano. Se preocupaba por ella, como si no le importase nada más, y Sesshomaru casi deseaba nunca haber dejado que esto sucediera.

Casi.

Porque ahora que sabía lo mucho que le importaba, no había vuelta atrás. Llego a querer lo suficiente a Rin para cuidar de ella, lo suficiente como para dejarla ir, así ella podría tener la vida que él nunca sería capaz de darle. Y por Aome...

Por Aome, se preocupaba demasiado. Rompió todas sus perfeccionadas normas. Se olvidó del odio que había acumulado en contra de los seres humanos por tanto tiempo. Por ella, haría cualquier cosa, y si ella muere...

Sesshomaru no quería pensar en la posibilidad de su muerte. Si ella fuese alguien más, no le habría importado. Habría calculado todas las posibilidades, y habría hecho un plan de acción para cada uno de ellos, pero no podía hacer eso con ella.

No podía pensar en su muerte.

Con cuidado, aparto un mechón de pelo de su cara, y bajó sus labios a su oído. "Si te mueres", le dijo, "Sentirás exactamente lo cruel que puedo ser."

No hubo palabras dulces. De hecho, sonó más como una amenaza, pero Sesshomaru sabía que si ella pudiera responder, sr habría reído, diciéndole que dejara sus tonterías. Ella podía comprenderlo. Ella podría detectar el significado de sus palabras. Ella sentiría su preocupación, cuidadosamente oculta detrás de máscaras de indiferencia, una expresión en blanco, palabras duras, y una voz aun más fría.

Ella iba a ver a través de todo, y ella lo entendería.

"Hemos llegado." El paramédico le informó, preparando todo para mover a Aome tan rápido como podían. "Los médicos harán todo lo posible para curarla." Ella le dijo, insegura. Ella no sabía si se preocupaba o si era indiferente a lo que le pasó.

"Lo sé." Sesshomaru le dijo fríamente. La puerta de la ambulancia se abrió, y Aome fue bajada, alejándola de él. Sesshomaru los siguió en silencio.

Si ella moría, este hospital y quien lo administraba pagarian.


La señora Higurashi había tenido suficiente de los hospitales para el resto de su vida.

Si alguna vez necesitaba ser hospitalizada, rogaría a quien había pensado en una idea tan mala dejarla morir.

Souta estaba de acuerdo.

Él también había visto suficiente de hospitales. Conocía ese olor. Odiaba ese olor. Había llegado a odiar el blanco de una forma que ningún otro ser humano puede odiar un color. Sabía cuan horrible era la comida. Sabía lo incómodo que las camas y sillas y sofás podían ser.

Realmente, si le preguntaras a Souta, diría que no había nada bueno en todos los hospitales, excepto que te mantenían con vida. O cuando prolongan la vida y el dolor, sin prestar mucha atención a lo que el paciente quiere.

Sí, Souta conocía los hospitales.

Conocía cada procedimiento. Sabía de su estructura. Lo que no conocía era la sala de espera. Cuando estuvo en el hospital, había sido porque su propia vida estaba en riesgo. Fue a las salas de cirugía. Ni siquiera había visto una sala de espera.

Ahora que estaba en uno, no siendo atendido, casi deseaba que lo fuera.

Resultó que era peor la espera de tener noticias de los médicos que tratan contigo. ¿Quién hubiera adivinado?

Souta tomó un trago de su café y lo escupió de inmediato.

"¡Esto sabe horrible!", Exclamó. Su madre le dio una mirada de reproche.

"¿Quién te dio permiso para tomar café? Eres demasiado joven.", Dijo la señora Higurashi, quitándole el cafe. Souta miró a Miroku, que estaba mirando por todas partes menos a ella.

"No me gusta esperar." Souta dijo, y su madre, que había estado muerte de preocupación, que siempre parecía estar preocupándose por uno de sus hijos, lo tenía.

"Souta Higurashi!" Exclamó, y fue suficiente para enviar a Shippo y Kohaku a buscar dulces, y Sango y Miroku se retiraran. Ayame fue a buscar a Koga. Sólo Sesshomaru se quedó donde estaba. Su esposa estaba hospitalizada. Su hermano, también.

Souta tomó un momento para deambular, si al frío youkai le importaba tanto. Él esperaba que al menos se preocupara por Aome.

Su madre tomó a Souta por el brazo, con lo que su atención volvió a ella.

"No voy a escuchar uno más de tus lloriqueos." Ella dijo, su voz no sólo de reproche, sino enojada, y Souta pensó un poco decepcionado. Él frunció el entrecejo.

"Pero madre..."

"No, escucha. Cuando estabas enfermo, Aome estaba aquí todos los días. Siempre. A ella no le importaba. Casi no pudo terminar su carrera porque siempre estaba aquí, cuidando de ti. Ella nunca dijo una palabra en contra. Nunca se quejó." La señora Higurashi había visto a su hija bastante preocupada por causa de la enfermedad Souta. Esto había carcomido a Aome. Ella sabía que debía hacerlo, pero Aome no quería que su madre se preocupara. Se mantuvo fuerte en el exterior por ella, sabía que necesitaba un hombro fuerte a su lado. "Y ahora, estamos aquí por ella, y no voy a escucharte quejarte porque no tienes derecho. Piensa en todas las cosas que ha hecho por ti. Ella prácticamente ha dado su vida por ti." Aome, después de todo, se caso con una persona que la despreciaba solo por amor a Souta. "Ella esta luchando entre la vida y la muerte. Los médicos la tratan mientras hablamos, y podría morir en cualquier segundo." La Señora Higurashi estaba cansada de tener siempre a sus hijos en el hospital. No era justo.

Era demasiado para una madre. Justo cuando pensaba que había terminado con uno, el otro decidió tomar su turno.

Mis hijos, he decidido, me traen más cerca de mi propio fin.

"Una quejas más, Souta, y desearas nunca haber salido del hospital."

Souta tragó saliva y sintió la subida de culpabilidad en su vientre. Su madre tenía razón, por supuesto. No debería hacer esto más difícil. Aome era fuerte, y necesitaría de todos ellos para estar bien. Su madre necesitaba su fuerza también. Era difícil estar aquí, esperando para saber algo acerca de Aome, pero debe ser más difícil para su madre, que ya había pasado por esto y tenía que volver a hacerlo.

"Lo siento, madre." Dijo inclinando la cabeza.

La señora Higurashi no había terminado.

Ella se volvioa la fría piedra que era el youkai. Desde que los paramédicos habían entregado a Aome a los médicos, el demonio de cabellos blancos se sentó y decidió simular ser una estatua.

La señora Higurashi sabía que su yerno no era el hombre más sentimental. Sabía que él no era el mejor en mostrar sentimientos. Lo único que pedía era una pequeña muestra de que estaba preocupado por su hija, y parecía decidido a no dárselo.

La señora Higurashi no lo permitiría.

"Y tú", dijo, señalándolo con el dedo. Ni siquiera se volvió a mirarla. La señora Higurashi prácticamente respiro fuego. "¡Ponme atención!" Sesshomaru volvió lentamente la cabeza a hacia ella. "Pensé que te preocupabas un poco más sobre mi hija." Lo acuso. Estaba demasiado furiosa para notar el brillo de advertencia en sus ojos. "Ni siquiera te preocupas por tu hermano, ¿verdad? No te importa si viven o mueren. ¿Cómo puedes vivir contigo mismo?" Una pequeña parte de la mente de la señora Higurashi fue a decirle que tal vez estaba yendo demasiado lejos. Una parte rebelde le hizo continuar. "Mi hija merece a alguien mejor. Alguien que realmente se preocupe de ella, no alguien que no puede sentir en absoluto. Ella es demasiado buena para ti. Tu no la mereces."

La pequeña parte de su mente estaba cada vez más grande, y la señora Higurashi imagino que tendría que ser hospitalizada cuando su yerno se levantó lentamente y siguió su camino. Las palabras habían sido dichas, sin embargo, y ella no se echaría atrás. Realmente creía que su hija merecía alguien que la amara y apreciara. Por lo que sabía, él probablemente se preocupaba pero en lo mas mínimo, y definitivamente no era suficiente.

Koga lo hizo. La Sra. Higurashi se preguntó por qué Aome no estaba con él.

Sin embargo, su pensamiento acerca de con quién Aome debería haber terminado se detuvo cuando Sesshomaru se paró frente a ella, alto, impresionante.

"Quién merece a Aome no es su desicion." Dijo fríamente. "Y lo que siento por ella no le concierne."

La señora Higurashi no estuvo de acuerdo. "Ella es mi hija." Ella dijo enfadada. "Por supuesto que me concierne."

Él la miró por un largo tiempo. "Vamos a hablar en otro momento." Dijo. Ella abrió la boca, pero la dejó hablando sola.

El muy descarado.

La señora Higurashi esperaba que Souta se casara con una mujer agradable, bonita, sin complicaciones.


"No puedo creer que todavía no puedan decirnos nada". Sango dijo con furia. Miroku trató de calmarla.

"Ellos están haciendo su trabajo. Estoy seguro de que todo saldrá bien".

"¿Cómo podemos estar tan seguro?"

Miroku estaba cansado. Estaba preocupado. Estaba en el punto de quiebre. No sólo estaba Aome en el hospital, sino que su amigo de casi toda la vida Inuyasha, también. Aunque los médicos le aseguraron que estaría bien, ellos no le habían dejado verlo por sí mismo. Parecía que no estaba dispuesto a hablar con nadie. Miroku no podía culparlo. Su compañera había desaparecido. Ellos estaban buscando su cuerpo, pero hasta ahora no había encontrado nada. Algunas partes de Naraku habían sido encontradas.

Al parecer, Kikyo lo había purificado a él en su caída. Miroku sabía cómo Inuyasha se sentía ahora. Ellos le dijeron cómo perdió el control e hizo cosas de las que siempre se arrepentiría. Miroku estaba seguro de que Inuyasha no se arrepentía de la muerte de Kagura. Lo habría hecho plenamente consciente. Inuyasha lo que sentía era la manera brutal en que lo había hecho. La descuartizo, la mutilo. Ella había estado todavía conciente cuando Inuyasha arranco los brazos de su cuerpo.

Era una visión que los perseguiría, a ellos, para siempre.

Ahora, sin embargo, Miroku no podía pensar en sí mismo, porque Sango estaba a su lado, pidiéndole hacerla sentir mejor.

"Estoy seguro de que los médicos están haciendo todo lo que pueden, porque tienen demasiado temor de Sesshomaru asi que no harán nada que no sea lo mejor."

Ella lo golpeó ligeramente en el hombro. "¡Ahora no es momento para bromas!"

Miroku le dedicó una sonrisa cansada y la acerco a él. "Ella estará bien. Si sobrevivió a su matrimonio con Sesshomaru, estoy seguro de que será capaz de sobrevivir a esto." Miroku no estaba tan seguro.

Siempre había sabido que, en algún momento, Sesshomaru y Aome serían felices. Por supuesto, nunca había pensado que ella sería secuestrada y torturada. Miroku cerró los ojos. No podía creer que la torturaron. Instintivamente sostuvo más cerca a Sango.. Podía imaginar lo que estaba pasando Sesshomaru ahora. Contrariamente a la creencia popular, él sabía que el youkai se preocupaba por Aome.

Eso no era lo que le molestaba a Miroku.

Lo que le molestó fue que los médicos estaban tomando demasiado tiempo en Aome, y algo tenía que ir mal, porque aún no habían salido, y Miroku realmente no sabía si Aome iba a sobrevivir esto.

Además de él, Sango se quedó en la misma línea. Estaba enferma de preocupación por su amiga, y al mismo tiempo, enojada como el infierno de lo que habían hecho con ella. Sango no podía entender cómo alguien podía ser tan cruel, pero al mismo tiempo, sabía que era como era el mundo, y no había nada para cambiar eso.

En este momento, lo único que realmente quería era que Aome este bien. Quería que estuviera fuera de peligro, y después de eso, pondría la cabeza en otras cosas, como la forma de castigar a los que la habían lastimado.

Sango se sintió impotente, y Miroku se sentía triste.


Ayame era una persona muy paciente. Tenía que serlo. En el pasado era porque Koga constantemente ponía nerviosos a todo el clan, tenía que aprender el arte de la paciencia para soportarlo. Con el tiempo, domino el arte de la calma. Ayudó cuando el mundo avanzo, y no podía entender la nueva tecnología. La ayudó para seguir a través de su escuela y las decenas de carreras que había estudiado. La paciencia siempre ha sido un buen aliado de ella.

Pero no ahora.

Koga se paseaba, consiguiendo alterar sus nervios, como lo había hecho antes. Shippo había comido dulces en exceso por su ansiedad, y ahora estaba hiperactivo y tratando de conseguir que un preocupado Kohaku y un malhumorado Souta jugaran con él.

Además de eso, los médicos aún no los habían visto, y Ayame estaba atormentada por la preocupación, ya que no sabía lo suficiente de lo que verdaderamente ocurrió y lo poco que sabía no la tranquilizaba.

Que le digan que fue apuñalada y torturada no hizo nada para aliviar su mente. Así que ahora, apelaba a la paciencia, y no estaba trabajando como lo había hecho antes.

Al parecer, incluso la paciencia tiene sus límites.

"Koga..." Ella fue con Koga porque si se acercaba a los niños probablemente los estrangularía. Koga, afortunadamente, dejó de pasearse.

"¿Qué?"

"Estoy preocupada."

Sabía que era muy estúpido decirlo, por supuesto, estaba preocupada. Todos los implicados lo estaban. Los ojos de Koga se suavizaron, y para su gran sorpresa, la llevó cerca, abrazándola con una ternura que Koga nunca le había mostrado antes.

"Yo también estoy preocupado." Dijo, y su voz envió escalofríos por su espalda.

Ayame se sermoneo a sí misma. Había pasado mucho tiempo desde que ella se había comprometido con Koga, y había dejado de amarlo hace mucho tiempo. Al menos, pensó lo que hizo. Parecía que no lo había olvidado del todo. Necesito que su amiga fuese herida para averiguarlo. Ayame no conocía a nadie que pudiera despistada.

En ese momento, Sesshomaru llegó. Parecía indiferente, pero Ayame podía oler la preocupación en él. Sango y Miroku llegaron tras el. Shippo se calmó cuando vio a Sango. Parecía que el zorro demonio tenía miedo de la mujer. Ayame no le culpo. Por último, la Sra. Higurashi entró por la puerta.

"¿Sabe usted algo?" Ayame preguntó. Miró a la sala de espera. Estaba desierta. Pensó que era extraño. Cada vez que se encontraban en el hospital, las salas de espera estaban siempre vacías. Los hospitales estaban siempre llenos, pero siempre se las arreglaron para conseguir una habitación para sí mismos.

Era un poco triste, que el mundo les dejara solos solo porque estaban demasiado asustados de lo que podría sucederles. Para Ayame, parecía que el mundo era demasiado cobarde.

"Los médicos están llegando". Miroku les dijo, y Ayame contuvo la respiración.

Cuando el médico entró, Koga libero a Ayame, su atención se centró en las noticias de Aome, y si Ayame no hubiera querido tanto a su amiga como lo hizo, pudo haber estado enojada con su silencioso fantasma. Todo el mundo estaba quieto. El médico parecía nervioso, y, en cambio, hizo que todos en la sala se pusieran mas nerviosos.

"La paciente..." El doctor empezó. Ayame quería gritar que Aome no era sólo un paciente. Era Aome Higurashi, eh, Taisho, y debía ser tratada como un ser humano. El médico continuo, sin darse cuenta de los pensamientos de Ayame. "Había perdido mucha sangre cuando llegó, pero el cuchillo no dañó ningún órgano, por lo que debería estar bien."

Suspiros de alivio sonaron en toda la habitación.

"Sin embargo, nos gustaría tenerla en observación, una semana por lo menos, y ella no puede tener visitas por ahora."

Ayame pensaba que estaba bien. Lo que importaba era que Aome estaba a salvo. Eso era lo importante.

El médico se volvió a Sesshomaru. "¿Si pudiera tener unas palabra con usted?"

Sesshomaru, el frío Sesshomaru, que hasta ahora parecía controlado, se heló por un momento antes de seguirlo fuera.

Ayame pensó que tenía que ser difícil se siempre el duro y calmado. Tenía que ser duro tener que ocultar lo que sentía todo el tiempo, y se preguntó por qué lo hacía. Él no parecería débil a los ojos de nadie. En todo caso, parecía más fuerte. Parecía que Sesshomaru no estaba de acuerdo.

Por encima de todo lo que había sentido ese día, Ayame sentía pena por Sesshomaru. Se preguntó qué habría hecho si Aome hubiese muerto.


"¿Querías hablar conmigo?" El tono de Sesshomaru era controlado, y no sorprendió a Inuyasha en absoluto.

"He oído que Aome va a estar bien."

"Lo estará."

"Me alegra." Y lo estaba. No podía recordar qué había pasado, claramente no. Después de descubrir que Kikyo lo había traicionado, algo dentro de él se había roto. Inuyasha cerró los ojos por un momento, las imágenes que vio de Kagura volvieron a él.

Le había pedido a Koga después de haber vuelto a sus sentidos que le mostrara las fotos de lo que le había hecho a ella. Había sido desagradable y cruel y totalmente culpa de Inuyasha. No podía hacer nada para cambiar eso. Tendría que aprender a vivir con lo que había hecho. No era la muerte. Había hecho eso varias veces para importarle mas. Era la manera en que lo había hecho. No debería haber perdido el control. Debería haber permanecido en calma, pero no lo hizo, y esas fueron las consecuencias.

Kagura había tenido una muerte horrible por sus manos, y Kikyo había desaparecido. Él sabía que ella no estaba muerta. Podía sentirlo, pero no sabía lo que pasaría.

"Ella me traicionó." Le dijo a su medio hermano. No sabía por qué le pidió a él que viniera. Sesshomaru no le gustaba, y la verdad sea dicha, Inuyasha no le gustaba tanto, pero Inuyasha no quería ver a nadie más que a su medio hermano.

Su padre estaría orgulloso de ellos, si estuviera vivo. Aome estaría feliz por ellos, si no estuviera inconsciente. Kikyo lo habría aprobado, si no los hubiera traicionado, a él.

"Sí, lo hizo."

"Tú lo sabías." Inuyasha dijo. No estaba acusando al youkai. No tenía ninguna fuerza para eso.

"Yo sabía que algo no estaba bien con ella."

"No me lo dijiste."

"Fue su error no hacerlo."

Inuyasha suspiró. Sus orejas estaban pegadas a su cabeza. "Lo siento perdi el control."

"Yo no te culpo por lo ocurrido a Aome."

"Lo sé."

"Entonces, ¿qué es?"

Inuyasha miró a Sesshomaru, y en los ojos de su medio hermano, vio lo que el youkai estaba planeando hacer. "No la abandones." Susurró. Los ojos de Sesshomaru podrían haber mostrado sorpresa. "Sé que piensas que es culpa tuya, y crees que si nunca hubiese entrado en tu vida, ella no habría..." diciendo que había sido torturada era algo a lo que Inuyasha tendría que acostumbrarse. Había amado a Aome. Una pequeña parte de él todavía lo hacía, y saber que había sido torturada era suficiente para hacer hervir su sangre y helar su corazón.

"Ella te necesita."

Sesshomaru no respondió al principio. "He hecho mi elección." Finalmente dijo. "Me iré. ¿No era eso lo que querías? ¿Otra oportunidad con ella? "

Inuyasha casi se rió. "Keh, como si fueras lo suficientemente bueno para darmela. Aome no me quiere, y tengo que aceptarlo, además..." Tenía que pensar en Kikyo, pero no estaba dispuesto a decírselo a nadie. "Te vas lejos porque tienes miedo."

"No temo a nada."

"Pero si a ti mismo."

¿Cuánto miedo se tenía Sesshomaru a sí mismo?

"Me voy."

"La extrañaras."

"Tal vez. ¿Eso es todo? "

Inuyasha sonrió. "Te doy menos de un año para estar aquí de nuevo con Aome."

Juró que Sesshomaru casi sonrió de nuevo. "Trata de no morir en manos de nadie, sino la mía."

Y se fue, cuando Inuyasha se había perdido en los pensamientos de culpa y traición, y lo que pasaría si.


No ha sido fácil para él decidirlo.

De hecho, había sido una de las cosas más difíciles que había hecho en toda su vida, y él había vivido mucho. Al final, decidió que era lo mejor. La gente a su alrededor siempre moría, y no quería que Aome muriera.

Sesshomaru había decidido dejar ir a Rin. Podría hacerlo de nuevo. Podría dejar a Aome libre, y entonces ella sería feliz. No con él, pero feliz.

¿No es eso lo que importaba?

Sesshomaru nunca había sido generoso. Dejo ir a Rin porque, en ese momento, ella le había hecho parecer débil. Sólo una pequeña parte de él lo había hecho por ella.

Esta vez era diferente.

Al separarse de Aome, se estaba degradando a sí mismo, pero Sesshomaru tenía demasiados enemigos, y si se le había ocurrido a Naraku llegar a él a través de ella, alguien pensaría en eso también. De esta manera, se aseguró de que estaba lejos de él y segura.

Podría tratar con miradas desagradable, su mirada era mucho peor. Lo que no podía hacer frente, lo que se negó a tratar, era ver a Aome morir otra vez. Ya le había costado la tortura y una experiencia cercana con la muerte.

Se negaba a traer más dolor a su vida.

Ella le hizo feliz, aunque sólo sea por un momento, y él le daría esto a cambio.

Se marcharía. Ella sería libre. Todo saldría bien. Tendría una vida feliz y humana, y cuando llegara su turno para morir...

Él no estaría allí para eso. Ella dejaría de existir, y él todavía estaría vivo, y su recuerdo se grabaría para siempre, y lo torturaría eternamente, pero ella habría vivido y habría feliz y sin complicaciones. Se aseguraría de mantener viva su memoria, sin embargo, era la única cosa decente que podía hacer por la humana que le había dado tanto.

"¿Dejarla sin siquiera despedirse? Yo nunca pensé que fueras un cobarde. "

Sesshomaru se volvió lentamente.

"No lo soy." Le dijo a Koga.

Se echó a reír con amargura. "Tu ni siquiera vas a verla antes de irte." Sesshomaru sólo miraba los ojos del youkai, haciendo enojar más a Koga. "¿No lo entiendes? ¡Yo me cortaría el brazo por una sola oportunidad con ella!"

"Esta es tu oportunidad." Sesshomaru quería matar a Koga por querer a Aome, pero había decidido dejarla. Si ella quería al youkai lobo, él no interferirá. Trató de convencerse de que sería mejor una vez que se deshiciera de ella. Los recuerdos frescos de cómo se había sentido cuando casi la había perdido regreso a su mente. De alguna manera, sabía que nunca iba a estar bien sin ella.

"Pensé que siempre luchabas por lo que era tuyo."

Él siempre lo hacía, pero esta vez, no pelear era lo mejor.

"No puedes dejarla."

"Ve con ella."

"¡Ella no me quiere!", Dijo amargamente. "Ella te quiere a ti."

Sesshomaru se dio la vuelta, no quería oír ni una palabra, y salió del hospital.

"Ella te quiere a ti."

Él siempre sería perseguido por esas palabras. Siempre se preguntaría qué habría pasado si se hubiera quedado.

Y al dejar a Aome, dejo lo poco que de alegría que alguna vez experimentaría.


Aome abrió sus ojos azules, y se sintió sola. Miró a su izquierda para encontrar a su madre allí. Extraño, había pensado que Sesshomaru estaría allí.

"¿Dónde está Sesshomaru?" Ella preguntó, las palabras raspando contra de su garganta. Su madre vaciló.

"Se fue."

"¿Huh?"

"Se ha ido." Dijo su madre, mirándola cuidadosa y amablemente.

Aome no necesitaba amabilidad. Necesitaba a Sesshomaru. "¿A dónde? "

Su madre movió la cabeza. "No lo sabemos."

Aome sintió su ausencia, la golpeó, y se tragó un gemido.

Lo había prometido. Él había prometido que nunca la dejaría. No hasta que estuviera muerta.

"¿Estoy muerta?"

Su madre se echó a reír un poco. "No."

Aome sintió las lágrimas en sus ojos, y se preguntó por qué no estaba con ella, si ella no estaba muerta.

Le había prometido permanecer con ella hasta que muriera.

Le había prometido...

Nada tenía sentido, y Aome lloraba por Sesshomaru, pero él no estaba allí.

Nunca estaría allí de nuevo.