NOTA DE LA AUTORA: LA CANCIÓN EVERYBODY DEL FINAL LA PUEDEN BUSCAR EN YOUTUBE: SMAP EVERYBODY. Y ASI VER MEJOR AQUEL MOMENTO. LA PRIMERA CANCION DEL CAPITULO SE LLAMA SYNCHRONITE, UN OST DE TSUBASA
Capítulo 10: Everybody
Si hay una palabra que pueda definir a Kurosaki Ichigo a la perfección… es idiota.
Ace no presta atención en los detalles de la fiesta en honor a Kayaka o en las hermosas jóvenes y mujeres que lo rodean como abejas a la miel, sino en la celebridad y compañera de trabajo Inoue Orihime; en como ella reía y veía al pelinaranja con admiración mientras conversaban.
¡Y el muy idiota ni enterado!
Un gruñido se le escapa sin prevenirlo, asustando y preocupando a sus admiradoras (y admiradores, hay que decirlo). En serio, ¿Cómo aquel tarado estúpido de pelo teñido no percibe a la maravillosa mujer que tiene en frente? ¿Cómo no nota lo enamorada que ella está por él?
Le jode… y le jode mucho más porque mataría por ser él el dueño de las atenciones de Orihime.
—Teñido de mierda. — Gruñe y toma de un viaje todo el whisky de su vaso.
—No es teñido. — Responde Mick con dos vasos y le ofrece a Ace uno de ellos.
—Como si me fuera a creer que es natural.
—Deberías dejar de ponerte así cada vez que andan juntos. No tienes derecho si nunca has peleado por ella.
—¿Por qué debería si ya perdí? Perdí antes de empezar… y el muy idiota ni se esfuerza. ¡Peor! ¡Ni lo nota!
—Muy leal de tu parte. — Comenta la cumpleañera con el ceño fruncido. — Deberías dejar de tomar, andas ya alterado.
—Tomo lo que se me dé la gana.
—No si planeas emborracharte que luego buscaras problemas, que ya nos conocemos.
Ace gruñe en respuesta. Sabe que tiene razón.
—No te preocupes Kayaka, lo vamos a contener antes que empiece. — Promete Mick sin prestar atención a la mirada del chico.
Ace vuelve a mirar a los Ryoka, en especial el par de pelinaranjas. Una ojeada a su izquierda le hace ver que Kayaka, por muy madura y mandona que ande, no desvía su atención en el cuatro ojos Ishida Uryuu, y sonríe, preparando un plan a su beneficio.
—Que mal anfitriona eres al no saludar a tu jefa y a sus amigos.
—Ya salude a Orihime.
—Pero no a sus amigos.
—Luego. — Esquiva, revelando un poco de nervios por mucho que trate de esconderlo.
—Vamos, vamos… no seas tímida.
—No estoy sien-… — Ya es tarde, Ace le rodea los hombros con un brazo y la lleva con él al grupo. — ¡Ace!
—¡Shh! ¡Compostura! Eres la cumpleañera y todos te miran.
—Voy a matarte luego.
—Al contrario, me pedirás ser el padrino de tu boda.
Mick suelta un bufido y decide seguirlo, ya conocedor de las intenciones de Ace.
—¡Kayaka! — Exclama Orihime muy contenta al notarla acercarse. — ¿Te dieron un respiro?
—Una hora.
—Que mala Orihime. — Ace se pone en el papel de víctima incomprendida. — Estoy aquí frente tuyo y ni me pelas.
—¡Oh! Ummm… lo siento Ace-kun… ¿Dónde andabas que no te vi antes?
—Asaltando el licor con Louch. — Responde Mick.
—¡No deberías Ace-kun!
—Hime-chan, me encanta cuando me reprendes así. — Dice para luego abrazarla. — Me siento amado.
—A-A-Ace-ku… kun… — Su cara anda tan roja como el vestido que lleva.
—Hey. — Se le escapa a Ichigo sin darse cuenta hasta tener la atención de todos. — Suelta a Inoue.
—¿Por qué?
—¡¿Por qué?! — Su vena de rabia crece al punto de contener sus intenciones homicidas. — ¿Qué no ves que la incomodas?
—¿La incomodo? — Agacha la vista y pone atención a la cantante. — ¿Lo hago?
—Oh… um… yo… solo un poco. — Admite.
—Lo siento entonces, Hime-chan. — Se aparta, no antes robarle un beso en la frente. — Eres tan adorable ruborizada, ¿No Kurosaki?
El susodicho lo ve con una expresión de enfado que se traduce estás muerto.
—Ace, no más alcohol para ti. — Reprende Kayaka en un suspiro.
—Como digas preciosa. — Dice rodeando sus hombros con un brazo y le planta un beso en la mejilla, consiguiendo que se ruborice. — Los deseos de la cumpleañera son órdenes para mí. — Mira discretamente a Ishida, quien se había enojado de la nada, sólo bastaba verle los ojos.
Rukia y Renji no podían contener las sonrisas burlonas a causa del comportamiento de Ichigo y Uryuu. Todo es muy divertido cuando entiendes las intenciones de Ace. Incluso ya les caía bien.
—Ichigo. — Suelta Sado de pronto. — Si no te contienes ahora vas…
Pero ya es tarde. El vaso que Ichigo tenía en la mano estalla y se rompe en mil pedazos. Lo había ocasionado su reiatsu, había perdido el control a causa de su rabia, y tuvo suerte que sólo se haya mojado la mano de jugo y no de sangre.
—¡Kurosaki-kun! — Orihime le toma su mano sin pensar al estar muy preocupada y lo analiza en busca de alguna herida.
—Por favor, traiga con qué limpiar. — Dice Kayaka a uno de los mayordomos que se había quedado mirando.
—Idiota. — Murmura Ishida subiéndose los lentes, consciente del por qué perdió el control.
—Al menos fue el vaso y no la residencia. — Comenta Renji muy divertido.
—Actúas como u novato. — Reprocha Rukia de brazos cruzados.
Ace frunce el ceño, tratando de entender cómo Ichigo rompió el vaso si apenas lo sujetaba. Ah bueno, al menos ha cumplido su plan de cabrearlo.
—No tiene nada Orihime. Deja su mano. — Comenta Mick casual y tomando de su vodka.
Su comentario fue procesado en la mente de Orihime más de veinte veces pero aun sigue sin creerlo. Aun cuando lo ve, no se lo puede creer , no es posible que este tocando la mano de Ichigo sin su consentimiento. ¡Se ha comportado igual a una persona lanzada e irrespetuosa! Le arde la cara de vergüenza (y la de Ichigo anda igual de roja) y lo suelta tan de prisa, como si sostuviera algo que le produjera estática.
—¡Lo siento Kurosaki-kun! — Aun puede sentir el hormigueo en su piel por el contacto. — Fue atrevido de mi parte.
—N-n-no… ¡No es nada! — Asegura igual de apenado.
Puede que se vean muy torpes pero a los ojos de Kayaka son perfectos enamorados muy adorables. Aquel pensamiento le produce un poco de envidia y otro poco de rabia por recordar su discusión con Uryuu días atrás, cosa que no pasa desapercibida al Quincy por estar atento a sus movimientos.
—¡Kayaka! — Como si su humor no podría empeorar, su padre regresa a las andadas. — Vamos querida, aun hay invitados especiales que necesitan de tu atención.
—Sí señor. — Aunque prefiere comer clavos que seguir cerca de Ishida con su malestar. — Mientras juego a la heredera agraciada, ustedes decidan que tocaremos en Fairy Tales… antes que perdamos a Louch por completo en el bar. — Señalando dicho lugar.
Se marcha mientras su padre atrapa a Ishida en una conversación en cosas economía que el adolescente parece entender a la perfección.
Son las dos de la mañana y el pequeño departamento de Ace y Louch se encienden las luces porque los dueños ya vienen llegando muy borrachos y sujetados por Yoru y Koshi ante la supervisión de Mick y Orihime.
La cantante fue a la cocina con el fin de prepararles algo a pesar que su manager se lo niega con el fundamento de que deben sufrir su migraña mañana como un castigo ejemplar. Los gemelos tiran a los ebrios en sus respectivas camas sin ni una pisca de amabilidad, ni siquiera le sacaron los zapatos.
—Al menos se comportaron. — Gruñe Yoru con una vena en la frente por lo patético que se ven sus colegas.
—Por supuesto que debían o le causarían una mala imagen a Kayaka. — Su gemelo, al contrario, lo toma con bastante buen humor. Incluso saca un par de fotos.
—Me largo y tú te vas con Mick. — Se vinieron en dos autos.
—¿Por qué si vivimos en la misma casa? — Sonríe burlón ante su idea. — ¿Acaso vas a ver a mi cuñada Misha?
Yoru no responde pero se va con la cara roja.
Orihime termina de preparar un remedio casero que aprendió de Kumiko y se los fue a dejar en sus respectivos cuartos. Louch comenta el hermoso y bondadoso ángel que es; y Ace sólo la abraza con tanto cariño que ella se pone muy, pero muy roja.
—Cuanto te quiero Orihime. — Ella se sorprende al comienzo, luego sus ojos reflejan comprensión. — De verdad.
—Yo también te quiero Ace-kun.
—Hm… eres demasiado buena. — Se separa lo necesario para verse a los ojos. — No finjas en querer hacer sentir mejor a un ebrio enamorado.
—Ace-kun…
—Buenas noches. — Dando por finalizado el asunto, sabiendo lo patético que se ve.
Se acuesta de perfil y dándole la espalda mientras comenta que el alcohol le hace ver cosas. Espera que se vaya en silencio y actúa como si no hubiese pasado algo incómodo… pero no. La mano de Orihime se apoya en su hombro.
—Lo siento. — Murmura realmente arrepentida y luego se marcha.
No. Ella no tiene derecho a disculparse, sólo él. Se cabrea. ¿Por qué debe ser un capullo? ¿Cuándo va a aprender? No lo hace tan diferente de Kurosaki actuando así.
A veces se pregunta si la llegada de Orihime a su vida fue una salvación a su problema o fue otro castigo del Destino por sus pecados.
Ace entra al estudio Avex de Tokio con un pequeño gramo de esperanza en volver a lo que ama: la música.
Lo único que le queda para amar.
Explica a un guardia su reunión con Mick y éste lo manda al cuarto piso con el ceño fruncido en una forma que Ace sabe que se anda preguntando del por qué le suena conocido, por lo tanto le da las gracias y se marcha antes que lo descubra.
La reunión es en el piso dos.
—Cuarto 213… Cuarto 213… Cuarto 213… — Susurra viendo los números de las puertas, no quería olvidarse y después llegar tarde.
Un grito femenino la obliga a voltearse y se encuentra a una chica en el suelo boca abajo.
—¿Estás bien? — Se arrodilla con el fin de ayudarla, llamándole la atención el color de su largo pelo: naranjo. — Déjame ayudarte.
—Gracias. — Murmura y le toma la mano.
Cruzan sus miradas y Ace piensa que los ojos plateados resplandecen como las estrellas.
—¡Ah! — Exclama ella de pronto, sonriendo. — ¡Eres Ace-san!
Se sorprende que lo haya reconocido tan fácilmente. Luego del escándalo que vivió hace tres años se ha pasado el tiempo encerrado, se creció la barba y el pelo, ha tomado un guardarropa descuidado y dejó de aparecer en los medios de comunicación, por lo tanto había desaparecido de la memoria de la gente e irreconocible.
Pero trata que aquello no le afecte y mantiene su compostura de hombre confiado.
—¿Y el premio se lo lleva…?
—Inoue Orihime.
—Una belleza con nombre de princesa. Te queda.
Obtiene unas mejillas blancas pintadas de rojo como recompensa.
Piensa en lo mucho que le gustaría tomar un café con ella y escucharla hablar durante horas. Quizás ambos se divertirían como para otra salida… y quizás otra… y luego otra. Aquello le sorprende, es la primera vez en tres años que anhela interactuar con una persona, sólo les habla lo necesario por sobrevivir pero aquella joven le despertó la necesidad de interactuar…
De volver a querer otra vez.
La suelta abrupto apenas procesa aquel pensamiento, asustado. No sabe cómo afrontar aquello. ¿Culpabilidad? ¿Anhelo?
¿Se puede permitir volver a querer a alguien más?
—Discúlpeme bella princesa del Tanabata, pero debo irme a una reunión.
—Lo sé, 213, ¿No? Vamos, yo lo guio.
¿Y cómo lo sabe? ¿Acaso es la asistente de Mick? Eso puede ser un problema si quiere el trabajo (sea cual sea), tendría que verla seguido y le seguiría creciendo aquel abrupto regreso de querer otra vez. La sigue en silencio, su mente en un debate de querer huir pero el dinero se está acabando y no quiere perder lo poco que le queda. Por lo tanto llega a la conclusión que si lo quieren contratar, aceptaría. Sí, la vería mucho pero sabría mantener la distancia con una simple asistente.
—¡Aquí es! — Celebra Orihime abriendo la puerta. — Hola Mick.
—Llegas tarde.
—No es verdad. — Infla sus mejillas por su enojo. — Llegue a la hora y traigo a Ace-san.
—¿Lo trajiste?
—Me lo encontré en el camino. — Obvia la forma en cómo fue. Mira por detrás de su hombro al susodicho. — No seas tímido, puedes pasar.
Mick no es el único allí, Kumiko también con su cabello tomado en horquillas y su mirada sería capaz de competir con la del hombre adulto. Su presencia explica a Orihime porqué el manager no anda con cigarro en la mano como otras veces.
—Es un placer conocerlo. — Saluda ella.
—También el mío. — Dice Ace con una inclinación de cabeza. — Y sorprendido, debo agregar.
—Sí. — Suelta Mick, colocándose de su parte. — Confieso que no estabas en mi lista de predilectos pero Orihime aquí presente te escuchó de casualidad e insistió en que debías ser el equipo.
Ace mira a la chica de ojos plateados, la responsable que este allí el día de hoy… que se hayan conocido. No sabe si reír o llorar.
—Ace-san. — Dijo Orihime muy entusiasta. — Me he lanzado como cantante hace ya un mes con mi primer single y pensé… pensamos, que necesitamos una banda… y yo quiero que tú seas parte.
Es peor de lo que creyó, ella no es ninguna clase de asistente, sino una cantante. Novata y debutante, pero sigue siendo una cantante que la tendrá pegada mucho más de lo que creía si toma el trabajo. Tendrán que socializar y la idea lo emociona… y aterra.
—De verdad espero que trabajes conmigo. — Continúa con su discurso, juntando las manos en señal de emoción.
Esa sonrisa… esa bella sonrisa es un peligro.
¿Es idea suya o el aire esta pesado?
Ace.
Se sobresalta al oír la voz de Esmeraude y verla de pie detrás de Orihime con ojos acusatorios.
Tiene que huir… tiene que huir…
Ve como Esmeraude levanta su mano hacía él, agarrarlo y matarlo quizás.
—¿Ace-san? — La inocente Orihime, que no tiene ni idea de nada, se asombra de verlo tan alterado y silencioso.
Al final hace lo más valiente: correr.
—¡No puedo! — Grita mientras corre, sin saber que Orihime lo miraba con seriedad.
Aún acostado y atento a su entorno, escucha a Orihime rogarle a Koichi que pase la noche en el departamento y echarle un ojo a Louch y a él. Luego la escucha irse con Mick apenas Koichi le prometió quedarse.
—Deja de hacer que te ame más. — Murmura quedándose por fin dormido.
El cuarto es enorme y vacio, exceptuando dos cosas: una urna de cristal en forma de ángel, en donde duerme una mujer y al lado un trono acolchado en donde su marido pasa las horas, contemplándola.
Arashi, sentada en el respaldo del trono, mira a la mujer, la señora de su amo, con cara de odio por culpa de sus celos. Su señor tiene el poder de tomar el mundo, la tiene a ella misma… ¿Y lo desperdicia por una muñeca muerta?
A caricia con una uña el cristal que mantiene fresco del cadáver, pensando que sería toda una lástima que ocurra un accidente y la mujer sea polvo.
Sonríe malévola ante su plan imaginario. Qué sencillo sería… pero no es tonta, sabe que quedaría delatada de inmediato y luego ser asesinada.
Debe llevar su plan en algo más grande.
Quizás la Voz Bendecida puede ayudarle.
La agarran de la muñeca, asustándola y mira por detrás de su hombro al responsable.
— ¡Mi señor!
— ¿Qué haces aquí? — No está contento de verla sola con su esposa, sabe lo posesiva y ambiciosa que es su anhelo de estar con él sin su esposa cerca
— Lo estaba buscando, es muy predecible que lo encontraría aquí
—¿Para qué?
—Informarle que los preparativos están listos. — Sonríe emocionada. — Solo de la orden y la Voz Bendecida estará a sus pies.
Su señor le devuelve la sonrisa y con la mano libre le rosa el mentón, provocando un rubor de éxtasis en Arashi
—Con la Voz Bendecida tendre a mi esposa de vuelta y ni el Rey Espiritual lo impedirá
Arashi tiene que hacer un gran esfuerzo por no reflejar su rabia de ser excluida otra vez.
—Por supuesto. — Murmura mientras su jefe se aparta. Él toma asiento en su trono listo para pasar más horas nuevamente a lado del cadáver.
Y también una señal para que Arashi desaparezca
Ya fuera del cuarto, ella camina con pasos furiosos que sus tacones retumban por el lugar, humillada y furiosa con ese cuerpo muerto que no le permite obtener lo que quiere.
Definitivamente usara a la Voz Bendecida para sus planes personales
¡LO SIENTO!
Orihime abre los ojos en un jadeo. Esta boca abajo, apoyada en el futón con sus codos, jadeando y buscando con desesperación el aire. Incluso los ojos le arden.
El sueño fue demasiado real.
Otra vez aquella mujer le gritaba que lo sentía mientras la empujaba al fondo del mar. Era un producto de su imaginación pero su incapacidad de respirar abajo del agua era real, sus pulmones de verdad le dolían y, cuando trago agua en su sueño, no había duda que si no despertaba se iba a morir ahogada.
Se quita el sudor de la frente, todo el cuerpo le sudaba y no sabe si es en verdad sudor por el miedo o es agua de aquel océano. Incluso su futon está demasiado mojado en el centro.
Ve la hora y gruñen a comprobar que son las cinco y media de la mañana. No será capaz de dormir otra vez, Así que se quita la ropa de dormir y va al baño.
Luego de ducharse y vestirse con medias negras y un vestido café, se encarga de dejar el futon secando en la ventana grande aprovechando el sol que saldrá en una hora.
Sale del departamento sin desayunar para dar un paseo y despejar la mente y desaparecer el pánico que la sigue molestando con tembleques en sus manos o un escalofrío en su nuca. En verdad había sentido mucho miedo.
Se pregunta si debe contarle a Urahara-san. Ni siquiera ella lo entiende, ¿Será sólo un sueño demasiado vivido por estar asustada de ahogarse o el anillo tendrá algo que ver? Levanta su mano para ver el objeto que se niega en salir de su dedo, pensando también en lo gracioso que ha sido para todo el mundo tener que aguantar dicho objeto y agregarlo en la publicidad.
Por millonésima vez intenta quitárselo pero, como siempre, se niega. No quiere ni imaginarse cómo quedaría su dedo el día que sea libre por fin de aquella joya.
¿Qué pasaría por la cabeza de Urahara-san? Algo debe saber si no se alarma de esto
—¡Orihime-chan!
Se sobresalta y maldice lo tonta que fue al olvidar su boina que le sirve para culparse y ahora de seguro estará rodeada de mucha gente sin protección. Pero no, para su buena suerte es solo Isshin de pie fuera de su casa.
¿Su casa? Analiza bien donde está y se ruboriza. En su paseo, inconscientemente, camino hasta la casa de Ichigo. ¡Qué vergüenza!
—Buenos dias Isshin-san
—¿De visita? Siempre es agradable tu presencia
—Ah no, no. — Ruborizada. — Estaba caminando solamente… desperté muy temprano
—Es buena para despejar la mente y el alma. — Le rodea los hombros. — Entra, te invito a comer
— No hay necesidad, no quiero molestar.
—Jamás eres una molestia. —Ya la metió dentro de la casa por lo que ya no tiene escape alguno. —¡Yuzu! ¡Desayuno para cinco! ¡Mi nuera come con nosotros!
La cara de Orihime se puede confundir con un tomate. Trata de decir algo pero termina tartamudeando y se le podía ver humo salir de las orejas. No se sorprendería si se desmaya ahora mismo… de nuevo.
—N-n-nu-nu-… no bromee con eso, Isshin-san!
—¡Orihime-chan! — Yuzu corre a abrazarla muy contenta de verla. Se había asustado al comienzo con el comentario de su padre, pensando qué clase de mujer se estaba metiendo con su hermano, pero ver a la cantante la dejó más tranquila ya que de verdad la quería de cuñada. — ¡Bienvenida!
—Gracias Yuzu-chan.
—Buenos días. — Saluda Karin bajando las escaleras y entendiendo el grito de su padre al notar la presencia de Orihime. — Bienvenida.
—Gracias Karin-chan, espero no molestar.
—Claro que no, eres bienvenida.
—¿Onichan no baja aún a desayunar?
—Parece que no tiene hambre.
—¡¿Qué?! — Isshin se molesta y empieza a remangarse la camisa hawaiana. — ¡El desayuno es lo más importante del día! ¡Ya me va a oír aquel delincuente!
—Viejo no empieces. — Advierte Karin pero su padre, como siempre, no hace caso y ya anda subiendo las escaleras. — Y ya empezó.
—¡Moo! ¡¿Tan difícil es obtener un desayuno tranquilo y normal en esta casa?!
—Yuzu… somos hijos de un chiflado Shinigami. No hay nada normal aquí.
No tardaron en oírse golpes y reclamos en gritos. También cosas romperse. Orihime mira el techo preocupada a que ocurra algo grave, muy opuesto a las mellizas, quienes suspiraron derrotadas.
—¡Y te arreglas que Orihime-chan está abajo y no quiero que crea que crio a un vago!
—¡Cállate viejo, ya te dije que iba a bajar!
—¡Debes lucir presentable si queremos que Orihime sea de la familia!
—¡Que te calles que te escucha toda la cuadra!
Orihime e Ichigo están en diferentes partes de la casa… pero se sincronizaron con el sonrojo intenso.
Isshin baja contento consigo mismo por lograr su deber de padre con éxito, y anuncia que su hijo baja en diez minutos.
Y lo cumple. Ichigo, ya con su cara lavada como sus dientes y aseado, baja con unos pantalones de buzo negro y una pollera blanca con el 15 en azul. Bastante casual y sin esfuerzo en un día domingo pero Orihime queda sin aliento y su cara queda roja.
Hasta que lo ve a los ojos.
Se sorprende de ver esa mirada exactamente igual a la que puso el día anterior del aniversario de muerte de su madre Masaki.
—Hola Inoue. — Saluda cordialmente, incluso le sonreía.
—Bu-buenos días, Kurosaki-kun. — Pero no puede engañarla, ve que es sólo un acto con el fin de no preocupar a alguien.
¿Qué le habrá pasado?
A pesar de ello, el ambiente familiar estuvo igual, aunque la cantante nota a las mellizas (en especial Karin) observar a Ichigo cada vez que él no prestaba atención. Debieron notar también su extraño comportamiento. Hasta Isshin lo mira enojado y de brazos cruzados apenas su hijo baja la guardia.
—El desayuno estaba delicioso, Yuzu.
—Gracias Onichan.
—Déjame limpiar los platos, Yuzu-chan.
—No hay necesidad, es el turno de Ichi-nii. — Argumenta Karin queriendo detenerla.
—Pero han sido amables en invitarme a comer, tengo que ayudarles en algo como agradecimiento.
—Estoy seguro que a mi hijo no le molesta trabajar en equipo contigo.
—No me molesta. — Se pone de pie. — Pueden irse a hacer las compras. Inoue y yo nos encargaremos del resto.
—No te olvides que prometiste ayudar a guardar el material de papá.
—Lo sé, Yuzu.
—Orihime, ¿Quieres algo? — Pregunta Karin mientras se pone los zapatos. — Vamos a la feria y ya sabes que hay ofertas de frutas y verduras.
—Si no es mucha molestia.
—Para nada, por eso traemos al viejo… alguien debe cargar las compras.
Orihime le deja su monedero con una lista improvisada de cosas que necesita en casa. Debido a que Mick no puede acompañarla y pospusieron el viaje, toma la oportunidad luego de asegurarles que irían en camioneta.
—Inoue. — La chica deja a medio secar un plato y ve a Ichigo. — ¿Estás bien?
—¿Por qué la pregunta? — Nota que él había dejado también de pasar la esponja a una sartén.
—Estás… bajoneada. Preocupada.
—Tú también, Kurosaki-kun. — El Shinigami Sustituto se digna por fin a verla y ella sonríe por su expresión facial. — Todos lo han notado.
—Soy muy obvio, ¿Eh?
—Eso es porque tu familia te quiere mucho, es normal que noten cuando estás deprimido.
—¿Estás diciendo que tú también me quieres y por eso lo notaste? — Comenta casual, una broma inocente.
—¡Eh! ¡Yo! Y-yo… — Usa el plato para cubrirse el rostro. — Por favor, no te burles de mí.
—Lo siento, no quería incomodar.
—Yo… — Toma aire y lo enfrenta lo más decidida que puede a pesar del rubor en sus mejillas. — Hay mucha gente que te quiere y valora Kurosaki-kun… y no quieren verte así de triste. Yo tampoco. — Sus manos presionaron más el plato. — Se… sé que no puedo hacer mucho, pero aunque sea pequeño, dímelo y… me gustaría poder ayudarte.
El reloj marca los segundos bien claro gracias al silencio entre los pelinaranjas, quienes estaban más concentrados en los ojos del otro y en las palabras de Inoue. A pesar de tener las manos con espuma de detergente, no detiene a Ichigo en buscar las de Inoue, dejando el plato, el escudo de la cantante, descansar en el lavaplatos. Si ya le latía rápido el corazón, la portadora de Shun Shun Rikka no le sorprendería que su órgano salga pitando de su pecho por la velocidad que toma a causa del contacto de manos.
Escribió Hands por su deseo de estar a su lado luchando… por el anhelo de tomarle la mano alguna vez. Y ahora… ahora allí están, las manos de Ichigo sosteniendo las suyas con confianza y cariño que podría morir ahora y sería de felicidad.
¿Acaso su cara se ha acercado un poco más o ha sido producto de su imaginación? ¿Va a besarla?
¡No! ¡Contrólate Orihime! ¡¿Cómo puedes pensar así de Kurosaki-kun?! ¡Lo siento Kurosaki-kun, soy una pervertida!
—Tú también Inoue… hay mucha gente que te quiere y aprecia. Yo también.
¿Eh? ¿Él dijo que la quería? ¡Sí! ¡Si lo dijo! Sabe que se refiere cómo amigos, pero anda a explicárselo a su rebelde corazón y alocada imaginación.
—Si hay algo que pueda hacer para ayudarte, por pequeño que sea… déjame saberlo.
—Yo… creo que me gustaría hablar con alguien sobre lo que soñé hoy. ¿Y tú?
—Sí… si me gustaría hablar contigo sobre lo que me molesta.
Se sonríen y vuelven a su labor de lavar los platos, secarla y guardarla mientras Orihime le narra su pesadilla tan real, sin perder detalle de la mujer, del miedo por creer que moriría ahogada o que de nuevo el anillo ha brillado y… se siente tan cansada.
—No sé si la mujer es producto del anillo o… hay alguien en problemas.
—Pero puede que esa mujer también sea la responsable de todo. — Se oye molesto.
—¿Kurosaki-kun?
—Lo siento… no puedo ayudarte… como tampoco pude antes.
—¿Antes? ¿Te refieres a Arashi?
¿Eso era lo que le molestaba?
Ichigo se limpia las manos, ahora que termino de lavar, ante la mirada atenta de su compañera de clases y batallas. Como anhela Orihime poder tocarle las facciones de su rostro y quitarle aquel ceño fruncido, causado por la preocupación.
—Ella tiene razón, sin el Hollow en mi interior, no puedo proteger a nadie.
—Eso no-…
—No me sorprendería que aquel estúpido Hollow mío esté ahora mismo burlándose. — La interrumpe sin saberlo, no la oía por estar en sus pensamientos. — Una vez él me dijo que era el Rey… pero no soy más que el Rey de Nada. No puedo hacer algo por los demás. Por los que me importan.
Al principio no le quería creer pero al final se dio cuenta que la arpía no se equivocaba, que de verdad ha conseguido salir vivo por el Hollow. Sólo basta recordar su batalla con Ulquiorra. La culpa lo vuelve a carcomer por pensar en aquella batalla en la que perdió el control y no sólo acaba con el Espada, también con Ishida.
Él no tiene control.
No puede hacer algo útil.
¡Él no…!
Un golpe suave en su pecho lo paraliza de sorpresa.
Orihime le agarra de la pollera con sus manos y se apega lo suficiente para apoyar su frente en el pecho del Shinigami Sustituto.
Ichigo agacha la mirada y sólo se encuentra pelo naranja porque aquella posición de la chica no le permite ver el rostro.
—¿Inoue?
—Eso no es verdad. — Murmura bajo, pero igual puede oírla gracias al silencio. — Si no fuera por ti, Kuchiki-san habría muerto… si no fuera por ti, yo habría muerto en Hueco Mundo. — Al fin se digna a verlo, sorprendiendo a Ichigo por sus lágrimas y sonrisa. — Así que no creas en ella, tu Hollow o los demás digan. Puedes hacer lo que quieras.
Sabe que hay muchas palabras para agradecerle si tiene una colección de libros, en especial de Shakespeare, pero nada se le ocurrió en ese momento. ¿Cómo lo hace Orihime en plasmar sus pensamientos y emociones en sus canciones?
¿Es idea suya o su cara está más cerca de la cantante?
—Inoue… — Murmura, anhelando… ¿Qué? No. No puede mentirse, él sabe lo que quiere… pero no le corresponde. No es correcto. — Yo… — Se conforma en apoyar su frente en el hombro de la chica. — Gracias. — Murmura.
Otra vez su corazón late súper rápido pero ella se esfuerza en mantener la compostura a pesar que el aroma de Ichigo la inundaba por completo y no la deja pensar bien. Al final, mueve un poco su cabeza para tocar la del Shinigami aún vivo y cierra sus ojos.
—De nada.
Ace otra vez los observa.
Por lo tanto nota lo más cercano que se puso aquel par de pelinaranjas. Algo debió pasar entre ellos ayer. Por una parte eso lo cabrea ya que anhela ser el centro de la atención de Orihime; por otra parte le alegra verla así de contenta.
—Aunque me jode. — Tomando de su cerveza.
—No debería tomar en el ensayo. — Reprocha Karin con el ceño fruncido. — Ni cerca del guardarropa o te mataré.
—Sí Señora Diseñadora. — Contesta de mal humor, nunca le ha gustado la presencia de la diseñadora pelirroja por criticarle todos sus movimientos. — Deja de molestar.
—Pero si lo haces tan fácil para mí. — Bromea con arrogancia. — Ahora párate y pruébate el guardarropa.
—¿Y cómo es que aún no estoy usando un saco de papas?
—Porque me importa mi imagen más que la tuya.
Lo admite, aquello le saca una risa.
Karin la lleva a un cuarto vecino a la del ensayo y ya había mucha ropa con una etiqueta que dice a quien le pertenece. Ace fue a un improvisado camerino hecho con una cortina y ahí ve la ropa que le toca.
—Pruébate primero la que ocuparas está noche, necesito saber si debo arreglar algo.
—¿Lo conseguirás en dos horas?
—Y me sobrara tiempo. — Orgullosa. — Soy tan buena como tú con el alcohol.
—Entonces estamos en buenas manos.
—Tardaste en darte cuenta.
Otra risa. Ya es preocupante. Quizás sea ya mucha cerveza por hoy.
Tarda cinco minutos en ponerse la teñida y se deja analizar y tocar (profesionalmente) por Karin. La deja hacer su trabajo.
—Es curioso. — Dice ella de pronto.
—¿Qué?
—Sabes que Orihime no te va amar nunca. ¿Por qué te uniste si no iba a ayudarte en conquistarla? ¿Por qué no te has ido por salud mental?
—¿Tú crees que voy a contarte mis cosas? Tú me desprecias y yo a ti, así que no te metas en mi vida cotorra entrometida.
—¡Hum! — Se cabrea y se venga en ponerle la cortina en su cara. — ¡Maleducado!
—¡La verdad duele!
Aun si se lo contara, jamás se lo crearía…
La deuda que tiene con Orihime.
Toda aquella calidez, ¿hacia dónde se ha marchado?
Cuando llegue el mañana, ¿desaparecerá por completo?
Si unimos el latir de nuestros corazones,
¿podrán soportar precipitarse hacia la misma profundidad?
Deja de tocar el violonchelo apenas oye aquella voz salir de la radio. Aquella es la voz de Orihime. Se le quedó grabado en la memoria con sólo haberla oído una vez.
Pasaron cinco días desde que huyó de la discografía y pasar vergüenza. Pero no lo pudo evitar, estaba engañando… olvidando a Esmeraude, todo lo que amó alguna vez… y sigue amando. Ella está muerte por su culpa, no tiene derecho en seguir adelante con su vida.
Exacto.
No tiene derecho en volver a componer.
No. no lo tienes.
Siempre, siempre estará junto a tu corazón,
no importa cuán lejos éste vague sin rumbo.
En el interior de la oscuridad ambos nos dejamos llevar, mientras,
como inocentes pajarillos, acercamos nuestras alas.
En aquellos momentos de tristeza, tu sonrisa se ocultó,
y una imperecedera espada de hielo
dejó al descubierto mi pecho.
Déjame abrazarte
para siempre...
Ve gracias al espejo la figura de Esmeraude abrazarlo desde atrás, susurrándole que lo odiaba, que es su culpa.
Que debe morir.
—Sí… debo morir.
Exacto. La boca de Esmeraude se abre… y se abre…y se abre, la quijada cada vez más cerca del piso. Algo grotesco pero Ace no lo piensa así.
Como si estuviera en transe.
¿Hacia dónde te has marchado tú solo?
Cuando volviste tu mirada hacia mí, sentí miedo.
La imagen de mi pecho se tiñó de tristeza.
Sé que es cierto, ahora me asemejo a ti.
Un rayo naranja se interpone entre Ace y la criatura, que suelta algo parecido a un siseo mientras retrocede.
El trance desaparece en Ace y grita de espanto por aquel espectro con la apariencia de Esmeraude. Retrocede a pasos torpes, olvidándose del instrumento musical, que cayó al suelo en un golpe fuerte, y luego lo pagaría caro.
—¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué eres?!
—Es un Hollow.
Algún día, estoy segura de que regresarás a aquel lugar
y de nuevo volveremos a mirarnos fugazmente.
Ace voltea y descubre a Orihime de pie en su comedor. ¿Cómo diablos entro? Ella no lo miraba a él, sólo es consciente de Esmeraude… o a esa cosa que parece Esmeraude, que anda muy cabreada por la interrupción.
Espera. La cantante puede verlo. ¿Y sabe lo que es? ¿Cómo? Es una idol, no una exterminadora de fantasmas a lo Ghostbuster… ¿O sí? Ella se pone de inmediato delante del hombre, con un brazo extendido en señal de protección. Algo vio en… en esa cosa que no le agradó.
—Ace-san, no se aparte de mí y estará a salvo.
Él observa a la criatura y su miedo crece mil veces más. Lo que tiene en frente ya no es lo que queda de su prometida, sino una cosa animal parecida a una serpiente gigante con un cráneo en vez de cabeza con unos rizos amarillos.
—Estaba tan cerca… por fin iba a vengarme y comer su alma… ¡¿Por qué tienes que intervenir?! ¡Es mío!
Orihime no le responde y Ace nota que sostiene unos prendedores en su mano alzada. ¿Por qué? ¿Los fantasmas (o monstruos) le temen a esas estupideces?
Aquel monstruo, o Hollow, o lo que sea, suelta un grito grotesco que no le sorprendería que sus orejas sangren, y se lanza hacía ellos. El hombre quería agarrar a la cantante y huir pero ella le dijo que no se mueva y algo en su mirada filosa le provocó obedecer. Además, ella parece saber del tema… ¿No?
—¡Kouten Zanchun! — Grita y aquel rayo naranjo regresa, golpeando la calavera, lo atraviesa y parte a la criatura a la mitad.
Ya no hay nada.
—Ace-san… ¿Estás bien?
—Q-q-q-… que…
—Tranquilo Ace-san… inhale y exhale…
—¡Al carajo! ¡¿Qué diablos era esa cosa?!
—Un Hollow.
—¡¿Por qué tenía la apariencia de mi prometida?!
—Porque… una vez fue su prometida.
Silencio.
—Q-… ¿Qué?
—¿Tienes té? Todo se arregla con té. Es bueno para los nervios.
No lo entiende pero igual acepto su oferta. Así que allí se encuentra, sentado en su mesa y la cantante prepara el té mientras tararea, sin saber, la canción que estuvo transmitiendo la radio antes de romperse.
En el interior de esta oscuridad, no importa cuanto nos separemos,
los fuertes lazos de nuestros corazones se llaman el uno al otro.
En aquellos momentos de tristeza, comprendí por qué sonreías,
y a tus fríos dedos yo quise
dar calor con mis lágrimas.
Quiero estar a tu lado...
—No entiendo.
—Las almas, Ace-san, no siempre van al otro mundo cuando mueren. Vagan hasta que encuentren el motivo que los retienen aquí… o se convierten en Hollow.
Parece que omite una tercera opción.
—O sea… ¿Esmeraude se convirtió en… eso? ¿Cómo?
—A veces es por culpa de otro Hollow que lo infecta en vez de comerlo… a veces es el resentimiento del espíritu. El odio, el deseo de venganza, la ira… esos sentimientos negativos influencian en el alma a convertirse en Hollow.
—Entonces es mi culpa.
El agua anuncia estar lista, cortando el silencio provocado tras esas palabras. Ace, cabizbajo, piensa en el accidente.
La fama lo había cegado, se creía el mejor del mundo e intocable, por eso consumía todos los vicios. Llegó al punto en que su música ya no era como antes y fue perdiendo millones y fans en las ventas. Eso afectaba a su egocentrismo y en vez de reconocer que tenía un problema, les echaba la culpa a los demás.
Esmeraude, su prometida, no sólo aguantaba su temperamento y lo apoyaba en seguir adelante, también estaba sembrando una gran fortuna como corista de ópera. Estaba siendo toda una sensación que opacaba a Ace.
Y eso no le gustaba.
Ella era el centro de la farándula y eso le cabreaba, se desahogaba ignorándola, reprocharle sus decisiones y acciones, coquetear con otras delante de ella y hablar mal a sus espaldas.
Pero lo que rebaso el vaso fue provocar aquel accidente de carro.
Discutían sobre ellos y su problema. Él llegó a pensar, por un segundo, que su vida será como antes si ella desaparece.
Lo consigue.
Se metió en la pista contraria y se aseguró que el impacto le llegue mayormente a ella.
Y en vez de sentirse aliviado, ni siquiera la palabra mierda podía definirlo.
—Es mi culpa.
—Pensé que ya habías pagado tu pecado en la prisión.
—No quita el hecho que la mate.
Otro silencio.
Entonces una taza de té cae con cuidado sobre la mesa.
Alza la vista, encontrándose con los ojos plateados que lo maravillaron hace cinco días. Y la dueña le sonríe como si no hubiera sangre en su cuerpo.
—Ace-san, admito que no sé cómo te sientes, pero si sé que tienes una oportunidad. Hazlo por ti. Por Esmeraude-san. — Le toma la mano. — Pagar tus deudas quitándote la vida no lo conseguirá, sino buscando la manera de enmendarlo siendo mejor. Busca la forma de volver a tus sentidos y encontrar algo que hacer por Esmeraude. Que su muerte no sea en vano.
Ace agacha la mirada, sabiendo que tiene razón, y también muy asustado.
—¿Y si decaigo otra vez?
—Entonces vuelves a levantarte. — Hace presión en el agarre. — Únete a mi banda si quieres y te prometo que, cada vez que falles, te golpearé si lo necesitas.
Y acepto.
Ella le hizo creer que podía.
Y hasta la fecha no se equivocó.
—¡Ace-kun! — Grita Orihime apenas lo ve regresar de las pruebas de vestuario. — ¡Everybody!
Ella sonreía. Le sonreía a él. Contenta. Sin hacer prejuicios y creyendo en que mejorara y un día volver a su camino de solista sin miedo.
Y se enamora otra vez.
Sólo quiero que sea feliz… aunque su felicidad sea un idiota descerebrado. ¡Cómo me cabrea!
—¡Dalo por echo princesa!
Su confirmación sorprende a los demás, incluyendo Orihime. Ella pestañea, incrédula que haya aceptado por fin cantar con ella en público luego de tanto tiempo negándose a cantar. Eso es una prueba que está mejorando… ¿No?
Vuelve a sonreír.
El público celebra gritando cuando las luces se apagan y la pantalla central enseña una flecha dorada y los seis miembros de la banda. La gente ya sabe lo que viene: un dueto.
La flecha gira tan veloz como un auto, la algarabía de las personas es música de fondo, cada vez más intensa a medida que la flecha va bajando velocidad.
Se detiene en Ace.
Aquello sorprende y despierta curiosidad. El ex cantante celebridad se había unido a la banda pero jamás cantaba. Por lo tanto los fans ya elaboraban teorías como ya no le funcionaba la voz por todas las drogas que consumió en el pasado o que sólo estaba de adorno por publicidad. Lo más extremista aseguran que le debía tanto a los traficantes de drogas que éstos le hicieron pagar arruinándole la voz y por eso ni siquiera habla en publico.
La pantalla se oscurece y el foco se concentra en el centro del escenario, revelando a Orihime vistiendo unos sencillos pescadores color blanco con el adorno de una flor azul como guiño a sus horquillas, tacones negros y una camisa de mangas cortas y que le llega por arriba del ombligo. El público se emociona al oírla soltar un uuuhhh largo y melodioso.
—Todos necesitamos de alguien. — Canta mientras se enciende otro foco y se concentra en una escalera que en la cima hay una caja.
La caja no tarda en abrirse y revela a Ace con jeans negros, camisa roja y un gorro del mismo color. Sonríe al escuchar al público chillar por el micrófono acercándose a sus labios gruesos.
—No puedes hacerlo solo. — Sigue con la canción y el gentío se vuelve loca.
La música por fin hace aparición.
Todos necesitamos de alguien, yeah
No puedes hacerlo solo
Juntos, todos se valoran los unos a los otros.
Sabes que lo conseguirás, yeah
—¡Un aplauso para Ace! — Pide Orihime mientras el mencionado baja las escaleras con los brazos alzados en saludo y la gente obedece sin resistencia.
Los dos músicos se toman de la mano y se inclinan ante el público.
A veces es difícil tener una oportunidad
Al empujarte a tomar una postura
Puedes estar desprevenido pero estas rompiendo a través
Proponte un gran objetivo y haz tus sueños realidad
No importa lo que ocurra, incluso si no tienes nada
Se fuerte con tus amigos a tu lado
Cree en ti mismo y nunca te rendirás.
Con cada pequeño paso que quieras tomar,
No dejes que nada se interponga en tu camino.
Sabes, tienes que irte, lo sabes
Tienes que ir hacia abajo, yeah, yeah, día a día.
Aunque no puedas ver este escaso tiempo
Solo cree y sigue adelante.
Cantan caminando por el escenario en direcciones opuestas y saludando. La música es una combinación de pop y rap, éste último especialidad de Ace, y parece que Orihime lo sigue bien.
Todos necesitamos de alguien, yeah
No puedes hacerlo solo
Juntos, todos se valoran los unos a los otros.
Sabes que lo conseguirás, yeah
Vuelven a reunirse en el centro del escenario y Orihime da un paso atrás, dejando que su acompañante de baile se luzca con algunos pasos de rap y termine lanzando un beso a la audiencia. Ella se ríe y lo abraza en el brazo libre.
Vamos, todos, barbilla en alta
Levanta tus manos arriba y toca el cielo
Sé que lo harás.
No hay manera de que te pierdas esta noche.
Empieza a caminar la línea.
Sigue la luz, vívelo a tu manera
Tu oportunidad esta a un parpadeo de distancia.
Si no tiene dolor ni ganancia.
Mantén tu mente en el trayecto
Educación real, el amor a tus amigos
Un día caminaras por el carril de memoria
Y las cosas no siempre serán las mismas,
Tienes que sentirlo, no puedes comprenderlo,
Pero, todo funciona al final
Consigue más allá renunciar.
Cree en lo que tienes delante y sigue adelante.
Se separan un poco para dar unos pasos de baile, algunos buenos y otros son torpes a propósito en señal de estarlo pasando bien.
Todos necesitamos de alguien, yeah
No puedes hacerlo solo
Juntos, todos se valoran los unos a los otros.
Sabes que lo conseguirás, yeah
Todos necesitamos de alguien, yeah
No puedes hacerlo solo
Juntos, todos se valoran los unos a los otros.
Sabes que lo conseguiras, yeah
El coro lo cantaron dos veces mientras subían las escaleras. Ace se sienta con el fin que las luces se concentren sólo en Orihime.
Todos necesitamos de ese alguien, alguien para agarrarse
Sentada junto a ti.
Y todos necesitamos ese alguien, alguien para agarrarse
Alguien especial te guiara
Sólo muéstrame el camino…
Y si deberías tropezar…
Di algunas veces
Lo que necesitamos
Es…
Peace.
El peace lo dijeron al mismo tiempo, apenas Ace quedó de pie a su lado, ambos hicieron el signo de la paz con la mano que lleva libre.
La música entonces se vuelve loca y se concentra sólo en el rap. De nuevo hay baile de Ace, demostrando que a pesar de haberse distanciado de la atención principal, no ha perdido el talento como creían los demás. Apenas acaba su coreografía, Orihime pone una mano delante de él y lo empuja como diciendo "te voy a enseñar cómo se hace". Comienza a moverse también, aunque da un poco de sensualidad por sus curvas, no pasa por alto el talento de bailarina.
Luego los dos bailaron perfectamente sincronizados la misma coreografía. Entonces Orihime le da la espalda al público, se apoya en Ace para tirar su cuerpo hacía atrás, luego le pone su brazo en su cadera y se deja caer con la rodilla alzada, sabiendo que él sostendría su peso.
Silencio total por parte de la música. Todos atentos en cómo jadeaban, con los labios cerca del otro. Orihime se acerca un poco más y la audiencia chilla… pero es solo un engaño ya que ella le besa sólo en la mejilla. Ambos se ríen y se separan.
Todos necesitamos de alguien, yeah
No puedes hacerlo solo
Juntos, todos se valoran los unos a los otros.
Sabes que lo conseguiras, yeah
Bajan las escaleras cantando el coro, Ace ayudándola por los tacones. Otra vez toman caminos opuestos.
Todos necesitamos de alguien, yeah
No puedes hacerlo solo
Juntos, todos se valoran los unos a los otros.
Sabes que lo conseguiras, yeah
Apenas se reúnen una vez más en el centro, chocan las manos haciendo un high five y las luces se apagan.
—Estuviste increíble.
Orihime detiene sus pasos al oír aquel cumplido por parte de Ichigo y lo mira sin creérselo.
—¿Kurosaki-kun?
—¿Qué? ¿No puedo decir algo bueno?
—No, no. es que… no canto tu género musical que digamos.
Ichigo lleva una mano tras su cabeza, algo apenado porque sabe que tiene razón.
Vuelven a caminar en dirección a la casa de Inoue. Normalmente irían en el auto de Mick pero alguien rompió los neumáticos del auto ¡Los cuatro! Obviamente no anda contento, ha maldecido en todos los idiomas, incluyendo los muertos como el egipcio antiguo, y sólo dejo que se fuera a Karakura en bus porque Ichigo va con ella y es tan habilidoso como el SWAT. Pudieron quedarse en un hotel con el manager y Ace pero hay exámenes en la escuela y Orihime se niega a perderlos.
—Lo sé, pero… de verdad arrasaste.
—Gracias. — Ahora es su turno de sonrojarse de vergüenza.
Ya deslumbraron el departamento a lo lejos. La cantante solo quiere meterse en al futón y dormir las seis horas que le quedan. Sabe que será duro a escuela mañana a causa de su cabezonería, pero se niega a perderse los dos exámenes.
—Inoue. — Dice apenas quedaron frente a la puerta. Se ve muy rojo. — Hay… ¿Hay un problema que me quede a dormir?
Silencio…
Silencio…
Un silencio que se vuelve cada vez más incómodo acorde aumenta el rubor en el rostro de Orihime.
—¿D-d-do-dor-dormir? ¿A-a-a-aq-aquí?