Disclaimer: Twilight no me pertenece.

Princess of Lust

(By Cristtine.-)

"Extraño, te conozco tan bien"


XVI. Extraño

—¡¿QUÉ? —exclamé, al procesar lo que Edward me había dicho. Pude ver que sus ojos estaban enrojecidos y me alarmé de sobremanera—, Edward… ¿estás drogado? —pregunté, por precaución.

—Drogado, sí… —mantuve la respiración y lo que dijo a continuación borró todo pensamiento de mi mente—, pero drogado de ti. Tú eres mi droga, la única que puede llenarme y hacerme sentir el hombre que soy.

La cabeza me dio vueltas estrepitosamente. Y tuve que sostenerme de la puerta antes que mi cabeza tocara el suelo.

—No te entiendo, Edward. Por favor, vete y vuelve cuando estés cuerdo —dije, empujándolo para que se marchara. Obviamente, Masen no se movió de su lugar en el dintel de la puerta.

Edward me tomó de las muñecas y me arrastró unos cuantos pasos al departamento, cerrando la puerta con su espalda y sujetándome firme, cosa que yo no escapara.

—No puedo vivir sin ti —comenzó con la voz cargada de desesperación—, no sé que me hiciste o que sucedió que no puedo estar con nadie que no seas tú. Este tiempo que no estuve contigo fue simplemente para darme cuenta que no puedo estar con nadie que no seas tú. Tú y tus risas. Tú y tu todo que poco a poco se transformó en algo esencial en mi vida. Bella, no puedo y no quiero estar con otra que no seas tú…

Me quedé muda, mi mente estaba en blanco, tratando de procesar lo que Masen me estaba diciendo.

—¿Y Tanya? —prosiguió, a mi pregunta no formulada—, no me interesa, puedo romper con ella ahora mismo y me daría igual todo el compromiso y el matrimonio. Bella —tomó mi rostro entre sus manos, obligándome a mirarlo fijamente a sus ojos esmeralda, que ahora estaban cargados de desesperación—, te quiero y poco a poco me estoy enamorando de ti.

Y eso fue lo último que escuché antes de irme a negro.


No sé cuánto tiempo pasó, pero sentí que mi espalda estaba apoyada en algo suave y cómodo, supuse que era mi cama, ya que la sensación era bastante familiar.

Mis ojos se abrieron lentamente, acostumbrándose a la oscuridad de mi alcoba. Me senté en mi cama y me restregué los ojos lentamente, luego miré el reloj que tenía en mi mesita de noche, marcaba las dos de la mañana.

Estaba sola en la habitación, por lo que supuse que Edward se había ido.

Edward…

El solo hecho de recordar sus últimas palabras —antes de irme a negro—, calaron hondo en mí. Era extraño que justamente él y sus palabras me hubieran provocado tal efecto.

No me moví, me quedé ahí unos minutos más, reflexionando.

Sabía bien que las cosas se iban a complicar un poco ahora. Y hablaba por mí, ya que —antes— me daba lo mismo matar a la mafia Italiana. Ahora era algo externo, no personal.

Y tenía que admitirlo, Masen era un buen tipo (Y un dios en la cama)

Pero negocios eran negocios. Y tenía que cumplir con el trabajo que me había dado la agencia. No podía salirme de los planes originales. Aro ya me había advertido que pasaría si algo se salía del plan.

Me levanté de mi cama y me dirigí a la cocina. Sentía la garganta seca y necesitaba un vaso de agua.

Mi sorpresa fue cuando abrí la puerta y vi a Edward apoyado en la muralla. Apenas me vio, el rostro se le iluminó un poco. Aún tenía esa mirada cargada de angustia y desesperación, como de no saber qué hacer o cómo manejar algo que se le escapaba de sus manos.

—¿Estás mejor? —me preguntó, apenas puse un pie fuera de la habitación.

—Sí —susurré, no muy segura de mis propias palabras—. Simplemente me descompuse. A veces suele sucederme esas cosas —mentí un poco.

Edward se acercó y me rodeó en un abrazo. Era eso y nada más, no había dobles intenciones ahí, simplemente…

Amor.

Me petrifique. Esto no podía salirse de mis manos. Era parte del plan que enamorara a Masen y luego lo matara. Pero mis sentimientos no tendrían —por nada del mundo— que mezclarse en el trabajo.

—¿Necesitas algo? —susurró en mi oído. Sentí como los vellos de los brazos se me erizaban con ese simple susurro.

Aquel hombre provocaba cosas fuertes en mí. Pero no tendría que dejarlo pasar a algo más allá. Bueno, por mi parte, ya que no podía dejarme caer ante sus redes como chiquilla de quince años.

—Iba por un vaso de agua a la cocina —murmuré, mirando mis pies descalzos. Edward tomó mi mentón con su mano y me obligó a mirarlo a los ojos. Por unos segundos, me perdí en esa profundidad esmeralda.

—¿Segurísima que no te sientes mal o algo? Podríamos ir al hospital si quieres… —pero lo corté, mientras ponía mi dedo índice en sus labios.

—Edward, no te preocupes. Estoy bien —sonreí de medio lado y funcionó. Edward dejó de preguntar cosas y me soltó del abrazo.

Caminé a la cocina y saqué una botella del refrigerador. Sentí a Masen seguirme hasta ahí, pero no entró, se quedó apoyado en la puerta de la cocina, mirándome fijamente.

Puse la cafetera y me entretuve ordenando un poco, todo esto ante la atenta mirada de Masen. Tenía que hacer algo de tiempo, ordenando mis ideas para exigirle una buena explicación por lo que había dicho cuando llegó al apartamento.

Finalmente, tomé mi taza de café y otra para Masen y con una sola mirada le indiqué el sofá.

Masen se sentó al frente mío, pero manteniendo una distancia. —Supongo que quieres una explicación por lo de hoy —dijo, mirando fijamente su taza de humeante café. Asentí—. Bueno, primero, quiero disculparme contigo.

—¿Y porqué tendrías que hacerlo? —pregunté confundida.

—No te llamé en varios días. Y de la noche a la mañana, llego de sorpresa a tu departamento declarándote amor —tomó una pausa y suspiró—. Y de verdad, yo tampoco entiendo todo esto.

Lo miré completamente confundida. —¿Cómo que no lo entiendes?

—Bella —dejó la taza en la mesita al lado del sofá y me tomó las manos—. No sé que me hiciste pero, como te dije antes, no puedo vivir sin ti…

—¿Y cómo sacaste esa brillante deducción? —solté con ironía.

—La razón por la que no te llamé en varios días fue porque, aparte que estaba tratando de aclarar mis ideas con respecto a mis sentimientos hacia ti, estuve con Tanya —sin querer, dejé de respirar. Quedé sorprendida con esa declaración, no me la esperaba—. Y me di cuenta que no puedo estar con ella…

—Espera —dije, mientras trataba de procesar la información—. ¿A qué tipo de no puedo estar con ella te refieres?

—Tuve relaciones sexuales con ella —y algo se remeció en mí. Y la sensación no fue para nada agradable—. Y me di cuenta que no es lo mismo. Contigo, durante este poco tiempo, descubrí un mundo que jamás iba a encontrar.

—Edward… no…

—Bella te quiero —dijo con toda la seguridad del mundo y sentí como el mundo dejaba de girar unos segundos mientras esas palabras salían de su boca—. Me gustas mucho y de verdad, y lo digo en serio, nunca lo había sentido así. Ni siquiera con Tanya, que es mi prometida —suspiró, mientras miraba nuestras manos juntas. Luego, sus ojos chocaron con los míos por segundos infinitos—. Sé que suena a declaración de adolecentes —rió suavemente, llenando la estancia con su musical risa—, pero no sé como decírtelo para no sonar desesperado.

Me quedé muda. Y mi mente, literalmente, se quedó en blanco. Si ya lo que me había dicho cuando entró a mi departamento me había dejado sorprendida, esta declaración era más que una sorpresa. Aunque ya se venía venir, nunca esperé que sería tan pronto.

—Bella dime algo, no me gusta quedar como idiota frente a la chica a la cual me acabo de declarar —susurró.

—Edward… yo —suspiré y preparé bien mis palabras—. No lo sé —sus ojos esmeraldas se tiñeron con una desesperación repentina—, no estoy segura de mis sentimientos, necesitaría algo de tiempo para estar completamente segura de lo que siento por ti —y lo que le estaba diciendo a Masen era cierto. Bueno, en parte. Tenía que apartar los sentimientos y enfocarme solamente en la misión. Negocios son negocios, me repetí.

—Bella, estoy dispuesto a esperarte todo el tiempo del mundo —dijo con una cadencia exquisita. Si de verdad supiera el tiempo que le queda, pensé.

—Edward, no lo sé —susurré—. Además, eres un hombre comprometido.

Masen me miró con súplica. Había dado en su talón de Aquiles. —Bella, por favor, no me prives de tu compañía —suplicó— podríamos mantener esto en silencio. Tanya no sabrá nada de esto, lo juro. Además que ella siempre viaja por sus negocios… —¿negocios? Hice una nota mental rápida de eso. Ya llamaría a Rose o a Alice para que investigaran—. ¿Y qué me dices, Bella? —la sonrisa no tardó en aparecer. Era aquella sonrisa que era difícil de resistirse.

Suspiré y sabía que me arrepentiría toda mi vida de lo que iba a decir.

—Sí, Edward, no hay nada malo en que estemos juntos.


¡HE ACTUALIZADO, MILAGRO, SEÑORES!

Mis queridísmas/os lectores.

Primero, les debo una GRAN disculpa por todos estos meses de retraso, pero, como ustedes ya sabrán, a una la Universidad le quita tiempo. Y especialmente la carrera que estudio, requiere de mucha dedicación y todas esas cosas. Por lo tanto, el tiempo es oro.

Bueno, aparte de la carrera que estudio, millones de cosas han pasado: terminé con mi pareja (el muy idiota me dejó por otra ¬¬), me fui de viaje, etc, etc. Y aparte, mi queridísima amiga inspiración andaba en sus vacaciones, así que no tenía muchas ideas para continuar con el fic.

Well, no puedo adelantarles nada del cap que viene, ya que ni siquiera se yo lo que va a pasar, ahah. Todo depende de las ideas que vengan, ya que la mayoría están enfocadas en este nuevo proyecto que tengo (El paradigma de la vecina de arriba, un fanfic de The Big Bang Theory).

Está demás agradecer a todas esas personitas que dejan un review, que agregan a favoritos o a alerta (: todos ellos son escenciales y son —muchas veces— las ganas para seguir escribiendo. Y gracias a ustedes, Princess tiene 240 reviews, más de 25,000 hits, está en los favoritos de más de 170 personas y en los alertas de más de 120, por eso MILLONES DE GRACIAS, USTEDES SON EL MOTOR QUE TENGO PARA SEGUIR ESCRIBIENDO :3

Espero actualizar pronto (: y por mientras, los invito —si son fan de la serie The Big Bang Theory— a pasar por mi fanfic (: los reviews nunca está demás :)

Gracias por la paciencia de esperar otro capítulo :D

Cristtine.-