Aclaraciones:

· El pensamiento de una personaje se diferenciara del dialogo normal por estar entre comillas y con cursiva.

· La historia es 100% original, no fue extraida de ningun capitulo de la serie.

· La misma esta situada en los ultimos capitulos de la serie, aunque no es necesario si quiera conocerla mas que una breve reseña que voy a dar a continuación para que cualquier persona sin haber visto la misma, entienda el fic.

Reseña:

Shinichi Kudo es un estudiante de secundaria de 17 años (en el fic ya tiene 21), quien tiene una fuerte deseo de justicia, por lo que hace ya un largo tiempo es un detective que ayuda en mas de un caso a la policía local, su sentido y razonamiento son mucho mayor que lo de mucho de sus similares, lo que lo hace un detective destacado. Un día yendo con su compañera de escuela, Ran, de la cual esta enamorado pero nunca se atrevió a decircelo, a un parque de diversiones ocurre un asesinato que pronto resuleta el muchacho, pero luego de terminado el mismo, unos misteriosos hombres de negro le suministran una droga inestable que lo vuelve de nuevo a un joven de 6 años pero con la misma mentalidad que siempre, quien apenas se da cuenta de su cambio, modifica su nombre a Conan Edogawa. Desde ese entonces vive con Ran, y su padre Mouri, quien casualmente es un detective privado de poca monta que desde la llegada del niño, su trabajo y cantidad de casos por resolver crece considerablemente. Conan se instala ahí por la simple razón de es el mejor lugar para volver a encontrar a esos hombres de negro. Ni su enamorada ni su padre saben lo que realmente le sucedió a Shinichi, solo que por un tiempo se fue a resolver otros casos fuera de Tokio. Gracias a la ayuda de su amigo, el profesor Agasa, Conan dispone de objetos que hace que pueda hacer mejor su trabajo a pesar de ser un niño; como un moño que modifica la voz haciéndose poder pasar fonéticamente por alguien mas, una zapatilla que ajustándola provoca la misma energía que la que tendría un joven adolescente, un reloj con agujas somníferas para dormir a Mouri en caso de necesitarlo para resolver un caso, que junto al moño lo ayuda para modificar su voz a la de el, resolviendo así un sinnumero de casos.

Capítulos del fic:

Capítulo 1: El principio del fin

Capítulo 2: Re mayor

Capítulo 3: Venganza

Capítulo 4: Esperanza

Capítulo 5: Destino


Capitulo 1: El principio del fin:

- ¡Culpable!

La sorpresa se instaló en la pequeña habitación. Nadie en la sala quería comprender las palabras y el simbolismo de la acusación del joven detective, Shinichi Kudo, quien prosiguió con su discurso hasta terminar de crear el rompecabezas.

- De todos los sospechosos eras quien tenía la coartada perfecta, premeditada hasta el último detalle. Tu mascara invisible ante mis ojos se acaba de hacer pedazos, se quien eres; debo decirte algo más, no existe el… – Justo en ese preciso momento una voz surgió desde donde nadie la esperaba, la mirada del joven hizo un brusco cambio de ciento ocho grados en dirección al sonido.

- ¡Shinichi! – exclamó La angustiada voz de Ran que provenía del cuarto contiguo; el rostro del admirador de Sherlock Holmes denotaba un significativo cansancio, el cual cambió por completo al escuchar la voz de su inspiradora; volvía a ser quien era, el tranquilo y sereno detective que no había nada que no pudiera resolver. Tomo aire y comenzó a caminar lentamente hacia quien rescataría en unos minutos.

- Así que era acá donde tenías encerrada a Ran, me siento mal conmigo mismo en no haberme dado cuenta antes – le dijo Shinichi mirando fijamente al asesino mientras el proseguía su camino a su fuente de vitalidad. Una sonrisa imperceptible para Shinichi se dibujo en el asesino…

- ¡No vengas, hay una bomba pegada a mi cuerpo que va a explotar en 5 segundos!

Esas palabras hicieron eco en su mente, sin llegar a poder reaccionar antes de que la luz aturdiera sus tímpanos. La habitación se iluminó por un instante; no era divina; suponía el porvenir de la completa oscuridad de su corazón; el sonido de la explosión no solo llegó hasta la última fibra del oído de cada uno, sino que también Mouri y Shinichi notaron la destrucción de gran parte de sí mismos. Al pasar esos infinitos segundos que recordarían el resto de su vida, el humo desapareció pero el joven continuaba tumbado en el suelo como si su cuerpo careciera de alma para levantarse. Todo lo que le quedaba era un absoluto silencio en la habitación, abruptamente fue interrumpido por las el grito lloroso de su padre.

- ¡Ran! No… no puede ser…

Las lágrimas del padre de su musa inspiradora eran filosas y pequeñas dagas que caían una y otra vez en su devastado cuerpo.

- ¿Está… ahí… el cuer…cuerpo de Ran? – le pregunto Shinichi.

- ¡No quedó nada de este otro lado!

Se denotaba la desesperación por una respuesta certera de si estaba o no viva su hija.

-¡Buscá a Shinichi, Conan! ¡Lo necesitamos! – le exclamo de forma acelerada al joven.

"¿Conan?, pero si yo soy Shinichi…"- se pregunto a si mismo sin entender el porque lo había llamado así, observó sus extremidades y no podía ver siquiera sus manos, la ropa le era demasiado grande. Había vuelto a ser Conan Edogawa una vez más.

"Ran…"

Ese fue el último pensamiento de Conan, sus ojos cansados encontraron involuntariamente la oscuridad.

- ¡Conan! ¡Despertate, es tarde!

- Ahí… voy hermanita Ran – le respondió haciendo un esfuerzo por mantener los ojos abiertos mas de cinco segundos.

"Aun así me encanta que la voz de Ran sea mi despetardor" – pensó Conan sonriendo y volviendo una vez más a cerrar los ojos.

- ¡Despertate, maldita sea!

Esta vez su tono fue aun mas grave y agresivo, acto seguido, Ran golpeó fuertemente la almohada que se encontraba justo al lado de Conan, adviertiendolé que iba enserio.

"Retiro lo dicho" – Su mirada estaba puesta fijamente en el puño apenas a unos centímetros de el, realmente no tenia que hacerla enojar ni contradecirle, las consecuencias eran fatales...

Luego de desayunar, ambos se dirigieron al living donde Mouri tenía una visita; poco habitual para ser un sábado al mediodía. Se encontraba hablando con una joven de unos 20 años aproximadamente, lo notaron desde varios metros por las reacciones de felicidad del mujeriego detective.

- Entonces lo dejo en sus manos – pronunció la misteriosa mujer

- No se preocupe, contrató al mejor detective de la ciudad - le dijo, sin poder evitar sonreir al hacerlo.

- Muchas gracias, señor Mouri. – le respondió y exhaló aire a modo de relajación.

La mujer se levantó y pasó por delante de los jóvenes sin siquiera dedicarles una mirada. Conan de indemediato notó algo extraño en la mujer e hizo saber el detalle.

- ¿Viste el celular que tenía esa mujer, hermanita Ran?

- No, ¿Qué tenía de especial? – preguntó con incredulidad.

- Tenía unas manchas negras muy extrañas, como si se le hubiera caído en algún lugar e intentó borrarlas.

De inmediato Ran le quito importancia al tema.

- Es normal que le pase eso a las personas – y dirigió ahora su mirada a su padre, - Papá, ¿a que vino esa persona?

- ¿Esa hermosa señorita? Seguro que con mis encantos decidió pedirme tal tarea… Es la hija del candidato a presidente Sonozaki Kyon; Sonozaki Yuki.

La expresión de Conan cambió por completo con la pronunciación de dicho nombre. Se quedó completamente callado y pensativo.

- ¿La hija del candidato a presidente? ¡Increíble! Estoy muy contenta por vos, papá. – le respondió con alegría. Conan volvió en si y se unió a la conversación.

-¿La hija del presidente?

- Sí, la misma, me encargo de la protección de su padre, quien hace varios días ha estado recibiendo amenazas de asesinato.

Conan una vez más volvió a un estado pensativo;

"Sonozaki Yuki… Pensé que estaba muerta. NO, estoy seguro que está muerta. La ví morir, no tengo ninguna duda" – Esa duda era un circulo eterno del cual no podía encontrar salida.

- ¿Y ahora qué vas a hacer, papá?

- Iré a la casa, hablaré con él para que me detalle mejor la situación e intentaré buscar a su bromista. Caso resuelto.

- No lo subestimes – exclamó preocupada.

- Casi lo olvido, avísale a tu noviecito que venga al lugar a las 15, la invitación también lo involucra.

Conan alzo la cabeza en sorpresa a las palabras del detective, no comprendía el porque de la invitación, más cuando hacia tiempo que Shinichi no era noticia en Tokio.

- ¡No es mi novio! – Le respondió sonrojada.

- Lo que tu digas hija, ya lo investigaré más tarde.

Como siempre que las incoherencias aparecen, el joven detective comienza su proceso deductivo en su fuero interno.

"Hay demasiadas cosas inexplicables en todo esto… ¿Por qué una persona que estoy completamente seguro que está muerta, vino hoy? ¿Por qué tiene que ir Shinichi también a la casa de Kyon solo para protegerlo?, esto no me gusta nada, sé que…". Ran interrumpió su meditación.

- ¡Conan! Vamos, salgamos a caminar, así también puedo avisarle a Shinichi de mañana… "Tengo muchas ganas de verlo realmente".

Luego de tres interminables cuadras donde el silencio fue protagonista, denotó dos sentimientos: ansiedad en Ran y preocupación en Conan. La muchacha llegó hasta la cabina y cuando estaba entrando en la misma, esperó que su acompañante hiciera lo mismo, pero no fue así.

- ¡Ahí vengo hermana Ran, tengo que comprar unos lápices para la escuela en la librería que acabamos de pasar! ¡andá llamando!

"Este chico no tiene remedio… Siempre yendo solo por todos lados"

Por apenas unos segundos se dio cuenta de que siempre que ella hablaba con Shinichi, lo hacia sola, Conan nunca estaba a su lado, como una persona celosa que prefiere evitar escuchar lo que no quiere.

Para ese entonces, Conan había llegado hasta un sombrío callejón. Estaba listo para usar su dispositivo modificador de voz y fingir quien no aparentaba físicamente ser.

Ya en la cabina, sus dedos comenzara el proceso de digitación.

- A ver… El numero de Shinichi… "Qué tonta soy… Encima me lo sé de memoria" - se golpeó la cabeza reprobandosé.

Se sentía tonta y a la vez feliz de ser tan importante para el, pero constantemente se preguntaba, ¿si era tan importante para el?, ¿Por qué nunca venia a verla?. El telefono sonó tres veces y la esperada voz sonó al otro lado del teléfono.

- Hola Ran, tanto tiempo.

El alma de Ran sintió una alegría inexpresable y menos aún entendible.

- ¿Qué estas haciendo ahora?

- Lo de siempre, metido en un caso bastante complicado. – se apresuró en decir el joven.

- Me gustaría que hicieras algo de tiempo y salgamos como cuando venias al colegio - le dijo en un tono triste.

Una larga pausa de segundos sumó al contador de la cabina. Conan se sentía muy mal consigo mismo, por nunca estar cuando Ran realmente lo necesitaba, esa era la mayor angusta que tenía de no poder volver a estar con ella de la forma en la que el quería.

Ran retomó la conversación.

- Te han invitado a la mansión de los Sonozaki para que protejas a su padre durante esta etapa de elecciones. La reunión es mañana alrededor de las tres de la tarde... – replicó Ran con un tono angustiado por la falta de respuesta de su receptor.

- Gracias por el aviso, Ran; intentaré estar allí a esa hora. - intentó dibujar una voz donde lo anteriormente dicho por la muchacha no le haya afectado.

Ran tomo valor; la invitación a la mansión no era el motivo del llamado, era algo que ya no podía seguir negando, además eso podía hacer que el joven detective se diera cuenta que en los casos del amor, el era uno perdido.

- Quería decirte algo muy importante… Llevo tiempo intentando negarlo, pero tomé valor suficiente para decirt… - en ese momento la voz de Shinichi interrumpió su dialogo.

-Disculpá Ran, me tengo que ir ya mismo, la policía acaba de llegar al lugar y tengo que encontrar las pistas antes que ellos, adiós.

El tono ocupado se hizo escuchar una gran cantidad de segundos en la cabina, la joven soltó el teléfono, el cual quedo colgando y su mirada quedo perpleja en un punto fijo, apenas unos escasos granos cayeron de la aguja del reloj antes de que volviera en sí.

- ¡Ese maldito Shinichi! ¡Siempre me hace lo mismo! – gritó enfurecida.

"Lo siento Ran, es mejor así por ahora" – reflexionó Conan mientras corría hacia la cabina.

Al salir, Ran notó la ausencia del pequeño de gafas.

"¿Dónde estará Conan?" - se preguntó.

Justo a su espalda aparecio lo que buscaba.

- Hola Ran… al final no encontré… el lápiz que… quería. – le respondió agitadamente.

- Parece que hoy no es nuestro día de suerte Conan… Mejor volvamos a casa.

Volvieron por la misma senda que vinieron, pero en sentido opuesto. Abrieron la puerta y, como si fuera una pintura, una imagen conocida: Mouri dormido con la televisión aun encendida. Las elecciones presidenciales parecían ser la noticia sensación de todos los medios, como si en esa época los delitos desaparecieran.

Conan necesitaba una excusa para investigar a "Yuki", los recortes de periódicos que siempre guarda el profesor Agasa le podrian ser de gran ayuda, así que el joven pensó rápidamente un pretexto para marcharse.

- Ran, me voy a la casa del profesor, me prometió llevarme a comer yakittori hoy.

- Esta bien, no llegues tarde, Conan. - exhaló aire como sintiendose sola despues de hablar con Shinichi

- ¡Hasta luego! - fingió una sonrisa como un niño sabe nada de lo que estaba sucediendo.

Una vez más la excusa para poder recluirse en un lugar donde pueda ser él mismo hizo su efecto en la inocencia de su protegida.

Ya una vez en en el lugar, Conan intentó despejar toda duda posible sobre la misteriosa mujer.

- Profesor, necesito todos los diarios o revistas donde aparezca información sobre Yuki Sonozaki.

- ¿Para qué quieres eso Shinichi? – le preguntó el profesor curioso por el hecho de la pregunta, no recordaba alguna Yuki en la vida de Shinichi.

- Creo haber visto una persona muerta hablar con el tío… - le respondió en un tono bajo y dudoso.

- ¿Muerta?

- Debería estarlo. – aseguró Conan

- ¿Qué es lo que pasó entonces?

El niño hizo una pausa, no sabia bien como expresar bien la incoherencia de los hechos.

- Eso mismo quiero saber yo… Es la razón de porque necesito esa información.

- Bien, voy a buscarla, Ah, toma, te dejé un jugo de naranja en la mesa.

"A pesar de tratarme como un adulto, no puede dejar de verme como un niño". - ironizó el ahora pequeño detective.

- Gracias profesor.

El jugo bajó lentamente cual si fuera arena de un reloj; lento y expectante al paso del tiempo. De pronto la figura del profesor volvió hacer acto de presencia ante él.

- Te conseguí algo, espero que sirva, son 4 noticias; tres de hace 5 años y una de ayer.

- Gracias, profesor, "veamos que es todo esto…"

El curioso niño comenzó a inspeccionar minuciosamente cada una de las cuatro noticias.

"¿Qué?, ·Un incendio casi le cuesta la vida a una joven, los bomberos logran rescatarla justo a tiempo·, esto es mentira, ¿por qué lo habrán modificado así?"

A pesar de que las preguntas cada vez eran más, sus preocupados ojos también mostraban un pequeño brillo como si estuviera disfrutando la tensión del momento.

Continuó leyendo hasta llegar al recorte del día siguiente:

- "·La joven Yuki Sonozaki que fue salvada ayer de las llamas del infierno por un grupo de bomberos, se recupera muy rápidamente en el hospital Hope, su familia esta feliz y en consecuencia donó 200.000 a los bomberos de la ciudad y 100.000 donde ahora yace internada·".), Algo no está bien en todo esto.

Su lectura se detuvo más de una vez en varios detalles que hacían aún más inexplicables todo lo que pasaba alrededor de esa misteriosa mujer.

- Profesor, ¿me puedo llevar todos estos? – señaladándole con el índice la pila de recortes.

- Si, claro, Shinichi, no olvides devolvérmelos cuando termine todo esto así mantengo mi biblioteca de información.

- No se preocupes, me será de gran ayuda, lo sé. Ahora tengo que volver a casa de Ran, gracias por el jugo - le respondió alegremente

- Ve Shinnichi, la próxima vez que vengas te voy a mostrar mi próximo invento que preparé.

- Estoy ansioso por verlo.- dijo Conan saludándolo al mismo tiempo que giraba el picaporte.

Dicho esto último la puerta se cerró delante de los ojos del solitario profesor.

Ese día llego a su fin; mañana comenzaría la protección a Kyon, y Conan volvería a ser una vez más, aunque sea por unas pocas horas, Shinichi Kudo. ¿El precio?, un medicamento en fase de prueba cuyos efectos colaterales son bastante impredecibles.

Ya al otro día, el coche que llevaba a Mouri, Ran y Conan llegó hasta la entrada de la mansión de los Sonozaki. Un joven de tez oscura, con una remera verde oscura, tiradores de jean y una fonética muy distinta al de los invitados los recibió en la puerta.

- Hola, ¡bienvenidos!, soy Roberto, el jarindero.

Mouri examino minuciosamente a su emisor.

- Pensé que alguien de mas prestigio nos iba a recibir… - dijo sin dirigirle la mirada.

Conan a simple vista notó que no era de este país, aun menos por el nombre; los rasgos y su aspecto eras puramente occidental, ¿Cómo habrá terminado acá?, se preguntaba el joven de gafas.

- Sepan disculpar – se alejó unos centímetros, - ahora el mayordomo esta ocupado y me ordenó la tarea de venir a recibirlos hasta que él pueda bajar. Desde ya mis mas sinceras disculpas por esta falta de cortesía -

- No, esta bien Roberto, perdoná a nosotros por la falta de respeto de mi padre – le respondió Ran apresuradamente, Mouri la miro, y como si la mirada lo este matando, rápidamente giro hacia un costado donde nada había.

"El tío nunca va a cambiar…". Se rio conan por lo bajo

La gran puerta de la mansión se abrió produciendo un ruido que solo las casas viejas produce tal rechinar de sus maderas, anunciando así la presencia de alguien más.

- ¿Esperaron mucho? – Dijo la voz del mayodormo, tenía unos 60 años, canoso, con camisa blanca, corbata roja y un saco negro, El mayordomo parecía aun mas elegante que los invitados del candidato presidencial.

- ¿Y usted quien es? – se preguntó Mouri de una forma un tanto agresiva.

- Soy Renzo, el mayordomo, disculpen la demora, pasen por aquí.

El trío de invitados accedió a la proposición y entró a la mansión, apenas ingresar se toparon con una vieja cara conocida.

- ¡Pero si es el detective Mouri! – dijo la voz al oeste de una de las tantas habitaciones.

- Yuri!, ¿Me has extrañado todas estas horas que no has podio verme, no?

"Papá… no me hagas quedar mal en todos lados a los que vamos" - tapandose la cara.

Conan volvió a quedarse callado frente a la misteriosa mujer.

- Jajaja, claro que lo extrañé, usted es un gran detective señor Mouri, ah, casi me olvido, no le presenté a mi futuro marido.

"No puede ser…". Su corazón sintió el vacio de la frase.

"Lo tienes bien merecido papá" - pensó Ran con los brazos entrecruzados.

La mano de Yuki se situó en el pecho de su acompañante tal como si fuera una señalización.

- El es Enzo Kawaishi, en 6 meses nos vamos a casar y nos iremos a vivir juntos. Ahora convivimos en una de las tantas habitaciones de la casa.

- Un gusto conocerlo, detective Mouri – Le dijo extendiendo su mano.

- Lo mismo digo. – le respondió extiendo tambien su mano, pero en un tono desanimado.

El mayordomo interrumpió la conversación – Continuemos por favor – dijo en el tono siempre calmo y caracteristico del señor Renzo.

"Que extraño…a Yuki se la nota mucho más amable que ayer" – meditaba Conan.

Continuaron caminando hacia la lejana habitación del jefe de familia; Sonozoki Kyon, hasta que algo llamó la atención del niño.

- ¿Son aficionados a la pesca, cierto?

- ¿Por qué lo dices muchacho? – pregunto atónito por la extraña pregunta.

- Acabo de ver una caña de pescar partida a la mitad en una de las habitaciones que pasamos, ¿por frecuencia de uso termino así?

- No recuerdo que mi señor tuviera esa afición ahora que lo mencionas. – le respondió mientras se acariciaba la barbilla.

"Que extraño entonces…" - se preguntó.

De pronto se abrió una de las puertas al este del pasillo y se escuchó una voz dentro de una de ellas.

- ¿Mas protección aun? – dice el misterioso hombre saliendo de su cuarto.

- ¿Y este quien es? – pregunta con ignorancia, Mouri.

- Es un antiguo amigo de Kyon, Taguchi Kenzo, fue guardaespaldas durante su época de diputado y ahora que sabe acerca de las amenazas que sufrió su viejo compañero, vino voluntariamente a ayudarlo.

Se los quedo mirando a los nuevos visitantes con un gesto de repudio, se dio la media vuelta y cerró bruscamente la puerta ante mirada atónita del cuarteto

- Disculpen la molestia, no siempre fue así, cuando era la seguridad de Kyon era una persona completamente distinta a lo que es ahora.

- Pero que mal genio… - protestó Mouri.

Conan se preguntaba que era lo que lo había cambiado a ser lo que ahora es.

Como si ya fuera costumbre, un sonido mas interrumpió la caminata.

-¡Basta!, ¡Le juro que mañana voy a ir trabajar!

- Señor, señor… ¿Qué fue ese sonido? – preguntó Conan con gesto inocente.

El mayordomo hizo una pausa, y le contestó.

- Es un amigo más de Kyon, quedó en la ruina hace 2 años y vino acá suplicando por ayuda; desde ese entonces reside aquí. Dice estar trabando para algún día irse, pero aún no lo ha hecho en todo este tiempo.

La notable pausa le llamo la atención al joven detective "Mira que tener tanta gente en tu propia casa… no quiero ni imaginar la poca comunicación que deben de tener…" - reflexionó despues de todo lo visto hasta el momento

Delante de ellos se encontraba la última habitación, la única cuya puerta daba hacia el sur de la mansión, las demás estaban ubicadas al este y oeste del pasillo. El mayordomo tocó la puerta y como si fuera un timbre, apenas la puerta hizo contacto con el primer golpe de Renzo, comenzó a sonar música clásica al otro lado del gran cuarto.

Renzo se aclaró la voz y grito:

- ¡Señor, llegaron los invitados!, ¿los hago pasar?

A Conan le resultaba familiar la música que sus oídos contemplaban.

- ¿Señor, esta ahí? - volvió a avisar el mayordomo elevando más aún la voz.

Ran, viendo que nada cambiaba, decidió mirar por la cerradura para saber que era lo que estaba pasando del otro lado.

Lo tengo, es la primera sinfonía de Beethoven!" - Reflexionó Conan, sonriendo por haberla reconocido

- ¡!!AHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

El estruendoso grito de la muchacha se hizo oír por toda la mansión.

- ¿Qué paso hija? – replicó con susto su padre.

Conan rápidamente observó por la cerradura y vió la misma imagen que dejó impresionada a Ran; la imagen de Sonozaki Kyon colgado con una soga al cuello en medio de su habitación.

Continuará…