"Los personajes de Inuyasha no son míos, son propiedad de la señora Rumiko Takahashi."
Bueno me gustaría presentarme primero, soy axter y este es mi primer fic aquí y escogí esta pareja por ser muy fresca y jovial; en lo personal amo a Bankotsu; espero que les agrade el fic intentaré no repetir tanto la historia del anime pero en ciertas ocasiones tendré que hacerlo.
Bien comencemos...
Prólogo:
En un lujoso palacio, un señor feudal cerraba un trato con un conocido mercenario, quien ya había cumplido con su misión.
— Estoy muy complacido con el trabajo; como le dije, estoy dispuesto a pagar el precio que diga. Mi abuelo le quitó esta espada a un samurái y el hijo del herrero que la fabricó se la robó y ahora veo que es única, ¡simplemente hermosa!—dijo el señor feudal al mercenario, mientras agitaba la espada, cuando fue interrumpido por un escándalo – ¿Qué demonios pasa aquí?—preguntó a dos de sus soldados más fieles.
Sus hombres entraron al recinto junto con una chica de ropas extrañas, tenía las manos atadas a la espalda y era jaloneada por uno de ellos.
Aquello sorprendió al mercenario, quien trató de no mostrar expresión alguna.
— Señor, usted disculpará la intromisión, pero encontramos a esta mujerzuela tratando de trepar por el muro hacia el palacio; creemos que es una espía de sus enemigos, ya que, como puede ver sus ropas extrañas la delatan. – contestó uno de los soldados mientras sostenía fuertemente a la chica para después lanzarla al suelo a los pies de su señor.
—Señor, en primer lugar no soy ninguna mujerzuela soy una… —gritaba la chica hasta que fue interrumpida por el soldado, quien la hizo arrodillarse haciendo una reverencia —¡Oiga! —Se quejó.
— ¡Demuestra el debido respeto para el amo!, mujerzuela —gritó enfurecido el otro soldado, al mismo tiempo que este apoyaba su pie contra el cuello de la chica para evitar que esta se levantara.
—Señor, si me permite… ya decidí qué es lo que quiero como pago—dijo el mercenario con una sonrisa retorcida en sus labios.
— Ya veo… está bien, te entiendo, ya que es una bella mujer; es tuya y este oro también y para demostrarte más de mi agradecimiento…te prestaré una de las habitaciones de mi palacio para que puedas hacer tuya a esta espía—
— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Por favor, no… señor, se equivoca no soy una espía soy una sacerdotisa y estoy aquí porque…! — gritó asustada por imaginar lo que estaba a punto de vivir; intentó acercase al señor feudal cuando fue interrumpida bruscamente por el mercenario, quien la tomó por el cuello.
— ¡Ya cállate! Y vamos ya, no sabes cuanto tiempo llevo sin estar con una mujer—acarició la mejilla al mismo tiempo que aspiraba el aroma del cabello de la temerosa sacerdotisa.
— ¡N-no! ¡Aléjate de mí! ¡Tonto!—Trató de alejarse de su captor, pero giró tan rápidamente que tropezó y cayó al piso.
—Bankotsu, espero que sepa controlar a su mujer y no le permita faltarle al respeto —mencionó burlonamente a lo cual Bankotsu sólo asintió con una sonrisa.
—Lo tomaré en cuenta ¡Vamos, camina!—tomó el brazo de la chica y la levantó bruscamente haciendo que ella gritara.
—Mis soldados te guiarán —dijo el señor feudal haciendo una seña a uno de sus hombres, al cual dijo en secreto —vigílalos. No confío en este hombre; me temo que ellos mienten.
—Síganme. El amo ha pedido que los lleve a la mejor de las habitaciones; en donde los gritos de la mujerzuela no se escucharan – Miró lascivamente a la joven, quien comenzó a llorar.
— ¡Por favor… esto…esto es un error! Soy una sacerdotisa, mi nombre es Kagome, le aseguro que no soy espía él me… —Ella gritó cuando sintió dolor en su brazo, pues el moreno lo había apretado con fuerza para evitar que hablara; ya que adivinó lo que ella quería decir.
—No me interesa su nombre; de todos modos, mañana lo olvidaré o tal vez lo recuerde si me llega a complacer y quedo totalmente satisfecho.
Kagome lo miró asqueada.
—Hemos llegado—señaló el soldado—. Que se divierta; nosotros nos retiramos.
—Agradécele al amo…—sonrió malicioso—.Con su permiso, esta va a ser una noche larga –Bankotsu cerró la puerta de la habitación.
—Ya lo creo— comentó uno de los soldados —. Espera, el amo ha pedido que los vigiles. —ordenó a su compañero.
— ¿Y eso a qué se debe?
—No confía en ellos; cree que ya se conocían y quiere saber qué traman— el otro soldado regresó nuevamente afuera de la habitación, pero lo suficientemente cerca para ver y oír lo que allí sucedía, ya que las puertas al ser de papel dibujaban siluetas, gracias a la vela que continuaba encendida y los sonidos eran más audibles, sin embargo, sólo pudo interpretar lo que sucedió dentro de la habitación.
Todo fue mera interpretación de los hechos.
— ¡No te atrevas a tocarme, malvado!—Gritó asustada—si lo haces…—trató de amenazar.
— Si lo hago ¿Qué? ¿Me purificarás?... sacerdotisa —Le preguntó Bankotsu con un tono sarcástico—ven aquí—la tomó de los hombros y la azotó contra la pared para arrinconarla con su cuerpo.
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—Parece estar jugando con ella, él ha desatado las manos de la chica y la ha besado a la fuerza—pensó el soldado.
— ¡Suéltame pervertido!, ¡Ah!—Kagome fue derribada al suelo— ¡No!..¡No me toques! ¡No!… ¡suéltame me lástimas!—
—¡Auch!…creo que eso dolió. Tengo que ver más de cerca—Dijo para sí mismo aquel espía, quien tentado a mirar más se acercó a la habitación—. Dudo que le importe si esta tan concentrado ultrajando a esa mujer— con su dedo hizo un pequeño agujero en el papel de la puerta—, le ha pegado, al parecer le esta quitando el extraño kimono, ¡Sí, así es! —observó como el mercenario aventó una de las prendas de ropa por el aire y comenzó a quitarse la suya. Después vio que el muchacho se subió encima de ella, sujetándole las manos a la altura de su cabeza.
—¡InuYasha! —La escuchó gritar varias veces ese nombre.
—¡No me lastimes! —La joven suplicó.
—Eso parece excitante—El soldado observó emocionado aquella escena, ambos chicos yacían desnudos sobre el futón, pero lo que más le agradó fue haber visto cómo el moreno se movía de manera rápida y brusca sobre aquella muchacha.
Los gritos y súplicas de Kagome estaban lejos de detener al moreno, al igual que estaban lejos de hacer que el espía intentara detener al agresor.
Bankotsu se detuvo por un instante y apagó la vela, pero los sonoros gemidos y sollozos de la joven continuaron.
El guardia no pudo continuar observando; su compañero le hizo una seña para que se acercara.
— ¿Y bien? —preguntó el otro guardia.
—No lo sé, al parecer no la conocía antes de esto, pues él la ultrajó; la tomó por la fuerza ¡Pobre mujer! —mencionó con una gran sonrisa.
—Eso no me interesa, le informaré al amo... —
N/A: Bien hasta aquí llega el capitulo, ¡ojo! este capítulo no es hentai, tal como lo mencione es solo la percepción del guardia, en el siguiente capitulo comienza la verdadera historia y la explicación de este será después.