¿Una semana? ¿Lo logré? xDDD, espero que si, ahora supuestamente debería estar haciendo una tarea sobre los numeros semiperiodicos para mates, pero sabía que tenía que cumplir -.- si me va mal, será culpa de Edward (?)
En fin.
Todo pertenece a S. Meyer, yo solo estoy jugando con sus personajes.
- ¿Jake?- pregunté
Por un momento todo pareció detenerse. ¿Qué hacía Jacob en la casa de los Cullen? ¿Y a que se refería con lo de vampiros? Miré a Edward, su rostro era todo un poema.
-Jacob, creo que no es momento- comenzó Carlisle, pero yo apenas era consiente de lo que sucedía a mi alrededor. De pronto, todo comenzaba a encajar de manera horrorosamente peligrosa. Velocidad, fuerza, hermosura…
La palabra se coló en mis labios antes que pudiera detenerla.
-Vampiro
No supe que hacer. ¿Debería asustarme? Mis ojos fueron hacia Jake, que me escrutaba con sus voraces ojos, buscando algún signo de miedo en mi rostro, pero, ¿Por qué debería temer? Edward no me había hecho nada, ni dudaba que pudiera, pero entonces recordé lo que él había hablado sobre matar a Peter, la forma en que había mencionado que le daba igual matarlo. Si él era un vampiro, era obvio que no le importaría matar…
Por primera vez, me estremecí.
Jacob sonrió levemente y vi a Edward cerrar los ojos, para cuando los abrió, una mueca de profundo dolor tortuoso los bañaba. Quise impedirlo, e inmediatamente me acerqué a él, parecía a punto de llorar…
¿Los vampiros lloraban?
-No tienes por qué hacer esto Bella- masculló cuando yo ya había colocado mi mano en su mejilla. La retiró con delicadeza. -. Aunque hubiese preferido que gritaras.
Supongo que mi mueca de confusión le sorprendió.
-¿Por qué debería gritar?- pregunté.
Alguien a un lado, suspiró de alivio, pero no pude identificar cual de todos los Cullen fue.
-¿Aún no lo comprendes?- ahora si parecía molesto.
-No tengo nada que comprender, no me importa lo que seas… - susurré, sin embargo mis palabras salieron demasiado rápidas para sonar creíbles. Le vi sonreír a medias.
-No sabes lo que dices-
-Bella- Jacob me llamó, y me giré para verle por unos segundos. Estaba con los ojos abiertos por la sorpresa. ¿Por qué ambos parecían tan sorprendidos de mi reacción?
La sola idea de que una familia tan buena como los Cullen fuera como esas peligrosas criaturas de libros no me congeniaba bien. Bueno, quizás Rosalie si lo fuera… pero no podía imaginar a Edward, Alice o Carlisle chupandole la sangre a un humano y disfrutando de ello. Me era incomprensible.
Sabía que había algo que debía hacer, pero no sabía si era el momento adecuado. Pensé un momento antes de tomar la mano de Edward entre las mías.
-Discúlpame un momento Jacob- bajé la mirada, apenada y avancé por su lado tirando a Edward de paso. El aire frío bañó mis mejillas, y por un momento pude pensar con completa claridad.
-Vamos- pedí en un susurro.
Le vi asentir, a pesar de la oscuridad.
-¿Estás consiente de lo que estás haciendo, Bella?- el tono de Edward todavía era amargo mientras se sentaba en el pasto. Me senté frente a él, insegura de cómo comenzar.
-Nunca he estado más consiente en toda mi vida- farfullé, mirando la tierra y jugando nerviosa con ella.
-¿Qué planeas? Deberías haberte ido corriendo apenas comprendiste todo, ¿Por qué aún así estás aquí conmigo?
Parecía realmente frustrado cuando lo decía, y decidí anotar eso en mi mente. Ahora todo en él parecía demostrarme con más claridad lo que había comprendido.
-Solo necesito aclarar mis ideas- susurré, buscando su contacto, pero él me rehuyó.
-Sabes que es peligroso que estés conmigo.
-Edward- dije, cansada- Si tú hubieses querido hacerme daño, lo hubieras hecho mucho antes.
-Eso no es un argumento muy lógico, podría matarte.
Su tono sombrío me descolocó un segundo, pero traté de mantener mi rostro lo más frio posible.
-No lo harías- me defendí y le vi suspirar. Otra vez la frustración se había hecho presente en su rostro.
-Tienes razón, no lo haría, pero eso no significa que la posibilidad esté presente.
-Confío en ti.
Y entonces todo pasó demasiado rápido. No alcancé a ver cuando él ya estaba de pie, y sobre un tronco de árbol caído. El estruendo de la caída resonó en el bosque como eco. Inmediatamente me protegí a mi y a mi bebe con los brazos. Sabía que debía pensar en él, pero necesitaba comprender. Ahora todo dentro de mi era demasiado confuso.
-¡No deberías!- gritó, y por primera vez me acobardé. Él pareció darse cuenta y cerró los ojos, intentando calmarse- Lo siento, te he asustado.
-No ha sido nada- le disculpé, sin dejar de abrazarme a mi misma. Mi corazón latía con velocidad, pero no me acobardé. No podía ahora que había llegado tan lejos.
Me sentía fuera de lugar. Edward no significaba nada para mi y viceversa, entonces, ¿Por qué ambos nos mirábamos con evidente desesperación? Yo no sabía que hacer, y él que decir. Era como estar en una película sin saberse el guión y solo improvisando.
Suspiré. Bien, había que improvisar.
-¿Desde cuando…? – intenté inútilmente.
-Bastante- me cortó. Supe que no debía ir por ese camino.
-¿Por qué no me lo dijiste?
Una sonrisa burlona apareció en sus labios.
-¿Crees que es fácil que un día tu compañero de instituto se acerque a ti y te diga, "Hola Bella, ¿Sabes? Soy un vampiro y quiero morder tu cuello"
A pesar de su tono irónico, no pude evitar sonreír.
- Te hubiese creído- farfullé-
- No, no lo hubieses hecho.
- ¡Sabía que pasaba algo! – protesté, ahora enfadada, golpee el piso con mi puño- Esto es bizarro.
- Tienes razón, lo es- cruzó los brazos sobre el pecho, frustrado consigo mismo.
- Edward, necesito respuestas.
Él me miró seriamente antes de asentir.
-El día que nos conocimos… - comencé, sonrojándome un poco- ¿Por qué saliste del despacho de Carlisle? ¿Por qué me odiabas?
-Bella, yo no te odiaba- su tono de voz era suave, pero parecía cansado- Es solo que tú…sangre, era demasiado fuerte y yo no estaba preparado. Siento si te…
Error.
-¡Maldita sea Edward, deja de disculparte!- le interrumpí desesperada- Quiero entenderte, de verdad quiero, pero no puedo… ¡Me gustaría tanto saber lo que piensas! – fue un comentario tirado al azar, pero pude ver como sus ojos se abrían debido a la sorpresa.
-Estamos en igualdad de condiciones. – sus palabras parecían demasiado sinceras, y me tomó unos cuantos segundos digerirlas.
-¿Por qué querrías saber lo que pienso?
-Bella, si así hubiese sido, yo no me hubiera venido a darme cuenta de lo que ese imbécil te hacía ahora… podría haberlo hecho antes- su voz parecía mortificada. Suspiré, él no tenía la culpa de lo que me ocurría.
-Aún si hubieses querido, no podrías saberlo, nadie puede leer la mente de los demás…
Ante su silencio, levanté la mirada. Apretaba los labios fuertemente, y miraba el piso con los puños contraídos. Tragué saliva.
-¿Leer mentes?- pregunté, con un hilo de voz.
Él asintió. Me daba la extraña sensación de estar en una película de fantasía y algo cómica. Cuando pude calmarme de la impresión, le miré atentamente.
-¿La mía?
Negó suavemente. En sus ojos volvió aparecer la frustración y me di cuenta que era por eso.
-¿Por qué?
-No lo se- susurró y volvió a enfadarse- No puedo ni leer la tuya, ni la de ese mal nacido.
-¿Qué más…?
-Alice puede predecir el futuro- contestó- Jasper puede controlar las emociones.
Asentí, tratando de quitarle importancia al asunto, aunque no sabía como hacerlo si seguía recibiendo noticias de tamañaza magnitud.
-¿Emmett y Rosalie?, ¿Carlisle y Esme? ¿También son…?
Él me contestó afirmativamente, y pude darme cuenta que me lo tomaba demasiado bien para ser una persona normal. Ahí era la desesperación de Edward.
-¿Cómo es que existen? Quiero decir…
-No pasa nada- sonrió a medias- Nadie sabe como fuimos creados…
-¿Hay más…?
-Muchos- su palabra me caló hondo. Todo lo que conocía comenzaba a cambiar, las cosas parecían tornarse diferentes.
-¿Beben sangre humana? – necesitaba preguntar aquello, aunque mi mente no lo congeniara bien.
Cerró los ojos un momento, y entonces volvió a negar.
-Nuestra familia es vegetariana, por decirlo de alguna forma. Nos alimentamos de la sangre de los animales.
Decidí que no necesitaba saber más por el momento. Estaba demasiado confusa para poder pensar en algo diferente a que no fuera el hecho de que Edward era un vampiro, y aparentemente su familia también lo era.
Lancé un suspiro que él notó.
-¿Por qué no te asustas? ¿Por qué no sales corriendo como cualquier otro humano? ¿Por qué sigues aquí?- sus preguntas salieron de sus labios con evidente desesperación. Sabía que tenía que contestarle, aunque no sabía que podría decirle.
-No lo se- me encogí de hombros- Solo no creo que seas malo. He visto monstruos- susurré.- Verdaderas pesadillas hechas realidad, y tú no encajas en ningún prototipo de malvado. Ni de monstruo.
Mi mano, fue entonces tomada por la de él.
-Estás frío- comenté.
-Aquí hace frío- me respondió y entonces recordé una de nuestras conversaciones.
-¿Es parte de…?
Asintió, y comenzó a hacer pequeños círculos en mi mano. Eso hizo que me relajara un poco, pero no lo suficiente.
-¿Cómo es que lo soportas? Estar cerca de mi, de todos…
Se encogió de hombros simplemente. Su expresión de indiferencia no varió.
-Años de práctica.
-¿Cuántos exactamente?
-Muchos.
Su respuesta fue demasiado brusca, así que no insistí. Podía ver en sus ojos toda la confusión que él estaba experimentando, y supuse que yo tampoco tendría una mejor careta que mostrar. Suspiré, mirando a mi alrededor.
¿En que momento mi mundo dejaba de ser verde para convertirse en rojo intenso?
Ahora todo comenzaba a tener un distinto sentido, comenzaba a tomar forma y a contorsionarse de extrañas maneras bajo mis parpados. Podía ver a Edward, y podía ver la esperanza resplandeciendo en sobre sus hombros. Sabía que él era mi ángel, mi salvador, mi única salida. Sin embargo, la sola idea de imaginarme con sus manos sobre las mías, sonriéndome como alguna vez lo hizo ese monstruo…
Alguna vez creí que Peter me amaba. ¿Podría creer en un hombre de nuevo?
Negué con la cabeza, sonriendo a mi pesar. Me estaba precipitando, Edward podría no corresponder a mis sentimientos…
Me sorprendí.
¿Sentimientos?
¿Acaso yo sentía algún tipo de sentimiento fuera del de gratitud, por aquel extraño y solitario vampiro atrapado en el cuerpo de un joven de diecisiete?
-¿En que piensas?- Su voz me sacó de mis más profundos pensamientos, y le miré extrañada. Sus ojos estaban fijos en los míos, otra vez la frustración y la desesperación puestos en ellos.
-En nada- respondí inmediatamente, sintiendo una pequeña molestia en el vientre. Hice una mueca de dolor que hizo que se alarmara
-¿Estás bien?
Asentí, sin darle demasiada importancia. Intenté levantarme, pero me fue inútil, mis piernas no me respondieron.
-¿Qué rayos…? – Edward intentó acercarse, pero luego paró en seco. Comencé a ver borroso, y me pareció escuchar un gruñido gutural, como el de un león apunto de atacar. Otro pinchazo en el vientre me hizo gemir, y miré hacia abajo.
S-sangre…- susurré y entonces miré hacia delante, horrorizada.
-¡No! ¡Edward!
Todo se volvió negro.
¡Chan! xD y hasta aquí llegamos. Me parece que hasta la próxima semana, sino es que antes, esta semana la tengo llena de pruebas y trabajos y la próxima tengo que empezar con un trabajo de fisica, así que trataré de hacer algo en mis tiempos libres.
Hasta la próxima!