Siempre te amaré

Capítulo 1: Una cruel derrota

Era un día hermoso y soleado… el cielo despejado, los pájaros cantaban, las mariposas revoloteaban por los campos, una suave y agradable brisa que acariciaba los delicados pastos del verdoso paisaje. Todo el día fue muy tranquilo como cualquier otro…

Se encontraba en el campo recolectando hierbas medicinales. Ya comenzaba a refrescarse, puesto que el atardecer estaba a punto de caer. Estaba algo cansada por trabajar en el campo toda la tarde. Con una de sus manos se secó un poco el sudor de la frente, mientras que con la otra, sostenía varias ramas de hierbas. Decidió regresar a su cabaña para al fin descansar de tan laborioso día.

Al levantar la vista, vio a lo lejos un grupo de jóvenes que bajaban la colina, dirigiéndose directamente hacia la aldea. Pudo distinguir a la distancia a dos mujeres jóvenes. Una de ellas llevaba un enorme bumerang en su espalda, vestía un kimono y su cabello era largo y de color castaño oscuro, amarrado con una cinta. Por el arma tan peculiar que llevaba, de seguro se trataba de una exterminadora de monstruos. La otra mujer, en cambio llevaba una vestimenta bastante extraña, al parecer no era de los alrededores. Tenía el cabello largo y azabache, llevaba consigo un arco y un carcaj de flechas. Ambas mujeres eran muy hermosas, de eso no había duda.

También alcanzó a ver a un hombre de buen parecer, de ojos azules oscuro, sujetando un báculo en una de sus manos, de seguro se trataba de un monje. Un joven de cabellera larga y plateada, ojos dorados, con un traje rojo, también los acompañaba. Llevaba una espada a un costado y unas orejas de perro muy singulares, que claramente indicaban que no era un humano. Junto a ellos venían una pequeña gatita de dos colas y un zorrito pelirrojo muy gracioso.

Al reconocerlos, sonrió ampliamente y les saludó elevando su mano al aire.

- ¡Hola!… Cuánto tiempo sin verlos...- dijo la anciana contenta.

- Anciana Kaede, ¡que alegría! – respondió la joven de cabello azabache con una sonrisa.

- Deben estar muy cansados por el viaje... vengan seguramente tienen hambre…- les dijo la anciana, dirigiéndose a su cabaña.

- Muchas gracias, pero no queremos causar molestias. – respondió el monje algo avergonzado.

- No se preocupen… siempre son bienvenidos-

Todos estaban muy cansados y también hambrientos. Hacía mucho tiempo que no degustaban una buena comida casera, debido a tantas batallas y enfrentamientos, de modo que aceptaron gustosos tan generoso ofrecimiento y la siguieron.

Había un ligero aire de preocupación, decaimiento y tensión en la cabaña… demasiada tensión… algo andaba mal, pensó la anciana, hasta que decidió romper el silencio algo consternada…

- ¿Qué es lo que ha sucedido? díganme muchachos, ¿ya han podido dar con Naraku?

El hombre de cabellera plateada frunció el ceño y algo molesto, bajó el plato de comida retirándolo de su rostro y refunfuñó.

- ¡Ese maldito! No hemos podido dar con él. Desde que logramos apoderarnos del último fragmento de la perla… simplemente desapareció.-

- Es como si se lo hubiera tragado la tierra- replicó Miroku con una mirada de preocupación – Y no sólo eso… es como si Naraku estuviese esperando el momento justo para atacar… si él logra completar la perla antes que podamos impedirlo, entonces…-

-¡Ni pensarlo! Ese infeliz no logrará su propósito… ¡Jamás se lo permitiré!- objetó inmediatamente Inuyasha, dejando entrever sus dientes, demostrando gran ira en su rostro.

- Además… para que Naraku logre completar la perla…- comenzó a sollozar la joven exterminadora, cuando sintió sus ojos llenarse de lágrimas -… Kohaku…

- No te preocupes Sango… todo estará bien- trató de tranquilizarla Kagome – Ya verás que lo derrotaremos antes que logre su objetivo.- Aunque en el fondo sabía y conocía los riesgos de que Kohaku muriera. Y con mucha más razón ahora. La perla estaba casi completa, sólo faltaban los fragmentos de Kouga, el de Kohaku y el que tenían ellos en su poder. Realmente era algo frustrante, ya que todos sabían que la batalla final estaba muy cerca…

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El sol se había puesto, y ya se podía sentir un fresca brisa recorrer el ambiente. En el firmamento se lograba apreciar una gran esfera blanca, hermosa y resplandeciente que iluminaba la oscuridad de la noche con su esplendor. Pero la luna no estaba sola, tenía como acompañante un sin fin de estrellas que decoraban el cielo nocturno, dando la impresión de ser hermosas y pequeñas gemas junto a una enorme perla brillante.

Un pequeño remolino se adentraba cada vez más en las profundidades del bosque a una gran velocidad. Detrás de éste venían corriendo dos sujetos del clan de los hombres lobo, quienes con gran dificultad intentaban alcanzar al remolino de viento, pero sus fuerzas comenzaban a menguar.

- ¡Oye Kouga! ¡Espéranos por favor!- Gritó Ginta ya casi sin aliento.

- Si por favor… ¡ya no podemos más!… Hemos corrido por días… y necesitamos descansar un poco…- complementó el otro compañero, Hakkaku.

Kouga, por su lado, no pareció escucharlos y quiso continuar su camino, pero algo lo hizo detenerse abruptamente. Un olor muy conocido, pero repugnante a sus sentidos y recuerdos, llegó a su olfato. Ginta y Hakkaku al alcanzarlo, se detuvieron junto a él algo extrañados, por no ver reacción de su parte.

- ¿Qué sucede Kouga?- Decidió preguntar al fin Ginta, al ver que el jefe del clan de los hombres lobo no decía nada.

- ¡Hasta que decidiste aparecer maldito!- dijo de repente Kouga frunciendo con ira el ceño y apretando fuertemente los puños.

Hakkaku y Ginta intercambiaron sus miradas algo confundidos y sin entender las palabras de su joven líder. Pero al escuchar una voz siniestra provenir de la oscuridad del bosque, se asustaron en gran manera, y con un pequeño brinco terminaron abrazándose entre ellos.

- Vaya Kouga… nunca creí encontrarte por estos rumbos. Pero mejor así… ya que me facilitaste el trabajo viniendo hasta mí…- Dijo la voz siniestra, apareciendo al mismo tiempo una figura muy bien conocida y odiada por todos.

- Pero si es…. es….- Alcanzó a decir uno de los compañeros del joven líder de los hombres lobo.

- ¡Naraku miserable! ¡Al fin nos volvemos a ver la cara!- vociferó Kouga, lanzándose en ese mismo instante sobre Naraku, decidido a impactarlo con un fuerte golpe. - Pero esta vez… ¡juro que terminaré contigo de una vez por todas!...-

En ese preciso momento, un enorme tentáculo apareció de la nada, e intentó atraparlo, pero su velocidad era mayor que la de ese maldito. Lo esquivó con mucha facilidad, y tomando impulso con sus piernas, se lanzó nuevamente hacia su enemigo. Esta vez logró alcanzar una de las extremidades de Naraku, cortándola en dos. Por alguna extraña razón, éste no mostró preocupación ante ese movimiento, por el contrario, una sonrisa lúgubre y muy confiada se dibujó en su rostro. ¿Qué es lo que pretendía?

Kouga no detuvo sus ataques, lanzándose hacia él incontables veces, cortando un sin fin de tentáculos asquerosos que emanaban de tan repugnante ser. Parecía demasiado fácil, ¿por qué no se estaba defendiendo? Un extraño escalofrío recorrió el cuerpo del joven líder, haciéndolo estremecer ante esa mirada fría y malévola. Algo muy extraño estaba pasando, ¿acaso… era una trampa?

Sorpresivamente, un enorme brazo apareció de la nada, sujetando fuertemente una de sus piernas. Con enérgicos movimientos, Naraku lo elevó, impactándolo una y otra vez, abriendo pequeñas grietas en el suelo, y así debilitando a su presa.

- ¡KOUGAAAA!- Gritaron sus dos compañeros, corriendo hacia él para ayudarlo. Pero sin darse cuenta, también fueron atrapados por unos horribles y fuertes tentáculos – ¡AAAHHHH!... ¡No puede ser!-

El joven líder intentó soltarse con un rápido movimiento, tratando de impactar el rostro de Naraku con su puño, pero sin mucho éxito. Varios de los tentáculos comenzaron a cubrir los cuerpos de sus compañeros, por lo que Kouga comenzó a desesperase.

No podía desengancharse, sentía que era golpeado ferozmente contra el suelo, sólo podía escuchar los gritos de sus amigos sin poder ayudarlos. El dolor se volvía cada vez más agudo y sentía que sus fuerzas se aplacaban. Pero no iba a rendirse tan fácilmente… ¡no sin dar batalla! Ágilmente logró desgarrar la extremidad que lo sujetaba fuertemente de la pierna, y con otro ataque se dirigió al cuerpo de su enemigo para derribarlo. Sintió una gran energía chocar contra su cuerpo, haciéndolo volar a unos cuantos metros.

Un campo de energía protegió esta vez al malvado Naraku, impidiéndole ser golpeado. Kouga, al levantarse con algo de dificultad, vio a sus fieles amigos ya inconscientes entre los tentáculos de Naraku, quien los oprimía cada vez más, con la intención de romperles todos los huesos del cuerpo.

- ¡Maldito!… ¡SUÉLTALOS!- Gritó Kouga nuevamente a gran voz y lanzándose hacia donde estaban Ginta y Hakkaku, sin importarle nada más que salvarlos.

Con su velocidad, logró esquivar algunos ataques de su enemigo, pero en un descuido por liberar a sus amigos, se vio nuevamente entre los feroces tentáculos de Naraku. Éstos se habían enroscado en todo su cuerpo, sujetándolo fuertemente e inyectándole un veneno mortal. Sentía sus fuerzas desvanecerse, y un agudo dolor recorrer todo su cuerpo. Ya no podía soltarse, no podía escapar… ¿Acaso éste sería su fin? era demasiado fuerte para él sólo... Su vista comenzó a nublarse y antes de cerrar los ojos y perder la conciencia logró pronunciar unas palabras, que al parecer serían las últimas...

- Perdónenme… no logré vengar sus muertes…- dijo pensando en su clan, que había sido asesinado por Naraku -… Hakkaku… Ginta… lo siento…- Su corazón afligido no quería aceptarlo, pero era evidente que había sido derrotado, y de la manera más cruel…

Totalmente indefenso ante los ataques de su peor enemigo, con su último aliento pronunció un nombre… un nombre que le vino a la mente repentinamente y le brindaba cierta nostalgia -… Kagome…-

Continuará…

N/A: Hola a todos!

Aquí les traigo mi nuevo fic. Es otra historia basada nuevamente en el anime, creo que por ahora es lo mejor que me sale… jejeje. Haré todo lo posible para que contenga de todo: acción, drama, romance, algo de suspenso… en fin, ustedes me entienden. Bueno, espero no aburrirlos y ojalá que les guste…

Espero sus comentarios!

Un abrazo!