Indignation
By Hermachis
Disclaimer:FMA no es mio. Ni lo es, ni jamás lo será. Los derechos pertenecen a la genial vaca con calzones (Alias: Hiromu Arakawa), a Square Enix y a BONES. Yo solo uso los personajes para satisfacer mis ansias de fan. A mi solo me pertenecen los sucesos del fic, por los cuales, por desgracia, no me pagan. Asique hago esto gratis, como todo pringado que se precie, pero con mucho amor.
Advertencias: Menciones de Shonen-ai (Relaciones chico x chico) Violencia.
(Explicaciones al final del capítulo)
Capitulo 4
Ed se estiró al salir del tren mientras miraba el cielo azul y sin una sola nube. Desde la estación podía verse un camino de piedras bastante cuidado, que ascendía una ladera hasta llegar al pueblo.
Blackwall era un pueblo pequeño, cosa bastante extraña pensando que estaba cerca de Central. Había sido un autentico hervidero de actividad civil y militar tiempo atrás, cuando el centro de investigaciones 9 aun estaba activo., pero cuando la reducción de presupuesto para investigación se llevó a cabo, aquel centro fue el primero en notar el efecto, clausurando a penas un mes después, haciendo que muchas personas tuvieran que trasladarse a otros lugares al perder su puesto de trabajo.
Los documentos del lugar se traspasaron poco a poco a los laboratorios de Ciudad Central, donde se continuaron con los proyectos más interesantes. En aquellos momentos, la ciudad solo tenía como habitantes a nobles y a adinerados burgueses, que buscaban vivir alejados del bullicio y la contaminación de Central, pero lo suficientemente cerca para personarse en la capital si es que había algún contratiempo. Aquella gente, sus sirvientes y algún que otro comerciantes eran los que daban vida al pueblo.
De camino al pueblo, Ed miró las mansiones que se erguían y bufó. En esas enormes casas a penas vivirían cuatro o cinco personas, y probablemente ni siquiera lo harían todo el tiempo, ya que como mucho serían usadas solo durante el verano y que se vaciarían al llegar el invierno, cuando sus habitantes fueran al sur, a una mansión igual o más grande. Edward siempre pensaría que los que hacían esas cosas eran imbéciles, realizando gastos atroces y estúpidos que se podía dedicar a algo más productivo.
- ¿Ves esa casa? - Ling se acercó a Edward y señalo a una de las mansiones mientras rodeaba sus hombros con el brazo – Tengo casas en Xing el doble de grandes. ¡Y eso sin contar con las residencias de verano! Seguro que te harán muy feliz cuando vayamos a vivir allí.
Edward miró a Ling con el ceño fruncido. Definitivamente, los que hacían esos gastos eran estúpidos, y tenía frente a sí un ejemplo viviente y comprobado.
- Ah, muy bien – Edward se deshizo del abrazo del chico. - ¿Entonces por que no te vuelves a Xing y te comes todas tus casas con patatas? Eso es algo que seguro que si me haría feliz. O no ¿Sabes lo que si que me haría feliz? Que las empeñes y me pagues todo lo que me debes, que no es poco.
- ¡Oh, venga! Cuando consiga el secreto de la inmortalidad y me case contigo, ya tendré tiempo de devolverte lo que te debo. Piensa que te voy a quitar de trabajar.
Los sirvientes de Ling, que seguían de cerca a su amo, miraron la escena y luego se miraron el uno al otro.
- ¿Sabes? Al principio pensé que eras un desequilibrado mental. Pero ahora veo que simplemente eres tonto. - Ed comenzó a andar a zancadas, tratando de alejarse todo lo posible de Ling.
- ¡Oh venga! No huyas. Sabes que yo te quiero.
- ¡Dejame vivir! ¡Pesado!
Ed se escondió detrás de Al, Ling suspiró y se alejó, para irse a hablar con sus sirvientes.
- Al, te odio. La próxima vez que vuelvas a pagarle algo a ese imbécil, comenzaré a negar que eres mi hermano.
- No seas así Ed. El solo quiere llamar tu atención.
- A lo que va a acabar llamando es a los dos bofetones que le voy a dar. ¡Y no le defiendas! - Al giró la cabeza y Edward no pudo ocultar su expresión de incredulidad – Dime que no es verdad. ¿¡No estarás intentando interceder por él!? ¡Por lo que más quieras, Al! ¡Dime que no!
- Es que... Ling es un buen chico... Te quiere... Es de tu edad... El coronel no es la persona adecuada para ti. Es mucho mayor que tú y es un mujeriego. ¡Y me atrevería a decir que empina el codo! - Ed miró a la armadura con una mueca de incredulidad – Se que a pesar de eso es un buen hombre... pero no sería un buen novio para ti. Y yo... bueno... pensé que si ayudaba a Ling tal vez te fijarías en él y te olvidarías de Mustang...
- Mira, tienes suerte de ser mi hermano y de ser de metal, porque si no ahora estarías orbitando alrededor de la tierra del guantazo que te habría metido.
- No te lo tomes así. Yo solo quiero que seas feliz.
- Pues gracias por eso, pero esa no es la manera más indicada.
- Lo siento, Ed. Pensé que era lo mejor para ti.
- No pasa nada. Pero no vuelvas a hacerlo, por favor te lo pido. Ya me las apañaré yo solito.
La armadura bajó la cabeza mientras paseaban por el centro del pueblo. Pronto Ed se olvidó de todo lo referente a su vida amorosa al ver algo que le dio muy mala espina. Eran las once de la mañana, pero todas las calles estaban desiertas. Parecía no haber ni un solo alma en todo el pueblo. Da igual lo pequeño que fuera un pueblo, su plaza jamás solía estar vacía a esas horas.
- Ed, aquí pasa algo raro – Dijo Al mientras detenía su paso.
- Créeme, me he dado cuenta. - Edward se acercó a una de las tiendas que tenía el cartel de abierto y entró, seguido muy de cerca por Ling Yao.
- ¿Hola? - Preguntó el rubio mirando exhaustivamente cada rincón de la tienda - ¿Hay alguien?
Silencio, oscuro y tétrico silencio. Solo tuvo que acercarse más al mostrador para saber que lo causaba. Unas gotas de sangre resbalaban por el mueble,formando una mancha carmesí en el suelo Ed se asomó para poder ver el cuerpo de un hombre brutalmente acuchillado.
- ¿Edward? - Preguntó Ling Yao acercándose al rubio, el cual estaba comenzando a temblar. - ¿Qué ocu...?
Ed se giró y salió corriendo. El moreno siguió sus pasos, los cuales le llevaron a entrar a otra tienda, dónde varias personas yacían en el suelo, tendidas sobre un enorme charco de sangre.
- ¿¡Qué demonios ha ocurrido aquí!? - Gritó el rubio notando como la rabia y la impotencia comenzaban a fluir de lo más profundo de su ser al ver que ni siquiera los niños se habían salvado de semejante masacre - ¿¡Quién es el cabrón que ha hecho esto!?
Ed salió de nuevo de la tienda, temblando de furia. ¿¡Quién era el monstruo que había hecho aquello!? ¿¡Y por qué!?
Sintió como una ola de ira y frustración inundaba por completo sus sentidos. Recorrió de una carrera las calles circundantes a la plaza; Todas y cada una de ellas estaban llenas de cadáveres.
Sin pensárselo dos veces, Ed hecho a correr de manera desesperada hacía el centro de investigaciones. Ling corrió más aprisa y se interpuso en su camino.
- ¿Dónde crees que vas? ¿No te das cuenta de que esto tiene que ser un trampa a la fuerza? Vayámonos de este pueblo cuanto antes.
Ed se contuvo para no derribar al moreno de un puñetazo y seguir su camino.
- ¿¡Crees que no lo se!? ¿¡De verdad me quieren a mí!? ¡Pues me van a tener! Esos desgraciados van a arrepentirse de haber nacido.
- ¡No digas insensateces! Estoy seguro de que quieren atraerte por medio de tu odio y tu rabia. Si ahora cedes, la muerte de esa gente no habrá servido de nada.
- ¡Mi vida no es más importante que la de ellos! ¡No es justo!
Lagrimas de frustración quisieron brotar de los ojos ambarinos de Ed, pero no las dejó caer. No podía llorar, debía encontrar a los que había hecho tal aberración y plantarles cara. No podía dejar aquello así. No podía dejar que monstruos así camparan por el mundo. ¡Debía hacer algo! Apretó los puños con tanta fuerza que llegó a pensar que el automail cedería.
Ling no supo que hacer. Se acercó a Edward con cuidado y le abrazó.
- No voy a dejar que esto quede así, pero tampoco voy a dejar que te hagan daño. Edward, por favor, se consecuente. Probablemente te están esperando. Esta sería su oportunidad perfecta para matarte. - Ling se alejó del rubio intentando no tentar su suerte cuando Ed al fin se hubo calmado – Se que ni quieres que nadie te proteja, y que piensas que no lo necesitas. Pero si tu idea de venganza es el suicidio, me temo que no puedo dejar que lo hagas. Tendré que protegerte aunque no quieras.
- Metete en tus asuntos, Ling Yao.
- Tú eres mi asunto ¿Cómo tengo que decírtelo?
Ed miró fijamente a Ling, el cual se mantenía ante él, impasible.
- ¿Por qué piensas que iba a hacerte caso? No obedezco ordenes de nadie, y menos de un niño mimado.
- No es una orden, es una petición. Por favor Ed, vámonos.
El rubio giró la cabeza un momento y luego siguió su camino, apartando a Ling sin mucha delicadeza.
- No. Pienso acabar con esto ahora. Lo haré por toda esa gente y por mi. Estoy harto de que esos cabrones me toreen.
Edward anduvo durante un par de metros ante la atenta mirada de Ling Yao, el cual se había mordido la lengua, tratando de no hacer ningún comentario. Así era el alquimista de acero. No había remedio.
Apenas tardó un par de minutos en encontrarse frente a la enorme entrada de hierro que llevaba al centro de investigaciones 9.
Antes de que pudiera acercarse más al edificio, Ling volvió a detenerle.
- Si entras, te mataran. ¿Por qué no quieres escucharme?
- ¿¡Acaso piensas que soy un inútil!? ¡Puedo encargarme de esto solo! No hace falta que me trates como si fuera un crío.
- Nadie puede hacerlo todo solo. Y yo solo pretendo prestarte mi ayuda.
- ¿Qué ganarás tú con eso?
- Si puedo lograr que no mueras, habré ganado más de lo que crees.
Edward suspiró, soltándose del brazo de Ling. Sabía que ese chico no podía comportarse así solo por sentimentalismo. Siempre actuaba movido por sus ambiciones, y ahí debía estar la prueba que estaba buscando para saber a ciencia cierta que Ling solo fingía sentir algo por él para aprovecharse.
Ling bajó la mirada, apretando los puños.
- Yo... ¿Qué dirías si te dijera que te quiero?
Ed miró como su hermano y los sirvientes de Ling aparecían justo detrás de el príncipe.
- Te diría que has elegido el peor momento para decir algo así. Si eso es todo, deja de molestarme. Tengo asuntos de los que ocuparme.
- Edward... yo solo...
No pudo seguir al ver que antes de que hubieran podido darse cuentas, estaban rodeados por un humo espeso que les cegó. Ling no tardó ni un par de segundos en perder de vista a Edward.
Ed por su parte apenas pudo sentir unos cuantos pasos que corrían hacía él a toda velocidad.
Otra vez lo mismo, y en aquella ocasión jugando más sucio que nunca. De acuerdo, él también podía bailar a ese son. Y ni siquiera le haría falta la vista para ello.
Corrió hacía una de las figuras que había conseguido vislumbrar. Pudo ver entonces a través de la extensa cortina de humo la silueta de una mujer. Su pelo era oscuro y sus ojos rasgados.
"¿Ojos rasgados?" - Pensó Ed, deteniéndose un momento. La mujer aprovechó el momento de confusión para sacar un par de dagas y arrojarlas hacia al rubio, el cual las evitó sin mayor problema.
La chica curvó sus labios en una sonrisa sádica y escapó, alejándose del recinto. Edward no dudó en seguir sus pasos.
Esos ojos, su pelo, sus extrañas ropas... No cabía duda, debía ser de Xing. ¿Por qué una mujer de Xing a la que no conocía de nada le estaba atacando? ¿No sería que...?
Alphonse venció a cada uno de los hombres encapuchados sin ningún problema y comenzó a buscar a tientas a su hermano a través de la niebla, pero cuando esta se hubo despejado, no encontró ni rastro de él. Preocupado, grito:
- ¡Edward!
El nombrado volvió a parar. No podía volver y dejar escapar a su extraña atacante. Pero desde donde estaba no podía ver a su hermano ¿Y si estaba en un aprieto? Bien, entonces tendría que retenerla a la fuerza. Ed juntó sus manos, teniendo la imagen mental del circulo que debía usar. Puso las manos en el suelo, buscando levantar una barrera, cuando sintió que algo dentro de su bolsillo comenzaba a quemarle a través de la ropa y de repente, surgió una luz cegadora, que Alphonse y los demás pudieron ver desde lejos y hacia la que corrieron sin dudarlo.
Al llegar vieron a Edward inconsciente en los brazos del coronel Roy Mustang.
- La mujer se ha escapado – Dijo Roy cuando Alphonse llegó y corrió desesperado hacia su hermano, acuclillándose para poder verle a la cara, ya que el coronel estaba postrado sobre la tierra para poder sostener al chico.
- ¡Hermano! ¡Despierta! - Gritó Alphonse, zarandeando el brazo izquierdo de Ed. - Coronel ¿¡Qué ha ocurrido!?
- No lo se. Solo pude ver una luz y luego a Acero cayendo. Apenas pude llegar a sujetarle para que no se diera de bruces contra el suelo. - El coronel observó como la tez de Ed se iba tornando pálida - Deberíamos llevarle a un médico.
- Aquí no hay ninguno – Espetó Ling, agazapándose para acariciar la mejilla de Ed. - Todos los habitantes de este pueblo están muertos.
- Entonces llevémosle a Central. Apenas está a un par de horas en tren. Creo que podrá aguantar hasta que lleguemos.
Alphonse se inclinó y tomó a su hermano de los brazos del coronel, comenzando a caminar todo los deprisa que pudo hacia la estación. Los demás le siguieron de cerca.
Ling caminó rápido, con los brazos cruzados.
-¿De que mujer estabas hablando? - Pregunto Ling con rudeza al coronel, mirándole por encima del hombro.
Roy trató de ignorar el desprecio que emitía la voz del chico.
- Acero estaba persiguiendo a una mujer. Probablemente sea la que le ha hecho eso.
- ¿¡Y la has dejado escapar sin más!? ¿¡Qué clase de militar se supone que eres!?
- Uno que se preocupa por sus subordinados. Vi como él caía inconsciente y me pareció mejor ir a ayudarle. Asique te pediría que no me juzgues cuando no tienes ni idea de nada, niñato.
- ¿Y tú quién te creer que eres para llamarme a mi niñato? - Preguntó muy molesto, comenzando a elevar un poco el tono de voz.
- Alguien que pude mandarte al calabozo como no te calles. Asique cierra la boca.
Lan Fan sacó uno de sus cuchillos y lo dejó a unos centímetros del cuello de Roy.
- ¡Ya basta! - Chilló Alphonse, mirando hacia atrás. Si pudiera llorar, su rostro hubiera estado lleno de lágrimas en aquel momento. - ¡Dejad de pelearos, por favor!
La chica miró a su amo, esperando una sola señal para rebanarle la cabeza a aquel individuo que se había atrevido a insultar al príncipe.
- Baja el arma, Lan Fan. En estos momentos lo más importante es Edward.
- Sabía decisión - Dijo Roy, poniéndose al lado de la armadura para poder comprobar el estado de Edward – No me hubieras gustado tener que mataros a los dos.
Ling rechinó los dientes, pero se contuvo. Seguía pensando que Ed era mucho más importante que el hecho de que aquel hombre fuese un imbécil. Aquel militar estirado ya le había caído mal horas antes, cuando le había visto hablando con Ed. Pero después de ver como le tenía entre sus brazos y de como se había dirigido a él, el duodécimo príncipe de Xing, le había sacado de sus casillas. Aun con esos pensamientos, Ling respiró hondo y recuperó la compostura, convirtiendo su rostro en una mascara inexpresiva.
Llegaron a la estación justo a tiempo para coger el tren. Durante el resto del viaje todos mantuvieron silencio, aunque el ambiente tenso entre Roy y Ling apenas mejoró, manteniendo los dos sus respectivas posturas erguidas y orgullosas, cada uno sentado a un lado del mismo asiento, ignorándose el uno al otro mientras veían a Edward, aun inconsciente, descansando su cabeza sobre las piernas metálicas de Alphonse.
- Perdonad – Dijo Alphonse para llamar la atención de los dos morenos - ¿Podría alguno comprobar si Ed tiene fiebre? Es que yo, con este cuerpo...
Tanto Ling como Roy se levantaron y extendieron la mano para rozar la frente de Ed. Al darse cuenta del detalle, sus miradas cargadas de hostilidad se cruzaron. Desde luego, los conflictos solo acababan de comenzar.
Continuara...
El rincón de las estupideces de Hermachis.
Puede que algunos hayan pensado que he muerto y que mi cuerpo se ha quedado pro ahí en cualquier cuneta, pero no. Estoy aquí, sana y salva, terminando por fin este capítulo que tantísimos quebraderos de cabeza me ha dado. Era un capítulo complicado (aunque no lo parezca xD) que no sabía muy bien como organizar, y que, hiciese lo que hiciese, no me gustaba el resultado. Por suerte, al final mi mente y mi (poca) fuerza de voluntad, consiguieron sacar esto adelante. (Aunque tengo la impresión de que algún personaje me quedó un poco OoC, pero no sabía que hacer con ello y tuve que dejarlo así... ¡Y encima me quedó muy corto! Pero no podía alaragrlo más T.T
Mi falta de inspiración, mezclada con mis exámenes, las ansias locas de pasarme el Tales of the abyss (Y la depresión post-fin de juego) y con un chorro de siete tomos de Fullmetal que no tenía ni pajolera idea de como encajar, formaron un cóctel explosivo que ha mantenido inactiva casi un mes.
Hablando de tomos, leí hasta el tomo 17 y opté por encajar la historia alrededor del tomo 10 (Hasta donde me había leído cuando la empece) Asique ignoraré la mayoría de los acontecimientos que ocurran tras el tomo 10, exceptuando un par de datos que ya explicaré en su momento, por lo que puedo decir que apenas habrá spoilers.
La paranoia de las mansiones se me ocurrió mientras iba en el coche con mi padre y vimos la mansión de la que fuera nuestro ex-alcalde. Me dio tanta rabia ver aquella obra faraónica que lo plasme sin querer en el fic. Por supuesto, no quiero ofender a las personas que se compran las casas como quien se compra una revista. La opinión de Ed en este caso no coincide con la mía. Yo envidio a esa gente (Quien pudiera ser millonaria xD) Supongo que de ese envidia nace mi rabia u.u Ah, y el hecho de mentar a nobles y burgueses fue por culpa de mi querido examen de historia (Los datos me salen ya por las orejitas T.T) Parece una tontería, pero gracias a eso me acorde mejor de las cosas (Gracias a eso y a que la mitad de los personajes del Tales of the abyss me gritaban que no eran burgueses (?))
En la escena en al que Ling le dice a Ed "Tú eres mi asunto" resulta que me salió un mensaje raro sin yo quererlo. Es de poca importancia, por que yo no estaba buscando decir eso, pero en fin. Para entender a que me refiero mirad la definición de "asunto" en el diccionario de la real academia española. Acepción 5 xP
Como siempre, gracias por los comentarios a: haneko-chan, Kaluz, Necromancer Doll, AllEgrA, WerockxD, Rabbit in the Hat, gyuhh, rosalind y Neko Roxas. Gracias infinitas a todos n.n Cada vez que recibía un review, obligaba a mi pobre mente a escribir un poco más. Por mi, y sobre todo por todos los que siguen mi fic n.n
Los comentarios anónimos los contestaré en mi perfil (Como siempre también xD)
Gracias por vuestro tiempo y por leer ^^
¡Hasta pronto!