Mi hermana cuando tenía cinco años quería un hámster. Hiashi, siendo el amoroso padre que siempre ha sido, por supuesto se lo negó y dijo que ni intentara llegar con un bicho peludo a la casa o la desheredaba.
En serio.
Sin embargo, Hanabi siempre ha sido muy testaruda y sabía que era la consentida de papá, por lo que la amenaza la consideró simplemente ridícula, y a falta de dinero, un día tomó un ratón de la calle, lo bañó (no sé cómo sin lograr que la mordiera), le cortó la cola, lo alimentó de semillas de girasol y lo llamó "Hamtaro" como toque final.
Se parecía a un hámster, uno bastante feo, pero hámster al fin y al cabo.
Pero no actuaba como hámster, eso era seguro. Era agresivo y siempre trataba de escaparse. No comía las semillas de girasol y estar encerrado en una pequeña jaula lo hacía entrar en un extraño frenesí cada cierto tiempo que me provocó múltiples pesadillas. Por mucho que Hanabi quisiera que el ratón fuera hámster, simplemente no lo era. No podía pretender ser algo que no era. Una triste realidad para mi hermana, decepcionada de su nueva mascota.
Finalmente Hanabi lo dejó en libertad y después discutió con papá para que le regalara un perro como "Lassie", pero eso ya es otra historia.
La moraleja a la que trato de llegar, es que no hay que intentar ser algo que no eres, porque simplemente no sale creíble. A nadie, incluida yo por supuesto.
Hinata Hyuuga podría juntarse con el chico malo, podría subirse a una moto y verse ruda, y hasta cierto punto pretender ser niña mala… pero Hinata era una niña buena y cobarde, y eso nunca iba a cambiar, ni en esta, ni en cinco vidas más.
Por eso me encontraba vomitando mis intestinos en un basurero.
Las motos y yo nunca nos llevaríamos bien, como el ratón nunca se llevó bien con las semillas de girasol.
Notas:
4:
Sasuke nunca más iba a dejar que me subiese a su moto, de eso estaba más que segura.
–Niña ¿Ya estás mejor? –preguntó la amiga de Sasuke a mi lado. Yo asentí como pude, pero al instante me arrepentí de haberlo hecho, ya que el movimiento de mi cabeza, desafiándo a la anatomía más básica, no se cómo logró revolver mis tripas… y ahí iba de nuevo. Me incliné sobre el basurero y vomité.
–Eh. Así lo veo –me dijo. Por un momento consideré la posibilidad de dejar mi rostro dentro del basurero y no volver mostrarlo hasta fin de año, pero entonces habría perdido un año de clases que los Hyuuga no me perdonarían ni aunque supieran de lo extrema de mi situación.
Maldición.
Luchando contra la vergüenza me erguí y le ofrecí una sonrisa insegura a la amiga de Sasuke, quien giró los ojos. La frase "dime con quien andas y te diré quien eres" cruzó mi cabeza. Vestía del mismo estilo "me creo punky". Los pantalones ajustados y rasgados, varias cadenas adornando la cadera, botas sobrepuestas a los pantalones hasta la rodilla, una playera toda cortada que dejaba ver bastante de su sujetador y varios collares y muñequeras de metal y cuero para complementar el conjunto. El cabello lo llevaba recogido en cuatro coletas.
Sorprendentemente sólo usaba delineador y aparte de la lengua, no tenía otro lugar visible perforado.
Al igual como pasaba con Sasuke, me daba mucho miedo, pero aún así podía ver que eso sólo le daba el mismo aire de peligro atractivo que a él, ya que la tipa era tan bonita como cualquier modelo.
Me pregunté como me vería yo con un estilo como ese ¿Sexy y peligrosa?
Sí, claro. Muy probablemente haría el ridículo hasta en halloween.
Y hablando del Uchiha, ya me estaba hartando que sólo se quedara de brazos cruzados (literalmente), apoyado contra la pared y mirándome con esa expresión de "eres patética" sin decir ni pio.
¿Por qué tenía que ser tan idiota?
A quien le importa que no me dejara volver a subirme a su sexy y genial moto, nadie en su sano juicio querría subirse de nuevo en esa cosa. Ni siquiera había sido entretenido.
No. Definitivamente no. Ni un poquito...
Bueno, quizás un poco ¡Pero igual no me quería subir!
O bueno, no tanto como antes. Creo.
Estúpido Uchiha.
– ¿Y quién eres tú? –me preguntó la amiga de Sasuke. Por lo menos hasta cierto punto, ella era un tanto más agradable que él.
–H-Hinata Hyuuga, mucho gusto –dije, automáticamente haciendo una reverencia. Sasuke gruñó y su amiga volvió a girar los ojos. Sentí como la sangre se me iba a las mejillas.
–Temari. Nunca vuelvas a hacerme una reverencia ¿Estamos?
Yo asentí efusivamente y Sasuke soltó un suspiro exasperado. Seguramente lo estaba dejando en vergüenza.
– ¿Qué los trae por acá?
Lo miré esperando que respondiera, pero sólo se encogió de hombros al tiempo que prendía un cigarro.
– E-Eh… ¿Faltar a c-clases?
Oh, Hinata, eres tan genial.
Sin embargo, esa respuesta pareció ser suficiente para ella. Me preguntó si ya había dejado en paz al basurero –me volví a sonrojar al tiempo que murmuraba débilmente que sí –y nos "invitó" a entrar a la tienda de música en donde ella trabajaba.
Entiéndase invitó como que se girara y comenzara a caminar.
–Sin fumar adentro, Sasuke.
Él frunció el ceño, pero apagó el cigarro de todos modos. Yo internamente me sentí agradecida, seguramente me hubiera dado un ataque de asma o incluso desmayado si me hubiera encontrado encerrada en un cuarto lleno de humo.
Cuando entramos, me quedé boquiabierta, como un pez fuera del agua, pero no me importó en absoluto.
La tienda de música era increíble.
Si, había demasiado incienso en el aire y la música un poco fuerte, pero una vez que te acostumbrabas, se lograba disfrutar el ambiente bohemio. Me sentía como si estuviera en un sueño; el piso estaba todo cubierto por diferentes alfombras y el techo lleno de colgantes de todos los tipos: desde móviles a atrapa sueños. Las paredes estaban decoradas por distintos cuadros y posters de películas. Estaba sobrecargado, alguien podría decir, pero todo estaba colocado de tal forma que no asfixiaba, sino que daba la impresión de, incluso, acogedor.
– ¿E-Esto es tuyo? –murmuré.
Temaria asintió, notablemente orgullosa.
–Con mis hermanos lo logramos todo desde cero. Esto solía ser la casa de una anciana que sólo vivía con sus gatos. No sé casó ni tuvo hijo, así que cuando murió les dejó la casa los gatos... no sé ni siquiera si eso es legal, pero como ya no había nadie que los alimentara se terminaron yendo y la casa quedó para los sobrinos.
La miré confundida.
–O sea mis hermanos y yo.
Estaba impresionada. Lo último que parecía ese lugar era la ex casa de una señora solitaria.
Sonreí, viendo la expresión de Temari cuando hablaba de cómo lograron juntar del dinero y cómo con la ayuda de una amigos (entre ellos Sasuke) lograron instalar un estudio de grabación y comenzar a hacer conocidos talentos jóvenes y estilos nuevos. Me di cuenta de que realmente era la energía y la pasión que le ponía, el esfuerzo tras las paredes, lo que hacía ese lugar tan particular. Se podía sentir un poco de la escencia de todos en el aire.
Un extraño olor desagradable llegó repentinamente. Arrugué la nariz en protesta, pero después de un rato extrañamente me estaba comenzando a hacer sentir más liviana, tan liviana que mis pies no pesaban, mi cabeza se elevaba y el mundo daba vueltas y los colores se hacían más brillantes y…
Sasuke corrió hacia mí, no entiendí por qué. El mundo estaba comenzando a andar más y más lento.
Casi cuando ya estaba frente mio, la apariencia de Sasuke cambió. Se detuvo abruptamente, sin vacilar ni perder equilibrio, y se quedó parado frente a mí, mirándome fijamente. Quise gritar, pero sonido no salía de mis labios, traté de nuevo y noté que estaba muda.
Los ahora rojos ojos de Sasuke continuaban mirándome hambrientamente y una sonrisa torcida que me mostró sus largos y blancos colmillos se dibujó en su rostro. Se acercó a paso lento, con tanta gracia que a pesar de lo estrafalario de la situación, sentí envidia. Si así caminaba no entendía que demonios quería que le enseñara a bailar.
Puso sus labios sobre mi cuello y un escalofrío recorrió mi espalda, sentí como sus colmillos presionaban suavemente y entonces fue cuando solté un suspiro.
Y fue cuando mi mente volvió a funcionar ¡Tenía que correr!
Para mi horror, descubrí que tampoco me podía mover.
–No lo notas ¿Verdad?
Se alejó de mí y tomó mi rostro suavemente entre sus manos. Parpadeé confundida y le negué la cabeza con una familiaridad como si esta no fuera la primera vez que él se comportaba así. Como si él no fuera alguien que de un segundo a otro pudiera quitarme la vida.
–Hinata –su expresión se tornó triste –, lo siento.
Las lágrimas caían de mis ojos y no entendía por qué.
Sus manos bajaron hasta mis hombros para sujetarlos fuertemente.
–Hyuuga –dijo con cierto enojo ¿Por qué me estaba tratando por mi apellido de nuevo? – ¡Hyuuga!
Sus ojos volvieron a ser negros. Me comenzó a agitar.
– ¡Despierta!
Una luz blanca me cegó momentáneamente. Escuché una risa a la distancia.
–Pero que galante, Sasuke.
¿Temari? ¿Qué hacía ella ahí? ¿Por qué me encontraba en el suelo? ¿Qué estaba Sasuke…?
Oh.
– ¿M-m-me d-desmayé?
Él como respuesta giró los ojos, probablemente pensando que yo era alguna especie de idiota.
–No todas las personas toleran bien tanto humo de incienso en un lugar tan pequeño –dijo Temari, extrañamente no en un tono burlesco, sino neutro –… o quizás fue la marihuana. Le advertí a ese idiota que no fumara –hizo una mueca de desagrado.
Me sonrojé y desvié la mirada, notablemente incómoda.
Un momento.
¿¡Dijo que estaba fumando qué!
Miré sorprendida a Sasuke, pero éste se hizo el desentendido.
– ¿Kankuro está acá? –preguntó extrañado.
Me pregunté por qué me sonaba tan familiar ese nombre. Ojalá no lo conociera. No podría mirarlo directamente al rostro sin salir corriendo.
–Prácticamente vive acá –Temari giró sus ojos –mejor váyanse al estudio antes de que la flacucha se desmaye de nuevo.
Nos hizo un gesto con la cabeza indicando la dirección, pero yo todavía me sentía muy débil incluso como para pararme. Sasuke pareció notar esto y sin advertirme, me acomodo sobre su hombro (tenía su… parte que está más abajo de la espalda casi frente a frente con mi cara) y como saco de papas me llevó.
Escuché la risa de Temari y de nuevo le pedí a la tierra que por favor me tragara.
Traté de pedirle que me bajara, pero mi lengua no me dejaba llegar ni a la segunda sílaba de corrido, por lo que intenté ¿Disfrutar la vuelta? No sabría decirlo. Generalmente era difícil decidir si con Sasuke efectivamente se podía disfrutar de algo tranquila.
Seguir juntándome con él aumentaría drásticamente mi probabilidad de sufrir una taquicardia.
Me bajó (tiró) tan bruscamente como me alzó.
Y cuando cerró la puerta creí que me había quedado sorda. Miré a mí alrededor: lo único que tenía ese lugar de estudio de grabación, o al menos según lo que había visto en la tele, eran los micrófonos y los instrumentos de distintas clases. El lugar estaba cubierto de alfombras y en las paredes había varios grafitis y cuadros, era bastante amplio y había un gran sillón rojo en un rincón.
De la nada música comenzó a sonar ¿Cuando se fue Sasuke al otro lado vidrio?
Levantó su ceja ante mi repentino susto y yo, tal vez por que aún estaba medio mareada, en un extraño impulso saqué la legua hacia él.
Me pareció ver que reía, pero fue tan breve que pensé que quizás lo imaginé.
Volvió junto a mí, pero se quedó parado a unos buenos metros de distancia… ¿Inseguro? ¿Qué le pasaba?
Me pregunté que lo estaba intimidando tanto. No había nadie a parte de mí en el estudio.
Una alocada ocurrencia apareció en mi mente.
No, no podía ser que alguien como yo lo intimidara. Y seguramente no era la primera vez que sacaba a alguien a bailar.
Pero Sasuke no sabía bailar. O sea que probablemente nunca había bailado con alguien hasta ese momento.
Sonreí ¿Acaso le daba vergüenza?
Odiaba admitirlo, pero viniendo de alguien tan frío e insensible como él, eso era algo tan…
Tierno.
Él frunció en ceño, lo que no me asustó en lo más mínimo, sino que me hizo pensar en lo mucho que se parecía a un niño amurrado y su único efecto fue casi hacerme gritar "¡Kawai!".
Con todo el instinto maternal presente en mí, me acerqué tranquilamente hacia él, tomé sus manos, las apoyé en mi cintura y apegué mi cuerpo al de él. Cuando alcé la vista y me di cuenta de que él no era un pequeño; era un adolescente (con un cuerpo más desarrollado del que pensé) y en efecto, buenmozo. Mis manos comenzaron a tiritar y la confianza se me fue a los pies. No era la primera vez que yo bailaba, pero era la primera vez que estaba con alguien del sexo masculino que no fuera un familiar y ese simple hecho bastaba para asustarme.
Sasuke me gustaba tanto más como niño.
Medio insegura ahora rodeé su cuello con los brazos y comencé a moverme al ritmo del vals, tratando de guiar a Sasuke para que entendiera el patrón del baile.
Él estaba parado tan tieso como una estaca.
–S-Se supone que t-tienes que m-moverte conmigo.
Cómo rayos quiere que le enseñe si no tampoco hace nada por hacérmelo menos difícil.
Me negué a volver a mirarlo. Uno, porque sabía la expresión de odio que me debía estar dedicando; y dos, porque ya le había exigido mucho a mi sistema nervioso.
Suspiré, cerré mis ojos e intenté imaginar que ya no era yo, la simple y aburrida Hinata, la flacucha que siempre se deja en ridículo, ni que estabamos en una tienda de música en horario de clases, ni que Sasuke era el aterrador y amenazante vampiro.
La historia vino a mí como una película.
En ese momento yo era Julieta y Sasuke (inluso mejor que Romeo) era Naruto-kun, mirándome con sus profundos ojos azules. Yo llevaba puesto mi mejor vestido y mis altos tacos no parecían un obstáculo para moverme. Me sentía hermosa. Él, mi príncipe, desde que me había visto entrar por las puertas del palacio no me había quitado los ojos de encima. Me había pedido un baile y yo le respondí coquetamente "Por qué no".
Comencé a moverme suavemente tarareando la suave melodía. Naruto era algo tieso, pero yo reí mientras le dije que sólo se tenía que dejar llevar. Era Julieta e iba a disfrutar mis quince de fama fuera como fuera.
Pero no había caso, Naruto no quería moverse.
Fruncí el ceño, mis alucinaciones generalmente se portaban mejor que eso. Insistí un poco más y Naruto por fin se movió, pero con un ritmo que hizo al rey taparse el rostro en vergüenza.
Ya no me sentía como una princesa.
De acuerdo, esto no está funcionando.
Luché por no soltar un gruñido.
Déjenselo a Sasuke sacar a flote los instintos más groseros en mí.
Abrí los ojos y me atreví a fruncirle el ceño esta vez al vampiro Sasuke, enojada por arruinar mi fantasía. Nunca pensé que alguien pudiera ser tan tieso. Podría ser que Sasuke fuera atractivo, inteligente y muchas cosas más, pero su coordinación dejaba demasiado que desear ¿Estaba bromeando acaso?
–N-necesito que me ayudes –le dije, refiriéndome a que ya se lo tomara enserio.
–Estoy tratando, Hyuuga –respondió de mal humor, probablemente, me di cuenta, frustrado consigo mismo por ser un fracaso en algo. Entonces hice algo estúpido e inevitable: me largué a reír.
¡Pero eso ya era demasiado! Sasuke era un niño de cinco atrapado en el cuerpo de un adolescente.
El Uchiha se separó de mí, claramente ofendido y (digámoslo) más frustrado. La freak del instituto se estaba riendo abiertamente de él por tropezar con sus propios pies ¿Cuántas veces se veía eso?
¿Dónde está una cámara cuando la necesitas?
–Si en vez de fantasear con el dobe, me enseñaras realmente, esto sería más fácil, Hyuuga.
Mi cara seguramente se había puesto morada.
–Guárdatelo para ti misma. Para tu información mi nombre no es "Naruto-kun" –dijo con cierto asco. Yo quería que me tragara la tierra ¿¡Lo había dicho en voz alta!
Alguien por favor máteme.
Su sonrisa de auto suficiencia volvió a su rostro al ver con satisfacción que ya se las había arreglado para que la humillación fuera directamente hacia mí y mi estúpido e irracional enamoramiento y no a él y sus pasos de momia y actitud infantil. Sentí las lágrimas en mis ojos, pero no de pena sino de rabia.
Cómo alguien podía ser tan... tan…
– ¡Teme!
La sonrisa por fin se le borró del rostro y en su lugar me miró desconcertado. Yo me dirigí con la frente en alto hacia la salida, decidiendo que si él quería aprender, pues entonces él tendría que ir a buscarme.
No es como si alguna vez en la vida lo dijera en voz alta, pero en ese momento me sentía genial. Había dejado a nada menos que Sasuke Uchiha desconcertado y plantado como tonto en un minuto.
¿Qué crees ahora, Uchiha?
Y hubiera sido aún mejor si en mi camino a la salida no me hubiera tropezado con mis propios pies, cayendo de cara al piso.
Recordemos que estaba usando mi uniforme todavía. O sea, una falda bastante corta.
Escuché una risa y de nuevo me acordé de la anécdota del hámster.
–Te queda bien el rosado, Hyuuga.
Estúpido Uchiha.
– ¡No en el estudio por favor! –gritó una voz desde el cielo.
Reconocí finalmente a Kankuro, quien se encontraba tras el vidrio. Era el chico con la cara pintada y el perturbador gusto por las marionetas en detención.
–Sasuke, tienes el baño, la parte de atrás, maldición ¡hasta la bodega! pero nada de coger en el estudio.
Parpadeé varias veces ¿Creía que Sasuke y yo…?
Recién me di cuenta de lo comprometedora de mi posición.
¿Es que tenía mala suerte o un talento innato para auto humillarme?
–Oye ¿Pero esa no es Hinata? –Nos miró atónito –lo veo y no lo creo.
–N-N… ¡No! –grité.
Kankuro soltó una carcajada.
–No hay necesidad de ser tímida, he pillado a Sasuke en situaciones peores.
Yo no sabía si eso se suponía que tenía que hacerme sentir mejor, pero lo único que logró era que Sasuke quisiera matarlo.
–No pasó nada.
–Oye Sasuke… –trató de decir algo, supongo por el tono que para seguir arrojando carbón al fuego aunque fuese una pésima idea. Afortunadamente Sasuke lo cortó.
–No-pasó-nada.
Por fin Kankuro pareció intimidado.
–Como digas –dijo con una risa nerviosa –, Temari me contó que habías venido y quise ver a qué exactamente.
Me sonrojé, Sasuke gruñó y Kankuro puso cara de sospecha.
–Si se puede saber, claro.
–B-Ba…
–Nada que te interese –Sasuke me lanzó una mirada de advertencia y yo apreté fuertemente mis labios.
Miré a Kankuro y una ampolleta se prendió.
– ¿E-Eres el hermano d-de Temari?
Él sonrió e hizo una teatral reverencia.
–Para servirle, bella dama.
Le devolví la sonrisa. Extrañamente, encontré simpático el gesto. Parecía ser alguien divertido, tal vez mi primera impresión fue errónea ¿Quién era yo para juzgar alguien por sus gustos? Son sólo unas marionetas. Había gente con gustos más raros.
Sasuke giró los ojos, notablemente molesto y por un minuto se me cruzó la ridícula idea de que estaba celoso. Aunque ya lo dije, era ridícula y al instante la deseché. De todos modos respondió cuál era el motivo:
–Coquetéale cuando no estés drogado.
Kankuro rió como un maniático por un buen rato hasta que por fin se marchó. Yo por mi parte había empalidecido ¡Él era el que estaba fumando! Al diablo con aceptar a todos a pesar de sus gustos, tomé nota de alejarme lo más que pudiera de él en el futuro.
–E-E-Él esta f-fumando m-m-ma…m…
–Marihuana –completó Sasuke.
Opté por lo más sano y me dejé desmayar nuevamente.
Estoy casi segura de que Sasuke, para variar, gruñó.
Más vale muuuuy tarde que nunca? La verdad el cap está listo desde marzo. No hubo tiempo para subiro antes, perdón :(
NO APARECEN VAMPIROS EN ESTE FIC. Cielos, me tienen hasta aburrida, pero estoy loca por la psicología y la interpretación de los sueños :D
RR son apreciados, gracias por leer (:
Oh, otra cosa ¿Sabían que la traducciónde de "Bizarre" no es bizarro? yo toda mi vida juré que así era! :(
Pregunta del día:
¿Les gustó Alicia en el país de las maravillas?