Advertencias: Incest y lime.
Nota: Juro solemnemente que no sé que estaba pensando cuando escribí esto.
Beta: Miyu.
Palabras: 439.
Disfruten la lectura.
Entre sueños
Besaba con parsimonia aquellos suaves labios. Sus manos recorrían el menudo cuerpo bajo el suyo, delineándolo en cada detalle, como si quisiera aprendérselo de memoria. El calor dentro de su pecho aumentaba al escuchar los suaves jadeos y gemidos que la chica soltaba, haciendo que la ropa se hiciera innecesaria pronto.
La desvistió con cuidado, como si fuera de porcelana. Al tenerla de esa forma, sonrojada y apenada, solo hacía que su libido aumentara. Se agachó, colocando su rostro sobre los pequeños pechos, los cuales comenzó a besar, al principio con lentitud y luego con urgencia. Ella solo atinaba a morderse el labio, intentando contener sus ganas de gemir fuertemente. Una de las manos del chico acarició su pezón, pellizcándolo con fuerza, para después descender hasta perderse entre sus piernas. Cuando la chica sintió la invasión abrió los ojos, arqueando la espalda ya sin poder contenerse, haciéndolo reír.
Él también se despojó de su ropa y cuando sintió que al fin estaba preparada, detuvo cualquier caricia y tomó sus piernas con cuidado, posicionándose en medio de las mismas. Miró aquellos ojos azules, los cuales brillaban con deseo. Ella asintió, dándole el permiso mudo que pedía el chico. Él suspiro y acercó su cuerpo, penetrándola con cuidado. Las embestidas empezaron siendo suaves, para después aumentar su ritmo. Los jadeos de parte de ambos eran incontrolables, él estrujaba la cintura entre sus manos y ella se pegaba a él, abrazándolo por el cuello.
El orgasmo, para ambos, no tardó en llegar, siendo la chica quien explotara primero, seguido de cercas por su amante.
―¡Horo-Horo! ―gritó ella, sintiendo como los escalofríos recorrían su cuerpo.
―¡Pilika! ―fue lo que él gritó, en el momento en que terminó.
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―AAHHHHHHHHHHHHH ―un chico de cabellera azul se sentó en su cama gritando. Se llevó una mano al pecho, sintiendo como este le latía fuertemente. Estaba sudado y pálido. Miró por todos lados y notó que su hermana estaba profundamente dormida en la cama de al lado, al parecer sin haberlo escuchado.
―Una pesadilla ―se dijo, un tanto aliviado, más cuando comprobó que tenía la ropa puesta. Suspiró y sonrió un poco al ver que nada había sucedido. Se levantó y se dirigió al baño, repitiéndose mentalmente que ocupaba conseguir novia pronto.
Cuando la puerta del baño se cerró, la chica que fingía dormir volteó hacia la misma. Estaba completamente sonrojada y al parecer, un tanto sorprendida.
Nunca se hubiera imaginado que su hermano pudiera llegar a tener ese tipo de sueños y, por como sentía aquella parte entre sus piernas, la idea de que ese sueño pudiera hacerse realidad no parecía molestarle para nada.
Fin de la historia.
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