Konichiwa! Como están?... Espero que bien y no hayan olvidado el epilogo de esta mágica historia… Realmente la extrañare pero debo confesar que me calma el hecho de no tener tantas historias por actualizar! Jajajaja… Sin más que decir y aclarando que Naruto y los demás son de Kishimoto… Aquí está el epilogo…

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Tal vez el Destino tenga algo mas Preparado para Ti.

-Ella suplico morir por su propia mano y el demonio cumplió su palabra atravesándola con la espada…- Hizo una pausa intentando contener la risa por la cara que ponían los pequeños a su cuidado.

-El sintió un vacio al verla morir sobre su pecho y sin pensarlo dos veces termino de hundir la espada atravesándose también. No fue sino hasta ese momento que comprendió lo mucho que aquella sacerdotisa significaba y que sin ella una vida eterna no significaría nada- Hizo nuevamente una pausa y cerró el libro. –Fin…- Completo enderezando su espada y poniendo le libro sobre la mesita redonda que estaba a su lado.

-Onee-san que linda historia- Dijo una pequeña de cabello rojizo y ojos dorados, la chica la miro dedicándole una tierna sonrisa al tiempo que se ponía de pie empezando a estirarse.

-Mañana vendrás a leernos otra vez onee-san?- Murmuro un pequeño de ojos morados y cabello castaño, la chica solo pudo asentir tomando el libro de la pequeña mesa al tiempo que veía como todos los niños se alejaban del lugar corriendo e imitando alguna escena del libro que acababa de terminar.

-Otra vez con esa historia?- Murmuro una voz a su lado haciéndola sobresaltarse ante la sorpresa. –No te cansas de ella?- Interrogo quitándole el libro de entre los dedos.

-Iie…- Se quejo infantilmente mientras intentaba recuperar su tan preciado libro. –Umiko-chan devuélvemelo- Pidió con ojos llorosos a su mejor amiga, esta la miro por unos segundos y luego rendida devolvió el pequeño y algo viejo libro.

-Deberías dejar de leer eso Hina-chan!- Se quejo empujando a la chica hasta la caja del lugar. –Cuentos de hadas… Son solo cuentos de hadas!- Repitió haciendo que la chica entrara a su lugar y se apoyara en el mostrador.

-Iie… Son leyendas… Y una muy bonita- Dijo soltando un sonoro suspiro y apoyándose totalmente en el mostrador, haciendo que su amiga gruñera molesta.

-Solo porque tu nombre es el de la protagonista no significa que algo así podría pasar- Se quejo mirándola fijamente, suspiro mientras intentaba levantar a su amiga de la posición que había adquirido.

-Tu nombre también esta… Y no es muy común que digamos- Dijo divertida levantándose de golpe sorprendiendo a su amiga que se cruzo de brazos resignada.

-Hina-chan… Es solo una casualidad- Explico nuevamente sintiendo como su sien derecha empezaba a latir, le daría pronto un dolor de cabeza. –Siempre pasa lo mismo cada vez que lo lees-

La chica dejo de sonreír momentáneamente sintiéndose extraña, tal vez su amiga tenía razón y solo eran coincidencias muy absurdas, miro por el cristal del lugar la calle transitada, la gente caminaba distraídamente, hablando por los móviles o peleando con sus acompañantes, los tonos naranjas y rosados del atardecer empezaban a cubrir los edificios de enfrente dándole una bonita vista.

-Oh… Hina-chan no te deprimas onegai!- Suplico su amiga cortando su visión, realmente tenía casi 10 años de su vida escuchándola hablar sobre ese libro, era como una obsesión para ella pero, no podía evitar a veces dejarse absorber por las suposiciones de su mejor amiga, al final eran muchas coincidencias lógicas.

-Iie… Tal vez…- Empezó clavando sus ojos en los de su amiga. –Tal vez es momento de dejar de pensar que es una cosa del destino- Dijo dibujando en sus labios una tierna sonrisa, confundiendo a la chica que estaba mirándola fijamente.

-Realmente lo dices en serio?- Murmuro viendo como ella asentía preocupándola un poco más. –Quien eres y que hiciste con Hina-chan?- Interrogo viendo como la chica se sonrojaba y empezaba a reír pausadamente empujándola ligeramente.

-Umiko-chan… Es cierto…- Dijo una vez que ambas dejaron de reír, las luces de la calle encendían una por una iluminando el exterior tenuemente; el lugar no estaba totalmente desolado, los pequeños niños que pasaban ahí los días esperando que ella les leyera estaban esperando a sus madres, corriendo por toda la tienda llenándola con sus infantiles risas.

-Que es cierto?- Murmuro al ver que la chica no continuaba, Hinata negó y tomo a la chica de la muñeca, paso el seguro en la puerta del local y corrió escaleras arriba donde estaba el depósito con un gran espejo.

-Míranos Umiko-chan…- Dijo señalándose en el espejo, su amiga obedeció confundida mientras se giraba al espejo, su amiga era delgada no muy alta ni muy baja, su piel pálida, cabello negro azulado hasta los hombros y esos ojos perlados, tan extraños como cautivantes.

-Solo te veo a ti- Respondió sin entender todavía de que iba todo aquello. –Es que acaso te hiciste algo diferente?- Murmuro viendo como la ojiblanca negaba y volvía a colocarla en el espejo.

-Mírate… Mírate y recuerda- Dijo obligando a su amiga a ver, un poco más baja que la ojiblanca con un cabello castaño rojizo hasta la cintura sus ojos azul intenso y su piel un poco más rosada que la de su amiga.

-Soy yo…- Dijo tomando a la ojiblanca de la muñeca y empezando a bajar las escaleras confundiendo a su compañera que iba a empezar a quejarse. –No podemos perder el tiempo aquí arriba nos regañaran- Explico antes de que la ojiblanca empezara a lamentarse por su comportamiento.

-Hai- Respondió con desgana dejándose arrastrar escaleras abajo, un viento frio paso por todo el lugar haciendo que la piel de la ojiblanca se erizara, intentando ignorar aquello se dejo colocar nuevamente en su posición mientras veía como la castaña abría nuevamente la puerta.

-Voy a ordenar los últimos libros que llegaron si?- Explico sonriendo mientras miraba fijamente a su amiga, esta solo asintió volviendo a clavar su mirada en el cristal de la tienda.

"Tal vez... Sea solo una casualidad" Se dijo a si misma sacando el libro del bolsillo de su chaqueta, era tan pequeño que podía llevarlo ahí siempre que quería. –Okasan… Con que fin me dejaste este libro?- Se pregunto escuchando la campanita de la tienda sonar obligándola subir su rostro y sonreír falsamente mientras veía quien había entrado.

-Ohayo Hina-chan!- Saludo un chico hiperactivo, amigo de ella desde la preparatoria y actual novio de su mejor amiga. –Donde esta Umiko-chan?- Interrogo inmediatamente viendo como la ojiblanca sonreía y señalaba la parte de los estantes más alejados.

-Dale un buen susto…- Dijo bajito viendo como el chico reía y se iba en la dirección señalada. –Naruto-kun…- Murmuro viendo al rubio alejarse, este era mucho más alto que ella y poseía unos ojos azules como el cielo, donde te podías quedar atrapada en un instante sintiendo la seguridad que la profundidad de aquellos ojos ofrecían.

Nuevamente volvió a sentir el libro sobre su pierna, lo saco nuevamente para verlo, su caratula algo vieja de color negro con el título en letras rojas en perfecto ingles rezaba…

"Amarte es mi Maldición" Leyó nuevamente apoyando su rostro en el mostrador, toda la tienda se quedo en silencio, un sepulcral silencio que empezaba a inquietarla, causándole nuevamente una ansiedad desconocida para ella, lo único que rompía esa situación era el tic tac del reloj captando la atención de la chica.

-7.30… Todavía falta mucho para irnos- Dijo en un susurro escuchando como el lugar se llenaba de unas risas bajitas, sonrió al reconocer la risa de su amiga.

Desde que Umiko había visto al rubio se había enamorado de él y por lo que había escuchado del chico igual le pasó a él con castaña. –Igual que en el libro…- Murmuro dejándolo sobre el mostrador y soltando un sonoro suspiro empezó a acomodar la exhibición que estaba en caja, su lugar de trabajo.

Los peluches pequeños la miraban sonrientes mientras ella los sacudía poco a poco y los colocaba nuevamente en su posición, tal vez de esa manera el tiempo pasaría más rápido, se giro para empezar a acomodar las tarjetas por tamaño y mensaje justo cuando algo rozo sus tobillos haciéndola brincar del susto.

"Maldito peluche" Pensó para sí agachándose totalmente para recoger al divertido peluche en forma de dragón y grandes ojos morados, era el más grande del lugar y Hinata no pudo evitar sonreír ante este y acariciarlo.

-Hina-chan!- Un grito la hizo sobresaltarse haciendo que cayera totalmente al suelo soltando el peluche que reboto y se fue debajo de la silla. –Gomen…- Se disculpo entre risas la grave voz del rubio mientras la veía ponerse de piel sonrojada.

-Que…Paso?- Dijo con dificultad sintiendo la vergüenza adornar su rostro en un gracioso sonrojo que divertía a todo el mundo menos a ella.

-Naruto-kun… No la asustes así- Regaño la castaña llegando junto al rubio mientras este se inclinaba un poco volviendo a disculparse mientras el sonrojo en las mejillas de la ojiblanca aumentaba considerablemente.

-Gomen Hina-chan- Se escucho la voz del rubio mientras ella volvía a sobresaltarse. –Demo… Quería pedirte de favor que nos acompañes a darle la bienvenida a un amigo de mi infancia- Explico viendo como la ojiblanca se quedaba congelada de golpe.

-Etto… Umiko-chan?- Interrogo sin dar una respuesta buscando ayuda en el rostro de su amiga, encontrándose con unos ojos azules que la miraban suplicante, al parecer realmente no quería ir sola a esa reunión. –Bienvenida?- Articulo al fin sintiendo un nudo en la garganta.

-Hai… El estudio conmigo toda primaria demo, cuando entre a la preparatoria él se mudo del país y ahora vuelve a estudiar aquí… Quedo en la universidad de Tokio con nosotros- Dijo sonriendo abiertamente mientras se despeinaba sus rubios cabellos intentando convencer a la ojiblanca.

-Es ese amigo tuyo que era antipático?- Murmuro la castaña sorprendiendo a ambos jóvenes. –Porque si es el no quiero ir- Dijo cruzándose de brazos y dándole la espalda al rubio que lloriqueando se fue tras ella.

"El mejor amigo de Naruto-kun…" Pensó sonriendo agachándose nuevamente para tomar el peluche, lo coloco en su sitio y siguió limpiando el vidrio del mostrador y cada cosa que estaba a su alcance, mientras esperaba que fueran las 8.30 de la noche, era la hora de cerrar la pequeña tienda de la que junto con Umiko eran encargadas.

-Hace más de un año que empecé a trabajar aquí- Se dijo clavando sus ojos en el libro que descansaba junto a la caja. –Y en todo el tiempo que llevo aquí el dueño nunca me dijo nada con respecto a este libro- Murmuro tomándolo nuevamente entre las manos, siempre había sido un misterio para ella.

Flash Back.

-Okasan… Sigue el cuento de ayer- Suplico una niña de unos 7 años mientras la mujer la miraba y acariciaba su cabello con suavidad.

-Hina-chan el final te lo conté ayer- Explico viendo como su pequeña hija se sentaba molesta haciendo un puchero divertido. –Acaso no te gusto?- Interrogo viendo como negaba frenéticamente hasta sonrojarse.

-Como?... Ellos murieron?... No tuvieron final feliz?- Interrogo haciendo reír a la mujer mientras la tomaba entre sus brazos y la apoyaba totalmente en su pecho.

-Hina-chan algunas veces no hay finales felices- Dijo sintiendo como su pequeña se tensaba entre sus brazos. La sentía luchar entre sus brazos, sabía que diría algo en contra de aquello pero no quería escucharla, quería que entendiera que no todos los cuentos tendrían un final feliz.

-Okasan… Ellos tienen que tener un final feliz- Se quejo una vez que pudo liberarse de entre los brazos de su madre, la vio sonreír y ponerse de pie saliendo en silencio de su habitación.

Hinata miro sorprendida como su madre se había ido sin responder a su pregunta, decidió esperarla unos segundos pero esta no volvió por lo que decidió ponerse de pie y caminar hacia la habitación de sus padres, estaba totalmente confundida con ese final no feliz con el que había terminado ese cuento tan maravilloso.

-Hina-chan!- Dijo la mujer sorprendida abriendo la puerta de su habitación y encontrándose con su pequeña justo frente a la gran puerta de manera. –Que sucede?- Interrogo inocentemente viendo como nuevamente un puchero aparecía en el rostro de la niña.

-Porque ellos no tienen final feliz?- Interrogo nuevamente sonrojándose al escuchar la melodiosa risa de su madre acariciar sus oídos y la vio agacharse hasta su nivel mientras acariciaba su cabello corto.

-Tal vez puedas encontrar la segunda parte de este libro…- Murmuro subiendo sus manos y mostrando un pequeño libro algo grueso de cuero negro y palabras que no entendía escritas en rojo.

-Hay segunda parte?- Dijo ilusionada viendo como su madre sonreía y la tomaba de la mano llevándola nuevamente a su habitación.

-Tal vez Hina-chan… Tal vez en algún lugar está el tomo dos de este libro que hace mucho tiempo me regalaron- Dijo indicándole a la pequeña que se subiera a la cama, Hinata obedeció y se metió entre las sabanas rápidamente.

-Okasan… Tu buscaste la segunda parte?- Murmuro viendo como ella se sorprendía y negaba decepcionando un poco a la ojiblanca.

-Supongo que para mí el final que tiene esta bien demo… Seguramente existe la segunda parte- Explico antes de que su pequeña se molestara. –Ahora duerme que mañana empiezas en una nueva escuela- Dijo sonriendo mientras la pequeña sonreía y se terminaba de apoyar totalmente en sus almohadas.

Fin del Flash Back.

"Y desde entonces tengo este libro" Se dijo volviendo a la realidad, giro su mirada hacia el reloj sobre la puerta y para su sorpresa ya marcaba las 8.15, soltó el libro de golpe dejándolo caer mientras empezaba a ordenar el dinero dentro de caja intentando cuadrar lo vendido ese día con lo escrito en las facturas que se habían realizado.

-Hina-chan…- Volvió a sonar la voz del rubio haciendo que esta le miraba de reojo y asintiera indicándole que podía seguir hablando. –Vendrás cierto?- Dijo haciendo que la chica lo mirara fijamente por unos segundos.

-Umiko-chan ira?- Murmuro viendo algo desconfiada al rubio que asintió nervioso al tiempo que una castaña totalmente sonrojada y algo despeinada pasaba de largo al depósito.

-Entonces?- Volvió a decir el rubio haciendo que Hinata perdiera la cuenta de lo que llevaba en las manos, la vio bajar la cabeza algo deprimida mientras asentía débilmente. –Genial le diré al teme que vaya saliendo hacia el restaurant!- Dijo alegre saliendo de la tienda para hablar por teléfono y en su camino giro el letrero de abierto a cerrado.

-Naruto-baka- Murmuro para sí riendo entre dientes mientras volvía a contar el dinero, sabía que algo sucio había hecho para que la castaña de su amiga haya aceptado ir a esa reunión.

-Naruto es un idiota!- Se quejo la castaña unos segundos después mientras bajaba totalmente cambiada, la ojiblanca subió su mirada y sonrió terminando de guardar las hojas de las facturas en un sobre y el paquete del dinero de ese día.

-No te molestes con el…- Dijo la ojiblanca deteniéndose junto a su amiga. –Solo quiere que conozcas a la persona que él considera como su hermano es todo- Intento defender al amigo desconocido del rubio.

-Lo sé demo… Cuando tu novio te dice que su mejor amigo opina que eres muy normal y sin gracia no te dan ganas de conocerlo así sea realmente su hermano- Se quejo haciendo reír a la ojiblanca que subió divertida a guardar todo en la caja fuerte y cambiarse para la improvisada salida.

Camino lentamente hacia la caja fuerte detrás del espejo, miro unos segundos su reflejo y sonriendo sacudió su cabeza pasando de largo y abriendo la caja para guardar el dinero de ese día, el dueño vendría al día siguiente y recibiría aquello, como todos los días; cerro lentamente la caja fuerte mientras pasaba sin mirarse en el espejo, dejo la chaqueta a un lado y se quito la camisa del uniforme quedándose únicamente en sostén.

"Oh…" Se quejo mentalmente al recordar que no había buscado su bolso y tuvo que pasar nuevamente frente al espejo esta vez un brillo llamo su atención haciéndola suspirar, caminando hacia el gran espejo miro el lunar que estaba sobre su pecho izquierdo. –Coincidencias…- Se dijo sonriendo e ignorando la pequeña marca que a simple vista se distinguía un círculo con pequeñas comas en medio, nunca le dio importancia hasta que fue detallando el libro a medida que crecía.

Negó nuevamente con la cabeza y camino hacia donde guardaba sus cosas, saco su blusa morada poniéndosela y tomando su chaqueta y cartera apago las luces bajando un poco mas rápido, se había tardado más de lo normal haciendo una simple tarea que estaba acostumbrada a hacer.

-Pensé que habías tropezado allá arriba- Se burlo el rubio al verla bajar algo apurada y sonrojada justo cuando la castaña volvía de haber apagado las luces de la parte de atrás, Hinata sonrió y aliso un poco su cabello con las manos, de golpe lo sintió totalmente feo e impropio de su persona.

-Deja de molestarla Naruto-kun- Regaño una vez que llego junto a su novio, este murmuro algo y salió del lugar dejando a las dos chicas solas. –No estés nerviosa- Dijo conteniendo sus ganas de reír, no entendía porque se ponía nerviosa por conocer a alguien que nunca la afectaría.

-No lo sé…- Dijo nerviosa volviendo a colocarse la chaqueta y apagando las luces de la parte delantera se dio cuenta que ya eran casi las 9 de la noche. –Nos tardamos más de lo normal- Murmuro viendo como su amiga asentía discretamente mientras salían a paso lento para encontrarse con el rubio.

-No te preocupes al final solo son unos minutos de mas- Dijo sonriendo mientras veía como la ojiblanca pasaba llave a la puerta y se agachaba para poner el candado en el lugar. –Según Naruto-kun su amigo es muy puntual y ya debe estar molesto por la espera- Dijo burlesca tomando del brazo a la ojiblanca haciéndola reír por aquella idea.

-Estas disfrutando torturar a un chico que todavía no conoces- Dijo la ojiblanca sonriendo mientras su amiga se giraba sonrojada al ser descubierta. –Gomen…- Se disculpo apenada por haberla molestado mas la risa de su compañera le indicaba que solo había exagerado.

-Hina-chan tengo casi 11 años conociéndote… No me molestaría por esa tontería- Dijo ampliando su sonrisa mientras acariciaba el cabello corto de su amiga. –Etto… Hina-chan…- Dijo dudosa captando la atención de su amiga.

-Que sucede?- Murmuro viendo como el rostro de la castaña se desviaba empezando a preocuparla. –Umiko-chan… Que sucede?- Insistió viendo como la chica se giraba para verla, sus ojos azules reflejaban confusión, una que se le estaba contagiando a Hinata.

-Porque… Porque decidiste volver a cortarte el cabello?- Soltó de una vez viendo como la ojiblanca se detenía por unos segundos, la castaña había pasado todo el día intentando hacerle esa pregunta más que todo porque antes no le había comentado su deseo de cortarse el cabello.

-Eso…- Murmuro por fin reanudando su andar, sonrió y acaricio su ahora corto cabello. –Ayer me vi en una de las vitrinas y me di cuenta que me parezco mucho a la Hinata del cuento…- Empezó mas se detuvo cuando vio la cara de tragedia que había puesto su amiga.

-Te lo cortaste solo para dejar de parecerte a un personaje ficticio?- Soltó algo irritada liberando el brazo de su amiga. –No te lo puedo creer!- Completo haciendo reír a la ojiblanca, estaba sonrojada por el comentario de su amiga mas no se equivocaba del todo.

-En realidad…- Empezó captando la atención de la castaña nuevamente. –Solo no quería seguir teniendo la misma apariencia, tal vez de esa forma no cometería sus errores- Confeso sintiendo el calor de su sangre cubrir gran parte de su rostro.

-Hay Hina-chan…- Dijo resignada la castaña abrazándose al cuello de su amiga entre risas. –Tú nunca cometerías esos tontos errores… Yo no lo permitiría!- Dijo rindiéndose como siempre terminaba haciéndolo a la obsesión de su amiga, no entendía como podía estar tan segura de que todo eran cosas del destino.

-Ano…- El rubio se había detenido a esperar a las chicas, las había escuchado murmurar algunas cosas pero no le dio importancia, sabía que para la castaña su mejor amiga siempre estaría primero que cualquier otra cosa en ese universo. –Ya llegamos- Concluyo al ver como ambas chicas se habían detenido a observarlo.

-Hai!- Dijo la castaña sonriendo liberando a la ojiblanca y caminando hacia el rubio para tomarlo de la mano, Hinata se detuvo unos segundos sintiendo la necesidad de disfrutar un poco mas de aquel delicioso clima otoñal.

-Voy en un momento- Soltó al sentir la insistente mirada de su amiga sobre ella, no había notado que estaban en su lugar favorito, ese donde podía observarse por horas en el rio, amaba el sonido del agua pasando por aquel lugar llenándolo de una especie de magia.

-No te tardes…- Fue lo único que consiguió escuchar mientras asentía distraídamente apoyándose en el barandal del gran puente, podía notar el brillo de la luna reflejarse totalmente en el tranquilo rio, sus ojos se parecían mucho al gran astro nocturno, su cabello caía a costados de su rostro enmarcándolo, se sentía feliz por estar de esa forma era como una manera de separarse de ese sentimiento que la unía a su libro.

"Mi libro…" Pensó metiendo su mano en la chaqueta, se asusto al no encontrarlo empezando a buscar en el otro bolsillo dejando caer su cartera. –Oh por kami…- Se dijo horrorizada de que se le hubiera perdido o peor aun que se haya quedado en algún lugar de la tienda y la encargada de la mañana lo vendiera como mercancía nueva.

Hinata escondió su rostro entre sus manos mientras intentaba contener sus deseos de llorar, nunca antes se había separado tanto tiempo de su libro, era como una parte de ella.

La brisa golpeaba suavemente su cuerpo haciendo bailar su cabello que acariciaba lánguidamente su cuello haciéndole cosquillas, se sentía infantil por sufrir tanto por un libro, aunque debía reconocer que el temor tampoco estaba de mas, era el único libro que existía, lo había buscado con todas las traducciones posibles, en varios idiomas y nada había aparecido ni siquiera un solo ejemplar.

"Porque debe pasarme esto a mi" Se lamento mentalmente levantando su vista, la luna la miraba fijamente, brillando intensamente parecía querer consolar su tristeza, sonrió ante esa infantil idea y se enderezo en su lugar olvidando totalmente que todos sus objetos personales seguían esparcidos por sus pies.

-Oe…- Una grave voz la alerto preocupándola momentáneamente, se giro para ver al dueño de la voz intentando no dar a conocer lo asustada que estaba. –Creo que eso es tuyo- Lo escucho hablar con altanería sonrojándola al instante.

-Arigatou- Susurro agachándose para empezar a recoger sus cosas, realmente era muy distraída cuando no le convenía, mirando a su alrededor se dio cuenta que todavía le faltaba su pequeño cuaderno de sueños que se encontraba justo a los pies del que le había recordado su desastre.

-Esto también es tuyo?- Dijo con un ligero tono burlesco en su voz, la ojiblanca intento estirarse para tomarlo antes que él pero no lo logro, rozando por unos segundos sus dedos con los del desconocido produciéndole una descarga.

-Hai…- Respondió irguiéndose lentamente, tenía que mirarlo a la cara para poder recuperar su segundo objeto más valioso. -Onegai- Susurro sintiendo como sus mejillas se encendían de golpe al ver fijamente esos profundos ojos negros que se habían quedado mirándola, intentando estudiarla.

El chico solo gruño girándose y teniéndole el pequeño cuaderno para que lo tomara; miraba de reojo a la descuidada muchacha que había llamado su atención, sintió nuevamente esa corriente eléctrica correr por su cuerpo cuando sus delgados dedos rozaron su piel para tomar el cuaderno.

"Debo estar loco" Se regaño mentalmente dejando a la chica fuera del lugar y adentrándose donde lo había citado su amigo, sabía que lo regañaría porque por primera vez en toda su existencia se le había hecho tarde.

-Oe! Teme!- La chillona voz de su amigo atravesó su cuerpo obligándolo a girarse en la dirección de donde había salido aquella voz tan conocida para él, notando casi de inmediato la delgada silueta que estaba a su lado.

-Dobe…- Dijo a modo de saludo sentándose frente al rubio, vio de reojo a la castaña que lo acompañaba, la vio sonrojarse y susurrar algo en el oído del rubio, para el recién llegado la escena parecía divertida, la vio ponerse de pie confusa y se inclino delante de los dos pidiendo permiso en silencio.

-La intimidas bastante- Comento el rubio entre risas empujando un vaso con té de menta hacia las manos de su amigo. –Ne Sasuke… Que hizo que decidieras volver a este lugar?- Pregunto evitando los rodeos, el aludido sonrió tomando un poco de su taza y clavando sus profundos ojos negros en los azules de su amigo.

-Realmente no tengo motivos específicos para eso- Contesto bajando la taza de té escuchando el leve movimiento de la puerta. –Donde fue?- Pregunto viendo como su amigo lo miraba confundido por unos segundos para luego asentir y sonriendo se rasco la nuca nerviosamente.

-Veras… A Umiko-chan no le caes muy bien- Confeso sintiendo la grave mirada de su amigo sobre él; el restaurant empezaba a calentarse de manera rápida, no sabía si era realmente por la gente o por los nervios que le producía su amigo. –Y trajo a una amiga- Concluyo sintiendo como su amigo de la infancia se ahogaba con él te que acababa de tomar en ese momento.

-Y tu lo dices así como si…- Se corto al ver llegar a la castaña que sonriendo le indico a la persona que estaba parada a unos pasos de el que se sentara a su lado. "Genial… Además la sientan junto a mi" Se quejo mentalmente soltando un bufido de inconformidad cruzándose de brazos mientras intentaba relajarse en su posición.

-Gomen…- La suave voz lo hizo abrir los ojos inmediatamente, se giro para ver si no se había equivocado y ahí estaba, la misma chica que segundos antes había dejado fuera de aquel restaurant con las mejillas sonrojadas porque también lo había reconocido.

-Sasuke Uchiha- Dijo prepotente volviendo su vista a su amigo rubio, tenia deseos de asesinarlo, no solo porque hubiera traído a su novia sino que esta además había traído apoyo y no solo eso, sino que un apoyo bastante torpe.

-Hinata Hyuuga- Dijo intentando sonreír de manera calmada, no era posible, realmente no podía ser posible que alguien tan idéntico a su personaje favorito existiera y estuviera ahí, sentado a unos centímetros de ella, volvió a sentir el sonrojo en sus mejillas y bajo la mirada dibujando mentalmente su oscuro cabello, tan negro como la noche que se abría paso fuera de aquel lugar.

-Teme le estaba comentando a Umiko que ibas a entrar en la misma carrera que Hina-chan lo que nos parece una coincidencia interesante?- Comento el rubio intentando cortar tensiones entre los dos recién llegados, tanto él como la castaña se habían percatado del nerviosismo de la chica y la furia que parecía despedir el pelinegro.

-Cosas del destino supongo- Agrego distraídamente tomando un nuevo sorbo de su tasa, sin notar como la ojiblanca lo miraba sorprendida. –Así que te gusta la literatura?- Interrogo dejando de lado su taza de té y girándose totalmente hacia la chica.

-Ha… Hai- Contesto nerviosa viendo con cierta rabia como el pelinegro sonreía orgullosamente por su reacción. –Etto… Sasuke-san?- Interrogo sintiendo el miedo recorrer su cuerpo, pudo sentir nuevamente esos ojos negros intentar atravesarla haciéndola sentir más torpe que de costumbre.

-Hmp- Soltó como única respuesta dándole a entender que le escuchaba, extrañamente aquella chica le parecía interesante, desde el momento en que se detuvo a admirarla en el puente analizando cada gesto raro que realizaba, hasta lo distraída que podía llegar a ser al dejar olvidadas todas sus cosas en el suelo.

-Usted… Usted cree… En el… Destino?- Tartamudeo sintiéndose tonta e insignificante bajo la atenta mirada de aquel hombre, era la primera vez que se sentía tan perdida con algún chico, no era que les tuviera miedo ni nada por el estilo pero, ese hombre sencillamente era diferente.

-Hai…- Dio como única respuesta girándose nuevamente hacia su amigo que parecía hablar de manera entretenida con su novia. –Todo pasa por una razón… Y todos tenemos un camino trazado por el universo- Murmuro sintiendo como a su lado la chica se tensaba mas a los pocos segundos escucho una ligera risa saliendo de aquellos rosados labios.

-Pienso lo mismo- Murmuro girándose totalmente a la mesa y tomando una taza para servirse un poco de té, bajo la atenta mirada del pelinegro, este fingía tomar su te mientras observaba de reojo como ella se servía aquel cálido liquido y lo movía hasta sus labios sin soplarlo para bajar un poco la temperatura se lo iba a tomar.

-Baka…- Murmuro el pelinegro atravesando la mano entre los labios de la chica y la taza de té. –Esta caliente- Dio como respuesta al notar aquellos ojos perlados verlo de manera confundida.

-Gomen…- Se disculpo la pelinegra sonriendo tímidamente mientras colocaba la taza nuevamente en la mesa. –Supongo que… Esta bien así no?- Susurro captando la atención del pelinegro que la vio algo confundido, había algo en ella que le llamaba la atención, como si la conociera de antes.

-Nani?- Logro articular viendo como la chica sonreía y nuevamente sus mejillas se cubrían de un carmesí gracioso, sus ojos perlados se clavaron intensamente en los suyos esperando, mostrándole que ella no tenía nada que esconder y relajando totalmente al hombre a su lado.

-Creo que…- Comenzó sintiendo su corazón golpear aceleradamente su pecho, podía sentir los ojos del chico incentivarla a continuar y confiada agarro aire dándose fuerzas para continuar. –Es cosa del destino que nos hayamos conocido en esta noche de luna llena- Dijo avergonzada, en su cerebro la frase no se escuchaba tan infantil e inmediatamente después de decirla bajo su rostro intentando esconder su vergüenza.

"Vaya… Con que era eso" Pensó divertido el pelinegro sonriendo y dándose la libertad de tomar la barbilla de la chica para que lo mirara fijamente. –También lo pienso así- Le susurro liberando su rostro notando con prepotencia como el rostro de la chica se ponía de un rojo intenso mientras el volvía toda su atención a la taza de té que soltaba una ligera columna de humo frente a sus ojos.

-Hina-chan… Que sucede? Estas muy roja- Escucho aquella frase salir de los labios de la castaña que con anterioridad le había parecido simple y sin gracia, sabía que su idiota amigo se lo habría comentado a la chica y por eso le odiaba desde antes de conocerlo.

"Esto me recuerda… Aquella vieja historia" Pensó para sí recostando su cabeza hacia atrás, cerró los ojos viendo en su cabeza como una sonrisa de dibujaba en medio de la oscuridad, bajo la luna llena el había escuchado aquella historia, hacia tantos años ya.

-La historia de la sacerdotisa y el demonio- Susurro para sí abriendo los ojos y viendo como la silueta de una mujer desaparecía en medio del vapor del lugar, siempre había soñado con ella y ahora, por casualidades del destino conocía a una chica idéntica físicamente a la mujer de sus sueños.

-Hina-chan!- Grito el rubio haciendo volver al pelinegro totalmente a la realidad, sonreía ante la escena al parecer la chica se había desmayado por la sorpresa y entre la pelea del rubio y la castaña por sacarla de aquel lugar dejaron caer un pequeño cuaderno de su chaqueta justo en el sillón donde antes había estado sentada.

-Oe teme… No piensas venir?- Dijo el rubio con la ojiblanca en brazos, el pelinegro negó y se giro totalmente al rubio sonriéndole, sabía que cuando le sonreía a Naruto este pensaba que algo malo estaba a punto de suceder.

-Nos veremos mañana dobe- Murmuro dando por terminada aquella extraña reunión, y tomando con discreción aquel pequeño cuaderno salió del lugar sin ser notado por nadie más, le gustaba pasar desapercibido y el escándalo que estaba armando su amigo no era algo que disfrutara en aquellos momentos de reflexión.

Caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad que antes había sido su hogar, nuevamente luego de casi seis años fuera del país volvía y solo para encontrarse con algo que nunca esperaba encontrar, una mujer de ojos perlados, con una intensidad en su manera de mirar que dejarían paralizado a cualquiera.

"Que será esta cosa" Se pregunto sacando de su chaqueta el pequeño cuaderno que había tomado del sillón de la chica, tal vez si él no lo hacia los otros dos ni se dieran cuenta que eso se le había caído, una fuerte brisa choco contra su cuerpo haciendo que el cuadernito se resbalara de sus manos y cayera abierto al suelo.

-Que tontería- Murmuro irritado tomando el cuaderno en esa posición viendo con incredulidad una letra bastante prolija, al parecer aquella pequeña cosa era una especie de diario.

"Nuevamente esos ojos rojos me persiguen demo, no tengo miedo de ellos… Es como en el libro… Tal vez algún día logre conocer a mi Sasuke… Así como Hinata encontró al suyo en esa historia" Leyó confundido, trago fuerte sintiendo otra corriente de aire golpear su cuerpo provocando un escalofrío que recorrió toda su espalda, avanzo unas páginas al azar y volvió a leer.

"Esta ahí otra vez, en mi cabeza… Umiko dice que deje de pensar ya en esa historia demo… Es difícil cuando la has tenido tan presente por tantos años, tal vez tenga razón y me obsesiono sin razón"

Sasuke cerró el cuaderno y sonrió a la nada, realmente el destino le estaba jugando una muy extraña y él se quedaría para disfrutar de lo que fuera que le tenía deparado, al final había vuelto con una sola razón en su cabeza, encontrar lo que realmente significaban esas imágenes borrosas que tenía desde pequeño y esa débil mujer parecía tener las mismas dudas que el.

"El destino tal vez… Este hecho de pequeñas coincidencias" Pensó ampliando su sonrisa, guardo el cuadernito en su bolsillo, no se había equivocado, volver a su país de origen era lo mejor que podía haber hecho.

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Que tal quedo?... Vieron que si los uní! Jajajaja… Aquí se vio mucho lo de la reencarnación y quería ponerlo hasta la actualidad, que sus almas si tienen oportunidad de ser felices en otro tiempo y esta es la idea final del epilogo! Ojala les guste y gracias a todas por seguir esta loca idea mía hasta el final!

Claressa, princesshina, flordezereso, layill y DarkAmy-chan.

Gracias por dejarme un review y estaré esperando su opinión sobre el epilogo! Acaba de concluir esta historia! Felicidades y aplausos para mí! Yeiiiiiii… ^^