N/A: Mi nuevo fic, esta vez con una idea original (o semi-original), sacada de Cumbres Borrascosas (Excelente libro, lo recomiendo a cualquiera que sepa apreciar un drama), pero la historia no tiene nada que ver con ese libro, tan sólo la inspiración de un personaje.
Sumario: Cuatro años después de la derrota de Voldermort, un niño aparece en la propiedad de los Malfoys y dice ser hijo de Draco y Hermione; pero ninguno de los dos tiene memoria de haber tenido un hijo. Cada uno debe lidiar con sus respectivas parejas y el niño que los reclama como padres.
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Era un día como cualquier otro en Gran Bretaña cuando Hermione Granger fue despertada por el timbre de su departamento de Londres. Miró el reloj despertador que tenía sobre una mesa de noche al costado de su cama, eran las 6 de la mañana. Ante la insistencia del visitante, se levantó a regañadientes y se puso una salida de cama para ir a contestar el llamado.
Mirando por la apertura de la puerta, se despertó completamente por la sorpresa de ver a quien no veía desde hacía al menos 4 años: Draco Malfoy.
"Malfoy? ¿Qué haces aquí?" le preguntó al entreabrir la puerta. Lo miró de arriba abajo, estaba muy bien arreglado para lo hora que era, y a su lado había un niño que no podía tener mas de 8 años. Apenas pudo tomarse un momento para observar que el niño era casi un calco de él.
"Vengo a devolverte a tu hijo."—hizo un movimiento con su mano izquierda para apuntar al niño, que apenas le llegaba a la cintura. —"Agradécemelo manteniéndolo lejos de mi casa."
"¿De qué estás hablando, Malfoy? Es muy temprano para bromas."
"Mira, no me interesa qué problemas tengas en tu casa..."—al decir esto, puso una mano en la puerta para abrirla completamente, empujando a Hermione al mismo tiempo—"No es mi asunto, pero no tengo porqué encontrarme con tus pequeñas sorpresas."
"¿Pero qué haces?" se quejó ella al ver como Malfoy hacía pasar al niño—que no dejaba de observarla con asombro pero no decía una palabra—dentro de su casa.
"Y si vuelve a suceder algo así, ten por seguro que llamaré a servicios sociales." Acto seguido, dio una media vuelta y se dispuso a irse, pero Hermione lo detuvo agarrándolo de una manga.
"Espera! ¿Qué crees que estás haciendo? Yo no tengo hijos!"
Draco se dio vuelta lentamente para mirarla a la cara con una distinguida expresión de disgusto. "Pues yo tampoco, y no pienso hacerme cargo de uno que dice ser tuyo."
La tomó de la muñeca y la obligó a desprenderse de su manga.
"Malfoy! No puedes venir aquí a las 6 de la mañana y dejarme con—" Su frase terminó con el cierre de la puerta de su departamento a manos de Malfoy, quien ya no se encontraría a kilómetros de distancia.
Hermione se quedó observando anonadada por un rato el punto donde lo vio por última vez, hasta que recordó que tenía un niño en su sala de estar. Se dio vuelta lentamente, aun con una marcada expresión de confusión en su rostro, y se dirigió al niño, el cual no se había movido de la posición donde Draco lo había dejado.
"No nos han presentado...soy Hermione, ¿tu cómo te llamas, pequeño?" Usó una voz muy maternal, suave y dulce para tratarlo, ya que, sin importar lo que estuviera sucediendo, la culpa no era del niño.
"Sebastian..."—parecía que al niño le costará hablar, y cuando finalmente se decidió a hacerlo, no quiso agregar más nada.
"Bien, Sebastian. ¿Por qué no te pones cómodo y me explicas cómo acabaste aquí? ¿Dónde están tus padres?"
El niño, Hermione notó, tenía los mismos ojos de Draco Malfoy, su cabello era bastante similar, tan sólo de un rubio más oscuro que el platinado de los Malfoy, y enrulado en vez de liso. Sus rasgos tan similares a los del hombre al que le recordaba contrastaban mucho con la expresión tan tímida y desconcertada que tenía; ver a aquél niño era como transportarse años atrás a Hogwarts y ver al pequeño Draco Malfoy, pero con una expresión ingenua e inocente en vez de la odiosa expresión que siempre usaba el mayor.
"Papá me despertó, pero no me reconocía. Me asusté porque pensé que debía haber estado bebiendo mucho y corrí al dormitorio de mis abuelos, lejos de él, pero cuando llegué allí, ellos tampoco me reconocieron..."—el niño pausó un momento, parecía estar muy incomodo contando aquello, pero en ningún momento quiso quitar sus ojos de Hermione.—"...mis abuelos también se enfadaron mucho; cuando me preguntaron dónde estaban mis padres, les señalé a papá, y ellos se quedaron mirándolo y él les juró una y otra vez que no tenía hijos."
"Espera un momento..."—Hermione lo interrumpió—"¿Lo que me estás contando sucedió en casa de los Malfoy?"—El niño asintió con la cabeza tímidamente—"¿Estás diciendo que eres el hijo de Draco Malfoy?"—Hermione lo miraba de forma incrédula, pero el niño volvió a asentir. ¿Cómo podía ser?
"¿Cuántos años tienes, pequeño?"
"Siete."
Ella no podía evitar dudar de la veracidad de las palabras del niño, ¿Sería posible que Draco Malfoy hubiera tenido un hijo a los 15 años y 7 años más tarde, al reencontrarse con él, lo negara en frente de sus padres? Rectificando—pensó Hermione—lo más raro sería que el tener un niño a los 15 años, pero no era imposible.
"¿Y por qué te trajo aquí?"
"Porque tu eres mi madre."
Lo más increíble de todo era que el niño parecía absolutamente sincero, y si no lo era, mentía demasiado bien. Sus ojos eran expectantes, e incluso esperanzados; su voz era delicada y tímida, sus manos estaban enlazadas detrás de su espalda, su mentón alzado para poder observarla mejor desde allí abajo.
"¿Quién te dijo eso?" Tras la impresión de escuchar algo así, lo único que le quedaba por deducir era que el pequeño que se encontraba en su sala de estar era, probablemente, un niño abandonado y dejado al cuidado de los Malfoy—muy probablemente hijo de Malfoy porque eran casi idénticos—que había sido engañado para creer que ella era su madre, de modo que Malfoy no tendría que responsabilizarse por él.
"Mi abuela Narcissa; ella me regaló una foto tuya, siempre la tengo conmigo."—acto seguido, sacó una fotografía de su bolsillo y se la mostró. Hermione, incrédula, la tomó y se quedó observándola por un rato largo.
Allí estaba ella, en una foto mágica, sonriendo y saludando con la mano. Sus rulos estaban muy bien peinados, usaba un vestido de verano que no reconocía, y detrás se veía una playa con palmeras que tampoco reconocía. En total, no tenía memoria de que alguna vez le hubieran sacado una foto así.
"¿Narcissa Malfoy te dijo que yo era tu madre?"
Sebastian asintió nuevamente y pidió la foto elevando la mano para que se la devolviera.
¿Por qué Narcissa Malfoy haría algo así? Hermione le devolvió la foto y se sentó en el sofá de su sala de estar, miró su reloj: eran las 6:14 am; ahora mismo—pensó—debería de estar durmiendo en su cama, plácidamente, y no ocupándose de los problemas familiares de los Malfoy. Giró levemente la cara para volver a mirar al niño, que aún estaba parado en el mismo lugar, mirándola expectante, y algo ruborizado.
"¿Y por qué te diría algo así?"
"Yo le pregunté." El pequeño Sebastian movió los hombros con algo de indiferencia; Hermione suspiró profundamente, cerró los ojos y se llevó una mano a la frente.
"A ver..."—aun en la misma posición, Hermione decidió que lo mejor sería organizar los hechos.—"Según dices, hoy despertaste y por alguna razón ni tu padre ni tus abuelos te reconocieron, tu abuela te dijo que yo era tu madre, y tu padre te trajo conmigo."
"No."—ante su escueta respuesta, Hermione abrió los ojos y se quedó mirándolo, preguntándose si en realidad todo no sería parte de una extraña broma de los Malfoy.
"¿Entonces cómo sucedió todo?"
"Hace mucho tiempo que la abuela me dijo quien eras; pero sólo hoy mi padre me trajo contigo. Tenía tu foto en la mano y me la quitó..."—al decir esto, el niño puso una cara de odio exactamente igual a la que siempre caracterizó al mismo Draco Malfoy del que estaban hablando—"...me preguntó por qué tenía una foto tuya y le dije que porque eras mi madre; entonces me trajo aquí."
Ella volvió a suspirar y se reacomodó para ponerse cara a cara con el niño. "A ver, Sebastian, pareces muy convencido de todo esto, pero dime la verdad, ¿te están obligando a jugarme una mala pasada? ¿O es por gusto?"
A Hermione se le rompió el corazón cuando vio cómo empezaban a caer lágrimas de los ojos del pequeño Sebastian, quien enseguida le dio la espalda para ocultar su rostro y refregarse la cara con las manos en un intento de ocultarlas. Ella se levantó del sofá y le puso una mano en un hombro. "Está bien, pequeño, no tienes por qué llorar."
El niño negó violentamente con la cabeza y apenas un momento después se dio vuelta para mirarla a la cara, ya sin lágrimas pero con los ojos rojizos. "Lo siento, el abuelo Lucius dice que sólo los débiles lloran, yo no quiero ser débil."
Eso sonaba típico de un Malfoy, pensó Hermione con disgusto. Acto seguido acercó una mano al rostro del niño y lo acarició con delicadeza. "No te preocupes por lo que diga él, llorar no es de débiles, puedes llorar todo lo que quieras conmigo."
A pesar de sus palabras, el niño se negó rotundamente a permitirse llorar, explicándole que Lucius sabía lo que era mejor para un Malfoy, y que para estar al nivel de su apellido, debía comportarse como uno.
"Los Malfoy no lloran."
"De acuerdo." Hermione acabó por rendirse, intentar que el niño cambiara de idea parecía imposible, su tozudez también era muy característica de Draco. "¿Sabes de dónde sacó tu abuela aquella foto que me mostraste?"
Más tranquilo, el pequeño Sebastian asintió y sin titubear respondió: "Mi padre la hizo, estabas con él de vacaciones, fue antes de que yo naciera."
"Nunca he estado de vacaciones con él, Sebastian."
El niño se quedó mirándola sin saber que decir.
"Y también puedo estar segura de que no he tenido hijos, ¿sabes?"
Sebastian miró al suelo, parecía estar reprimiendo las ganas de llorar otra vez. Hermione puso una mano en su hombro y le pidió que la mirara a la cara. "Entiendo que debe ser muy difícil vivir con los Malfoy, y a veces cuando somos pequeños nos gusta inventar historias para no tener que lidiar con la realidad..."—el pequeño empezó a temblar de la angustia, pero ella prosiguió—"...tu padre te ha dejado aquí y yo me encargaré de que no tengas que regresar con él, pero debemos concentrarnos en lo que es real, ¿de acuerdo?"
Al niño pareció iluminársele el rostro al oír sus últimas palabras, levantó la cara de repente y le mostró una sonrisa deslumbrante. "¿Puedo quedarme contigo?"
Incomoda, Hermione se quedó muda por tercera vez en lo que iba del día. ¿Cómo podía decirle que no a un niño tan adorable e indefenso como el que tenía frente a sus ojos? Fomentar sus ilusiones no sería lo mejor, pero tampoco podía dejarlo solo y desamparado, o peor, devolverlo a la casa de los Malfoy.
"Claro, te quedarás conmigo por ahora." Sebastian saltó de alegría y rodeó su cuello con sus brazos para abrazarla con fuerza; le dijo gracias una y otra vez, y sólo después de un buen rato y una leve súplica la dejó.
"Me temo que no tengo mucho espacio para ti, espero que no te importe."
El departamento de Hermione consistía de una cocina-comedor, una sala de estar, un baño y una habitación. Era pequeño, pero más que suficiente para una sola persona.
Sebastian miró a su alrededor por primera vez, probablemente calculando el espacio del lugar y comparándolo con el lujo al que estaba acostumbrado. "Puedo dormir en el piso, no me importa mientras me quede contigo."
Era muy curioso, el niño tenía todo el aspecto y educación de un Malfoy, y aún así estaba dispuesto a dejar su habitual lujo por estar con ella. Debía ser muy terrible vivir con los Malfoy, supuso Hermione. Lo que no podía comprender era cómo podían abandonarlo así como así, y además querer adjudicárselo a ella.
"¿Con quién vivías antes de quedarte con los Malfoy, Sebastian?" le preguntó Hermione mientras le servía el desayuno en el comedor diario; tenía que sacarle información, dilucidar de algún modo quién era la verdadera madre del niño.
"Siempre he vivido con ellos, son mi familia." Su respuesta fue acompañada por una mirada de confusión, como si no entendiera por qué ella hacía preguntas tan obvias.
"¿Siempre? ¿Desde que naciste?"
"Nací allí, en la mansión Malfoy." Al decir esto, el niño no quiso ya mirarla a los ojos, y en vez, miró su plato de comida con tristeza.
Parecía que al pequeño Sebastian le costaba hablar sobre su infancia, así como de todo lo relacionado con su madre. ¿Qué le habrían hecho al pobre niño? Hermione se enfadaba de sólo pensarlo. Pero lo que no tenía sentido era que nunca había tenido informe alguno sobre aquel niño, en todos los allanamientos que se habían hecho en la mansión de los Malfoy, se habría descubierto la presencia de aquel niño, es decir, sería de conocimiento público la existencia de un cuarto miembro de la familia, y aún quedaba inconcluso lo de la madre del niño, ¿qué le habría pasado a ella? ¿Lo habría abandonado tras su nacimiento? No podía haber sido una buena madre para dejarlo con los Malfoy, incluso si eran su familia.
Hermione miró el reloj de la cocina, apenas eran las 7 de la mañana. Era jueves, y en una hora debía ir a trabajar. Tenía un puesto en el Ministerio como abogada en el departamento de defensa de las criaturas mágicas, tendría que llevar al niño consigo al trabajo. ¿Cómo se lo tomarían sus superiores?—sólo el pensarlo la estresó notoriamente—Quizás podría pasar desapercibido... Lo bueno era que tenía a pocos minutos los tribunales, a donde iría a presentar el caso del pequeño Sebastian, probablemente a la hora del almuerzo.
"¿Seguro que no quieres regresar a tu hogar, Sebastian?"
El niño no dudo ni un segundo y negó rápidamente con la cabeza. "No, quiero quedarme contigo." El problema era que Hermione no podía quedarse con un niño que no le pertenecía, si impugnaba la paternidad de Malfoy y pedía que se le quitara la custodia, el niño iría a parar con cualquier otra familia dispuesta a cuidar de él, eso si no se encontraba a su verdadera madre y por alguna razón se le permitía quedárselo, en el supuesto de que en realidad nunca lo haya abandonado como Hermione suponía.
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A/N: ¿Qué tal la idea? Estoy escribiendolo en Español antes que en Inglés en compensación por mi otro fic "Entre Maldiciones y Malfoys" (el cual traduciré más rápido de lo que escribiré nuevos capítulos para este fic). Dejad vuestros comentarios, ¿gusta o no gusta? Y poned la historia en "Story Alert" si quereis seguirla (os llegará un email de aviso cada vez que suba nuevos capítulos).