Ok, sé que volví a tardarme, no era lo planeado y como ya no vi tanto interés (una disculpa para JaNnYtA, Pupy, Awen Granger y ) la verdad tampoco me preocupé tanto por apurarme, y con las vacaciones se me hizo más fácil ir dejándolo pasar. Perno, en fin, aquí tienen lo que sería el Epílogo, espero que les guste, y esas cuatro personitas espero que me puedan disculpar por haberlos hecho esperar.

Enjoy it!

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I am me, the universe and you

Contuvo la respiración al verlo caer, se acercó corriendo a él y lo tomó en brazos intentando consolarlo, pero el pequeño ni siquiera mostraba indicios de querer llorar. Hermione se lo había dicho, Henry había heredado su poca habilidad y destreza para los deportes de cualquier tipo que exigieran la mínima coordinación de sus piernas.

– ¿Estás bien? – le preguntó sonriendo, y el pequeño asintió con fervor, haciéndolo reír seguro de que deseaba volver a seguir correteando sin importar cuántas veces tropezara – Anda pues, diviértete un rato, pero no olvides que no tardamos en irnos, debemos ir a visitar a mamá – le dijo volviendo a colocarlo de pie, aún reteniéndolo entre sus brazos.

– ¿Poqué no vino? – le preguntó su hijo observándolo con seriedad, haciéndolo recordar inmediatamente a Hermione.

Lo liberó reincorporándose y le dio una palmada en el trasero haciéndolo caminar hacia el área de juegos – Porque tu mamá está loca y prefiere quedarse en casa que venir al parque – le dijo sin dejar de sonreír, haciéndolo reír.

– Mi mami no está loca – se quejó sin dejar de sonreír, y se trepó a un columpio con ayuda de su papá, que lo hizo sostenerse con firmeza de las cadenas.

– No, tienes razón, tu mami no está loca – le dijo despeinando su cabello – Lo que pasa es que Halle está enferma y ella se quedó a hacerle compañía – le decía mientras lo ayudaba a mecerse, al ver las pataletas que daba intentando hacerlo él mismo.

– ¿Si come helado Halle no se cura? – le preguntó con gesto meditabundo haciéndolo sonreír.

Negó – Me temo que ahora no puede, el doctor se lo prohibió – le explicó sonriendo y dejó de mecerlo al ver que detenía su pataleo – ¿Qué pasa? – le preguntó confundido al ver su expresión molesta.

– ¡Qué doctor tan malo! – se quejó observándolo con el entrecejo fruncido y un puchero, mientras se cruzaba de brazos.

Se rió cargándolo – Mejor vamos a ver a tu mamá y tu hermana, que seguramente ya nos extrañan – le dijo antes de colocarlo sobre sus hombros, haciéndolo reír divertido.

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Observó molesta por la ventana a un montón de niños corretear de un lado para otro, no podía creer que justo en su periodo de vacaciones su hija se hubiera enfermado. La escuchó quejarse y se acercó rápidamente a ella hincándose junto a su cama – ¿Qué pasa, cielo? – le preguntó preocupada, apartando de su frente el cabello húmedo por el sudor.

Hacía ya más de siete años que se había casado con Harry, hacía casi siete años que había aceptado lo que sentía por Harry, y hacía poco más de seis años que habían tenido a Halle por primera vez en sus brazos. Cuando la vio por primera vez estuvo segura de que no hacía falta nada más en su vida mientras tuviera junto a ella a Harry y a Halle, pero el moreno quería tener más hijos y a ella no le molestaba en absoluto la idea, así que un par de años después tuvieron a Henry. Harry y ella acordaron que eso era perfecto para ellos, no necesitaban nada más, se amaban y amaban a sus hijos, pero hacía un par de meses atrás que Hermione había descubierto que estaba embarazada, la noticia había sorprendido y alegrado tanto a Harry, que no estuvo segura si de verdad había estado conforme con sólo dos hijos, aunque ahora no estaba muy segura de cómo decirle que no tendrían una familia de sólo tres hijos.

– Me duele mi panza – se quejó su hija sosteniéndose el estómago, y ella deseó tanto tomarla entre sus brazos, pero la última vez que había hecho eso sólo consiguió revolver más el estómago de su pobre hija haciéndola devolver lo poco que tenía en él.

– Lo sé, mi vida, pero en un momento harán efecto las medicinas – le dijo intentando animarla – ¿Quieres que te prepare un poco de té? – le preguntó frotando su pancita, logrando que relajara su expresión – Harry, prepara un poco de té para Halle – le pidió alzando la voz al escucharlos llegar. Sonrió al oír al moreno aceptar gustoso y enseguida escuchó pasos apresurados y un golpe.

– ¿Henry, estás bien? – preguntaron los dos al mismo tiempo, y ella sólo escuchó la risa de su hijo, que se levantó enseguida y volvió a correr.

– Deberías dejar de correr, un día te romperás algo – le dijo fingiendo tono serio, pero no pudo evitar sonreír extendiendo un brazo hacia él al verlo acercarse a ellas con su torpe carrerilla – ¿Se divirtieron en el parque? – le preguntó luego de besar su frente, y el pequeño de ojos verdes asintió – ¿Y porqué regresaron tan pronto? – le preguntó acomodándolo entre ella y la cama para que pudiera observar mejor a su hermana.

– Papá dijo que teníamos que venir a visitarte – le dijo tomando la mano de Halle, haciéndola sonreír.

– Vaya, no sólo heredó tu habilidad para los deportes, también tu buena memoria – dijo sonriendo, acercándose a ellos con una bandeja con dos tazas en ella y una tetera humeante.

– ¿Cuándo se va a curar?, quiero jugar con ella – dijo observándola preocupado, haciendo reír a sus papás.

Harry se acomodó al otro lado de la cama y se las ingenió para sentarse junto a ellos colocando a Halle sobre sus piernas, a penas moviéndola – Esperemos que se cure pronto – le dijo mientras la ayudaba a tomar su té.

– ¡Yo quiero! – dijo Henry intentando ver lo que había en la taza.

El moreno le sonrió – ¿Y acaso crees que no me acordé de ti? – le preguntó con fingido tono ofendido, haciéndolo sonreír divertido mientras le pasaba la otra taza a Hermione para que lo ayudara a tomar su té sin hacer un desastre.

– ¿Así que sólo venían a visitarme? – le preguntó intentando evitar que se echara todo el té encima, y lo vio asentir sin dejar de dar sorbos a su bebida – ¿Y a dónde piensan ir después de visitarme? – le preguntó con gesto divertido, Henry apartó la taza y volteó a ver confundido a su papá, que se rió.

– Es una sorpresa, así que no podemos decírtelo – le dijo sonriendo y el pequeño asintió como si estuviera al tanto de todo.

– ¡Ah, muy bien! – dijo Hermione sonriendo divertida – Hablando de sorpresas, yo también te tengo una, pero te la daré cuando me des mi sorpresa – dijo volviendo a su labor de impedir que Henry terminara bañado en té.

Harry se rió – Tendrás que compartir la sorpresa con Halle – dijo observando a su hija, que alzó su mirada verde, sus dos hijos habían heredado sus ojos, pero estaba seguro que se parecían más a Hermione que a él – Es una sorpresa, princesa, no puedo decirte nada más – dijo antes de darle un beso en la coronilla de su cabeza, y la castaña la vio fruncir el entrecejo molesta.

– ¡Vamos por la sorpresa! – dijo Henry entusiasmado, satisfecho con la cantidad de té que había tomado, volviendo a hacer reír a sus papás.

– Vamos por la sorpresa – le dijo su papá y él no tardó en salir a trompicones de la habitación – ¡Cuidado! – le advirtió justo antes de escuchar un golpe seguido por el estridente sonido que producía la porcelana al romperse.

Hermione se reincorporó rápidamente y salió de la habitación encontrando a su hijo a gatas a un par de metros delante de ella – ¿Cielo, estás bien? – le preguntó preocupada hincándose a su lado sin importarle los trozos de la horrible pieza de cerámica que había tenido la osadía de meterse en el camino de su hijo. El pequeño la observó preocupado, con un ligero puchero y ella lo abrazó sin dudarlo, cargándolo mientras se ponía de pie – ¿Te hiciste daño? – preguntó preocupada y regresó a la habitación de su hija sintiéndolo negar – ¿Entonces porqué lloras? – le preguntó confundida, sentándose a los pies de Halle, que los observaba preocupada al igual que su papá.

– Me vas a regañar – dijo temeroso, ocultando su rostro en el pecho de su mamá, que lo observó sorprendida.

– ¡Claro que no te voy a regañar! – dijo un poco preocupada – Fue un accidente, tú no tuviste la culpa de que esa horrible cosa se rompiera – le dijo abrazándolo contra ella y besó su cabeza.

– La tía de Lucas lo regañó – les dijo Halle, recibiendo las miradas confundidas de sus papás – Cuando fuimos a casa de sus abuelitos Henry se cayó y rompió un vaso – les explicó – Le dijo torpe y muchas cosas feas, y lo castigó dejándolo contra el rincón toda la tarde – agregó con gesto molesto.

Hermione abrió los ojos sorprendida – ¡Esa pelirroja me va a oír! – dijo molesta antes de levantarse, dejando a su hijo sobre la cama – Nadie trata a mis hijos de esa manera – dijo dispuesta a salir de la habitación para alcanzar el teléfono, pero Harry la detuvo justo en la puerta.

– Hablaré con Ron y no volveremos a dejarlos solos en casa de los señores Weasley – le dijo con tono serio, intentando controlar su enojo.

– ¡Hirió e intimidó a mi hijo, y no conforme con eso logró hacer que mi hijo me tuviera miedo! – dijo enojada, deseando poder tenerla frete a ella, nadie maltrataba a sus hijos y se quedaba tan tranquilo.

Intentó tranquilizarla con un abrazo – Ginny no merece la pena y nuestros hijos son suficientemente inteligentes para saber que nosotros jamás los trataremos de esa forma – le dijo haciéndola salir de la habitación – Sólo lamento que esto haga que Halle y Henry vean menos a Lucas, Tom y Keira – le dijo acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja.

Suspiró – Siempre podemos decirles que los dejen en casa de mis papás – dijo encogiéndose de hombros. Cuando acostumbraban salir con sus amigos por las noches, solían dejar a sus hijos en casa de los papás de Ron, sobre todo cuando los pequeños se habían visto antes de que ellos salieran, si no era más fácil dejar a Halle y Henry en casa de sus papás o de los papás de Harry sin que ellos hiciera demasiado alboroto.

– ¿Ya vamos a ir por la sorpresa? – le preguntó el pequeño Potter-Granger a su papá, haciéndolos reír.

– Sí, enano, ya vamos – le dijo antes de tomarlo en brazos, permitiéndole a Hermione revisarlo minuciosamente para asegurarse de que no había sufrido ni una herida con la caída, y cuando estuvo satisfecha los dejó ir – Nos vemos más tarde – se despidió Harry dándole un beso en los labios, seguido por un piquito de su hijo.

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– Lucas, deja descansar a Halle – le advirtió su mamá.

Hermione le sonrió, Lucas; el hijo mayor de Ron y Luna; siempre había tenido una conexión especial con Halle, desde que nació el pequeño eran inseparables. Poco después de que nació su hija sus amigos les informaron que estaban embarazados, tenían un par de meses viviendo juntos y las familias de ambos no podían estar más felices, aunque habían esperado hasta después del nacimiento de Lucas para casarse. Un año después Luna había quedado embarazada de Tom, aunque ella y Harry estaban seguros de que no se trataba de un pequeño accidente, y dos años después del nacimiento de Tom habían concebido a Keira, y ahora compartían su embarazo con un mes de diferencia.

– ¿Cómo ha estado? – le preguntó un poco preocupada.

Se encogió de hombros observando a su hija – El doctor dice que está mejorando, pero en la noche no paró de vomitar y toda la mañana ha tenido molestias – dijo preocupada.

– Bueno, si el doctor lo dice... oye, ¿qué pasó allá afuera? – le preguntó intentando cambiar de conversación y la castaña la observó confundida – Hay un desastre, parece que hubieras corrido a Harry a porcelanazos – dijo divertida, haciendo reír a su amiga.

– Cierto, olvidé por completo recogerlo – siempre le sucedía eso cuando se enfermaban sus hijos, perdía la cabeza, si no fuera por Harry estaba segura de que no comería ni dormiría porque simplemente lo había olvidado – Henry se tropezó y tiró no sé qué figura – le explicó, y recordó lo que Halle les había dicho – Debiste verlo, estaba aterrado, como si fuera a reprenderlo por tener un accidente, ¿y sabes quién es la causante de eso? – le preguntó un poco molesta, y su amiga negó – Ginny – dijo con resentimiento.

– ¿Ginny?, p-pero... ¿Harry la ha vuelto a ver? – le preguntó Luna preocupada y ella negó inmediatamente.

– Para nada, pero parece que Ginny pasa más tiempo del que imaginábamos en casa de tus suegros – dijo un poco incómoda, pues sabía que sus amigos no tenían la culpa de nada.

– ¿Qué pasó? – preguntó la rubia manteniendo su gesto preocupado – ¿Le pegó? – dijo un poco insegura, observándola con sus grandes ojos azules, pero ella negó inmediatamente.

– Eso creo... y espero – dijo con resentimiento – Lo regañó, supongo que se tropezó y rompió un vaso o algo así, y lo castigó dejándolo contra el muro toda la tarde, como si estuviéramos en la santa inquisición o algo parecido – dijo enojada, haciendo reír a Luna.

– Lo siento, pero me alegra que esa mujer no tenga hijos, no sé qué sería de los pobres si tuvieran que ser criados por ella – dijo sonriendo, sentándose a los pies de Halle – Bueno, tendré que hablar con Ron, ya no podremos dejarlos con sus papás mientras esté ella – dijo apartando a Lucas de Halle, pues intentaba despertarla – Acordamos que vendrías si no la molestabas, está enferma y necesita descansar – le dijo con tono serio.

Hermione sonrió, sus amigos podían ser despistados y parecer hasta despreocupados algunas veces, pero eran unos excelentes papás – Agh... de nuevo olvidé eso – dijo señalando hacia el pasillo, observando el desastre que había afuera – Creo que puedo apelar a mi estado – dijo sosteniéndose la barriga, segura de que en cualquier momento olvidaría lo que en algún momento supo que...

– ¿Ya hablaste con Harry? – le preguntó Luna sonriendo, mientras retenía entre sus brazos a Lucas.

Hermione negó – He intentado encontrar el momento perfecto, pero siempre sucede algo que me hace olvidarlo o comprender que no es el momento perfecto – dijo volviendo a hincarse junto a su hija.

– Ya pasó más de un mes – le recordó a modo de advertencia – Si sigues así terminará enterándose en el momento del parto – dijo con tono serio, pero con un brillo divertido en los ojos.

– No sería tan malo, ¿o sí? – le preguntó insegura y se mordió el labio inferior preocupada, haciendo reír a su amiga.

– Probablemente no, pero si tenemos en cuenta de que estará demasiado emocionado y una noticia así puede alterarlo, corre el riesgo de sufrir un infarto o algo parecido – dijo con gesto examinador.

– No es para tanto – dijo sonriendo temerosa.

Luna negó – Para nada... aunque a Ron casi le da un infarto cuando se enteró que estaba embarazada de nuevo – dijo divertida, como si fuera la cosa más hilarante que tu marido pudiera haber sufrido un ataque al corazón.

Hermione sonrió – Bueno, no esperaré tanto, hoy hablaré con él, aprovecharé su sorpresa para decirle la mía – dijo sonriendo, haciendo reír a su amiga – Por cierto, ¿tú sabes algo de esa sorpresa? – le preguntó intrigada, pero la rubia negó.

– Ron no me quiso decir nada, asegura que no sé guardar secretos contigo – dijo un poco indignada, pero no tardó en volver a sonreír – Él y los niños acompañaron a Harry y Henry, menos este enano que no puede dejar en paz a su pobre amiga – dijo sonriendo, abrazando a su hijo, que sonrió con las orejas coloradas.

Lucas y Keira habían heredado el color de ojos de Luna, aunque no había tanta diferencia con los de Tom, que también eran azules, pero un poco más opacos, como los de su papá, los dos primeros heredaron el color de cabello de su papá, y Tom el de su mamá, al principio pensaron que ninguno de los tres había heredado el rostro pecoso de Ron, pero a estas alturas Keira ya tenía más de un par de pecas en la nariz. Y ahora apostaban que el hijo que esperaban, además de ser otro niño, sería pelirrojo y pecoso como Ron, cosa que Luna y Hermione dudaban.

– ¡Ya llegamos! – escucharon a Harry informarles – ¡No corras! – sonrieron seguras de que Henry había pegado la carrera en cuanto entró al departamento.

– ¿Qué hiciste, Harry? – escucharon la voz divertida de Ron antes de verlo entrar a la habitación con Henry sobre el hombro, Tom prendido de su pierna y Keira en un brazo – ¿Se portó mal el señor Potter? – le preguntó sonriendo mientras dejaba al pequeño Potter de pie, luego de bajarlo de su hombro dándole una voltereta, y saludó a su amiga con un beso en la mejilla.

La castaña negó – Henry se cayó y se llevó de paso una figurilla – le explicó mientras recibía un abrazo de su hijo – ¿Dónde está Harry? – le preguntó a Ron, que señaló hacia fuera; se inclinó un poco, apoyándose en su mano, y lo vio en el pasillo recogiendo los restos de cerámica – Pobre hombre, su esposa lo trata muy mal – dijo con gestó trágico haciendo reír a sus amigos.

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– ¿Cuándo piensas darme mi sorpresa? – le preguntó Hermione mientras quitaban los juguetes de Henry de su cama, para poder dormir. Halle había pasado bien la tarde así que tenían la esperanza de que por fin podría descansar.

Harry le sonrió quitando un par de almohadones de la cama – Hoy podría darte muchas sorpresas – le dijo con gesto seductor, intentando alcanzarla al otro lado de la cama, pero la castaña se hizo a un lado riendo.

– Quiero la sorpresa que dijiste que me darías – le reclamó sin poder dejar de reír, haciendo reír al moreno, que pasó sobre la cama y se acercó a ella.

– ¿Porqué no me das tú primero la sorpresa? – le preguntó rodeándola por la cintura, sintiendo su abultado vientre contra su abdomen, y la besó, pero enseguida sintió a Hermione hacer presión con las manos en su pecho, para que se apartara.

– Primero mi sorpresa, luego te daré la tuya – le dijo sonriendo, aún entre sus brazos, y lo volvió a besar al ver su gesto derrotado.

Se apartó de ella y fue a buscar en uno de sus cajones – Estoy seguro de que tu sorpresa será mucho mejor – se quejó con gesto molesto haciéndola reír mientras se metía a la cama.

– Vamos, no seas refunfuñón y ven, que hace frío aquí – le dijo señalando el colchón junto a ella.

Harry volvió a sonreír y se acercó a ella con un sobre en la mano, se acomodó a su lado y, sin permitirle ver el sobre, la abrazó dejándola usar parte de su pecho de almohada – Aquí está... – dijo sin muchos ánimos, entregándole el paquete.

La castaña sonrió abriéndolo con curiosidad y se sorprendió al ver el folleto de un hotel del caribe, lo observó confundida – Tú odias la playa – le dijo al ver los boletos de avión.

– Pero tú no y unos días ahí no me harán daño – le dijo sonriendo mientras la observaba ver con atención cada apartado del folleto.

– Nos vamos en dos días – dijo un poco preocupada al ver las fechas del vuelo.

Asintió acariciando su brazo – Hice las reservaciones antes de que enfermara Halle, pero espero que para entonces esté mejor – dijo un poco apenado, y Hermione le sonrió.

– Seguro que sí, y más sabiendo esta noticia – dijo acomodándose mejor entre los brazos de su esposo, que le sonrió besando su frente.

– Y bueno, ¿cuál es mi sorpresa? – le preguntó sin dejar de sonreír, apartando un mechón de cabello de la frente de la castaña.

Sonrió tímidamente – B-bueno... creo que... tendremos que comprar otra cuna – dijo sin atreverse a voltear a verlo.

– ¿Otra?, pero habíamos acordado que la de Henry estaría bien, está en buen estado y – decía, pero Hermione negó – ¿No está en buen estado? – le preguntó confundido.

– Sí lo está, pero... no es suficiente, necesitamos otra – dijo con la mirada gacha y se mordió el labio inferior.

– ¿Otra?, pero... No entiendo, ¿Quieres otra para Londres?, ya casi no vamos a Londres, pero podría... – decía completamente confundido, pero la castaña volvió a negar.

– Vamos a tener gemelos, Harry – le dijo segura de que en cualquier momento el moreno saldría corriendo de la habitación sin entender nada.

– ¿G-gemelos?... – le preguntó con la mirada perdida – ¿Así como... como dos hijos al mismo tiempo? – dijo moviendo su mano con gesto distraído y Hermione asintió levantando la mirada – ¿Cúan... cuánto... hace cuánto lo sabes? –

Se mordió el labio inferior – Hace poco más de un mes... – dijo preocupada, recibiendo una mirada sorprendida de Harry.

– ¿Un mes?, ¿porqué no me habías dicho? – le preguntó confundido y un poco dolido.

– Porque no sabía cómo decírtelo y no estaba segura de cómo reaccionarías... – susurró volviendo a apartar la mirada – ¿Estás enojado? – preguntó con timidez y él la observó sorprendido.

– ¿Enojado?, no, no, nada de eso – le dijo haciéndola levantar el rostro – Estoy sorprendido... muy sorprendido, pero no enojado, jamás me molestaría tener otro hijo tuyo – le dijo logrando sonreír y haciéndola sonreír tímidamente – Te dije que tu sorpresa sería mejor que la mía – se quejó, pero no tardó en volver a sonreír y besarla – Te amo, Hermione... gracias por permitirme amarte todos estos años – le dijo antes de volverla a besar.

FINIS

Final, final :p

Disfruten este nuevo año y den lo mejor de ustedes, no dejen pasar ninguna oportunidad y pórtense bien; disfruten, pero pórtense bien :p

Les deseo lo mejor de todo corazón.

Pau