Fantasía patentada
Hermione revolvió furiosamente las cosas que había en su baúl. ¿Dónde estaba el tintero? Aunque si debía ser honesta, no lo necesitaba. Sólo lo había utilizado como excusa para escabullirse y no tener que soportar los espectáculos que daban Ron y Lavender en plena Sala Común. Eran repulsivos. ¿De verdad no podían buscar un lugar más privado?
Detente ahí, Hermione.
Un escalofrío recorrió su espalda. Si hacían semejantes desplantes en público, no quería ni pensar en lo que podrían hacer si estaban solos. Tratando de alejar tan desagradables pensamientos, continuó en la búsqueda frenética del tintero que no necesitaba. Repentinamente, una pequeña caja rosa chillón atrajo su atención. La tomó entre sus manos y miró la fotografía de la chica con mirada soñadora y del apuesto joven en la cubierta del barco pirata.
Era aquella fantasía patentada que Fred le había regalado por decir que se trataba de magia realmente avanzada. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro. Tenía que usarla, después de todo había sido un regalo y no debía ser descortés. Tal vez una fantasía de treinta minutos consiguieran hacerla olvidar las escenas que acababa de ver.
Sin perder ni un minuto, Hermione cerró la puerta con su varita y luego se sentó en la cama.Con cierta inquietud, pues no tenía idea de lo que le esperaba, abrió la caja. Un vapor rosado inundó la habitación por algunos minutos, casi sofocándola, pero después desapareció. Decepcionada miró a su alrededor, para darse cuenta de que no había pasado absolutamente nada.
-¿Será que tienen fecha de caducidad?- se preguntó.
De repente la puerta de la habitación se abrió y con el corazón a mil por hora, se dio cuenta que era Ron quien abría entrado. El muchacho lucía una expresión decidida y se acercó a Hermione con rapidez.
-¿Qué haces aquí?- lo interrogó, confundida.
-Acabo de terminar con Lavender, Hermione-
-¿Pero….
Un chillido interrumpió su pregunta. Hermione levantó el rostro y sus ojos se toparon con una Lavender bastante desmejorada, que observaba a Ron con lágrimas en el rostro y el cabello, usualmente liso y brillante, en total desorden.
-¡Por favor, Ron!- sollozó Lavender- No puedes dejarme por ella.
Hermione se quedó paralizada. ¿Acaso había sido ella la razón por la que Ron había roto con Lavender?
-Te dije que me dejaras en paz. ¿Por qué no puedes entender que a quién amo es a Hermione?- gritó Ron.
Lavender sollozó con fuerza y abandonó la habitación. Hermione apenas si se dio cuenta, porque estaba más ocupada tratando de recuperar la respiración. Las palabras de Ron retumbaban en su cabeza. La amaba, había dicho que la amaba.
-Ron…
Sus ojos se encontraron con los azules del joven, que la miraban lleno de amor. Cuando se inclinó para quedar frente a ella, estuvo segura de que se iba a desmayar. Pero no tuvo tiempo, porque al minuto siguiente Ron había aferrado su rostro con manos grandes y firmes, con la cara a tan escasos centímetros de la suya, que podía contar todas las pecas que tenía en la nariz.Hermione cerró los ojos y luego sólo fue consciente de los labios cálidos y suaves, de Ron sobre los suyos.
¡Ronald Weasley la estaba besando!
Fue mil veces mejor de lo que había soñado nunca. El beso de Ron sabía a chocolate y tarta de melaza; y sus labios se movían a un ritmo lento y tierno, embargándola de todo tipo de sensaciones. La cabeza le daba vueltas y no sentía las piernas. Recordó que siempre había querido pasar las manos por el rojo cabello de Ron, que ejercía una extraña fascinación sobre ella. Levantó sus brazos, dispuesta a acariciar el cabello del chico y disfrutar de un tacto maravilloso.
Estiró los dedos, pero no sintió nada.
Hermione abrió los ojos y miró a su alrededor. Estaba sola en la habitación de las chicas, sin Ron a la vista. Sus ojos se toparon con la caja rosa que estaba en la cama y con un nudo en la garganta, comprendió todo.
Por treinta minutos había sido la chica más feliz del mundo. Había estado convencida de que todo era real, pero ahora se daba cuenta que uno de los momentos más maravillosos que había vivido hasta el momento, eran una completa y absurda mentira.
Frustrada, se limpió las lágrimas del rostro y se dispuso a enfrentar la cruel realidad. Porque no había ningún Ron que le dijera que la amaba ni que la besara con tanta vehemencia. Porque era otra chica la que recibía los besos que a ella le correspondían.
Con un suspiro salió de la habitación, pensando que tal vez le escribiría a los gemelos para que fabricaran fantasías patentadas de mayor duración.
Una fantasía de treinta minutos no era suficiente para borrar una tortura vivida por casi tres meses.
Nota del autor:
Acá estoy con más viñetas. Llevaba todo el santo día estudiando y de repente, se me metió que quería escribir para distraerme. Y me dije ¿por qué no empezar con Retazos de una vez?
Este momento perdido lo pidió Ceciss. De verdad espero que te agrade. Y al resto también,por supuesto.
Ni idea de cuántos capítulos serán. Aún quedan algunos momento que me habían pedido por
escribir y todo depende de cuántos se me ocurran.
Se despide Gilraen Vardamir.