--Lumos--
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Capítulo 1. De Pájaros asesinos a Baile de Slughorn
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Si querían llamarla cobarde bien podían hacerlo, pero realmente prefería eso ha permanecer un segundo más en la sala común. Salió de la instancia sin determinar su destino, bajo rápidamente la escalinata de mármol y dobló a la izquierda para internarse en un oscuro y solitario pasillo.
Movió las perillas de todas las puertas que encontró a su paso o realmente de las que alcanzó a percibir ya que su visión se vio afectada por lágrimas que pugnaban por salir.
Dejó escapar un quejido lastimero y con ella una lágrima antes de encontrar por fin un aula abierta, empujó con suavidad la puerta y luego de cerrarla tras de sí se apoyó en ella, dos lagrimas se escaparon de sus ojos y un nuevo quejido acudió a su boca, llevó una de sus manos hasta la garganta, le dolía allí como si una enorme masa se hubiese asentado, le dolía al tragar, al respirar y sentía que no podría hablar, secó las pocas lágrimas que se habían escapado y caminó con languidez hasta el escritorio del profesor empotrado en el inicio del aula.
Apoyó su cuerpo en él posando sus manos en la superficie y con breve impulso quedó sentada sobre mueble, la varita guardada entre los bolsillos de la túnica se incrustaba en su pierna, con una mano la sacó de allí y decidió lanzar algunos hechizos para distraerse.
Una bandada de canarios dorados revoloteo de pronto a su alrededor formando un pequeño circulo, los observó en silencio durante unos segundos antes de posar su mirada en el fondo del aula vacía.
De pronto la puerta se abrió y Harry entró por ella sorprendiendo a Hermione.
-¡Hola, Harry! – dijo con voz crispada, se dio cuenta que sus sospechas eran ciertas casi no podía hablar, su voz sonaba algo rasposa – Solo estaba practicando.
Harry respondió algo que Hermione no escuchó o no quiso escuchar, realmente no le importaba, tenia muchas cosas en la cabeza y una de ellas le estaba causando un gran dolor en el corazón
-Ron se lo esta pasando en grande en la fiesta. –"Tonta Hermione", se regañó mentalmente, "como se te ocurre decir eso"
-Hum… ¿Ah, si?
"Hum… ¿Ah, si?", ¿eso es todo lo que se te ocurre decir Harry?, pensó la castaña.
-No finjas que no lo has visto – dijo frunciendo el cejo – No puede decirse que se estuviera escondiendo ¿no?
Pero antes que Harry pudiese responderle, la puerta del aula se abrió nuevamente y esta vez ingresaron por ella un sonriente Ron que arrastraba a Lavander por la mano.
Hermione sintió que suelo se abría para tragar toda su tristeza y que de algún lado del universo le enviaban toda la rabia y la ira que pudiese sentir en un momento como aquel. Deseaba matar a Ronald Weasley.
-¡Oh!
Fue lo que escuchó salir de Ron al verlos en el interior del aula a Harry y ella, sus furiosos ojos se desviaron por un momento hacia Lavander quien había lanzado un gritillo de ¡Uy! Y se había esfumado riendo picadamente dejando a los tres solos en la habitación.
Los tres nuevamente, pero no bajo las condiciones de amistad que siempre o casi siempre los había mantenido unidos, ¿Por qué las cosas habían cambiado tanto?, ¡Ah, claro!, se había enamorado de Ron, "que tonta".
-¡Hola, Harry! ¡No sabia donde te habías metido!
Hermione lo observó en silencio mientras se bajaba suavemente de la mesa, observó el rostro del pelirrojo donde una disimulada sonrisa podía observarse. ¿Qué hacia allí?, ¿Qué hacían todos allí?, ¿acaso era el aula de las reuniones furtivas y nadie le había avisado?, ella quería estar sola y de pronto todos habían acudido a ella. ¡A la mierda!
-No dejes a Lavender sola ahí afuera – trató que su voz sonara calmada, no le daría el gusto a ese cabeza de tomate de verla compungida – Estará preocupada por ti.
Caminó a través de la instancia dirigiéndose a la puerta, los canarios que había creado le seguían a cada paso, sentía la rabia bullir por todo su cuerpo y trataba de controlar toda su energía para que finalmente no explotara.
Pero antes de salir notó el cinismo en el rostro de Ron mientras observaba a Harry, parecía realmente satisfecho por lo que estaba pasando. ¿Acaso Ron lo había hecho a propósito? ¿Acaso deseaba hacerla sufrir por algo que realmente ni ella misma entendía?
"Pues si tanto te gusta Lavender quédate con ella, vamos a ver si ella quiere estar contigo después de esto" Pensó la joven.
-¡Oppungno! – gritó desde el umbral apuntando a Ron con la varita.
El pelirrojo solo atinó a cubrirse la cara para tratar de protegerse, pero los implacables animales le picaban y arañaban allí donde podían alcanzar un trozo de piel, pronto Hermione vio que brotaban finos hilos de sangre sobre la blancuzca dermis del joven.
-¡Hermione, por favor!
Escuchó que Ron chillaba pero eso solo logró que su rabia aumentara, el pecho aun le dolía y también la garganta.
Dirigió una mirada cargada de resentimiento hacia el pelirrojo y salió de allí empujando la puerta y sin decir una palabra más pero le fue imposible evitar que un llanto convulsionado acudiera a sus ojos. Dentro quizás Harry y Ron intentaran alejar la bandada de pájaros asesinos pero fuera ella tenia que luchar sola contra su propia tristeza.
Caminó a través del pasillo hasta llegar al rellano inferior de la escalinata de mármol que llevaba a la sala común de Gryffindor, sin embargo era el último lugar en el cual deseaba estar, muy probablemente los festejos aun no habrían finalizado y por supuesto Lavander se encontraría allí con su carita de mosquita muerta como de quien no parte un plato.
Debió admitir que le sorprendió no encontrarse con la molestosa joven al salir de aquella aula, lo mas probable es que haya concluido que lo mejor era esperar a su querido amor en la sala común donde podrían volverse a succionar mutuamente como lo venían haciendo, o acordar un nuevo lugar donde seguir con sus intensas demostraciones de afecto.
Y fue al pensar en ello que Hermione sintió el renaciente pinchazo en el corazón; "¿Para que saldrían de la sala común?", sin duda lo habían hecho deprisa al igual que ella, ya que habían llegado exactamente a la primera sala abierta que encontraron, "Querían más intimidad por supuesto pero ¿Para que? Lo que hacían en la sala común lo hacían frente a todos y no parecía importarles", el pinchazo en el corazón de Hermione se incrementó al pensar en ello, no quería saber lo que probablemente Ron iría ha hacer con Lavander en aquella sala vacía, prefería en este caso ignorar el conocimiento.
-¿Hermione? – la joven dio un respingo y vio hacia atrás, Ginny Weasley bajaba por las escaleras dirigiéndose hacia ella.
-¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? – preguntó la pelirroja mientras se sentaba a su lado.
Hermione se limpió el rostro con el dorso de su mano tratando de ocultar la evidencia de su llanto. Estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando había tomado asiento en el peldaño inferior de la escalinata y mucho menos pudo percibir la cercanía de Ginny.
-Estoy bien – dijo con voz quebrada.
-Siento mucho lo de mi hermano – apuntó Ginny.
-No se a que te refieres – agregó Hermione sin mirarla - ¿En que podría afectarme lo que haga o deje de hacer ese asqueroso hipócrita?
Ginny sonrió ante sus palabras
–Que curioso – dijo – Hace unos momentos me referí a él en los mismos términos.
Hermione exhibió una melancólica sonrisa.
-¿Y donde esta ese experto Gigoló? – indagó una sarcástica pelirroja.
Esta vez Hermione dejó escapar una tímida carcajada –Básicamente no es un experto en el tema y mucho menos un gigoló.
Ginny se encogió de hombros – Quería insultarlo de alguna forma y tu ya usaste "asqueroso hipócrita", no puedes negar que es muy original ¿no?
Hermione asintió en silencio – Ahora debe estar luchando con una bandada de canario asesinos – espetó la joven con un poco de vergüenza.
Ginny la miró llena de asombro y admiración – Yo en tu lugar hubiese hecho lo mismo, te felicito – sentencio la pelirroja.
Hermione no estuvo segura de reír, llorar o simplemente no hacer nada. El nudo en la garganta no había desaparecido y la tristeza deseaba fuertemente materializarse en lágrimas.
-Es el tonto más grande que he conocido – admitió Ginny extendiendo un brazo sobre los hombros de Hermione - De verdad lamento que este echando todo a perder.
Hermione ya no evitó el llanto, su cuerpo dio suaves convulsiones mientras trataba de amortiguar los quejidos que escapaban de su boca con una mano. Ginny dió suaves palmaditas sobre su hombro.
-Se por lo que estas pasando, yo lo viví cuando Harry estuvo con Cho.
-Lo se – dijo Hermione con la voz quebrada por el llanto – pero no derramaste una sola lágrima por ello ¿Por qué no puedo hacer lo mismo?
Ginny la miró con comprensión – Por que lo que ha hecho Ron es imperdonable, el te ha dado alas, te ha hecho sentir que realmente le importas, se ha mostrado celoso y sobre protector contigo, te ha dicho con un lenguaje corporal que le gustas y tu has recibido el mensaje…Ahora sale con esta payasada, yo estaría igual que tu. Harry nunca se ha mostrado interesado en mí y además he de confesar que indudablemente lloré… solo que lo hice a solas.
Hermione cubrió su rostro con las palmas de sus manos – No Ginny, yo me equivoqué con Ron, todo este tiempo llené de basura mi cabeza con cosas que no existían, las señales de humo que tu hermano lanzaba no eran para mi, solo fui una tonta que las intercepte interpretándolas de una manera errónea.
-No creo que estés equivocada, Ron te quiere es solo que…
-Es solo que yo he creído que me quiere y no es así – interrumpió la castaña elevando un poco el tono de su voz mientras se limpiaba las lagrimas con furia –Cuando se quiere no se lastima de la forma en que Ronald lo hace, y si se lastima es por que no se quiere lo suficiente o simplemente nunca ha existido el amor.
-No digas eso – intervino Ginny quien hace mucho tiempo se había hecho a la idea de una relación entre Ron y Hermione – Lo que Ron esta haciendo es producto de los celos.
Hermione dejó de secarse los ojos para mirar a Ginny perpleja – ¿Que rayos estás hablando?
Ginny oculto la mirada y retiró el brazo que había extendido sobre los hombros de Hermione – No lo había mencionado, al principio porque estaba llena de coraje y después porque simplemente no sabia como decirlo.
-¿Qué cosa? – quiso saber Hermione cuyo llanto había mermado, pero sus ojos hinchado y enrojecidos evidenciaban su pena.
-Hace unos días tuve una discusión con Ron, estaba besando a Dean cuando él apareció acompañado de Harry, inmediatamente se puso con aquella pose de hermano mayor que le queda tan ridícula y empezó a dar ordenes y amenazar – Ginny suspiró ante lo que tenia por decir – Una cosa llevó a otra y terminé por contarle a Ron lo tuyo con Krum.
Hermione la miró confundida por unos segundos "lo mió con Victor" – Pero nada paso entre Victor y yo – sentenció la castaña.
-Lo del beso – añadió Ginny – le conté sobre el beso que tu y Krum se dieron.
Hermione le observó perpleja.
-Desde ese día se ha estado comportando como un idiota contigo – admitió la joven – lo siento, ha sido mi culpa.
Hermione continúo en silencio con la boca ligeramente abierta y la vista fija en la pelirroja, los engranajes de su cerebro empezaron a moverse procesando la información recibida y atando cabos "¡Que idiota!" segundos después su razonamiento ya había obtenido una conclusión.
-No me importa – declaró con firmeza.
-Temo que no te entiendo.
-No puedo negarte que me ha molestado lo que has hecho, pero ya no me importa, es peor ahora que se porque Ron se comporta de esta manera y la verdad lo hace ver peor que un gusano.
Ahora Ginny la miraba fijamente con la boca abierta.
-Lo odio – sentencio Hermione mientras se ponía de pie – repetiré a cada hora esta frase hasta que logre odiarlo de verdad. Estoy enamorada de Ronald Weasley pero no significa que jamás dejaré de estarlo.
-Ughm…
Un ligero carraspeo hizo que Ginny y Hermione desviaran su visión hacia las escaleras de mármol, allí en medio de ellas se encontraba Lavander quien miraba a Hermione con los ojos brillantes y la expresión expectante, la joven castaña se preguntó cuanto había escuchado de su conversación.
-¿Han visto a Ron? – preguntó con una voz demasiado amable que no agradó a las chicas.
Hermione levantó la cabeza mostrando una postura muy erguida y le habló con vos áspera y cortante – Por el pasillo, la cuarta puerta del lado izquierdo. Continua donde tú lo dejaste.
-¡Gracias, Hermione! ¡Que amable! Lo he estado esperando pero en vista de su demora…Aun nos queda mucho por hacer esta noche – luego se rió pícaramente y se alejó de las chicas rumbo al aula vacía.
-Hermione…- intentó decir Ginny
-¿Te veo mañana en el desayuno Ginny?, estoy algo cansada para seguir conversando…– espetó la joven con disimulada calma.
-¿Segura que estas bien?
Hermione subió cuatro peldaños antes de responder –Seguro, ¿porque estar mal? – sonrió falsamente y luego desapareció tras el hueco de la entrada de la sala común.
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Se separaron por falta de oxigeno, o por lo menos lo hizo Ron ya que Lavender parecía tener una excelente capacidad pulmonar.
-¡Oh, Ron! – Dijo la joven con voz melosa – Hemos perdido tanto tiempo.
"Y tu quieres recuperarlo todo esta noche ¿eh?" quiso decir Ron pero en cambio lanzó una torcida sonrisa que al parecer era irresistible para Lavender quien al verlo se lanzó nuevamente a sus brazos en busca de su boca.
-Ughm…
Ron abrió los ojos sin dejar de besar a la joven bruja. Ginny Weasley daba golpecitos con sus zapato sobre el suelo de la sala común, al verla Ron empujó suavemente a Lavender quien frunció el cejo al saberse interrumpida y giró su cuerpo para reprender a quien quiera fuese el impertinente, pero sus expresión cambio cuando se encontró a la pelirroja.
-¡Hola, cuñadita! – dijo con una radiante sonrisa.
Ginny quien había mantenido sus ojos fijos en Ron hasta el momento tuvo que desviarlos para posarlos en Lavender con expresión incrédula, luego miró nuevamente a su hermano.
-¿Qué rayos estas haciendo? – indagó Ginny frunciendo el cejo.
-No me meto en tu vida, no te metas en la mía – respondió Ron con fiereza.
-No te preocupes cuñadita, tu hermano ya es mayorcito para saber lo que hace, además te aseguro que no haremos nada que el no quiera –ante las últimas palabras Lavender lanzó una significativa mirada a Ron quien se sonrojó levemente.
Ginny la miró furiosa – Lavender hazme un favor ¿Quieres? – Apuntó la joven – Primero no me llames cuñadita, segundo no uses diminutivos en mi presencia, tercero no te metas en una discusión Weasley y por ultimo no seas tan regalada.
Lavender abrió exageradamente la boca en señal de indignación - ¡Ron! – chilló reclamando la defensa del susodicho.
El pelirrojo la miró queriendo decir que su hermana tenia razón pero no deseaba apoyar a Ginny así que dijo –Lavender tiene razón podrías decirnos de una vez ¿Qué rayos quieres?
La pelirroja le fulminó con la mirada – Estáis haciendo un espectáculo de lo más bochornoso.
-La verdad no veo que alguien se este quejando – dijo mientras paseaba la mirada por la instancia, lo hizo una, dos y hasta tres veces, fue entonces cuando se dio cuenta de la ausencia de Hermione, nada de aquel espectáculo valía la pena si ella no estaba presente. Todo estaba montado para que ella sintiera lo mismo que el estaba sintiendo, para que ella supiera que a él también le deseaban.
-Aunque he de reconocer que al quedarnos aquí cualquiera puede interrumpirnos ¿Nos vamos Lavender? - preguntó Ron mientras ofrecía una mano a la joven.
Lavender lanzó un pequeño grito de júbilo mientras aceptaba la mano extendida de Ron – Por supuesto – respondió con una coqueta sonrisa en sus labios.
Ginny parecía escandalizada -¿A dónde vas? – indagó.
-Donde nadie nos moleste…Hermanita – respondió el pelirrojo antes de arrastrar a Lavender fuera de los muros de la sala común.
"¿Dónde rayos puede estar?", "¿Dónde irías si fuese Hermione Granger y quisieras esconderte?", "a la biblioteca por supuesto", Ron observó su reloj de pulsera y notó que era muy tarde para que el recinto estuviera abierto, "¿Estará ya en su habitación?" detrás Lavender parloteaba pero él no ponía atención en sus palabras, lo único que deseaba averiguar era donde diablos se había metido Hermione.
Tanteó las puertas que estaban a lado y lado del pasillo contiguo a la escalinata de mármol, todas estaban cerradas excepto una, la abrió y Voilá. Hermione Granger estaba allí, pero también estaba Harry.
Un ¡Oh! Fue todo lo que atinó a decir, Lavender se escabulló al notar la presencia de sus amigos lanzando picaras sonrisas. Trato de parecer casual pero fracaso estrepitosamente en el intento, no levantó la mirada hacia Hermione aunque sabia que ella le observaba.
-No dejes a Lavender sola ahí afuera. Estará preocupada por ti.
Escuchó que le decía la joven mientras salía altivamente de la sala, una bandada de canarios le seguía el paso haciéndola ver, según su percepción, muy hermosa, sin embargo simuló que nada le importaba y sonrió a Harry de forma cómplice, esa fue su perdición, Hermione se dio cuenta de ello y sumamente enojada lanzó los canarios en su contra, no atinó a defenderse cuando ya los pajarracos le propinaban heridas donde quiera hubiese piel descubierta
-¡Hermione, por favor! – gritó en medio del ataque pero la chica no lo escuchó o simplemente no le importó porque segundos después desaparecía del aula dando un fuerte portazo
-¡Harry ayúdame!
Apeló por un poco de ayuda de su amigo pero el joven mago no evitó que por unos instantes los canarios de Hermione laceraran la piel del pelirrojo antes que el lanzara el hechizo que los congeló dejándolos caer con un ruido de peso muerto sobre el suelo.
En cuanto se vio libre de la estampida de pájaros Ron se dejó caer agotado, con el miedo reflejado en sus ojos se dedico a examinar las heridas que le había dejado el ataque de la castaña.
-¡Esta loca! – declaró al ver hilos de sangre recorrer sus manos y brazos
-No, tú estás loco. ¿Se puede saber que diablos has venido ha hacer aquí? y acompañado de Lavender.
Ron dejó de observar sus heridas y fijó su mirada en Harry
-Lo que venia a hacer no lo podía hacer solo – dijo encogiéndose de hombros.
-¿Y se puede saber porque rayos tenias que entrar precisamente en esta sala? – espetó Harry furioso.
Ron se encogió de hombros – Yo como iba a saber que estabais aquí.
-Mentiroso – le condenó Harry – Lo hiciste a propósito.
Ron lo miró en silencio ceñudo.
-Por un instante en tu vida deberías pensar en las otras personas que te rodean y no solo en ti. Haz lastimado a Hermione – declaró Harry con enojo.
-Ella también me ha lastimado – gritó Ron y con ello no se refería solamente al anterior ataque con los pájaros.
-¡Pero lo tuyo ha sido un ataque muy cruel y además estas utilizando a Lavender que nada tiene que ver! – Harry elevó la voz por encima de lo que Ron lo había hecho.
-¡Pues no escucho que ella se queje!
Harry lo miró profundamente molesto.
-Además ¿De que lado estas? – preguntó Ron cejudo.
-No estoy del lado de nadie, pero tampoco quiero ver que Hermione llore – advirtió Harry mientras apuntaba con un acusador dedo a Ron.
-¿Ha llorado? – indagó el pelirrojo con malsana curiosidad.
-No te voy a responder Ron, pero te advierto que si pierdes a Hermione será completamente tu culpa.
-No voy a perderla porque nunca la he tenido y nunca la he querido tener – expresó Ron con decisión.
Harry suspiró y miró hacia techo rogando por un poco de paciencia.
-No la tienes porque eres un cabezota que no se da cuenta de las cosas – dijo Harry con tranquilidad -Para la muestra un botón, buscas a Lavender y te besas con ella de esa manera frente a todos… ¡frente a Hermione…! ¡Has montado ese numerito tan…!
-Yo no busque a Lavender – interrumpió Ron - Ella se ofreció. Yo no tenía ningún motivo para rechazarla además que querías que hiciera si Hermione estaba en la fiesta. ¿Qué le tapara los ojos para que no se diera cuenta?
-Pero ella se fue y luego cuando te diste cuenta de su ausencia saliste en su búsqueda para seguir amargando su existencia. ¿Qué te pasa?
-¡No tienes pruebas de lo que estas diciendo!
-No las necesito por que se como eres. Estás tan cegado por el enojo y los celos que no piensas con claridad en los errores que cometiendo. Solo espero que cuando quieras remediarte no sea demasiado tarde.
Ron parecía consternado ante las palabras de Harry pero rápidamente desechó esos pensamientos.
-No vengas con frases trilladas Harry, se perfectamente lo que estoy haciendo y pienso seguir con ello. No te preocupes, no tengo nada que arrepentirme. Además no se a que te refieres con aquello de los celos…y será mejor que este tema lo dejemos hasta aquí ¿Quieres?
Harry lo observó fieramente por unos segundos antes de responder – Como quieras, pero después no digas que no te lo advertí.
-¡Ron!
La melosa y chillona voz de Lavender se dejó escuchar en el aula, Ninguno de los dos jóvenes se percató de la aparición de la bruja hasta que hubo lanzado un grito de terror por las marcas de sangre que Ron mostraba en las manos, cuello y rostro.
Harry rodó los ojos y salió del aula sin decir más.
-¿Quién te ha hecho esto? – preguntó Lavender antes de arrojarse sobre Ron.
-Fue un accidente – respondió.
-No vengas con sandeces, esas heridas son producto de un hechizo ¿Quién ha sido Harry o Hermione?
-Ya te dije que fue un accidente Lavender – Ron entornó los ojos con impaciencia.
-No te preocupes – continúo Lavender realizando hechizos de un lado y otro para cubrir las heridas en el cuerpo del pelirrojo –Ya hablaré con esos dos, quien haya sido no le quedaran deseos de volver a molestarte.
Ron alejó la mano de Lavender con firmeza –Te agradezco la preocupación, pero no necesito que me defiendas y mucho menos de mis amigos.
-Olvídalo Ronny, nuestra primera discusión no será por ellos –comentó Lavender indiferente a las palabras del pelirrojo.
-Hablo en serio – replicó –Y por favor no me llames Ronny.
-Yo también hablo en serio Ronny – repuso Lavender con una sonrisa – ahora deja que termine de sanar tus heridas.
Ron no agregó nada más y se dejó hacer. Lavander exhibía una sincera y encantadora expresión de felicidad, se mostraba presta y deseosa de estar en su compañía, era tierna, delicada, femenina y muy cariñosa "¿porque Hermione no se comportaba como ella?" pensó el joven "Todo seria tan distinto si tan solo por una vez ella me demostrara que le importo"
-¿Te duele? – preguntó la chica.
-No – respondió con simpleza.
-No creo que te quede ninguna marca, este hechizo sanador es muy efectivo para este tipo de heridas
Ron asintió en silencio mientras recordaba aquella ocasión en la que Hermione le había sanado una herida que ella misma había causado durante una práctica de la E.D. Su mano resultó lastimada como consecuencia del hechizo, recordaba perfectamente la preocupación en el rostro de la joven cuando había corrido hacia él para después dejarse caer a su lado.
-¿Estas bien? – preguntó intranquila.
-No – contestó con sinceridad
-¡Oh, Ron! ¡Lo siento tanto! – Exclamó con aflicción.
-¿Qué pasó?-preguntó Harry quien había llegado hasta ellos acompañado de Ginny, Fred, George y Neville.
-No puede evitar el hechizo –admitió Ron –Eres muy buena Hermione.
La castaña se sonrojó y Ron se sintió poderoso por ello, le encantaba verle sonrojada por su causa, casi siempre ocurría cuando el alababa alguna de sus cualidades aunque lastimosamente no lo hacia muy a menudo.
-Tendremos que suspender la clase –manifestó Harry preocupado ante el aspecto que la mano de Ron presentaba.
-¡No! –Replicó Hermione –Solo llevamos diez minutos de práctica, puedes continuar si lo deseas yo puedo encargarme de Ron.
-¿Estas segura? –Preguntó Harry.
-Conozco un hechizo para sanar la herida, lo llevaré a la torre para que pueda hacerlo con más cuidado, además allí cuento con una poción adecuada para estos casos.
Harry no parecía muy convencido -¿Qué opinan ustedes? –pregunto dirigiéndose a Fred, George y Ginny.
-Si Ron lo desea no veo por que detenernos – manifestó Fred.
-¿Qué te sucede Potter? ¿Desde cuando dudas de las capacidades de Hermione?- replicó Ron a quien las posibles atenciones que su "amiga" pudiese brindarle se le antojaban más que cualquier cosa en el mundo.
-¡No dudo de Hermione! –Exclamó Harry con indignación – Lo que pasa es que no creo que aguantes hasta llegar a la torre, podemos despachar a todos para que Hermione te cure aquí, después de todo la sala de menesteres nos proporcionará lo que necesitemos.
Todos observaron a Ron esperando una respuesta.
-¿Que crees que soy?... ¿Un bebe? ¿Acaso piensas que voy a desmayarme o algo por el estilo? – espetó el menor pelirrojo con el cejo fruncido.
Harry lo observó en silencio unos segundos.
-De acuerdo has lo que quieras.
Fred y George ayudaron a Ron a ponerse de pie, el joven lanzó un quejido argumentando un repentino dolor en su pierna derecha, Harry repitió su propuesta de cancelar la práctica del día pero Ron insistió que no era para tanto, sin embargo una vez fuera del aula de menesteres se quejó nuevamente de su pierna y esta vez manifestó que el dolor era tan insoportable que no podría caminar. Hermione se apresuró a auxiliarlo al ver que el cuerpo del pelirrojo se inclinaba peligrosamente hacia un lado.
-Apóyate en mi – dijo presurosa.
Ron no solamente se apoyó en ella literalmente la abrazó, cuando sintió el cuerpo de Hermione entre sus brazos y el dulce y atrayente olor que le caracterizaba el pelirrojo no pudo evitar que un gemido brotara de su interior.
-¿Te duele mucho? –indagó Hermione equivocando la causa de su quejido.
Ron bajo la cabeza para observarle y se encontró con que ella había levantado la suya. La observó en silencio.
-Que bonitos ojos tienes -dejó escapar el pelirrojo sin darse cuenta de ello.
Hermione tensó su cuerpo al escuchar sus palabras -Es mejor que nos apresuremos para llegar a la torre, no quiero pensar en lo que nos pasará si nos topamos con algún profesor, con Filch o con alguien de la brigada inquisidora. ¿Puedes caminar ya?
-Más o menos – repuso Ron con una tierna sonrisa que se dibujó en su rostro al notar el apuro que sus palabras causaron sobre Hermione.
Para que negarlo, le encantaba perturbarla, era la única forma que tenia de asegurarse que para ella el existía de alguna forma.
-Vamos – apresuró Hermione – apóyate en mi.
Ron obedeció sumiso, aunque realmente podría decirse que era ella quien se apoyaba en el pelirrojo. Ron le sacaba un poco más de una cabeza así que era algo difícil que ella pudiese soportar su cuerpo.
Ron no se quejó durante el resto del camino, no tendría porque hacerlo mientras el cuerpo de Hermione permaneciera entre sus brazos. Llegaron a la torre en pocos minutos, dieron la contraseña a la dama gorda del retrato y entraron rápidamente a la sala común pero esta se hallaba llena de estudiantes que les miraron curiosos al verlos entrar abrazados. Ahora Ron le tocó el turno de sonrojarse.
-Vamos a tu habitación – propuso Hermione.
Ron asintió en silencio y subieron los peldaños que los llevaban hacia las habitaciones, una vez dentro Hermione le preguntó a Ron si podría apoyarse en uno de los barrotes que custodiaban su cama mientras ella acomodaba las almohadas para que estuviese cómodo.
El joven brujo asintió pero en realidad no tenia que apoyarse en nada, su pierna estaba perfectamente bien, pero temiendo por su integridad física simuló hacerlo.
Hermione tomó las almohadas de las otras camas para hacer un montón considerable sobre la cabecera, luego ayudó a Ron a acomodarse en medio de ellas de manera que su espalda quedara apoyada sobre la suave superficie.
-¿Estas cómodo? – preguntó Hermione.
El pelirrojo asintió –Gracias – dijo
-Voy a mi habitación por algunas cosas que necesito para tu mano.
-No me moveré – aseguró risueño.
Ron relajó su cuerpo hasta posarlo completamente sobre la comodidad de las almohadas "Tendré que lastimarme mas a menudo si con ello consigo que Hermione me mime de esta forma" pensó el pelirrojo con una sonrisa en los labios "puede llegar a ser muy dulce y tierna cuando se lo propone, además de hermosa ¡Diablos! ¿Por qué hasta ahora me doy cuanta de lo hermosa que es? Y sus labios y sus ojos…"
Ron tuvo que morderse la mano sana para evitar que su mente volara a todas aquellas partes del cuerpo de la joven que ya desde antes había notado pese a que esta llevaba tan pulcramente la túnica que le hacia realmente difícil percibirlas con frecuencia.
-¿Me demoré? – preguntó Hermione al entrar nuevamente a la habitación.
-En realidad no – confesó Ron borrando la placentera sonrisa -¿Para que es eso? – indagó observando un tazón rojo de plástico que contenía dos frascos ámbar.
-Esencia de raíces de sándalo arrancadas en luna llena y una poción para desinflamar – respondió mientras vertía el contenido de los frascos en el tazón de plástico –juntos producen un efecto relajante además te ayudaran mejorar la cicatrización.
Hermione acercó el tazón e introdujo la mano de Ron en el interior. El efecto fue inmediato.
-¿Te sientes mejor ahora? – preguntó Hermione.
-Mucho mejor – respondió Ron con entusiasmo preguntándose si era normal sentir cosquillas en la mano o ese efecto se debía a que Hermione la apresaba entre las suyas.
-Ahora aplicaré el hechizo – declaró Hermione mientras secaba la mano de Ron con una pequeña toalla blanca.
La joven se sentó muy cerca de Ron, tan cerca que con un poco de impulso podría besarla, pero se abstuvo. La joven realizaba el hechizo de forma no verbal y Ron sentía un tibio calor que envolvía la mano ahora sana. El pelirrojo observaba a Hermione con detenimiento, el ritmo del corazón estaba acelerado y el solo pensaba en la proximidad de su cuerpo, en el calor que despedía, en su esencia, en su olor.
-Ya esta –anuncio Hermione.
-Mi madre solía darme un beso después de realizarme una curación – Ron no supo de donde había sacado el valor para decir aquello.
A pesar que la joven mantenía la cabeza gacha, el pelirrojo pudo percatarse del rubor instaurado en su rostro.
Hermione tomó la mano de Ron con suavidad y la elevó hasta llevarla a sus labios donde depositó un tierno beso, luego miró a Ron directamente a los ojos y con una sonrisa en sus labios. El joven palideció ante su acto.
-¿Esta mejor así? – preguntó Hermione sin soltar la mano.
Ron la observó y una sonrisa nació en su rostro – Mucho mejor…
Un cómodo silencio se instauró entre ellos por unos segundos.
Me has dado muy duro esta vez – le dijo mirándola a los ojos.
-Lo siento – balbuceo la joven apenada.
Ron asintió – Sabes…¿Sabes que otra cosa hacia mamá?
Hermione negó en silencio mientras sus mejillas se teñían de rojo nuevamente.
-Se sentaba a mi espalda y me abrazaba hasta que me sintiera mejor…Me lo debes – se apresuró a decir Ron rojo como un tomate – Eres mi enfermera de cabecera y aun no me siento lo suficientemente bien.
Hermione lanzó una carcajada – No crees que te estas aprovechando.
-¿Aprovechando? ¿De que?, ¿De las atenciones de una amiga que me hirió?
La joven negó con la cabeza repetidas veces mientras sonreía – Ya te dije que lo siento – agregó mientras recogía las cosas que había traído de la habitación. A Ron no le agradó la sensación que sintió cuando Hermione soltó su mano.
-¿De donde has sacado todo eso? – quiso saber Ron quien no le quitaba la mirada de encima.
-Peco por ser precavida, me he hecho a un generoso botiquín… ya sabes… por aquello de las clases con Harry y todo eso, nunca esta de más contar con algunas medicinas, tarde o temprano alguien podría salir herido…- La joven se encogió de hombros – Aunque no imaginé que pudieses ser tú.
Ambos rieron con complicidad
-¿Ya te sientes mejor? – preguntó Hermione cuando la risa se había extinguido
Ron asintió – Aunque… aun no has sanado mi pierna… - se arriesgó a decir el pelirrojo.
Hermione lo observó de forma crítica – No soy tan tonta Ronald Weasley, tu pierna esta perfectamente bien – declaró.
Ron palideció al verse descubierto "¿Qué pensaría Hermione al respecto?"
-Descansa, nos veremos a la hora de la cena – agregó la joven con una evidente sonrisa de superioridad antes de cerrar tras de si la puerta de la habitación de los chicos.
Ron nunca le preguntó como le había descubierto.
-¡Terminé! – anunció Lavander antes de darle un corto beso en la comisura de los labios.
Ron volvió bruscamente a la realidad – Eh… Gracias…
-No es nada… ¿Qué quieres hacer ahora? – dijo la chica sentada en su regazo.
Ron la miró sin ninguna emoción, la joven era bella y le estaba demostrando total disposición… pero no era Hermione. Si fuese ella, si fuese Hermione la que estuviese sentada en su regazo, la que le hubiese besado la comisura de los labios, la que estuviese haciendo aquella pregunta… de seguro el no estaría con los brazos rígidos a sus cotados mientras su expresión mostraba la mayor carencia de emociones.
-Es hora de dormir – sentenció el pelirrojo.
Lavander hizo un puchero mientras se apoderaba frenéticamente de los labios de Ron – Es temprano aun, ¿No te parece? –habló una vez pudo hacerlo.
-No – sentenció el joven – de verdad estoy algo cansado y quiero dormir.
Lavander lanzó un resoplido de rendición y luego se levantó del regazo del pelirrojo – ¿mañana iremos juntos a desayunar?
Ron se sintió acorralado – eh… no lo se…
Lavander sonrió y se apoyó sobre el pecho del pelirrojo – Se que esto es nuevo para ti…las relaciones y todo eso, pero te aseguro que pronto te acostumbraras a ello, así que no te asustes es lo que los novios suelen hacer, comer juntos, pasear juntos, caminar tomados de las manos, puedes llevar mis libros mientras vamos a clases incluso podremos estudiar juntos…
El pelirrojo no quiso admitir en voz alta que había dejado de escucharle después de haber pronunciado la palabra novios ¿En que rayos se había metido?
-¿Mañana te sentaras conmigo durante las clases? – preguntó la joven rubia.
Ron parpadeo para tratar de salir de su aturdimiento – eh… no, lo siento siempre comparto el asiento con Harry y…es decir creo que no podré.
Lavander se encogió de hombros – No importa, pero alguna vez tendrás que sentarte conmigo y Parvati. ¡Será divertido!
"Seguramente es divertidísimo escuchar sobre los chisme más recientes de Hogwarts" pensó el joven con desasosiego.
-¿Nos vamos? – dijo mientras abría la puerta del aula y le cedía el paso.
Lavander le siguió sonriente – Eres tan galante – dijo y le beso en los labios antes de salir del aula.
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Las primeras horas de aquel día confirmaron lo que ya todos sabían: se acercaba la navidad, remolinos de viento helado jugaban con la nieve como siempre sucedía ante la venidera época.
Hermione se levantó muy temprano aquel día, la noche anterior había dormido como un bebe pese a todo lo ocurrido, quizás el cansancio y toda la agitación que había vivido la habían llegado a agotar realmente. Los recuerdos de Ron succionando a Lavander le produjeron un pequeño pinchazo en el corazón aunque no tan doloroso como los había sentido la noche anterior.
Se baño y arregló rápidamente, lo que menos deseaba era encontrarse con sus dos compañeras de cuarto, quienes al parecer estaban aun profundamente dormidas. Bajo las escaleras que conducían a la sala común de Gryffindor, la estancia se hallaba pulcramente aseada sin ningún tipo de signo que evidenciara la celebración que se había prolongado hasta altas horas de la noche. Cruzó la vacía sala y salió atravesando el retrato de la dama gorda quien se mostró molesta por la temprana interrupción de su sueño.
El gran comedor mostraba un aspecto mucho más acogedor que el de la sala común. Hagrid había llevado los doce árboles que solían adornar el recinto durante la navidad y muchos estudiantes ayudaban a los profesores a adornarlos, Hermione se acercó a la profesora Vector quien le agradeció la ayuda que pudiese proporcionarle.
Ese día desayunó, almorzó y cenó sola, no había visto a Harry y Ron (o en su defecto a Lavander) durante todo él día, lo cual fue realmente reconfortante. Sin embargo los siguientes días no se mostraron tan generosos como aquel, no hubo una noche que no encontrase a Ron entrelazado con Lavander en alguna butaca, sillón o simplemente de pie en alguna esquina y a pesar de haberlo intentado todas las veces, se le hizo imposible evitar que aquello le doliera. Ronald Weasley era el mayor idiota que hubiese conocido.
Pero más idiota era ella, que a pesar de todo aun le seguía queriendo. Pese a todo su mente seguía repitiendo lo mismo día y noche o en cualquier momento que topase con la "feliz" pareja. Puede besarse con quien quiera, tiene total libertad para ello y a ti no te importa que lo haga, además lo odias ¿recuerdas? Y así se lo había dicho a Harry una noche mientras estudiaban en la biblioteca aunque omitiendo aquella parte donde trataba de convencerse que lo odiaba.
La situación se le hacia poco tolerable, Harry trataba de dividirse para estar la misma cantidad de tiempo con ella y con Ron, pero el hecho era que se sentía muy sola, todo aquello se estaba acumulando en su interior y todos los días temía que pudiese reventar, y así sucedió un día en clase de transformaciones.
Habían iniciado el difícil tema de la transformación humana y aquel día les correspondía poner en práctica los hechizos, se habían puesto frente a altos espejos para poder observar los cambios que pudiese presentar su apariencia. Ron había sido uno de los primeros en intentarlo pero falló estrepitosamente logrando que un horrible y gracioso bigote en forma de manillar apareciese en su cara, Hermione no fue capaz de contener su burlesca risa y porque no decirlo su cruel burla, la joven trato de descargar todo el cúmulo de resentimiento que tenia guardado en su interior, pero el pelirrojo no se quedó atrás y la agravió con una excelente pero igualmente cruel imitación de los saltitos que solía proferir la castaña ante alguna pregunta lanzada por los profesores.
Las burlas de Lavander y Parvati no se hicieron esperar y Lavander se mostró especialmente divertida ante las ocurrencias de su novio. Hermione no aguantó la ofensa y una vez finalizada la clase salio de allí antes que alguno de ellos pudiese percatarse de las lágrimas que en ese momento ya derramaba. Corrió por los pasillos rumbo al baño más cercano, abrió la puerta y agradeció a los cielos que estuviese vació luego se encerró en uno de los lavados con el fin de descargar toda su tristeza en soledad.
La puerta del baño se abrió de repente y Hermione pudo escuchar una fina voz tarareando una extraña canción que carecía de ritmo y armonía, no pudo evitar que un ruidoso hipido brotara de su interior con los cuales atrajo la atención de la joven que había entrado al recinto.
-¿Quién esta ahí? – Preguntó - ¿eres tu Myltre?
Hermione reconoció la voz de Luna por lo que finalmente salió del lavado – Soy yo – dijo.
-¡Hermione! – Dijo - ¿Qué rayos te sucede? ¿Por qué lloras? – indagó la joven sorprendida ante el opaco aspecto que demostraba su compañera.
-¡Hay Luna! – Se quejo Hermione tirándose a los brazos de la rubia – Es culpa de Ron…
Luna le golpeó suavemente la espalda a manera de consuelo -¿Qué te ha hecho esta vez? – preguntó
Hermione le contó rápidamente todo lo que había pasado en los últimos días, necesitaba hacerlo, necesitaba hablar, desahogarse y Luna estaba allí para escucharla.
-Me siento tan estúpida – le dijo secando sus últimas lágrimas.
-No permitas que Ron te haga daño ¡Mírate! – agregó Luna mientras giraba el cuerpo de Hermione y le hacia reflejarse en el espejo del baño - ¿Qué es lo que vez?
-Me veo estúpida e ilógica, llorando por algo que no puede ser y que a pesar de todo me lastima.
-¡No! No pienses así, eres una joven bella y estoy segura que Ron no ha querido hacerte daño, estoy segura que solo esta respirando por la herida y como suele ocurrir en él no ha pensado en el daño que te hace con sus actos y sus palabras, no permitas que el te aleje, ante todo ustedes son muy buenos amigos y estoy segura que el te quiere.
Hermione negó en silencio – Gracias Luna pero creo que te equivocas.
La joven no agregó nada al respecto -¿te sientes mejor?
La castaña quiso asentir pero algunas lágrimas más resbalaron por sus mejillas.
-Vamos, No querrás llegar tarde a tu siguiente clase… ¿O si?
Al salir del baño se encontraron con Harry, Hermione se dio la vuelta para ocultar las lágrimas que aun brotaban de sus ojos, luego recibió los utensilios escolares que había abandonado en el aula de transformaciones y que amablemente Harry había recogido por ella, luego se despidió de los jóvenes y se fue pues aun sentía unas intensas ganas de llorar.
Caminó apresurada hasta llegar al pasillo del séptimo piso, si había algún lugar en Hogwarts donde pudiese ocultarse ese era el cuarto de menesteres. Una vez dentro abandonó su mochila sobre uno de los confortables muebles que adornaban la estancia y se tumbó sobre la suave cama. Había solicitado una replica exacta de su habitación en la casa de sus padres, era el lugar más alejado del mundo mágico que conocía y en el que más segura se podría sentir.
Muchas más lágrimas brotaron aquella tarde al igual que insultos dirigidos a Ron y a ella misma por albergar sentimientos tan profundos por una persona que no valía la pena. Estuvo escondida en la sala hasta la hora de la cena, al final su cerebro había terminado por convencerse de su falta de amor propio y de orgullo, no podía demostrar debilidad frente al tonto pelirrojo, ella era más inteligente que él y si quería herirla entonces ella le daría cucharadas de su propia medicina.
Con este pensamiento bajo al Gran Comedor, Harry y Ron ya se encontraban allí. Se sentó cerca de ellos aunque no lo suficiente como para entablar una cómoda conversación, desde su silla pudo escuchar como Ron se quejaba por la invitación que Harry le había hecho a Luna para el baile de Slughorn, aquello le alegró y le molesto al mismo tiempo. Le alegró por Luna y le molestó la superficial aptitud de Ron.
Minutos después llegaron Lavander y Parvati, la primera se apretujo entre Harry y Ron lanzado enseguida sus brazos sobre el cuello del pelirrojo, la segunda se dedico a intercambiar algunas palabras con Harry. Hermione trató de mostrarse impasible ante el efusivo brote de amor que demostraba la nueva pareja de Hogwarts y al parecer lo estaba haciendo muy bien.
-¡Ah Hola, Hermione! – dijo Parvati.
La castaña le miró con incredulidad por unos segundo aunque no los suficientes para que alguno lo notase. De pronto encontró una oportunidad de oro para molestar a Ron en aquel saludo que la joven le dirigía.
-¡Hola, Parvati! ¿Vas a la fiesta de Slughorn?
-No me han invitado. Pero me encantaría ir. Por lo visto va a estar muy bien... Tú irás ¿verdad, Hermione?
Hermione exhibió una expresión de triunfo –Si, he quedado con Cormac a las ocho. Iremos juntos a la fiesta.
Por el rabillo del ojo pudo ver con regocijo como Ron le observaba con una mezcla de enojo e incredulidad. Se había separado de Lavander y ahora le dirigía su atención sin ningún tipo de disimulo.
-¿Con Cormac? ¿Cormac McLaggen?
-Exacto – continúo Hermione simulando una dulce voz – El que casi consiguió la plaza de guardián de Gryffindor
Ron seguía observándole esta vez con el entrecejo fruncido, Lavander también le miraba con interés.
-¡Caramba! Ya veo que tienes debilidad por los jugadores de quidditch, ¿no? Primero Krum y ahora McLaggen…
Hermione se sentía enormemente regocijada, Parvati había sacado a relucir el nombre que más le "agradaba" escuchar a Ron.
-Me gustan los jugadores de quidditch buenos de verdad – Hermione sonrió aunque sabia que nunca había dicho algo que fuese tan enormemente falso – Bueno, hasta luego. Tengo que ir a arreglarme para la fiesta.
Hermione se levantó del banco y se marchó. Caminó con paso decidido y mucho más contenta de lo que había estado en mucho tiempo. No había mentido al decir que se había retirado para prepararse para la fiesta, pero lo hizo con mucho menos ánimo que el demostrado en el Gran Comedor.
Algunos minutos antes de las ocho bajo a la sala común, había quedado con Cormac que se encontrarían allí para llegar puntuales a la fiesta, sin embargo no se imaginó encontrarse con Ron entrelazado a Lavander sobre un sillón de una plaza. La joven estaba sentada sobre el regazo del pelirrojo con los brazos firmemente enrollados alrededor cuello, una de sus manos desordenaba fieramente los cabellos pelirrojos, estaba de espalda a ella y parecía no haberse percatado su presencia.
A Ron por el contrario podía vérsele el rostro, tenía los ojos cerrados y movía sus manos alrededor de la espalda y la cintura de Lavander, guiada por su expresión Hermione intuyó que disfrutaba del beso.
La castaña trató de ignorarlos pero los gemidos que de vez en cuando salían de la pareja la estaban irritando. Con un poco de disimulo pero a propósito Hermione dejo caer un tintero que había quedado sobre la mesa central de la sala, el fuerte estallido que produjo el objeto logró que los dos jóvenes se separaran y buscaran el origen del ruido encontrándose con una Hermione que simulaba vergüenza por su apto de torpeza.
-¿Qué ha pasado? – preguntó Lavander con una fingida sonrisa de condescendencia.
-¡Oh! Disculpa – dijo Hermione llevando una mano sobre su pecho – He sido tan torpe, no quería molestarlos. Lo que pasa es que por estar arreglándome el zapato, perdí el equilibrio y haciendo que el tintero resbalase por el costado de la mesa. Al parecer lo han dejado mal ubicado. Pero no te preocupes ya lo he limpiado todo.
Lavander le miró de arriba abajo como si de una inspección se tratase -¿Vas a la fiesta de Slughorn?
Hermione asintió con una fingida sonrisa.
-Y vas con Cormac ¿no?
Hermione asintió nuevamente.
-Pues no necesitas arreglarte tanto para él, ya estas muy bien así. Si he de ser sincera creo que te has arreglado demasiado para una fiesta tan poco importante como esa.
Definitivamente Lavander podía tener una lengua muy venenosa cuando se lo proponía. Hermione se enojó ante su comentario pero no le dio el gusto de demostrárselo.
-Tienes razón. El cabello desaliñado parece estar de moda, últimamente lo llevas mucho así.
Lavander rió mientras se abrazaba aun más fuerte a Ron y descargaba completamente su cuerpo contra él – Eso es por que mi Ronny no deja sus manos quietas mientras nos besamos. Deberías intentarlo alguna vez Hermione, es realmente relajante – dijo lanzando una picara sonrisa.
La joven castaña sintió como una corriente le recorrió todo el cuerpo logrando que sus músculos se tensaran, miró a Ron por primera, el pelirrojo mantenía sus ojos abiertos como platos, pero no decía nada, no negaba ni afirmaba, no la apoyaba, tampoco la hería, simplemente era un mudo espectador, quizás un televidente de un gracioso programa – Tienes razón – le dijo ampliando su sonrisa – Quizás lo intente esta noche.
Antes que Hermione pudiese evaluar el impacto de sus palabras sobre Ron e incluso antes que alguien pudiese decir una palabra más apareció Cormac.
-¡Hola, Hermione! ¡Que guapa estas! – dijo sonriendo el joven de manera coqueta.
-Gracias, que bueno que te haya gustado. Lo he hecho con esa intención.
McLaggen levantó las cejas impresionado y al parecer sumamente orgulloso de si mismo por haber conseguido una atención tan valiosa por parte de la castaña.
-Entonces no demoremos más, después de esta noche no serás la misma – declaró sumamente seguro de si mismo. Luego le ofreció el brazo de una manera que a Hermione se le antojo exageradamente caballerosa, sin embargo lo aceptó gustosa.
Sin decir una sola palabra más salieron de la sala común rumbo a la fiesta del profesor Slughorn. Hermione nunca se imaginó cuanto se iba a arrepentir al haber coqueteado de aquella manera tan abierta con Cormac MgLaggen.
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Esa primera noche a Ron le costó deshacerse de Lavander, la joven argumentaba que aun era demasiado temprano como para irse a la cama o por lo menos para hacerlo por separado. Al pelirrojo le sorprendió lo atrevida que podía llegar a ser pero no comentó nada al respecto. Al final la joven había optado por retirarse no sin antes dar un puchero de inconformidad y un beso de despedida en los labios.
En la habitación de los chicos todo era silencio y oscuridad, todos los doseles estaban corridos y las velas ya habían sido apagadas. Ron se desvistió con languidez y desgano debía admitir que su estado de ánimo no era el mejor, había peleado con Hermione y no habían tenido que cruzar una sola palabra para ello.
Se tumbó sobre la cama con el pijama puesto, corrió su dosel y se abrigó con las gruesas mantas granates, acomodó su cuerpo de medio lado y suspiró, debería sentirse bien consigo mismo después de lo que había hecho, al fin y al cabo había logrado su cometido: demostrarle a Hermione que a él también le deseaban, pero la verdad era que estaba muy lejos de sentir algún tipo de bienestar.
Cerró los ojos y pensó en Hermione, en el enrojecido de sus ojos y la decepción que se vislumbraba en ellos cuando le miró. "¡Maldición!" si tan solo no fuese tan cabeza dura como era, si fuese un poco más flexible y sumisa, más femenina y más condescendiente, si Hermione fuese un poco más de todo eso quizás el la hubiese besado primero que Krum, quizás fuese él el único que la hubiese besado y la besaría aun.
Cerró los ojos con fuerza y nuevamente aquella fantasía llegó a su mente entre nubes vaporosas de calor y humedad. A veces se encontraba tranquilamente recostado sobre su cama, sus amigos se habían ido a algún lugar que a él no le importaba y ahora se encontraba solo y aburrido, hasta que entraba Hermione llevando un sencillo vestido gris (color que nunca le había visto vestir) con telas que caían libremente sobre sus caderas, realzando la voluptuosidad de sus formas que él había descubierto casi por accidente, se sentaba a horcadas sobre él, levantando el vestido por los costados revelando un poco más de lo normal sus piernas, luego lo miraba de forma tierna y con una sonrisa en sus labios mientras cerraba sus brazos detrás del cuello de él.
-¿Quieres que te acompañe?
Le preguntaba con voz terriblemente tentadora, mientras las manos de Ron temblaban al posarse en su cintura. Hermione le seducía paseando sus labios por su boca, su cuello, sus orejas introduciendo la lengua en ella y mordiendo suavemente el lóbulo, el la atraía fuertemente hacia hasta que sus pechos se encontraban y el podía palpar por primera vez la redondez de sus formas superiores. Si Hermione se le insinuará de aquella manera jamás pensaría que ella era una joven atrevida como Lavander, por el contrario afirmaría la creencia que definitivamente era la chicas más inteligente de Hogwarts
-Te quiero, te deseo Ronald Weasley
Le decía, y ante su confesión él no podía evitar hacer todo aquello que deseaba, y ella le dejaba hacer y participaba efusivamente en todo.
Un gemido salió de su boca mientras imaginaba aquello, un gemido demasiado profundo y lastimero, así que decidió sacar de su mente aquellos pensamientos porque ahora más que nunca esa fantasía estaba muy lejos de cumplirse, él se había encargado de ello, esa y muchas más, como cuando le hacia el amor vistiendo los dos el uniforme, a veces la tomaba sobre una de las mesas de la biblioteca, otras tantas en su habitación de la madriguera… Ron suspiró, la chica de sus sueños le detestaba y él debía fingir que ese hecho le pasaba como si nada, su orgullo estaba en juego y no había nada más importante que ello.
Pero las cosas no fueron como el esperaba, había pasado una semana de perros, parecía haber subido a uno de esos aparatos muggles que Hermione le había mencionado una vez montaña de Rusia o al así porque sus emociones subían y bajaban, daban vueltas y se veían sujetas a un sin fin de sorpresas.
El día después de la fiesta de Gryffindor no pudo encontrar a Hermione por ningún lado (claro que jamás admitiría que la había estado buscando) de hecho ninguno de sus amigos le vio en todo él día, sin embargo al caer la noche y con ella Lavander y sus deberes de novia, les había comunicado que Hermione dormía placidamente en el cuarto de las chicas, lo cual le tranquilizó. Luego la joven se había sentado sobre él para, según ella, atenderlo como se merece y compensar la poca atención que le había dirigido durante el día al verse tan ataviada por los deberes y las clases (como si eso fuese posible).
Con el pasar de los días las cosas empeoraron. No podía negar que Lavander era realmente complaciente, de hecho ¡Muy complaciente!, una novia presta para el ajetreo hormonal y físico, lo cual no mantenía completamente agitado todo el día, roces, caricias en lugares poco frecuentes, manos inquietas y gemidos por doquier, en conjunto todo un empalme de sensaciones eróticas que le dejaban la cabeza fuera de orbita.
No había visto mucho a Hermione si de ser sincero se trataba, de hecho cuando estaba con Lavander y ella decidía ponerse un poco "juguetona" por decirlo de alguna manera, lograba sacar a la joven de su cabeza, sin embargo unos leves vistazos de su cabellera castaña o de su andar orgulloso y erguido le eran suficientes para que entrara nuevamente y en algunas ocasiones lo mimos de Lavander no eran suficientes para sacarla de allí.
Las clases no eran el mejor momento del día, en alguna de ellas (como pociones), la tenia a un palmo de distancia o en realidad la tenia a un Harry de distancia, podía sentir su olor, escuchar perfectamente su voz o los bufidos que de vez en cuando escapaban de su boca, ¡Se estaba convirtiendo en una tortura!, Lavander le mantenía todo el día en un estado de completa excitación y luego Hermione aparecía y se le hacia más apetecible de lo que jamás le había parecido.
Pero un día nada de eso sirvió, se sentía algo frustrado y cansado de toda la situación que estaba viviendo, el hecho de haber perdido la amistad con la joven y mantener una relación con otra que hasta hace poco ni había notado lo estaban volviendo loco, lo peor había sido que se había desquitado precisamente con Hermione haciendo una perfecta y cruda imitación de los saltos que ella daba cada vez que un profesor lanzaba una pregunta acompañado de las risas de sus compañeros (en especial Lavander) que celebraban su broma, escudo su aptitud bajo la excusa de la venganza por la burla que ella le había lanzado por su ridículo bigote de manillar y la verdad el también se habría reído, pero su humor no era el mejor en esos días. Lavander lo encendía pero era Hermione quien lo excitaba ¡por las barbas de Merlín le excitaba sin mover un solo dedo! y no podía hacer nada al respecto porque ella había preferido a Vicky.
Sin embargo no pudo sentirse bien, podía se un patán y un cabeza dura pero sabia perfectamente que Hermione había llorado ese día y que seguramente estaba muy dolida por lo que él dijo pero no había forma de volver atrás. Lo hecho, hecho estaba y ella debería aprender a vivir con su nueva aptitud.
Pero el tiro le salió por la culata cuando se encontraron en el Gran Comedor, al principio se había mantenido callada y ausente, luego Lavander había llegado echándose sobre sus brazos y su boca, por lo que ya no pudo continuar en la conversación que hasta hace unos segundos sostenía con Harry.
Lavander le besaba con ímpetu y pericia, por un momento se perdió en las sensaciones que aquella boca le brindaba, entrelazó sus manos en la espalda de la joven logrando acercarla más a su cuerpo y ella no se hizo de rogar para acceder a su muda petición.
–Si, he quedado con Cormac a las ocho…
Ron despegó sus labios de Lavander con poca delicadeza y levantó la cabeza para observar a Hermione "he quedado con Cormac a las ocho…" estaba seguro que esa era la voz de la joven castaña pese a que no la estuviese viendo.
-… Iremos juntos a la fiesta.
Unas enormes ganas de golpear a Cormac McLaggen nacieron de pronto en el interior del joven, sintió calor, mucho calor y por un momento pensó que su sangre estaba hirviendo.
-¿Con Cormac? ¿Cormac McLaggen? – escuchó que preguntaba Parvati.
"¡Claro que Cormac McLaggen tonta, o ¿Has escuchado algún otro pedazo de…que tenga nombre de pelmazo?" Pensó Ron en responderle, pero se abstuvo de hacerlo.
-Exacto –dijo Hermione con voz melosa – El que casi consiguió la plaza de guardián de Gryffindor.
"¡Opps, Golpe bajo!" Ron frunció el entrecejo ante el último comentario.
-¡Caramba! Ya veo que tienes debilidad por los jugadores de quidditch, ¿no? Primero Krum y ahora McLaggen…
El joven pelirrojo se sintió tentado de lanzar una maldición mocomurcielagos contra Parvati haber si por una buena vez podía cerrar su estúpida boca.
-Me gustan los jugadores de quidditch buenos de verdad.
Ron la miró nuevamente, una sonrisa de superioridad se formé en los labios de la joven y no pudo evitar preguntarse ¿Qué había querido decir con aquello?, ¿Qué el no era lo suficientemente bueno? ¿O no era lo suficiente para ella? Era imposible negar que sus palabras le hubieran herido.
-Bueno, hasta luego. Tengo que ir a arreglarme para la fiesta.
"¡Arreglarme para la fiesta!" ¡Arreglarse para McLaggen querrás decir! Ron bajó su mirada hacia Lavander quien ahora cruzaba palabras con Parvati sobre el chisme que acababan de escuchar. "¡Que molesto!" Pensó.
Para colmo Harry lo miraba con incredulidad, al parecer él tampoco podía creerse lo de la cita de Hermione con el gorila - pelmazo de Cormac. Sin embargo por experiencia propia debían creerle, ya en una ocasión les había sucedido lo mismo cuando la joven les había contado que ya tenia pareja para el baile de navidad, ellos no le habían creído (más Ron que Harry) y lo que sucedió fue que no solo Hermione decía la verdad además esa verdad era nada menos y nada más que Vicky… y ahora Cormac ¡Maldita sea, se repite la historia!
Necesitaba desahogarse, desquitarse de la extraña pesadez que sentía en su garganta. Obviamente la mejor opción hubiese sido golpear a Cormac pero aquello seria demasiado revelador y él no podía darse el lujo de ello y menos ahora que Hermione le había humillado abiertamente. Desvió la mirada de Harry para posarla sobre Lavander quien continuaba parloteando con Parvati. Ella le ayudaría a desahogarse, ella le sacaría a Hermione de su cabeza.
-¿Quieres acompañarme?… Lavander
La joven dejó a su amiga con la palabra en la boca para observarle - ¿A dónde?
Ron se encogió de hombros, el lugar no importaba solo lo que quería lograr – A la sala común… a cualquier parte… ¿Quieres ir conmigo?
A Lavander se le iluminaron los ojos y la sonrisa - ¡Claro que quiero ir contigo Ronny!
Ron hizo una mueca, con Lavander había descubierto que una de las cosas que más odiaba en el mundo era que le llamaran precisamente Ronny. Cuando llegaron a la sala común ya venían muy agitados, a lo largo del camino Ron había aprovechado para besar de una manera muy intempestiva a Lavander, cada hueco oscuro, cada pasillo solitario, cada vuelta a la esquina. El joven mago no podía negar que Lavander era preciosa, tenia un cuerpo de ensueño o por lo menos así lo decían sus manos traviesas que habían tocado un poco más de lo que normalmente se permite.
-¡Oh Ronny! – Exhaló la joven – Hoy estas especialmente vigoroso.
Ron no le hizo caso y la guió hasta uno de los mueble de la prácticamente vacía sala común. Algunos estudiantes aun estaban fuera, otros se preparaban para la dichosa fiesta de Slughorn y los pocos que había en la sala se retiraron en cuanto ellos entraron en el lugar.
Lavander se sentó a horcadas sobre él lo cual fue más de lo que esperaba. La corta falda de la joven hacia que su entrepierna rozara levemente su ya abultado miembro y la sensación que aquello le proporcionaba era realmente gloriosa ¡Cielos, era la primera vez que Ron sentía y tenia un contacto sexual!, jamás pensó que pudiese sentirse tan bien.
-¡No!, espera…- Ron tragó con dificultad – Alguien puede venir y vernos de esta forma, daría pie para que se mal interpretaran las cosas ¿no crees?
Le costó mucho decirlo pero era mejor hacerlo a quedarse callado.
-Tienes razón – dijo Lavander cuya voz sonó algo rasposa.
La joven se puso en pie solo para cambiar de posición y quedar sentada sobre el regazo del joven. Inmediatamente reanudaron su tarea, sus besos habían dejado de ser tímidos o educativos, ahora eran frenéticos, llenos de deseo sosegado y curiosidad adolescente.
Ron paseó las manos por la espalda de Lavander ejerciendo presión sobre ella para poder acercar aquel femenino cuerpo a su pecho. La joven parecía altamente complacida o al menos eso le hacían sentir sus manos que de manera fervorosa halaban su cabello con suavidad y algo de desespero. Ninguno de los dos pudo evitar los gemidos que brotaban de su interior.
De pronto el estallido del cristal al romperse los hizo separarse de inmediato con sus cabezas girando de un lado a otro para dar con el origen del ruido, sin embargo no fue necesario buscar demasiado, al otro lado de la sala estaba Hermione con una expresión al parecer avergonzada.
En cuanto la vio Ron sintió que toda la excitación acumulada hasta ahora se multiplicaba mil veces. Hermione lucia un sencillo pero muy bien escogido vestido gris algo brillante de tela suelta que se arremolinaba perfectamente en su cadera, "¡Como en mis sueños!" Sabia que no era correcto observar sus formas de una manera tan descarada, pero la vista era excesivamente placentera para ignorarla.
Pero Ron no pudo regocijarse demasiado en ello al recordar la persona que acompañaría a Hermione esa noche. No podía creer su desgracia Hermione se había vestido así para McLaggen ¡Para McLaggen! Y no para él, nunca se había arreglado así para él. Un sentimiento de amargura, celos y rabia borró toda la excitación que hasta ahora había sentido.
-Pues no necesitas arreglarte tanto para él, ya estas muy bien así. Si he de ser sincera creo que te has arreglado demasiado para una fiesta tan poco importante como esa.
A Ron le pareció que Lavander jamás había sido tan acertada como ahora. Hermione iba muy arreglada y muy bella y además radiante… para McLaggen. "Aunque si hubiese ido conmigo no pensaría de esa forma de hecho creo que disfrutaría al máximo el verla tan apetecible"
-Tienes razón. El cabello desaliñado parece estar de moda, últimamente lo llevas mucho así.
Escuchó que Hermione decía, por lo que desvió un poco la mirada para ver el aspecto de Lavander. Si definitivamente estaba desaliñada y también su ropa pero aquello se debía al reciente ajetreo que habían estado experimentando, sin embargo Ron pudo darse cuenta que aunque Lavander se arreglara (como solía hacerlo), aunque vistiera el traje que Hermione llevaba, jamás podría llegar a ser tan bella como ya lo era Hermione.
–…mi Ronny no deja sus manos quietas mientras nos besamos. Deberías intentarlo alguna vez Hermione, es realmente relajante.
Ron sitió deseos de taparle la boca a Lavander para que no dijese una palabra más. Hermione le miró con el cejo fruncido, le miró directamente por primera vez en días, lo cual no ayudó mucho a Ron ya que su expresión estaba cargada de furia y decepción.
-Tienes razón –dijo sonriendo – Quizás lo intente esta noche.
"¡No!" iba a gritar Ron, pero en ese momento llego McLaggen quien no perdió oportunidad de alabar y coquetear con Hermione y ella de responderle gustosamente.
-… después de esta noche no serás la misma.
Las alarmas de Ron se prendieron mientras Hermione cruzaba el umbral de la sala común "¿A que rayos se refería McLaggen con esas últimas palabras?" si se atrevía a ponerle siquiera un dedo encima… Lo mataría, lo mataría con sus propias manos.
-Ronny, continuamos…
La melosa voz Lavander le devolvió a su realidad y sin ninguna dificultad se puso de pie llevando consigo a la joven quien equivocadamente interpretó el gestó.
-Es mejor que subas a tu habitación Lavander, ahora estoy muy cansado para continuar con lo que veníamos haciendo
-Pe… pero…
-Ahora no, hablo en serio… se me han ido las ganas
Ron subió a su habitación con cara de pocos amigos y así fue como le vio llegar Harry quien ya estaba listo para salir en busca de Luna. El pelirrojo no habló ni hizo algún ademán que diese a entender que deseaba cruzar palabra, solo se dedicó a dirigirle un gesto brusco que Harry interpretó como un "Vete o ya verás"
Se tumbó sobre la cama observando el techo de la torre de Gryffindor. ¿Podría ser más desdichado en su vida? ¿Podría tener tan mala suerte, que todos sus sueños se hacían realidad pero para otras personas? Otro había sido quien besara a Hermione por primera vez y no tenia ningún deseo de imaginar que tipo de besos se habían dado esos dos y mucho menos si hubiesen sido tan apasionados como los que él se daba con Lavander.
Otro era el que en ese momento esta disfrutando de la estreches de su cintura mientras bailaban, de una conversación amena con la mejor compañía, la mejor chica y muy seguramente los mejores labios que incluso por accidente se podrían encontrar bajo algún muerdago.
-¡Al diablo! - Exclamó con furia mientras salía de la habitación.
Vigilaría a Hermione, estaría pendiente que McLaggen tuviera sus manos lejos de su chica y sobre todo que mantuviera sus labios apartados de los de ella, ya había tenido suficiente con Krum, no iba permitir que ahora McLaggen también los probase.
Pero todo su ímpetu se mermo en cuanto llegó a las puertas de la sala común. ¿Cómo iba a entrar aquella fiesta? Y si no entraba ¿Cómo iba a cuidar de Hermione y vigilar a McLaggen? No tenía invitación, ni siquiera una túnica adecuada con la cual presentarse simplemente su idea era absurda. No podía hacer nada desde allí solo esperaba que Harry cuidara de ella ahora lamentaba no haber aprovechado esos instantes en los que se cruzó con el mago para advertirle sobre lo que debía hacer.
Pero lo que más lamentaba era su propia estupidez, la noticia que Krum había besado a Hermione lo habían llenado de celos, frustración y rabia, tanta que con su carácter intempestivo no fue capaz de controlar sus aptos y ahora estaba más lejos que nunca de la chica que realmente le gustaba.
El imaginarse ahora bailando con Hermione entre sus brazos, envueltos en un ambiente de complicidad y donde seguramente el buscaría alguna rama de muerdago para poder besarle… todo eso se lo estaba perdiendo por su propia culpa. Por él mismo y nadie más.
Se dejó caer sobre el sofá que hasta hace algunos minutos había compartido con Lavander, se sentía amargado y aburrido. Quería a Hermione y la quería ahora entre sus brazos, en ese preciso instante… Suspiró y cruzó sus brazos a la altura del pecho mientras subía las largas piernas a una butaca cercana. Esperaría a Hermione, le vería llegar del brazo de Cormac y comprobaría con sus propios ojos que tan ciertas eran las palabras que ella había dicho esa noche en el Gran Comedor y al salir de la sala común en compañía del grandulón. Cuando Hermione Granger regresara de la fiesta él le estaría esperando para encararla.
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Hola, espero que les haya gustado este primer capitulo. Este fic es corto asumo que dos o tres capítulos aunque lo suficientemente largos (como ya lo pudieron comprobar) para que fuesen seis. Si lo leíste y te gustó o no te gustó o simplemente tienes algún comentario o critica no dudes en dejarla. Agradeceré cualquier apreciación.
LilythWH.