Hellboy pertenece a Mike Mignola, y al ser esto basado en la película, también a Guillerno del Toro.


Tesoros


Myers limpió los restos de ceniza que quedaban en la fotografía, una del profesor Broom en su estudio, leyendo. La colocó en el delgado montón de fotos que, por milagro, se habían salvado de las llamasen el incendio; el resto permanecían en el corcho, calcinadas, o desparramadas por el suelo de la habitación. Era imposible adivinar qué rostro había ocupado cada recuadro antes, y cierto sentimiento de pérdida le embargó. El joven agente pensaba que, cuando alguien se dedicaba a atesorar con tanto ahínco unas simples fotografías, debían de ser una especie de tesoro y su pérdida, irreparable.

Recogió dos papeles más del suelo. Uno era una simple lista de tareas, ilegible por el deterioro; el otro era una instantánea, como las demás. Sin embargo, la imagen se había ennegrecido y los bordes se estaban desechos; tan sólo pudo distinguir la silueta de un gatito atigrado.

―Liz, he encontrado esta foto.

La joven ladeó el rostro y clavó sus ojos en la imagen que el agente le enseñaba. Myers percibió un leve gesto de sorpresa y acto seguido una media sonrisa.

―Se llamaba Rayas ―dijo, nostálgica. Myers dejó escapar una escueta carcajada.

―Muy original quien lo bautizó. ―Se aclaró la garganta, y añadió―. Está bastante estropeada. ¿La tiro con las demás?

Liz negó apresurada y se acercó más hacia donde se encontraba Myers. Con un gesto, le indicó al agente que le entregase a ella la foto.

―Ésta es especial; no importa.

―¿Especial? ―preguntó curioso mientras se la daba―. ¿Por qué? Si puedo preguntar, claro… ―matizó rápidamente.

Ella asintió y pasó un dedo por la imagen.

―Fíjate ―le dijo, señalando un punto en la cabeza del animal. Myers no tuvo que mirar dos veces para entender.

Sobre la cabeza del gato, con dificultad, aún podía verse una mano roja que acariciaba el pelaje de la mascota.

―Es la única foto que tengo de él.

Sin volver a hablar, Myers depositó la fotografía en el montoncito de las buenas.

Algunos tesoros valía la pena conversarlos, aun hechos añicos.

-fin-


Primera vez que escribo sobre Hellboy; pero después de ver las dos películas, me entraron ganas de hacer algo en plan viñeta. Quién sabe, quizás de aquí a un tiempo me dé otro ataque de inspiración y escriba algo más.