Cap 3

3. Los amantes del Círculo Polar

Sin relación alguna con el filme, me pareció un título cómico, que de paso, se ajustaba a la situación. Sal en las heridas y la necesidad de que éstas, se curen de alguna forma... Los mamíferos sobrevivimos por andar en manada. Qué harán los conejos, en este caso?

Si alguna vez Matsumoto Rangiku estuvo a punto de quedarse muda o ciega, fue en el momento en que se le ocurrió irrumpir en la habitación de su capitán, seguida de Izuru Kira, katanas en mano, creyendo que éste era atacado y toparse con la escena anterior descrita; su querido niño-genio-taichou en brazos de Ichimaru Gin, desnudos ambos, cubiertos de sudor, besos y trazas de sexo rudo y absolutamente bajos de guardia.

-Ca-ca-cap…taichou!!

Kira sólo abrió la boca y no atinó a decir nada más, con la expresión que pone alguien a quien han atravesado con la espada, comienza a morir y aún no logra enterarse de lo ocurrido.

Tal y como si hubiesen estado en una reunión formal, Hitsugaya recuperó en instantes su gesto de siempre y se levantó del futón, enteramente desnudo, tomando su shukakuho y anudándolo a la cintura, como si no hubiera nadie ahí. Miró a sus subordinados y luego, a Ichimaru. Se dirigió a éste

-Vete. Ya. No tienes nada que hacer aquí. No hay lugar aquí para ti…

Ichimaru entrecerró sus ojos, de nuevo, sonriendo

-¿Te molesta mi presencia, Hitsugaya taichou?

Matsumoto sintió un tic al notar el tuteo. Hitsugaya ni siquiera pestañeó. Hyorinmaru tocó la frágil garganta del excapitán; éste no perdió la sonrisa

-Sólo vine a entregar un mensaje…-miró a Kira. Este lloraba, en silencio, los azules ojos abiertos, sin quitarlos de Gin. Toushiro asintió, impaciente

-Izuru…-dijo Gin- estás bien aquí. No fue culpa tuya…Matsumoto debe habértelo dicho ya…

Ésta, al ser nombrada, palideció de ira. Miró a Hitsugaya

-Taichou..?- Toushiro se dirigió a la puerta

-Déjenlo irse…su causa está perdida, de todas formas –sonrió, acremente, mirando a sus subordinados- si creen que nos ha hecho daño…él está jodido…

Matsumoto situó sus pensamientos en su lugar; éste hombre era un pillo, un traidor, un desleal, un… un maldito pervertido que se había atrevido a tocar a su capitán. Alguien que debía ser capturado, castigado y despellejado vivo. Saltó sobre él, tirándolo al piso, como estaba

-Ey!! Oi! Pára!! Esto fue idea de él…-protestó Gin

-Y piensas que voy a creerte??

-¡¡Matsumoto!!- la voz de Toushiro, increíblemente fría. La temperatura de la habitación comenzó a bajar y Matsumoto reconoció el helado reiatsu llegando hasta sus límites- ya te dije que lo dejaras ir…

Antes de que nada pasara, Gin abrió la garganta y desapareció. Kira aprovechó el asunto para desmayarse

-Pero…capitán!!

-Atiende a Kira. Ya hablaremos de esto después…

-0-

Matsumoto dejó flotar sus cabellos sobre las cálidas aguas de la terma, sumergida totalmente casi, tratando de relajarse y de pensar, al mismo tiempo ¿Qué carajos había pasado entre Hitsugaya y Gin? Bueno, eso era un poco tonto de preguntar, frente a lo obvio. No, la pregunta correcta era ¿Por qué?

El leve suspirar de Kira cortó sus pensamientos, envueltos en una nube de vapor; el otro flotaba a unos centímetros de ella, con apenas el rostro fuera del agua

-Deja de pensar en él…-dijo ella

-No estoy pensando en…

-Los dos sabemos que sí…al menos, ya estarás tranquilo

La risa amarga de Izuru

-¿Por? ¿"No fué tu culpa" es algo para tranquilizar a alguien?

-Hiciste lo que pudiste. Lo amaste. Yo también

Y los dos sabemos que ese hijo de perra se fue con Aizen porque, de seguro, es al único que ama, así que deja de quejarte, de andar de llorica, deja de…

El abrir de la puerta interrumpió el diálogo. Los dos sacaron la cabeza del agua, sentados como estaban en la sumergida banca de la terma. Entre nubes de vapor, Matsumoto abrió muchísimo los ojos.

Hitsugaya sacó apenas un pequeño balde, se quitó la ropa, se lavó, despacio y entró a la terma. No era que nunca hubiera estado antes con sus subordinados en el baño, no; sobre todo, después de una batalla terrible o una semana especialmente cansada. En muchos sentidos, era parte de la rutina.

Era que no habían vuelto a hablar con él o a verle desde aquel amanecer…y Matsumoto se había estado esmerando en terminar todo su papeleo y huír de la oficina, antes de que el capitán se presentara.

El chico se sumergió en el agua, empapando sus cabellos y volviendo a salir a la superficie, recargando su cabeza contra las baldosas del borde. Los otros dos se quedaron en silencio, expectantes. Hitsugaya suspiró

-Y bien? Van a seguir hablando? O van a fingir que no están aquí?

-Taichou…yo…Izuru…

-Tsk…crees que no sé lo que hacen tu y Kira? –ambos enrojecieron- no tengo palabras para decirlo…

Somos patéticos. Los tres. Abandonados por el mismo. Usados. Dejados de lado. Aquí, hablando de él. Peor, pensando en él. En besarle. En hacerle el amor…sal en la herida. Y lamerla después, mutuamente. Mutuamente…

Izuru tomó la iniciativa. Se acercó a Toushiro y lo tomó de los hombros, acercando su rostro mojado. El suave tocar del beso y el ruido del agua. Hitsugaya estiró su mano

Ven

Matsumoto tragó saliva

-He dicho que vengas…es una orden…

Ella se pegó aún más contra la pared de la terma

Por favor…

Los miró. Kira no parecía tan quebrado como siempre. Y su capitán, definitivamente, no era el niño de antes. O el que ella creía que era. Saltó hacia ellos, haciendo olas, y los tomó en brazos a los dos, escuchando el suspiro de satisfacción de Toushiro, casi cubierto por el agua cálida.

Matsumoto no supo cuánto tiempo se quedaron así ni cuantas veces hicieron el amor, después, en la cama de ella. Sí supo que era un remedio magnífico para su herida mutua y que no había como lamerla mutuamente, hasta que cerrara.

O tal vez, para que se mantuviera abierta, para no olvidar y para no dejar de hacer aquello, nunca…

Dejó a Toushiro, dormido en brazos de Kira, en la cama revuelta y fue a hacer un poco de té. Y entonces, vió el libro; no era de ella. Seguramente de su capitán, al que le encantaba leer. Zoología del Mundo Real. Algo sobre serpientes: lo abrió en el lugar señalado y leyó;

"…suponemos que el conejo se queda inmóvil frente a la cobra, por las vibraciones que su sonar interno, a través de sus ojos, transmiten al cerebro del mamífero, o al menos, ésa es la teoría generalizada. Aunque, por supuesto, algunos zóologos piensan que al conejo le gusta ser atrapado, por la cantidad de endorfinas –hormonas del placer- que se han encontrado en los conejos de experimentación, después de ser prácticamente aniquilados por la serpiente…sin embargo, los conejos se defienden, al mantenerse agrupados.."

La idea le hizo gracia. Siguió leyendo

"…como todo mecanismo de conservación de especie, en la gran escala de la alimentación, hay un depredador perfecto para cada una y asi como el conejo es fascinado por la serpiente, ésta lo es por la garza y, eventualmente, perece en el pico de ella, preso de la misma fascinación, manteniendo el equilibrio…"

Matsumoto soltó la risa. Así que así eran las cosas?

Déjenlo irse…su causa está perdida, de todas formas…si creen que nos ha hecho daño…él está jodido…

Su capitán sabía esto. Tal vez ellos eran los conejos, pero cada especie tiene su depredador…sabría Gin que estaba cobijado bajo las alas de una garza? La comparación de Aizen con una le pareció inevitablemente cómica y rió en voz baja. Volvió a la cama y miró a los dos. El balance no era tan malo, después de todo…

Con un suspiro y riendo aún, apagó la luz.

Afuera, el amanecer comenzaba a concretarse.

Tiendo a terminar cuando amanece o cuando oscurece, quizás porque un nuevo día o el final de uno son excelentes para ello. Las notas de zoología son elementales, tuve que resumirlas, pero son ciertas. Si han llegado hasta aquí, les agradezco su paciencia para leerme y espero sus reviews. Sangre para el vampiro, as ever. Namasté. El Fantasma. .