Y la última viñeta...


Parpadeo

James no se siente bien porque no le gusta discutir con Lily. Se supone que las cosas ya no son así, se supone que no en vano pasaron años como el perro y el gato.

Se supone que Lily le cree cuando él le mira a los ojos y le dice te quiero.

Y ahí está, sentado a oscuras en la salón de su casa. Con una mano sostiene una cerveza de mantequilla y con la otra se estruja el pelo. Pero en realidad intenta decifrar en qué se equivocó porque a él todo le parecía perfecto. Tal como siempre pensó que sería.

Pero Lily no ve las cosas de la misma forma. Cuando James se quita los lentes y se aprieta el puente de la nariz piensa que si Lily se pusiera sus gafas vería mejor. Eso es. Lily está ciega. Y a James, un tanto ebrio en medio de una solitaria noche le entra una risa floja que termina en una estruendosa carcajada al imaginar a Lily como una cuatro ojos. James, que es extremadamente impulsivo, no piensa cuando se levanta de un salto, busca su capa y cierra los ojos con fuerzas, deseando estar en Manchester. Frente a la casa de Lily Evans.

Busca alguna piedrecita y la lanza contra la ventana de ella y es una suerte que se perciba luz detrás de las cortinas. De pronto James distingue la cara de Lily pegada al cristal. Y es magnifica la sensación que lo embarga cuando ella le sonríe. La sangre le circula más rápido y ya no parece una noche fría. Ahora todo es luz y calor.

- ¿James? ¿Qué haces aquí?.- Lily está en pijamas y se abraza a sí misma cuando abre la ventana y siente el viento frío colarse entre sus prendas.

- Tengo que darte algo. ¿Puedes bajar?

Y James Potter espera ansioso los segundos que ella tarda en estar frente a él. Mira a su alrededor y no hay ni una maldita flor para robarse y dársela a Lily. Sólo hay un cuidado césped.

Escucha el ruido metálico de las cerraduras, oye el crujir de la madera y la ve a ella. A ella y su camisola, el pelo destellante atado en una alta coleta y los mismos ojos verdes resplandecientes.

- Vamos, James. ¿No te quedarás ahí toda la noche? Hace frío.

Y antes de que Lily pueda decirle algo más, James es presa nuevamente de sus instintos. La besa en los labios, con hambre, con furia, con desesperación. Como si aquel fuera el último segundo de sus vidas y lo malo es que ella no lo entiende, pero aún así lo besa de vuelta, y él cree en ese preciso momento que sólo eso basta.

- Merlín, te ves horrible en pijamas. -Y un suave golpe le llega a James en medio del estómago. - Mira, hasta puedo ver tus asquerosas piernas. -Y lo último lo ha murmurado contra el cuello de Lily, esparciendo pequeños besos de arriba a abajo y abajo a arriba.

- ¿No se supone que estás enojado conmigo? -Le pregunta ella mientras le quita la capa de viaje.

- Sí. -Y James le da un beso en la mejilla. -Aún lo estoy.

- James, lo siento...

- No importa.

Ella respira hondo y le mira a los ojos. -Es que...

- Lily. No importa. De verdad.

Y en aquel instante cae un silencio espeso y pesado. Un silencio impropio de ellos dos. Lily se acomoda en un sofá, y aunque es demasiado estrecho para dos personas, James se sienta ahí mismo con ella.

- Mira. Ponte esto. -James se saca sus gafas y se las pasa a Lily.

- Te ves extraño sin tus lentes. Pareces...un guarisapo.

- Apuesto que me veo mejor que tú. Anda, ¿qué esperas? Ponte las gafas. -Le ve, a medias, y los delgados brazos de Lily guían los lentes de carey hasta su cara. No se ve mal, aunque no está seguro porque es borroso.

- James, estás realmente ciego. No veo nada con esto.

- ¿Nada? ¿Estás segura?

- Sólo a ti y el resto de las cosas me parece un gran manchón de colores.

- ¿Ves? A mi me pasa lo mismo. Cuando estoy sin anteojos no veo nada, sólo a ti y tu pelo brillante y cuando estoy con ellos sigo viendo lo mismo. Y no. -le dice, poniendo un dedo entre sus labios, impidiéndole hablar. -No se trata de que soy un miope monotemático, Lily, se trata que estoy realmente enamorado de ti, tanto como la primera vez que te vi en encantamientos. Y todos los espacios me parecen demasiado grandes y demasiado fríos. Y no me digas que me mude a una casa más pequeña o que le diga a Sirius que se venga a vivir conmigo, porque lo único que necesito es tenerte conmigo.

- James, pero ya estoy contigo.

- No, pero yo me refiero a tenerte conmigo siempre. Y para siempre. Quiero despertar y verte a mi lado o por lo menos saber que estás en la ducha a unos cuantos metros. Preparar el desayuno juntos y quizás estar contigo en las mismas misiones de la Orden. Y ya sé que crees que somos muy jóvenes, y me dijiste que no, pero...¿De verdad no lo ves? -James a elevado gradualmente la voz, sin llegar a gritar. Sus palabras suenan potentes, enérgicas y mucho más serias de lo que Lily alguna vez le ha escuchado. -Podemos morirnos mañana, y me importa una mierda con tal de saber que estarás conmigo lo que me queda. Aunque realmente te veas muy fea en pijama.

Y Lily se ríe y él deja escapar el poco aire que quedaba en sus pulmones. Ella se saca los lentes y cuidadosamente los coloca sobre los ojos de James. Ambos se miran en silencio, Lily se muerde los labios y parece buscar la respuesta precisa, las palabras correctas. James está nervioso, quizás nunca en su vida ha estado tan ansioso, y está al borde de la desesperación porque ella le observa en silencio. Sabe que a Lily no hay que presionarla, que se toma su tiempo para pensar las cosas, pero él ya no tiene ganas de esperar y menos de pensar.

Y el silencio duele, Merlín, duele tanto, arde y escose en cada átomo de su piel. Y los segundos que marcan todos los relojes del mundo se vuelven densos y eternos. Y aunque es un poco masoquista es eso lo que le gusta de Lily, que es una maldita montaña rusa, que ríe, llora, se alegra y se enfada con la velocidad de un tren bala. Es como si un camión pasara una y otra vez por sobre él. Es un terremoto que le sacude desde el cerebro hasta los pulmones.

- No pienso morirme todavía, James. Y tú tampoco. Antes tenemos que plantar un par de árboles, escribir un libro y quizás tener un hijo igual de feo que tú. -Y a James se le paraliza el corazón, se le erizan los vellos de la nuca y siente que los ojos le arden porque no ha pestañeado. Toda su sangre, toda su concentración está intentado descifrar las palabras de Lily.

- ¿James? -Y aunque oye sus palabras, él sólo es capaz de parpadear. Frunce el ceño y le mira intensamente.

- ¿Has dicho que sí?

- No, no puedo decirte que sí porque antes tengo que salir con el calamar gigante, pero después...Quizás.

Y él le besa, mientras cierra los ojos porque la emoción le pesa en los párpados, sonríe como un gato en mitad de la noche y la aprieta tanto que podría hacerla desaparecer en ese abrazo. Pero si eso sucediera, si Lily desapareciera, él sería capaz de encontrarla en medio de la oscuridad, en universos paralelos y mundos lejanos. El sería capaz de encontrarla una y otra vez, con los ojos vendados o cerrados. O sin ojos, como un completo ciego, porque James Potter no necesita sus córneas ni menos sus gafas de carey para saber por quién palpita su corazón.


Nota de Autora: Está es la última viñeta. T.T Y de cierta manera estoy un tanto triste porque no me gusta terminar las historias. Quiero darles mis sinceros agradecimientos a las magnificas personas que me dejaron su opinión en la viñeta anterior: Diluz, Nixi Evans, sayurisan, Vanesa-Salazar, Greendoe, Vickyta-chan, lira21, J0r, Marvles, Patita Lupin73 y betsy potter.

Y también a tods esas personas que me han leído. Muchas gracias. De verdad.

Lo pase muy bien escribiendo esta tabla. Creo que hace un tanto no disfrutaba tanto haciendo esto. Quizás más adelante haga algo desde el punto de vista de Lily, pero yo me siento más comoda hablando desde los puntos de vista masculino, no sé por qué.

Ahora: "el minuto de la auto-promoción" Tengo dos fics más. Los dos son fics especiales porque son regalos para grandes amigas. Uno se llama "Perdidos" Y es un Sirius/Hermione, James/Lily y Frank/Alice. Y el otro es un pecado capital, porque yo no debería escribir Harry/Ginny, pero... amigas son amigas. No podía regalar un Drinny o un femme. El punto es que son todas bienvenidas, con sus criticas y sugerencias.

Hasta la próxima, pipol.

(pd. ¿Les dije gracias? Oh no. MUCHAS GRACIAS )