Un beso, aun accidentado, marca una pequeña conexión entre dos personas… ellos lo sabían, pero no sabían que ni miles de millas podían romper la suya.

Melissa (yop): "avatar, the last airbender" no me pertenece, ni sus personajes.

Sui: Creen que si así fuera estaría escribiendo esto?

Melissa: oye! Tú eres un producto de mi imaginación!! Regresa a tu lugar!

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Ya habían transcurrido 3 años desde que el Avatar derroto al señor del fuego y el grupo aun permanecía unido. Sus costumbres no habían cambiado ya que seguían viajando por el mundo buscando aventuras y trayendo paz a donde fueran (esto era claro, uno de los principales deberes de Aang como el Avatar). Les unía una fuerte amistad, pero la relación entre Aang y Katara era más compleja de lo que aparentaba. Estaba claro que eran más que solo amigos, aunque no lo aceptaban. Estaban enamorados.

O-O-O

Ya habían sido sorprendidos en dos ocasiones distintas en posiciones incomodas… mas precisamente dándose un beso, pero como siempre se trataba de un accidente, no se aclararon las cosas y ellos no habían revelado sus verdaderos sentimientos.

La primera vez fue en Omashu, cuando Aang cumplió 15 años y Katara tenia 16; ella se había acercado corriendo hacia él gritando su nombre para desearle un feliz cumpleaños. Él no la estaba mirando en ese momento ya que estaba hablando con sus amigos y que unas cuantas chicas entre 15 y 16 años estaban tratando de llamar su atención, lo cual molestaba siempre a Katara, por alguna razón que solo ella conocía. Ella lo había abrazado y le iba a dar un beso en la mejilla cuando el joven Avatar, al sentir una presencia cerca de él, giro rápidamente la cabeza.

Se sorprendió al sentir los suaves labios de Katara sobre los suyos. Se quedaron así por unos segundos, como si no habían entendido lo q pasaba. Ambos sintieron como su temperatura corporal aumentaba bruscamente. Trataron de controlar esa poderosa sensación en sus estómagos; la sentían por primera vez… era como si les estuvieran aplicando una fuerte presión en tal lugar. Sin embargo esta sensación estaba lejos de ser fea.

Al separarse, un corto tiempo después, estaban sin aliento. No tuvieron tiempo de decir o explicar algo ya que el reto en ese momento era de lidiar con los demás, cuyas caras estaban ampliamente marcadas por la impresión. Nerviosos, se separaron rápidamente como si nada hubiera pasado, y les tomo varios minutos controlar sus acelerados latidos de corazón y la temperatura de sus mejillas. Sintieron durante días las miradas de odio de parte de las seguidoras de Aang y tuvieron q aguantar las pequeñas bromas de sus amigos por un tiempo. Todos ya sabían...

Katara, aunque muy avergonzada, nunca estuvo tan contenta de tener (a veces) malos reflejos. A Aang nunca le habían dado un regalo de cumpleaños tan maravilloso.

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La segunda vez se dio cuando Aang tenia 16 y Katara estaba apunto de finalizar sus 17 años. En esa ocasión se encontraban todos en el polo sur esquiando sobre pingüinos para pasar un rato agradable y recordar los viejos tiempos.

Aang aun tenía su sentido del humor; su risa alegre y su amor por la aventura. Es por eso que en esa ocasión había tomado demasiada velocidad; en ese momento recordó que no sabía como frenar, y ya era muy tarde…

Katara, que aun no se había subido a su pingüino escucho un grito de alerta que se acercaba a ella. No tuvo tiempo de reaccionar por que Aang ya había chocado con ella.

El impacto fue fuerte: él había aterrizado sobre ella, tumbándola al suelo. Aang estaba entonces sobre ella a lo largo del cuerpo.

"eso estuvo muy cerca" pensó Aang cuando noto que su cara estaba a pocos centímetros de la de ella.

Esto se debía a que Aang tenía sus dos brazos a unos centímetros de la cara de ella, sobre la nieve, sosteniéndolo.

Aang suspiró con alivio al ver que no la había lastimado. Pero cuando realmente tomó conciencia de su posición sobre Katara, notó los tonos de rubor que aparecían en sus mejillas lo cual lo hizo ruborizar a él también mientras se miraban directamente a los ojos como si el tiempo había parado.

Katara ya no estaba repirando, talvez debido al impacto, talvez por el silencio que reinaba en ese momento, o talvez era por el simple hecho de tener al chico que le gustaba desde hace mucho tiempo justo sobre ella, con sus caras separadas por solo unos pocos centímetros.

Cuando sintió que podía respirar de nuevo, Aang abrió la boca para preguntarle si se encontraba bien, pero no pudo terminar.

Los pingüinos, asustados por el impacto, quisieron huir y uno de ellos saltó sobre la cabeza de Aang y luego siguió corriendo.

Esto provocó que su rostro se inclinara sobre el de ella, sin antes soltar un pequeño grito de sorpresa de parte de ambos. Para gran asombro de los dos, sus labios estaban fuertemente conectados, silenciándolos.

En ese instante inesperado sus corazones pararon (Toph no hubiera podido decir si seguían vivos), sus caras estaban en llamas (por que no se estaba derritiendo la nieve?), sentían algo extraño en sus estómagos, como un pequeño dolor placentero (tantos sentimientos a la vez y no habían explotado aun).

Fue entonces que Sokka y Toph llegaron, buscando a sus amigos.

Aang y Katara estaban sorprendidos y no habían cerrado los ojos. Se miraron con grandes ojos asustados e impresionados. Al separarse (algo violentamente debido a los nervios), respiraban irregularmente. Enseguida escondieron sus verdaderos sentimientos pidiéndose disculpas educadamente. Aang se estaba portando como todo un caballero, y Katara lo odiaba un poco por eso.

Cuando iban a reunirse con los demás, pasaron al lado de Sokka, quien seguía mirando con la boca abierta y ojos desorbitados el punto donde ellos habían estado, sin poder reaccionar, mientras Toph le pedía que le explicara lo que había pasado (no sentía las vibraciones con la nieve).

Después de unos días, todos olvidaron el incidente, ecepto ellos dos claro está.

O-O-O

Todos sus amigos en el polo sur, polo norte, Omashu, Ba Sing Se, Nación del fuego, etc… todos sabían que su amor era correspondido.

Ellos no tenían ni la minima idea.

Por eso, su relación era compleja.

O-O-O

Un día, Katara y Sokka tuvieron que ir al poco sur para cuidar de su abuela, cuando surgió un inconveniente diplomático en la nación del fuego, lo cual no permitió a Aang quedarse con sus amigos. Tuvo que dejar a sus 3 amigos esperándolo en la tribu por lo que se suponía era poco tiempo. Lo mas difícil para el era dejarla a ella.

O-O-O

Cerca de 5 meses habían pasado desde que Aang dejó el polo sur; pero aun después de tanto tiempo, el seguía presente en la mente de Katara, así como en su corazón.

Desde su partida, ella había tomado la costumbre de sentarse al borde de una de las torres de hielo con mejor vista al mar. Se quedaba mirando el horizonte por horas, lo cual preocupaba a Sokka por que no siempre la encontraba. Fijaba siempre la mirada en un punto imaginario en el horizonte, agua y aire, donde muy lejos ella sabía que se encontraba la nación del fuego. Y él.

Lo que ella no sabia era que muchas millas lejos de ella, en ese punto imaginario, se encontraba él mirando al horizonte, mirando un punto imaginario hacia donde se suponía que ella se encontraba.

A veces, cuando Katara sentía que Aang le hacía demasiada falta, sonreía con un poco de tristeza…

"…mándame un beso…" le susurraba al viento la joven chica.

Era como si el viento se llevara sus palabras en una suave brisa.

Casi desde el otro lado del mundo, Aang se encontraba contemplando el horizonte con la misma intensidad. Tenía los codos apoyados sobre el "pasamanos" del balcón de su recamara en el palacio del Señor del fuego Zuko. Era una de las mas lujosas del palacio, era espaciosa y lujosa, pero a sus ojos estaba vacía… faltaba algo.

De pronto una suave y fresca brisa rozó su cara. Era diferente a otra brisas… pero por que? Cerró los ojos, y le pareció escuchar algo en ese viento. Era como una hermosa melodía, le recordaba a la voz de Katara.

Su pecho se llenó del amor que sentía por ella. (Amor? Sin saberlo se lo había admitido a él mismo!). Sintió una pequeña explosión de sentimientos en su pecho y garganta, no podía respirar bien, luego esta sensación recorrió todo su cuerpo…

No sabia que estaba haciendo: besó la yema de sus dedos y después dio un suave soplo sobre ellas.

Le había mandado un beso volado.

O-O-O

Unos minutos después, lejos de ahí, una bella chica cerraba sus ojos azules mientras que en sus labios se formaba una leve sonrisa. Había sentido una brisa especial… diferente a las demás. Esta brisa rozó dulcemente sus mejillas. Su frente. Sus labios.

El viento nunca había sido tan suave y energizante para los dos enamorados.

Aunque para ella era algo "tonto", era como si el le hubiese dado un beso. La brisa era suave, y ella le pareció percibir un aroma conocido.

Era su aroma! Reconoció enseguida el aliento calido de Aang. Sabia que no estaba equivocada ya que lo había sentido ya en dos ocasiones… al recordar esto Katara sonrió y agachó la cabeza, para esconder el intenso rubor que había aparecido en sus mejillas. Se sentía tan llena! Ya no podía esperar su regreso… quería compartir su felicidad con él… y tal vez… solo talvez… él también…

"Katara! No me escuchaste? "le dijo Sui, una de sus amigas. Estaba alfrente de ella, sacudiendo una mano sobre su cara, para ver si seguía viva.

"me asustaste!!... que me habías dicho?"

"solo te llamé… me preguntaba…" estaba sonrojada "… si Lian realmente no te interesa… te molestaría que intentara algo con él??"

Katara le sonrió "claro que no"

Sui estaba feliz! "gracias!! Luego nos vemos!!"

Katara volvió a sus pensamientos. Le había dicho que no a muchos chicos. Su felicidad no estaba junto a ellos… su corazón pertenecía a alguien mas…

"ahí está ese extraño sentimiento en mi pecho otra vez" susurró poniendo una mano ahi.

Ya no podía esperar más para compartir esos sentimientos.

"Ya no esperaré mas el momento para finalmente decirle…" le susurraron al horizonte dos jovenes enamorados al mismo tiempo.