Declaimer: Este fic esta basado en libro d K

Declaimer: Este fic esta basado en libro de K. C. Steele, mis pasión por el tema y los personajes de CCS del Estudio Clamp.

"Entregarse a un Lobo"

By Lady Verónica Black.

Capítulo I

-"He terminado con los hombres" -declaró con ímpetu Sakura Kinomoto.

-"¿Eso significa que tu cita de anoche no fue muy bien?" -preguntó su amiga Marianne comprensivamente.

Sakura y Marianne eran socias de la Librería Suspiros de Primavera, además de ser casi como hermanas. Su íntima amistad se remontaba al momento en que se conocieron, en quinto curso de primaria. Desde el momento que participaron juntas en esa reñida competencia de voley en el campeonato escolar ambas niñas se habían hecho inseparables.

Tomando un descanso de su floreciente negocio, las mujeres se habían instalado en un reservado del mejor restaurante de la ciudad, el McKenna. El lugar estaba abarrotado. Las camareras corrían de un lado para otro con los menús y la comida, entre un continuo flujo de clientes que menguaban y crecían con la habitual prisa de la hora del almuerzo.

-"Fue un completo desastre" -contestó Sakura a la pregunta sobre su cita. Se retiró de la cara un mechón de su largo cabello castaño claro-.. "Fuimos a comer pizza a Antonias, antes de ir a ver la película... Iba todo bastante bien, hasta que empezó a comer como un cerdo."

-"¿Exactamente cómo de parecido a un cerdo?" -preguntó suavemente la morocha al ver el ceño de su amiga y deteniendo el tenedor sobre una jugosa rebanada de tomate.

-"¿Conoces a ese tipo de personas que pueden comer con los dedos y aún así permanecer limpias? Bueno... Kevin no es de ese grupo. Consiguió mancharse de salsa y comida como si fuera un nene de dos años. ¡Fue de lo más vulgar! Y cuando terminaba se limpiaba las manos en el mantel de la mesa. Creí que me moriría de vergüenza cuando note que el Señor Spinelli lo había notado" -aseguró Sakura con un dramático estremecimiento, al recordar la mueca del amable dueño del restaurante.

Marianne rió tolerante.

-"¿No crees que eres un poco remilgada?"

-"¡Espera y escucha el resto!" -exclamó Sakura con el ceño aun más fruncido-. "Fuimos a ver el estreno de una película que me moría de ganas de ver... ¿Has oído hablar de esa película basada en una novela épica de caballeros? Bueno, a los pocos minutos que empezó la película puso uno de sus brazos sobre mis hombros. Le doy gracias a Dios, que al ver mi mueca con el asunto del mantel se halla ido a lavar las manos antes de que nos fuéramos de Antonias... De cualquier manera, no paró de tamborilear los dedos sobre mi hombro. ¡Y no paró de hablar un momento! Se pasó el tiempo haciendo comentarios estúpidos sobre sus acentos británicos e intentando imitarlos."

Sakura estaba totalmente lanzada en su relato, hacia gestos con las manos sin parar.

-"Entonces va y me dice, «deberías salir en la película». Desde luego, como una idiota voy y le pregunto por qué, y el hombre va y me dice… «eres tan guapa y sexy que pareces una fantasía». ¡¡Eewww!! ¿No es la frase más poco convincente y trillada que has oído en tu vida?"

-"Oh, no sé, Sakura, creo que es algo muy dulce" -contestó Marianne con fingida sinceridad, agitando sus pestañas.

Sakura fijó la vista en ella con gesto disgustado. La diversión chispeó en los brillantes ojos de Marianne, provocando un pequeño gruñido como respuesta en la ojiverde, hasta que ambas comenzaron a reírse disimuladamente.

Marianne cogió su copa de agua.

-"¿Y qué le contestaste?"

-"Le dije que era un tonto y que me perdonase pero tenía que ir al baño para vomitar" -Ante la elevación de cejas de Marianne confesó-: "Bueno, no vomité, aunque tuve verdaderas ganas" -Sakura se recostó en su silla con un suspiro muy exagerado.

-"¿Y luego...?"

-"Después de la película me preguntó si quería ir a algún sitio para comer el postre. Pero, ¿tenía ganas de volver a verlo comer? De ninguna manera. Ahí si hubiera vomitado."

-"Entonces te llevó a casa… ¿Y?" -la animó Marianne haciendo un gesto sugerente con sus finos labios.

-"Y me besó... Fue como besar a una trucha. ¡Yuck!" -La mueca de aversión de Sakura, hizo reír de nuevo a Marianne-. "Ayy, Marianne, eres tan afortunada de tener a David. Si no fueras mi mejor amiga ya te lo hubiera robado."

-"Cariño, no tienes por qué decir eso, sabes que podemos compartirlo cuando quieras" –Sakura sonrió ante la mirada tierna que apareció en los ojos del color del chocolate su amiga al pensar en su marido.

Cuando se conocieron en la universidad, David era un estudiante de tercer año de la carrera de ciencias. Era alto, de pelo oscuro, y sus ojos parecía que siempre reflejaban una expresión serena y calmada. Era inteligente y tranquilo, no de una manera que le hiciera ser poco sociable, sino que reflejaba sosiego y masculina seguridad. Después de casarse, tras la graduación de Marianne a los dos años de conocerse se trasladaron a la ciudad natal de David, Whispering Springs, en Minnesota.

Sakura era muy feliz por sus queridos amigos. Tenían la relación que había esperado para ella misma cuando se casó hacia cuatro años. Durante su periodo universitario había salido con algunos chicos, pero sin llegar a encontrar a nadie por el que sintiera verdadero apego, hasta que conoció a su ex marido al final de su último año de carrera. Sakura tenía un trabajo de media jornada en una oficina y él era un asesor informático contratado para mejorar el sistema de la empresa en la que ella trabajaba. Pasaron algún que otro rato charlando durante las horas de oficina, mientras él trabajaba en las mejoras, y cuando un día la invitó a salir, ella aceptó encantada. Al principio le recordaba a su padre. Tenía un gran sentido del humor y una personalidad muy sociable. Disfrutaron del proverbial torbellino romántico y Sakura se encontró arrastrada hacia él, por emociones que nunca había sentido. Después de un corto compromiso, y una boda que presenciaron la familia y un grupo de amigos, a los diez meses de haberle conocido, Sakura se encontró en el papel de esposa.

Cualquier semejanza con su padre palideció y desapareció demasiado pronto. Con el tiempo, Sakura averiguó que carecía de cualquier lealtad u honor. Demasiado tarde descubrió su actitud egoísta y su ostensible indiferencia hacia los votos matrimoniales. Se reveló como una persona insegura y obsesiva. El sentido del humor que disfrutó al principio, se transformó en comentarios malvados y crueles.

Respecto al sexo en su relación, realmente nunca había sido espectacular. Al principio se mostró impaciente y atento, y aunque el acto mismo pareciera siempre ir tan rápido que nunca llegó a alcanzar el orgasmo, se dijo a sí misma que era feliz porque lo amaba. Y compartir un acto tan intimo con él era suficiente para ser feliz.

Y lo había amado profundamente, a pesar de sus defectos de personalidad. Por lo que quedó devastada cuando descubrió que, tras solo dos años de matrimonio, había tenido una aventura.

Al comprender que su matrimonio era una farsa, consiguió el divorcio a los pocos meses. Necesitando un cambio, aceptó enseguida la proposición de Marianne de trasladarse a Whispering Springs. Siempre habían hablado de abrir una librería juntas y este pareció el momento perfecto. Sakura se encontró iniciando una nueva vida en otra ciudad, con su mejor amiga como socia de un negocio que no paraba de crecer.

Perdidas en sus pensamientos, Sakura y Marianne se despejaron de sus ensoñaciones y se rieron la una de la otra.

-"Bueno, está decidido" -reiteró Sakura-. "Mi juicio, en cuanto a hombres se refiere, es un desastre total. De ahora en adelante no me separo de mi fiel amigo el vibrador" -Hizo una pausa meditabunda-. "Aunque, para que lo sepas, hasta eso comienza a perder su atractivo. ¿Crees que es posible estar sobre-vibrada? Creo que la otra noche mi clítoris estaba adormecido porque no sentí ni una mínima chispa."

Marianne estalló inmediatamente en carcajadas, tapándose la boca con la mano cuando los rostros de algunos comensales se giraron hacia ellas.

-"¡Dios, Sakura, no me puedo creer que hayas dicho eso!"

-"No sé porque lo dije... no te atrevas a decírselo a Eriol, me gastara bromas hasta que estemos en un asilo" -le exigió, con la cara sonrojada, mientras observaba a Marianne secarse las lagrimas con una servilleta-. "No sé qué me pasa. Quizá mi antiguo marido tuviera razón. Tal vez soy... frígida."

-"Alto ahí. Espera un minuto" -comenzó Marianne, haciendo una pausa cuando la camarera, que había traído la cuenta, les preguntó si querían postre. Después de contestar negativamente, prosiguió-: "¿Vas a sentarte ahí y decirme que vas a creer en la palabra de un tipo al que me has descrito diciendo que tiene diez centímetros de como atributos y un plazo máximo de cinco minutos de duración?"

Sakura frunció los labios mientras consideraba la pregunta.

-"Bueno… pensándolo mejor, no. Pero algo debe andar mal en mí" -declaró bajando los ojos a sus manos entrelazadas-. "Los hombres que pienso que son especiales, se vuelven sapos a los pocos minutos de estar en mi presencia. Y nunca he sido capaz de llegar al orgasmo con un hombre. No lo entiendo... es como si no pudiera llegar a estar completa, como si me faltara algo esencial para llegar a la meta. Y no logro entender qué es, qué es lo que me falta."

Viendo la angustia de su amiga, Marianne comentó quedamente mientras le dedicaba una suave sonrisa.

-"Sakura, dulzura, ¿Con cuantos hombres has estado?"

-"Ya conoces la respuesta" -contestó Sakura ruborizada al ver la sensata mirada de su mejor amiga-. "Dos"

-"Exacto. Un novio en la escuela. Un adolescente que no tenía ni idea sobre sexo y como tratar a una mujer. Y después un egoísta, un mujeriego asqueroso, que no se tomo el tiempo para hacerte feliz, y que seguramente no tenía la habilidad necesaria para satisfacer a su propia esposa" -Colocando su mano sobre su castaña amiga, continuó-: "Cariño, simplemente no has encontrado todavía al hombre indicado. Necesitas a alguien maduro, fuerte y seguro de sí mismo. Alguien como, veamos… ¿Shaoran Li?"

Los ojos de Sakura se dilataron mostrando un gran temor y sorpresa.

-"¡Ah, no! No, no, no. Ese hombre me asusta como el mismísimo demonio" -exclamó con un tono ligeramente más ronco de lo normal-. "Es tan grande, y guapo y… grande" -repitió incapaz de encontrar una palabra que describiera mejor al sujeto-. "Además, ya sabes que lo rechacé cuando me invitó a cenar"-Sacudió la cabeza con decisión-. "Y no me lo pedirá de nuevo."

-"Si no recuerdo mal, le dijiste que estabas ocupada esa noche y él contestó que quizás en otro momento y vos le respondiste que estabas de acuerdo. Eso, me parece a mí, era una invitación a que te volviera a preguntar en otro momento" -puntualizó Marianne de manera triunfal.

-"Aún así, si me volviera a preguntar, seguiría contestándole que no" -sostuvo Sakura con un gesto terco en su fino mentón.

-"¡Por el amor de Dios Sakura! ¿Por qué?" -preguntó Marianne incrédula-. "Si un hombre así me lo preguntara tendría que tomarme un minuto para recordar que soy una mujer felizmente casada."

Sakura estudió la cuenta y calculó la propina. Buscando en su monedero, hizo una pausa.

-"Siento repetir esta estúpida frase de película barata, pero... hay algo peligroso en ese hombre que me pone nerviosa."

-"Sakura, dulzura, no permitas que tu imaginación se desboque" -Marianne estudió a su amiga pensativa-. "Pudiera ser que ese «peligro» que sientes sea una simple amenaza a tu paz mental."

-"Y a mi corazón" -refunfuño Sakura resentida-. "Shaoran Li no es el tipo de hombre que se larga y deja a una mujer con el corazón intacto."

-"¿Y quien te asegura que te dejará?" -la desafió Marianne con el ceño fruncido.

-"No puedo esperar mantener el interés de un hombre como él por mucho tiempo" -suspiró Sakura.

Marianne sacudió la cabeza negativamente dando más énfasis a su gesto al agitarse sus largos rizos oscuros.

-"Sakura, tienes la mala costumbre de infravalorarte. Y presupones que él haría algo así cuando ni siquiera lo conoces. Salí con él una vez y miremos que pasa. Y en lo referente a mantener su interés..." -Extendió la mano y le dio un ligero pellizco a la respingona nariz de Sakura-. "¿Por qué no le dejas ser él quien juzgue eso?"

Arrugando la nariz, Sakura no dijo nada mientras ella y Marianne salían del reservado para dirigirse de nuevo al trabajo.

Sentado en un reservado paralelo al que las dueñas de la nueva librería del pueblo acababan de desocupar, Shaoran Li se encontraba bebiendo su bebida con aire pensativo.

-"Sí, Sakura" -murmuró-, "¿por qué no me dejas ser juez a mí en ese tema?"

Shaoran tenía veintinueve años, y era un hombre, por usar el calificativo usado por la castaña... grande. Alto, fuerte, musculoso. De cabello castaño, con una ondulación rebelde natural, le rozaba los hombros y reflejaba a veces mechas cobrizas. Sus ojos, de un dorado chocolate, se encontraban en un rostro hermoso y duro de facciones bien cinceladas. En estos momentos mostraban una relajada calma, pero esos mismos ojos, en situaciones de tensión, pasión o cólera cambiaban inmediatamente a un reluciente y dorado ámbar.

Inhalando profundamente los sentidos de Shaoran filtraron los diferentes aromas que llenaban el restaurante, hasta encontrar el que buscaba.

Sakura.

Ella nunca llevaba perfume. Se deleitó con el olor natural, cálido y fresco de ella. Bajó las pestañas sobre unos ojos que comenzaron a brillar con una luz dorada. Una satisfecha sonrisa se mostró en los duros labios masculinos. Desde luego, ser un licántropo tenía sus muchas ventajas. El acentuado sentido del olfato era una de ellas.

Shaoran no era un inexperto en cuanto a mujeres se trataba. Disfrutaba de ellas, se deleitaba con ellas donde y cuando surgían sus necesidades. La mayor parte de sus compañeras eran lupinas, solo unas pocas habían sido humanas, pero todas con la absoluta convicción de que su unión era temporal. Y estuvo más que satisfecho de esa situación hasta que llegó Sakura Kinomoto a su vida.

Como conocía a David y a Marianne personalmente desde su llegada al pueblo había oído de primera mano los entusiasmados proyectos de la morena con respecto a la librería que ella y su querida amiga de la infancia iban a abrir juntas. El entusiasmo que Marianne había sentido ante la llegada de su mejor amiga, y su deseo de que la apertura del nuevo negocio la ayudara a dar por finalizado el doloroso divorcio había despertado su curiosidad. Siendo un lector voraz, Shaoran le prometió estar allí para la gran inauguración que se había dado un mes atrás.

Cuando el día señalado llegó, Shaoran entró en la librería junto con el resto de los impacientes clientes. Fueron recibidos por unas originales estanterías repletas de libros, proveedores de maravillosos conocimientos y hospitalidad. Varías rinconeras, mesas y sillas se hallaban situadas estratégicamente por toda la librería, para comodidad y placer de los clientes. El olor del café recién hecho flotaba en el aire junto con el suave olor a flores frescas que día a día las dueñas se encargaban de poner en el mostrador principal.

Pero para Shaoran Li, una esencia de una naturaleza mucho más intrigante que la de las flores y el café capturó su atención inmediata. Era la esencia de una hembra. Una atrayente y sutil fragancia que lo fascinó. Literalmente olfateó su olor hasta que le condujo a una preciosa y delicada muchacha.

Al verla, ciertas partes de su anatomía comenzaron a rebelarse. El lobo de su interior comenzó un bajo y retumbante gruñido, que rápidamente se convirtió en aullido, declarando su intención de reclamar a su compañera. Shaoran tuvo que luchar con su autocontrol por varios minutos para mantener a raya al lobo de su interior. Su compañera. No había ninguna posibilidad de poder confundir ese delicioso e incitante aroma que le nublaba el juicio.

Marianne, al percatarse, de su presencia le hizo señas desde lejos para realizar las presentaciones. Aunque amistosa, Sakura demostró cierta cautela para con él, como si quisiera mantener las distancias. Consciente de su pasado, Shaoran refrenó su impaciencia, manteniendo una conversación impersonal, sin realizar ningún movimiento ostensible que la pudiera asustar o alarmar. Estaba determinado a darle tiempo para que se acostumbrase a su presencia. Él más que otros comprendía el valor y la virtud de la paciencia. Con esto en mente presentó sus excusas y las dejó, prometiéndose el placer de futuras visitas. Y no podía negar que él también necesitaba tiempo para pensar lo ocurrido. Había encontrado a su compañera, su mujer. Y los sentimientos que burbujeaban en su interior eran una contradicción constante.

Ahora, mientras terminaba su almuerzo, Shaoran reflexionó sobre los interesantes temas que por casualidad había oído. ¿Acaso era culpa suya, la particular agudeza de su audición...?

Mientras que la descripción de su cita le había resultado divertida, su cuerpo se tensó por la rabia que sintió con la simple imagen de otro hombre tocando lo que consideraba suyo por derecho. Había llegado el momento de realizar su reclamación, el tiempo de tregua había terminado. Primero apartaría su miedo y después le demostraría todo el placer que un hombre apropiado podía darle.

El vibrador de Sakura estaba a punto de jubilarse.

Cuando Shaoran regresó a su casa, se encontró con algunos problemas que lo esperaban.

-"¿Me estás escuchando, Xiao Lang?"

Mirando distraídamente por la ventana, mientras el murmullo de la conversación continuaba por el altavoz del teléfono, se relajó en el cómodo y familiar ambiente de su despacho. La cálida brisa de mediados de agosto, agitaba las hojas de los arces que protegían la casa del sol que descargaba por las ventanas abiertas.

Las cortinas ondeaban sobre las paredes pintadas en crema, suavizando la oscura influencia de la madera de roble. Un largo y ancho sofá tapizado en un balsámico verde y con cierto tono dorado se asentaba perpendicularmente a la chimenea. Enfrente, una mesita de café y el correspondiente par de sillas acolchadas a juego. El pesado escritorio de roble de Shaoran se encontraba en un rincón, presidiendo la habitación. Respaldada por una estantería baja repleta de libros, se encontraba su área de trabajo.

Enderezándose en su silla, se giró para afrontar el teléfono.

-"Estoy escuchándote, Eriol, y realmente no veo el problema. La manada de Los Álamos Plateados quiere una recompensa. Acepta esa deuda, págala y final de la historia."

-"Ese es justamente el problema, Xiao. Esta mañana recibí una llamada de esa puta beta de Los Álamos Plateados, Mei Ling. No solo quieren la recompensa, quieren un espectáculo de sumisión de la manada de Torre de Hierro. Sobre todo del alfa de Torre de Hierro" -Un gruñido bajo retumbó al otro lado de la línea telefónica-. "No expondré la garganta para Chown Delancy, que es un sucio zorro maricon, un roba gallinas que se escuda en ser un lobo alfa."

Eriol Hiragizawa era el mejor amigo de Shaoran y el macho alfa del clan de lobos conocidos como Torre de Hierro. Consiguió ese puesto gracias a su fuerza y sabiduría, cuando el padre de Shaoran (o Xiao Lang como todos sus conocidos lupinos lo llamaban) decidió renunciar. Por suerte, Eriol tenía gran inteligencia y paciencia para dirigir la manada más fuerte del país, pero hasta él tenía sus límites.

Con un suspiro, Shaoran se pasó la mano por la frente, frotándosela en un intento de calmar el incipiente dolor de cabeza.

-"¿Conseguiste al ciervo?"

-"Sí, lo hicimos anoche. De hecho, lo hicieron los mismos cachorros que cazaban en el territorio de Los Álamos, obviamente no se aguantaron y lo mataron al instante. Yue los castigó y sermoneo por horas, los dejó con el rabo entre las piernas."

Shaoran pudo escuchar la diversión en la voz de Eriol.

-"Necesitan aprender. Tu beta es muy bueno, y realiza el trabajo eficientemente."

-"El bienestar de la manada es lo más importante. Yue lo sabe, igual que el resto del clan. La educación de los cachorros forma parte de ese bienestar, es algo prioritario" -Eriol hizo una pausa-. "Además, Yue no quiso perderse la diversión que le produce castigarlos."

Shaoran se rió entre dientes al pensar en el serio y adusto beta mirando con su plateado mirada a los pequeños cachorros con su expresión de malvado sin escrúpulos.

-"Haz que los acompañe a ver a Los Álamos Plateados. Que ofrezcan el ciervo como disculpa y apropiada sumisión. Delancy se tendrá que conformar con eso."

El tono de Eriol se volvió duro.

-"Comprende esto Li... Tampoco quiero que mi beta se humille con ese viejo pollerudo" -Hubo una pausa y una imaginativa maldición crujió sobre la línea-. "Lo siento, Xiao Lang... Delancy me saca de mis casillas."

-"Siento lo mismo, Eriol. Me ocuparé inmediatamente del asunto." –dijo el castaño con vos firme.

-"No te envidio el trabajo, amigo. Ser el enlace entre las manadas, con la obligación de tener que tratar todo el tiempo con todos los tercos alfas, incluido yo mismo."

-"Los alfas se pasan el tiempo repartiendo o recibiendo patadas en sus lindos traseros" -replicó Shaoran con fingida severidad.

-"Oh, que tipo duro... Quizá sea hora de que tengamos otro asalto."

-"Considerando el estado en el que quedamos después de nuestro último enfrentamiento, ¿no preferirías a cambio una ronda en Morgan? Trae a Yue cuando regrese de degradarse en la fiesta."

Morgan era el antro preferido para beber entre las manadas locales. También era distinguido por ser una zona neutra, pues no se permitían ningún tipo de discusiones. Aparcabas tu ego fuera o conseguías que lo hiciera tu trasero después de que te echaran a las patadas.

-"Ah, sí, seguro que para entonces necesita un buen trago" -concordó Eriol con un tono ligeramente sarcástico-. "Entonces hasta dentro de un par de horas, Xiao. Ve tú primero, que luego iré yo."

-"De acuerdo."

Shaoran se acercó para colgar.

-"Y viste ni siquiera has tenido que darme patadas en el culo esta vez, debes estar muy triste " -bromeó Eriol-. "Sin duda tus habilidades están mejorando."

-"Muérete Hiragizawa" -refunfuñó Shaoran cortante, terminando la llamada entre las risas de Eriol.

Diez minutos más tarde colgó tras hablar con el otro alfa metido en el conflicto.

-"Jodido viejo engreído" -refunfuñó.

Tener que finalizar la discusión con Chown Delancy amenazándolo con una nueva pelea, en vez de poder solucionar el problema de manera diplomática, lo había dejado con un sabor amargo en la boca. De todos modos, pensó con una sonrisa de satisfacción, Delancy se había echado atrás rápidamente al ver que el famoso enlace comenzaba a perder la paciencia. Este trabajo algunas veces tenía sus recompensas.

Aun siendo un igual o superior a otros alfas como Eriol o Delancy en fuerza, astucia, liderazgo e inteligencia, Shaoran no deseaba en absoluto regir ninguna manada. Su naturaleza era demasiado independiente, tanto como su tendencia al aislamiento, hacían imposible el trato constante con la actividad del clan. Fue una suerte, considerando que cuando su padre cedió su puesto hubiera tenido que luchar contra su mejor amigo por el liderazgo de la manada de Torre de Hierro. No era fácil adivinar cómo hubiera terminado un combate real entre Shaoran y Eriol.

Sus cualidades alfa eran lo que le hacía perfecto para ser el enlace entre los clanes de lobos. Era especialista en solucionar problemas, un hombre con la suficiente capacidad diplomática y fuerza física como para mantener la paz entre las volátiles manadas. Habían pasado esos días en los que las discusiones se decidían mediante sangrientos combates que terminaban a la muerte de algún contendiente. En estos tiempos más modernos, en los que el mundo parecía empequeñecer y pasar desapercibidos resultaba más complicado, habían tenido que evolucionar y utilizar métodos menos llamativos y extremistas. Después de todo, las inexplicables muertes y las heridas causadas por dientes y garras eran difíciles de ocultar. Y, aun cuando tenían una red de doctores formada por lupinos o gente de confianza, las murmuraciones podían llamar la atención de algún curioso.

Altamente respetado, y algunas veces temido, Xiao Lang Li realizaba su trabajo con confianza y efectividad, evitando el derramamiento de sangre y abiertas hostilidades entre su gente. Día a día se enfrentaba a personalidades fuertes y con temperamentos complicados. Entonces, ¿por qué tener que decirle a una humana obstinada que era su compañera le causaba una punzada de incomodidad y temor?

Continuara...

Nota de la Autora:

Buenas!! Primeramente quiero agradecerles a todos los amables lectores que me han seguido en "Sin poder dejar de Besarte" y que me han dejado tan hermosos reviews. Hoy vuelvo con un nuevo SS, pero esta vez con algo nuevo... por primera vez me meto en una temática un poco más fantástica: los licántropos, hombres lobo, etc.. Admito que es una idea rara, producto d mi imaginación, mi fascinación por los lobos y la literatura que toca estos temas pero espero realmente que guste la idea. Alguna vez se imaginaron a Shaoran como un macho alfa? Alguien sumamente viril, dominante y poderoso con una fuerte vena salvaje, casi animal? Bueno, acá verán eso y mucho más jejeje XD

No sé si lo notaron pero intente darle un tono más relajado y personal a la conversación entre Sakura y Marianne, espero no haber ofendido a nadie pero me pareció que se la mejor forma de ver un poco como será a esta nueva Sakura-chan es verla en confianza con su mejor amiga... una buena charla de chicas.

Quiero contarles que este primer capítulo esta dedicado a mi buena amiga y hermana del alma, ella con sus locas ideas me inspira a inventar conversaciones de lo más exóticas e interesante. Y sin duda es mi compañera al momento de babear por los preciosos machos alfas!

Sin más, espero saber sus opiniones!! Nos vemos bien pronto!!

Lady Verónica Black.-

"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Dios bendiga a los hermosos Machos Alfas de este mundo!!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS...!!