INDESEADO

(Unwanted)

Por LavenderGoddessV

Traducido por Inuhanya

Nota rápida de LGV: Aquí estamos otra vez, otro nuevo fic. Creo que este será muy atractivo para aquellos que disfrutaron La Protegida. Se ubica en un período tipo medieval; así que otra vez, nada de ki, nada de Súper Saiyajín, y nada de volar. Sin embargo, los Saiyajín son una raza guerrera, sólo que pelean con espadas y a caballo. También habrá diferencias en parentescos, y hermanos. Por ejemplo, no hay separación de especies en este caso. Todos son de la misma raza (Saiyajín), PERO el planeta está dividido en territorios, los cuales alguna vez estuvieron unidos bajo Vegeta, como su único rey. Sabrán más mientras se meten en la historia, pero también quería hacer unas declaraciones. Y recuerden, este definitivamente es un fic B/V, así que no dejen que el comienzo los asuste. Bien, ahora con mi nueva creación, Indeseado. Espero la disfruten…

Nota de Inu: Hola! Como se los prometí aquí los dejo con otra traducción de otro de los maravillosos fics de LGV, espero lo disfruten y les guste. Muchas gracias por todo el apoyo que nos han brindado tanto a escritora como a traductora, es muy motivador y satisfactorio leer todos esos lindos comentarios que nos dejan… Feliz lectura!!


Capítulo 1: La Batalla Final


"Debes ir?" preguntó ella suavemente mientras escondía su cabeza en la curva del cuello de su prometido. En tanto como deseara un final para este baño de sangre de diez años, sabía lo inevitablemente peligroso que sería esta confrontación final. No más que uno de dos hombres que ponían un pie en el campo de batalla sobrevivía; una estadística de la que no podía soportar que él tomara parte. "Un hombre más no hará una seria diferencia, incluso si eres tú."

Con un fuerte suspiro, Kakarotto se separó reluctante de la mujer que había jurado desposar para que pudiera ver el honesto arrepentimiento en sus ojos por tomar la decisión que demandaba su honor. "Por favor no hagas esto más difícil de lo que ya es, Bulma. Sabes que haría cualquier cosa que me pidieras, pero no puede ser esto. En una pelea ordinaria, tal vez perdería mi presencia, pero este es el enfrentamiento final contra las últimas fuerzas de Nappa. Es el final, Bulma, un final por el que he estado peleando desde que tenía once años; tengo que verlo."

"Orgullo," siseó Bulma mientras se alejaba del determinado hombre, "Estás comenzando a sonar como tu hermano." Ella sabía mejor que golpearlo debajo del cinturón con tan injusta aserción, pero su cabeza y corazón simplemente no hacía juego en este asunto. Posiblemente esta era la última vez que lo vería vivo, qué racional podría esperar actuar cuando su vida colgaba en la balanza?

"No soy Vegeta," Kakarotto refutó su declaración molesto mientras caminaba en frente de la descorazonada mujer para tomar sus brazos gentilmente. Tenía que calmar sus preocupaciones. "Bulma, te juro que no tomaré ninguna oportunidad con mi vida. Tengo mucho por qué vivir." Él deslizó sus dedos por sus sedosos brazos antes de detenerse en su cuello. Borrando con sus pulgares las pocas lágrimas que habían caído de sus infinitos ojos azules, se inclinó para depositar un lento beso en su frente. "Nada puede detenerme de regresar a ti," juró él mientras la halaba en su abrazo. Acunando su cabeza contra la suya, lentamente pasó sus dedos por sus largos mechones, "Especialmente no una maldita guerra que ha prolongado su conclusión."

La promesa pareció lo incentiva suficiente para elevar los espíritus de Bulma. Conocía al peleador experimentado que era, había sobrevivido diez años de guerra con no más que unas pocas cicatrices para mostrar. Tenía fe de que si su determinación fuera la mitad de fuerte como lo insinuaba, antes del final de la estación serían marido y mujer.

"Alteza," la repentina interrupción por uno de los guardias del castillo efectivamente sirvió para romper la serenidad entre el par, "Por favor perdone mi interrupción, pero si desea ver el comienzo de la batalla, necesitamos irnos inmediatamente."

"Ya salgo," la confesión fue suficiente para darle al par unos momentos más de paz antes de tener que separarse indefinidamente. Girándose para ofrecer su último adiós, Kakarotto fue detenido abruptamente cuando observó a su prometida desabrochar un collar que había estado escondido bajo su vestido. Era una joya plana con una gruesa cadena que desde su foco conectaba un guardapelo.

"Mandé a hacer esto para ti hace meses," comenzó ella con un profundo respiro, intentando desesperada detener las lágrimas que inevitablemente comenzarían a brotar. "Iba a dártelo como un regalo de bodas, pero creo que ahora podría ser más apropiado." Ella alcanzó para tomar su mano. Depositando el dije en su palma, lentamente retiró sus dedos para que pudiera descubrir lo que había adentro. Una sonrisa adornó sus labios mientras el tesoro le era revelado.

"Qué tan bien me conoces," él rió suavemente mientras desenrollaba el largo mechón trenzado del cabello azul de Bulma. Nunca había hecho un secreto de cuánto adoraba sus exóticos mechones: el color, el largo, la sedosa consistencia y el aroma. Dándole una muestra encendería todos sus sentidos para formar un recuerdo más vívido de lo que tenía a su regreso. "En tanto como haya aliento en mi cuerpo, esto nunca será retirado de mi," prometió gentilmente mientras colocaba la cadena alrededor de su cuello. Una vez que estuvo situado pulcramente, envolvió sus brazos alrededor de su amor por una última oportunidad de sentirla en sus brazos. "Regresaré," prometió él finalmente mientras pasaba sus labios sobre los suyos. El beso desesperado que siguió estaba lleno con toda la contenida pasión invocada por las mortales circunstancias que enfrentarían. El temor de la posible muerte, de nunca versen de nuevo era muy potente para simplemente ser expedida en un beso, pero el tiempo no les permitía algo más. "Tengo que irme."

Las palabras fueron dolorosas de escuchar mientras el calor que la había envuelto fue cruelmente retirado. "Cuídate," ordenó ella después de que la fuerte figura se alejara, sólo para detenerse para asentir rápidamente antes de cerrar la puerta tras él. Una vez que quedó sola, Bulma cayó de rodillas, envolviendo sus brazos a su alrededor rezando en silencio por el seguro regreso de su prometido. Habían vivido muchos años con miedo a la muerte para perder su batalla por un futuro a salvo.


"El día finalmente ha llegado, Nappa." Vegeta tomó un largo respiro mientras escaneaba el reporte que le habían entregado. Estaba dándole una revisión final antes de lanzarse a la batalla que había esperado por años, el día en el que finalmente vengaría a sus padres y reclamaría su derecho de nacimiento, el día en el que arreglaría todo lo que había estado mal hace diez años.

Si a la guerra pudiese dársele un título, habría sido Hestia, la reina Saiyajín, y la madre de Vegeta y Kakarotto. Desde la joven adultez, Nappa y el rey Vegeta habían admirado su belleza y fuerza, ambos buscaban su atención como motas a una llama, una llama que ultimadamente incendiaría el planeta cuando eligió la realeza sobre la vida de una esposa de soldado.

Nappa había creído que la decisión fue solamente económica de su parte, que si hubiese tenido más poder, más prestigio, estaría más que dispuesta a ir con él. Y así en su fría y calculadora búsqueda de una forma de justicia, pasó dieciséis años planeando la manera en la cual podría recuperarla, el día que derrumbaría el Imperio de Vegeta.

El ataque llegó en el cumpleaños quince de Vegeta. Disfrazados entre los invitados habían hordas de leales a Nappa, hombres a quienes les había prometido poder e insondable riqueza una vez que el rey hubiese sido derrocado. Y fue, muy fácilmente, atrapado fuera de guardia.

El salón rápidamente fue demolido mientras los inocentes se tambaleaban hacia las salidas más cercanas. Sin embargo, no todos lograron salir del corredor con sus vidas, Hestia una de ellos. Una flecha perdida la había golpeado en el corazón, un detalle que ciertamente no fue una parte del plan de Nappa.

La distracción del evento fue apenas suficiente tiempo para que la familia real escapara por los pasajes secretos. Aunque huir no era el camino Saiyajín, el rey Vegeta y sus dos hijos aceptaron vivir lo suficiente para ver la victoria contra el hombre que había robado su título, su hogar, y más imperdonablemente, su esposa y madre. Sí, la venganza había sido la prioridad de todas sus mentes, pero la reagrupación era necesaria antes de que tal curso pudiera ser dirigido. Así que habían decidido escapar al estado de Lord Toma.

Cuando llegaron, la total extensión de la insurrección de Nappa finalmente fue clara. En cuestión de semanas, lo que alguna vez fue una monarquía global se había dividido en tres territorios separados. Aunque la intención de Nappa había sido dividir el planeta, tomando el sector norte para él, y dándole el sector sur a su hijo bastardo, Nexus, un simple joven de catorce años, un cuadrante había probado ser más difícil que las otras.

El sector norte estaba lleno de leales a uno de los hombres más temidos en el planeta, Lord Toma, un peligroso mercenario que solo sumaba más riqueza que la familia real misma. Sin embargo, nunca escogió desafiar la autoridad del rey por una deuda de vida. Una vez Vegeta había perdonado al hombre de atravesarlo con una espada; desde entonces, Toma y el Rey eran los aliados más fuertes.

Usando las revolucionarias tierras de Toma como un fuerte, planes fueron hechos inmediatamente para un contraataque. Por un año, el rey Vegeta y Lord Toma dirigieron el asalto para recuperar las tierras que les habían sido robadas. Entonces golpeó la tragedia, y ambos hombres perdieron sus vidas en una emboscada dirigida personalmente por Nappa. Fueron decapitados, y sus caras puestas en exhibición para todos quienes pudiesen considerar unirse a lo quedaba de la rebelión Vegetabatsu.

Nappa pensó que había alcanzado su victoria ese día. El antiguo rey estaba muerto y en su mente la rebelión había sido aplastada. Pero nunca había estado más equivocado. Enfurecido por la muerte de su padre, el antiguo príncipe Vegeta había tomado la responsabilidad de continuar la pelea. Entre la desgracia de su padre y la inestabilidad de sus tropas, se sintió atrapado con ninguna otra opción de tomar medidas drásticas para alcanzar su victoria.

El sentido de moral y ética de Vegeta fue borrado una vez que su padre murió. Como si algo finalmente lo golpeara, se encontró caminando por un camino de fuerte violencia. Por cuatro años había adoptado una política de inmisericordia. Inocentes fueron asesinados, villas quemadas y hombre brutalizados bajo su mirada. Rápidamente desarrolló una reputación como un monstruo, un guerrero sin corazón ni alma quien no se detendría ante nada para ver la sangre de Nappa en sus manos.

Lo que comenzó como una misión para reclamar su honor se había vuelto una de sangre. Su honor se había perdido hacía mucho tiempo, igual que cualquier esperanza de regresar al hombre respetable que alguna vez había sido. Al menos eso fue lo que Vegeta creyó hasta la noche en que ella vino a él. La noche en que supo la total extensión de su inhumanidad. La noche en que ella le mostró el monstruo en el que su odio le había obligado volverse. La noche que cambió al permanente costo de una mujer inocente.

Cerrando sus ojos, Vegeta intentó alejar las imágenes de esa noche. De todas las horribles acciones que había cometido durante el curso de esta guerra, esa fue seguramente la más deshonrosa. Durante la última mitad de esta guerra había trabajado para cambiar sus medios, para hacer lo que ella le había rogado esa noche, para detener la violencia innecesaria. Fue la única reparación que podía ofrecer. No es que hubiese sido suficiente para corregir sus acciones. Lo que le había hecho, tomado de ella, era imperdonable.

Abriendo sus ojos para terminar de leer su reporte, Vegeta trató de destruir la imagen de su lloroso rostro de su mente. Hoy no era el día para revivir el pasado. Hoy, diez largos años de lucha finalmente terminaban. Hoy reclamaría la porción final de tierra que le había sido arrebatada a su familia, la fortaleza del Vegetabatsu.

El antiguo palacio de la familia de Vegeta ahora era la porción de tierra más fuertemente custodiada en el planeta. Nappa, el asesino de su padre, el hombre responsable por el infierno que estaba viviendo, era su actual dueño. Pero eso estaba por cambiar. Ahora finalmente era el momento de la derrota de Nexus. Vegeta finalmente, después de tantos años, iba a tomar la vida del hombre que mató a su padre. Y nadie iba a robarle ese placer, especialmente no su tonto hermano menor.

"Llegas tarde," el tono de Vegeta estaba lleno con censura mientras levantaba sus ojos de su reporte para ver a su joven hermano entrar en su tienda de campaña dos horas después de haberlo ordenado. Aunque se había tomado el tiempo para relajarse en contemplación, levantó sus piernas en la mesa frente a él mientras se entregaba a la comida y a la bebida antes de enfrentar la batalla por delante, no era un hombre para dejar esperando. "Estaba comenzando a pensar que no vendrías." Él bajó el documento para descansarlo en su regazo mientras una sonrisa casi siniestra se extendía por sus labios, "Las vacaciones pueden hacer suave a un hombre. Supongo que esas mujeres en el harem te mantuvieron ocupado." El comentario fue hecho en broma, Vegeta era totalmente consciente de la prudente naturaleza de su hermano cuando se refería a mujeres, pero el remarco no fue tomado tan ligeramente.

Apretando sus puños, Kakarotto retiró una silla al otro lado de su hermano mientras respondía con rabia contenida, "A diferencia de ti, Vegeta., yo creo en esperar hasta el matrimonio antes de intimar con una mujer, porque a diferencia de ti, quiero amor y afecto, no una fácil revolcada, como tú."

Fresco de revivir sus vergonzosos recuerdos, las palabras de Kakarotto habían dolido. Pero Vegeta no estaba para mostrar alguna diversión mientras liberaba una divertida carcajada y se burlaba, "Sabes, casi siento pena por ti, Kakarotto. Eras muy joven cuando esta guerra comenzó para haber conocido la dicha de la entrega a la más hermosa de las especies. Yo sin embargo," él se recostó en su silla y extendió sus brazos antes de entrelazar sus dedos para apoyar la parte trasera de su cabeza, "recuerdo vívidamente las hordas de mujeres derribando las puertas del castillo, compitiendo por volverse la próxima reina Saiyajín. Qué tontas eran. Una tras otra visitaron mi cama, todas pensando que sería domado por sus encantos femeninos. Por supuesto ninguna de ellas fue llamada para una segunda noche. Eso, mi querido hermano, es el sexo más débil."

"Estás equivocado," insistió Kakarotto mientras tomaba el guardapelo alrededor de su cuello. "Mi temor más grande es que ella se aburra conmigo mucho antes que yo con ella. Es inteligente y generosa y apasionada y hermosa," él pausó recostándose en su silla, sus ojos medio cerrados en reflexión, "tan hermosa, Vegeta. Nunca podría encontrar a una mujer más fácil a los ojos o el alma."

"Ella?" El entrecejo de Vegeta se levantó en confusión, perdido por el tren de ideas de su hermano. "Estaba hablando en general, a quién te refieres? Dime que no has dejado que una bruja te hechice."

Respondiendo con una perpleja mirada de las suyas, Kakarotto preguntó, "Pensé que habías escuchado? Le he pedido a Bulma casarse conmigo una vez que esta guerra termine. Ella aceptó."

Un largo e impenetrable silencio siguió antes de que Vegeta aclarara su garganta y asintiera su consentimiento. "Una sabia elección; su matrimonio asegurará una unidad indefinida entre el Tomabatsu y el nuestro. Ayudará a mantener la paz una vez que termine esta guerra."

Cruzando sus brazos, Kakarotto le frunció a su hermano. "No voy a casarme con ella por razones políticas; voy a desposarla porque la amo. Digo, es hermosa, inteligente, gentil, pura…" Vegeta dejó de escuchar después de eso, el nudo en su estómago era muy distrayente para continuar prestando atención mientras Kakarotto continuaba su balbuceo sobre las perfecciones de su prometida.

Alcanzando un punto donde no pudo escuchar más, Vegeta espetó, "Oh por favor, si dices una palabra más creo que enfermaré. Honestamente Kakarotto, estás tan encantado en su hechizo que has olvidado de quién estás hablando? Esta es la pequeña mocosa que solía patear las espinillas de un hombre y echar tierra en su agua. Causaba daños y jaleos a donde quiera que fuera, maldiciendo con la lengua de un soldado mayor. Hay un término para el tipo de mujeres en las que se vuelven esas niñitas, y te aseguro que no es de aquellas a la que te refieres como a ella."

"Vamos, Vegeta, sólo era una niña tan joven durante esos años de los que hablas. Y fue obligada a seguir a su padre a las filas frontales de la guerra; considerando las cosas que tuvo que atestiguar, no creo que su comportamiento fuera terriblemente inapropiado."

Por supuesto tenía razón. Toma nunca debió haberle permitido a su hija quedarse con él, debió haberla enviado a casa con su madre, Seripa, al momento que supo que se había escabullido en una de las carretas, tomando medidas drásticas para quedarse con su padre. El campo de batalla no era lugar para una jovencita, a pesar de lo temeraria que declaraba ser.

Pero Toma la había dejado quedarse. Una decisión parcialmente egoísta, era bien sabido que aún el más poderoso de los hombres Saiyajín podría ser hecho un sentimental bajo las suaves súplicas de sus hijas. Toma nunca tuvo una oportunidad.

De espíritu tal vez era una simple palabra para describir la disposición de la joven. Por un tiempo pareció completamente desprendida de los hechos rodeándola. Ella y Kakarotto rápidamente se habían vuelto amigos, siendo los únicos dos de su edad. Juntos causaron mucho jaleo, ambos tal vez tratando de escapar de la realidad de lo que pasaba a su alrededor. Pero cuando la batalla llegó, Kakarotto tomó las armas, como cualquier miembro de la armada, y Bulma siguió los deseos de su padre y permaneció refugiada de la pelea, al menos hasta el día que murió.

Ningún niño tenía que observar a un padre ser ejecutado, especialmente uno tan joven como Bulma, pero lo hizo. El día de la emboscada, ella había sido la primera prioridad de Toma. La había ocultado en un compartimento subterráneo, esperando que si pasaba lo peor, no sería descubierta. Y no lo fue, afortunadamente, cuando Vegeta llegó a la escena. Llegó muy tarde para hacer algo bueno por los hombres estacionados ahí, incluyendo a su propio padre.

Él había escuchado un leve sonido de lloriqueos al momento que había entrado en la destrozada tienda. Mientras se acercaba más al subterráneo conducto, pudo escuchar su llanto. Levantando los caídos escombros que la habían atrapado adentro, abrió la tapa y encontró a la sollozante niña con su cabeza escondida en sus rodillas. Cuando trató de sacarla, había comenzado a patear y a gritarle, su primer instinto claramente le dijo que había sido el enemigo, un instinto que deseó hubiese seguido casi cuatro años después.

Después de sacarle sangre de morder la palma de su mano con su colmillo, había tenido suficiente y usó los puntos de presión para dejarla inconsciente. Una vez que se tornó más complaciente la llevó a su caballo y partió hacia su hogar, a donde Toma debió haberla regresado desde el comienzo. Cuando llegó finalmente, se había rehusado a hablarle a alguien sobre lo que había visto. No fue sino hasta que Kakarotto llegó dos días después que ella se abrió, y el estado militar de sus fuerzas fue claro.

Seripa había tomado total control de la vida de su hija después de eso, sacándola del campo de batalla; juró hacer que su única hija viva se volviera una apropiada señorita. Bulma no estuvo de acuerdo; su padre se había ido, así que no había razón para que regresara a la sangre y la violencia. Ella había tenido todo el tiempo en el mundo para hacer nada sino enmendar, al menos hasta que Vegeta regresó para administrar unas frescas heridas sobre las que se habían comenzado a curar.

"No estarás feliz por mi?" La pregunta de Kakarotto rápidamente sacó a Vegeta de sus pensamientos. Cuánto tiempo su hermano había estado balbuceando sobre su amor por esta mujer?

"Sí, feliz, seguro," respondió Vegeta; si su hermano quería casarse con ella, mejor. Bulma merecía un hombre que pudiera tratarla apropiadamente, respetando su mente, alma - y sobre todo - su cuerpo. Vegeta estaba seguro de que Kakarotto podría hacerlo; él perdonaría las acciones del hombre. "Suficiente de esta tontería emocional," espetó él mientras se levantaba de su asiento y cruzaba la habitación para tomar su armadura. "Tenemos una batalla de qué preocuparnos primero." Él no permitiría que inesperados acontecimientos o permanentes pesadillas del pasado arruinaran su victoria. Hoy era su día para hacer que todo el dolor y el sufrimiento por el que había vivido no significaran nada. Vengaría a sus padres, reclamaría su honor, o al menos tanto como quedara de él, y nada iba a interponerse en su camino. "Prepárate, hermano; esta noche derramaremos la sangre de Nappa."


"Mi Lady," la sirviente de mucho tiempo, Lena, abrió la puerta del dormitorio de su ama y corrió a su lado para entregarle su mensaje, "Su alteza está aquí; está esperando en su estudio, demanda verla ya!"

Las noticias trajeron una sensación de alivio al adolorido corazón de Bulma que falló en escuchar cualquier otro consejo de su compañía mientras corría de su habitación para atender su llamado. Después de tres largos meses sin noticia, Kakarotto finalmente había regresado a ella. La falta de comunicación había hecho que su mente creara las más terribles de las posibilidades, pero ahora parecía que sus preocupaciones fueron por nada. Finalmente había regresado a ella como lo había prometido, y un momento antes estuvo preparada para ir a buscarlo!

Llegando a su lugar de espera, Bulma se tomó un momento para componerse. No quería parecer muy excitada de verlo después de no comunicarse con por tanto tiempo; su fría disposición ciertamente le enseñaría una lección por dejarla preocuparla! Agarrando el pomo de la puerta, Bulma tomó un profundo respiro antes de entrar en la habitación. "Bueno, qué agradable de ti que finalmente me prestaras una-" su garganta se ahogó a media oración cuando sus ojos cayeron en un hombre que no había visto en cuatro años, un hombre al que nunca había querido ver de nuevo. "Qué demonios estás haciendo aquí, Vegeta? Dónde está Kakarotto?" tiró las puertas tras ella, su mente no le permitió un momento para contemplar lo que significaba su presencia.

"Tomaré toda la culpa por haber sido mantenida en la ignorancia por tanto tiempo. No quise que nadie te alertara de lo que había pasado antes de que tuviera la oportunidad de decírtelo en persona." Su voz era profunda y su comportamiento frío, justo como lo recordaba de la última vez que cruzaron caminos.

"Decirme qué?" ella no le daría la satisfacción de escuchar su voz quebrada mientras preguntaba. Nunca caería víctima bajo este hombre, no otra vez. Después de esperar por lo que se sintió una eternidad para escuchar su respuesta, cuando llegó finalmente, su mente falló en registrarla. "Lo siento, qué dijiste?"

"Dije," ella pudo escuchar sus dientes apretarse, claramente molesto de que tuviera que repetirlo; vociferó su anuncio lenta y articuladamente para que la realidad de cada sílaba pudiera asimilarse, "Kakarotto está muerto."


Traducciones: Batsu - Clan

Vegetabatsu - Clan de Vegeta

Tomabatsu - Clan de Toma

Nota de LGV: Bien, y qué piensan? He picado su interés? El próximo capítulo comienza justo donde este termina, respondiendo todas las preguntas, así que espero que regresen para otro capítulo de mi más nueva adicción, Indeseado.