Una viñeta muy crack, casi lo primero (que no es una frase) que escribo de Twilight. Dedicado exclusivamente a Tamara del mal, por dar la idea y corregir la puntuación :).

Disclaimer: Que quede claro que ninguno de los personajes de esta saga me pertenecen, sólo los tomo prestados para divertirme (aunque divertirme no signifique que debo hacerlos OoC).

Te deseo suerte.

Casi le parecía increíble que una serie de casualidades desafortunadas lo hubieran llevado a conocer a una persona tan interesante. Especialmente si aquella persona, justamente, debía ser la más afortunada en el mundo.

No había pensado que ir hasta aquel lugar, para encargarse de un vampiro muy poco discreto, podría valer la pena. Tampoco había creído que, al llegar, lo encontraría a punto de devorarse a una humana, en un callejón de ciudad no lo suficientemente oscuro como para pasar desapercibido. Sin preguntas, sin meditaciones, sin segundas oportunidades, se deshizo de la criatura con una rapidez y una fuerza inauditas. Lo que antes habría pasado por un humano hermoso, muy pálido y de ojos rojos, ahora era un simple montón de carne blanca que se quemaba lentamente.

Luego, sus ojos casi negros a causa del hambre, se dirigieron hacia la presa que temblaba y se cubría el rostro pálido al final del callejón, sabiendo próxima su muerte.

Apareció a pocos centímetros de ella, y aspiró profundamente para sentir el delicioso aroma de su sangre fresca. Pero cuando los dedos pálidos se aferraron con suavidad al cuello humano, pudo 'ver' su alma, aquello de lo que él carecía.

Una persona inteligente, dedicada, observadora: atributos que él era capaz de apreciar hasta en un humano. Aún así, había algo más, algo sutil que podría pasar fácilmente desapercibido, de no ser porque tenía muchos años de experiencia como para no reconocer la anormalidad en aquellos recuerdos aleatorios que veía.

Suerte, una suerte demasiado inusual como para ser considerada parte de alguna casualidad. Y el hecho de que él mismo hubiese llegado allí en el momento justo en el que ella iba a volverse la cena de otro vampiro, era suerte también. Una fortuna que la rodeaba y la protegía, una fortuna que era como su propia habilidad: algo inhumano.

–Sería un despilfarro, ¿no lo crees, Angela?

Sí, tenía que transformarla. Tenía que ser suya.