¡Hola! Después de bastante tiempo de estar con esta idea en la cabeza, finalmente he tenido algo de tiempo para plasmarla en letras, así que he aquí mi versión sobre los pensamientos de Máscara Mortal, una versión basada en el punto de vista de una soñadora empedernida que comparte el signo zodiacal con este peculiar chico. Ojalá sea de su agrado.
1. VOCES DEL PASADO
En medio de una noche oscura, gritos de angustia resonaban en una pequeña aldea siciliana. Voces de hombres, mujeres y niños se confundían mientras personas corrían de aquí para allá tratando desesperadamente de escapar de aquel infierno que se había desatado súbitamente en aquella parte de la Tierra.
Tan sólo horas antes, aquella aldea era un pacífico lugar en el que sus habitantes vivían en armonía trabajando la tierra y comerciando sus productos con aldeas y ciudades cercanas, pero ahora las casas y los campos ardían en llamas y la Muerte reinaba en el lugar, segando las vidas humanas gracias a la participación de unos invasores que habían llegado a desolar la aldea para apoderarse de todo cuanto esta poseía.
En medio de todo el alboroto, un niño pequeño de alborotados cabellos azules y ojos del mismo color corría tratando de no ver los cuerpos sin vida que se encontraban tirados a su paso, tratando de no escuchar los gritos que provenían de todas partes, solamente concentrado en la última orden que su padre le había dado cuando aquellos invasores llegaron a su puerta… "¡¡Corre!! ¡¡Vete y no te detengas por nada!!"… Pero era difícil correr en la oscuridad, era difícil correr con los ojos bañados en lágrimas y más aún, era difícil correr sabiendo que sus padres no lo seguían…
Mas a pesar de todo, el pequeño sabía que si quería vivir no podía hacer otra cosa que huir, a pesar del miedo, a pesar de la ira que producía en él la impotencia, a pesar de que sabía que por más que intentara alejarse de aquel lugar de desgracia, las voces y las visiones que había presenciado aquella noche no lo dejarían nunca más durante el resto de su vida… Así que corrió con todas sus fuerzas hasta que ya no pudo más y sólo se detuvo cuando sus piernas se doblaron por el cansancio, casi al mismo tiempo que comenzaba a despuntar el alba.
Al quedar tirado en la tierra, él no sabía la distancia que había recorrido ni el tiempo durante el que lo había hecho, pero aún no se sentía a salvo, ¿acaso alguna vez en su vida lo estaría? ¿Cómo podría sobrevivir él que era tan pequeño… tan débil?
-Todo estará bien- le dijo una voz muy dulce y familiar y él pudo sentir una suave mano que se posaba en su espalda a la vez que un escalofrío recorría su cuerpo entero.
Con algo de dificultad giró para ver a quien había hablado y pudo ver la silueta de su madre por unos segundos antes de que esta se desapareciera con la luz de la mañana que llegaba.
-¡¡No te vayas!!- gritó el pequeño desesperado y con los ojos bañados en lágrimas- ¡¡Mami!! No me dejes…-
Pero era tarde, ella ya había desaparecido y él se quedó sentado en la tierra viendo con ojos llorosos a su alrededor, donde numerosos árboles crecían por aquí y por allá y entre los cuales podía ver muchas otras siluetas, muchas de las cuales le resultaron bastante conocidas…
-¿Qué fue lo que pasó?- le preguntó la silueta borrosa de una anciana que él había tenido por vecina.
-¿Ya se fueron esos hombres?- preguntó una vocecita asustada que provenía de una pequeña silueta que a penas y podía distinguir.
-¿Dónde está mi esposa?- exclamó una voz varonil antes de comenzar a alejarse gritando el nombre de su pareja.
-¿Por qué nos hicieron esto?- gemía otra voz en medio del bosque.
Cada una de aquellas siluetas tenía preguntas, tenía dudas, pero él no podía ayudarlos, simplemente no sabía cómo hacerlo, así que cerró sus ojos y cubrió sus oídos con sus manitas suplicando internamente porque todo aquello terminara. Y entonces, en medio de todas aquellas voces que le exigían respuestas pudo escuchar otras voces diferentes, muchas voces varoniles que se acercaban a donde él estaba.
El niño abrió los ojos temeroso de encontrarse con los mismos sujetos que había llevado el caos a su aldea, pero lejos de eso, avanzando entre los árboles pudo ver a algunos hombres que caminaban con semblante horrorizado, como si hubieran visto algo que les hubiera helado el alma, y en cuanto ellos lo vieron a él se apresuraron a llegar a su lado observándolo preocupados.
-¿Estás bien, pequeño?- le preguntó uno de ellos.
-¿Estás herido?- inquirió el otro.
-¿Acaso tú… escapaste de "aquella" aldea?-
El asintió con el rostro poniendo todo su empeño en no recordar todo lo que había presenciado la noche anterior, pero la presencia de las múltiples siluetas que lo rodeaban no facilitaban sus propósitos, ya que intentaban en vano hacerse escuchar por aquellos hombres y hablaban atropelladamente haciendo un barullo que sólo aquel niño de ojos y cabellos azules parecía notar.
-Todo estará bien, pequeño- le dijo amablemente uno de los hombres agachándose para quedar a su altura y acariciando con cuidado su cabello- ¿Cómo te llamas?-
-Yo…- susurró el niño con una débil vocecita- Me llamo…-
-¡¡Máscara Mortal, por todos los Dioses, despierta de una buena vez!!- gritó Afrodita de Piscis sacudiendo al santo de Cáncer de su cama.
El santo del cangrejo abrió sus ojos azules con algo de dificultad y observó aún adormilado a su compañero, quien estaba sentado a su lado en su cama.
-¿Afro?- preguntó Máscara Mortal (MM) aún sin terminar de despertarse- ¡¡Aaaaaahhhhh!! ¡¡Qué demonios haces en mi recámara, florecita?!- gritó cuando estuvo ya bien despierto y cubriéndose con las mantas.
-¿Tienes que hacer tanto escándalo?- exclamó molesto el santo de Piscis cubriéndose los oídos ante los gritos de Cáncer- Yo sólo trataba de despertarte porque parecía que estabas teniendo una pesadilla-
-¿Una pesadilla?- repitió con voz ahogada el chico de Cáncer recordando fugazmente lo que había estado soñando.
-Debe haber sido un sueño muy desagradable- comentó Piscis viéndolo con sincera preocupación- Te estabas quejando y agitando y hasta sudabas frío-
MM se quedó sentado en su cama en silencio por algunos instantes con el rostro serio, pero en cuanto notó la mirada de su camarada sobre él sonrió despectivamente.
-Sí, fue horrible- comentó Cáncer viendo con aquella misma sonrisa a su compañero- Soñé que estaba cruzando un campo cubierto de rosas-
-Jaja- respondió Piscis con tono fastidiado- ¿Cenaste payaso, verdad?-
MM se encogió de hombros aún sonriendo burlonamente pero entonces se quedó con rostro reflexivo por unos segundos y vio seriamente a Afrodita.
-¡Momento! ¡¡Aún no me explicas qué demonios estabas haciendo en MI habitación!!-
-Pues iba pasando por tu casa cuando escuché que te quejabas y entré para ver si estabas bien, pero por lo visto hubiera sido mejor seguirme derecho- contestó Afro viendo con mala cara a su compañero.
-Pues no había necesidad de que entraras- respondió Cáncer desviando la mirada.
-Sí, ya noté eso; procuraré no olvidarlo para el próximo año-
-¿El próximo año?- exclamó confundido MM.
-Oh, bien, no pasé sólo por casualidad, pero de cualquier forma ya se arruinó la sorpresa-
-¿De qué rayos hablas?- inquirió el cangrejo aún más confundido.
-Pues de que hoy es tu cumpleaños, zoquete. Hay un pastel de chocolate en tu cocina, aunque no te lo merezcas- contestó Afrodita levantándose de la cama y dirigiéndose a la salida mientras MM abría desmesuradamente los ojos debido a la sorpresa- ¡Oh, vamos! ¿Por qué pones esa cara? No es la primera vez que recuerdo tu cumpleaños- agregó el santo de los pececitos al ver la cara de su amigo desde la puerta de la habitación.
Por respuesta, MM bajó la mirada y esbozó una sonrisa algo triste. Afrodita lo vio en silencio unos instantes y finalmente suspiró profundamente y se dispuso a salir.
-Feliz cumpleaños, Mascarita- dijo Piscis ya dándole la espalda al dueño de la cuarta casa.
-¡Eh, Afro!- lo llamó MM aún sentado en la cama.
-No tienes nada que agradecer- contestó el amante de las rosas sin voltear- Ya sé que soy genial- agregó dirigiéndole una franca sonrisa- ¡Ah! Y no olvides que también soy muy bueno escuchando, si algún día tienes ganas de hablar-
-Lo tendré en cuenta- respondió Cáncer sonriendo ligeramente mientras su compañero salía definitivamente de su dormitorio y de su casa.
En cuanto el cosmos de Afrodita comenzó a alejarse con dirección a Piscis, MM se puso en pie y fue a darse una ducha con el sueño que había tenido aún rondando sus pensamientos.
-Como un maldito reloj- dijo Cáncer para sí mismo mientras el agua bañaba su cuerpo- Cada año tiene que regresar ese estúpido sueño- agregó golpeando sin mucha fuerza la pared del baño.
El santo del cangrejo cerró sus ojos y simplemente se quedó allí bajo la ducha procurando apartar aquel sueño de sus pensamientos pero no era fácil, después de todo… llevaba ya 20 años con él a cuestas y aún podía recordar con demasiada claridad aquella noche.
Sin que pudiera evitarlo, gritos de angustia comenzaron a resonar en su mente mientras un profundo vacío parecía crecer en su interior. Sin embargo, antes de que aquellos amargos recuerdos hubieran devorado por completo a MM, una voz lo hizo regresar a la realidad:
-¡Buenos días, Don Cangrejo! ¿Estás en casa?- gritó alguien desde la entrada del cuarto templo.
El santo de Cáncer reconoció de inmediato aquella voz alegre. En condiciones normales, se hubiera enfurecido porque alguien entrara a su casa gritándole de semejante modo a todo pulmón, aún cuando se tratara de uno de sus compañeros de armas, pero en aquellos momentos, se sentía verdaderamente agradecido con esa persona… aunque claro que no estaba dispuesto a demostrarlo.
-¡¡Condenado alacrán de quinta!! ¡¿Qué no puedo ni siquiera darme un baño en paz sin que vengas a molestarme?!- gritó desde la ducha para hacerse escuchar.
-Por lo visto a ciertas personas el hacerse más viejos los pone de malas- comentó Milo de Escorpio desde el otro lado de la puerta del baño con el tono más burlón que pudo ocupar.
-¡¿Qué demonios quieres aquí, bicho?!- fue la respuesta de MM al mismo tiempo que cerraba la llave del agua.
-No te enojes, cangrejito, que sólo vengo a informarte que Atena y el Patriarca solicitan tu presencia en el Templo principal lo más pronto que puedas- contestó tranquilamente Milo recargándose en la pared.
Por unos instantes no hubo ninguna respuesta, pero finalmente la puerta del baño se abrió y MM salió con sólo una toalla cubriéndolo de la cintura hacia abajo.
-¿Y para qué quieren verme?- le preguntó al escorpión dorado seriamente.
-Ni idea- respondió Milo encogiéndose de hombros- Pero más vale que no los hagas esperar-
-Sí, ya lo sé- refunfuñó Cáncer con tono fastidiado- ¿Y qué no podían enviar a un guardia a decírmelo?-
-Supongo que sí, pero un guardia no te habría venido a recordar que esta noche no podrás escaparte de un brindis en tu honor con todos tus compañeros- contestó Escorpio con una sonrisa traviesa.
-¿El Patriarca no te había prohibido esos brindis para los que siempre encuentras excusa?- protestó MM viendo perspicazmente a su compañero.
-¡Ah, pero un cumpleaños es una razón más que justificada para brindar! Además, el Patriarca también estará invitado si lo desea-
-Yo no creo que acepte- opinó MM negando con el rostro, aunque la imagen de un Patriarca con algunas copas de más se coló en sus pensamientos haciéndolo sonreír involuntariamente.
-Sí, supongo que tienes razón, pero tú sí que no te escaparás, así que más te vale estar listo para cuando pasemos por ti en la noche-
-Ajá, como digas- respondió el cangrejo dorado sin mucha emoción a la vez que revolvía su armario buscando algo de ropa.
-Bueno, entonces ya está acordado así que nos vemos en la noche- dio por sentado Milo encaminándose a la salida- ¡Ah! Y por cierto: ¡¡Felicidades, Mascarita!!-
MM volteó a ver al santo de Escorpio pero este ya había salido de la habitación. Sin proponérselo, una ligera sonrisa apareció en su rostro. Que Afrodita hubiera recordado su cumpleaños no era una novedad en realidad, pero no le hubiera extrañado que el resto de sus compañeros lo hubieran pasado completamente por alto aún cuando hubieran llegado a recordarlo, después de todo… él no había tenido ningún reparo en engañarlos…
Tiempo atrás, él había descubierto que Saga usurpaba el lugar del Patriarca y no había hecho nada. En realidad, le había parecido que si alguien tenía el poder suficiente para derrotar al portavoz de Atena bien merecía ocupar su lugar y además, Shion a veces era demasiado blando…
FLASBACK
En medio de un pequeño bosquecillo, unas antiguas ruinas se encontraban dispersas entre los árboles y arbustos y allí, oculto de vistas indiscretas, un niño de cabellos azules de unos 6 años se encontraba sentado al pie de una columna con los cerrados y apretando fuertemente sus oídos.
-¡Ya basta! ¡Déjenme en paz!- gritó el pequeño apretando con más fuerza sus párpados y también sus manos contra sus oídos.
Allí no había ninguna persona a la vista… al menos ninguna viva, pero unas siluetas que sin duda sólo unos pocos podrían llegar a ver se encontraban alrededor del niño hablándole con voces que para muchos otros pasaban completamente desapercibidas.
-¡¿Por qué no se largan de una vez por todas?!- insistió el chiquillo al borde de la desesperación y para su sorpresa aquellos entes callaron.
El niño abrió sus ojos azules lentamente y observó que las siluetas se alejaban despacio por el bosque. Aún no podía comprender qué era lo que había pasado cuando notó que alguien estaba de pie a su lado.
-¿Estás bien?- le preguntó amablemente un hombre de largos cabellos verdes.
-¡Patriarca Shion!- exclamó el niño al reconocerlo y luego dirigió su vista hacia las siluetas que se alejaban por entre los árboles- ¿Puede verlos?-
-Puedo notar su presencia- respondió el Patriarca serenamente- Pero sólo unos pocos pueden distinguirlos con claridad-
-Yo desearía no poder hacerlo- murmuró el niño abrazando sus piernas.
-Estás más conectado al mundo de los espíritus que otras personas- explicó Shion viendo con benevolencia al pequeño aprendiz- ¿Sabías que los anteriores santos de Cáncer han tenido esa misma habilidad que tú tienes?-
-¿En serio?- preguntó el niño levantando su mirada para ver a los ojos al Patriarca.
-Sí, es verdad y ya verás que pronto aprenderás a vivir con ella sin que te cause problemas-
Shion revolvió los cabellos del chico con su mano y este sonrió con nuevos ánimos para finalmente ponerse en pie y los 2 juntos se alejaron caminando por el bosque platicando despreocupadamente…
FIN DEL FLASHBACK
MM había terminado de alistarse y ahora se disponía a dirigirse al Templo de Atena, pero se detuvo unos momentos en la estancia central de su casa y observó las paredes que hasta antes de su muerte habían estado cubiertas de rostros espectrales.
-¿Quién hubiera dicho que a los espíritus les desagrada que los vivos tengan el olor de la Muerte?- se dijo a sí mismo en voz alta- Aunque… quizás lo que en realidad hizo que dejaran de molestarme fue que empecé a ocuparlos como adornos de pared- agregó con una maliciosa sonrisa.
Sin embargo, aquella sonrisa pronto fue reemplazada por una expresión algo abatida y el santo de Cáncer finalmente salió de su casa procurando apartar los pensamientos que él consideraba absurdos de su mente, aunque al parecer esta deseaba más que nunca confundirlo dándole muchas cosas en qué pensar.
MM comenzó a subir las escaleras sin muchos ánimos. Sus pensamientos ya estaban lo suficientemente revueltos aquella mañana y sabía que encontrarse con sus compañeros no sería de gran ayuda. Era cierto que en cuanto todos habían sido devueltos a la vida por intercesión de Atena una de las primeras cosas que los santos dorados habían hecho era ponerse a hablar largo y tendido sobre muchos asuntos que no podían quedarse en ascuas y tanto entre ellos como entre los demás santos, el Patriarca y Atena habían acordado que todo sería borrón y cuenta nueva, pero… hay cosas que simplemente no pueden olvidarse con facilidad…
Sin embargo, el cangrejo dorado no tuvo ningún contratiempo en el camino: en Leo, Aioria aún dormía a pierna suelta luego de haber pasado la noche encargado de la guardia; en Virgo, Shaka estaba como siempre metido en su meditación; en Libra, el ahora rejuvenecido Dohko también meditaba; en Escorpio, su guardián brillaba por su ausencia, quizás por andar informando a sus camaradas sobre el "brindis" que a primera oportunidad convertiría en una noche de juerga; Sagitario y Capricornio también
estaban vacíos, y por los cosmos de sus dueños podía deducirse que estos estaban entrenando juntos en los límites del Santuario; en Acuario, Camus estaba tan centrado en un libro que ni siquiera se inmutó por la presencia de Cáncer; y en Piscis, Afrodita estaba muy metido en el cuidado de sus rosas.
Así pues, MM llegó a su destino sin toparse de frente con ninguno de sus camaradas y pensó que eso había sido lo mejor, después de todo últimamente los evitaba lo más podía. Ellos ya le habían reclamado todo lo que hubieran tenido que reclamar y él les había rendido cuentas de los asuntos que les eran pertinentes… pero él no podía terminar de aceptar que ya todo había sido olvidado, porque, ¡¿cómo demonios olvidas que alguien te mintió durante años?! ¿Acaso verdaderamente podían perdonarlo? ¡¿Cómo era eso posible?! ¡¿Cómo?! Cómo es que podían aceptarlo cuando estaba seguro de que ellos ni siquiera podían… comprenderlo.
No era sólo el engaño de Saga: Todos sus actos, todas sus ideas, ¡toda su vida parecía haber perdido sentido! ¿Acaso había cabida para él, que le había dado un rostro a la Muerte, en un mundo que anhelaba paz?
Los pensamientos de MM aún estaban muy turbados cuando él se arrodilló respetuosamente ante la joven que era la actual reencarnación de Atena, quien se encontraba centrada en su trono acompañada por Shion, así como por sus incondicionales caballeros de bronce.
-¿Me mandó a llamar, Atena?- preguntó Cáncer aún arrodillado ante la Diosa.
-Así es, Máscara Mortal- Saori volteó a ver significativamente a Seiya y compañía y estos salieron de inmediato de la estancia entendiendo lo que la chica quería- Quiero encomendarte una pequeña misión-
-Dígame de qué se trata- inquirió Cáncer ya de pie y adoptando ese aire un tanto despectivo y arrogante que tan bien lo caracterizaba.
-Quiero que vayas a Sicilia-
Los ojos del santo de Cáncer se abrieron completamente debido a la sorpresa. Sicilia era la tierra en la que había entrenado, era su tierra natal… era el lugar donde todo había empezado.
-¿Y qué debo hacer en Sicilia, Atena?-
Saori le sonrió amablemente antes de responder con voz dulce:
-Reflexionar-
La mente de MM tardó unos instantes en entender lo que estaba pasando allí. Atena, la Diosa de la Guerra Justa, la Sabiduría y muchas otras cosas más, la Diosa encargada de velar por el bien del planeta, ¿lo estaba mandando a "reflexionar" a su tierra natal?
-Con todo respeto, Atena, ¿acaso está intentando probar alguna clase de terapia psicológica conmigo?- inquirió el cangrejo dorado viendo algo receloso a la Diosa.
-Te has aislado bastante de tus compañeros últimamente- intervino serenamente Shion.
-Shaka siempre se ha aislado bastante de nosotros y a él no le dicen nada- protestó en chico de Cáncer con una actitud un tanto infantil.
-Es fácil notar que necesitas aclarar tus ideas- dijo el Patriarca viéndolo significativamente.
MM observó seriamente a Shion y por unos instantes ambos se sostuvieron la mirada, pero finalmente el santo de Cáncer volteó en otra dirección. Si el Patriarca lo hubiera visto acusadoramente no habría tenido problemas en soportar su mirada, pero lo único que podía notar en aquellos ojos bicentenarios era una sincera preocupación.
-No necesito que me traten con ninguna consideración- murmuró MM seriamente aún desviando la mirada de las máximas autoridades del Santuario- Puedo aclarar mis ideas aquí mismo cuando lo desee-
-Puedes tomarlo como un regalo de cumpleaños- dijo Saori haciendo que MM volteara a verla de nuevo- Ve a Sicilia y despeja tu mente-
-Hump, supongo que eso suena interesante- comentó MM con indiferencia recuperando el dominio sobre sí mismo- Pero si no tengo nada sobre qué reflexionar igual puedo disfrutar el día libre en mi terra natale, ¿cierto?-
Tanto Saori como Shion sonrieron ligeramente ante el comentario.
-Por supuesto- respondió finalmente la joven Kido- Lo importante es que tengas un día provechoso-
-Puede estar seguro de que lo será- respondió Cáncer, y aunque su rostro mostraba aquella sonrisa un tanto cínica que tan bien se le daba, él estaba seguro de que las 2 personas que tenían enfrenta estaban muy al tanto de las preocupaciones que habían en su interior, quizás de un modo en que nadie nunca antes lo había estado.
-Bueno, pues eso es todo, espero tengas un buen día- dijo Saori dando por terminada la plática.
MM hizo una reverencia ante la Diosa y dio media vuelta para salir de allí, sin embargo, sólo dio unos cuantos pasos antes de detenerse de nuevo.
-Muchas gracias- dijo con voz sincera el santo de Cáncer volteando el rostro apenas lo suficiente para ver a la joven Diosa y al Patriarca y siguió su camino hacia la salida.
Apenas se perdió de vista, una vaga preocupación nubló la mirada de Saori pero antes de que ella pudiera formular lo que la inquietaba, Shion se le adelantó.
-Él podrá aclarar sus pensamientos, Atena- le dijo amablemente- Es cierto que está muy confundido, pero siempre es de ayuda volver al sitio de partida para ver en qué punto nos salimos del camino-
Saori sonrió un poco más aliviada, pero sabía que la misión que acababa de darle a su santo de Cáncer no era en realidad sencilla. El cangrejo dorado guardaba demasiadas cosas en su interior y estas, más que estar resguardadas por una dura coraza, habían quedado ocultas bajo una máscara que pretendía ocultar lo que encerraba un corazón, una mente, un alma…
Bien, pues para terminar este primer capítulo sólo me queda decir… ¡¡Arriba los Cáncer!! XD ¡Ah! Y para quienes no han leído Lost Canvas, ¡léanlo y verán que el anterior Golden Crab Boy también era genial! Jeje, en fin, hasta el siguiente capítulo n.n