Té y miel

Té y miel

Ambos yacen acostados en la arena, uno al lado del otro disfrutando de la tibieza del sol que le proporcionan los rayos que se cuelan, desordenados, por entre las ramas. Ninguno dice nada. No parece ser necesario cuando sus manos entrelazadas lo dicen todo. Los meses de búsqueda y espera; las lágrimas derramadas por los demás que con su peso no dejaban volar sus sueños en libertad, y sus propios miedos. Todo se ha esfumado, como si nunca hubiesen existido, como si ellos, desde el momento es que finalmente se tocaron hubiesen renacido. Ahora están ahí, los dos, envueltos por un silencio que ante ojos externos toma forma de desamor, pero que para ellos no es más que una muestra de lo unidas que están sus almas. ¿Para qué hablar, cuando el roce de sus palmas transmite la satisfacción de tenerse cerca? Y mientras Akane piensa esto, Ranma sonríe en su lugar. Y como si ambos se leyeran el pensamiento ruedan sobre sí mismos para encontrarse y fundirse en un fuerte abrazo. Y al tiempo que sus miradas se encuentran un nuevo pensamiento se proyecta. Un beso. "Definitivamente un beso nunca está demás".

Un año y medio después

La brisa se cuela por la ventana ocasionando que el velo que cubre la enorme cama matrimonial levite hasta rozar la tersa piel de su espalda. Desnuda, arropada con sólo una sábana, Akane descansa boca abajo escondiendo su rostro en la mullida almohada mientras orienta toda su atención hacia los precavidos pasos de su marido que aún la cree dormida. Éste, a no más de cinco metros, en el balcón, se pasea entonando lo que parece ser una canción de cuna.

Este nene lindo
se quiere dormir,
y el pícaro sueño
no quiere venir

"Quiera Kami que no saque la voz de su padre" se sonríe Akane, sorprendiéndose a su vez, por la paciencia que el niño demuestra, y es que se lo puede imaginar observando a Ranma con sus enormes ojos azules y regalándole de vez en cuando una brillante sonrisa.

Volteando su rostro hacia la ventana pestañea varias veces antes de acostumbrarse nuevamente a la luz. Cuando por fin lo logra, su mirada viaja directamente hacia la figura de su joven esposo. Allí, sentado ahora en una silla de playa, se encuentra él acunando entre sus brazos a su pequeño hijo "Pero sí espero que llegue a ser un gran hombre, como su padre". El matrimonio y la maternidad han traído consigo una nueva perspectiva a su vida. Ese mundo que antes le parecía bello pero nada fantástico, ahora se ha vuelto brillante, lleno de sorpresas, amor y ternura. Un acto tan simple como un roce desencadena en ella un cúmulo de emociones que la sorprende gratamente. Y es que por primera vez en toda su existencia conoce el verdadero significado de la palabra vida. Y lo corrobora cada noche al sentirse amada, y cada día cuando recibe departe de alguno de los dos una dulce sonrisa.

Ranma acaricia las pequeñas manitas de su hijo sintiéndose torpe, demasiado grande a su lado. Sonriendo encantado ante cada uno de sus infantiles gestos, da gracias dentro de su silencio, por tenerlo a su lado, por poder acunarlo, por ver en sus ojos su reflejo y claro, el de Akane.

-Por el bien de nuestra relación la primera palabra que digas debe ser "papá" ¿ok?- le dice en un susurro- Pero, por el bien de mi integridad física, este convenio debe quedar entre los dos.- agrega cerrándole un ojo al pequeño que en ese instante se encontraba muy ocupado observando sus propios pies levantados.

-Me has hecho realmente feliz- suspira y es que él es simplemente perfecto, es una creación pura, nacida de mis palabras de amor, de mil horas de espera. Es el ser que lo esperó al final, cuando cansado de andar caminos sin rumbo fijo los encontró en sueños. Y es que no fue sólo Akane un regalo divino, ya que con sólo verla supo que habría más. Más dicha, más alegría, más palabras, miradas, roces y sensaciones. Definitivamente más amor. Y ahora, que siente sus brazos desnudos acariciar su espalda y reconoce su aroma femenino inundando todos sus sentidos se da cuenta cuan bella es la vida y cuánto gozo puede albergar un corazón cuando ya no está herido.

-Te amo ¿te lo he dicho?- escucha que ella susurra en su oído.

Y la felicidad lo ahoga. Sin poder articular palabra besa su mano mientras Akane sonríe, porque sabe que ese simple roce es ahora señal de su eterno compromiso.

Fin…

Sip, cortito… pero va con cariño…saludos a todos los que han escrito…