De pie, uno frente al otro, intercambian miradas llenas de resentimiento. Ella, la amazona más molestosa y bella lo observa amenazadora cual tigre observa con total devoción a su presa, teniendo el poder de predecir su próximo destino.

-Escucha…- acaba suspirando, resignándose finalmente a manifestar sus malos hábitos, específicamente, el hábito de querer todo lo que se le impide por moral y poseerlo a toda costa, porque cuánto más difícil sea de conseguir, mayor es el reto y mucho mejor la satisfacción al denominarlo 'suyo' finalmente- ¿Recuerdas el día en que irrumpí en la residencia Tendo hace tres días?- cuestiona seca y seriamente.

Ranma frente a semejante interrogante, se limita a hacer uso de su memoria y retroceder el disco, hace tres días atrás.

Flash Back.

-¡¡Buenos días, Airen!!- chilla llena de entusiasmo la chinita voluptuosa y para nada corriente que tiende a atosigarlo con frecuencia, irrumpe la paz como suele hacer y como bien sabe, es justamente la cena de los Tendo la que manipuladoramente estropea de manera casi 'casual'.

Sus brazos recorrieron el cuello de quién acababa de introducir una porción de comida en su boca, la que gracias a la presión ejercida, le costó trabajo tragar.

La ira fulminante no se hizo esperar caprichosamente... ¡¡Oooh, pero empeoró, su enojo se acentuó aún más cuándo Shampoo se dignó a separarse de SU prometido para dirigirse a su bicicleta con una sonrisa complacida, extrajo de una cesta un platillo del que desprendía un delicioso aroma; las dos miradas, orgullosos Saotome padre e hijo, se dirigieron inmediatamente al delicado objeto que la muchacha sostenía.

-¡¡Traje comida para futuro esposo!- fueron las palabras dichas en extraño lenguaje japonés las que fueron causantes de la decepción manifestada en el rostro de Genma, que ajeno a lo que ocurría en su entorno, estaba firmemente concentrado en envidiar a su honrado hijo.

Dirige sus pasos, cantonea sus caderas como sólo ella sabe y llega hasta él, seguidamente deposita frente a él la comida, añadiendo un 'Aquí tienes, amado airen' al gesto.

-¿Para nosotros no hay??- cuestiona indiferente Nabiki.

El señor Tendo que hasta ese entonces había permanecido completamente al margen, observaba con entusiasmo la comida que al nervioso chico le fue ofrecida.

Kasumi por su parte, guarda silencio y observa a su dulce hermana menor que presionaba el vaso con fuerza, su ceño fruncido, sus labios apretados en un claro intento de controlar su ira, sin embargo, temía que de un segundo a otro, éste pudiera romperse derramando su contenido, éste sería: 'Otro vaso más que se rompe'.

Sentía que el hambre se le había esfumado completamente y es que le era imposible mirar el delicioso manjar y pasar por alto la 'tierna' mirada que le dirigía Akane. Muy silencioso, mira de soslayo a la fémina que por lo visto ya ha escogido a su víctima: El inocente vaso que ya comenzaba a crujir. Tragó con dificultad y pensó: "Debe estar imaginando que ese vaso soy yo", prefirió no pensar en lo que posiblemente le pasaría a su inocente cuerpo cuando Akane tenga la oportunidad de tenerlo frente a frente.

-¡Anda Ranma! ¿Qué esperas? Tu bella prometida te ofreció esa deliciosa comida, y tú te la quedas mirando- lo irrumpe precisamente ella, hablando entre dientes, suelta el vaso y lo mira casi peligrosamente durante algunos segundos, callando así cualquier frase que pudiera salir de su boca, sólo ella es capaz de transformarlo en un auténtico cobarde.

-¡Oh! Pero, si es cierto- dice en un tono 'casual', y prosigue- Yo también traje uno para ti, Akane- acto seguido, dirige sus pasos a la bicicleta después de estar largo rato de pie al lado de su airen esperando a que éste probara su comida, pero por lo visto, él se halla demasiado presionado por las mudas manifestaciones gestuales, las cuáles ella no pasa por alto, por eso, evitando una discusión entre Akane y Ranma en la que seguramente sería dejada de lado, prefirió llevar a cabo sus verdaderos propósitos más prontamente de lo que tenía planeado.

El joven Saotome frunce el ceño con desconfianza, su sexto sentido le advierte que 'algo' no marcha como debería ya que es demasiado notorio; una chica que odia a otra y que de la nada le trae un obsequio es una novedad.

-No quiero, gracias- dice con una sonrisa forzada la jovencita al tener frente a ella la exquisitez que sucumbía a cada uno de los presentes, porque nadie sospechaba con certeza el maquiavélico plan que la muchacha de aparentes buenas intenciones, venía tramando desde hace varias noches.

-No aceptaré un 'No' por respuesta- dice dándoselas de ofendida, para luego agregar con una sonrisa perfectamente actuada- digamos que es mi forma para pedirte perdón después de todos los inconvenientes que te he hecho pasar. No me gustaría que siguiéramos enojadas para toda la vida- ¡Oh, pero cuánto amó decir la última frase!!

Akane la mira con sorpresa, por primera vez sentía que la dama le decía la verdad y si no lo era, entonces podía jactarse de tener una enemiga cuyo talento en la actuación es tal para un premio nobel. Permitió que la inocencia cegara con ínfima bondad infantil la farsa que vestía a la chinita.

-Bueno, si es así...- las primeras palabras dictaron su mal proceder frente a la sorpresa de todos los presentes, continuó- Me gustaría probar un poco- cogió los palillos con una sonrisa y comenzó a comer antes que alguno de los presentes pudiera acotar algo frente a sus acciones.

El ceño fruncido persistía, entonces recibió una mirada llena de placer de Shampoo.

-¿Ver? Deber seguir ejemplo de Akane- dice en tono sutil.

Gruñe a la vez que observa a su prometida degustando con entusiasmo la comida, esperando que en cualquier instante ella abandonara con asco el obsequio y pronunciara las palabras: "Esto tiene un gusto raro" o algo similar, ¡¡sólo bastaba eso para echar a Shampoo del hogar que ni siquiera podía servirle de resguardo y hacer por cualquier medio que Akane vomitase lo que con tanto agrado e inocencia recibió... pero, nada de eso ocurrió, más todo lo contrario para su pesar, tal vez él juzga injustamente.

-¡¡Esto está exquisito!- fue la exclamación que dio a entender cuando ella abandonó por fin el platillo vacío.

-¿Verdad que sí?- cuestiona con emoción la muchacha y luego se dirige con tono de reproche a quién considera su prometido- Nada pasó. A Shampoo le duele tanto la indiferencia y desconfianza de airen- sus ojos se llenan de lágrimas y se felicita internamente por tan espléndida labor.

Ranma posa sus ojos preocupado en Akane, buscando algún gesto que delatase un dolor corporal, ¡cualquier cosa!, pero el gesto que esperaba nunca apareció y el rosado de sus mejillas nunca se extinguió.

-Está bien, Shampoo- mira a la chinita con una leve sonrisa, sí fue injusto al juzgar las acciones cubiertas de gentileza- Lo siento.

Fin del flash back.

-Lo recuerdo- da a entender que semejante hecho es imborrable, pero ahora puede saberse nervioso, ansioso por conocer la verdad, aquello que se esconde tras las apariencias engañosas y secretamente, siente miedo y una indiscutible rabia hacia la odiosa muchacha.

-Pues…- suspira hondamente y continúa con el tono intimidante del comienzo- esa comida tenía veneno- confiesa, entonces un odio irrefrenable en Saotome se comienza a experimentar- la persona victima de él, muere al tercer día de haberlo bebido- explica- el primer día despierta con fiebre, al segundo día su cuerpo se inmoviliza por completo y al tercero sucede lo mismo, sólo que en su interior. Todo deja de funcionar, inclusive su corazón, pero sólo tú puedes salvarla, Ranma.

Intenta asimilar las palabras escuchadas, repasa mentalmente la frase que acompañó el tono tan neutro e indiferente dado su contexto. Detestó a la amazona.

'Akane morirá esta noche', su rostro se tornó pálido, sus piernas comenzaron a flaquear, su ojos dejaron por mínimos instantes de enfocar. Se dividió en dos, una parte de él deseaba fervientemente que todo fuese mentira, que las palabras de ella fueran como tantas otra veces una mentira, que la extraña enfermedad repentina de Akane no sea más que una ilusión y su explicación su compañía, pero su otra parte, era más realista, bastaba con observar a la joven para cerciorarse de la verdad que cubren sus palabras, de que sus esmeros por cuidarla han sido vanos, ¡ha fallado en su valor! Nunca se podría perdonar a sí mismo, ¿y a la mujer que tanto desprecio evocaba? Tampoco.

Nunca sintió ganas de exterminar a alguien, nunca su corazón padeció de un color tan oscuro y mucho menos se le ha cruzado por la mente agredir físicamente a una mujer, por esto, la sensación era nueva, negativamente nueva.

-¿Qué has hecho...?- cuestiona débilmente y grita enfrentándola- ¡¿Shampoo, te volviste loca?!!

La mirada intimidante cambió por completo en ese instante. Nunca antes se sintió más dolida que en aquel entonces.

-¿Por qué… Por qué ella es tan importante para ti?- cuestiona aun conociendo sus dudas de si se sentía o no capaz de escuchar la respuesta a tan miserable interrogante.

La brisa del atardecer se acentuó con más fuerza incitando -casi benevolente- al joven a revelar de una vez por todas el por qué de su resentimiento, quizás no eran estas las palabras dirigidas a la persona indicada, quizás su plazo ya expiró, pero cómo le gustaría que ESA lo supiera, refregárselo en la cara, puesto que Akane consiguió lo que ella por más intentos que hiciera nunca logró.

-La amo y necesito salvar a Akane, ¡dime qué demonios tengo que hacer!- exigió demandante, mirándola con rabia casi inexplorada ya que reconoce que nadie lo ha visto realmente enfadado.

¡¡Si pensó que por semejante confesión ella se vería conmovida y le entregaría gratis la cura, estaba muy equivocado!

Sonríe, dolida, pero sonríe igualmente, pues confía en que él caería a sus pies dentro de algunos meses, sólo eso, confía en que no quedará rastro en su memoria de aquella 'conocida' que un día intentó quitárselo, ella se encargará de borrarla completamente y entonces todo él será suyo.

-Aquí está- dice y saca de entre sus pechos –ya que en su escasa y apretada vestimenta poco se puede esconder- un pequeño frasco color marrón para enseñárselo- Esta es la medicina que debe beber Akane para recuperarse- informa sutilmente.

-Dámela- pide inmediatamente.

Shampoo frunce el ceño y entonces esconde el frasco del lugar tan íntimo y privado de dónde lo extrajo.

-Debes prometer por tu honor que te casarás conmigo.


El rosado de sus mejillas se ha extinguido por completo, su respiración que a ratos se acelera es culpable de los nervios de Kasumi y de la intranquilidad de todos, tal parece que la condición de la pequeña de las Tendo, en lugar de mejorar, ha empeorado.

-Akane, vas a estar bien, ya lo verás- le animó Kasumi, hincada a su lado. Coge las manos de ella entre las suyas en señal de apoyo, porque tiene la firme idea de que a pesar de la inconsciencia, ella puede oír y sentir.

-Sí, de seguro mi hermanita estará mañana persiguiendo a su prometido con un mazo como cada mañana- aportó Nabiki, con una triste sonrisa, ¿qué sucede? La reina del hielo muestra algo de humanismo y afecto por años escondido.

El señor Tendo siente que no puede existir tanta maldad por parte del divino, primero a su mujer, seguidamente a la menor de sus hijas, a la que tanto aprecia, la que tantas cosas le ha enseñado, y observa con dolor cómo muere con maldita lentitud y él, completamente inútil, no puede hacer nada para evitarlo. La mano de su buen amigo reposa sobre su hombro en señal inequívoca de apoyo que es valorado, porque sabe que él también sufre internamente, ya que también se ha visto atacado por la irreverente dulzura de la muchacha y todo el cariño que tiene aún por entregar.

-¡Dónde estará el estúpido de Ranma que no llega!- estalla de súbito Nabiki, indignada por la ausencia del chico que por todos los cielos ¡ni se digna a aparecer siquiera para hacer acto de presencia!

Genma iba a decir algo, pero la abrupta llegada de su hijo en el cuarto, calló toda frase que le pudiese dedicar.

-¡Ya lo tengo! ¡Tengo la medicina que salvará a Akane!- clama corriendo hasta quedar a un lado de Kasumi, a quién le entregó el frasco de apariencia frágil y contenido sospechoso.


Hincado a un lado de cama, es testigo de la mejoría en su prometida, ya ha vuelto el rosado a sus mejillas, ya su respiración es más calmada, ya puede respirarse el alivio.

Mira con detención el rostro de la joven que duerme profundamente. Tanta belleza, tanta tranquilidad, y lo mejor de todo, puede admirarla libremente ya que ella no puede reprocharle nada.

Sus largas pestañas acompañando a sus párpados que esconden los preciosos ojos castaños, su pecho que se alzaba al compás de su pacífica respiración, sus mejillas graciosamente teñidas y finalmente sus labios entreabiertos, carnosos, tentadores, incitándole a probarlos aunque sea una vez.

Acerca su rostro al de ella y llega a rozar osadamente sus labios, se detiene al sentirlos tan cerca de los suyos, es espléndido el roce que por tanto tiempo esperó, y cierra sus ojos para disfrutar más del finito momento, entregándose por completo a la delicia que se le ofrecía en compensación de su tétrico destino, y la besa, breve e inocente, luego se separa con lentitud y al quedar a escasos centímetros de su rostro, susurra con tierno cariño 'Perdóname por lo que haré, Akane', se separa y al volver completamente a la posición que debería, la puerta se abre: Nabiki.

-Ranma, quiero hablar contigo- dice volviendo a cerrar la puerta, su semblante serio no podía predecir nada bueno para su próximo receptor.

Él no contesta, ni se mueve, simplemente lamenta que la tranquilidad se haya visto interrumpida.

Ella sin inmutarse de la apatía del chico, se sienta en el borde de la cama, muy cerca de él.

-¿Cómo conseguiste esa medicina?- cuestiona inquisitiva y perspicaz, antes de añadir – Sé que sólo se encuentra en China y que yo sepa tú no tienes el suficiente dinero para costearse ese lujo.

-¿Acaso no estás feliz de que Akane se esté recuperando?- fue la brutal interrogante que llegó de golpe, apenas había termino ella su inquietante oración.

-¿Cómo no estarlo?- conserva su seriedad- pero, aún así, no puedo dejar de pensar en ello.

-¿Dónde están todos?-cuestiona secamente, sin apartar la vista del rostro durmiente de su prometida.

-Celebrando abajo por la recuperación de mi hermana- comunica e insiste- ¿Qué es lo ocultas, Ranma?

Segundos de silencio... él no tenía ni el más mínimo interés en hablar, pero al ver que, con el pasar de los ahora minutos, ella no se marcha, se resigna y reafirma internamente: Nadie puede con Nabiki.

-Está bien- con voz cansada- Me tendré que casar con Shampoo dentro de unas semanas.

No se manifestó asombro, más bien, el semblante serio era inmutable.

-Sabía que había algo extraño en todo esto…-musita finalmente.

-Debo irme esta noche Nabiki, no quiero que Akane se entere de esto- suspira hondamente y se atreve a acariciar una de las mejillas de la joven- Tu di que voy a un viaje de entrenamiento, muy, muy largo- no consigue evitar un deje de tristeza en su voz dichas sus últimas palabras.

-¿No crees que ella se va a dar cuenta si tú y Shampoo desaparecen repentinamente y al mismo tiempo?- cuestiona alzando una ceja.

Ranma no contesta, cogió una mano de la muchacha y la besó con total dulzura, ¡poco le importa a estas alturas la presencia de 'alguien más'!! se pone de pie sin permitirse abandonar ni por un instante la imagen que visualiza, queriendo grabarla a fuego en su mente, cada facción acompañará su nombre. Conduce sus pasos a la ventana y se cuestiona: '¿Nunca más te volveré a ver?', con tristeza, no concibe esa idea, pero era la vida de ella la que estaba en juego, decidido, se conforta con la idea de que si seguía a su lado, ELLA corría riesgo, suspira brevemente y abandona el cuarto cuan vándalo huye tras cometer un hurto. Solo debía ir a buscar sus pertenencias y partiría a su destino maldito.

El testigo silencioso, observa con tristeza a su hermana y musita:

-Akane morirá de sufrimiento cuando se entere- niega con su cabeza al pensar que la paz que rodea a la chica se verá irrumpida.


'Tensión', es el término exacto con el que se define la ambientación de aquel comedor en una mañana hermosamente soleada, pero en la residencia Tendo, esto podía ser perfectamente pasado por alto, ya que dentro de ella se esconde una tormenta metafórica.

Tras relatar todo lo acontecido y lo que pudo entender de la breve conversación que sostuvo con Ranma la noche anterior, el silencio gobierna y la neutralidad cubre cada rostro, la mera idea es inconcebible, ¡completamente insólita!

-Entonces…- comienza a hablar Soun, con un semblante serio y sus ojos firmemente clavados en la taza de té humeante que le fue servido- ¿Ranma se fue anoche a la casa de esa amazona, para partir a China y casarse con ella?

Nabiki menea la cabeza de arriba hacia abajo, con gesto inútilmente comprensivo.

El señor Tendo alza su rostro al techo y clama-¡Maldición!!!- vuelve su rostro a su hija del medio y cuestiona, más para sí que para ella- ¿Qué será de mi hijita ahora?

Genma prefiere callar, la frase 'Mi hijo es todo un hombre', prefiere guardársela para él.

-No puedo creer que Shampoo haya llegado a este extremo- comunica Soun secamente, antes de darle un sorbo a su té para apaciguar de alguna manera el amargo sabor.

-Y pensar que ayer estábamos festejando por la recuperación de Akane y ahora…- la frase queda incompleta, pues Genma no considera necesario terminarla.

-Cuándo Akane se entere…- otra frase más inconclusa de Kasumi, que preocupada conduce su mano a una mejilla y entiende por fin por qué tanta amabilidad de Shampoo hacía su inocente hermana, días antes.

Entonces, todos mantuvieron unos instantes más de silencio e inconscientemente todos concordaron en el mismo pensamiento surrealista, ¡¡qué deseo de devolver el tiempo! Evitar que ella comiera de aquello que la condujo a un destino inesperado, lo que se disfrazó de inocente. 'Devolver el tiempo atrás'… ¿quién no ha pensado en esto alguna vez tras cometer un error que conlleva a un arrepentimiento? Cada uno se sumerge en su propio mundo, cada uno ve los sucesos de manera similar, pero no idéntica.

-¡¡Buenos días a todos!!- clama alegre, entrando al comedor con una plácida sonrisa.

Todos guardan silencio y se concentran únicamente en la nueva presencia, que entusiasmada, se sienta en su lugar de siempre.

Tanto silencio es poco común, por lo que termina llamando la atención de la muchacha de cortos cabellos.

-¿Sucede algo?- cuestiona.

-¡Nada! Que nos alegramos que estés mejor, Akane- habló Soun en tono lleno de júbilo.

El gesto neutro del resto era avasallador, nunca un desayuno ha sido tan tenso y tan silencioso, al menos no desde que ciertos inquilinos comenzaron a formar parte estable de sus vidas y uno de ellos se proclama su prometido... y a todo esto, gira el rostro sólo pata toparse con el lugar vacío en dónde debería reposar el cuerpo de él, como cada mañana, seguramente se ha quedado dormido.

-Iré a despertarlo- anuncia, pero apenas coloca sus manos sobre la mesa que ejercería el papel de apoyo y se levanta escasos centímetros, las voces de los presentes estallan.

Todas llegan a sus oídos de manera escandalosa y cada una acota versiones diferentes que terminan por aturdirla y hacer que casi espontáneamente volviese a su asiento. En ese instante, vuelve el ambiente a retomar su tranquilidad y tensión, la misma que la recibió.

-¡¿Qué sucede?!!- se atreve a cuestionar con exasperación tras ver que ninguno de los presentes está dispuesto a iniciar la plática necesaria.

Otros segundos de intenso silencio... un inquebrantable e incómodo silencio.

-¿Qué ocurre?- cuestiona algo más tranquila y mira a su padre, esperando que fuese él quién le respondiera, pero éste, consumido por la cobardía, opta por desviar la mirada que comienza a tornarse vidriosa, cosa que su hija menor pasó por alto conduciendo sus ojos castaños suplicantes hacia su hermana mayor- ¿Kasumi??- recibe como contestación un suspiro y seguidamente su silencio, ya se resigna a considerar sus últimas opciones.

-Se fue, Akane- suelta de golpe ella apenas recibe la primera mirada de su inquieta hermanita.

Otros segundos de silencio tiñen la situación de negro.

Las malas miradas de los otros presentes no se hicieron esperar, tanta impertinencia debía ser castigada, porque en un tono tan poco sutil no se podía pronunciar algo como eso.

-Escucha- suspira hondamente y comienza a hablar- Ranma se fue de aquí y nunca más volverá, simplemente se ha ido- mira fijamente a su hermana y es testigo de su confusión, inmediatamente busca en el resto algo que le advirtiera del engaño, ¡de la broma maquinada!, pero la seriedad reinante era impropia y justificada, no podía ser de otra manera.

-¿Por qué?- se limita a cuestionar secamente, intenta no demostrar dolor, ni ningún otro sentimiento, únicamente la neutralidad es su compañera.

-Se casará con Shampoo- responde Nabiki, quién es la única que se atreve a ser completamente sincera, sabiendo de antemano que no respeta en absoluto el último deseo de Ranma, pero sabe también que su hermana no se merece una mentira, por lo tanto, opta por la fría realidad.

Siente que una llaga atraviesa su cuerpo, que algo de ella desaparece extraviándose en lo más profundo, pero la interrogante era vaga y silenciosa: '¿Por qué?'.

No conoce el instante en que sus piernas poseyeron vida propia, sólo que, de un momento a otro, se halla en el cuarto de él. Comienza a buscar, pero ninguna de sus pertenencias tienen cabida en el lugar, entonces se resigna a que todo no es sino otra jugarreta del destino, pero aún su dulce aroma persiste, signo de que alguna vez existió sólo que se ha ido... con otra, porque simplemente no la quiere a ella, quizás la amazona si sepa entregarle lo que ella no supo, quizás ella posea más belleza y por ende su feminidad sea mayor, ¡quizás es eso justamente lo que quiere! Una mujer de verdad, no una marimacho.

Sólo anhela que sea feliz, ¡no importa con quién! ¡no importa cuánto le duela saberlo! Ya que éstas son nimiedades, ningún dolor es eterno y tal vez... ella también pueda rehacer su vida más adelante y jugar a la pareja ideal, únicamente para guardar las apariencias porque ella no está dolida aparentemente, sólo sorprendida, entonces todo volverá a tener sentido, ella estará casada, felizmente casada igual que él, sólo que siéndole infiel con el pensamiento, pero... ¿por qué lo sabría? No hay motivo, ¿a quién se perjudica? Porque debería detestarlo, y por supuesto que lo hace, pero una parte de ella se niega a abandonar el amor que el engendro ha sembrado en ella.

¡Maldito sentimiento!

Continuará...

Ya sé que he cambiado "un poco" la trama, pero espero que de igual manera sea de su agrado ^^