Cuando los disparos comenzaron a sonar en el pueblo, Jennifer se despertó de golpe. Había pasado todo el día curando las heridas del coronel Sheppard, después de que los encerraran en ese establo, frío y húmedo. No era el mejor lograr para tratar las heridas de nadie, pero al menos allí los wraith los habían dejado tranquilos.

"Pronto volveré a por vosotros, cuando me haya ocupado de otros asuntos. Vuestros amigos no tardarán en llegar, conozco bien a los humanos y sois predecibles. Quiero que estén presentes cuando os mate."

Durante el tiempo que llevaba en Atlantis y los días que había pasado perdida en aquel planeta con Ronon, la doctora había aprendido a luchar contra su miedo, a hacerse alguien más fuerte y estar preparada para las peores situaciones.

Por eso cuando el wraith les dijo aquello, Jennifer consiguió mantenerse serena y tras un pequeño momento de duda, se dispuso a limpiar las heridas del coronel. Este había perdido un par de veces la conciencia desde que estaban allí y ella había tenido que ocuparse de él, pero ahora, después de haber descansado John estaba completamente lucido.

"Has cambiado." Le dijo por fin a la joven doctora cuando el wraith los dejó solos. "Eres muy diferente a al doctora Keller que estuvo con nosotros los primeros días." John protestó ligeramente cuando Jennifer comenzó a limpiar la sangre de sus muñecas.

"Sólo intento que no se te infecten las heridas, no tengo ningún tipo de equipo médico o anestesia así que lo siento si duele más de la cuenta, intentaré hacerlo lo mejor que pueda."

"No me refiero a eso. Es cierto, has cambiado y creo que se porque, quien tiene la culta de ello." Jennifer dejó de trabajar en sus heridas y levantó la vista con rapidez. "No creas que no me he dado cuenta, la verdad es que ninguno de los dos sois muy buenos ocultando lo que sentís."

"¿Tanto se nos nota?" Jennifer se ruborizó, pero la oscuridad del establo, hizo que el coronel no pudiera verlo.

"¿Acaso crees que Ronon se preocupa de todas las heridas que sufre. Antes no se molestaba por nada y ahora con el más mínimo rasguño corre a la enfermería para que se lo mires."

John volvió a protestar cuando Jennifer le palpó las costillas, ya sabía que tendría alguna fracturada, pero eso no le impediría luchar cuando llegara el momento de salir de allí.

"¿Cuánto hace que…? Si no es indiscreción claro." Jennifer se sorprendió de la pregunta. Nunca había sido de las chicas que se juntan con amigas para hablar de "chicos", los años de estudio no se lo habían permitido y más bien, la habían convertido una joven reservada sobre su vida privada.

Sin embargo, Atlantis lo había cambiado todo. Allí, todos eran una gran familia, apenas existían los secretos entre los integrantes de la expedición y cuando los había, guardarlos de los demás era una auténtica odisea.

"Desde que estamos aquí."

"¿Quieres decir que antes no ha pasado nada entre vosotros? Pues si todos creíamos que tu y Ronon, ya estabais juntos desde hace…" Al ver que la expresión de sonrisa en el rostro de la doctora iba en aumento, John dejó de hablar.

"¿Cuánto hace que habláis de nosotros y quienes sois vosotros?"

"Teyla, Rodney, yo; ya sabes. No hablamos de vosotros, nos preocupamos por vosotros que es muy distinto, sois nuestros amigos y no nos gusta veros mal. Ronon no es el mismo desde la cuarenta."

"Lo siento, supongo que tienes razón, sois mi familia y me queréis, perdóname John, creo que estoy demasiado nerviosa por saber que un wraith nos va a devorar cuando tenga hambre. ¿A que te referías con eso de que Ronon no es el mismo? Yo no he notado nada."

"Habla mucho, de ti, sobretodo, cuando entrenamos se despista con mayor frecuencia y no se, es como si fuera otro. Por eso pensamos que ya habría pasado algo entre vosotros o que al menos habríais hablado de esto."

Jennifer se sentó en el suelo frente al coronel. De repente se dio cuenta que no conocía a Ronon, al menos no al Ronon que había llegado a la cuidad, el guerrero fuerte y que apenas hablaba, que parecía no preocuparse por nada.

Ella tan sólo tenía constancia de ese Ronon que la estaba protegiendo desde que habían llegado al planeta, del que la había besado, del que ella se había enamorado hacía días. Era como si no conociera una parte sumamente importante de él.

"No puedo hacer nada más por tus heridas. He frenado la hemorragia de la pierna y he intentado limpiar lo mejor que he podido tus muñecas, en cuanto a las costillas, necesitarías reposo pero eso no es muy probable aquí."

"¿Estás bien? Te has quedado muy seria." Con cuidado por no hacerse daño, John se acercó a ella y se sentó a su lado. La chica apoyó la cabeza sobre el hombro de él y finalmente se quedó dormida. No contestó a su pregunta, pero al coronel tampoco le hacía falta.

Así, Jennifer despertó con los disparos. Estaba tumbada en el suelo, John no estaba a su lado y cuando miró a su alrededor, se dio cuenta que el coronel no estaba por ninguna parte.

En su lugar había uno de los campesinos que había visto por el pueblo, estaba armado con un aturdidor wraith y la miraba con seriedad. "¿Dónde está el coronel?" Le preguntó ella mientras se ponía en pie.

"No te levantes del suelo si no quieres que te dispare." Ahora que lo miraba bien, apenas era un crío, aquella debía ser la primera arma que cogía en las manos y parecía más asustado que ella.

"¿Dónde está el coronel? Vamos dímelo por favor. Es mi amigo y estoy preocupada por él, estaba herido."

El chico dudó un momento, pero al final se decidió a hablar. "Se lo han llevado para enseñárselo a tus amigos, el jefe de los wraith dice que quería divertirse, frente a los tuyos. No se lo que van a hacerle, pero no creo que salga de esta."

Mientras el chico hablaba, Jennifer se fue acercando al chico, tal y como Ronon le había ensañado cuando habían tenido tiempo, en Atlantis. Había aprendido a tener paciencia a no subestimar al enemigo y sobretodo a ir rodeándolo poco a poco, sin que él se diera cuenta.

Por fin, llegó hasta donde estaba el chico y con un movimiento rápido, cogió el arma. El joven no la soltó, Jennifer no había sido todo lo veloz que le hubiera gustado, pero al menos lo había sorprendido.

Los dos hicieron fuerza, cada uno tirando hacia un lado. Jennifer miró al chico, el miedo se dibujaba en sus ojos a cada segundo y eso lo aprovechó ella. Ronon siempre le había dicho que ocultar el miedo, parecer serena y fuerte le ayudaría a desanimar al contrario y ahora lo estaba consiguiendo, el chico no era capaz de mirarla a los ojos y en un momento ella vio su punto débil.

Metió una de los pies entre las piernas del chico y le quitó el equilibrio, consiguiendo que cayera al suelo, soltando el arma. Intentó volver a levantarse, pero Jennifer le apuntó con el arma.

"Si te quedas aquí no te haré daño, sólo quiero encontrar al coronel Sheppard y reunirme con mis amigos. No tienes porque meterte en esta lucha." El chico se quedó en el suelo, respirando entrecortadamente, mientras le veía salir del establo.

Aunque moverse con sigilo no era su fuerte, Jennifer consiguió llegar hasta el límite del pueblo, mientras los disparos y las explosiones se repetían sin parar a su alrededor.

Tenía miedo, había visto muchas veces las guerras por la televisión y había atendido a muchos de los integrantes de la expedición que volvían heridos después de algún combate con los wraith, pero jamás había visto nada como eso. Jamás como en aquel momento, había deseado que Ronon estuviera a su lado.

Anduvo unos metros por los límites intentando encontrar al coronel Sheppard, pero no lo vio. Temía por su vida. Después de saber lo que eran capaces de hacer wraith con sus víctimas, no quería ni pensar lo que podrían hacer con uno de sus mayores enemigos.

De repente, un sonido sonó a su espalda, entre los árboles cercanos. Aterrada apuntó el arma hacia allí, pero para entonces ya no había nada. Entonces y sin que pudiera llegar a reaccionar, alguien le tapó la boca y tiró de ella hacía atrás.

Se quedó sin respiración un momento, tensa y pensando que el final había llegado, pero quien la había inmovilizado la había arrastrado hasta un pequeño bosque y pudo ver pasar delante de ella una patrulla wraith, quien fuera que la había cogido acababa de salvarle la vida.

Los brazos que la sujetaban con fuerza se alejaron de ella y por fin pudo darse la vuelta. Intentó apuntar con el aturdidor, pero antes de ver de quien se trataba, su misterioso salvador, ocultó entre las sombras de los árboles ya le había quitado el arma.

Entonces vio por fin a Ronon. Incapaz de contener la emoción se abalanzó sobre él y lo besó con fuerza. El guerrero la levantó en el aire y le devolvió el beso con tanta intensidad que la dejó sin respiración, apretando su pequeño cuerpo con fuerza; necesitaba tocarla, sentirla cerca de él y comprobar que realmente estaba entre sus brazos.

"¿Estás bien, te han hecho algo?"

"Estoy bien tranquilo. Es el coronel el que me preocupa. Creo que el jefe de los wraith se lo ha llevado. No se donde lo tiene, no lo se, he intentado buscarle pero no he dado con él." Estaba nerviosa, no estaba segura de lo que decía ya, por lo que Ronon volvió a besarla para calmarla.

"Me encantan los reencuentros felices chicos, pero creo que deberíamos buscar al coronel." La pareja se separó y se encontró con Lorne y Mckay mirándoles. "Así que por eso te preocupas ahora por tus heridas. Yo que pensaba que habías aprendido algo de mi." Le dijo Rodney.

"Vamos, tienes razón, tenemos que encontrar a Sheppard." Dijo finalmente Ronnon sin hacer caso al comentario del científico.