Todos los personajes conocidos son de Naoko.

Capitulo 1. MISION

- ¿Es realmente necesario hacerlo?

Se escucho por la habitación, cualquiera pensaría como si nadie estuviera antes ahí, por el simple hecho de que estaba sin una luz que la iluminara. Sin embargo, esa habitación estaba completamente llena, no de personas, pero si de sensaciones, auras muy fuertes, magia también por encima de lo que jamás se hubiera pensado y algunas de las almas mas poderosas que se pudieran encontrar. Reunidas, sin otro propósito más que el de ayudar a 4 personas que dejaron de creer en ella, hace mucho.

-Completamente necesario y tú bien sabes lo que nos espera si no lo hacemos. Además, recuerda que tú eres la única que debe hacerlo.

-Sé que soy la única persona que tiene que hacerlo, pero ¿Y si ellos realmente no quieren ayuda? Ustedes saben que nuestra amistad quedó rota…

-Rei, sabemos que no te van a creer, por lo que te estamos dando todo lo necesario para que los prevengas, hoy más que nunca necesitamos de tus servicios.- La interrumpió la chica que estaba frente a ella. Aunque no la veía, sabía que estaba ahí. Rei conocía a quienes estaban en esa habitación completamente obscura… y sabía que no la dejarían ir hasta hacerles prometer que haría lo que fuera necesario para salvar a esas 4 personas y sus almas.

-No dudo ni por un momento en ustedes, pero ellos si lo harán y aunque me den todas las pruebas necesarias, ellos jamás me creerán.- volvió a decirle a la chica frente de ella.

-Rei, esta misión no sólo es para salvarlos, tú sabes que tenemos que derrocarlo, cueste lo que cueste y tú crees que él se va a lamentar por lo que les pase a ellos o a ti… si ni siquiera fue capaz de hacerlo con su propia hija.

Desde el extremo derecho, donde Rei estaba parada, escuchó estas últimas palabras. Y a su lado izquierdo otra voz la hizo voltear.

-Sabemos que es muy complicado, pero confiamos en que lo vas a lograr, en cualquier caso, siempre recuerda que te apoyamos y estaremos cuando nos necesites, pero esta parte la tienes que hacer tú y sólo tú.

-Además, tenemos que conseguir por todos los medios la oportunidad de hacer que paguen lo que nos hicieron, Rei.- una cuarta voz detrás de ella se unió a las demás.

Rei sólo pensaba que lo peor había pasado, sus recuerdos no la dejaban tranquila en estos últimos 5 años, pensando, meditando, especulando, preocupándose y recapitulando todos y cada uno de los hechos.

Hechos por los que ella no era feliz, por los que ella tenía un gran peso encima, por lo que le costaba mucho decir que "si" a las personas alrededor suyo.

Sabía también el dolor que causaría al tomar una decisión, sea correcta o incorrecta, visualizó la decepción en las caras de esas personas.

No, la decisión no era fácil. Sin embargo, alguien ahí mismo en esa habitación le habló y las dudas que tenía al respecto, fueron disipándose poco a poco. Al escuchar lo que dijó, sólo sintió paz y fe, algo que ella había enterrado 5 años atrás. Esa emoción tan fácil de decir y tan difícil de obtener.

Fe ¿Qué era eso? Si ella sabía que en estos momentos ella no era su aliada. Sin embargo, fue la fe la que la motivó a decir lo que ella jamás pensaría decir en otras circunstancias. Después de que la quinta voz en esa habitación le dijera "la fe mueve montañas, confía en ti Rei, tú los conoces y sabes lo que hay que hacer, el querer es poder y se que lo harás".

-No queda entonces más nada que decir ¿Verdad?

-Todo esta dicho, Rubeus irá contigo, saldrás hoy mismo. Y recuerda, nadie debe saber de esta reunión.

-Si no les importa, llevaré a Deimos y Phobos para algunas tareas.

-Si los necesitas, adelante. No veo algún impedimento.

-Gracias.- y tras decir esto se dirigió a la salida, al llegar a la puerta giro y dijo –Espero que no sea demasiado tarde para ellos…

-Suerte Rei, cualquier cosa que necesites, llámanos y te lo daremos.

-Ya tengo lo más importante.- les señaló levantando unos papeles que tenía en las manos.

Salió a una estancia mucho mayor y cerró los ojos unos momentos, ya que estaba completamente iluminada y después de pasar algún par de horas dentro de la habitación obscura, sus ojos necesitaban acostumbrarse a la luz.

Camino dentro de la estancia, que parecía un salón con cuatro ventanales al lado izquierdo que daban a un jardín inmenso, cubiertos por cortinas en un color turquesa, haciendo juego con unos sillones en ese mismo tono, este era uno de los 4 salones que había en ese castillo, este era el mas grande y donde todos los "muertos" estaban ahí, era donde se escondían durante la mayor parte del día, se dirigió a un chico como de 25 años, de aproximadamente 1.90 y con un color de cabello rojo.

-Rubeus.

-Rei, en que puedo servirte.

-Me acompañarás a casa, hoy mismo, tenemos media hora para salir.

-De acuerdo, sólo nosotros?

-No, también vienen Deimos y Phobos.

-Ese par ¿Segura que no nos meterán en problemas?

-Descuida Rubeus, confió en ellos más que en mi propia sombra.

-De acuerdo entonces, te veo en unos momentos en mi auto.

-Llevaremos la camioneta.

-Como digas.- y se retiro dejando a Rei viendo a los demás.

Cuando fue hacia su habitación a recoger sus cosas para el viaje, vio que alguien la esperaba junto a la puerta.

-Así que esta decidido, te vas hoy con el imbécil ese.

-Y a ti que te importa con quien me voy o no.

-Rei tu sabes que si me importa, además…

-No digas nada de lo que te arrepientas después, Jedaite.

-Rei, pero…

-Pero nada me voy, además, es por una misión y lo sabes muy bien.

-Tienes razón, lo siento, sólo que estoy algo preocupado por ti.- Diciendo esto se acercó y la tomó por la cintura acercando su cara a la de ella.

-Jedaite, por favor.- le suplicó poniendo sus manos sobre el pecho de Jedaite, para empujarlo si era necesario.

-Sólo cuídate mucho, no se que haría si te pierdo de nuevo Rei.- le susurró muy cerca de su boca, mientras Rei se dedicó a sentir el cálido aliento de él y al mirarlo a los ojos, se dio cuenta que él sólo veía una sola cosa… su boca. En ese momento Rei anheló poder saborear esos labios y entonces Jedaite lo hizo, presionó ligeramente su boca con la de ella, en un delirante beso tan esperado por ambos, que los inundó de esperanzas para el mañana.

Un beso que empezó tierno y dejando en claro todo los sentimientos por parte de él y que llenó a Rei de una incertidumbre tan grande, que no tenía cabida en ese momento, no obstante, era de mucha fe, otra vez la maldita fe, pensó ella. Pero todo pensamiento racional se desvaneció en su mente al sentir la lengua de Jedaite abrirse paso en su boca y sentir que la intensidad del beso se hacia cada vez mayor.

Ella lo abrazó por el cuello, hundió su mano en esa cabellera y con la otra mano tocó su espalda, mientras él la tomó más fuerte por la cintura para acercarla más a su cuerpo que deseaba poder saborear, lentamente dejó su boca dejando un sendero de besos hacia su cuello.

Sus respiraciones se hacían cada vez más difícil, tan necesitados el uno del otro. Jedaite poco a poco fue subiendo su mano hasta dar con uno de sus pechos, al instante, Rei gimió por la caricia y deslizó la mano que tenía en la espalda de él hacia su camisa, para poder desabrocharla.

Jedaite bajó con su lengua por el cuello de Rei hasta el pecho que acariciaba con su mano, enardeciendo la pasión de ambos en el trayecto. Los dos tan absortos en sus acciones, que no notaron la presencia de dos chicos que venían del otro lado del pasillo.

Tosiendo disimuladamente uno de ellos se adelantó.

-Señorita Rei.

Al oírlos Rei empujó a Jedaite y se dio vuelta para mirar al chico que le habló.

-Eh ¿Ya están listos?- preguntó totalmente sonrojada.

-Si señorita sólo venimos por su equipaje y a escoltarla.

-Bien, esperen un segundo.- volteó y abrió la puerta que daba paso a su habitación, con una cama con dosel al lado derecho, dando su cabecera a una ventana donde se veía el ocaso del atardecer, enfrente de esta, había una cómoda con un espejo y todas las cosas personales de Rei.

-Jedaite me acompañas.- incitó dirigiéndose a un muy frustrado chico parado en medio del pasillo.

-Si, claro.- le respondió él aclarándose la garganta.

Rei dejo que Jedaite pasara y después ella lo hizo y se dirigió a una puerta que estaba del lado izquierdo de la cama y abrió su armario, bajo de los lugares superiores una maleta y sacó la ropa que llevaría, la cual no era mucha, se acercó a la cómoda; metió otras cosas en la maleta, se dirigió hacia la puerta y se la entregó al chico que la esperaba.

-Es todo, los alcanzo en un momento Deimos.

-Si señorita.

Volteando hacia dentro de la habitación con Jedaite sentado al borde de la cama, cerró la puerta, se dirigió a donde estaba y se sentó su lado.

-Lo siento creo que me deje llevar por el momento.

-No, Rei no lo sientas, por favor es lo único que te pido, no te disculpes por algo que deseamos los dos, algo que por mi parte es verdad.- le confesó tomando sus manos entre las suyas y prosiguió, -Rei, tú sabes que desde que te conocí hace 7 años no dejo de pensar en ti, pensé que te había perdido hace 5 con lo de ese problema que paso en tu casa y por el cual estas aquí, pero yo nunca perdí las esperanzas de encontrarte.

Acariciando con una mano su mejilla, él la miro a los ojos y ella descubrió lo que siempre había temido, el amor. El más puro amor que alguien le pudiera profesar a alguien, él lo hacía y sin embargo, ella sabía que no era posible. Por lo menos hasta acabar con su venganza.

-Jedaite, tal vez sea lo mejor dejar las cosas como están, no debimos besarnos como lo hicimos, yo me voy y no se si vuelva, pero quiero agradecerte por ser tan bueno conmigo.

-Si es así como lo quieres, yo no te obligaré a otra cosa Rei, sin embargo, hay algo que tengo que pedirte y no me importa nada más que eso… así que dame sólo un minuto, por favor.

Y al decir esto sacó una cajita del bolsillo de su pantalón y se arrodillo ante Rei mientras ella se le quedó viendo con cara bastante asombrada.

-Princesa, se casaría con este humilde admirador de su belleza, el cual le profana un amor más allá de lo admisible y el cual espera hacerla feliz de aquí a la eternidad, sin otra cosa que ofrecer más que la pasión y el amor que tengo para usted.

-¿Por qué haces esto Jedaite?- le preguntó con los ojos a punto de sacar esas lágrimas que durante tanto tiempo reprimió y que en esos momentos luchaban por salir. Pese a esto, dentro de ella temía lo que pasaría, ya que a pesar de ser la poseedora de uno de los dones más temidos, pero a la vez más escondidos de todos, la premonición, no podía ver su propio futuro y eso era algo que realmente la hacia enfurecer.

-Únicamente pido una oportunidad Princesa, te amo Rei, por favor.- le rogó mostrándole un anillo de brillante en forma de flama. El cual Rei se quedó viendo bastante conmocionada, él sabia que ese era el escudo de la familia de ella, pero ¿Cómo lo supo?, no era momento de averiguarlo, ella se tenía que ir y decidió algo de lo que se arrepentiría después, pero ya habría tiempo para acomodar las cosas ¿Verdad?, levantándose de la cama se puso enfrente de Jedaite.

-Jedaite me tengo que ir, por favor no me lo tomes a mal, pero…- él sentía su corazón rompiéndose ante estas palabras, pero lo que dijo Rei, ni por mucho era lo que el había pensado que le diría y lo dejó completamente frío.

-Mi vida se complica a cada instante, pero si estas dispuesto a soportarlo, te pido que guardes ese anillo y en cuanto regrese lo primero que hagas al verme será ponerlo donde corresponde.- y señalando su mano se despidió dándole un beso en la mejilla.

Rei salió de su habitación hacia donde la esperaban Phobos, Deimos y Rubeus, dejando al chico por el que su corazón palpitaba sumido en su conmoción.

Al llegar al lado de la camioneta, se subió en la parte trasera con Rubeus a su lado. Dando un último vistazo a la ventana de su habitación, donde observó una figura parada ahí con la mano en alto despidiéndose de ella. Sonriendo se dirigió al chico que estaba en el asiento del conductor.

-Adelante Deimos, hay que llegar antes de la medianoche.

Espero comentarios, buenos y malos.

Saludos, Lumar.