Era una idea, lo escribi y esto salio. La verdad que esta bueno escribirlo, espero que les guste mi nueva historia y por cierto, creo que hay una pelicula que se llama viviendo con mi ex o algo asi, pero ni la vi, asi que no creo que la historia esa trate igual a la mia, o eso creo... como sea, esta historia es salida de mi cabeza, ¿ok? bueno ya, las dejo leer y espero que les guste...

si les gusta, dejen un revienw y comentenlo, por que aun esta a prueba de ser seguido :)

Inuyasha y sus amigos no me pertenece y si me pertenecieran creo que no estaria aqui escribiendo historias sobre ellos. Ya lean.

Mi ex

Sumary: ¿Que tan malo puede ser vivir algunas semanas con tu ex? baaah... una tonteria, despues de todo, Inuyasha ama a otra persona o eso cree pensar... ¿Verdad Inuyasha?

Cáp. 1: Traidor…

– Me voy a estudiar a Estados Unidos

¡Bloc!

Se quedo sin aire y su corazón comenzó a latir lentamente, con bombeos cortos y dolorosos. Sus ojos se llenaron lentamente de lágrimas y su mente se negaba a lo que acababa de escuchar. El se iba a ir, se iba a alejar de ella por sus malditos estudios. Bajo la mirada por unos momentos, mientras que tragaba con fuerza y con uno de sus dedos secaba la lágrima que había caído sin su permiso por su mejilla.

– No quiero irme, en verdad que no…

No quería mirarlo, no se atrevía a hacerlo. El la estaba dejando por años, años en los cuales no sabia si el volvería por ella. Aspiro profundamente, sintiendo un profundo dolor en su garganta al hacerlo, cerró fuertemente sus ojos y luego de largar el aire, levanto su mirada llena de lágrimas.

– Si no quieres irte, entonces… ¿Por qué te iras? –logro articular con pesar.

El la observo unos momentos, con sus hermosos ojos verdes tristes y sonrió melancólico, mientras que estiraba uno de sus brazos para tocar con sus manos la mejilla sonrojada de ella, quien al sentir su calida mano sobre su piel cerro sus ojos y poso su mano sobre la de el.

– Juro que cuando termine los estudios volveré por ti –prometió mirándola fijamente a los ojos.

Ella sonrió como si fuera una locura, ella no podía esperarlo a el por siempre. El estaba contando los años como si fueran horas, días o semanas. Pero la verdad era otra. No aguantaría tanto tiempo sin el ni tampoco sabia si aguantaría esperarlo tantos años.

– Cariño –la llamo el, mientras que se levantaba de su asiento para acercarse mas a ella –No te pongas triste –pidió.

Y entonces ella dejo que sus lagrimas escaparan de sus ojos.

– No quiero que sufras –seco sus lagrimas y levanto su mentón, para que ella lo mirara a los ojos, pero ella desvió su mirada –Cariño… -la llamo suavemente.

– Déjame –susurro ella apenas. El suspiro y tomo ambas mejillas con sus manos –Déjame Kouga… -pidió tratando de alejarse de el.

– En verdad no quiero irme, pero…

Y entonces ello lo encaro.

– No quieres pero te iras –replico levantando su tono de voz.

Varias personas que se encontraban allí cenando, en ese restaurante se habían girado a mirar a la pareja.

– Kagome, mi amor… -se había levantado completamente y se acerco a ella, rodeando la mesa y arrodillándose aun costado –Me ofrecieron una beca, la de estudiar en la mejor universidad de Estados Unidos. No quiero, pero debo aprovecharla… -le susurro tomando su mano, ella en cambio no lo miro –Se que será difícil, pero lo superaremos, por que te amo –finalizo plantándole un beso en sus nudillos.

Kagome lo miro con sus ojos humedecidos y sus labios secos. Sabia que seria un gran desafió para ella estar sin el, por que Kouga era su vida, su razón de vivir y que un día para otro se fuera no era algo que superaría fácilmente. Quizás, pasar el tiempo con sus amigas, ir de compras o algo por el estilo la distraería, por algunas horas y luego, bueno, ya pensaría que haría.

Dejo que el le secara las lagrimas y le sonrió con ternura. El se levanto y la beso con amor, ¡extrañaría sus dulces besos! Pero luego, cuando el volviera… lo tendría para siempre con ella.

– Te amo –susurraron ambos en un insomnio, sintiendo ambos corazones latir a la misma velocidad que el otro.

Y entones ambos volvieron a sus respectivos departamentos. Kouga se iba a arreglar algunas cosas y volvería por ella, para pasar la noche con Kagome, ya que al otro día se iría en el primer vuelo que salía para Estados Unidos. Tenia que aprender a aceptar la decisión de Kouga de irse, ya que no tenía otra opción como para retenerlo.

Suspiro girándose sobre su cama, quedando con la mirada hacia el gran ventanal que tenia en su habitación, la cual tenia vista a la gran cuidad de Tokio. Sonrió levemente recordando el día que había echo el amor con el por primera vez, el se había molestado, al darse cuenta de que Kagome no era virgen y que otro ya la había tenido.

Se levanto de repente al escuchar la puerta principal abrirse. Prendió la luz de su velador y fue rápidamente a la sala, para encontrarse con Kouga.

– Sabes amor, estaba pensando que…

Pero cayo de repente, y sus ojos se abrieron con desmesura.

– ¿Ko-kouga? –tartamudeo asustada.

Delante de ella, en su sala se encontraban dos hombres vestidos con vestimentas sueltas, sus ojos eran tapados por una capucha negra y solamente se podía ver a través de la oscuridad sus sonrisas de pervertidos, al ver a Kagome en una minifalda pequeña negra y unos tirantes rosas.

– ¿Quiénes son ustedes? –balbuceo apenas.

– Amigos de Kouga –respondió rápidamente uno. El mas alto y un poco gordo. Paso saliva duramente por su garganta, ya que se había secado y llevo ambas manos hacia su pecho, donde sintió su corazón latir desbocado.

– ¿Y… y don-donde esta… esta el? –pregunto nerviosamente, su frente se había perlado de sudor y sus ojos parecían saltones del miedo.

– Aquí amor –contesto apareciendo el por la puerta. Kagome suspiro aliviada. El se acerco a ella y le planto un beso -¿Qué haces aun despierta? –le pregunto.

Ella sonrió un poco mas calmada.

– Estaba esperándote –contesto –Tu me habías dicho que vendrías a pasar la noche conmigo –agrego en un murmullo apenada. El sonrió mostrando sus dientes.

– Si, eso es lo que eh dicho que haría –coincidió poniéndose aun lado de ella y pasando un brazo por sus hombros, quedando con la mirada ambos chicos que se encontraban allí observando la escena con una sonrisa picara –Pero tengo otros planes, cariño…

Ella lo miro desilusionada y triste.

– ¿Te iras con ellos? –le pregunto con un suspiro.

– Deberías ir a dormir, mi amor, es tarde… -le decía mientras la conducía hacia la habitación. Ella frunció el ceño extrañada y giro su rostro sobre su hombro para ver a ambos hombres, quienes estaban llevándose su…

Rápidamente miro a Kouga.

– Kouga, ellos están llevándose mis cosas –exclamo asustada, girándose para golpearlos o algo, en cambio el, no la dejo y la tomo fuertemente del brazo –Kouga, que…

El acaricio su mejilla.

– Lo siento cariño, pero en Estados Unidos necesito algunas cosas –le explico. Ella arrugo su frente.

– ¿Qué tratas de…

– Recuerda que te amo –le murmuro poniendo su mano en su nuca, ella abrió su boca para decirle algo, pero este no la dejo replicar, por que le había dado un leve pero fuerte golpe en la nuca, haciendo así que ella cerrara sus ojos y cayera desmayada sobre sus brazos –Volveré por ti, amor…

O.o

Golpeo su frente contra la pared mientras dejaba que sus lágrimas bajaran por su mejilla, no lloraba de tristeza, lloraba de bronca, de frustración y de odio hacia ella misma. Fue tan tonta, tan incrédula… nunca debió dejarle la llave a Kouga, nunca debió…

Se giro a mirar nuevamente su departamento, ahora vació. Se dejo caer de rodillas sobre el suelo, mientras que miraba una y otra vez su departamento blanco, sin nada. Apretó sus puños con fuerza, hasta su cama y libros se había llevado el muy maldito. La había dejado desmayada, tirada en el suelo como una basura.

Confió en el ciegamente, lo amo como tonta. ¿Y el como se lo agradeció? Dándole amor falso, sin sentimientos. Le dio besos con amor y ternura falsa. Se entrego a el, confiadamente ¿y el? Rió irónica, lo odiaba, su amor hacia el se había esfumado…

– Idiota –se reprocho dejándose caer completamente al suelo alfombrado.

O.o

Suspiro pesadamente dejando que su cabeza reposara sobre el respaldo de su sillón negro. Había estado toda la noche trabajando sin descanso, estuvo firmando papeles, planeando reuniones y esperando la maldita llamada de su hermano que vivía fuera del país. Gruño cerrando los ojos. Ya casi estaba por amanecer y el teléfono no sonaba. No era importante el, si no que su padre estaba enfermo y necesitaba noticias suyas.

Abrió sus ojos al escuchar la puerta abrirse de par en par y una sonrisa se dibujo en su cara al verla entrar con un vestido negro, tan hermosa como siempre. La mujer llego hasta el, quien la esperaba con los brazos abiertos. Esta se sentó sobre su regazo y paso ambos brazos por su cuello, y dejo que sus labios simplemente se rozaran.

– ¿Cómo estas, amor? –le pregunto pasando la lengua sobre sus labios. El sonrió aun más y llevo sus manos hasta la espalda de esta, donde comenzó a acariciar suavemente.

– Ahora que te veo, mucho mejor –respondió acariciando la nuca de la mujer, quien largo un suspiro pesado y se acomodo mejor entre sus brazos -¿Cómo supiste que estaba aquí? –le pregunto en un murmullo, mientras trataba de besar a la mujer, quien con una sonrisa juguetona se alejaba de el.

– Esta Yaken abajo

– ¿Y que hacías a estas horas por la calle?

– Ahí Inu –suspiro dándole un corto beso –Haces muchas preguntas –le reprocho.

Entonces el no dijo mas, la tomo del mentón y la beso lentamente, siendo correspondida al instante por la mujer, quien se aferro mas a el y profundizo el beso, rozando su lengua con la suya, aumentando lentamente las caricias y los suspiros por parte de ambos.

– Inuyasha…

El abrió sus ojos de repente al escuchar su nombre de esa forma, pero aun así no dejo de besarla…

Inuyasha

La mujer se separo de el respirando entre cortado y luego de regalarle una sonrisa volvió a besarlo de la misma forma que antes, pero esta vez, el tardaba en seguirle el ritmo ya que había quedado pensativo, ya que la única que lo llamaba de esa forma era…

– Kagome –murmuro entre el beso. La mujer dejo de besarlo y lo miro extrañada.

– ¿Qué has dicho? –le pregunto de mala gana, levantándose de su regazo, Inuyasha trago saliva con dificultad.

– Yo…

O.o

– ¡Sango! –sollozaba mientras se aferraba mas a su amiga, quien simplemente le acariciaba el cabello -¡Me dejo sin nada!

Su amiga simplemente suspiro. Desde un principio le había dicho que ese muchacho no era confiable, se lo dijo una vez, luego otra vez y otra vez, pero ella no… lo amaba y confiaba tontamente en el y ahora, le había robado.

– Te dije que el no me daba buena espina –le recordó. Kagome asintió con su cara hundida en su cuello –También te dije, que…

– ¡Ya, Sango! –Exclamo levantando su rostro todo húmedo y sus ojos rojos –No me estas ayudando…

Sango rolo los ojos y abrazo a su amiga. Esta bien, debía dejar un poco el optimismo y debía comprender a su amiga. Estar enamorada es quedarte ciega y hacer estupideces. Es una buena definición con lo que le acababa de pasar, Kouga la enamoro al cierto punto de que Kagome le diera una llave a el de su departamento, le contara que tenía una caja fuerte, y le dijera su contraseña de su…

– La tarjeta… -murmuro separándose de su amiga y revisara su bolsillo, donde tenia su billetera. La tomo y la abrió, no tenia ni dinero ni… las tarjetas de crédito. Solamente estaban la foto de ella con el en miniatura y un corazón de madera que el le había regalado.

¡Bingo! Le había sacado también la plata que tenia en el banco.

– Digámoslo de este modo –comenzó Sango frunciendo los labios ante la mirada llorosa de su amiga –Tu tuviste la culpa de que el te haya robado todo –apunto.

– En parte –coincidió.

– En todo –corrigió –Apenas llevaban tres años juntos tu le diste tu contraseña de la tarjeta…

– Sango, tres años es mucho tiempo –señalo –Es obvio que confiaría en el…

– Bueno, pero…

– ¿Sabes que?, en ves de andar deduciendo quien tuvo la culpa de la confianza, por que no pensamos en donde viviré desde hoy…

– ¿Conmigo? –respondió irónica. Kagome negó –Cierto, cierto… -recordó pegándose un golpecito en la cabeza –No quieres vivir en la casa donde ahí recién casados…

– ¿Otro lugar? Bueno, esta la de mis padres, pero me da resaca del solo mencionar "vivir con ellos" por que no mejor me consigo otro departamento…

– Para eso quédate con el tuyo –apunto.

– Cierto, consigo otro pero me lo dan en las mismas condiciones, vació –recordó.

Ambas guardaron silencio mientras pensaban otro lugar. Kagome podía denunciar a Kouga por robo, pero no tenia el valor, por que amaba a Kouga a pesar de lo que le hizo y no podía, mejor dicho, no tenia corazón para hacerle eso, no quería verlo preso por su culpa…

Su culpa no era pero…

– Inuyasha…

Kagome miro desconcertada a Sango, quien la miro como diciendo otra no hay. Kagome arrugo su frente.

– ¿Eh?

– Inuyasha –repitió –Digo, puedes ir a vivir con el… -opino frunciendo los labios.

– ¿¡Acaso has perdido la razón!? –le pregunto exaltada. Sango encogió los hombros –No puedo ir a vivir con el, prefiero quedarme con mi departamento vació y…

– ¿Cuánto tiempo deberás trabajar para vivir dignamente? Digo, tus estudios… no podrás seguirlos por que si trabajas no puedes estudiar y si haces ambas cosas quedaras echa mierda –interrumpió Sango levantando su tono de voz.

– Puedo hacerlo –dijo con confianza –Se que puedo, estudiar y trabajar, ambas cosas a la vez…

– No, no puedes –negó ella con su cabeza. Kagome balbuceo –Kag… solamente estarás un par de meses con el, hasta que te consigas un buen trabajo y tengas el dinero suficiente para comprarte las cosas que te hacen falta –le murmuro poniendo sus manos sobre su hombro –Se que puedes, la casa de el es también tu casa, ¿no? –ella asintió levemente -¿Entonces? Tú tienes la llave, no creo que haya cambiado la cerradura…

– Pero Sango… no creo que le agrade verme de nuevo –murmuro mirando el suelo.

– ¿Y eso que importa? –Pregunto molesta –El tiene tanto derecho como tu de vivir allí…

– ¿Y si esta viviendo con su otra mujer? –le pregunto.

– Que se la aguante, esa casa es tuya no de su nueva mujercita –contesto sonriendo victoriosa –Te aseguro, que a el no le desagradara tu visita, al contrario…

O.o

Se tomo de la cabeza con ambas manos y la dejo caer violentamente sobre el escritorio, su amigo enarco una ceja al verlo así, tan… derrotado, literalmente.

– Me puedes decir… ¿Qué demonios te sucede? –le pregunto cansado.

– Seria un lindo amanecer si hacia el amor con Kikio –apunto –Pero no, la arruine diciendo su… nombre –agrego.

– ¿El de quien?

– El de Kagome –contesto levantando su cabeza y mirándolo exasperado –Pasaron tres años, en los cuales nunca pensé en ella… o trate de no hacerlo –murmuro lo ultimo –Y hoy, un lindo amanecer detrás mío, Kikio besándome y yo… lo arruine todo al pensar en ella…

Su amigo frunció los labios y miro el suelo. Si su amigo había nombrado el nombre de su ex mujer significaba algo, como que ella estaba hablando de el, o pensando o hasta quizás tenia planeado una venganza, aunque bueno, la ultima no podía ser posible, después de todo, ambos terminaron con una ruptura limpia. Los dos decidieron por seguir distintos caminos y ninguno sufrió…

– ¿Qué piensas? –le pregunto luego de un rato Inuyasha.

¿Y si en realidad Kagome ni siquiera estaba pensando en Inuyasha? Podía ser una posibilidad, ¿Por qué no? Inuyasha había estado extraño los últimos días y si no mal recordaba la semana pasada era el aniversario de ellos, pero como están separados no significa nada, pero seguramente aun Inuyasha lo recordaba…

Aunque ahora esta Kikio en su vida, puede ser que ambos se hayan peleado y explique la actitud extraña de Inuyasha, o puede ser también que Kikio haya quedado embarazada, trastornada, retrasada o…

Bueno se fue del tema, Kikio no tenía nada que ver ahora. Inuyasha estaba serio por haber nombrado el nombre de Kagome, quien había jurado no volver a nombrar o pensar en ella, hasta había quemado sus fotos y cartas.

– ¿Quemaste las fotos de Kagome? –le pregunto interesado. Su amigo enarco una ceja –No deja, has que no te pregunte nada…

Negó con sus manos y puso nuevamente su cara de serio y también la cara que pondría un detective frente a un homicidio muy poco común. Seria extraño que no pensaras en tu ex durante tres años y luego, de un día para otro, la nombres y la recuerdes como si fuera que la viste ayer, eso si era escalofriante… no bueno, Kagome no era fea, era mas bien hermosa, así que recordarla tendría que ser un orgullo y un honor. Inuyasha había tenia suerte en encontrarla, pero luego el muy idiota la dejo por otra, que también era bonita pero de mal carácter, que por cierto tenia ojos de gato…

-Miroku…

Solamente quedaba una conclusión, una en la cual le encantaría que pasara, pero que sin embargo podía pasar, por que su amigo aun amaba a Kagome, eso se notaba por que un día había visto como Kagome e Inuyasha se besaban, que por cierto le dio un poco de envidia; otro día, mas precisamente ante de ayer, vio a Kikio besándose con Inuyasha y por Kami, que alguien le tirara agua hirviendo por que paresia que su amigo besaba un bloque de hielo. Esa mujer si que representaba al crudo invierno, con sus ojos negros chiquitos fríos y sin expresión, esos labios rojos carmines, que casi nunca los vio curvando una sonrisa y su tez pálida… blanca como la misma nieve.

– Oe… Miroku…

Y Kagome, oh esa mujer, era más hermosa cuando te daba esas sonrisas calidas y traviesas. Nunca la veías triste; sus ojos marrones eran grandes y tenían un extraño brillo que te transmitía muchas sensaciones. Sus labios eran carnosos y perfectos y su tez era morena. Perfecta para Inuyasha, había pensado muchas veces. Su amigo antes de conocer a Kagome era demasiado serio, ni una buena broma podías hacerle sin salir a patadas de su oficina. Y luego, cuando beso a Kagome la primera vez, por Kami que le había dado miedo, sus labios ensanchaban una sonrisa sincera, sus ojos dorados siempre quedaban en un punto indefinido, soñadores y perdidos, y para completar, vivía suspirando y llamándola entre susurros.

Eso era amor…

– Miroku, ¿Estas bien?

Bien, había sacado una conclusión. Luego de pensar varios minutos, y sacarle jugo a la imagen y recuerdos de Inuyasha con Kagome, por fin había entendido el por que su amigo había nombrado a su ex mientras besaba a su nueva mujer.

– ¡Ey idiota! –grito pegándole con la agenda por la cabeza. Miroku pestaño varias veces confundido – ¿En que piensas? Me estabas observando con cara de retrasado…

Miroku suspiro, se acomodo bien en su sillón marrón oscuro y luego de darle una profunda mirada a la pantalla de su pc, se decidió por encarar a su amigo y decirle su conclusión acerca de su duda.

– Inuyasha… -comenzó con voz profunda, mirándolo fijamente.

Este frunció el ceño interesado.

– Inuyasha…

– ¿Qué?

– Ya se por que la nombraste a tu ex –entrezalo sus dedos y lo miro seriamente – La extrañas…

Inuyasha se quedo mudo, helado, sin saber que decir. Lo único que tenia en claro era que su amigo era un idiota.

O.o

Suspiro entrando a su departamento, cerro la puerta con la ayuda de su pie y lanzo la llave al otro lado de la sala, mientras que con la otra mano abrazaba fuertemente a la mujer, quien lo besaba y rozaba su lengua contra la suya. Inuyasha la comenzó a llevar lentamente hacia la habitación, aun con la luz apagada. La mujer con sus manos frías comenzó a desabrochar la camisa, tocando levemente su duro y bien formado pecho. Inuyasha abandono sus labios y dejo que la mujer besara su cuello, mientras que el aprovechaba para abrir la puerta de su habitación, le extraño que estuviera prendida la luz, pero no le importo.

La llevo hasta la cama, donde la tendió suavemente y volvió a besarla lentamente.

O.o

Se miro al espejo una y otra vez nerviosamente. Había escuchado la puerta abrirse y los pasos apresurados, Inuyasha había llegado y tenía el corazón desbocado. Tenía miedo a salir, no quería salir. Seguramente el se enojaría y…

Trago saliva y aspiro y suspiro profundamente, tratando de calmar su corazón, quien parecía que en cualquier momento le agarraría taquicardia. No debió hacerle caso a Sango, debió de quedarse en su departamento, vació, pero de ella, en donde estaría bien… durmiendo en el suelo y…

– Kagome, tienes que salir… el entrara en cualquier momento al baño y será peor… -se alentó en un susurro mirándose fijamente en el espejo.

Entonces noto como su labio inferior y sus manos comenzaron a temblar, como si fuera que tenia frió. Cerro sus ojos fuertemente, aspiro y abrio lentamente la puerta.

– ¡Ho… -quedo con la palabra en la boca y con sus ojos abiertos mas de lo que podía. Inuyasha tanto como su acompañante la miraron.

Kagome trago saliva y sintió como el calor golpeaba su rostro, mejor momento no podía haber caído pensó internamente. La pareja, quien estaba solamente con la parte de abajo y la mujer con su sostén, se levantaron rápidamente.

– ¿Qué haces aquí? –le pregunto molesto Inuyasha, mientras se acercaba a Kagome abrochándose el pantalón.

Esta balbuceo y miro a la mujer, quien le lanzo una mirada fría y se fue de la habitación sin los zapatos puestos.

– Yo… no quise…

– ¡Kikio! –grito Inuyasha corriendo tras ella. Kagome pestaño varias y se acerco a la cama, donde se sentó con la mirada puesta en el suelo.

Luego de escuchar un par de gritos de la mujer y la puerta cerrarse con fuerza, Inuyasha había aparecido molesto. La miro a Kagome de mala gana y se apoyo en el marco de la puerta.

– ¿Qué haces aquí? –le pregunto sin despegarle la mirada y con su mandíbula tensa.

Ella levanto la mirada por un momento y luego de ver que aun estaba sin camisa bajo la vista avergonzada, con su corazón aun latiéndole de forma acelerada. El suspiro frustrado y se arreglo el cabello.

– Kagome, que…

– Sorpresa… -murmuro irónica sin mirarlo. El entonces arrugo su frente sin entender…