He tenido que sacar el capítulo justo despues de haberlo subido, no sé qué pasa en la página, pero no salían las letras que llevan acento ortográfico.. despues de todo, aquí está, este es el final. Ahora solo lean.

***

De cómo Luna lo explica todo

-¡Qué pasa!- gritó Ronald Weasley, prolongando su saludo junto con ademanes infantiles. Draco lo hizo pasar en medio de un estrechón de manos.- Hola hombre, tanto tiempo.-ironizó el pelirrojo.- traje vino.

Hermione curiosa, tuvo que dejar de ultimar el orden de los bocadillos en la mesa y los observó interactuar por un rato; un alegre, pero descolocado Draco recibió la botella de vino de las manos de Ron, acto seguido, le devolvió el saludo algo menos efusivo que el pelirrojo. Una sonrisa se le formó en el rostro al notar lo lejana que parecía la incomodidad y la sorna de la primera vez que cruzaron palabra. Ambos se veían cómodos y soltaron unas cuantas frases antes que su amigo se encaminara a darle pequeños discursos de felicitación, estrechándola en un apretado abrazo.

Miró de reojo como Draco se abstuvo de cerrar la puerta, tenía el cuerpo inclinado y asomaba su cabeza hacia el pasillo a la espera de algo, quién sabe qué. Hermione todavía no comenzaba a preocuparse cuando observó como Luna cruzaba el umbral. Su amiga iba preciosa, lo único extraño y sólo para los que no la conocían, podría haber sido su estrafalaria bisutería, pero Hermione estaba tan acostumbrada a la apariencia hippie de la rubia que, a sus ojos nadie la superaba en originalidad.

-Hola gente, Hermione ¿sabías que esa plata del rellano es un rododendro en estado de extinción? Es una paradoja que aquí sea una plaga.- dijo con real interés. La aludida se encogió de hombros antes de responder.-

-Ni idea, Luna.- la atrajo hacia sí dándole un sonoro beso en la mejilla, las dos soltaron risitas y se abrazaron.

-Veo que los señores puntualidad todavía no han llegado.- comentó Ron haciendo clara referencia a los Potter.- es raro querida, hemos subido de estatus; ahora no somos nosotros los retrasados.

-Ten cuidado con lo que dices Ron, el universo se ha visto alterado, ha perdido su orden natural y eso quiere decir que muchas cosas cambiarán de estado.

-Bah, eso es puro misticismo.- Ron hizo un gesto con la mano tratando de quitarle el peso a las palabras

-Muérdete la lengua Ronald.- dijo una calmada Luna. La anfitriona únicamente observaba el creciente interés de Draco por el rumbo de la conversación.- Lavoisier también tuvo una descripción para eso: "en una reacción química, la materia ni se crea ni se destruye, sólo se reorganiza".

En su lugar, cerca de la mesita de centro, Hermione recibió confusa la mirada profética que le echó su amiga.

-Traducido al español para ti, Ronald; nada se pierde, todo se transforma.- se apuró a decir la castaña.

-Cerebritos.- murmuró entre dientes, pero tan rápido como Ron se ofuscaba, se distraía, y pronto encontró su escape.- Draco ¿qué te parece si vamos a destapar unas cuantas cervezas?

-Por mi esta bien.- respondió el rubio torciendo su boca en una sonrisa, de esas que usan los hombres cuando se comunican con otros hombres.

-¡Hey! aún no comienza la música y ya quieren beber.- se quejó Hermione.

-Si es por eso…- contraatacó Ron.

Su amigo se fue en picada hasta el equipo de música y comenzó a investigar la selección de discos que Hermione había dejado apilada especialmente para el cóctel. En tanto, el rubio se encaminó a la cocina volviendo al instante con sendas botellas de cerveza. Le ofreció una a Ron y ambos las abrieron en sincronía, observándose mutuamente y echando un gran sorbo casi al mismo tiempo el uno del otro. Luna y ella se miraron consientes de haber sido las únicas testigos de un extraño ritual de machos.

Draco la abrazó por la espalda, anclándose a su cintura y reposando su cabeza en el espacio que le ofrecía su cuello. Ella disfrutó el atrevimiento de posar pequeños besos sobre la piel expuesta de su hombro, todo ante la atenta y suspicaz mirada de Luna, que aunque podía interpretar, no quiso

-¡Eureka!.- exclamó Ron sobresaltando a todos.- Jamiroquai.

-Buena elección.- concedió Hermione.- pero sigo pensando que quizás es mejor conectar el portátil para alargar la reproducción.

-Vamos por él.- le susurró Draco y la condujo hasta la habitación.

Dentro, la cama ya estaba hecha, lo más estirada que pudieron dejarla. Había sido divertido intentar vestir la cama con Draco tratando de desvestirla a ella, habían cesado el jugueteo movidos por la responsabilidad que conlleva tener a cuestas un pequeño evento social. Draco la besó antes de desconectar el mac que se cargaba encima del escritorio y Hermione pudo saborear la Stella Artois que se había bebido, fue como si él supiera que se les venían unas cuantas horas en las que, sus manos inquietas y sus labios tendrían que estar limitadas de contacto. Escucharon el timbre y también las zancadas de Ron para ir a abrir la puerta.

-¿Qué haces tú aquí?- les llegó la amortiguada voz de Ginny, seguida de una carcajada de Harry.

-Lo mismo que tú, supongo.- contestó Ron

-No lo creo hermanito, yo no hago el loco.- se burló ácida.- deja de reír Harry, nos tardamos por tu culpa. Si tan solo fuera yo la únicamente la embarazada, hubiésemos llegado antes, pero no, tenías que detenerte a lanzar todo su intestino por el basurero.

Draco y Hermione llegaron a la sala en el momento justo para ver palidecer a Harry. La pequeña y poco disimulada tos de Ron no ayudó mucho al bochorno del moreno.

-Te advertí del tronco del que habían cortado a ésta.- le dijo a Harry.

Hermione apostó a que Ronald disfrutaba cada uno de los manchones colorados que aparecían en el rostro de su amigo. Se preocupó, Ginny a veces podía ser insoportable y más estando embarazada. Pensó en que si ya de por si era algo bipolar, con unas hormonas extra, que dios nos pille confesados.

-¿Estás bien Harry?- fue su forma de saludar.- Si quieres te doy algo para las nauseas.

-No, gracias Hermione.- le besó la mejilla.- ahora me siento mucho mejor, ser humillado por mi propia esposa disminuye la vergüenza de haber vomitado en medio de la calle. En fin, nunca se sabe cuando la comida puede caerte mal.- siseó vengativo mirando de reojo a su esposa.- Por cierto, felicidades por el nuevo puesto.

-Sí amiga, felicitaciones por la nueva placa con letras doradas de la nueva editora en jefe. Te lo mereces.- Ginny le otorgó una abrazo que quiso ser cálido, sin embargo, Hermione sintió la incomodidad de su cuerpo.

A los pocos minutos llegó Frances, secundado por Theodore y Karim, que sorpresivamente entraron tomados de la mano. No fue una alucinación de Hermione distinguir que la tensión de Draco disminuía al encontrarse en un territorio más neutral. Por que a decir verdad, pensó, por mucho que a él le agradaran sus amigos, siempre es algo incómodo estar en un lugar con personas que apenas conoces.

A los cuantos minutos, Harry y Ginny parecían haberse reconciliado, después de que esta le ofreciera un bocadillo, sacando con sus propios dedos, y grano por grano, las semillas de sésamo que tanto odiaba su marido. Se lo había dado en la boca junto con un puchero sustancial y Harry le había frotado la barriga coronando su acto con un beso en su pecosa nariz. Ahora se encontraban sentados en el sofá, riendo y conversando con Frances y Karim. Al otro extremo; Theo y Ron, quienes no podían llevarse mejor, discutían sobre fútbol y modelos de autos, por lo que Hermione alcanzaba a escuchar, ambos eran fanáticos de la misma marca: Porsche. Aguantó una risita al compararlos mentalmente con chiquillas adolescentes intercambiando opiniones sobre el chico más guapo de la escuela.

Draco le depositó un leve beso en la frente y jugueteó inconciente con los dedos de sus manos mientras escuchaba atento la conversación de Luna. Hermione no cabía en sí de felicidad, pensó que no se merecía tanto, se puso insegura y agradecida al mismo tiempo. Todavía no creía cuanto había cambiado su vida en tan pocas semanas, antes de los nuevos acontecimientos se hallaba sola, enfuruñada una vez al mes, teniendo como único consuelo su estupendo trabajo y la felicidad de sus amigos.

Entrelazó sus manos con las de Draco y él le dedicó una sonrisa perezosa. Advirtió la manera en la que ambos compartían sus pensamientos. Estaba claro que la empatía crecía cual pastel en el horno.

Era su momento feliz, ya estaba bien que le tocara sonreír mas seguido, pensó que se lo merecía. Merecía la felicidad que Draco le provocaba.

Luna seguía hablando de misiones extremas en el polo norte, los osos polares a los que greenpeace hacía una marca con pintura roja (para que los cazadores no los mataran por su piel) tenían a Draco más que sorprendido. Hermione ya sabía el valor espiritual que las misiones significaban para Luna, estaba enterada de todas, así que lo único que podía hacer era observar su entorno, y más que nada, al ser humano que se encontraba a su lado.

-Entonces, debes ser cuidadosa, silenciosa y estar muy bien entrenada.- decía la rubia.-… debes hacerlo sólo si sientes amor y respeto por el mundo que te rodea.

-Eso es muy valiente de tu parte.- opinó Draco, quién balanceaba de forma involuntaria una copa de vino con la mano que no posaba sobre Hermione.- lamento admitir que las empresas de mi padre han provocado un daño similar y que yo siento algo de ese peso sobre mis espaldas. No tengo vocación para ir a salvar ballenas en botes a motor, ni para pintar cruces rojas en osos polares, pero tú me podrías ayudar a aportar alguno que otro de mis fondos para la organización, eso si, de forma anónima.

Hermione miró a Luna totalmente sorprendida, ésta le devolvió el gesto con una sonrisa algo más entusiasta. Él cada vez superaba con creces sus expectativas.

-Eso sería estupendo, Draco, tienes mi palabra de que nadie se enterará.- la rubia hizo un gesto de niña exploradora y la castaña casi baila de orgullo al descubrir otra de las muchas facetas de Draco. Lo besó en la mejilla ante una sonriente Luna, quien disculpándose, salió rumbo a interrumpir la conversación de su novio con Theo y sacarlo a bailar una rítmica canción de Michael Buble.

-No has dicho palabra.- le dijo Draco cerca de su oído.

-¿Más vino?- le respondió ella, sintiendo como su sonrisa reclamaba territorio en sus mejillas.

-Dale, esta es tu noche.

The Platters, uno de los grupos favoritos de Frances, sonaba suave, romántico y acogedor cuando media docena más de personas llegaron a la mini fiesta. Algunos traían regalos, confundidos al pensar que se celebraba algún cumpleaños. Nigel, su jefe, estaba más sociable que lo usual e inclusive le ofreció a Ginny un reportaje sobre sus fotos. Algunos periodistas y amigos del trabajo bailaron en el espacio apartado de la sala y el comedor, otros mareados por el alcohol, se conformaron con sentarse a charlar.

Luego de unas cuantas conversaciones apartadas, Hermione había tenido uno que otro problema para presentar a Draco a los demás, más de la mitad de los invitados lo conocían, pese a que ella nunca lo hubiese mencionado en el Times. Tuvo real noción de la importancia del apellido Malfoy incluso en su propio mundillo. Para que hablar de la otra mitad de los invitados, que de igual forma habían escuchado de él o lo vinculaban a la galería. Era raro pensar que en cierto punto ella les llevaba una gran ventaja a todos los que especulaban sobre él, siendo que ni siquiera se cumplía un mes de conocerlo.

-Felicitaciones por el nuevo puesto.- le dijo un fotógrafo acompañado por un periodista.

-Gracias Josh.- sonrió condescendiente, entonces sintió un ligero apretón en su cintura. Draco marcaba territorio.- mmm... quiero presentarles a… bueno, él es…

-Él hombre de su vida.- la interrumpió mitad arrogante mitad profético. Josh arqueó una ceja incrédulo y el periodista se sacudió ante el exagerado apretón de manos.

Ahí fue donde acabaron los problemas de presentación. Estaba resuelto, desde ese momento Hermione Granger presentaría a Draco Malfoy como el hombre de su vida. Seguro que si.

Y en definitiva, trataba de ser irónica. No era que no considerara esa afirmación como un hecho, únicamente reconoció que era bastante perturbador ir por la vida anunciando aquello.

Charlaron un rato más hasta que ambos hombres sintieron la necesidad de dejar a la pareja vivir su amor. Nigel interrumpió una tanta de besos al proponer un brindis cargado de emoción. La castaña supuso que se le habían pasado un poco las copas debido al imperceptible arrastre de sus palabras.

-Por una de mis mejores chicas. Las más inteligente, la más capaz, la segunda más hermosa (antes está mi esposa)- todos rieron ante la acotación.- se que no habrá decepciones tratándose de Hermione y desde ahora le deseo lo mejor hablando desde el plano laboral hasta, bueno ¿qué no es obvio?, si salta a la vista chicos; Suerte para ti y para el hombre de tu vida.- le dijo mirándola a los ojos. Ella sintió su cara arder, por supuesto, todos ya lo sabían. Miró a Draco suponiendo que la difamación era obra de él.

La pequeña multitud alzó las copas, champaña en un noventa y ocho por ciento, pues Luna bebía jugo de fruta natural. Ron Iba en su séptima copa y Harry no había dejado beber alcohol a Ginny, por lo que ginger ale había en su vaso. En un instante el rumor cesó para ella, de reojo observó la figura de la pelirroja en dirección a la puerta.

-¿Has escuchado algo?- le preguntó a Luna.

-Creo haber oído el timbre, pero tal vez era este ruido.- hizo una mueca alusiva a la música.

-Hey, ¿llamas ruido a Daft punk?- se acercó a decir Ron.

-¡Hermione!- le gritó ginny.- mira quién llegó.

La extensa figura de Simon dio por colapsado, el ya de por si lleno, apartamento de Hermione. Si Draco no hubiese ido al baño y si no estuviese seguro de que Hermione lo amaba, se habría puesto verde de celos por la forma en la que la joven se le echó a los brazos.

-¡Simon!

-¡Hermione!

Seguida de Simon y sujeta fuertemente de su mano, venía también Gala, su novia, quien brillaba de rubor. No la había divisado antes a causa de la larguirucha pared que significaba su amigo; ella era muy bonita, su pelo negro cortado de una forma clásica enmarcaba su pálido rostro, Hermione hubiese dicho que se parecía a Amelie, exceptuando por sus ojos color turquesa. Ambos lucían felices, tomó nota mental para ella: era de suma urgencia y prioridad largarse de vacaciones con Draco.

-Llegamos antes, mamá me contó de tu ascenso.- le dijo mostrando todos sus dientes.

-Pero Simon, interrumpir tus vacaciones no era necesario.- miró a Gala y ésta le sonrió tímidamente.

-Si te estás preguntando si Gala no estuvo de acuerdo, te equivocas, ¿no es así, cariño?

-Claro Hermione.- sacó la voz, que era aguda y suave.- también volvimos antes porque yo olvidé hacer algunas cosas.

-Como dejarle comida al gato.- aclaró Simon.

Todos rieron y Hermine se sintió mejor. Draco, que regresaba de su visita al baño se les unió a la conversación. Disfrutaron bailando algunas horas más y pronto, un poco antes que fuera de día, gran parte de los invitados se marcharon. Nigel no dejaba de lanzar peroratas incluso ya estando al pie de la puerta y con el abrigo a medio vestir. Frances se ofreció a llevar a unos cuantos en su Ferrari y así sólo quedaron los más íntimos, los que te ayudan a limpiar el desastre, los amigos.

Ya no llovía, pero las nubes oscuras no dejaban salir al sol. Ron se comía los últimos bocadillos mientras juntaba los restos de bebida que quedaban en cada una de las copas, pensaba crear el mejor licor de la historia, a su lado, Luna limpiaba y redecoraba el comedor; Harry pasaba la aspiradora sobre la alfombra; Ginny quitaba la basura de la sala y el recibidor, y Draco se llevaba cada uno de los recipientes sucios para lavarlos, Ron se le unió después que su experimento fallara. No habían dejado que Hermione los acompañara a ordenar, argumentando que ya había hecho suficiente con arreglar todo antes que los invitados volvieran a desordenar. Pensó que tenía los mejores amigos del mundo y que lo menos que podía hacer era prepararles el desayuno, por lo que hizo café y emparedados dulces que no requerían mayor destreza.

Eran las ocho de la mañana cuando terminaron, todo estaba limpio y en su lugar. Hermione llevó en una bandeja el desayuno, Luna había preparado jugo de naranja e improvisado un pequeño pastel de frutas. El trasnoche se notaba en todos los rostros, no obstante Hermione solo estaba preocupada por Ginny y por el bebé, la había mandado a dormir, pero ella era terca y tenía la energía de una batería recargable. Pusieron todo en la mesita de centro y se acomodaron en la alfombra.

Por haber estado manipulando la música de fondo, Ginny fue la última en sentarse, llevaba un sobre en las manos que Hermione no reconoció a simple vista. Una vieja canción de Oasis le refrescó la memoria; eran las fotos del parque.

-Encontré esto cuando limpiaba en la entrada.- dijo antes de echarse a la boca un trozo de pastel.

-Había olvidado guardarlo.- soltó Hermione como si nada.

-¿Guardarlo?- preguntó atónita.- ¿Ibas a guardarlas?

-Creo que todos aquí disfrutamos de su pequeña y privada conversación.- interrumpió Ron con falsa comprensión.- pero, sería interesante saber de qué diablos hablan.

-¿Esas son las fotos?- preguntó Luna. Ron la miró ofendido.

-¿Fotos?- le siguió el pelirrojo.

-Son de ese día en el parque, ¿no es así?- le susurró Draco en su espalda, su voz le sonó algo extrañada. Ella solo pudo asentir, había olvidado mostrárselas.

-Bien.- prosiguió Ron, quien estaba más que harto de que no lo tomaran en cuenta.- me rindo, es imposible entender.

-Eso es porque eres un unineuronal, hermanito.

-Quieres callarte Ginny, eso si lo entendí.

-Él tiene razón gin, no tendría por que saber de las fotos que hay dentro.

-Me gustaría verlas.- soltó Draco.

Luna fue la encargada de abrir el sobre, estaba claro que disfrutaba alargar la expectación de Ron. Pasó lentamente sus dedos por la pestañita y la levantó todavía más lento.

-Vamos Luna, no lo hagas sufrir.- pidió la castaña en medio de una sonrisa.

La rubia sonrió malignamente, y sacó el fajo de fotos como si se tratara de un fajo de dinero o el conejo en el sombrero del mago. Hermione soltó una carcajada en cuanto su amiga acercó las fotos a su nariz para olerlas, era una evidente burla hacia ella en analogía con sus libros.

-Muéstralas ya.- chilló Ron.

Draco la abrazaba por la espalda, estaba apoyado en el asiento del sofá y ella en su pecho. Le estaba susurrando Wonderwall al oído. Tuvo que admitir que eso le encantaba, dejó caer su cabeza en el hombro del rubio y este aprovechó para besarle la sien.

Una por una fueron pasando de mano en mano las fotografías del parque, y uno a uno Hermione fue observando la expresión en el rostro de sus amigos; la primera fue Luna, quien sonreía de manera enigmática, después Ron que formó una mueca divertida en su cara (seguramente tendría una broma en la punta de la lengua); Ginny las conocía, así que las miró dispuesta a encontrar nuevos detalles técnicos; Harry sonrió, transmitiéndole lo feliz que estaba por ella, también fue el primero en decir algo.

-Están de lujo Hermione, quién lo diría. Esa sonrisa tuya es nueva.

Se tuvo que acomodar mejor para ver la expresión de Draco. Fingió estar acalorada para desprenderse del inquieto agarre del hombre de su vida. Había sentido las distintas etapas de impaciencia a medida que las fotos pasaban por sus amigos y no por las de él, posiblemente tendría que soldarse las costillas allí donde Draco la había presionado. Ginny soltó una risita nerviosa y Ron bufó por tanta expectación debido a unas simples fotos.

Pero Draco sonreía, sonrió cuando observó la primera, la miró cuando pasó por la cuarta y su rostro ya lucía un leve, pero evidente sonrojo nunca antes visto, en cuanto dejó ir la última a la cual le siguieron montones de acercamientos y detalles agrandados, aparte de los patos, perros y personas que usó para llenar el rollo.

-Esta.- dijo de pronto, señalando una de las imágenes que lo mostraba a él examinando uno de sus miles rizos, sin embargo con sus ojos puestos sobre los ojos de Hermione, y a ella, más cerca de lo permitido, con sus labios entreabiertos de la emoción, la mirada de ambos escapaba a este mundo. Quizás en ese momento había nacido aquel sentimiento que los llenaba.- esta es la que quiero en nuestra casa, del porte de media pared.

Se quedó pasmada.

-Chicos, es tiempo de irse.- murmuró Ron.

-Es lo más oportuno que has dicho este día.- le contestó Ginny.

-y eso que aún no termina, hermanita.- bromeó el pelirrojo

Eso era, el día recién empezaba como lo hacía lo que vivía con Draco. De un momento a otro comprendió las palabras de Luna y su voz rondó en su cabeza recordándole la ley de Lavoisier. Lo último que vio de sus amigos fue la entendida mirada de Luna, no supo que se marcharon hasta que la puerta se cerró y Draco volvió a su lado. Tomó un rizo entre sus dedos como si marcara una pauta y cumplió ese secreto deseo que se leía claramente en el rostro de la fotografía. La besó despacito, primero en la punta de la nariz, luego en uno de sus pómulos, siguiendo un invisible camino hasta la comisura de su boca, sellando la caricia con un roce de sus labios.

Y ella lo recibió, tenía sueño, pero nunca estaría cansada para besar a Draco. Él probablemente la sintió cabecear, entonces la tomó con un brazo por debajo de las rodillas, sujetándole con el otro por la cintura y la alzó, llevándola rumbo a la habitación.

Ella solo esperaba soñar con él, tenerlo también en sus sueños.

-Debes descansar, este será un día largo, debemos planear la mudanza.- musitó suave.

-I Love you so much, it makes me sick- le dijo tratando de recordar la melodía que acompañaba a esa canción.

-Tomaste más de la cuenta querida, además tendrás que pagarle sus derechos de autor a Kurt Cobain por esa cita indiscriminada que acabas de hacer.-bromeó.- de igual manera, suena más exquisitamente dicho por ti.

Ella rió y él volvió a besarle los labios mientras la depositaba sobre la cama.

-¿Ya sabes lo que siento por ti, cierto?– le dijo Draco.

-No es necesario que lo digas.- murmuró casi dormida.- y más que saberlo, lo siento.

-Entonces, ¿tendremos esa pared?- volvió a preguntar bajito como si le hablara dentro de sus sueños

-Más nos vale.- fue lo que soltó antes de dormirse.

El temor ya se iba, a cambio de eso venía algo totalmente nuevo, pensó tontamente que vendría más espacio para poner más fotografías y dibujos, tendría paredes enteras que llenar. Desde ahora dibujarían su propia historia, porque había encontrado su media naranja, el hombre de su vida, la otra parte del molde, la guinda de la torta, la galleta del helado, el queso en los macarrones. En fin, se entiende.

FIN

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He aquí, el último chapter… lo terminé y lo subí, solo lo leí una vez, temiendo cambiar demasiado las cosas. Ahora lo que les espera es el epílogo, que ya está casi terminado.

I Love you so much, it makes me sick, significa algo así como te amo tanto que me enferma, lo dice Kurt Cobain en Aneurysm, una canción de Nirvana.

Bien, muchas gracias por leer, me han llegado todos sus increíbles comentarios y hace poco aprendí como responderlos… mmmm, como dicen en mi país, soy una huasa. Espero con todas mis ganas que lean mi próxima historia, que no será del universo Harry Potter, ni de Hermione y Draco. Esta vez serán Bella y Edward los protagonistas de mi historia, no se si han leído crepúsculo (creo que la mayoría si) pero para no matar la relación que tenemos, estaría muy, pero que muy bien que me volvieran a leer..

Besos para toditas y algunos toditos. Y otra vez, muchas gracias por sus comentarios.