Fic, "Y Después de todo.." (Parte1, la oscuridad es un estado del animo)

El apartamento se veia vacío, a pesar de que todo lo que siempre había necesitado estaba allí. Su música y sus libros, su portatil, sus estudios, nada de eso le reconfortaba.

Todo aquello en lo que siempre había creído se desmoronaba como un castillo de naipes. Las semanas se sucedía continuas, como un compendio de insulsos momentos que no le aportasen nada nuevo, los estimulos a su alrededor carecían de sentido, y cada noche cuando regresaba a su apartamento; a aquel espacio que siempre le había aportado calma, sólo la recíbia una intensa sensación de soledad y de abandono.

Si no podía confiar en aquello que había basado su vida todos estos años, entonces... ¿en que debía confiar?.

Cuando era una niña y las cosas eran más sencillas, su corazón le indicaba que su familia la amaba y todo iria bien. Pero fue una efímera mentira, sus padres desaparecieron, Russ se fue y aunque ahora esa parte de su vida se reconciliaba con ella, no podía dejar de sentir una terrible noción de rechazo, aquella espantosa sensación de no haber sido suficiente.

Decepción... tristeza...

Cuando crecío, la ciencia, las pautas claves que regian de una manera ordenada el universo, le habían dado sentido a su existencia. Todo cuanto sabía o necesitaba tenía una clara respuesta para ella. Lo cual la confortaba y la hacía sentirse segura. Y creía que rodeandose de personas con aquellas mismas nociones, estaría secretamente a salvo de las hondas decepciones de los sentimientos pasionales. Pero aquella mentira fue todavía más devastadora que la primera. Confíar ciegamente en que los valores de la ciencia debían guiarla, la había llevado a sentirse tan profudamente defraudada que su conciencia chocaba una y mil veces con las sensaciones contradictorias que emanaba.

Y ahora Zach... dolor... esperanzas vanas...

Había escogido un camino, que para él era científica y racionalmente el adecuado, pero Brenan sabía que de haber basado sus decisiones en valores más amplios, de haber permitido que el corazón aconsejase también en aquello; quizás entonces esa espantosa pesadilla no estaría teniendo lugar.

Lo que más temía sin embargo, era entender como había llegado a esa conclusión. Observar al fin, como las personas que la rodeaban, lentamente habían trastocado sus esquemas. Para finalmente darse cuenta ella misma de que todo aquello que Booth le decía, que le repetía incansable, había calado hondamente en ella.

Booth... su fuerza... su voz... eran una constante en su camino.

Sabía que quizás, de haber contado Zach con alguien en su vida, como ella contaba con Booth, el resultado de esta maldita tragedia habría sido radicalmente diferente. ¿Pero debía perder el tiempo en supuestos ahora ya imposibles?, quizas no. Sin embargo, allí estaba cada noche la amarga y aclaradora soledad de su apartamento, para demostrarle que esos supuestos tenían sin ninguna duda el mayor de los fundamentos.

Algo la sacó de su profunda meditación. La puerta sonaba insistentemente.

Por la manera en que la persona que llamaba, lo hacía; debía llevar un buen rato llamando. Brenan ni siquiera lo había escuchado. Su estado, en aquellas semanas había ido empeorando. Hasta llegar ha evadirse, si lo deseaba, completamente de la cruda realidad.

Tras la puerta un inquieto Booth insistía por última vez.

-Si a la siguiente no contesta, echo la pueta abajo.

Se dijo a si mismo.

Estaba preocupado por ella, simple y llanamente. Desde hacía unas semanas era como una zombie en el trabajo. Cumplia con los casos, desde luego, y por supuesto seguía con la rutina como si nada hubiese pasado, pero él que comenzaba a conocerla mejor que nadie, veía como detrás de sus ojos no había nada. Un muro que no dejaba tralucir su alma. Y a él, que había sido afortunado de observarla infinidad de veces, eso le inquietaba más que nada.

No había luz, no había esperanza. Y eso lo estaba matando, porque sabia que haría cualquier cosa por ayudarla. ¡Dios se había puesto frente a una bala por ella!. Pero mejor no recordar aquel incidente, los derechazos de Huesos podían ser muy dolorosos. Fisica y emocionalmente, muy dolorosos.

Por fin tras una larga espera la puerta se abrió.

Brenan lo miró de hito en hito, y sin ningún comentario más, entró de nuevo en el piso con un escueto...

-Pasa.

Booth obedeció. El piso tenía la misma imagen de ordenado control que de costumbre, pero había algo que no le encajaba. No sabía exactamente el que. Se sentó en el sofa mientras Huesos le ofrecía una cerveza desde la cocina.

-¿Quieres algo de beber?.¿Cerveza?

-Claro, ¡pero bien fría eh!

-Por supuesto...

Dijo ella mientras se acercaba de nuevo al comedor con un par de botellines en las manos. Se sentó en el sofá al lado de él al tiempo que le tendia su cerveza, y se acomodó para tomar la que había cogido para ella.

-He decidido dejar siempre seis en la nevera por si decides hacerme una de tus visitas sorpresa. Y bien ¿que es esta vez?. Un esqueleto en un pantano, problemas en la oficina, o sólo te has dejado caer por aquí para atormentarme con tu continua insistencia de que vaya a ver a Sweets.

El tono ácido de ella, le avisó. Puede que se encontrase mal, pero su mente seguía despierta y por lo que intuía a mil por hora.

-Vamos Huesos, no te pongas así. He venido a sacarte a cenar. Y para que veas que me siento generoso esta vez invito yo.

Cerró su alegato con una media sonrisa, de las de, "nena, no puedes negarte a esta oferta". Sonrisa que se quedó congelada en su rostro con la seca respuesta de ella.

-¡no!

-Vamos Huesos, no seas aguafiestas. Acabamos de cerrar un caso y hay que celebrarlo, además ¿cuanto hace que no salimos a tomar algo?, casi son ya ...

Se detuvo en seco cuando se dio cuenta de que la última vez había sido justo antes de lo de Zach.

-Idiota, maldito idiota.

Se maldijo a si mismo. La miró a ella que con una expresión triste dejó el botellin de cerveza sobre la mesita

-Hace varias semanas, si...

Ella miró distraidamente al suelo, jugueteando con el pie en la alfombra. Después levantó la vista y lo miró fijamente, con aquellos ojos, por los que el mataría y que ahora estaban como sin vida.

-Pero no tengo ganas, lo siento

Y se levantó para ir de nuevo a la cocina. En un rato Booth pudo oir el ruido del fregadero. Suspiro derrotado ante su fracasado intento de animarla y se fijó de nuevo en el apartamento.

Claro que había algo extraño. A pesar de que siempre estaba todo impoluto y recogido, el escritorio de ella rebosaba constantemente de informes, papeles, textos y libros y sobre todo, legajos de sus últimas excavaciones.

Ahora, no había nada.

Sólo su solitario portatil en medio de la mesa, como un reflejo de lo solitario que se había quedado el mundo de Brenan. Parecía increible, pero por lo visto, ya no trabajaba en nada que no tuviese que ver con los casos del FBI. Decidió mentalmente que debía hablar aquello con Sweets, "discretamente".