CAPITULO 1 – EL MEJOR REMEDIO PARA LA RESACA
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Un tremendo dolor de cabeza, fue el responsable de que Hermione despertara del apacible sueño que estaba teniendo. Sabía perfectamente el motivo de aquella jaqueca. Había bebido demasiado en la fiesta de celebración del quinto aniversario del fin de la guerra y de la destrucción de Voldemort, que hubo la noche anterior en el ministerio.
A Hermione nunca le gustó asistir a ese tipo de fiestas, pero para esta se encontraba especialmente desganada. Si no hubiera sido porque el mismo ministro Shacklebolt en persona la había obligado a asistir, se hubiera quedado en su casa, tranquila, leyendo un libro, y sin embargo tenía que estar allí, viendo con envidia como todo el mundo se divertía, y como Ron presentaba su futura esposa a todo el mundo.
Era una de las estúpidas primas veelas de Fleur. Desde el primer momento que la vio, a Hermione la cayó fatal. Que una cursi francesa intente ligar con tu novio delante de tus narices, no es plato de buen gusto para nadie. Tres meses después, Ron decidió romper su relación con ella y a las dos semanas, la francesita se había mudado a Inglaterra para estudiar inglés y como no, él se ofreció caballerosamente para hacer de guía turístico. Típico de los Weasley. Son todos iguales.
De eso habían pasado ya casi dos años, y aunque Hermione seguía algo resentida con Ron, por lo menos ya había dejado de estar enamorada de él.
Después de dos intentos fallidos de relación (la primera de un mes y medio y la segunda de trece días) comenzó a sentirse cada vez más sola, y el hecho de que casi todos sus amigos o conocidos estuvieran felizmente casados o emparejados, no la ayudaba demasiado.
Así que, asistir a esa fiesta, con todo el mundo, incluida la prensa, haciéndola comentarios del tipo "como no te des prisa, se te va a pasar el arroz" la hacía ponerse de peor humor del que estaba. La mejor solución a sus problemas, emborracharse, de ese modo al día siguiente no se acordaría de nada de lo que había pasado la noche anterior.
Intentó girarse sobre su costado izquierdo, pero se dio cuenta de que no podía y no solo porque tenía el cuerpo dolorido, si no porque había algo encima de ella.
¿Algo?...más bien alguien. "Oh, dios, era un hombre" y estaba desnudo al igual que ella, ahora recordaba. Bueno, a eso no se le podía llamar recordar, más bien eran flashes de recuerdos y de sensaciones.
Se había pasado la noche haciendo el amor con un hombre. En ese momento, se dio cuenta de que las agujetas que tenía eran de haber pasado una gran noche de sexo. ¿Pero quien era él? Su rostro no salía en ninguno de sus recuerdos, solo sus manos y su lengua haciendo cosas increíbles sobre su cuerpo… "¡¡Oh, dios!!" Tenía que saber quien era ese hombre.
Al abrir los ojos, la luz del día la deslumbró. El hombre estaba tumbado boca abajo, tenía un brazo encima del estomago de Hermione y una pierna entrelazada con las suyas. Como pudo, se giró y le miró. Instintivamente, dio un salto en la cama, al mismo tiempo que ahogaba un grito "No puede ser verdad" pensó.
El hombre se despertó asustado y la miro -¿Qué pasa?- preguntó sin entender nada.
-¿Qué…que que pasa?- tartamudeó Hermione al ver como el hombre se incorporaba. La sábana le resbaló por el pecho y dejó al descubierto casi todos sus encantos.
-¡¡Salga de mi cama ahora mismo!!-
-Buenos días a ti también, Hermione- la dijo el hombre con media sonrisa. -Me temo que lo que pides va a ser difícil, porque eres tu la que estas en mi cama, querida-
Hermione, sorprendida observó la habitación, efectivamente él hombre no la había mentido, esa no era su habitación. "No puede ser verdad, esto es una pesadilla". No puede ser verdad por lo visto, las palabras se la habían escapado y las había pronunciado en voz alta.
-Eso no es lo mismo que decías anoche- la dijo el hombre seductoramente mientras la miraba el pecho, que Hermione intentaba taparse con una esquina de la sabana, sin que diera muy buen resultado.
La chica enrojeció al instante. Quería salir de esa cama, pero estaba totalmente desnuda. ¿Cómo iba a andar así por la habitación de Lucius Malfoy? Ex mortífago arrepentido tras el asesinato de su hijo Draco, a manos del mismísimo Voldemort en persona, como castigo a Lucius, por la huida de Potter y sus amigos de su Mansión.
"No vuelvo a probar el alcohol en la vida" se juró a si misma y carraspeó sonoramente para armarse de valor.
-¿Podría darse la vuelta, Señor Malfoy?- le pidió.
-¿Por qué tendría que hacerlo? No debería darte vergüenza que te viera desnuda, después de todo lo que hicimos anoche. Apostaría que ni tu misma conoces alguno de los lugares que yo te vi ayer. De hecho, no solo te los vi, también te los…-
-¡¡Eso si que no se lo consiento!! ¡¡Como se atreve!! Primero me emborracha en la fiesta, después me trae a su cama y luego me hace creer que hemos mantenido relaciones sexuales- Hermione no se quería creer que lo que había pasado la noche anterior había sido consentido por ambas partes.
-Mira…gatita, yo no necesito emborrachar a ninguna mujer para que se acueste conmigo- respondió muy serio. -Y mucho menos hacer creer a nadie que tengo relaciones con ella- añadió. -Además ¿Cómo te atreves a decirme eso cuando fuiste tu, la que comenzó a besarme en la fiesta mientras bailábamos?-
-¡¡Qué yo hice que?!- gritó Hermione muy impresionada por lo que el hombre la acababa de decir.
Mala idea. Si tienes resaca, nunca grites. Hermione sintió su cabeza a punto de explotar.
-Vamos, no finjas que no recuerdas nada- la dijo mientras se acercaba a ella con una mirada que hubiera hecho derretir todo el polo norte, y la retiraba un mechón de pelo de la cara.
-No…no estoy fin…fingiendo- tartamudeó nerviosa por la proximidad del ex mortífago.
-¿De verdad no recuerdas nada?- Hermione asintió. Malfoy se levantó de la cama, totalmente desnudo y se dirigió a un armario que había al otro lado de la habitación.
Intentó no mirar, pero la resultaba casi imposible. ¿Quién se iba a imaginar lo que escondía ese hombre debajo de su túnica? Cuando consiguió apartar los ojos de la impresionante erección matutina que tenía, decidió que ese era el mejor momento para salir de la cama, vestirse lo más aprisa posible, desaparecer y olvidar que todo aquello había pasado.
Pero los planes no siempre salen como uno quiere. Mientras buscaba sus braguitas, Malfoy se acercó a ella por detrás, muy sigilosamente, como una serpiente a punto de engullir a su presa.
-¿Ya te quieres ir, querida?-
Hermione se puso más colorada si era posible, estaba agachada en el suelo, trasero en pompa, mirando debajo de la cama, cuando la voz del hombre la hizo volverse involuntariamente. Su cabeza quedó a la altura de cierto apéndice masculino, que con la proximidad de la muchacha se estremeció enérgicamente, cosa que a Hermione no la pasó desapercibida.
-S…si, cre…creo q…que es…lo mejor- tartamudeó de nuevo.
-Primero me gustaría enseñarte algo- la dijo, tendiéndola la mano para ayudarla a ponerse de pie.
Como pudo, reunió todo su valor y le dio la mano a Malfoy, que muy caballerosamente la ayudó a levantarse y la llevó hacía el armario, donde unos instantes antes había estado él.
Dentro había un pensadero. Malfoy la mostró parte de lo que la quería enseñar. Ella vio imágenes de los dos bailando en la fiesta y de pronto, estaban los dos dentro, viendo lo acontecido esa noche.
¿Cómo era posible que no recordara casi nada de la fiesta? "Oh, dios" Malfoy no la había mentido. Ella, en su estado de embriaguez, se abrazó al hombre mientras bailaban una canción lenta y apoyó la cabeza en su hombro - Que bien hueles - le dijo y siguió respirando el aroma de su cuello, hasta que en un impulso comenzó a besarle lenta y húmedamente.
Malfoy gimió y la advirtió - Señorita Granger, está jugando con fuego - pero ella seguía explorando su cuello, cada vez más expuesto a los labios de la mujer, que cuando se cansó, comenzó a subir por su mandíbula hasta el lóbulo de la oreja y comenzó a succionar.
- Señorita Granger… - en ese momento, Hermione le miró a los ojos con pasión. El, la sujetó fuertemente por los brazos y se la llevó al rincón más oscuro del salón, donde la aprisionó contra la pared.
- Quémame, Lucius - le dijo ella, y Malfoy sin pensárselo dos veces, comenzó a besarla apasionadamente.
Las imágenes continuaron, siendo cada vez más subidas de tono. Hermione cada vez estaba más avergonzada y más excitada. Ver a ese hombre tan sexy…¿sexy?...si, tenía que reconocerlo era increíblemente sexy, con su sedoso pelo largo, sin camisa y con los pantalones a medio abrir, haciéndola ciertas cosas…uff…era demasiado.
- Creo que ya es suficiente, Señor Malfoy -
- ¿Estas segura que no quieres ver el resto? Te advierto que lo mejor está por venir - la susurró al oído. Hermione podía notar la erección de Lucius presionando su espalda.
Estaba a punto de responderle, cuando oyó a su otra yo decirle unas cosas al hombre que estaba entre sus piernas, que en la vida hubiera imaginado ser capaz de decir a nadie. Definitivamente, anoche se lo había pasado en grande.
- ¿Te está gustando el espectáculo, querida? - la preguntó, y esta vez rodeo con sus brazos la cintura de Hermione, presionándola más todavía contra su cuerpo.
Ella no podía hablar, estaba concentrada en no dejarse llevar por la excitación que sentía. No se podía permitir volver a caer con un hombre como él. Si solo la dejara de doler la cabeza…
Era una lucha interna entre sus principios y sus instintos, cualquier distracción la haría caer y no podía consentirlo, así que cerró los ojos.
Craso error, porque el resto de sus sentidos se agudizaron. Podía sentir la cálida y suave piel de Malfoy en ella y su olor. Cielos santo, ¿cómo era posible que alguien pudiese oler tan endemoniadamente bien? De pronto, las manos de él, comenzaron a acariciar su vientre y a descender lentamente hasta su entrepierna, que acarició superficialmente, consiguiendo que la mujer se estremeciera ante el leve contacto.
- Reconoce que lo deseas tanto como yo, gatita - la susurraba al oído mientras subía las manos en dirección a sus pechos.
- Mi nombre es Hermione, no gatita - le respondió a punto de sucumbir.
Malfoy rió y la contestó - ¿Quieres saber porque te llamo así? - ella asintió.
- Entonces mira - Con una de sus manos, Malfoy la sujetó la barbilla y la movió ligeramente la cabeza para que viera lo que estaba sucediendo delante de ellos. Ella abrió los ojos y lo que vio, hizo que la poca resistencia que estaba ofreciendo al hombre, se desmoronase por completo, Lucius Malfoy y Hermione Granger, haciendo el amor como animales, gimiendo y gritando como locos, y ella, en medio de la pasión, clavándole las uñas en la espalda y arañándole como una gata salvaje.
Era lo más erótico que había visto en su vida.
Su cuerpo reaccionó instintivamente, recostándose sobre el pecho de él, y le acarició las manos, que seguían explorando su sexo. Eso fue suficiente para que Malfoy diera por finalizado el espectáculo y les hiciera salir a los dos del pensadero.
Durante unos segundos se quedaron mirando intensamente a los ojos, hasta que el hombre se abalanzó sobre ella para besarla ardientemente.
Un par de horas después, Hermione despertó de un relajante sueño. Increíblemente ya no la dolía la cabeza, la resaca pareció haber desaparecido por completo y comenzó a pensar con claridad. Acababa de gozar de la experiencia sexual más increíble de su vida, y no podía dar crédito a que se la hubiese proporcionado Lucius Malfoy. ¿Cómo era posible? Ellos se habían odiado desde su primer encuentro, en la librería, cuando ella iba a entrar en segundo curso.
Le miró, él seguía dormido. Hermione sonrió No parece tan arrogante ahora pensó La verdad es que es muy atractivo. Le miró más detenidamente, prestando atención a las facciones de su cara, sus cejas, sus pómulos, su nariz, sus labios…sus labios. Unas irrefrenables ganas de besarlo se apoderaron de ella, pero afortunadamente, tuvo una décima de segundo de lucidez mental y se apartó de él lo más rápidamente que pudo. El había intentado matarla en varias ocasiones, no podía tener ganas de besarle.
Ahora si, ese era el mejor momento para salir de esa casa sin que él se enterarse, y evitar más momentos embarazosos. Se levantó muy sigilosamente de la cama y comenzó a vestirse.
Se estaba terminando de poner las medias cuando Malfoy despertó.
- ¿Sabes que es de mala educación marcharse sin despedirse? -
Mierda, la había vuelto a fallar su plan. - No quería molestarle - le respondió después de girarse a mirarle.
Se quedaron mirando unos segundos sin saber que hacer, hasta que Lucius se levantó de la cama, se puso una fina bata de seda de color verde oscuro y se acercó a ella. - ¿Qué te parece si bajamos a desayunar? No se tú, pero yo estoy hambriento. Luego si quieres puedes marcharte -
Hermione cada vez estaba más desconcertada. Todo esto tenía que ser un sueño, no, peor, una horrible pesadilla. ¿Lucius Malfoy la estaba invitando a desayunar después de haber pasado toda la noche haciendo el amor? Definitivamente una pesadilla, aunque el sexo de por la mañana había sido tan increíble que…
- ¿Aceptas? -
Aceptará Hermione la invitación??
Porque ha cambiado tanto Lucius con respecto a Hermione??
Si queréis saberlo os espero en el próximo capítulo.
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