Líneas de dolor

Lyraacuario

Diclaimer: Todo lo que ocurre en este capitulo ocurrio un SABADO, de verdad, es importante saberlo! Y bueno, gracias a quienes han leido y espero me dejen sus comentarios, asi sea para arrojarme verdura o maldecirme XDD

Disfruten

Capitulo 8

Trazos de Felicidad

Bill sintió el aire de aquella noche tormentosa inundar sus pulmones, la lluvia acariciaba su rostro, la muerte le susurraba para que se arrojase. Tenía miedo, no podía creer que estaba en esa situación, entonces, como si nada sucediese. Su rostro opto una expresión pacifica, tan serena que a cierto punto era espeluznante.

El chico desplego su pie derecho del suelo de la baranda, sintiendo levemente perder el equilibrio, entonces respirando hondo, se dejo arrastrar por la gravedad hacia el frente que le atraía al frio cemento. Bill sintió el silencio en sus tímpanos, el aire frio que congelaba su cuerpo, la lluvia que fingía las lagrimas.

-Detente-Bill lo sintió, justo al momento de renunciar a todo, de decidir que ya no quería seguir ahí. Una persona le tomo de la mano, lo suficiente para que su cuerpo quedase colgado desde la pendiente.

Un nudo se formo en su garganta. Aquella voz, por mas amable que haya querido ser, no era la voz de la persona que el esperaba.

-No eres tu- susurro, cuando el individuo lo subió y lo recostó contra la pared aun con la lluvia bañar los cuerpos –no viniste Tom…. Me has abandonado- sollozo.

-Bi…Bill- susurro Georg sin poder creer lo que acaba de pasar. Bill se había arrojado, el chico se había querido suicidar… y sus últimas palabras eran: Tom me has abandonado.

El bajista tardo en reaccionar, miro el brazo de Bill. Sus ojos se abrieron de miedo. El pelinegro estaba mal, muy mal.

-Bill ¿Qué has hecho?- le interrogo, pero en el estado en que se encontraba era difícil que el pelinegro le respondiera. Georg sentía la lluvia empapar ambos cuerpos, el pálido rostro de su compañero –Llamare a To…-

-No llames a Tom- pidió el gemelo menor entre delirios. Georg guardo silencio: llamar a Tom era su primera opción, pero si el gemelo no quería. Miro su brazo, el miedo salió a relucir.

-Debemos curarte eso- hablo, pero el vocalista se removió inquieto, alejando su brazo, fuera del alcance de Georg.

El castaño corría como alma desesperada, su cuerpo era empapado por la lluvia que dejaba sus ropas pesadas. Tom sentía el frio calar sus huesos. Las piernas que le querían fallar y su respiración que se hacia pesada.

-Vamos ¿Dónde…donde estas?- preguntaba entre susurros a la noche tormentosa –Billa- pedía con voz ahogada.

Como almas gemelas que eran, Tom inconscientemente recorría los lugares en los que Bill ya había pasado en su desespero. Pero no hallaba nada, porque Bill estaba lejos. De repente, un sonido distorsionado por la lluvia llego a los oídos del chico de las rastras, quien con manos temblorosas tomo el móvil, con la esperanza de que fuese Bill.

Error. En la pantalla decía "Georg" Por un momento el castaño quiso contestar, pero lo medito: Bill estaba mal, Bill estaba desaparecido y el ¿iba a hablar por teléfono?

-No debo perder el tiempo- se dijo a si mismo dándole click en rechazar llamada.

Georg maldijo cuando su llamada fue rechazada, miro al chico de su lado: Bill estaba más pálido que antes y se dio cuenta de su grave error, por andar intentando comunicarse, no lo había refugiado de la lluvia.

-Disculpa- y con sus fuerzas, acomodo en refugio a Bill, apartándolo de esa molesta lluvia –Demonios- miro su brazo –Tom si no contestas… no se que hare- Y volvió a marcar.

-¡Demonios! ¿Que no entiendes Georg, cuando no se te quiere contestar?- hablo molesto Tom, mirando con odio el celular –Si no te hubiese destruido ese maldito celular- hablo recordando –ahora podría comunicarme contigo Bill-

-¡Vamos Tom!!- exclamo molesto Georg -¿Qué no ves que es importante?? ES BILL- Marco de nuevo, pero de inmediato su llamada fue rechaza. El bajista maldijo –quizás deba llamar una ambulancia- hablo. Pero antes de que Georg pudiese Bill sujeto su muñeca. Mientras sollozaba un no.

-Por favor… si lo haces… la banda…- Georg lo medito.Tenía razón, si llamaba a una ambulancia y llegaba con que Bill se había intentado suicidar. Los medios de comunicación acabarían con la noticia, extendiéndola a palabras, muchas que quizás no serian ciertas. Tokio Hotel desaparecería.

-Llamara de nuevo a Tom- hablo al móvil, pero antes de marcar la mano de Bill le sujeto.

-No Tom….no llames a nadie…. Guarda mi secreto…. Es lo que quieres verdad?- Bill estaba confundido. Pensó Georg. E intento marcar nuevamente -Tom- pidió en un sollozo –Basta…. ¿Qué haces?-

-No sabes lo que dices- susurro intentando calmar a su compañero –No soy Tom-

-Tom, no por favor!!- grito y empujo a Georg contra el suelo, este se fue a levantar pero su cuerpo flaqueo. Al parecer, la lluvia y la desesperación también le estaban haciendo efecto.

El castaño freno agitado sosteniéndose contra la pared, nunca en su corta vida había corrido tanto, sus piernas le temblaban y su respiración se había dificultosa.

-No otra vez- susurro entrecortado, al ver de nuevo la llamada del bajista –de…..mo…..n…n…i…os…- tartamudeo, y con la ira fluir por sus venas, tomo el móvil y lo arrojo contra el suelo, a unos metros lejos de el. Donde al caer, se partió en dos.

-¡deja de llamar!- grito enfurecido con lagrimas en los ojos –es…to…y…..hart…o- sollozo, y su piernas fueron vencidas por la gravedad –de…mo…nios- murmuro.

-Eres un gran idiota Tom- hablo molesto Georg al ver que ya ni las llamadas repicaban sino directo a contestadora. Miro a su amigo. Estaba peor.

–Lo siento Bill….ya no se que hacer… solo me queda una opción…solo una-

Y Georg marco el último número, el que se rehusaba pero que ya no quedaba opción.

EMERGENCIAS.

El mayor lloraba amargamente bajo la lluvia, no había nadie alrededor y no sabia si eso era bueno o malo, pero ahora, ya nada le importaba. Tom se sentía impotente, inútil y frustrado, porque la persona que mas amaba en el mundo no podía hacer nada para salvarla.

-Perdóname….perdóname… Billa….quisiera retroceder el tiempo y no haber sido un idiota… siempre estuviste ahí… ¿Por qué no me di cuenta de tus sentimientos?...tus miradas- sollozo con amargura. Entonces como una punzada que se clavaba en su pecho, escucho un susurro en el oído.

-Tomy-

Tom tuvo mas miedo del que ya poseía porque sintió como si la misma muerte le hablara. Lentamente giro su cabeza y su mirada se clavo en aquella escuela.

Era ambiguo, un camino que se mostraba bajo la lluvia, el viento que le susurraba un adiós efímero.

"No saltes" Tom se levanto a una velocidad sorprendente, su vista fija en aquella escuela. Todo tenía sentido, todo hasta ahora. Entonces comenzó a correr como alma que lleva el demonio. Su corazón agitado, las manos que le temblaban.

-Por favor Billy…por favor- pedía a medida que avanzaba.

Georg maldijo su suerte cuando al marcar su celular se descargo. Le parecía insólito que el universo conspirara en su contra.

-No puede ser- hablo y miro a Bill –No te preocupes…- Y sin pensarlo dos veces el bajista de la banda echo a correr hacia un hospital o por lo menos una clínica. Lo que tuviese mas cerca.

Tom llego a la escuela con el corazón en la mano, pero al mirar que la reja estaba abierta, no pudo evitar frenar en seco, pues le pareció extraño.

-Billy…de seguro tu…- Y entre el sentimiento de terror entro a la escuela, pero antes de que pudiese avanzar, un choque contra alguien lo hizo caer al suelo.

-auch- gimieron ambos contra el suelo. Georg levanto su vista y no pudo dejar de escapar un sonido de exclamación.

-¡To…Tom!- Hablo sin poder creerlo. Por supuesto el castaño le devolvió aquella mirada de sorpresa.

-¿Qué haces aquí?- interrogo el chico de las rastras sin comprender. Lo que activo la mente de Georg, que se levanto rápido y comenzó a hablar a la misma velocidad.

-Escúchame con atención- empezó –No se que habrá ocurrido entre ustedes, solo se que cuando en la fiesta Bill te envió aquella mirada, no pude evitar preocuparme…supe que algo iba a pasar- suspiro cansado –No se nada en realidad…dijo: me abandonaste… y después me regaño…en-

-espera- pidió Tom –no entiendo- Y era comprensible, pues Georg hablaba demasiado rápido.

-¡Demonios!- exclamo realmente cansado -Bill se intento suicidar-

Un mutismo pesado se hizo presente, interrumpido con las respiraciones dificultosas de ambos integrantes. Tom se sentía mareado, en un principio sospecho que Bill haría algo así pero ahora –que lo sabia- se sentía vacio.

-Espera- pidió retrocediendo un paso y recargándose contra la pared –no…no….te equivocas-

-No me equivoco- corrigió el bajista –Bill salto- Tom abrió sus ojos con terror y en un impulso tomo por los hombros, zarandeando al bajista.

-Dime que no…- pidió –habla- exigió.

-Bill esta vivo- alivio –pero esta herido…solo no podía curarlo…y tu, nada que contes…- No pudo terminar. Tom había salido corriendo en dirección de a la azotea. Georg le siguió.

Pronto, el castaño vislumbro la figura de su igual recostado contra la pared. Freno el paso y lo miro por unos instantes. Hasta que sintió que el bajista lo alcanzo.

-Bi…- El chico de las rastras callo para arrodillarse al lado de su gemelo, sus labios temblaban y sus ojos se hacían cristalinos por las lagrimas que amenazaban con caer. Tom levanto su mano y acaricio la mejilla de Bill, de inmediato el menor abrió sus ojos al sentir el roce –Billa…- susurro Tom y, sin poder contenerse, atrajo el cuerpo de su igual contra su pecho, mientras rompía en lamentos, amargos y desesperados.

-To…Tomy- contesto el chico al verse rodeado. Un nudo se formo en su garganta y sus ojos quisieron llorar nuevamente.

-Billy….¿porque has hecho esto? ¿Por qué insistes en hacerte sufrir?- pregunto con su cabeza escondida en su cuello –No sabes…el miedo….- hablo entrecortado –porque no te hallaba… porque sentía que estabas sufriendo- Bill apretó con sus manos la camisa mojada de Tom. Trago un poco, no quería llorar, pero su hermano lo obligaba a ello –No quiero perderte….- continuo –por favor, es lo único que te pido….no me dejes-

Eso fue todo, el pelinegro no aguanto mas, las lágrimas saladas comenzaron a resbalar por sus mejillas. Un sollozo amargo y desesperado se escapa de sus labios.

-To…Tomy- sollozo –Tomy- repitió, siendo la única palabra que escapaba de sus labios. El mayor levanto un poco la cabeza, quedando sus frentes pegadas. Tom llevo un dedo a los labios del menor.

-Shsss…- pidió –no llores más…. Basta de sufrir… yo estoy aquí- Y sin esperar respuesta, tomo al pelinegro en sus brazos, pues sabia que debían atender rápido ese brazo. Bill cerró los ojos, se sentía cansado para poder protestar.

-vamos a la enfermería- hablo Georg y el gemelo mayor asintió. Así juntos, caminaron en aquella dirección. El bajista tuvo que romper la ventana para poder entrar en ella. Y una vez adentro, abrió espacio para que pudiesen recostar a Bill –Esto servirá- hablo y mostro el botiquín. El mayor asintió.

-Gracias- Pero Georg negó con la cabeza.

-Son mis amigos- hablo –y se que eres el indicado para cuidar a Bill- retrocedió hasta la puerta para irse –Espero que cuando nos veamos, todo este solucionado…no quiero que esto vuelva a ocurrir- Tom asintió –adiós-

-Gracias- repitió Tom viéndolo irse, entonces su mirada se desvió al joven pelinegro que se hallaba acostado. Sin pensarlo dos veces se acerco a Bill y comenzó a subir su camisa con cuidado.

-¿Qué...que haces?- interrogo el pelinegro, quien aun tenia conciencia de lo que le hacían.

-Debo quitarte esa ropa húmeda- respondió Tom sincero.

-Pe…pero- antes de que pudiese continuar, Tom, con algo de brusquedad, se deshizo de esa camisa, colocándola en una silla para que se comenzara a secar. Pero antes de que el menor pudiese protestar. El susurro ahogado de Tom le dio cuenta de la realidad.

-Bi…Billy- hablo el castaño, quien ahora miraba fijo la gravedad del brazo del menor. De inmediato Bill noto esto, y en un acto inconsciente, cubrió su brazo.

-Detente- exigió –no mires- hablo molesto. Pero ahora la mirada de Tom se había clavado en el rostro del menor. Este bajo la mirada, avergonzado, porque sabia que no tenia excusa para lo que había hecho.

-Billy- hablo y se sentó en la punta de la cama para tomar el brazo del menor, quien se removió esquivo. Intentando apartarse.

-Basta Tom- hablo –déjame-

Pero la acción del mayor, hizo sentir peor al menor. Pues Tom se acerco y deposito un beso en la herida del pelinegro. Bill comenzó a llorar, mientras con las pocas fuerzas que le quedaban intentaba apartar el brazo del mayor.

–Por favor….ya basta- pedía mientras sollozaba, pues le dolía que su hermano le viera en tan deplorable estado –Tom….- Pero el mayor ahora lo abrazaba y Bill ya no hacia uso de sus fuerzas.

-Por favor- esta vez fue la voz de Tom –no lo hagas…no lo vuelvas a hacer- Y Bill sentía las cálidas lagrimas del mayor, a pesar de que sus cuerpos estuviesen fríos por las lluvias. El menor hizo un último esfuerzo por quitárselo de encima.

-Vete- hablo –vete….que te vayas- exigía con voz quebrada, empujándolo.

-No te dejare- hablo con voz firme –no lo hare….- Y lo abrazo con mas fuerza.

No supieron cuanto tiempo transcurrió entre sollozos por ambos lados. Ahora el silencio los cobijaba, siendo solo interrumpido por las gotas que golpeaban el suelo afuera y los compas de las respiraciones que se acompañaban por los latidos.

Bill no lloraba y Tom vio la oportunidad para levantarse y comenzar a curar aquella herida. Sorprendentemente, el menor no dijo nada ni objeto. Solo dejo que Tom le vendara el brazo, aunque no se atreviese a mirarle el rostro.

Los minutos pasaron y un silencio pesado se hizo presente. Tom se deshizo de sus ropas, pues también estaba totalmente empapado. Tomo una sabana para cubrirse y luego, sin aviso y sin permiso, dejo a su gemelo en las mismas condiciones.

-Cuando este seca… nos iremos a casa- aviso a Bill. Pero el chico no respondió, mantenía su mirada fija en algún punto en la pared. Entonces Tom se recostó a su lado, quedando sus miradas encontradas, frente a frente.

-Nada será igual- corto Bill al verlo al frente. Tom tardo en responder a aquello. Pero al final opto por aceptar.

-Tienes razón- respondió y levanto su mano para acariciar los cabellos del chico –tu y yo cambiaremos- Bill frunció el seño, interpreto esas palabras en otro sentido. Y después de tanto sollozar, por primera vez en esa noche sintió rabia contra otra persona que no fuese el.

-¿por...porque estas aquí?- Le refuto molesto, pero solo recibió una mirada dolida de Tom.

-No me iré de tu lado- le recordó el castaño. Entonces Bill levanto su brazo y empujo su mano que le acariciaba el cabello.

-Déjame- ordeno no pidio –sabes que me haces daño ¿Por qué sigues aquí, entonces?- interrogo harto. Pero Tom solo intento acercarse a abrazarlo; nuevamente Bill le rehuyó -Que me dejes- exigió -¿Por qué nunca haces caso a lo que te pido?-

-porque pides cosas imposibles- simplifico el castaño. Entonces Bill dejo escapar un suspiro pesado, que fue aprovechado por el mayor, quien lo atrajo contra si para abrazarlo.

-No de nuevo- hablo molesto e intento separarse, ya tenia mas fuerzas que antes -¡Tom!-

-Basta- le callo el mayor –como odio no comprenderte- se dijo a si mismo -¿es tan difícil aceptar que no quiero irme de tu lado?-

-Claro que puedes-

-No puedo-

-Puedes- afirmo –como muchas otras veces- acuso –cuando me dejas… por andar…-

-Se que me has visto- acepto Tom –pero solo hoy….me doy cuenta de lo importante que eres….lo acepto, fui un ciego, un gran idiota…. Pero Bill-

-¡No lo digas!- le corto el menor –nada de lo que realmente te puedas arrepentir- advirtió –algo que no puedes cumplir-

-Lo cumpliré-

-No lo harás- retracto Bill.

-No dudes de mi- reprocho molesto Tom –Sabes que cambiare…solo dame una oportunidad-

Bill apretó sus labios, quería creerle que todo estaría bien, pero conocía a Tom y sabia que todo no iba a ser tan sencillo. Bajo la mirada y quiso darse vuelta, pero aun era retenido por aquel abrazo.

-Tom…déjame- pidió bajito, estaba cansado no queria discutir. Pero como no hubo respuesta levanto su vista. Solo para ser retenido por un beso. El menor abrió sus ojos mientras su protestad era ahogada por aquellos labios –To…- Su queja lo único que hizo, fue dar permiso para que la lengua del mayor explorase su boca, sin permiso pero con una pasión desbordante, que dejo nulo a Bill.

EL pelinegro se sentía confundido, porque no sabia que hacia y que estaba pasando. Había deseado tanto ser besado por Tom y ahora, quedaba nulo en sus pensamientos. Su corazón que palpitaba rápido y sus brazos que inconscientes empujaban al mayor para que lo dejase. Porque a pesar del amor que le tenia, tenia miedo. Miedo a que todo fuese un sueño, alguna treta de su mente.

Unas lágrimas bajaron y Bill cedió sus fuerzas, dejando que el mayor hiciese lo que quisiera. Este, al notar que ya no había resistencia se separo un poco, permitiendo que ambos respirasen. Entonces noto las lagrimas y con su dedo pulgar limpio aquellos trazos.

-No llores- pidió, acercándose y depositando besos alrededor del rostro. Limpiando con sus besos aquellas lágrimas –yo estoy a tu lado- hablo y Bill con su mano palmo la espalda del mayor.

Los dedos del menor estaban fríos, por lo que Tom cerró los ojos al sentir aquel roce. El pelinegro pego su cuerpo al mayor con un poco de preocupación.

-Esto…. Sucederá como la anterior vez- hablo –mañana nada de esto existirá- recordó con tristeza. Tom abrió sus ojos y miro a su gemelo. Entonces subió su cuerpo sobre el chico, abrigándolo y permitiéndole aspirar el olor de sus cabellos. Tom escondió su rostro en el cuello de Bill, mientras con caricias lentas, se acercaba para susurrarle en el oído.

-No será un sueño- ronroneo mientras con sus labios, mordía el lóbulo de la oreja de Bill. Quien sintió un escalofrió y no pudo evitar dejar escapar un suspiro –yo me encargare de demostrarte que todo esto es real- Bill se sonrojo un poco por los comentarios de su gemelo, pero no dijo nada, con su manos comenzó a acariciar la espalda del mayor, para transmitirle que le daba permiso a lo que fuese a pasar.

Tom se separo un poco para poder volver a encontrase con la boca de menor, quien esta vez, a diferencia de la anterior, correspondió el beso, abriendo sus labios en una clara invitación a que sus lenguas se encontrasen. Un beso que un principio fue tierno, tanteando terrenos y que poco a poco se convirtió en un baile, donde cada uno incitaba al otro.

Las manos de Tom, que en un principio acariciaban los hombros, fueron bajando lentamente, delineando los brazos del menor, con roces lentos pero placenteros, que le daban escalofríos a Bill, quien a su vez, dejaba escapar débiles suspiros, al tiempo que enredaba sus dedos en las rastras del mayor, empujando su cabeza, para que el beso no acabase.

La falta de aire los hizo separarse, pero Tom no perdió tiempo y comenzó a dejar una línea de besos húmedos, bajando desde su boca hasta llegar a su cuello. Mientras con su mano se 

encargaba de acariciar el dorso del pelinegro. Deteniendo un poco en los pezones de su menor, quien solo podía gemir ante las caricias, cada vez mas atrevidas que le daba el mayor.

-Sabes… que no se me…. dan muy… bien…. estas cosas… pero siento… que debo decirlo- hablo Tom con su respiración entrecortada separándose un poco para poder hablar. Bill levanto la mirada, un poco molesto porque el mayor se hubiese detenido –Te amo-

Todo se borro cuando Tom dijo eso. Bill tardo un minutos en responder, entonces se levanto un poco y probo los labios de su hermano, dándole uno apasionado que fue respondido por uno muy posesivo por parte del mayor.

-Sabes que….yo también….- susurro contra el oído Bill, mientras depositaba un beso húmedo en el cuello del mayor. Quien de inmediato sintió el calor en su cuerpo, con su mano derecha levanto el mentón del menor, dándole un fugaz pero apasionado beso. Para después bajar su rostro y comenzar a besarlo, succionando un rato en sus pezones. Disfrutando los gemidos que se escapaban de los labios del menor.

-To…..m….y….ah- pidió con desespero Bill. Tom sonrió y separo un poco para poder contemplar el cuerpo de su hermano. Fijando su vista en aquella parte que lo distinguía como hombre. Aquella erección clamaba ser atendida. Bill noto esto, por lo que extendió su mano y levanto el mentón del mayor, acercándose y dándole un suave beso. Tom sonrió, Bill no lo dijo, pero él sabia lo que debía hacer y no dudo en empezar a hacerlo.

El pelinegro gimió al sentir su miembro endurecido envuelto por la húmeda de aquella boca. Sintiendo los espasmos de placer que se extendía por todo su cuerpo. Inconscientemente sus manos se sujetaban de la sabana, mientras uno que otro gemido resonaba en la habitación. Tom seguía el ritmo, sintiendo la dures de su propio cuerpo al probar a su menor.

Ninguno de los dos recordaba cuando habían sido tan felices, pero no importaba, era ese momento lo único que sus sentidos captaban, la pasión que se desbordaba en la habitación. El castaño se separo, pues no quería que su menor se corriese antes de poder poseerlo, que era lo que realmente deseaba: Dejarle claro a Bill, que nada ni nadie los iba a separar. Que Bill era suyo y el de él.

-To….- Bill no pudo ni gemir su nombre, porque Tom lo ahogo con un beso, profundo y húmedo, que le avisaba lo que pronto iba a pasar.

-Se que….-hablo Tom cuando se separaron –Has recibido mucho dolor… y no quiero que eso pase mas…nunca mas….- aseguro, entonces con sus dedos delineo los labios del pelinegro –pero…-

-pero…- repitio Bill.

-pero esto se molestara un poco- y bajo su mano, dando un ligero roce en la entrada de Bill. Este cerró un poco los ojos con molestia. Tom guardo silencio, Bill suspiro y le dio una sonrisa. Para acercarse y darle un cálido beso.

-El dolor me demuestra que esto es real- susurro –y yo quiero que todo lo tuyo sea real- Y le dio un beso en la mejilla. Para después rodear con sus brazos a Tom y cerrar sus ojos esperando.

El mayor asintió y tras haber preparado delicadamente a su gemelo, se encargo de hacerlo suyo, con ambos gemidos que aunque sonaba a pecado, para ellos era mas infierno amarse en silencio.

Si, infierno o paraiso, si Tom y Bill iban a estar juntos. Nada de eso importaba, nada.

-Pro….me….- intento hablar entrecortado Bill, cuando el cuerpo cansado del mayor cayó sobre el suyo. Sus respiraciones aceleradas y sus corazones que seguían el mismo ritmo –prométeme….- hablo al fin –que mañana estarás aquí-

-Lo prometo- susurro Tom, acostándose a un lado y abriendo paso para que Bill se acurrucase en su pecho. El mayor acaricio sus cabellos –Siempre estaré a tu lado…siempre-

Bill sonrió y por inercia se miro su brazo.

-Nunca mas- susurro –nunca mas solo, si tu estas a mi lado-

"Dicen que después de la tormenta siempre viene la calma, no podría decir si eso es verdad; solo se, que cuando menos lo esperamos, el destino nos coloca un obstáculo demasiado grande, y solo cuando logramos superarlo, es que nos damos cuenta del porque estuvieron ahí… La vida puede ser muy ambigua, es por ello que el dolor se muestra en forma de cruel enemigo, porque con el logramos despertar, porque con el sabemos que aun seguimos vivos… y que no importa que tan oscuro sea el mañana: Yo vivo, estoy aquí… y aun puedo seguir"

FIN