Disclaimer: Draco y compañía son de la Rowling, yo los uso sólo por el afán de soñar un poco… no se preocupe Doña JK que los devolveré enteritos… bueno… no prometo nada de Sirius (aunque no esté en la historia, lo traje igual... así me hace compañía mientras escribo)

¡PERDÓN!

LO SÉ, DEBERÍA HABER ACTUALIZADO HACE TIEMPO, PERO… QUE PUEDO DECIR… LO SIENTO MUCHO Y ESPERO ENMENDAR TODO…

LO ÚNICO QUE DIRÉ… ES QUE YA NO SOY TESISTA 2008… CHASCARROS UNIVERSITARIOS QUE HICIERON QUE… BUENO… AHORA A DARLE PARA EL 2009… AUNQUE SEA VIA MAD "LA ABOGADA POCO SERIA"… ¡TERMINARÉ LA PROSTITUTA CARRERA!

TANTO TIEMPO CASI AMENAZADA DE MUERTE POR MIS PPC Y OTRAS AMIGAS… TODO PARA ACABAR ESTE CAPÍTULO QUE YA ERA UN PARTO… PERO DE ESOS COMPLICADOS… AHORA QUE ESTÁ LISTO... SE LOS DEDICO MIS NIÑAS LINDAS, POR CREER EN MÍ Y ESPERAR PACIENTEMENTE (AUNQUE A VECES, POR SUS TIERNAS AMENAZAS, LO DUDARA) LA ACTUALIZACIÓN...

Ejem, continuemos… así que…

Recapitulando: Hermione le escribió a Draco una Bitácora por su primer año de novios. En este capítulo se señalan los sucesos de la reunión (previos y el mismo día) convocada por Minerva Mc Gonagall, ahora Directora de Hogwarts. A nuestro papazote rubio lo citó dos horas antes… ¿Para hablar qué? Van a tener que leer…

Si no recuerda bien… plizz revise los capítulos anteriores… así evito que se pierdan… (son 3 capítulos por lo menos)

GRACIAS POR SUS RR… CADA UNO DE ELLOS HIZO QUE SIGUIERA ESCRIBIENDO LUEGO DE LA TORMENTA… MIS CARIÑOS ESPECIALMENTE A LAS NUEVAS LECTORAS, ESPERO CONTINÚEN… Y NUEVAMENTE PERDONEN LA TARDANZA… ESPERO QUE NO DEJEN DE LEERME POR ESTE PEQUEÑO INCIDENTE LLAMADO "DEJAR EL FIC MUCHO TIEMPO…" TODO POR CULPA DE … MEJOR OLVIDAR Y VAMOS POR LA CAMPAÑA 2009…

Besos a todas y todos…

¿Puedo Seguir? Me agacho para evitar los tomatazos… ojalá les guste…

Ah… lo olvidaba…

"X" pensamiento y ... & son los comienzos y finales de la bitácora.

Advertencia: Hay exceso de puntos, comas, palabras rimbombantes y otras cosillas… si Ud. es alérgico a ese tipo de errores… se le solicita que deje la lectura hasta este punto… no descuide su salud.

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La desconfianza persiste en el ambiente

Pero, aún así, podrás seguir adelante, mejor dicho, podremos

No estás solo amor, déjalos que se pudran en su veneno…

Para ellos los cambios no existen, para nosotros sí…

&

Compromisos son compromisos…

Maldita sea… eras mi vecino y por si fuera poco, te veías listo para el pecado en ropa muggle. Bueno, me sentía horrible porque mi reacción al verte fue parecida a una pequeña niña que ha sido pillada en una travesura, lo único que quería hacer era esconderme bajo tierra. La gran Hermione Granger, la que ayudó a Harry Potter en la caída de Voldemort… convertida en una cobarde que corrió hasta perderse… sólo por verte.

Apenas llegué al departamento y queriendo purgar mi cobardía, incluso arriesgándome a una diabetes, decidí comer mi pastel, apachurrado y todo… oops… sí, se me aplastó un poquito cuando tropecé para escapar de ti… no te rías ¿vale? Lo que importa es que necesitaba sacar de mí esa estupidez y no perder el hilo de la terapia autoimpuesta, así que mientras saboreaba esa apetitosa medicina, aproveché de ver películas acompañadas de mamá, quien después de darme un sermón eterno por comer dulces (odio su maldita profesión) decidió mimarme.

Tres días después estaba con el alma en un hilo. Te juro que caminaba en círculos y la terapia parecía irse a la mierda si continuaba así de tensa. El día anterior al viaje a Hogwarts pude divisarte nuevamente en el café, pero esta vez se te notaba concentrado en algo… apenas podías disimular que usabas al periódico como mera excusa, puesto que lo sostenías sin posar tu mirada en las páginas extendidas.

Si hubiese sabido qué te ocurría, no habría dudado un instante en tomar tu mano y acompañarte en silencio, mientras entrelazaba tus dedos con los míos, como siempre lo hago cuando te noto preocupado. Tus orbes grises expresaban tanto, eran contenedores de pena, rabia, frustración… en fin… sólo que ahora puedo saberlo y después de un año juntos. Lo que las conversaciones no pueden expresar, lo sustituí por la observación… ¿cómo decirlo sin que suene novelesco? pero se aprende tanto de alguien simplemente con detenerse a observar: aprendes manías, tics, a conocer las formas de expresar cariño sin necesidad de tacto que tienen para ti… un mundo sin límites en el caso del novio que me tocó en suerte. ¿Te he dicho que tu cerebro es para mí como el departamento de misterios? Pero, para tu mala suerte mi querido, soy una estudiante aventajada y pronto tendré un Magister en Dracología, así que prepárate. Te miré una vez más antes de desaparecer tratando de que el ruido de la ciudad cooperara en disminuir las vocecitas que me recordaban que yo también debía preocuparme de algo y aunque tratara de evadirlo, tenía que hacerlo.

Para mí las cosas no eran fáciles tampoco, debía enfrentar nuevamente a Ron. No sabes como ensayé en caso de que todavía estuviese enojado. Sabes que no puedo evitarlo, pero tenía que hacer algo para vencer la angustia que me embargaba. Siete años de amistad se iban a ir directo al más allá si continuaba "el malentendido", por lo que rogaba porque Harry hubiese abogado por mí, aunque sea pidiendo un poco de clemencia para esta pobre sabelotodo en apuros.

El día D por fin había llegado, debiendo tomar una poción tranquilizadora para poder acallar mis sentidos alborotados. Volvía a mi amado castillo y con ello a ver a la gente que tanto quiero y a los que no también. Debo reconocer querido "Señor Ego" que no pensé especialmente en ti y tus amigos serpientes, que tantas me habían hecho en el pasado. Es más… mi mente estaba dirigida sólo a construir argumentos convincentes para que el trío dorado siguiera, aunque cambiásemos de color o lo que fuese.

Llegué a Hogsmeade un par de horas antes, para aprovechar de comprar algunas cosas. Mi adicción a las cosas dulces (que se disparó al infinito por tu culpa malvado huronzuelo) hizo que me dirigiera a buscar un stock de ranas de chocolate y grageas de todos los sabores. Agradezco eternamente a mi genética por dejarme consumir como elefante y conservar mi figura decentemente, cortesía de mi, más delgada y hermosa, madre. No pongas esas caras, porque no hago dietas… lo sabes, así que no te burles.

&

"Definitivamente esta mujer practica magia antigua o algo parecido, ¿cómo puede conocer mis gestos?" – pensó divertido Draco mientras se concentraba en la lectura de la dichosa bitácora.

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Poco a poco llegaron otros, que como yo paseaban por el lugar, previo a la reunión a Hogwarts. Mi corazón saltaba sin piedad dentro de mi pecho, y tuve que contener a mis manos para que no enmarañaran aún más mi cabellera. ¡Por Merlín! Si pareciera que iba al beso del dementor… pero… necesitaba que se aclarara todo pronto, por el cariño a Ron y por mi salud… ya casi iba directo a San Mungo por diabética y loca.

Parece que mi agonía por fin acabaría, al ver a un pelirrojo conversando con un ojiverde a pocos metros. Me quedé helada y antes de siquiera mirar a mi verdugo, me abracé a Harry como si fuera un escudo protector (por cierto de un metro ochenta y negra cabellera desordenada… una "gran" protección… como gozo cuando pones esa cara… aquella que pareciera de dos metros platinado celoso… me descubriste… lo puse sólo para molestarte soberano idiota)

- Le dije a Ron que aparecerías horas antes de la reunión… ¡eres incorregible Hermione! – dijo apenas, abrumado por mi ataque ansioso.

Una voz me sacó de ese oasis convertido en abrazo, una grave y conocida… y muy temida hasta ese momento…

- Demasiada azúcar en un sólo abrazo – sus ojos no mostraban signos de enojo o algo parecido, es más, me dirigía una cálida mirada.

Quizás mis súplicas habían sido escuchadas y me salvaría de hablar el tema… lo sé… soy una cobarde confesa, pero no fue así. Suavemente me tomó de un brazo y con un mudo gesto le indicó a Harry que se apartara. Pareciera que esos ya perfeccionaron la telepatía porque mi amigo aprovechó de ir a una tienda de artículos de Quidditch, frente a donde estábamos.

- Sé que soné demasiado rudo cuando nos vimos la última vez, pero no me voy a disculpar. Diablos… no sabes lo enojado que estaba, pero ni siquiera porque no me querías… era porque huiste como una cobarde – me miraba intensamente, mientras yo trataba infructuosamente de evitar el contacto visual – eso ya te lo dije esa vez en la madriguera... ¡deja de temblar que no te voy a lanzar un avada!

- No tiemblo… hace frío… - contesté abrazándome y moviéndome como si de verdad la temperatura estuviera baja.

- ¿Desde cuando te volviste mentirosa?... no quería hablar contigo para discutir. Ambos sabemos de lo nuestro nunca fue y que lo que de verdad importa es nuestra amistad – lo miraba boquiabierta mientras decía eso… ¡era Ron el que hablaba con esa naturalidad!... cada día más maduro y menos impulsivo - No podemos hacer borrón y cuenta nueva, pero quizás hacer que avancemos este mal trecho y sigamos juntos… todos… incluyendo a ese de allá que parece que sin mi hermana es un pobre trapo… si los vieras a esos… pareciera que viven en un campo de algodón de dulce… parecen un par de osos de peluche de esos abrazados con uno de esos ridículos corazones al centro.

- Yo también creo lo mismo, o sea… somos amigos y… te quiero mucho… pero no sabes lo que me costó tratar de hablarte por mi error… o sea… creo hacerme entender, que descubrí el inmenso amor que te tengo… como un amigo… y que me tardé mucho en decirlo… a veces una se confunde… ¿sabes?

- Creo que eres mejor como estudiante que explicando tus sentimientos. ¡Hasta a mi me sale claro y eso que supuestamente soy el que simplemente se enoja y grita!… para que veas que puedo ser una caja de sorpresas – carcajeó divertido mientras revisaba su reloj – ohh… es hora de comer algo… por la prisa desayuné sólo 10 tostadas y nada más…maldiiito Harry y su apuro por encontrarte, fue peor que tú cuando quieres que terminemos los deberes… y por eso comí tan poco… eso es imperdonable… necesito comer lo suficiente… ¡Hey, Harry! ¡Vamos a las Tres Escobaas! ¡Tú pagas la cuenta animal!

No pude evitar reír ante semejante salida. Justo cuando estaba dándome clases de madurez y de cómo la amistad puede evolucionar, aparece con semejante salida. Definitivamente conservaba su esencia primitiva, que colocaba el Quidditch y el comer como prioridades, exceptuando cuando los amigos lo necesitábamos, porque ahí si que podíamos ver cómo ni siquiera un pastel del porte del castillo podría distraerlo. Nos pusimos al corriente de nuestras vidas en menos de una hora, riéndonos con Harry de nuestro pelirrojo glotón que parecía bajo un imperius ante todo lo comestible que se pusiera frente a él.

Necesitaba ir al Colegio antes de la hora, quería ver a la Profesora Mc Gonagall, ahora Directora y conversar con ella, pero por sobretodo necesitaba ver como estaba Hogwarts. No sabes como extrañaba a Dumbledore… aún lo extraño, ya que era un Director fuera de los convencionalismos, parte importante de mi vida en esos años, con la apariencia de un abuelo excéntrico, generoso, dispuesto y alejado totalmente de la imagen que se tiene de una autoridad académica, pero al mismo tiempo era intachable dirigiendo el colegio. Para mí lo más valioso es que confiaba en las personas, para él todos tenían la posibilidad de cambiar y ser alguien… creía en los sueños… para mí una virtud especial.

Bueno, casi rogué para que fuéramos al castillo antes que los demás, tuve que utilizar todo el talento acumulado en años para que hicieran sus deberes escolares y siguieran las más mínimas normas de disciplina. Fue difícil, pero al final llegamos a nuestro destino y que mejor que apachurrados por un cariñoso y emocionado Hagrid, que no dejó de comentar nuestros cambios después de meses sin vernos. Fuimos a su renovada cabaña, que conserva el estilo rústico pero acogedor de su dueño. Para él aún somos esos pequeños niños que vimos nacer un dragón en su casa y a quienes desearía proteger siempre. Cuando la conversación iba directo a temas como el Quidditch y el cuidado de las criaturas mágicas, pude huir a la dirección, dejando a mis amigos en animada charla.

El pasillo hacia el despacho se me hizo eterno, entreteniéndome con las modificaciones hechas a la decoración. Los cuadros en movimiento seguían ahí y me saludaban al pasar, era un placer volver. A veces me pregunto por qué la carta tuvo que llegar cuando tenía once años y no pudo ser unos pocos antes, así habría aprovechado mucho más, pero nunca es tarde para aprender y mientras mantenga mi espíritu podré hacerlo, ¿no crees?

Iba tan ensimismada en capturar el nuevo Hogwarts que hasta que estuve a dos metros no me di cuenta de algo que estaba pasando. Estabas apoyando en la muralla frente al despacho, completamente rojo… como si estuvieras a punto de reventar. Tu cabeza estaba pegada a la fría muralla y me preocupé de que quizás te hubiera pasado algo, porque de verdad parecías enfermo.

-Malfoy, ¿te pasa algo? – digo rápidamente, preparándome ante un posible ataque odioso tan habitual en tu versión antigua (aunque debo decir que algunas veces reaparece… es cierto… reconócelo, pero has hecho progresos… eso yo debo reconocer)

-Nada Granger, sólo me gusta reposar apoyado en superficies frías, ¿no te ha llegado el artículo del profeta que cuenta los milagros de la humedad en el organismo?... ve y dale un vistazo, será un punto más a tu escala hacia el conocimiento superior – dices con tu tonito arrogante, mientras te das media vuelta rápidamente y antes que siquiera pueda decirte algo me dices suavemente – gracias por preguntar, no es nada importante – y te alejaste con un elegante pero apresurado caminar.

¿Un Hurón Oxigenado que agradece y con amabilidad? Creo que en ese momento si pensé que el consumo exagerado de chocolates había perjudicado mi cabeza, tal como solía decir mi madre para amedrentarme: "No sólo la dentadura es afectada por la cantidad de dulces que ingieres, tu cerebro también, así que se precavida Hermione". Palabras que en ese instante resonaban en mi cabeza y me provocaban un pequeño mareo… por lo que respiré repetidas veces tratando de volver en mí. Quizás si querías ser amable y sí era posible, descartando posibles enfermedades mentales asociadas a golosinas, me dije justo antes de que apareciera la Profesora Mc Gonagall desde su despacho.

Ni siquiera pude conversar unos instantes a solas porque apenas me saludó, me dijo que la reunión estaba pronta a realizarse y que acudiera al Gran Comedor. La seguí un trecho hasta llegar a un pasillo en donde vi a un molesto Harry que al parecer era blanco de las burlas de Ron. Estaban acompañados de Neville, que reía disimuladamente para no hacer enfurecer más a mi ojiverde amigo.

-Mamá me ha perseguido durante todo este tiempo para que la ayude a hacer una especie de "mapa anti-besadores profesionales", ya que quiere saber en que nuevo lugar se ha escondido la parejita "de hormonas alborotadas".

-Todo porque nos vio besarnos una vez, ¡si ya cumplí con pedirle disculpas a todos! – Harry echaba chispas y apretaba los puños para no matar a su "cuñado" – No sigas diciendo burradas que ya he tenido suficiente con los vociferadores de tus hermanos y la "gentil" conversación de hombre a hombre con tu padre.

-Deberían haber visto su cara… era tan de niño arrepentido, si hasta Ginny tuvo más coraje que este – Ron estaba al borde de las lágrimas de tanto reír – Harry, reconoce que ustedes no son de besos inocentones… si ya asumí que son el uno para el otro, con efectos deseados y no deseados de por medio, pero lo notable era que mi hermana saliera del paso en defensa de su romance… eso fue demasiado… ¡ya sabemos quien lleva los pantalones!

-Ron no seas malo con el pobre Harry – alcancé a decir, apenas entré, en beneficio de mi amigo, cuya cara ya era parecida a la berenjena..

Las risas continuaban, pero ahora teniendo al pobre Neville y su nuevo modelo de recordadora. Estos hombres a pesar de haber madurado un poco, continuaban con su espíritu infantil intacto, riendo a carcajadas por las más mínimas cosas. Aunque debo admitir que fueron esas risas burlescas las que me trajeron de vuelta a la tierra y tranquilizaron a mi cabecita loca. Había olvidado lo placentero de hablar de todo un poco sin el matiz triste de la guerra y los planes para hacerle frente.

Tan enfrascados estábamos en la conversación que no nos percatamos que ya todos habían ingresado en el Gran Comedor, bueno al menos eso creí. Justo en el momento en que nosotros cruzábamos el umbral… apareciste con Pansy. ¿Aún recuerdas el titular del profeta, ese de la mañana siguiente?

"EL BIEN Y EL MAL ENFRENTADOS EN HOGWARTS: HARRY POTTER Y DRACO MALFOY REUNIDOS POR MC GONAGALL PREVIO A LA VUELTA A CLASES"

Aún no entiendo cómo diablos se filtró la fotografía y los comentarios, porque para ser honestos fue un momento tenso, pero no para una masacre. ¿Por qué agrandar las cosas? Parece que no enmiendan nunca.

Creo que me duele la cabeza… así que antes de continuar iré por una poción que tengo por algún lado. Seguiré escribiendo pronto… no demoro…

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-"Ay cabellera de Nimbus, creo que yo también necesito algo para el dolor" – suspiró Draco, que parecía inmerso en un pensadero con demasiado material a exponer.

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Ambos lados de la moneda… Palabras de Hermione y Recuerdos de Draco…

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Un rubio de elegante vestimenta llegaba con casi diez minutos de adelanto al despacho de Minerva Mc Gonagall. La invitación era para dos horas antes y él ya sospechaba de que iba a tratar… no necesitaba siquiera haber asistido a adivinación. Draco Malfoy representaba para muchos el recuerdo de la maldad, la tristeza y el dolor de la guerra. Era parte de los mortífagos, pese a que fue involucrado sin su consentimiento, para todo el mundo mágico… alguien dijo que sólo se ven los errores y no los cambios… en este caso la frase golpea con crueldad. Esperaba un eterno sermón de parte de la Directora, sobre como debe comportarse con sus compañeros y qué debe hacer para no tener problemas... todo tan predecible... tan molesto.

Sólo quiere que la reunión acabe pronto, cuando ni siquiera ha llegado al castillo. Se ha preguntado un par de veces si acaso el dolor de estómago es a causa del chocolate amargo que suele comer en cantidades industriales o tal vez... sólo tal vez... que se siente nervioso de volver al Colegio luego de tanto tiempo. Aunque odia las enseñanzas de su padre acerca de cómo debe comportarse un Malfoy, no deja de sentir que es un signo de cobardía esa sensación que retuerce su estómago y adormece sus movimientos.

Al mal paso darle prisa es un dicho muggle, que en este caso se aplicaba a la perfección al Slytherin. Apenas llegó al Castillo sólo tenía un objetivo: el despacho de la Mc Gonagall. Se permitió sólo un par de minutos frente a la puerta de Hogwarts y apenas le abrieron avanzó rápidamente por los pasillos. Los recuerdos trataban de hacer su aparición, pero ya suficiente había tenido con lo de hace un rato y los días después de recibidas las invitaciones

La contraseña, "Futuro", dio paso al remozado despacho que alguna vez ocupó Dumbledore. La profesora lo observaba detenidamente desde su silla.

- Pase Malfoy, llegó algunos minutos adelantado - dijo tranquilamente, mientras le indicaba una silla justo en frente de su escritorio - tome asiento, espero que no haya tenido inconvenientes para venir.

- Ninguno profesora - su mirada parecía hecha de hielo puro, no en vano se es un excelente actor, gracias a los consejos de su madre - ¿me podría decir cual es la causa de mi citación, mucho antes que los demás? ¿Quiere advertirme de algo?

- Estoy preocupada por Usted Malfoy, especialmente por como reaccionarán sus compañeros después de todo lo que pasó - los años tortuosos de la guerra habían caído sobre ella de forma despiadada, se notaba en el cansancio de su voz y en la forma en que miraba a Draco, como si quisiera evitar más sufrimiento del que ya tuvieron - espero que no haya problemas ahora que estamos reiniciamos las clases... y...

Aunque el tono de voz evidenciara preocupación, para Draco fue como si estuvieran diciéndole lo contrario. ¿Qué acaso le estaban diciendo que evitara el sólo contacto entre compañeros, sólo por lo ocurrido? pregunta que pasó rápidamente y enturbió su mente… quería responderle muchas cosas, pero decidió que ser cuerdo era lo más indicado. No podía convertir la conversación en un berrinche de aquellos, sólo por la primera frase que le decía la Directora.

-No se preocupe Profesora Mc Gonagall, si lo que usted piensa es que puedo ser motivo de peleas dentro del Colegio, está muy equivocada – dijo mientras se acomodaba en el sillón, echándose hacia atrás y simulando estar total y absolutamente seguro de su afirmación – Yo he vuelto a Hogwarts para terminar mis estudios, nada más. Si quiere estar continuamente recordándome el jueguito que se tenía mi padre con Voldemort, mejor terminamos la conversación antes. No se preocupe que sólo atenderé mis clases y nada más, incluso para su tranquilidad reservaré mis apelativos al trío dorado… es más… incluso… podríamos hablar más claro y dejarme apartado de todos para que se refuerce aún más la pacífica convivencia de Hogwarts.

Mc Gonagall quería decirle muchas cosas a ese joven, un juguete de Voldemort, todo por seguir a un padre ambicioso de poder que estuvo a punto de perderlo por su estupidez. Lo menos que quiere es señalarlo como un paria frente a toda la comunidad escolar. Sabe que fue obligado como muchos otros, los cuales en su mayoría perdieron la vida, tanto peleando como resistiéndose a las órdenes de ese mago que sólo trajo dolor y muerte. Una generación completa golpeada por los hechos, que rompieron la armonía en dos bandos, ante lo cual ella desde el inicio de clases quiere especialmente hacerse cargo, aunque fuese en ese pequeño recinto.

-Claro que debo hacer algo al respecto – dijo mirándolo fijamente a los ojos, y tomando entre sus manos unos pergaminos que estaban sobre el escritorio – primero, Malfoy no haré lo que ha propuesto, eso sencillamente sería desquiciado… como crear un nuevo régimen del terror en el colegio. Creo que fue mi error comenzar hablando así, quizás porque no quiero que se produzcan más daños… ha sido muy duro para todos. Me parecía prudente hacer mención a la relación con sus compañeros, primero porque existían viejas rencillas… como entre usted y Potter… y porque será una sorpresa verlo, en…

-Así que soy la sorpresa, creo que debí haber venido con mi mejor túnica – las palabras eran como algo caliente quemaba su garganta, una lava invisible que le impedían hablar apropiadamente – sigo sin entender para qué tuve que llegar antes, ya que podría haberlo dicho luego de la fanfarria con la que anunciaba mi regreso en gloria y majestad… ¡Draco Malfoy, el hijo del más fiel servidor de Voldemort ha vuelto! – en ese momento se dio cuenta que el berrinche se había hecho presente… como si fuera una forma de sacar la lava ardiendo, que amenazaba con destruirlo.

- ¡Basta! ¡Viniste aquí porque creo en las oportunidades, y ni pienses en decirme que estoy convirtiéndote en un sujeto digno de misericordia! – Minerva Mc Gonagall había dejado su escritorio y caminaba hacia un estante de la pequeña biblioteca de la oficina – eso habría sido monstruoso, algo intolerable, sencillamente fuera de los valores que nos dejó el anterior Director y que compartía absolutamente – su mirada se volvió nostálgica y su voz extremadamente dulce - Junto a Albus conversamos siempre en creer en las personas, en sus capacidades y evitar que los prejuicios cubrieran todo lo bueno que hay en cada uno. Has venido porque creo en ti y te encomendaré una misión… eso es lo que será una sorpresa, Malfoy… quiero que colabores en Pociones, que seas una especie de asistente del profesor, como un tutor para aquellos quienes tengan problemas con dicha asignatura. Han perdido mucho tiempo en medio de la guerra y es necesario prepararlos adecuadamente, por lo que he creado un cuerpo de asistentes para reforzar el aprendizaje de los estudiantes. ¿Qué me dices?

Draco parecía confuso, puesto que aquella mujer le estaba proponiendo algo que jamás esperó. Nada más y nada menos que la cátedra que gozaba estudiar, donde había perfeccionado sus conocimientos, especialmente con el apoyo de Snape, quien se dedicó a guiarlo con lecturas y revelando algunos de los secretos aprendidos en su larga trayectoria. No sabe si fue el shock por la noticia, o quizás porque sí creyó en las palabras de la Directora de buenas a primeras. Respiró profundo y se encaminó en dirección a ella, estirando su mano derecha, al tiempo que decía:

-Bueno, si es así… créame que lo haré de manera impecable, como es mi estilo – Minerva apretaba su mano en señal de compromiso, sorprendida por el gesto tan cortés de su estudiante y que sellaba el trato propuesto – Y no se preocupe por mi comportamiento hacia los demás durante mi jornada de trabajo, que soy lo suficientemente maduro para no comenzar una pelea por minucias, no haré semejante tontería. Pero, debo advertirle que no respondo de las acciones de los otros, si me atacan sin fundamento, porque en ese caso tendré todo el derecho de hacerles saber cual es mi parecer ante su actitud – nuevamente sintió una mirada de preocupación posarse en sus orbes grises, por lo que decidió explicar mejor lo dicho – para su tranquilidad no será en base a maldiciones imperdonables, que ese era el estilo de la vieja escuela mortífaga, simplemente responderé verbalmente ante ellos. Cumpliré con ser educado, pero no me pida que sea amistoso, porque tengo una amiga y con ello me basta. Cuenta con toda mi confianza y siento que no necesito de más personas a mi alrededor, por lo que le rogaría no forzara lazos amistosos… especialmente con "el trío dorado"… remitámonos a que usted vigile mi labor en Pociones.

Mc Gonagall ya no tuvo más palabras y si quiso decir algo se lo reservó. Había confirmado que algo bueno estaba por venir, que la nube oscura que había permanecido por tanto tiempo azotando Hogwarts pronto sería historia… aunque fuese una pequeña muestra el cambio de Malfoy, para ella era prueba suficiente. No podía forzar las cosas, por lo que esperaba que el rio retomara su cauce lentamente.

La conversación entonces se restringió específicamente sobre el rol de asistente de la asignatura de Pociones y algunos detalles de tipo formal, indispensables para que su labor no se viera impedida por ningún motivo. Luego de terminar de conversar y en el momento de la despedida, Minerva orgullosamente dijo a Malfoy:

-Entonces un compromiso es un compromiso – nuevamente le estrechó la mano en el umbral de la puerta - nos vemos en la reunión Señor Malfoy… si me permite debo atender unos asuntos previos al encuentro.

-Compromisos son compromisos – dijo mientras apretaba la mano de su profesora fuertemente – nos veremos en la reunión, estaré esperándola.

Salió lentamente, y al cerrarse la puerta, apoyó su cuerpo en la helada pared que se encontraba frente a la oficina. No podía creer todo lo sucedido y comenzaba a sentirse un poco mareado, cortesía de esa montaña rusa de emociones en que se embarcó apenas entró ha dicho lugar. Pasó desde la posición defensiva para evitar posibles ataques, que el consideraba tan predecibles y molestos, para luego sentirse absolutamente cómodo en la charla con Mc Gonagall… nada más y nada menos se había convertido en Asistente de Pociones y por si fuera poco elegido por sus capacidades. Se sentía contento, aunque tuviese que relacionarse con sus compañeros… en lo estrictamente académico claro está, ya que era algo reconfortante después de tantas sospechas y tanto odio de por medio. Su asignación no estaba mediada por favoritismos, sino por sus propias capacidades… quien lo creería, después de todo no estuvo tan mal haber llegado dos horas antes.

Estaba procesando todo a mil por hora cuando se dio cuenta de que era observado, nada más y nada menos que por su vecina, la castaña come dulces, quien parecía estar preocupada por su extraña pose en medio del pasillo. Si se le observaba de lejos, parecía que iba a enterrar la frente en la pared, al estar apoyado tan fuertemente. Un ¿Malfoy te pasa algo? lo terminó de despertar de su ensimismamiento, por lo que tuvo que hacer gala de toda su capacidad de improvisación para responderle, como sólo Draco Malfoy podía hacerlo… eso sí, con un toque nuevo… sereno y amable.

-Nada Granger, sólo me gusta reposar apoyado en superficies frías, ¿no te ha llegado el artículo del profeta que cuenta los milagros de la humedad en el organismo?... ve y dale un vistazo, será un punto más a tu escala hacia el conocimiento superior – fue lo que pudo articular rápidamente, cuidando de no resultar molesto, ya que ella se había acercado a preguntar si le ocurría algo… cosa que agradeció en lo profundo, pero profundo de su corazón. Podrá haber un cambio en su forma de tratar a las personas, pero no tanto como para olvidar las épicas batallas verbales que sostenía con Granger y que le parecían sencillamente espectaculares – gracias por preguntar, no es nada importante – fue con lo que remató para dejarla knock out y ganar rápidamente el encuentro.

Se encaminó hacia las afueras del castillo, evitando a los estudiantes que estaban llegando en pequeños grupos. Observó a todos lados hasta encontrarse con una cara conocida, a la que quería mucho. No tuvo que buscar mucho, sólo llegar a un lugar especial para él. Era uno de los árboles junto al lago... el sitio predilecto para los momentos en que buscaba paz y tranquilidad. Pansy a veces lo acompañaba, por lo que no le sorprendió encontrarla sentada allí, es más… esperaba verla. Se sentó junto a ella, mientras se apoyaba en el tronco cómodamente. No cruzaron palabras, era como si estuvieran absortos en los movimientos del agua, que los mantenía serenos y en un profundo estado de relajación.

-Yo había pensado en ir a visitarte a Azkabán si me encontraba el castillo hecho pedazos – bromeó la pelinegra mientras jugaba con una flor que había puesto en su cabello – pero como soy buena y confío en tu inteligencia decidí esperarte aquí. Tal vez luego del enfrentamiento verbal con Mc Gonagall tuvieras que despejarte a tu vieja usanza, por lo que traje para ti un poco del chocolate que tanto te gusta, para calmar la fiera interior que te caracteriza, aunque demoraste tanto que ya me lo comí. Por tu cara no creo que haga falta ¿es que acaso pasó algo interesante?

-La vida a veces te sorprende demasiado, eso es todo y creo que esta vez fue bastante agradable la sorpresa que me tenía reservada – respondió el Sly antes de sumergir nuevamente su vista en las aguas que lo invitaban a continuar el descanso.

Ella no volvió a hablar, acomodándose al lado de su amigo y esperando a que fuera hora de ir a la Reunión. Fue Draco quien se percató que iban a llegar atrasados, pero gracias a que corrieron rápidamente, alcanzaron justo a tiempo. Lo que no esperaban era que otro grupo también entrase en el mismo momento… ni más ni menos que el trío dorado. Tanto serpientes como leones se dirigieron una mirada capaz de traspasar paredes. Un incómodo silencio se instaló en el Gran Comedor y las miradas se posaron en la curiosa imagen de ambos "bandos enemigos" ... parados uno frente al otro en la entrada.

Esta Historia continuará y más pronto de lo que creen…

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Draco por fin supo a que era llamado por la Mc Gonagall, quedando absolutamente shockeado por tanta cosa junta, esperemos que eso no tenga efectos ahora que se encontró cara a cara con sus "queridos compañeros"…

Nuestra querida pareja ahora en Hogwarts ¡y vaya que encuentro! Justo al final del capítulo… sí, soy mala, pero… son cosas de los fics…

Espero no llenar mi pieza de tanto tomate junto que le lancen Uds…

Deje su comentario, no dude en hacerlo… estoy preparada para todo...

Besos…

Cariños desde Viña del Mar…