Sumary: ¿Qué él podía aparecerse de un momento a otro y matarnos a ambos? Era verdad, pero estaba harta de ser prudente. Prudente y estúpida.

Viñeta dedicada a Marghi y Ophelia ¡Feliz cupleaños chicas! se las quiere :). Y pido disculpas por tan pésimo regalo, saben que esta pareja no es lo mio. Muchas gracias a Lluvia por las opiniones, aunque no pude hacer nada con el final del mal.

Aclaración: Alternative Universe. Esa noche en la que Jacob acude a la habitación de Bella para hacerla recordar, finalmente decide quedarse. Situado exactamente durante ese abrazo.


Antítesis

No supe cómo, pero sucedió. Los instantes previos son solamente borrosas imágenes distorsionadas y sólo puedo dar fe de unas pocas cosas. Tu aliento en mi oído y el leve roce de tus labios con el lóbulo de mi oreja, por ejemplo; sumado a una repentina sensación de angustia y desprotección al notar que tus brazos se apartaban de mí. Dirás que fue una estrategia para retenerte, y no intentaré negarlo. De repente, el panorama de otra noche de esas, se me hacía aterrador. De todas maneras, como sea que se hayan desarrollado los hechos, esa madrugada en mi habitación, estaba besándote a ti.

Al principio fueron besos tímidos, labios que se separaban de forma casi imperceptible y volvían a juntarse, para luego profundizarse lentamente hasta volverse prácticamente desesperados. Es que esa palabra resumía perfectamente mi situación. Necesitaba desesperadamente aliviar ese maldito dolor que se había aferrado descaradamente a mi corazón, y de pronto parecía estúpido no haber notado que al fin y al cabo la solución había estado siempre frente a mis narices. O eso quería creer mientras sentía tus fuertes manos acariciando mi cuerpo con tal entusiasmo. De un segundo a otro, Laurent y ese estúpido acertijo que me habías planteado minutos atrás, parecían haber pasado a un tercer o cuarto plano. ¿Qué él podía aparecerse de un momento a otro y matarnos a ambos? Era verdad, pero estaba harta de ser prudente. Prudente y estúpida.

Tus labios ardían. Apretada contra tu pecho pude notar el acelerado latir de tu corazón, y se sentía extraño, sumamente extraño. Eras la antítesis perfecta. No pude evitar soltar un gemido cargado de agonía que se ahogo entre tus besos y preferiste ignorar, no importaba cuanto llorase por las noches, ni con cuanta intensidad me concentrase en su rostro, Edward estaba muy lejos de Forks, y definitivamente a años luz de volver por mí. Entonces te besé con más intensidad, como si de esa forma el vacío dentro de mí fuese a llenarse repentinamente.

—Bella… —balbuceaste. Pero no quería hablar, y aunque quisiera, no hubiese podido. El nudo en mi garganta era demasiado grande. Alcancé a chistarte suavemente, sin dejar que te separes de mi lo suficiente como para notar que las lágrimas caían de a montones por mis mejillas, sonrosadas por la elevada temperatura de tu cuerpo. De todas formas, no necesitabas verlo, tu pecho humedecido ya me delataba. Llevé mi dedo índice hasta tus labios ligeramente temblorosos y recorrí su contorno—. Bella, de veras debo irme —Pero tus brazos seguían firmes a mi alrededor. Sabías perfectamente que no querías marcharte. Dejé que mi mano se deslice por tu torso desnudo y haciendo caso omiso a tus palabras besé la comisura de tus labios, tu quijada y tu cuello. Necesitaba que deje de doler, y aunque todo indicaba que aquello era contraproducente y la daga en mi corazón parecía hundirse más y más con cada caricia, mi cuerpo no quería detenerse. ¿Acaso había desarrollado algún tipo de trastorno masoquista? Otra vez tu corazón, otra vez tu calor. Tu estúpido corazón y tu estúpido calor que me obligaban a recordar que no eras él y que nunca lo serías. Aparentemente sí.


Ciertamente me gusta nada como quedo, se agradecen opiniones.