EPILOGO
-¿Y eso es todo?-interrogó una pequeña de 6 años clavando sus azules ojos en su madre.
-Si mi princesita. Eso es todo. Ya es tarde, y esa cabecita tuya tiene que descansar.
-Pero mami… -respondió la niña retorciendo su castaño cabello con sus manitas- No voy a poder dormir.
-¿Por qué?
-Es que no puede terminar así. La princesa y el príncipe se encontraron de nuevo, y ¿después?
-Si te duermes ya, llegará más pronto el día de mañana. Y en la noche continuaré con la historia.
-Y si me adelantas algo-suplicó la nena-Por favoooor…
-Está bien…-asintió la mujer arropando a su hija-El príncipe y la princesa se encontraron, pero ninguno pudo reconocerse en su momento. Sus corazones se enlazaron, pero sus vidas eran distintas ya que el tiempo había pasado. Él pertenecía a una doncella que lo amaba, y ella pertenecía a un lugar diferente al que se hallaba. Él heredaría pronto un gran poder, y una enorme responsabilidad. Y ella, como una simple humana, no sería bien vista para acompañar a su príncipe en el trono. La magia, la mortalidad, y el tiempo se convirtieron en sus principales enemigos. Y aunque su encuentro fortaleció sus lazos, el mismo se encargaría varias veces de separarlos.
-Mmm…pero ambos terminarán juntos… ¿verdad?
-Sí, mi vida. Sus destinos estaban unidos, y jamás podrían ser separados.
-¡Qué bueno!-sonrió la niña desde su cama.-Buenas noches, mami.
-Buenas noches, Ángeles-contestó la mujer dándole un beso en la frente y saliendo silenciosamente de la habitación.
-Tardaste mucho esta vez.
La voz de su esposo sobresaltó a la mujer. Sonriendo se acercó a él y acariciando su castaño cabello, lo besó.
-¿Y eso?-preguntó sonriente el hombre, mientras observaba los azules ojos de su esposa.
-Nunca te he dicho soy feliz al estar a tú lado.
-Me lo dices siempre-sonrió el sujeto sosteniendo a su mujer por la cintura y llevándola hacia su habitación.
-Te amo, y siempre lo haré.
-¿Hace falta que te lo diga?
-Claro que sí, Shaoran.
-Está bien, te amo Helga. Y siempre lo haré.
Ambos se unieron en un profundo beso, y lentamente cayeron sobre su cama.
Su historia no tenía un final, porque un amor eterno no podía terminar.
Lo que sí era seguro era que la princesa y el príncipe, jamás se volverían a separar.
Snif, snif, snif.
TERMINAMOS!
Gracias por acompañarme en este proyecto.
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Y los invitó a continuar leyendo más de mis historias.