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Aclaración:El Siguiente Minific sólo conserva los personajes y los respectivos poderes que tenían en la saga de Sailor Moon, pero con ciertas alteraciones. Y ya que, en el mundo de fantasía, de Sailor Moon todo puede pasar… se me ocurrió la loca idea de incluir, ciertos personajes míticos, que puedan a ayudar a darle otros matices a la historia…

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¿Qué pasaría si por simple diversión un travieso querubín robara el arco de Cupido y le disparara una flecha a Serena, dejándola rendida a los pies de Darien… su más acérrimo enemigo?

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Disclaimer: Ningún personaje de Sailor Moon me pertenece. Los nombres que reconozcan pertenecen a la maravillosa Naoko Takeuchi.

Dedicado:¡A ti!... a cada uno de esos lectores que me incentivan a seguir escribiendo. ¡Muchas gracias!... por su incondicional apoyo.

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S&D

PASIÓN AL PRIMER FLECHAZO

S&D

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••• Si por más que intento… no logro encontrarte,

Y si el encontrarte… es mi perdición,

Perdida entre tus brazos,

¡¡Me rindo ante tu amor!! •••

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En un hermoso lugar entre el cielo y la tierra, se encontraba el más afamado de los dioses del supremo reino… Cupido. Para muchos, el responsable de los romances más hermosos del universo y para otros, el culpable de las pasiones más desenfrenadas de las que se tuviera conocimiento. A este alado ser de rostro hermoso y angelical se le atribuía el más preciado de los sentimientos ¿El amor?

Hasta ahora, sólo los dioses que igualaban en jerarquía con él, sabían la magnitud del poder de Cupido. Sin embargo, sus más cercanos colaboradores: los querubines, desconocían la magnitud del poder de las preciadas flechas del Dios.

De ahí el gran recelo con el Cupido cuidaba cada uno de sus siete arcos y sus centenares de flechas rojas.

Pero ni siquiera los dioses son perfectos, al contrario, la mayoría padece un abismal defecto… la sobreestimación de su divinidad.

Es gracias a este talón de Aquiles, que muchos se aprovechan de esos pequeños, pero trascendentales descuidos que los dioses suelen cometer, cuando se han perdido en el narcisismo de su intelecto.

-Rafael ¿Estas seguro de que cupido no se dará cuenta de la ausencia de uno de sus arcos? -preguntó Gabriel, uno de los tres querubines al servicio del Dios romano del amor.

-Te lo he repetido más de un centenar de veces… si, estoy totalmente seguro. Cupido últimamente no presta atención a sus pasionales armas, por andar tras Psique -le aseguró Rafael.

-El pobre quedo con el orgullo por los suelos, al ver que Psique no le presta el menor interés… a él, el gran Dios del Amor -se burló Miguel, el tercer querubín.

Lentamente y con sumo sigilo Gabriel y Rafael entraron al gran salón de armas de Cupido mientras Miguel vigilaba la puerta, en cosa de minutos los tres querubines salieron del lugar con uno de los siete arcos de plata del Dios del amor y un par de flechas.

Víctimas… desconocidas.

Destino… la tierra.

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-Cuánto necesitaba esto -suspiró con fascinación una hermosa rubia ¿Su nombre? Serena.

Hace sólo dos horas había regresado a su hogar, luego de una extensa clase de filosofía clásica en la Universidad de Tokio, pero no se quejaba, después de todo, nadie la había obligado a estudiar Historia Clásica.

Afortunadamente su familia tenía la costumbre de acostarse temprano y ella, aprovechando el exquisito silencio de su hogar, se tomaba la libertad de disfrutar de una de las cosas más placenteras que conocía… un baño de tina con esencias de rosas.

Cada vez que su escaso tiempo le permitía, se daba el lujo de relajarse con su baño, que día a día, parecía ya un ritual.

Al principio sólo el baño de rosas era suficiente para compensar su estrés y su fatiga diaria, pero lentamente fue poniéndose más exquisita y el baño ya no sólo tenía por misión relajarla, sino que además debía deleitar cada uno de sus sentidos.

La esencia de rosas, poco a poco, se le hizo insuficiente, así que al tiempo se le unieron los pétalos de rosas rojas, con el fin de acentuar la impregnación de la deliciosa esencia de esa flor sobre su piel.

La iluminación era otro de los factores que tampoco quedaba al azar, antes de meterse a la tina, se daba el trabajo de prender una a una, las tres velas de vainilla, que con su sutil amarillo pastel daban la iluminación perfecta al lugar.

Y por último encendía un costoso incienso con olor a fresas, que terminaba por armonizar el ambiente con su dulce toque.

Definitivamente ningún Spa del mundo conseguiría cautivar sus sentidos de esta manera.

Ya totalmente desnuda y con su largo pelo suelto se sumergió en la cálida agua de la tina. Lentamente fue disfrutando de la exquisita sensación de los pétalos al rozar con su piel y lentamente, fue cerrando los ojos para deleitarse con la placentera mezcla de sus aromas favoritos: la vainilla, las fresas y las rosas.

-Ohhh, esto es tan delicioso -pauso con un placentero suspiro- es sólo en estos momentos que te extraño tanto… Diamante -finalizó con cierto dejo de tristeza.

Hace un par de meses había finalizado su relación con Diamante Black, príncipe de la Luna negra. Al principio todo entre ellos funcionó de maravilla, tiempo atrás, ella a sus 17 años, quedó totalmente cautivada con el príncipe que por tantos años esperó paciente por su amor. Diamante no sólo viajó miles de años desde el futuro hasta esta época, sólo por ella, sino que la amó en silencio durante siglos desde el milenio de plata.

Se sintió tan conmovida, cuando se enteró de todo los sacrificios por los que había pasado Diamante, que no dudó un segundo en corresponder a sus sentimientos.

En un comienzo todo era perfecto entre ellos, cada uno de los detalles del rubio platinado la cautivaba más y más de él, pero con el paso del tiempo todo ese maravilloso amor se convirtió en un mero espejismo que, día a día, se iba desvaneciendo. Ni siquiera hacer el amor con él era lo mismo, por más dulce y pasional que fuera su entrega, siempre ese sentimiento de vacío, se iba asentando en sus corazones. De hecho ella experimentó ese ingrato sentimiento desde la primera vez que se entrego a él, pero decidió no prestarle importancia… lo último que quería era lastimar a su amoroso novio.

Y ese fue su error.

Los problemas en la pareja siempre son de dos, lo mejor hubiera sido comentarle a Diamante el problema y entre los dos encontrarle una solución o al menos un explicación.

Rápidamente esa falta de comunicación los fue distanciando más y más. Tristemente se enteró que no sólo ella experimentaba ese doloroso vacío… Diamante sin poder evitarlo, también comenzó a sentirlo.

Por ironías del destino todo entre ellos operaba a la inversa que en otros enamorados, separados eran todo y juntos sólo un gran vacío que no se llenaba con nada.

Fue esa dolorosa distancia, que los separaba cuando estaban juntos, la que mermo en su relación.

Y ese fue el motivo de su mutua separación.

Sin embargo y pese a todo lo malo, el sincerarse mutuamente, sirvió para rescatar todo lo hermoso que surgió entre ellos, quizás eso no alcanzaba para volver a ser nuevamente amantes, pero era más que suficiente para ser grandes amigos.

-Sólo espero que seas muy feliz mi Ante y que encuentres el amor que yo no pude darte -sonrió con los ojos cerrados deseando que sus buenos deseos alcanzaran a Diamante hasta donde él estuviera.

Pese a eso, la nostalgia y la melancolía volvieron a inundarla. Haber terminado en los mejores términos con su ex novio fue lo mejor, pero comprender que un amor tan grande no era más que una efímera ilusión.

La devastaba por completo… cuánto dolía todo esto.

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Como siempre el baño de tina había estado delicioso, ya con el cuerpo seco y envuelto en una toalla se dio la tarea de repetir a la inversa la finalización de su ritual, apagando cada una de las velas que encendió al principio, con el incienso no fue necesario, ya que se había consumido por completo.

Delicadamente se fue acercando a su cama y de un tiron saco la toalla que envolvía su cuerpo.

Se puso el corpiño y la tanguita negra de encaje que anteriormente había dejado en su cama y buscó su camisola favorita… la blanca de gasas trasparentes.

Sus peculiares acciones para muchos serían extrañas ¿Por qué arreglarse tanto cuando nadie se deleitaría con su esmerada y atractiva vestimenta? pero a ella le encantaba sentirse así… arrebatadoramente sensual aunque nadie más que ella lo disfrutara. Estaba por acostarse cuando sintió las frías gotas de agua escurriendo por su pelo. Pensó en secárselo, pero tenía tantas ganas de dormir que sólo optó por secarlo superficialmente con la toalla que dejó a los pies de su cama. Si su mamá la viera acostándose con el pelo mojado lo más probable es que la retaría "es por causa de dormir con el pelo mojado que más adelante sufrirás terribles dolores de cabeza" decía Ikuko, pero como su mamá no se enteraría prefirió hacer caso omiso a sus advertencias.

Ya con el pelo medianamente húmedo tomó la toalla y la dejó en colgador de la puerta. Pasando por el tocador que estaba antes de su cama no resistió y tomó el perfume de fresas.

-Uummm… cuanto me encanta este perfume -susurró extasiada con la fragancia mientras ponía un poco en su cuello y en el valle entre sus pechos. Y como en muchas otras veces se acercó a su cama y aplicó perfume sobre sus almohadas.

Sin lugar a dudas, ella era una mujer de extrañas manías.

Ya acostada en su cama cerró los ojos y aspiró profundamente sobre sus almohadas, dejándose embargar por el aroma de la dulce fragancia. Lentamente fue conciliando el sueño y cuando estaba por rendirse a los brazos de Morfeo comenzó a escuchar un molesto y conocido sonido.

-Maldición, ¡¡qué no pueda tener un día en paz!! -gruñó mientras de golpe se levantaba de la cama y confirmaba su molestia… cercano peligro al acecho.

No por nada, el cristal de plata reaccionó tan fuertemente, a la extraña presencia que acaba de ingresar a la tierra.

Sea lo que sea, debía ir a investigar de qué se trataba. Sin perder tiempo tomó su broche con el cristal y se transformo en la mítica Sailor Moon, pronto descubriría cual era la extraña presencia.

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§ • Cada vez que te niego… te maldigo,

Y me la paso así entre dos fuegos,

Con uno quiero que llegue el olvido…

Y con otro buscar amor… que no estés lejos.

-

Darien corrió lo más rápido que pudo para acercarse al lago, hace unos minutos una fuerte energía lo alertó sobre una extraña presencia. Lo único que deseaba era que por esta vez no se tratará de ningún enemigo, aunque últimamente esa fuera la tónica de siempre.

Pero bueno, la esperanza era lo último que se perdía ¿o no?

Con los sentidos más agudizados que nunca, gracias a su transformación de Tuxedo Masked y la gran energía que le brindaba el cristal dorado no tardó en localizar el lugar exacto de donde provenía la fuerte energía. Y al acercarse al lugar no tardó en encontrar una molesta presencia.

-Y yo que no perdía las esperanzas de que esta noche no fuera tan mala y te apareces tú y me confirmas lo contrario -se burló de su compañera de labores.

-Por qué no cierras el pico y me ahorras la molestia de escuchar tu estúpida voz… grandísimo imbécil -lo increpó Serena agotando su escasa paciencia.

Bastante molesta se encontraba por tener que interrumpir su sueño, como para tener que aguantar las sarcásticas burlas del principito de la tierra. Además, con el apuro, olvido avisarles a las chicas sobre la extraña presencia y había dejado su localizador en su cama.

Y como sólo el cristal de plata, a disposición de ella, alertaba las extrañas presencias, lo más probable es que las chicas continuaran soñando y disfrutando de su noche, sin siquiera enterarse del posible peligro que las acechaba mientras ella tenía que hacerse cargo de la situación y por si fuera poco… aguantar al altanero y engreído Tuxedo Masked.

Esta vida era tan injusta.

-Supongo que alertaste a las chicas por la extraña presencia -dio por asegurado Darien mientras Serena le dio la espalda y apretó los dientes.

-No les avisé, estoy segura de que puedo hacerme cargo de esto sin la ayuda de nadie -lo desafió, lo último que haría era dar pie para que él siguiera burlándose de ella, menos ahora que tenía motivos para hacerlo.

-¿Estás segura?, no será que se te olvido hacerlo… cabeza de chorlito -la molestó.

Desde un principio habían descubierto sus identidades y a él le resultaba de lo más entretenido poder molestar a la famosa Sailor Moon con sus descuidos como heroína, pero aún más con los de su vida cotidiana como Serena Tsukino… su cabeza de chorlito.

-A ver Darien, porque no nos enfocamos en lo importante… que es la energía extraña -lo incitó ella.

Cómo lo odiaba cuando tenía la razón.

-

No te quiero borrar… porque me muero,

No te quiero sacar… porque me matas,

Mi vida es un castigo sin tus besos

Y tu olvido es fatal ¡hay dios!... porque me acaba.

-

Darien se alejó un poco de ella y comenzó a inspeccionar el lugar.

-Sinceramente no sé en que estaba pensando cuando puse mis ojos en ti durante el milenio de plata -le señaló él con petulante presunción.

Serena de inmediato se acercó a él y de un tiron lo volteó para mirarlo a los ojos.

-Mira Juan de Marco en la ruina, en ese tiempo admito mi estupidez. Debí estar muy ciega para estar contigo, lo más probable es que utilizaras algún extraño artilugio para que yo perdiera la repulsión a tu estupidez agónica -lo miró incrédula a los ojos, día a día, se preguntaba como fue que en su vida pasada pudo enamorarse tan perdidamente, de ese arrogante seductor, innatamente promiscuo.

-A ver cariño… estupidez agónica es lo que tú aún padeces. Ahora por qué te enamoraste de mí… eso es obvio y esta a la vista -le dijo mientras señalaba su cuerpo con sensual presunción-. Además, si mal recuerdo, eras tú la que años atrás andaba tras de mí o quieres que te refresque la memoria -siguió molestándola.

Serena de inmediato se giró y le dio la espalda, se sonrojó de pies a cabeza, pero de pura rabia, al recordar como años atrás cuando tenía 16 años se sintió atraída por él. Sin embargo, con él tiempo se dio cuenta de que ese fascinante Endymion del cual se sintió profundamente enamorada años atrás… había muerto hace siglos y el de ahora no era más que Darien Chiba, el seductor sin remedio. Pero Endymion no era el único que murió años atrás, sino que también lo había hecho la dulce y sumisa Serenity, que nada tenían que ver con la actual Serena Tsukino.

-Ok… tienes razón, pero en ese tiempo era aún muy ingenua y estúpida, ¿qué esperabas si sólo tenía 16 años? reconozco que en mi afán por rememorar ese legendario amor, me creí enamorada de ti, pero no tardé en comprender que de viejos anhelos ya no se vive. Además Diamante llegó para enseñarme el verdadero amor, que ahora a mis 20 años sé apreciar -se defendió.

Menos mal que por ahora nadie sabía de su ruptura con Diamante, esto de alguna forma aún le servía para restregárselo en el rostro al muy petulante.

Darien iba a rebatir sus argumentos, pero de pronto divisó a unos extraños seres ¿Desnudos y con alas?

-¿Quiénes son ustedes? -increpó Darien a los dos extraños seres mientras asumía una pose a la defensiva, listo para pelear.

Serena se giró para encarar a los intrusos, pero de inmediato se sonrojó al ver la notable desnudez de ¿Los niños con alas?

-Ummm… Darien no crees que exageras, apenas son unos niños… que están desarmados y se ven de lo más inofensivos -lo recriminó

-Belleza, nosotros no somos niños, pero no te preocupes a ti jamás te haríamos nada… tu hermosura opaca infinitamente a la misma Venus y a ti sólo te veneraríamos -le señaló Miguel, uno de los traviesos querubines.

Darien sin poder evitarlo, sintió una oleada de celos recorrerlo de pies a cabeza, cuando notó como los dos extraños seres, comían con la mirada a Serena.

Ella en cambio se sintió de lo más contenta al sentirse elogiada por los coquetos intrusos, pero esto no evitó que se desconcertara con la presencia de los extraños.

-Entonces… ¿Qué son?, ¿qué buscan? -les preguntó mirándolos fijamente a la cara.

Darien no fue tan amable y avanzando rápidamente a ellos, se acercó para exigir una explicación.

-Exijo que me digan sus intenciones al venir hasta la tierra.

-A nosotros no nos exiges nada, jamás le daríamos explicaciones a un insignificante terrestre como tú -se burló Gabriel.

Serena no contuvo las ganas de reír al ver como humillaban al gran soberano de la tierra, eso de insignificante terrestre debió de haberle lastimado enormemente su gran ego.

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Mi vida es un infierno apasionado,

Un altar asaltado… por tus besos,

Y en el dulce puñal de tus recuerdos…

Yo me la paso ardiendo entre dos fuegos.

-

Darien nuevamente se acercó a los querubines con la clara intención de sacar, ahora por la fuerza, las intenciones de los extraños intrusos. Serena al ver la determinación en su rostro se apresuró a acercarse, para evitar que lastimara a los indefensos niños. Sin embargo, no reparó que detrás de ella, se encontraba otro de los intrusos hasta que sintió un fuerte dolor en su espalda. Afortunadamente Darien alcanzó a tomarla entre sus brazos antes de que ella cayera al suelo.

-Rafael no debiste hacerlo -reclamó uno de los querubines al ver la acción de su compañero.

-¿Qué fue lo que le hicieron? -exigió saber Darien con la voz cargada de ira, por más que movía a Serena en sus brazos, la rubia no reaccionaba y seguía inconsciente.

Uno de los querubines iba a hablar hasta que sintieron un divino llamado cargado de rabia.

Cupido los había descubierto.

-Tenemos que escondernos, cuándo se dé cuenta de que falta una flecha, nos va imponer uno de sus retorcidos castigos -chilló Gabriel.

Los tres querubines se miraban con considerable susto y hacían caso omiso a Darien que no hacía más que gritarles.

-Tú… no te la mereces -fue lo único que le dijo uno de los querubines antes de desaparecer.

Darien no sabía que hacer, nunca antes se había sentido tan preocupado como lo estaba ahora, Serena no reaccionaba, ni siquiera abría los ojos.

-Serena por favor reacciona, prometo que no vuelvo a molestarte, pero por favor abre tus hermosos ojos… anda por favor mírame -le rogó angustiado mientras a Serena se le caía el broche de su pecho y lentamente se quedaba sin la transformación de Sailor Moon.

Darien contuvo el aliento al ver la sugestiva ropa que llevaba Serena.

Esa diáfana camisola, dejaba a la vista el delirante conjunto de encaje negro que cubría escasamente sus exuberantes atributos. Olvidando un poco su preocupación por la rubia, se dio el placer de recorrer con la mirada cada rincón del exquisito cuerpo de su acérrima enemiga, perdiéndose en la enorme belleza que derrochaba Serena.

Pero quedo aún más absortó, cuando observó ese rubio pelo todo alborotado que enmarcaba ese angelical rostro.

-Eres tan hermosa Serena Tsukino -murmuró embelesado sin dejar de mirarla.

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Al permitir tu amor… fue mi desdicha,

Y cavar en mi orgullo… tu desdén,

Mi perdición fue haberte conocido…

Pues no existe el amor… ¡Hay dios! sin padecer.

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Darien no reparó el tiempo que se perdió en la belleza de la rubia, hasta que sintió el aire crepitando a su alrededor, de inmediato acercó a Serena a su regazo para mantener el calor de su cuerpo con la calidez del suyo.

-¿Y ahora que hago? -se preguntó mientras disfrutaba de la sensación de sentir a Serena aferrada a su pecho.

No podía llevar a la rubia a su casa, ya que sus padres se alarmarían al verla así inconsciente. Después pensó en llamar a las chicas, pero desde que vio a la rubia, notó que no traía su comunicador en su muñeca, ella trató de evadirle el tema, pero él sabía que lo había olvidado. ¿Entonces como les avisaba a las chicas?, es más ¿Cómo hacía para encontrar las casas de las otras senshis? Parecía ridículo que después de tanto tiempo, él ni siquiera conociera la dirección de alguna de las otras Sailor, pero como el trato entre ellos era únicamente formal y bastante distante. Fue que nunca lo consideró necesario.

Afortunadamente los signos vitales de la rubia eran normales, así que a lo mejor lo que tenía no era tan grave.

No teniendo más opción, se repetía él mentalmente para auto convencerse, que llevarla al único lugar donde él podría mantenerla a salvo.

Su departamento.

Además, él como médico podría auxiliarla por cualquier cosa, de forma más cómoda en su hogar, no podía llevarla a un hospital cuando ni quiera él sabía lo que tenía Serena.

Guardó el broche de la rubia en su bolsillo y cubrió con su capa su casi desnudo cuerpo, aferrándola más fuertemente entre sus brazos.

-De verdad que no tengo más opción que llevarte a mi departamento -le susurró al oído.

Rápidamente y con la agilidad que lo caracterizaba como el famoso Tuxedo Masked fue saltando de azotea en azotea hasta llegar al balcón de su departamento, sintiéndose más seguro en la comodidad de su hogar, llevó a Serena a su habitación y la recostó en su cama. Sin perder más tiempo, se quitó su transformación de superhéroe y dejó sobre su escritorio el broche con el cristal de plata de la rubia… a quien no podía quitarle los ojos de encima.

-Serena por favor… mírame -volvió a rogarle mientras acariciaba cariñosamente su mejilla, poco a poco, fue acercando su rostro al de la rubia, dejándose llevar por el delicioso aroma de su cuerpo.

Todo en ella era tan exquisito.

Aprovechándose de la inconsciencia en la que ella se encontraba, se tomó el atrevimiento de aspirar fuertemente el olor de su cuello… toda ella olía a fresas y a rosas. Continúo por minutos deleitando sus sentidos con el olor y la cercanía de Serena hasta que algo capturó su total atención.

Sus labios de rubí.

Se moría por besar esa boca que le rogaba que se la comiera a besos, pero la sola idea de tomar un beso sin su consentimiento lo detuvo de inmediato.

Por mas tentadores que fueran esos deliciosos labios.

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Pretender que tu amor… sea mi castigo,

Es alejar de mi toda ilusión,

Aunque absurdo es vivir… sin tu cariño,

Yo me muero en el fuego amor... de tu dolor.

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-Si supieras cuándo Te Amo Serena, si supieras cuánto me duele verte con Diamante… si supieras MI AMOR cuánto me arrepiento de confiarme de tu amor y descuidarte -le susurró a centímetros de su boca mientras una solitaria lágrima descendía por su mejilla.

Años atrás, él… en un impulsivo arrebato, rechazó todo el amor que la rubia le ofreció tan dulcemente.

Y hasta ahora, no había día, en el que no se culpara por su estupidez. Pero con la dura vida que desde niño llevó como Darien Chiba, lo último que buscaba era aferrarse a la ilusión del amor de un pasado glorioso. Más cuando la vida real era dura e injusta.

En esta vida, el ser príncipe no le había evitado sufrir tanto desde niño y ningún título le aseguraría en el futuro su felicidad.

Además, el verla tan niña e inocente… años atrás, no lo permitió verla con ojos de hombre o así lo creyó en un principio.

Y sólo al saberla perdida y en brazos de otro, aceptó lo que por años trato de negar.

La amaba profundamente.

En ese entonces una inocente y dulce niña, ahora una hermosa y sensual mujer, no hubo ni habrá, un sólo día, en el que no la venere perdidamente.

Abrumado por las culpas y el gran deseo de besarla fue alejándose de ella. Destapó su cama y con total delicadeza acostó y arropó a Serena. Volviendo a mirarla decidió, que por hoy, ella ocuparía su cama mientras el dormiría en el sillón de su sala… dormir con ella ni pensarlo.

¿Cómo hacerlo cuando su sola presencia lo quemaba por completo? No, definitivamente tendría que mantenerse lo más alejado de ella, si es que no quería que su cuerpo sufriera dolorosamente, por no poseerla y amarla como ahora deseaba hacerlo.

Con la finalidad de calmar y enfriar, literalmente, el gran deseo que lo consumía dolorosamente, es que decidió darse una buena ducha... bien fría.

Sólo rogaba al cielo que eso fuera suficiente para calmar, al menos, a su cuerpo.

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Serena lentamente fue abriendo sus ojos, disfrutando de la sensación de las sábanas de seda, a medida que fue incorporándose en la cama, su desconcierto fue en aumento.

-¿Dónde estoy? -se preguntó con asombro, pero sin el más mínimo temor.

Poco a poco, fue reconociendo el olor de esa cama, se asombró de tener sus sentidos tan sensibles. Ni siquiera cuando era Sailor Moon los sintió tan agudos como ahora. Sin poder prevenirlo fue inhalando el masculino olor que emanaba de todo ese cuarto. Era tan increíblemente exquisito sentir que cada rincón de ese lugar olía a él.

-Ummm… Darien -inhaló con fuerza mientras salía de la cama. De un momento a otro le llegó la conciencia de los últimos acontecimientos, pero eso ahora no le importaba.

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Mi vida es un infierno apasionado,

Un altar asaltado… por tus besos,

Y en el dulce puñal de tus recuerdos…

Yo me la paso ardiendo entre dos fuegos. • § •

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Lo importante era el hombre, cubierto sólo con una toalla alrededor de su cintura, que lentamente se iba acercando a ella.

-Serena reaccionaste -se alegró Darien y olvidó el particular atuendo de ambos. Serena, en cambio, permaneció inmóvil y no dijo nada.

-Te traje a mi departamento porque no supe a que otro lugar llevarte -se puso a la defensiva por los posibles reclamos, que la rubia pudiese hacerle y continuó-: ¿Cómo te sientes? -preguntó ya más cerca de ella.

Serena no perdió el tiempo y se lanzó a sus brazos inhalando fuertemente su masculino aroma mientras Darien no salía de su desconcierto.

-Serena ¿qué es lo que te pasa? -preguntó con voz ronca cuando ella acarició sensualmente su tonificado abdomen.

-Darien… te deseo tanto -suspiró ella cerca de su cuello.

Él de inmediato se tensó y la miró perplejo.

-Serena esto no esta bien, en este momento no estas en tu sano juicio… trata de reaccionar -le decía a ella tratando de convencerse a sí mismo.

Esto si que era una dolorosa tortura.

Serena ignoró sus palabras y con la agilidad que la caracterizaba como Sailor Moon se trepó sobre su cuerpo y aferró sus piernas provocativamente alrededor de todo el contorno de la cintura de Darien, que aún seguía atónito... ante sus descaradas acciones.

Sin dudarlo un segundo, Serena besó su boca acariciando sensualmente con sus manos su húmedo cabello negro.

Finalmente Darien cedió y no tardó en corresponder con la misma fiereza aquel beso... que tanto anhelaba. La brutal pasión con la que Serena lo besaba le hacían saber que realmente no mentía cuando le dijó que lo deseaba y él…

Llevaba años consumiéndose por estrecharla entre sus brazos.

Pero ¿Sería capaz de sucumbir ante el impetuoso deseo de ella, cuando no tenía certeza de su cordura?... ¿Realmente Serena lo deseaba o era sólo el efecto… de lo que él alado ser le dio?

La falta de aire los fue separando sólo uno escasos centímetros y sin perder el contacto visual se miraron con desbordante pasión. Darien no perdió gesto del rostro de Serena en busca de que sus deseos fueran verdaderos, de inmediato ella le sonrió coqueta y acercó su boca a la suya.

-Darien… hazme el amor… por favor -le suplicó abrumando con su cálido aliento la boca de él.

Continuará….


Canción: Entre dos fuegos De: Margarita Rosas de Francisco.


-.-.-.-.-.- •»-(¯v´¯)-» Desde Valdivia con mucho Amor!!•»-(¯v´¯)-» -.-.-.-.-.-

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Estrujando al máximo mi chispazo creativo!!... anteriormente les había comentado sobre este proyecto que yo pensé sería un oneshot… pero la verdad es que se extendió más de lo que en un principio creí.

No sé si algunas saben, pero soy de las que no puede escribir a mano… por más que intente!! Definitivamente el lápiz me tiene bronca!!

Tampoco puedo escribir dos chap de una vez, soy de las que va escribiendo un chap y va actualizando… he intentado hacerlo, pero de verdad que no puedo.

Es por eso que muchas veces no caculo con exactitud la cantidad de hojas por chap. Lo bueno es que hasta ahora eso ha sido problema y mi cabeza ha sabido responder ¿Por cuánto tiempo lo hará? Ni idea…

De todos modos este es un fic breve… que el otro día se me ocurrió y que recién ahora me anime a escribir.

Y si bien no fue un oneshot, tampoco será un fic… de hecho sólo será este chap y uno más.

Ahora retomando la historia… ¿Por qué Cupido?... bueno… porque este personaje siempre me ha llamado la atención… además últimamente he desarrollado cierta fascinación por Roma… digamos que alguien muy cercano a mí… me inspira sobre ella.

¿Por qué los querubines?... porque cupido es un ser alado similar a los ángeles, es por eso que decidí poner a los querubines a su servicio. No sé si sabrán, pero los ángeles están divididos en clases y las otras son muy diáfanas y no me servían… en cambio siempre he tenido la idea de que los querubines son seres inocentes, pero sumamente traviesos. Ahh, y los nombres de los querubines son los nombres de los arcángeles más importantes, así que si no gustan de ellos… yo cual Poncio Pilato, me lavo las manos… jijiji.

¿Por qué Diamante como novio de Sere? Simple, siempre he tenido cierta fijación por el peliplateado, además considero re-romántico, el hecho de haber pasado años amando a Serena y viajar desde el futuro sólo por estar con ella….¿No creen?

Con respecto a la pasional relación de la parejita dorada… que les puedo decir. Últimamente he estado poniéndome en todos los casos y me gusto la idea de que ambos trataran de negar sus sentimientos… y quería ver a una Serena con más carácter y menos sumisa, a como lo era en el anime.

De todos modos y pese a lo que ellos quieran demostrar, el amor en ellos es algo innegable, así como la fuerte y mutua atracción … y por más que lo oculten, el amor entre ellos… siempre sale a relucir… es eso lo que yo, al menos, siempre trato de resaltar en mis fic.

Ahora ya no me extiendo más y les cuento que apenas termine de escribir el próximo chap final de esta historia, comienzo a escribir "Reminiscencias"… ese si será un oneshot, mi cabeza al menos me lo asegura.

Pensé en escribir la historia junto con este nuevo proyecto, pero soy de la idea de no dejar inconclusa una historia antes de comenzar otra. Así que terminando esta historia comienzo la siguiente.

Ahora si me despido agradeciendo como siempre todo su apoyo, en especial a aquellas personas que me siguen en cada uno de mis fic y a las que han estado conmigo desde un principio…

De verdad muchas gracias, sin su apoyo no tendría la motivación que me incentiva a escribir!!

Se despide como siempre Feliz y contenta, y enviándoles muchos cariños…

•§• Pamela •§•

§ Kaoly §