Bueno, pidiendo disculpas infinitas por la demora en publicar este cap, los invito a ponerse cómodos y a leer estas 21 hojas de final…

Espero que les guste lo que escribí y que me dejen sus reviews! Lean hasta el final, porque les dejé una sorpresita para ustedes!

Muchas gracias y a disfrutar!!

Capítulo 23: Año nuevo, vidas nuevas...

Amanecía en Karakura. 31 de diciembre otra vez. Ichigo abrió los ojos lentamente, miró al techo y sonrió. Se giró y abrazó suavemente a Rukia por la cintura, que dormía a su lado, dándole la espalda. Volvió a cerrar sus ojos e inspiró todo el aire que pudo para sentir a pleno el aroma de la mujer. Expiró sonoramente, provocando una especie de gemido en Rukia que se parecía a su nombre. Ella se dio vuelta y quedaron frente a frente.

Rukia entreabrió los ojos y vio con algo de sorpresa a Ichigo sonriente con su ceño relajado, algo muy inusual en él. Ella también sonrió y con su mano tocó la mejilla de Ichigo.

- Buenos días, señor feliz... – le dijo con gracia.

- Buenos días, señora graciosa – le contestó con un tono de enojo ficticio.

- ¿Qué haremos hoy?

- Mmm... Déjame pensar... – le dijo con un tono picarón y acercándola más a él, comenzó a besarla pasionalmente.

Amanecía en el Seireitei. Renji abrió un ojo y se estiró, dando un sonoro bostezo. Se sentó en la cama y se rascó la nuca, cansado. De pronto, recordó que era fin de año y sonrió. Por fin volvería a ver a Rukia después de tanto tiempo. Se levantó, se lavó la cara y se vistió.

Salió de la mansión sin avisar. Aún era demasiado temprano y nadie transitaba por las calles. Fue directo al primer cuartel y golpeó fuerte en la puerta del capitán.

- Adelante – una voz cansada y fría le respondió.

Abrió la puerta, entró y la cerró detrás de si.

- Señor Comandante General Yamamoto, estoy aquí para pedirle personalmente autorización para dirigirme al mundo humano desde hoy a la tarde, hasta mañana.

- ¿Motivo?

- Inspección general – contestó mirándolo seriamente.

- Autorizado, capitán – le dijo el viejo con un tono de resentimiento.

Renji se retiró sin decir más nada. Había conseguido fácilmente el permiso... ahora tendría que convencer a Haruto para que fuera... quería que Rukia lo viera... lo estaba extrañando demasiado...

Bocinazos desesperados se escuchaban en la calle. Un auto descapotable amarillo estaba parado frente a la casa de los Kurosaki, con una mujer de cabello corto al volante, acompañada por una chica joven (Noa).

- Parece que te están esperando – Ichigo espiaba por la ventana mientras veía divertido a Rukia poniéndose la campera rápidamente.

- ¡Déjame en paz, idiota! – le gritó enojada. Ichigo había estado molestándola desde que se levantaron hasta ahora. Sabía que Tatsuki la pasaría a buscar a las 9 y que era demasiado impaciente...

- ¿Puedo ir también? – Miyu bajó corriendo las escaleras ya lista, con unos jeans y una campera de abrigo color beige.

- Claro – le dijo Ichigo con una gran sonrisa.

- ¿Y tu que te metes? – le reprochó Rukia.

- ¿No puedo, Rukia? – Miyu sonaba triste.

- Por supuesto que sí... sólo que este infeliz no tiene por qué meterse entre las mujeres... las compras son cosa nuestra hoy... – le dijo calmada y con una sonrisa.

- Vamos... – Miyu salió y Tatsuki dejó de tocar bocina.

- Adiós, mi amor – Rukia le dio un beso fugaz a Ichigo cuando salió.

Ichigo veía desde la puerta como las cuatro chicas se iban en el auto. ¿Cuánto tiempo esperó este momento? Tantos años deseando ver esa escena en la que su familia y sus amigos partían juntos de compras para la fiesta de fin de año... un fin de año sin levantar su copa a las estrellas...

- ¿Y? ¿Cómo va todo con Yuki? – preguntó curiosa Miyu a Noa que iba sentada en el asiento del acompañante junto a Tatsuki. Era la primera vez que Noa participaba del encuentro de fin de año, aunque se sabía de memoria todos los eventos que sucedían ese día entre los amigos de los Kurosaki (:P).

- Bien... – dijo tímida, dándole una mirada fulminante a Miyu.

- No tengas vergüenza conmigo, Noa... – dijo Tatsuki sin soltar el volante. Noa sonrió vergonzosa.

- Es que me da no se qué hablar de esto frente a ti... – reía.

- No hay problema... – Tatsuki la miró con una sonrisa y luego volvió la vista al frente - ¿Y tu Rukia? ¿Cómo van las cosas con Ichigo?

- Creo que mejor que nunca… - sonrió. Se sentía muy feliz… y no dudaba en demostrarlo, ya no…

- Mi papá sonríe todo el tiempo… - dijo Miyu divertida.

- ¿En serio? No te lo creo

- De veras… es increíble… pero Rukia logró hacerlo sonreír… otra vez…

Las chicas siguieron su viaje al mercado central dónde iban cada año a hacer sus compras de Fin de Año. Escucharon música y rieron. Por primera vez en 25 años volvían a ser totalmente felices.

Ichigo tomaba un café mientras leía el diario. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan bien consigo mismo. El teléfono sonó, interrumpiendo su lectura.

- ¿Si?... Hola Keigo… ¿cómo estás?... ¿Qué?... ¿Vienen?... ¡Qué bien!... Hay novedades… no… no te diré… de ninguna manera… no… - colgó sonriente. Lo había dejado con las ganas de saber de qué se trataba todo el misterio de las novedades. Se volvió a sentar a leer con una enorme sonrisa en sus labios. Otra vez volverían a reunirse siendo felices, como hace 25 años.

Uryu estaba en su oficina en el hospital. Había colgado una placa en la puerta con su nombre, al lado de la de Ichigo. Ellos compartían el lugar.

Estaba nervioso, caminaba de un lado al otro, como si esperara algo. Tenía el celular en su mano, sostenido con bastante fuerza y un cigarrillo en la otra.

Golpearon la puerta.

- Pase – dijo con molestia en la voz.

- Hola… ¿se puede? – una chica morocha abrió lentamente la puerta, con algo de timidez.

- ¿Karin? – estaba sorprendido.

- ¿Ishida? – ella más…

- Hola… ¿cómo estás tanto tiempo?

- Bien… buscaba a mi hermano…

- Tiene franco hoy… está en su casa… pero dime… ¿cómo has estado? ¿Viniste al festejo de hoy?

- Si… quería darle una sorpresa a Ichigo… es que le dije que no podía venir, pero me hice un tiempo…

- Se pondrá muy contento… realmente está feliz… pero lo estará más si sabe que estaremos todos hoy… - sonrió tristemente, recordando que estarían todos menos ella. ¿Por qué tuvo que cometer ese error fatal? Y ahora… estaba sola en algún lugar…

Hacía meses que se había ido sin siquiera despedirse de él… después de haberle ocultado su paternidad durante tantos años… se fue sin más… dejándolo ahí… sólo… En realidad no estaba solo… porque estaba Miyu siempre con él… Ya había mejorado mucho su relación, salían juntos y paseaban bastante… y hasta algunas veces ella lo llamaba papá… Pero… Orihime no había dado noticias desde aquella vez… y él estaba preocupado…

El celular de Uryu vibraba mucho. Él estaba con Miyu en el cine, mirando una película de terror…

- ¿Qué sucede? – le dijo la chica susurrando.

- Es el móvil, ahora vuelvo – le dijo en el mismo tono. Se levantó y salió de la sala.

- ¿Hola?

- Hola – la voz del otro lado del teléfono era sombría y triste.

- ¿Orihime?

- Si

- ¿Cómo estás? ¿Dónde estás?

- ¿Por qué me haces tantas preguntas? ¿Realmente te importa?

- ¿Qué dices? Por supuesto que me importa

- Entonces… dime… ¿cómo está Miyu?

- Bien… ahora mismo estamos juntos en el cine

- Ah… veo que se llevan bien

- Si, muy bien… y me gustaría que estés aquí para verla… ella… te extraña mucho… - la voz de Uryu se iba tornando cada vez más triste y dolida.

- No puedo estar allí – seca.

- ¿Por qué? Si… ya nadie tiene rencor en contra tuyo.

- Yo no quiero verlos – las palabras de la mujer se clavaron en el corazón de Uryu. Él, no podía perdonarla por lo que le hizo, pero la quería, y mucho, y además, estaba Miyu… después de todo era su madre y la necesitaba.

- ¿Quién es? – Miyu se acercó por la espalda de Uryu y no le gustaba nada su expresión.

- Orihime – se dio vuelta y le extendió el teléfono, en ese momento era la chica la que tenía que hablar con su madre.

- Hola, ¿mamá? – Orihime cortó. Miyu miró a Uryu con lágrimas en sus ojos - ¿Por qué? ¿Por qué ella no quiere verme? Ni siquiera habla conmigo…

Uryu la abrazó con ternura.

- No lo sé… pero… te quiere… y yo también… - le dio un beso en la cabeza y acarició su cabello.

Aún no entendía aquella actitud… ¿Tanto podría haber cambiado como para que ni siquiera haya querido habar por teléfono con su hija en todo este tiempo? Además… ¿para qué llamó en aquel entonces?

Karin se fue y él siguió esperando esa llamada… pensaba que tal vez ella llamaría este día… siempre fue tan especial para todos… que estaba seguro de que ella estaría presente de alguna forma…

Sociedad de Almas

Haruto escuchaba la conversación que tenía su padre con su tío. Los tres estaban en el comedor de la mansión. Byakuya sentado en la cabecera de la mesa y Renji a un lado. Haruto estaba sentado unas sillas más alejado, cruzado de brazos y con los ojos cerrados.

- Voy al mundo humano al festejo de Fin de Año…

- Está bien… ¿por qué me vienes a decir esto a mi?

- Es que me gustaría que autorice a Haruto a venir conmigo – Renji y Byakuya lo miraron. Haruto seguía en la misma posición.

- Haruto… ¿tú quieres ir? – Byakuya sonaba tan frío como siempre.

- No – respondió secamente sin mover ni un músculo.

- Pero… iremos a ver a Rukia… ella te extraña mucho y tu ni siquiera le hablaste en todo este tiempo… ya es hora de que madures y vayas a verla – protestó Renji.

- Si me quiere ver que venga ella – dijo duramente, se levantó y se fue.

Renji miró a Byakuya.

- Si no quiere ir no lo obligaré. Gracias capitán – Renji también se fue.

Byakuya tomó el último sorbo de su té y se levantó lentamente. Tenía que hacer algo con ese mocoso…

Karakura, 6:30 P.M.

En la casa en la orilla del río, que habían (al fin) comprado Ichigo y Rukia, estaban intentando preparar algo decente Rukia, Tatsuki, Miyu, Noa, Yuzu y Karin. En la sala de adelante estaban mirando un partido de fútbol Yuki con el marido de Tatsuki (o sea el padre xD) junto a Chado e Isshin, que hacía, de vez en cuando, un chiste descolgado, como siempre.

- ¿Ichigo cuando viene? Él tiene cargadas en su auto las bebidas… - le preguntó Tatsuki a Rukia, bastante molesta.

- No se… no lo he visto desde el mediodía… creo que me dijo algo con respecto a eso… pero… no le presté atención porque me hizo enojar con uno de sus insultos – le sacó la lengua picaronamente.

Tatsuki la miró bastante feo y gruño un poco.

- Bueno, bueno… ¡aquí llegó el alma de la fiesta! – dijo Keigo entrando a la casa con aires de grandeza seguido por Mizuiro con su celular en la mano, estaba mirando un mensaje… (Cuando no… xD) Todos los que estaban en la sala los miraron sorprendidos y con una gran sonrisa en la cara. Las chicas que estaban en la cocina, se acercaron allí al escuchar la melodiosa voz de Keigo.

- ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que te apareciste aquí? – le dijo Tatsuki con algo de enfado… pero en el fondo estaba contenta de verlo. Hacía tres años que ellos dos no aparecían por Karakura, ni siquiera al festejo de fin de año…

La cara de los dos hombres quedó de piedra cuando vieron aparecer detrás de Tatsuki a Rukia. Jamás se esperaron semejante sorpresa.

- ¿Ru… Ru… RUKIA? – Keigo no salía de su estado de shock.

- Si… soy yo… - dijo con soberbia, pero mirándolo con alegría… ella era feliz volviendo a ver a todos sus viejos amigos…

- ¡No lo puedo creer! ¡Rukia! – Keigo lloraba de emoción. Los dos (con Mizuiro) se acercaron a ella y la saludaron muy animadamente al tiempo que le hacían miles de preguntas…

- ¡¿Se puede saber qué le están haciendo a Rukia?! – la voz de Ichigo se hizo escuchar, haciendo que la casa retumbe. Entró sin que nadie le prestara atención, ya que Keigo había dejado la puerta abierta…

- ¿Tanto tiempo y todavía haces escenas de celos? – le reprochó Tatsuki.

- Por supuesto – sonrió – y ahora más que nunca

Todos se echaron a reír.

Comenzaron a armar la mesa y a servir las distintas comidas que las chicas habían preparado. El único que faltaba era Uryu, y eso preocupaba a Ichigo…

- ¿Dónde está Uryu? ¿Te avisó algo? – preguntó sigilosamente a Tatsuki.

- No… no me dijo nada… ni siquiera me llamó hoy – Ichigo frunció el ceño.

- Ichi – le dijo Karin – Yo estuve con él hoy… estaba algo nervioso y parecía preocupado…

- ¿Estaba fumando? – la pregunta de Ichigo descolocó a Karin… ¿a qué venía eso?

- Eh… creo que si… - pensó un instante – Si… tenía un cigarro en la mano

- Otra vez con esa maldita costumbre… - rezongó mientras tomaba su abrigo del perchero.

- ¿Dónde vas? – le reclamó Rukia.

- Tengo un imbécil que arrastrar hasta aquí – le contestó con preocupación. Rukia no dijo nada más.

Sociedad de Almas, 8 P.M.

Haruto Miraba el cerezo desde la ventana de su cuarto… ¿Por qué siempre miraba ese maldito cerezo? Lo odiaba… odiaba ese árbol… Odiaba esa ventana que daba a ese patio interior que se empecinaba en recordarle cosas de su pasado…

- ¡Tío! ¡Tío! – un pequeño niño de unos cinco años corría detrás de un hombre frío y muy refinado.

- ¿Qué sucede? – su voz era fría y dura, pero la mirada que le daba al niño que lo llamaba era amable.

- ¿Por qué mi mamá está allá en la ventana? – Byakuya levantó su vista y divisó a Rukia sentada en una ventana del piso de arriba, mirándolos a los dos con algo de nostalgia.

- No lo sé – mintió. Sabía perfectamente qué día era ese…

- Mi papá dijo que hoy es fin de año… ¿qué es eso?

- Es un festejo que se solía hacer hace mucho tiempo… ellos siguen con esa celebración cada 31 de diciembre del calendario humano – contestó sin mirarlo, mientras seguían caminando.

- ¿Humano? – el nene cada vez entendía menos y miraba a su tío con intriga e incredulidad.

- No importa, no prestes atención… son cosas de ellos…

- Mira… - señaló un pequeño árbol enclenque que estaba cubierto de flores rosadas.

- Parece que tu cerezo al fin brotó – los dos se acercaron al arbolito.

- ¡Sí! Pero… no le digas a nadie que es mío… - colocó su dedo índice sobre sus labios. Byakuya lo miró fijo.

- ¿Por qué?

- Porque aquí están mis secretos… los secretos que tenemos tú y yo… y no quiero que nadie se entere de ellos… - le dijo susurrando.

- ¿Secretos?

- Ajá… no quiero que mi mamá se vea tan triste… ¿no me ayudas a decirle que cambie esa cara? – el noble se sorprendió al oír eso. Haruto, era muy pequeño aún, pero mostraba un carácter fuerte y autoritario, y jamás se lo vio llorar o decir palabras cariñosas a nadie. Sin embargo, con Byakuya era diferente…

- ¿Y qué tiene que ver con eso el cerezo?

- Es que aquí – el niño señaló unas marcas que había en el tronco del árbol – está mi corazón y el de mi mamá juntos… ¿ves? – se lograban divisar dos formas entrelazadas que parecían corazones… (muy mal dibujadas… en eso se parece a Rukia xD). Byakuya mostró media sonrisa.

- Bueno… si quieres que tu mamá cambie la cara, debes mostrarle esto – Haruto frunció el ceño y se cruzó de brazos.

- ¡Jamás!

- Maldito árbol – refunfuñó.

Cerró las cortinas, para dejar de ver la odiosa imagen de las flores caer y cubrir el piso, y se recostó en la cama. Puso sus manos detrás de su cabeza y levantó una rodilla. No podía dejar de pensar en su mamá… ¿acaso la extrañaba? ¿Podía ser que se sintiera mal por no haberle hablado nunca más después de esa horrenda despedida que tuvieron?

Realmente no estaba ya tan enojado… después de todo entendía que todos ellos querían protegerlo… que no lo hicieron apropósito. Pero no podía soportar ser hijo de un humano… le daba repugnancia su propia existencia…

Suspiró cansado y cerró los ojos, pero interrumpieron su letargo unos suaves golpes en la puerta.

- ¿Quién? – dijo desganado, lo último que quería era hablar con su padre.

- Soy yo – la voz de Byakuya lo alteró aún más… no se esperaba aquella visita… en frente de él no podría ocultar demasiado tiempo sus verdaderos sentimientos.

- Entra, está abierto – siguió en la misma posición de antes, pero con los ojos abiertos fijos en el techo. La habitación estaba en penumbras, ya que era de noche y sólo estaba encendida una pequeña lámpara sobre el escritorio de Haruto.

Byakuya entró y cerró la puerta lentamente. Se sentó en el sillón que estaba al lado del escritorio, mirando a Haruto directamente. Su rostro denotaba preocupación y algo de enojo.

- ¿Qué sucede? – le dijo Haruto sin mirarlo.

- ¿A ti que te sucede?

- Nada

- ¿Por qué dijiste eso cuando estábamos hablando en la mañana?

- ¿Qué cosa? – Byakuya se quedó en silencio, sabía que Haruto sabía perfectamente a qué se refería – No lo sé… me salió decir eso

- Hablé con Rukia hace un tiempo, ella está realmente dolida… - la voz de Byakuya seguía siendo fría y serena, pero Haruto sabía que aquella forma de hablar también significaba otras cosas y demostraba otros sentimientos… Su tío intentaba mostrarle que también estaba herido con todo lo que sucedió – Me dijo que no viene porque sabe que tú no la recibirías

- Y tiene razón, no quiero verla

- ¿Por qué sigues negando lo que te pasa?

- A mi no me pasa nada

- No estás enojado, sólo no quieres aceptar tu verdad

- ¿Verdad? Mi única verdad es esta que vivo… soy un Kuchiki, soy teniente de los trece escuadrones de protección y no tengo nada que ver con el mundo humano – hablaba con rencor en su voz.

- Haruto – el chico volteó la cabeza a verlo – tu realidad no cambia tu verdad – Byakuya lo miraba intensamente.

- ¿Qué significa eso?

- Que tú seas shinigami, teniente y Kuchiki no quiere decir que no seas hijo de un humano – quería hacer entrar en razones a Haruto y lo haría aunque tuviera que ser duro con él.

- Yo no soy hijo de un humano

- Si, si lo eres – estaba realmente enojado. Ya estaba colmado por aquella actitud necia que tenía el chico.

- ¿Y tú quieres que yo vaya gritando por todo el Seireitei eso?

- No, sólo quiero que lo aceptes

Haruto se sentó en la cama sin decir nada, sólo miraba a Byakuya con rabia… Hasta su tío estaba empeñado en hacer que reconociera aquella verdad que lo incomodaba tanto…

Byakuya se levantó y abrió la cortina y la ventana. La brisa fresca del invierno entró en la habitación. Unos pequeños copos de nieve comenzaron a caer.

- Una vez quise hacer lo mismo que tu – Haruto lo miró intrigado… - Yo me creía todopoderoso. Traje aquí a una chica del Rukongai, en contra de todos los Kuchiki y jefes de otras familias nobles… Estaba empeñado en que ella sería mi mujer y que así seríamos felices

- ¿Hisana era del Rukongai?

- Si, ella vivió en el Rukongai hasta que la encontré un día por casualidad allí… me enamoré de ella… perdidamente… hasta tal punto que no importaban las reglas y estaba dispuesto a acabar con todo lo que se interpusiera en mi camino para estar junto a Hisana aquí, en MI casa… Pero… mi terquedad no me permitió ver la verdad… Ella realmente no quería estar conmigo… vivió obsesionada cinco años con encontrar a su hermana pequeña… lo único por lo que vivía era eso…

- Rukia… - susurró.

- Si… ella vivía por encontrar a Rukia y yo… yo nunca pensé en eso… siempre quise que ella fuera feliz… conmigo…

- Pero tú buscaste a mi mamá…

- Si, la busqué… mandé a buscarla por todas partes, incluso mientras Hisana estaba viva… pero no porque quisiera encontrarla realmente, sino porque ella la quería encontrar… y yo quería ser feliz de una vez por todas… Si encontraba a la famosa hermana, Hisana dejaría de pensar sólo en eso y podría fijarse en mí

- ¿Ella no te amaba?

- No… ella me obedeció… porque en realidad me temía

- Pero…

- Si, es cierto que con el tiempo nos relacionamos bien… y estoy seguro de que me quería… pero… yo nunca presté atención a lo que a ella le hubiera hecho feliz…

- Entiendo a lo que te refieres… siempre pensaste en lo que a ti te haría feliz…

- Ella murió y yo… me di cuenta, que en realidad… nunca había sido feliz realmente conmigo… y es hasta el día de hoy que rezo por ella todas las noches… porque deseo reparar mi error… sé que es tarde… sé que no vale de nada… pero… tu si puedes hacer algo – lo miró.

- ¿Yo?

- No permitas que a ti te pase lo mismo… Piensa en lo que siente Rukia… piensa un poco en qué le haría feliz a ella… ¿no quieres cambiar su cara de tristeza? – Haruto lo miró sorprendido – Ella necesita que alguna vez le digas lo mucho que la quieres…

Byakuya se retiró sin decir nada más. Ya había hablado demasiado. Si Haruto no reaccionaba con eso, tendría que tomar medidas más drásticas… pero sabía que en el fondo, él no era tan arrogante… Quería a Rukia más de lo que podía decir, pero tenía fe en que actuaría correctamente, por lo menos esta vez… Cerró la puerta despacio y se alejó por el pasillo oscuro.

Karakura, 9 P.M.

- ¿Tanto tarda ese tarado? – soltó Rukia en un tono preocupado. Estaba en la cocina, preparando otra bandeja con sanguchitos.

- ¿Qué murmuras? – le dijo Tatsuki, sorprendiéndola por la espalda.

- Es que… Ichigo aún no regresa…

- Está buscando a Uryu… y creo que tienen para rato…

- ¿Piensas que ella…?

- No creo que haya vuelto… pero… Uryu está mal por eso… porque Miyu la extraña y es lógico… y además se fue y no se despidió de él…

- Entiendo… - suspiró resignada.

Las dos salieron hacia el comedor, pero cuando llegaron, Rukia se dio cuenta que había olvidado la sal en la cocina y volvió.

Sus ojos se abrieron y se llenaron de lágrimas, su boca entreabierta dejaba salir unos sonidos extraños e ininteligibles y le temblaban las rodillas.

- ¿No me vas a saludar? – un pelirrojo arrogante le hablaba desde su lugar, traía puesto su gigai y vestía con unos pantalones negros y una campera de cuero, por supuesto traía sus anteojos de sol sobre su cabeza.

- Re… Renji – salió corriendo hacia él y lo abrazó con fuerza, dejando salir las lágrimas.

- Hola Rukia… ¿cómo has estado? – él correspondió a su abrazo.

Rukia levantó su cabeza y lo miró a los ojos. Renji detectó en seguida qué significaba esa mirada...

- Él… no vino… - le dijo tristemente… - pero vine yo… ¡así que arriba ése ánimo!

Los dos entraron al comedor y los gritos de bienvenida y sorpresa se escucharon por todo el barrio.

- ¿Dónde se habrá metido este tipo? – Ichigo hablaba solo en la calle. Llevaba una hora buscándolo y no había podido dar con él – Está ocultando su maldito reiatsu… pendejo – estaba realmente enojado… ¿Cómo podía ser tan idiota ese Quincy? Encima, bien sabía que le costaba encontrar los reiatsu… - maldito – protestó otra vez mientras salía corriendo…

Por fin, en una terraza no muy lejos de la casa del río, lo vio. Estaba sentado en el borde del techo de un edificio no muy alto, con los pies colgando hacia la nada. Miraba al cielo y se notaba claramente el humo del cigarro encendido.

- Pendejo – susurró Ichigo. Subió rápidamente las escaleras hasta que llegó a la terraza y se quedó parado, observando a Uryu, desde la puerta.

- ¿Qué quieres?

- Vengo a buscarte, idiota

- No necesito niñeras

- No necesito que me des órdenes… ven, vámonos, todos te estamos esperando… sólo faltas tu

- Eso no es cierto – contestó con tristeza. Ichigo se acercó y se sentó a su lado. Le sacó el cigarrillo de la mano a Uryu, que estaba por la mitad y le dio una pitada.

- ¿Por qué no te dejas de niñerías?

- Porque no puedo olvidar tan fácilmente las cosas como lo haces tú

- Yo no olvidé nada… sólo…

- Tienes a Rukia y a Miyu contigo… no tienes preocupaciones… ahora eres feliz… y no te estoy echando en cara eso… me parece grandioso que al fin hayas encontrado lo que tanto buscaste – hablaba con calma y sinceridad, pero su voz era triste y melancólica. Sacó otro cigarro y lo encendió.

Ninguno de los dos se miraba. Ambos estaban fijos en el río que se veía perfectamente desde ese lugar.

- Ella…

- Ella no volverá – lo cortó Ichigo.

- Pero…

- Pero nada. No puedes pasarte la maldita vida llorando por eso… vive… vive como nunca lo has hecho… - Uryu lo miro… ¿qué le quería decir con eso? – El único que tendría que estar mal aquí soy yo… porque por mi culpa tú y Orihime fueron infelices siempre

- ¿Qué quieres decir?

- No soy idiota, Uryu… tú siempre estuviste enamorado de ella… pero nunca te atreviste a decírselo… y ella siempre estuvo atrás mío… siempre conmigo, sobreprotegiéndome, intentando tapar el vacío que me provocaba que Rukia no esté. Por eso la entiendo, entiendo que haya querido darme algo suyo para hacerme supuestamente feliz… no lo acepto, de ninguna manera… me parece detestable que haya hecho eso… pero…

- Pero nada… yo también soy culpable. Esa noche…

- No importa lo que pasó entre ustedes… ya no… sólo… quiero ver que mi mejor amigo está bien y en paz… sin culparse por algo que no sabía que había sucedido - Uryu agachó la cabeza.

- Se que todo esto también es difícil para ti…

- No te olvides que yo también tengo un hijo perdido en algún lugar de la Sociedad de Almas que ni siquiera conozco… nunca quiso verme… ni siquiera quiere hablar con Rukia… - sonrió tristemente.

- Tiene un carácter fuerte ese chico… - también sonrió. Ichigo lo miró de reojo con algo de bronca, pero luego quitó esa mirada y sus ojos se llenaron de nostalgia. Los dos se quedaron en silencio un buen rato.

Eran amigos inseparables. Desde que se conocieron se detestaron mutuamente, pero a la vez se complementaban… Y ahora estaban separados por un muro invisible… ella los había metido en este embrollo sentimental… uno había criado sin saber a la hija del otro… mientras el otro amaba a la madre de aquella niña con locura, sin poder decírselo… Se sentían terrible por la situación, pero ambos, aunque no hablaran del tema abiertamente, aunque no se insultaran, aunque ni siquiera se miraran… sabían en su interior que su amigo estaba allí, que lo apoyaba en todo, que sentía lo mismo y que conocía y entendía el sufrimiento del otro… Terminaron sus cigarrillos.

- ¿Vamos?

- Yo…

- Vamos – afirmó Ichigo, levantándose y tomando bruscamente a Uryu del brazo.

- ¿Por qué estás empeñado en que vaya a esa fiesta? Yo no quiero estar allí

- Mientes – Uryu se quedó callado, mirándolo fijamente – Tu quieres esperarla a ella, como si fuera a aparecer… no va a volver y, aunque lo haga, tú no la vas a esperar – los ojos de Ichigo se clavaban en los de Uryu y le transmitían todo el dolor que sentía el shinigami en ese momento. Tanto como el que sentía él… o más…

Los dos salieron del edificio en silencio, con las manos en los bolsillos. Hacía frío, demasiado y estaba comenzando a nevar.

Sentados en la mesa, charlaban animadamente. Una mesa larga y llena de cosas ricas y mucho sake. Rukia miraba nerviosa, cada tanto, la puerta que daba a la sala.

- Ya vendrá… - le dijo por lo bajo Renji.

- Lo sé… pero…

- Sólo fue a por Ishida… ¿o no? – Renji le dedicó una sonrisa tranquilizadora a Rukia, mientras tomaba un bocadillo de la mesa.

Miyu se levantó de su lugar y se acercó a Rukia.

- Parece que ya están viniendo para aquí, el reiatsu de Uryu volvió a aparecer y están juntos… - le dijo al oído. Rukia sonrió.

- Parece que no querían empezar sin nosotros – dijo Ichigo irónico, muy fuerte para llamar la atención de todos. Uryu estaba detrás de él, se acomodó los anteojos y carraspeó.

- ¡Eh! ¡Uryu! ¿Pensabas abandonarnos? – balbuceó Keigo, que ya tenía unas cuantas copas de sake encima.

- ¡Cállate! – refunfuñó Tatsuki – Mejor siéntense antes de que se acabe todo

La cena, después de todo, fue genial. Todos estaban divirtiéndose y contando anécdotas graciosas… Renji y Rukia se miraban cada tanto… sentían que no había pasado el tiempo, que todos esos años de angustia y dolor estaban desapareciendo…

Ichigo tenía su mano sobre el muslo de Rukia y cada tanto lo apretaba con suavidad, demostrándole en silencio lo contento que estaba por tenerla nuevamente allí, con él. Sonreía, todos sonreían y reían, felices…

Levantaron la mesa y ordenaron casi todo. Corrieron las cosas, dejando la famosa pista de baile libre… La música no faltó y las luces que trajo Chado tampoco… bailaron, cantaron y bebieron hasta que el reloj marcó las doce menos cuarto. Ichigo prendió la luz.

- Bien, por lo visto todos están muy divertidos… pero ¿nadie vio el reloj? Ya casi es la hora…

- Oye… ¿por qué nos prendes la luz así como así? ¿No ves que si nos vemos no es divertido? – Keigo ya estaba muy mal… Ichigo lo miró pésimo.

Se acercó a la mesa y tomó una copa.

- Brindo por Rukia. Porque está aquí conmigo otra vez… porque valieron la pena tantos años de espera… porque soy feliz… porque puedo volver a ser yo mismo sin remordimientos ni dolores…Brindo por Miyu, por mi hija de corazón… - la miró y le sonrió – porque sea feliz… porque pueda reconocer al padre maravilloso que recientemente descubrió – miró a Uryu – y porque si bien todo es muy difícil… ella siempre sonríe y me da fuerzas… gracias hija… - Miyu corrió a abrazarlo

- ¿Terminaste? – le dijo Tatsuki.

- No. También quiero brindar por Renji – levantó su copa hacia él, mientras seguía abrazando a Miyu de lado con el otro brazo – por estar siempre ahí, al lado de Rukia… y brindo por todos ustedes que siempre estuvieron cuando los necesité…

- Ahora me toca – insistió Tatsuki – yo quiero brindar por Yuki y Noa… - los miró sonriente y ellos se sonrojaron un poco – por Ichigo y Rukia – también los miró – y por Uryu… felicidades papá nuevo – le dijo picaronamente, mientras le sacaba la lengua.

- ¿Puedo yo? – sollozaba Keigo

- No – contestó de mala manera Tatsuki, provocando más lágrimas por parte de su amigo.

- Brindo porque al fin pude conocer a Rukia y por que esta fiesta al fin es lo que siempre me contó Tatsuki – dijo con su copa en alto y apoyando su mano sobre el hombro de Tatsuki, el boxeador...

– Quiero brindar porque volveré a vivir en Karakura – todos se sorprendieron por las palabras de Keigo y lo felicitaron, salvo Tatsuki, que le dio una "patada de bienvenida" en su estómago – y por Ichigo y Rukia… - se sostenía con la mano libre el lugar que recibió el "saludo" - estoy feliz porque están otra vez juntos… - lloraba…

- Yo quiero brindar porque por fin me casaré – dijo Mizuiro con una sonrisa de oreja a oreja, ante la mirada atónita de todos… - bueno, es precipitado decirlo así, pero no me miren de esa manera… jeje – todos lo felicitaron, tras salir del shock…

- Quiero brindar por Ichi-nii y por Rukia… ellos se merecen lo mejor… felicidades – dijo tímidamente Yuzu.

- Brindo por todos ustedes y porque me hayan dejado entrar en su gran familia, gracias – Noa se mostraba nerviosa, pero Yuki la sostenía por la cintura con fuerza.

- Yo quiero brindar por mi mamá, que siempre está ahí cuando la necesito y porque sin ella hoy no estaría Noa aquí… - dijo Yuki algo sonrojado. Tatsuki levantó su copa hacia él y le guiñó un ojo.

- Brindo porque pude estar hoy aquí con ustedes… y porque estoy feliz por Ichi… - dijo Karin escuetamente.

- Hijo… qué decir… brindo porque al fin pudimos hablar… porque pudiste convencerlo… - le guiñó un ojo a Rukia – porque estamos todos juntos otra vez… y por Masaki, que desde algún lugar nos está viendo… - Isshin estaba emocionado y efusivo como siempre.

- Yo quiero brindar por mis dos papás… - sonrió Miyu – por Ichigo, que siempre estuvo conmigo, en las buenas y en las malas, porque aunque todo fuera difícil para él, su sonrisa revivía sólo para mi… y porque recreó su mundo de shinigamis para mostrármelo… ¡gracias papi! – Ichigo la apegó más a su cuerpo – y también por Uryu… aunque siempre nos conocimos y sentimos algo especial entre nosotros… hace poco que sé que es mi papá… también te tengo que agradecer que siempre estuviste acá conmigo, para lo que te necesité… que siempre me contaste historias de quincys… y que ahora se que yo soy la última – sonrió y sacó la lengua – y también agradecerte por ser como eres… te quiero mucho papá… - corrió al lado de Uryu y lo abrazó, dejándolo algo sorprendido. Luego correspondió a su abrazo mientras todos los demás aplaudían.

- Brindo por todos… porque de ahora en más podamos tener 25 años nuevos de paz… - dijo serio Chad, como siempre…

- Yo – tosió nerviosa Rukia – brindo por Ichigo… porque me devolvió la vida… porque me esperó… porque me dio un hijo maravilloso – se le llenaron los ojos de lágrimas – que aunque no esté hoy aquí… - Renji apoyó su mano en el hombro de la chica

- Yo también quiero brindar por Haruto… porque, aunque sea terco y malcriado, es hijo de Ichigo… y no puedo quejarme de su carácter – todos rieron.

- Brindo por todos ustedes… que estuvieron presentes en mi recuerdo en todo momento… - Rukia secaba sus lágrimas con un pañuelo mientras levantaba la copa… sonreía… estaba feliz… miraba a Ichigo con ternura.

- Y además, quiero brindar por Rukia, porque ella fue siempre fuerte y pudo vencer a los fantasmas de la soledad, porque le puso el pecho a las balas siempre, porque es una mujer valiente y porque se merece ser feliz… - Renji sonreía sinceramente. Rukia lo abrazó. Ichigo los miró mal, pero luego entendió que ellos tenían una larga vida juntos, que no podía juzgarlos… y sonrió.

- Vamos Uryu, sólo te falta a ti… - dijo alentándolo Ichigo.

- Yo… brindo por Miyu… por su entereza y su alegría… por haberme llenado de felicidad con enterarme que ella es mi hija… - sonreía tristemente mientras levantaba su copa – por haberme aceptado sin rencores… por todo… yo también te quiero, hija… - Miyu lo volvió a abrazar, esta vez con más fuerza. Cuando lo soltó, la mirada de Uryu se llenó de dolor – y… quiero brindar por Orihime, que aunque ella no esté aquí hoy, sé que le hubiera gustado compartir toda esta alegría con nosotros… por ella – levantó más su copa.

Un gran ruido de cristales chocando se escuchó cuando todos golpearon sus copas al escuchar la campana del reloj dando las doce. Por primera vez en 25 años Ichigo y Rukia no brindaban con la nada… brindaban el uno con el otro, sonrientes, felices…

Bailaban, reían, charlaban, bebían… todos estaban contentos… Pero él no estaba allí, ni siquiera había ido a ver a su madre… ¿acaso pretendía realmente olvidarse de todos ellos? Miyu estaba afuera, sentada en el cordón de la vereda, mirando el río. Al parecer nadie se había dado cuenta de su ausencia, porque no habían ido a buscarla.

Sintió una sensación extraña recorrerle el cuerpo… ¿qué sería? Se levantó y comenzó a caminar erráticamente… necesitaba estar sola y pensar… quería pensar en él… no quería sentirse tan sola esa noche…

- Haruto – susurró mientas una lágrima humedecía su mejilla.

Sociedad de Almas, 11:57 P.M.

- Creo que es lo correcto – Byakuya hablaba fríamente desde algún rincón oscuro. Podía ver claramente a Haruto, sin su insignia de teniente, alejarse sigilosamente de la mansión. El chico se detuvo al escuchar la voz de su tío – Aquel humano que tanto te repugna… él arriesgó su vida para salvar a Rukia… se llevó por delante a toda la Sociedad de Almas, sin importarle si su oponente era teniente o incluso capitán… él me desafió, sin temor… quería mostrarles a todos que los sentimientos son parte de la vida, estés aquí o allá… que la justicia no son siempre las leyes… Tú no sabes nada de lo que pasó en ese entonces… pero condenaron a Rukia a morir por un crimen que no había cometido y yo… no podía hacer nada… por mi posición, por mi rango, por mi cargo, por mi orgullo… simplemente no podía permitirme flaquear otra vez ante la ley… Y él, ese humano repugnante, ese ser insignificante que osó retarme a un duelo imposible de ganar sólo por salvar a Rukia porque creía que era injusto su castigo… él… fue el que me dijo "¿Dejarás morir a tu hermana solamente porque tienes que cumplir con tu deber ante las normas?"… Y ahí fue cuando me di cuenta de cómo eran las cosas en realidad… desde ese día no dudé en proteger nunca más a tu madre ni a aquellos que son importantes para mí… Ichigo Kurosaki no es cualquier humano repugnante… no te avergüences de él… No dejes que tu orgullo tape tus sentimientos… porque eres valiente y tienes esos mismos ojos llenos de espíritu…

Se quedaron ambos callados por un rato… ¿A qué venía semejante confesión? ¿Y por qué le hablaba de ese humano justamente ahora? No quería saber nada de él… no le importaba realmente ese viejo… sólo quería ver a su madre, sólo eso… verla…

- Tienes un gigai preparado, es mejor que no te vean como shinigami… - Byakuya se fue en silencio como había aparecido, dejando a Haruto parado en aquel frío y oscuro rincón del Seireitei…

Karakura, 1 A. M.

No sabía bien por qué pero sus pies la habían llevado al parque… aquel parque dónde dos veces tuvo que despedirse de Haruto… aquel parque dónde la había besado… Recorrió el corto camino desde la calle hasta la hamaca... suspiró tristemente...

Se sentó y tomó las cadenas con las manos. Estaban frías, pero no le importaba... quería recordar... quería estar cerca de él otra vez... Se columpiaba, escuchando con los ojos cerrados cómo rechinaban las cadenas al moverse... deseando con locura volver a escuchar la voz de Haruto, volver a sentir su reiatsu... volver a estar con él...

- Llegas tarde, Kurosaki – escuchó aquella voz tan esperada desde detrás suyo y detuvo la hamaca. No abrió los ojos, porque temía que fuera sólo una ilusión - ¿Qué haces sola aquí con este frío? – ninguno de los dos se movía.

- ¿De verdad eres tú?

- ¿Quién más sino?

- Es que... tanto tiempo soñé con esto que no creo que pueda ser verdad

Silencio. Un silencio torturante se apoderó del ambiente. La nieve había comenzado a caer con mayor intensidad y una brisa helada recorría su cuerpo. Realmente era una ilusión... pensar que se oía tan real. Sonrió, aún con los ojos cerrados.

Haruto la miraba desde su lugar, estático y con intriga... ¿qué estaría pensando esa humana? ¿Sueño? ¿Acaso realmente lo estaba esperando allí? Se acercó sigilosamente, no se acostumbraba del todo al gigai, pero lo estaba dominando bastante bien... Se paró detrás de ella. Podía ver el vapor salir de su nariz y sentía cómo tiritaba de frío. Rodeó los hombros de la chica con sus brazos, en una especie de abrazo bastante torpe, pero pudo sentir el calor del cuerpo de Miyu...

- No soy una ilusión – dijo malhumorado. Miyu abrió los ojos... ¿era Haruto realmente?

Podía sentir que alguien la abrazaba y que el corazón de ese alguien latía muy fuerte y rápido... La respiración se le entrecortaba por el frío y la nieve humedecía su cabello.

- Te extrañé – susurró. Haruto no dijo nada, sólo se dedicaba a sentir el aroma del pelo de Miyu y su calor... Nunca pudo explicar qué era aquello que sentía al tenerla cerca... era una sensación que lo abarcaba por completo, que llenaba su corazón de paz, de tranquilidad... necesitaba seguir sintiendo aquello y se dio cuenta de que de alguna forma lo había extrañado todo ese tiempo... Miyu colocó sus manos heladas sobre los brazos de Haruto.

- Vamos... Rukia quiere verte... – le dijo triste.

- ¿Y tú? – dijo sin pensar... ¿por qué habían salido esas palabras de su boca?

- Yo... puedo esperar... tu mamá está primero... ¿no crees? – su voz seguía sonando triste. Apretó con sus manos los brazos del chico.

Haruto la soltó y dio la vuelta alrededor de la hamaca hasta quedar frente a ella. Miyu se sorprendió al ver que traía un gigai. Estaba vestido con un pantalón de corderoy azul y una campera de abrigo de jean con corderito.

- ¿Qué me ves? – le dijo molesto.

- Es que...

- Mi tío insistió en que tenía que traer esta cosa puesta – Miyu sonrió al ver la expresión de desagrado de Haruto... extrañaba ver esa cara... y mirándolo bien, pudo notar que se parecía a Ichigo, y mucho.

- ¿Vamos? – dijo animadamente ella, levantándose de la hamaca. Haruto la miró intensamente y muy serio. Se veía preocupado - ¿Qué sucede?

Él no podía decir nada, no quería decirle nada... pero... sentía una presión en el pecho que le dificultaba la respiración... ¿qué era eso? ¿Qué sentía por ella? La abrazó suavemente, acercándola a su pecho... necesitaba sentirla cerca... tener ese contacto... sentir su calor, su perfume... ¿desde cuándo le pasaba eso a él? No sabía... ni quería saberlo... ahora estaba allí, junto a ella y no permitiría que su maldito orgullo interrumpiera lo que estaba sintiendo...

El corazón de la chica latía con mucha fuerza... ¿por qué la había abrazado de aquella manera? ¿Por qué se sentía tan bien entre sus brazos? Reconocía que lo había extrañado mucho, que soñaba cada noche con él... pero... esa sensación que tenía al sentirse rodeada por esos brazos fuertes... sentir que él estaba allí, que la había abrazado por su propia voluntad... sonrió y unas lágrimas traviesas aparecieron en sus ojos...

- ¿Por qué lloras? – Miyu extrañaba escuchar su voz, y seguía sonriendo con melancolía.

- Porque realmente te quiero – le contestó con seguridad. Haruto abrió los ojos y su corazón comenzó a latir con más fuerza aún... ¿Lo quería? ¿Y él? ¿Él también la quería a ella? La separó y la miró a los ojos.

- ¿Por qué? – esa pregunta descolocó a Miyu... ¿por qué?

- No lo sé... sólo se que te extraño desde que te fuiste... que no puedo dejar de pensar en ti... que sólo soñaba con volver a verte... – más lágrimas salían de sus ojos. Él apoyó sus manos en el rostro de la chica y las secó con sus pulgares.

- Yo... no se por que... pero me siento bien estando aquí contigo – se acercó a ella y la besó tiernamente. Ella correspondió a su beso sin dudar... La estaba besando, ahora sabiendo que no eran hermanos, que se habían extrañado... que se querían...

Dejaron de besarse y se abrazaron fuerte, sin mirarse y sin hablar. Permanecieron unos cuantos minutos así, intentando entender qué era eso que sentían hacerse cada vez más fuerte en su interior...

- Creo... que me enamoré de ti – le dijo Miyu con timidez. Haruto abrió los ojos un poco y sonrió a medias... (total nadie lo veía xD) Apretó más su abrazo – Sé que no me vas a decir nada... pero... ¿puedo creer que a ti te pasa lo mismo? – él no contestó, sólo la separó un poco y volvió a besarla, esta vez con un poco más de intensidad... Quería mostrarle con ese acto que sí podía creer en eso...

Tras volver a separarse, se miraron a los ojos. Haruto no cambiaba su expresión fruncida y Miyu lo miraba con ternura y sonriente. Se sentía feliz y sabía que él estaba sintiendo lo mismo.

- ¿Vamos? – Miyu sonaba contenta.

- Si – respondió secamente.

Ambos caminaban por la calle. Se sentían nerviosos, pero felices... De alguna manera Haruto comenzaba a entender a Rukia... los humanos no eran tan repugnantes después de todo... al menos, Miyu no...

La chica atinó a tomarlo del brazo y él le agarró la mano, sorprendiéndola. Los dos caminaban lentamente, sin mirarse, sin hablarse, tomados de la mano... como si todo este tiempo no hubieran estado separados... como si se conocieran de siempre...

Ichigo y Uryu estaban parados en el patio de la casita. No hablaban, ni siquiera se miraban... Uryu fumaba un cigarrillo.

- ¿No puedes dejar ya esa cosa? – rompió el hielo Ichigo.

- ¿Por qué debería?

- Hmp – no podía recriminarle nada porque él también fumaba de vez en cuando... cuando se sentía mal...

Escucharon silencio de golpe.

- ¿Qué habrá sucedido? ¿Por qué dejaron de gritar? – Uryu tiró el cigarrillo y entraron en la casa.

- ¿Haruto? – Rukia estaba sorprendida. Allí estaba, parado en la sala, junto a una Miyu sonriente. Tenía el seño arrugado y su mirada helada, como siempre... pero estaba allí... y ella simplemente no podía creerlo...

- ¿Tú también me vas a decir que soy parte de tus sueños? – contestó con ironía.

- Hijo... no... lo... – dos lagrimones se formaron en sus ojos y comenzaron a caer... ¿cómo era posible que Haruto estuviera allí?

- Haruto... al fin... – dijo por lo bajo Renji, apoyando una mano sobre el hombro de Rukia, que se tapaba la cara con las suyas.

- Bueno, parece que nadie quería que viniera... – seguía irónico. Se cruzó de brazos y Miyu lo miró mal.

- No digas eso, es que Rukia no sabe qué decir... te esperó tanto... – acotó Miyu.

Todos los presentes, que ya se habían acercado a los protagonistas de la conversación abarcaban el pequeño lugar. Ichigo y Uryu no alcanzaban a ver lo que sucedía, ya que estaban atrás de todos. Se iban abriendo paso con un poco de brusquedad.

Y allí estaba él, parado, cruzado de brazos, con una expresión de desagrado y sus ojos clavados en Rukia. Ichigo se sentía extraño... ése era su hijo, el fruto del amor entre Rukia y él... ¿podía ser que frunciera tanto o más el ceño que él? Lo miraba inspeccionándolo, queriendo encontrar parecidos...

- Parece que estamos todos presentes...

- Hola – le dijo Ichigo algo molesto por el comentario anterior. Renji miró a Haruto, "no te pases" quería transmitirle...

- Bueno, para todos los presentes, soy Haruto KUCHIKI – recalcó su apellido – soy el hijo de Rukia – se silenció abruptamente... en realidad no sabía bien qué decir a continuación... Miraba alternativamente a Ichigo y a Renji...

Rukia se quitó las manos de la cara y se acercó al chico. Quedaron frente a frente, enfrentando sus miradas desafiantes.

- ¿A qué viniste?

- A verte – contestó malhumorado.

- Gracias – dijo ella agachando la cabeza.

Haruto bajó sus brazos y los colocó a los lados de su cuerpo. Seguía mirando a su madre... ¿qué le sucedía? ¿Por qué no lo insultaba o lo golpeaba?

- Perdón – le dijo Rukia en un susurro.

- Ya no hay nada qué perdonar – le contestó fríamente. Rukia levantó su mirada triste y lo abrazó con ternura. Lo había extrañado, no había día que no pensara en él... se sentía terrible por todo lo que había sucedido, por haberle ocultado tanto tiempo la verdad...

Haruto colocó una de sus manos en la espalda de Rukia, pero no le dijo nada... ninguna palabra salía de su boca... maldito orgullo Kuchiki...

Ichigo se acercó, parándose detrás de Rukia, mirando a Haruto con algo de resentimiento. Haruto lo miró directamente a los ojos, devolviéndole aquella mirada extraña. Notó que realmente sus ojos se parecían y recordó las palabras de su tío... "Ichigo Kurosaki no es cualquier humano repugnante… no te avergüences de él… No dejes que tu orgullo tape tus sentimientos… porque eres valiente y tienes esos mismos ojos llenos de espíritu…"

- Bienvenido a casa – dijo Ichigo cambiando su tono anterior por uno más amable... era SU hijo después de todo... no podía quejarse de nada... lo había criado Byakuya... (XD) Haruto sólo lo miraba.

- ¿Qué les parece si vamos al comedor? – dijo nerviosamente Tatsuki... el ambiente se estaba poniendo demasiado tenso.

Todos se retiraron, menos Haruto, Rukia, Ichigo, Renji y Miyu, que permanecieron en la sala. Cuando se fueron los demás, Tatsuki cerró la puerta que comunicaba ambos ambientes.

- Al final decidiste venir... – dijo Renji con desánimo.

- Tío Byakuya me dio este gigai y me dijo que lo mejor sería venir a ver a mi madre – pensó que lo mejor para salir del aprieto era que todos piensen que Byakuya lo había obligado.

- Oh... ya veo... – dijo irónico Renji.

- ¿Por qué ni siquiera llamaste en este tiempo? – Rukia estaba demasiado nerviosa, le temblaban las manos y las rodillas. Ichigo la sostenía por la cintura en silencio. Lo mejor era que hablaran los "padres" con Haruto... después de todo él no lo conocía...

- Pensaba que lo mejor era dejarte vivir la vida que aparentemente siempre deseaste tener... yo no pertenezco a este lugar, yo soy shinigami – esto último lo dijo con mucho orgullo.

- Todos lo somos – refutó Ichigo, que no se aguantaba aquel tono que usaba el chico.

- Si, es cierto... todos ustedes lo son... – Miyu se veía tranquila, pero sus ojos demostraban cierta tristeza – Haruto, ellos estuvieron esperándote todo este tiempo... pero lo hicieron en silencio, respetando tu decisión de ser parte del mundo de las almas... No quieren que vivas aquí, ni que dejes de ser quién eres... sólo quieren verte y que seas feliz... – las lágrimas aparecían en los ojos de la chica, que era observada por todos... realmente sus palabras eran las justas. Rukia sonrió.

- Miyu tiene razón... ella estuvo con nosotros todo el tiempo y sabe lo que sentimos... te queremos mucho hijo... y sólo queremos que seas feliz como quieras... Si tu mundo es el de los shinigamis, allí estarás... pero quiero que nos aceptes a nosotros como somos también...

- Ya lo se – contestó algo incómodo... ¿por qué todos intentaban mostrarle que era él el que estaba equivocado? Byakuya, Rukia, hasta Miyu... ¿tan mal había actuado que todos le decían que debía aceptar su verdad?

- Tienes que aceptar lo que eres en realidad, pero eso no cambiará quién eres

- Ya lo se, y por eso es que vine. Mamá, vine a decirte que te perdono – dijo con frialdad, mirándola a los ojos. Rukia sonrió.

- Gracias, hijo.

- Kurosaki – ahora miró a Ichigo, que se sorprendió un poco – nunca diré que eres mi padre, espero que no quieras eso – Ichigo estaba serio – soy un Kuchiki y lo seré siempre... pero... sé quién eres y lo que hiciste por Rukia... – hizo una pausa pero sin aflojar su mirada – acepto la verdad, Ichigo

- Espero que podamos conocernos un poco más, al menos me gustaría eso... y no pretendo que grites por todas partes que eres mi hijo... – dijo algo molesto... ¿qué tenía de malo ser hijo de él? "Maldito Byakuya", pensó.

- Papá – se refería a Renji con un tono menos frío, Renji lo miró – gracias – su tono era cada vez más sincero.

- Todo lo que hice, siempre lo hice pensando en su bienestar... no hay nada que agradecer

Conversaron un poco más sobre todo lo que sucedió mientras estuvieron separados esos meses, y luego se unieron a los demás. Siguieron escuchando música y bailando (Haruto, obvio que no xD) hasta el amanecer. Todos se veían felices, incluso hasta el amargado de Haruto sonrió algunas veces... se sentía bien, contento... nunca había podido participar de una reunión "familiar" de estas características... y todos eran tan amables... y lo habían aceptado como si ya formara parte del grupo... se sentía cómodo estando en ese lugar... con su familia...

Después de esa noche, todo fue distinto... ya nadie sentía dolor ni resentimiento, todos eran felices...

Uryu pudo, al fin, dejar de esperar a Orihime, y Miyu decidió vivir con él. Lo mejor sería dejar a Ichigo y a Rukia sólo para Haruto... ella tenía a su papá y no le gustaba compartirlo con nadie... Además, quería de una vez por todas aprender a controlar todo el poder que tenía en su interior, que siempre esperó en silencio… entonces Uryu, ni lento ni perezoso, comenzó con sus clases magistrales sobre los Quincy y sus armas, sus técnicas y todo lo demás… Ahora eran los dos últimos y no dejarían que su estirpe se muriera así como así…

Renji siguió en la sociedad de almas... ya se había acostumbrado a estar sólo, pero sabía que Rukia era feliz... que sonreía todo el tiempo y que nunca más la vería llorar... y que Haruto, aunque siga fruncido, también era feliz.

Byakuya observaba el comportamiento de su sobrino desde su frío lugar de siempre. Lo había encontrado varias veces sentado a la sombra del cerezo del patio interior… también nuevas marcas habían aparecido en aquel tronco… nombres… dibujos… más secretos que marcar en aquella corteza…

- Intenté conseguir un permiso como el que tiene Rukia – le dijo Byakuya a Haruto mientras cenaban, estaban los dos solos esa noche en la casa, porque Renji tenía una misión especial en el Rukongai.

- ¿Permiso? – dijo sin entender mucho el por qué…

- Para que puedas transitar libremente entre este mundo y el humano – Byakuya seguía comiendo tranquilamente, sin mirar a Haruto.

- ¿Y yo para qué quiero ir al mundo humano libremente? – se hacía el desentendido…

- Se que has salido mucho últimamente sin avisarme – le hablaba sin mirarlo para no ponerlo más nervioso aún – No es que me moleste que lo hagas, sólo me gustaría que no me mientas – seguía con su tono frío, pero su comentario sonaba a ironía.

- Es que… - no sabía qué decir… nunca pensó que Byakuya se había dado cuenta de que él se "escapaba" de vez en cuando…

- No tienes por qué hacerlo más a escondidas, el Comandante General Yamamoto puso a tu cargo el área de Karakura

- ¿Y Renji?

- Él fue designado a un área del Rukongai

- Pero…

- No podrá ir tan frecuentemente, pero fue él mismo el que te propuso – Haruto miraba a Byakuya extrañado… ¿habían planeado eso para que él pudiera ir al mundo humano cuando quisiera?... Realmente eran extraños esos dos…

- Gracias – su voz sonaba molesta, pero en el fondo estaba agradecido por eso… tenía muchas ganas de volver y poder quedarse más tiempo allí…

"Me levanté esta mañana con la brisa fresca que se colaba por la ventana de mi cuarto nuevo… aún no me acostumbro a estar durmiendo en este pequeño departamento… jeje… mi papá me prometió que en cuanto pueda, y convenza a Ishida-sama, nos iremos a vivir a su casa… que en realidad es una enorme mansión en las afueras de Karakura… La verdad, no sé por qué no la podemos habitar ya… si Ishida vive en el Hospital…

Después de desayunar con mi papá, que se fue rapidísimo al trabajo, salí de compras… estamos en vacaciones de verano y estoy bastante aburrida… Noa y Yuki se fueron de vacaciones con tía Tatsuki… están disfrutando de las playas…

Compré algunas cosas que necesitaba y unos regalitos para Rukia y para Ichigo, los iré a visitar en la tarde… tengo muchas ganas de verlos…

Pasé por el parque… siempre lo hago… dejé las cosas en uno de los bancos y me senté en la hamaca… Cada vez que me columpio en ella puedo sentir en el viento que me golpea la cara el aroma de Haruto… él viene de vez en cuando, pero sólo por un par de horas… ni bien siento su reiatsu voy corriendo a dónde quiera que esté…

Lo extraño… pero ahora sé que él también lo hace… y que aunque no venga muy seguido, que aunque siempre peleemos y casi nunca nos besemos ni nos miremos (bah… eso no es del todo cierto… :P), él está aquí conmigo, en mi corazón…"

Miyu se columpiaba lentamente en la hamaca del parque, contemplando sonriente algunos niños que jugaban en el arenero… Comenzaba a hacer mucho calor… paró la hamaca y se levantó. Giró para buscar las cosas que estaban sobre el banco y allí estaba él, parado, sosteniendo sus cosas con su mano izquierda. Su cara era la de siempre, y la miraba con cierto reproche, pero con el tiempo había aprendido a ver más allá de ese ceño fruncido y ese mal carácter… Le sonrió y se acercó hasta quedar frente a él.

- Hola, Haruto-kun

- Hola

Los dos caminaron en silencio, tomados de la mano. Llegaron al departamento donde vivían Miyu con Uryu y dejaron las cosas en la cocinita. Se sentaron en un sillón que estaba en el pequeño comedor, junto a la mesa.

- Renji me cedió su área

- ¿Qué?

- Que ahora yo soy el teniente que tiene a cargo Karakura…

- ¡Qué bien! ¿Entonces podrás venir más seguido? – él no contestó, sólo la miró fijo… ella sonreía… y esa sonrisa lo llenaba de paz… esa vida era la que deseaba… Estar en su mundo… en sus mundos… porque pertenecía a ambos… en el Seireitei estaba su realidad… su orgullo, su deber… y en Karakura estaba su verdad, su familia y Miyu.

- ¿Qué me miras? – dijo Miyu mirándolo extrañada, los ojos de Haruto ya no mostraban ese desagrado constante…

- Es que… quiero decirte algo…

- Dime…

- Hace tiempo, aquella noche en la que nevaba…

- En fin de año… - sonrió.

- Tú me preguntaste algo que yo no contesté – Miyu abrió los ojos… su pregunta se le vino a la mente "Creo... que me enamoré de ti… Sé que no me vas a decir nada... pero... ¿puedo creer que a ti te pasa lo mismo?" – Mi respuesta es que puedes creer que me pasa lo mismo que a ti – la miraba intensamente y hasta dejó de fruncir su entrecejo…

- Te amo – le dijo Miyu con cierto rubor en sus mejillas. Haruto la besó tiernamente. Un beso largo y cargado de sentimientos, que hacía que sus cuerpos se estremecieran…

Se separaron. Miyu permanecía con los ojos cerrados y sus mejillas rosadas. Haruto la miraba.

- Yo también


Y ahora, porque todos ustedes se lo merecen, les dedico esta canción...

Kansha

waratte kureru,sasaete kureru

Te lo prometo, nunca olvidaré

hagemashite kureru daiji na hito e...

que ríes conmigo, que me ayudas siempre a seguir…

Conchito: ¿Qué decir? La verdad… no tengo palabras para agradecerte todo lo que hiciste por mi… porque desde el primer capítulo estuviste presente, dejándome reviews… y dándome las fuerzas que necesitaba para seguir escribiendo… Muchas gracias por estar ahí detrás del monitor, leyendo y siguiendo esta historia…

Beautifull Madness-sama: ¡¡Colega!! Siempre presente en todos mis fics… ¿no te cansas de leer las cosas que escribo? Jaja! Gracias!! Muchas gracias!!

Kaoru240: Compañera y ahora, co equiper!! Gracias por leer y preocuparte por buscar teorías sobre lo que sucedía… je… en verdad me ayudaron esas ideas tuyas junto a JaNy!! Gracias!!

B.BadGuy-sensei: ¿Por qué sensei? Te lo diré… porque siempre que leo tus comentarios y tus historias (aunque Patito digan que son feas -.-), me inspiro para continuar y para seguir pensando en cómo hacer mejor mis historias :D Siempre estás presente a la hora de escribir y siempre espero tu comentario sabio :D Gracias!!

JaNy: Bueno… tu siempre allí también!! Gracias!! Y por tus teorías, y por tu tiempo perdido frente a mi historia!! Y por leer mis otras locuras también!

Mina-chan: Te agradezco el enganche que tuviste con la historia desde el principio y por leer siempre con tanta dedicación… por dejar revs y buenas ondas! Gracias!

Yuki118: Qué decir! La verdad, muchas gracias por estar siguiéndome todo el tiempo… estando allí para leer todas mis locuras y para comentar en todas ellas y por seguir con tanta pasión esta historia! Gracias!!

nani ge nai hibi kono mainichi

Paso todos los días aquí, de la misma forma,

ima koushite koko ni iki

relajada y sin preocupaciones.

yaranakya naranai koto mo

Hay tantas cosas por hacer…

naka naka dekinai koto mo

La mayoría imposibles para mi…

Rukia Kurosaki-chan: Gracias! Por tomarte el trabajo de leer cada capítulo, y por comentar aunque estes ocupada! :D

HANNIA: Siempre tus comentarios me dejaron muy emocionada y con ganas de seguir escribiendo… aunque haga mucho que no te pases por el fic, espero que te guste este final y que me dejes un rev! :P Gracias!

caroone

sorya takusan aru kedo

Es totalmente abrumador…

itsu demo ganbattekou

Pero siempre estoy dispuesta a hacer lo que pueda

sore mo mawari no egao

ni hagemasareta okage dayo

porque todos tienen una sonrisa en sus caras.

Lorelai-K: Y si… se acaba… pero, parece que todo tiene un buen fin… gracias!

Ireth I. Nainieum: Gracias por pasar por mi fic! De verdad que me gustan tus historias y me halaga que hayas leído la mía!!

nanda kanda itta tte yappa

Puede que no lo diga muy seguido,

honto kansha sore ga answer

pero en verdad estoy muy agradecida

con mis amigos y familiares.

kakegae nai tomodachi kazoku

El tiempo que pasamos juntos es tan especial…

tomo ni kokochi yoku sugosu

Nunca podré reemplazar a ninguno de ustedes.

SSofiXX,Eva Vidal, Dark Skiwalker… ¡Gracias!

ima ga atte mina ga atte

Aprovechemos el momento, nos tenemos los unos a los otros

bad day datte waratte rareru

esperando, de pie, riéndonos.

tamarazu ni namida wo

nagasu hodo ni arigatou

Estoy tan agradecida que podría llorar

Mar, alis chan, pauly… ¡Gracias!

waratte kureru, sasaete kureru

Este sentimiento es maravilloso

hagemashite kureru daiji na hito e

y todo parece un loco sueño.

ima okuru kono kimochi wo

Te lo prometo, nunca olvidaré a todos

wasurezu ni itsumo...

los que rieron conmigo, que me soportaron y me hicieron continuar…

waratte kureru, sasaete kureru

Este sentimiento es maravilloso

hagemashite kureru daiji na hito e

y todo parece un loco sueño.

A todos ustedes que leyeron pero no dejaron rev, a los que si los dejaron a todos… realmente les agradezco estos momentos de alegría y felicidad que me dieron, porque con esta primera experiencia crecí mucho y me animé a seguir y a publicar más… gracias de todo corazón…

ima okuru kono kimochi wo

Te lo prometo, nunca olvidaré a todos

wasurezu ni itsumo...

los que rieron conmigo, que me soportaron y me hicieron continuar…

Arigatou

Gracias

Siempre los llevaré en mi corazón… Muchas gracias, de verdad…

MaryJu-chan

PD: Los espero en el "omake" de esta gran historia!! "Chantillí con frutillas"... :D